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25 poemas aleatorios | |
Apenas mayordomo de mis penas, capitán de fantasmas, me extravío, me pido entre mis canas y mis venas, y me ahogo de mí, a pesar mío. En punto de la hora en que me suenas, tiempo de estar, estoy y me confío, y me llenas de arena y me rellenas de amor... | |
Yo le pediría algo más a este mundo, si tuviese... | |
Amargo precio del poema, las nueve sílabas del verso; una de más o una de menos lo alzan al aire o lo condenan. Somos el ajedrez de un río, el naipe siempre entre dos lumbres; caen las caras y las cruces a cada curva del camino. Cae en el verso la palabra, en el recuerdo llueve... | |
Torno a la oscura posesión al fuego al rapto de las ciervas al misterio de los frutos que caen lentos en la espesura de las sombras Mujeres de carne y verso. Antología poética femenina en lengua española del siglo XX. Edición de Manuel Francisco Reina. | |
Tienes la cólera, el enigma, la sabiduría, la altiva belleza, el halo de luz, y el deseo irrefrenable que extravía la razón. Así... | |
Para mí, nada pido, dadme una rama de árbol, una roca, y las tendré por nido. Mi nombre, pronunciado con ánimo gentil por vuestra boca, me hará creerme amado. Evocad mi memoria al ver una luciérnaga, una estrella, y me daréis la Gloria. Pobre es mi celda, pero a veces canta ... | |
Entiendo al aire cuando lo impulso, desde mi boca lo llevo al caracol de tu oído y se estanca como el mar para ser escuchado. (Selección: Juan Daniel Perrotta) | |
Sea mi gozo en el llanto, Sobresalto mi reposo, Mi sosiego doloroso, Y mi bonanza el quebranto. Entre borrascas mi amor, Y mi regalo en la herida, Esté en la muerte mi vida Y en desprecios mi favor. Mis tesoros en pobreza, Y mi triunfo en pelear, Mi descanso en trabajar ... | |
Después de que el destino me ha hundido en las congojas del árbol que se muere crujiendo de dolor, truncando una por una las flores y las hojas que al beso de los cielos brotaron de mi amor. Después de que mis ramas se han roto bajo el peso de tanta y tanta nieve cayendo sin cesar, y que mi ardiente ... | |
Esta vernácula excepción nocturna, este arquetipo de candende frío, quién sino tú merece el desafío que urde una dentadura taciturna. Semen lunas posesión vulturna el moho de tu aliento, escalofrío cuando abra tu garganta el cortafrío de una sed que te vuelve vino y urna. Todo sucede... | |
LAS DIFICULTADES DE UN POETA QUE ENTRE ESCRITORIOS, MÁQUINAS Y OTRAS INCONTABLES COSAS GARABATEA POEMAS Y LOS VUELVE A GARABATEARQuería escribirte un poema de aquellos nuestros con palabras mezcladas fresco como la grama del patio ... | |
Ojos indefinibles, ojos grandes, como el cielo y el mar hondos y puros, ojos como las selvas de los Andes: misteriosos fantásticos y oscuros. Ojos en cuyas místicas ojeras se ve el rastro de incógnitos pesares, cual se ve en la aridez de las riberas la huella de las ondas... | |
¡Yo soy el Negro Lorenzo! Negro del Tuy, negro negro. Noche con alma. Tambor dormido bajo mi pecho. Dormido bajo mi pecho tengo un dolor de candelas, corazón rojo por dentro, corazón negro por fuera. Corazón negro por fuera, corazón sombra del blanco, si tengo rebelde el pelo ... | |
Para Marianne, mi hija En vano envejecerás doblado en los archivos: no encontrarás mi nombre. En vano medirás los surcos sementados queriendo hallar mis propiedades. No tengo posesiones. En cambio, es mío el sueño de los valles arrobados y mío el subterráneo ... | |
Hay una Dolorosa que une las manos puras; Una agria calavera de enigmática mueca; Una ojival ventana que en limitar se obceca El abrupto paisaje de perennes alturas Un flagelo que sabe de piadosas torturas Y en celestes abrojos las tentaciones trueca; Una vieja clepsidra - dijerase una rueca ... | |
Ayer, encima de ese avión que me trajo del otro lado, miré largo el piedrerío: cumbre y cumbre, abismo y más abismo. Pensé, ¡qué raro!, ¿quién habrá inventado que somos necesariamente dos, los de aquí y los de allá? Por lo menos el Hado no lo dice. Límite, ¿qué será... | |
Aquí estamos las madres negras petrificándonos como un raro ejemplar de otras edades. Sin que estas palabras puedan cambiar las decisiones de los hombres que mantienen los pueblos en la sombra. Aquí estamos las mujeres poderosas rodeadas de atormentadores reducidas a cenizas ... | |
Juan Guzmán Cruchaga, quiero hablar de la tierra tuya. Tierra visible en el sueño y en la realidad oculta. Tierra que busco y encuentro por estremecidas rutas del clima de la poesía, de corazones en fuga, de reflejos y relatos, y adivinanza y pregunta. Con voz incierta lejana inventando lo que busca; ... | |
Ella estaba turbada y sonreía, él le hablaba en la sombra a media voz; solo estaba el jardín, y la algazara del baile se escapaba del salón. Al través de las hojas las estrellas lanzaban temblorosas su fulgor... Yo no sé cómo fue, mas sin pensarlo se encontraron los labios de los dos. ... | |
El hombre sólo es completo a caballo.J. Barbey D 8242;Aurevilly Quiero soñar contigo, rubia y alta amazona que has cruzado esta tarde mis predios sin saber que el hombre por quien vuelves e irrumpes en la zona clausurada del parque, no es el mismo de ayer. Has salvado los fosos ... | |
En la fecha Solo de ti, lleno de ti, esta tarde a las 7, el ciudadano de tu ausencia se palpaba la cara, la voz, los papelitos, deveras comprobando que tus ruidos andaban por sus huesos y en general te habías ido. Golpeó puertas, teléfonos. La gran ciudad estaba equivocada sin tu pelo, señora, ... | |
Fuera de mí, en el espacio, errante, la música doliente de un vals; en mí, profundamente en mi ser, la música doliente de tu cuerpo; y en todo, viviendo el instante de todas las cosas, la música de la noche iluminada. El ritmo de tu cuerpo en mi cuerpo... El giro suave del vals lejano, ... | |
En esta calle a oscuras que boquea amordazada Bajo el negro sofoco Sólo la luna y yo Marcho hacia ella y retrocede Me quedo quieto y se detiene Atónita y curiosa Tan blanca tan redonda tan grande tan de hielo En la espesa engrura amroatada No sería creíble fuera de este momento ... | |
Qué fácil es vagar los días grises, creer que nuestra vida rebosa de la vida de otros. Incluso suponer que nosotros seremos el alto mundo lleno que vivirán mañana los que vengan. A tal extremo incita un buque, un árbol, Alguien que oigamos al piano a esas perspectivas de un paseo ... | |
Desde mi globo de tristeza lanzo bengalas risueñas, con el cuello en un nudo tirante de dolor. En mi último intento, desde lejos, espero. De: La lengua de las mareas Selección: Guido Ferrer | |
