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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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1790 poemas con la letra "e"

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Oración (para un extranjero) (XIV) de Jorge Boccanera
En la ciudad del vino: los arrabales que levantó el odio. Por lugares así deambula el extranjero. A ratos mira su pedazo de hembra en una foto y una memoria roja se le deshace a gritos en la boca. Es el vino que hierve sobre los mostradores del olvido, son callecitas breves de mordaza y navaja, ...
La estampa de los olvidados de Claudia Casal Toledo
En la cruz murió el hombre un día, Pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los días José Martí (El presidio político en Cuba) Fui a la muerte sin zapatos ni virtudes, lejos de sombras y huesos, cáscara de lamentos. Envejecí en tres días y dos noches secundando los pasos ...
Crucifixión de María Cruz
En la cumbre de un Gólgota bravío, bajo un cielo cargado de tormenta que oculta el horizonte hosco y sombrío; sobre la frente lívida y sangrienta la corona de espinas del recuerdo; afrentada la sed que le atormenta con la hiel repugnante de lo cuerdo, y por la lanza del dolor herida ...
Flor de desolación y de quimera de Manuel Parra Pozuelo
En la desolación de la quimera, un desdichado pájaro cautivo cantó con canto tan ardiente y vivo que a su voz envidió la primavera. Su canto fue la enseña y la bandera de todo lo soñado y fugitivo, de lo fluyente por el cauce esquivo, que fuera inaprensible y fatal fuera. ...
Cuando retornas de Manuel Parra Pozuelo
En la desolación del tiempo ausente, en la tristeza que, de pronto, nace, en tanto amor perdidamente muerto inclemente se eleva un insomne cuchillo que esparce por altas galerías del renacido otoño sus nostalgias. En los cantos rodados de su cauce busco una piedra ardiente, ...
Balada de Claribel de Franz Tamayo
En la desolada tarde, Claribel, Al claror de un sol que no arde, Claribel, me vuelve el amante alarde, aunque todo dice es tarde Claribel . Lleva en sus alas el viento, Claribel, tu nombre como un lamento Claribel, y en vano mis ansias siento volar tras aquel concento, Claribel. Voz con que pía la ausencia, ...
Los ojos extasiados de Miriam Elim
En la dulzura de esperar, se me han quedado los ojos extasiados. Otro sol y otra luna han de venir y habrán de hallarme así: Quietas las manos, antes flores de ruego sombreadas las pupilas de misterio... Otro sol y otra luna han de tornar sin que se canse mi anhelar! ...
El vigilante de la nieve (II) de Antonio Gamoneda
En la ebriedad le rodeaban mujeres, som- bra, policía, viento. Ponía venas en las urces cárdenas, vértigo en la pureza; la flor furiosa de la escarcha era azul en su oído. Rosas, serpiente y cucharas eran bellas mientras permanecían en sus manos.
Velorio del solo de Juan Gelman
En la fecha Solo de ti, lleno de ti, esta tarde a las 7, el ciudadano de tu ausencia se palpaba la cara, la voz, los papelitos, deveras comprobando que tus ruidos andaban por sus huesos y en general te habías ido. Golpeó puertas, teléfonos. La gran ciudad estaba equivocada sin tu pelo, señora, ...
El florecido sueño de Julio César Aguilar
En la fertilidad de tus manos inacabables puse anoche a dormitar el sueño más largamente soñado, y ya ves ahora, mano tan abierta, cómo de tus costados, poco a poco, lúcidamente va enraizándose, dando al aire su aromada luz que apenas se irradia. No ráfagas de amor es lo que pide ...
El baño compartido de Cancionero y Romancero Tradicionales I (siglo XI a siglo XV)
En la fuente del rosel lavan la niña y el doncel. En la fuente de agua clara, con sus manos lavan la cara él a ella y ella a él: lavan la niña y el doncel. En la fuente del rosel, lavan la niña y el doncel. (Otero, Torregrosa: Antología de la lírica amorosa. Barcelona, Vincens Vives, ...
El baño compartido de Cancionero y Romancero Tradicionales Ii(siglo XI a Siglo XV)
En la fuente del rosel lavan la niña y el doncel. En la fuente de agua clara, con sus manos lavan la cara él a ella y ella a él: lavan la niña y el doncel. En la fuente del rosel, lavan la niña y el doncel. (Otero, Torregrosa: Antología de la lírica amorosa. Barcelona, Vincens Vives, ...
Permanencia nocturna de Gustavo Osorio
En la garganta de la noche Una gota de delirio Al hombre no alcanza la fatiga de su sombra Cada vez que el color nace En un círculo de fuego puro La voz de la noche Se hace dulce acuario Sometido al aire de los años La sombra El hombre Los pueblos y su naufragio La agonía del fuerte ...
Las feas palabras de Roque Dalton
En la garganta de un beodo muerto se quedan las palabras que despreció la poesía. Yo las rescato con manos de fantasma con manos piadosas es decir ya que todo lo muerto tiene la licuada piedad de su propia experiencia. Furtivamente os las abandono: ...
Cul de Sac Valley (II) de Derek Walcott
En la grava del riachuelo empiezan las suaves guturales, en el valle, un perro mestizo que ladra una negra vocal emite óvalos que se desvanecen; junto a un puente de hierro rojo, trabajadores con palas rastrillan asfalto borboteante, cada áspero chirrido trae hasta esta altura una lengua ...
Amanecer de Jorge Luis Borges
En la honda noche universal que apenas contradicen los faroles una racha perdida ha ofendido las calles taciturnas como presentimiento tembloroso del amanecer horrible que ronda los arrabales desmantelados del mundo. Curioso de la sombra y acobardado por la amenaza del alba ...
En la hora desnuda... de Esperanza Ortega
En la hora desnuda sólo eso un segundo de luz y paraíso de aquellos que la amaron sabe los rostros mudos y su temblor de ala todos juntos abran el cofre y vea ella esos diamantes escondidos libres al fin del cepo las palabras que mansamente caigan esos copos de nieve sin red ...
Coloquio de los centauros de Rubén Darío
En la isla en que detiene su esquife el argonauta del inmortal Ensueño, donde la eterna pauta de las eternas liras se escucha isla de oro en que el tritón elige su caracol sonoro y la sirena blanca va a ver el sol un día se oye el tropel vibrante de fuerza y de harmonía. Son los Centauros. ...
La justicia de Víctor Corcoba Herrero
En la justicia justa, sólo vive la gesta de la paz. Nadar en armonía, sin vencedores ni vencidos, es el más cálido concierto a la concordia y el más sublime ensamblaje justo. El hombre tiene hambre, hambre de ley natural ante tanta ley sin ley a la justicia social, necesidad de vuelo,
Viajes y cavernas del subsuelo de André Cruchaga
En la lluvia reconozco el lugar de donde vengo; El agua apaga este amor feroz, incandescente, Que le tengo a las campanas cuando tocan las raíces De mis músculos y el vino de mi sangre. La vida ha de irse, es la única condición que compartimos Cuando vemos partir ...
Pinar de la eternidad de Juan Ramón Jiménez
En la luz celeste y tibia de la madrugada lenta, por éstosEn la luz celeste y tibia pinos iré a un pino eterno que espera. No con buque, sino en onda suave, callada, serena, que deshaga el leonar de las olas batalleras. Me encontraré con el sol, me encontraré con la estrella, ...
El fuego de José Emilio Pacheco
En la madera que se resuelve en chispa y llamarada luego en silencio y humo que se pierde miraste deshacerse con sigiloso estruendo tu vida Y te preguntas si habrá dado calor si conoció alguna de las formas del fuego si llegó a a rder e iluminar con su llama ...
Oigo los coches de Fabio Morábito
En la mañana oigo los coches que no pueden arrancar. A lo mejor, entre los árboles, hay pájaros así, que tardan en lanzarse al diario vuelo, y algunos nunca lo consiguen. Me alegro cuando un auto, enfriado por la noche, recuerda al fin la combustión y prende sus circuitos. ...
La rosa eterna de Xavier Abril
En la mañana vacía vestida de su alborada; en la tarde fenecía cual la rosa de la nada. Estaba abierta de día, de noche estaba cerrada; cantaba como gemía, sentía cuanto lloraba, La flor del mundo ignorada, que sólo el alma adivina, de su tallo se alejaba a ser la rosa divina. ...
En la memoria de mis sentidos... de Margarita Laso
en la memoria de mis sentidos canoa el dolor de labios mi cuerpo sobre el tuyo mis brazos turbamar en tu cabeza la piel del pecho rosa la piel del pecho tus piernas son las puertas de las mías tus piernas la piragua mi boca sobre tu boca busca la sal de su sexo como la red pincha ...
En la mesa de tres patas de Mariana Bernárdez
En la mesa de tres patas enfilaban los tintos La muerte giraba con ojos de lechuza y yo bailaba al compás de palmas que rasgaban el espacio Esa vida no era la nuestra Sumergidos en papeles o en números contables se nos iban los meses vagones cruzando las calles de una ciudad en llamas ...
Temporal de Octavio Paz
En la montaña negra el torrente delira en voz alta A esta misma hora tú avanzas entre precipicios por tu cuerpo dormido El viento lucha a obscuras con tu sueño maraña verde y blanca encina niña encina milenaria el viento te descuaja y te arrastra y te arrasa abre tu pensamiento y lo dispersa ...
En la morada de la luz escribo... de María Sanz
En la morada de la luz escribo, con una transparencia contenida que me hace hueco, que me desenvuelve de tanta noche cruel y su amenaza. Voy de camino, siempre voy, a solas por las estancias donde iba antes de saber que ya no tengo regreso. En la morada de la luz, del cálido perfume ...
Primera elegía a la muerte de Vicente Aleixandre (I) de Carlos Bousoño
En La Muerte Lo último que dijo fue esto: La vida es un dolor Ojos que vi tan llenos de dolor en el último día, cuando faltaba poco para morir, y desde el lecho él recordaba triste, lejos, muy lejos, y un poquito borroso, cuando con sus amigos, allá en su niñez, divirtiéndose mucho, ...
En la noche abarco... de Juan Navidad
En la noche abarco con mis brazos esa cama incompleta. Siniestra, falta de luz, me humilla la ventana. Ya no tengo nuevos complejos, nuevos sinos anodinos; sólo espacio en un mundo que me ha concedido cansancio y simetría con un sol que ya no arrastra. Me siento tan desarraigado ...
Mascarada de Vilma Vargas
En la noche cercana alguien me espía. En las caras una lágrima se alarga. Voy a entrar donde no logró deslizarse el sol. Pero no querré enseñarles a llorar porque soy una buena niña de piedra. Poema proporcionado por la autora
La noche del cuerpo de David Huerta
En la noche del cuerpo se preparan los alimentos de Dios, la cena carmesí de los esclavos, el místico bocado de los turbios amantes- sudor, lágrimas, mierda- el humus lento, el óvalo marchito, el resto náufrago del visionario, el regalo sedente que se posa en la tierra- ...
Nocturno 4 de Silvia Favaretto
En la noche marina pintada con pinceladas azul cobalto, sobre este mar oscuro que respira ¿Dónde terminó la promesa de Zefiro? ¿Cuándo cesará este aullido en el tórax que te llama? ¿Cómo haré para callarlo sin matar mi propio corazón? ¿Existe un lugar suficientemente lejos ...
A un César de Jorge Luis Borges
En la noche propicia a los lemures Y a las larvas que hostigan a los muertos, Han cuartelado en vano los abiertos Ámbitos de los astros tus augures. Del toro yugulado en la penumbra Las vísceras en vano han indagado; En vano el sol de esta mañana alumbra La espada fiel del pretoriano armado. ...
Canción de la noche larga de Franklin Mieses Burgos
En la noche y bajo una muda elocuencia de piedra, la sombra de los cipreses es como un grito en la niebla. Coros de voces descalzas ponen sus ágiles pies sobre las copas oscuras de los árboles; después la aguda espada de un grillo hiere un hermoso silencio de blanca carne de lirio y de cabellos ...
Oda a un reloj en la noche de Pablo Neruda
En la noche, en tu mano brilló como luciérnaga mi reloj. Oí su cuerda: como un susurro seco salía de tu mano invisible. Tu mano entonces volvió a mi pecho oscuro a recoger mi sueño y su latido. El reloj siguió cortando el tiempo con su pequeña sierra. Como en un bosque caen fragmentos ...
En la orilla del aire... de Jaime Sabines
En la orilla del aire (¿qué decir, qué hacer?) hay todavía una mujer. En el monte, extendida sobre la yerba, si buscamos bien: una mujer. Bajo el agua, en el agua, abre, enciende los ojos, mírala bien. Algas, ramas de peces, ojo de náufragos, flautas de té, le cantan...
En el deseo del sueño, 1.2 de Francisco Magaña
En la palabra del día despierta la noche. Como quien se enfrenta a una serie innumerable de nombres que nada le dicen y todo le confían. Como quien mira su destino desde la escritura renovada del espejo. Como quien resiste en el desierto con una flor de arena entre las manos. ...
Milagros de Gioconda Belli
En la pantalla -mi telescopio hacia el cosmos- -mi red de atrapar palabras- aparece un nombre. Alguien pensó en mí hoy. Allá lejos. Un mensaje palpita intermitente frente a mí como un pequeño corazón azul. Quién te hubiese dicho Flaubert que tu correspondencia con George Sand ...
Cuenco de luz de Jorge Ortega
En la pelvis de la noche reposa el poema. La oscuridad es un cuerpo restirado, un cataplasma de tequila donde bebo los componentes de la euforia detonante. Levanto a nivel de la pupila el trompo de la alucinación, octaedro de imágenes ficticias contoneándose sobre la barra. ...
El lugar de los hechos (I) de José Antonio Cedrón
En la plaza, con ojos de carnero, tocamos las mujeres que luego se desnudan para los debutantes en las piezas del fondo de los conventillos. Y esa mujer que mira con unos ojos que durarán por años, se puso boca arriba tomando uno por uno los temblores, ...
De cómo Robert Schumann fue vencido por los demonios (VII) de Francisco Hernández
En la primavera conociste a la niña Clara. Ella jugaba dentro de una jaula con los címbalos y el armonio que la escoltaban desde su nacimiento. De los címbalos partía la ráfaga que corta los glaciares. Del armonio brotaba El Intervalo del Diablo, que al transformarse en burbuja ...
Caníbales de Dios de Carolina Escobar Sarti
En la Primera Comunión de Sebastián El cuerpo y la sangre de Cristo Amén. Buscando la vida eterna empiezan por saborear el cuerpo de Cristo y terminan comiéndose los unos a los otros sin la menor piedad. Antropógagos de Dios lo poseen ventrílocuos de Dios ...
Romances I de Tirso de Molina
En la prisión de unos hierros, lloraba la tortolilla... Reciprocando requiebros en el nido de una viña, fertilidad le promete de amor su cosecha opima. Nunca nacieran los celos que amores esterilizan, corazones desenlazan y esperanzas descaminan. Perdió la tórtola amante a manos de la malicia, ...
El espía de Jorge Luis Borges
En la pública luz de las batallas otros dan su vida a la patria y los recuerda el mármol. Yo he errado oscuro por ciudades de odio. Le di otras cosas. Abjuré de mi honor, traicioné a quienes me creyeron su amigo, compré conciencias, abominé del nombre de la patria. Me resigno a la ...
Tener que ver (II) de José Antonio Cedrón
En la puerta cancel del antiguo vestíbulo brilla un vitral que sirve para tapar el gris con sus colores, hoy ya desatendidos, y sus vidrios rajados por donde pasa el viento trepidando como un viejo y ruinoso caballo de lechero. Este es el escenario de una ciudad con muros ...
El amor de los hijos del Águila de William Ospina
En la punta de la flecha ya está, invisible, el corazón del pájaro. En la hoja del remo ya está, invisible, el agua. En torno del hocico del venado ya tiemblan, invisibles, las ondas del estanque. ...
La estación de los pájaros (II) de Nora Méndez
En la punta de tus cabellos Cabalgan mis poemas Y es la abreviatura De tu boca callada El andamiaje Donde cabizbajas Van a besarte mis palabras. Tu me hablas de un lenguaje olvidado Nacido en la sepia de tu garganta Y la soledad perpleja Se mide condescendiente Contra tu sombra. ...
Ejemplo de Salvador Díaz Mirón
En la rama el expuesto cadáver se pudría, como un horrible fruto colgante junto al tallo, rindiendo testimonio de inverosímil fallo y con ritmo de péndola oscilando en la vía. La desnudez impúdica, la lengua que salía, y alto mechón en forma de una cresta de gallo, dábanle aspecto bufo; ...
En la red de cristal que la estrangula... (Muerte sin fin) de José Gorostiza
En la red de cristal que la estrangula, el agua toma forma, la bebe, sí, en el módulo del vaso, para que éste también se transfigure con el temblor del agua estrangulada que sigue allí, sin voz, marcando el pulso glacial de la corriente. Pero el vaso a su vez cede a la informe condición del agua ...