|
25 poemas aleatorios | |
¿Qué si me duele? un poco, te confieso que me heriste a traición, mas por fortuna tras el rapto de ira vino una dulce resignación... pasó el acceso. ¿Sufrir? ¿Llorar? ¿Morir? ¿Quién piensa en eso? El amor es un huésped que importuna, mírame cómo estoy, ya sin ninguna tristeza que decirte, ... | |
El invierno trae caballos blancos que resbalan en la helada. Han encendido fuego para defender los huertos de la bruja blanca de la helada. Entre la blanca humareda se agita el cuidador. El perro entumecido amenaza desde su caseta al témpano flotante de la luna. ... | |
A Tasso de Silveira Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amarás. Como una sola flor seremos, como una flor, y nada más... El mismo verso cantaremos, al mismo paso bailarás. Como una espiga ondularemos, como una espiga, y nada más. Te llamas Rosa y yo Esperanza; | |
También me gusta el amor al que le cierran la puerta el que entra por la ventana volando sobre una cuerda. | |
Tiempo recuperado corredores de fuegola lenta dolorosa amiboide separación del arquetipo Padre / Madre con amor se hizo lo que se pudocon amor allá quedan cabañas asoladas tierra roja vuelve la cabeza All is truth contempla tiernamente sin temor quien atraviesa esta puerta enciende ... | |
81 Un sutil trazo separa el olvido del terracota. 82 Rico me sabe el rojo pompeyano con hierbabuena. 83 Misterio y luz dieron a tus espectros fulgor sanguina. 84 Giran, ondean los encajes de niebla ocre tostado. 85 Desde temprano con amable canela construyo mundos. ... | |
La tarde cocinera se detiene ante la mesa donde tú comiste; y muerta de hambre tu memoria viene sin probar ni agua, de lo puro triste. Mas, como siempre, tu humildad se aviene a que le brinden la bondad más triste. Y no quieres gustar, que ves quien viene filialmente a la mesa en que comiste. ... | |
Sobre la vasta ausencia del mar el vaivén de una larga retórica de barcas sin velas, y el incesante viento que traza su círculo negro alrededor de la bahía obediente. Mientras, en ese instante desde una ventana de hotel igual a tantas, el animal doméstico de un hombre igual a tantos ... | |
En lugar del beso de un ángel lo que poseo es una piedra. Supe que era mía cuando ya rodaba junto a mi pie. Eterna y triste pateo el suelo pero sólo me acompaña el polvo de todo lo que nunca... | |
La poesía me hizo suya en un lecho de arena y hojas blancas lamidas por la brisa con un sol rojo enardecido con una luna abandonada Y fue mi sangre Fue mi piel Mi propia sombra La poesía fue mis alas hacia la libertad De : Mortal in Puribus | |
Sección en... | |
¡Bella forma gentil, idolatrada; no animes de tu cuerpo la escultura con el fuego de un alma enamorada! ¡Forma ideal, de lo ideal pagano! pues que la forma es sólo tu hermosura, y no es divino en ti sino lo humano. Mi alma que a los sentidos se avasalla, a ti se rinde con delirio insano; ... | |
Colección reservada de sonetos votivosII ¿Qué sabes tú, qué sabes tú apartada injustamente en tu cruel pureza; tú sin vicio, sin culpa, sin bajeza, y sólo yo lascivo y sin coartada? Rompe ya esa inocencia enmascarada, no dejes que en mí solo el mal escueza; que responda ... | |
I Amor que desazonas lo que tocas y que al fuego le das color de olvido, al gozo lo traduces en gemido y la alegría en aflicción trastocas. ¿Por qué la reciedumbre de las rocas no traduces en suave y tibio nido, y del profundo mar enardecido la furia entre tus brazos no sofocas? ... | |
Itálica belleza sobrenace al mirar la estatuilla que recibo de una mano amiga: trasciende como un éxtasis o sueño que se había perdido. De: Alrededores míos Fuente. Luzmaría Jiménez Faro | |
vino de mí salió del fondo el médico aplaudía yo vine con el mar en la barriga como un intenso parasol un mapamundi yo era la esfera que rodó en la madrugada de corazón latí como un caballo lo digo así es que la crin me perfumó el vientre se movía como suelen moverse los rebaños... | |
Patria no: Tierra mía. Hermana que sólo en ti cumplió mi cuna. Sangre de mi sangre, padre de mi padre, madre de mi madre y de mis abuelas, amiga mía y enemiga, el escorpión y su nido de que habló Paz. Tierra no eres, sino agua: El río Pánuco con sus cascadas, el río Grijalva... | |
Quieto, como no moviéndose para que la sangre no rebase la boca Quieto, como sintiendo un pájaro herido en la palma de la mano sin cerrar la mano sin abrir los ojos. hay una fe que es absoluta: una fe sin esperanza. De: Hugo Mujica Poesía completa | |
Bailo con mi hija en brazos. Comencé para calmarla. Hace rato que duerme cesó la música y yo sigo bailando. He improvisado una danza algo salvaje: vueltas a derecha e izquierda ritmadas por golpes de talón y gritos sofocados. Se ha hecho de noche. La cuna quedó atrás el cuarto quedó atrás ... | |
Si te arranco de pronto el corazón y lo aprieto con saña y lo reviento y con su sangre elevo lo que fuera un lento sacrificio hacia tu nombre. Y si tú me posees mientras gritas mi nombre en las estancias de la muerte y yo repito, sí, te amo y tú ya nunca puedes hacer de mí sino una asesina... | |
Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía, y no volver el rostro para verte pasar. Puedo apretar mis labios un día y otro día... y no puedo olvidar. Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente, casi aburridamente, sobre un tema vulgar, puedo decir tu nombre con voz indiferente... y no puedo olvidar. ... | |
Aquel fuego encendido con las últimas hojas del otoño, duró hasta que el carbón extinguió el frío. Tal vez no conocimos otra estación con ella. En las habitaciones de estos años el fuego le regresa el control de las vidas su alimento la nombra, como entonces, nuestras culpas ... | |
A la sombra del bosque de tu oscura melena me acechaban tus ojos como lagos siniestros. El fuego de tus labios orientó mi camino porque perdí la ruta cándida de tus brazos. Mi ruego era un anuncio de huellas bajo el alba. Vislumbré enardecido las cumbres de tus senos, ... | |
Ráfagas turquesa loros fugaces en parejas Vehemencias el mundo llamea Un árbol hirviente de cuervos arde sin quemarse Quieta entre los altos tornasoles eres una pausa de la luz El día... | |
Quiero saber de quién es mi pasado. ¿De cuál de los que fui? ¿Del ginebrino que trazó algún hexámetro latino que los lustrales años han borrado? ¿Es de aquel niño que buscó en la entera biblioteca del padre las puntuales curvaturas del mapa y las ferales formas que son el tigre y la pantera? ... | |
