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25 poemas aleatorios | |
La joven yace envuelta en una fina mortaja de hilo mientras Orfeo desciende a su encuentro, consumido por el fuego. La pasión resbala como basalto envenenado o agitado estuche de rubíes hasta la cintura. La fina tela, sostenida por la curva de su pecho plano y bellamente ... | |
Lo que Vos queráis, Señor, sea lo que Vos queráis. Si queréis que entre las rosas ría hacia los matinales resplandores de la vida, que sea lo que Vos queráis. Si queréis que, entre los cardos, sangre hacia las insondables sombras de la noche eterna, que sea lo que Vos queráis. ... | |
Piensen en la criaturas Mudas telepáticas piensen en las niñas Ciegas inexactas Piensen en las mujeres Rotas alteradas Piensen en las heridas Como rosas cálidas Pero oh no se olviden De la rosa de la rosa De la rosa de Hiroshima La rosa hereditaria La rosa radioactiva Estúpida ... | |
Mi perfecto, mi ídolo de noche, provocación de mis gozos solitarios mentales... Te pienso, déjame que te piense. Me dirán inmaduro, idealista, incapaz de amor. Déjame suponerme entre tus piernas (qué bien nos veo) coronarte de hiedras africanas en idilios fingidos, ... | |
El frío de un terrón de azúcar en la lengua de una taza de té de un pan que salta en rebanadas sangrientas. El oficio de lavaplatos, las genuflexiones y las manos que todavía se sumergen con cierta cordura. Los rojos los blancos los cabezas rapadas y los cosacos podrán echar ... | |
llora new york por mí como antes hice haciendo mía tu gran herida abierta llora tonigth por mí que así consuelas aquella pena azul que me atraviesa de norte a sur de cara o sello dolor de rostro vigilante del west al east pena de indulgencia negada diezmándome en primicias ... | |
A Lezama, en su muerte Por un plazo que no pude señalar me llevas la ventaja de tu muerte: lo mismo que en la vida, fue tu suerte llegar primero. Yo, en segundo lugar. Estaba escrito. ¿Dónde? En esa mar encrespada y terrible que es la vida. A ti primero te cerró la herida: ... | |
Dibujaba un rostro de gato en la pared —vacía, nueva, recién pintada. El rostro de un gato sin enigmas y luego su piel —sin manchas. Dibujaba la copia virtual de una copia anterior del rostro posible de un gato ya extinguido —sin vida. El rostro seco de un gato cualquiera... | |
Estoy atrapado entre tus paredes. Un desgastado anillo de oro y su perdida piedra recuerdan mi misión pero no mi nombre. En un rosario de farolillos rojos, aposentos fríos y hembras belicosas intenté distintas denominaciones, a fin de engañar, a fin de creerme. Ahora estoy encerrado en ti, ... | |
Soledad de Abajo y la brumosa mesa del café. Puerto de la Concepción y el viaje que no has de realizar. Viudas de Oriente y la pasión nostálgica. Viudas de Poniente te desnudo y me desnudas en sábanas de bramante. Ojo de Agua de Crucitas desde lejos viene la tarde. ... | |
Recuerdo mi casamiento, realizado remotamente allá en los albores del tiempo. Mi madre y mis hermanas se iban por los corredores. Y los viejos murciélagos —testigos en las nupcias de mis padres— salieron de entre las telarañas, a fumar, descreídos, sus pipas. Todo el día surgió... | |
con tus pestañas de madera abres la mañana, para que inunde el polvo mi caserón despierto y el sonido del aire meza las mamparas, los cuadros que se borran bajo el sol, su deuda de diciembre enamorando la claridad. con tus pestañas recorres la distancia y ocultas el amor. con tus pestañas ... | |
Lo sentí; no fue una separación, sino un desgarramiento; quedó atónita el alma, y sin ninguna luz, se durmió en la sombra el pensamiento. Así fue; como un gran golpe de viento en la serenidad del aire. Ufano, en la noche tremenda, llevaba yo en la mano una antorcha con que alumbraba la senda, ... | |
¿Cómo será la muerte? Debe tener olor a hospital a una sala de espera en cualquier aeropuerto ese olor a fenol de los hospitales ese sabor tedioso de los aeropuertos. Me siento muerta allí ni siquiera se acercan los recuerdos me siento hipnotizada por las voces exangües que anuncian ... | |
Me propongo muy fielmente amar al otro; al otro yo que no es más que este insistente fantasma. Tal vez allí se aloja el solo muerto que cargo, la sola lluvia que desvanece mis huesos. Pero no podemos, somos tan distintos. Aquél me enrostra cada vez que puede mis debilidades, ... | |
We must have died alone, a long long time ago.D.B. Has pulsado has templado mi carne en tu diafanidad, mis sentidos (hombre de contornos levísimos, de ojos suaves y limpios); en la vasta desnudez que derrama, que desgaja y ofrece; (Como una esbelta ventana al mar; ... | |
Sin más fe que el latido de la sangre ni más tesoro que buscar sin pausa inventamos la sed para poder saciarla en cuerpos y peligros, pero nunca. (Se diría que ya no me conoces) Cuando la luna lee el manuscrito lleno de errores que llamo nosotros nos quedamos dormidos ... | |
Estábamos tranquilos, dulces y agradecidos con nuestras simples vísceras que nos dieron pretexto para satisfacerlas. Y estábamos haciéndolo contentos. Y he aquí que de pronto, sin previo aviso y sin pedir permiso, todos ellos han venido a meterse en nuestra propia cama, aquí, ... | |
Eslavo en relación a la palmera César Vallejo ¿Era el propósito decir algo que no pudiera dejar de hablarsobre algo que no se puede dejar de decir? La fama llegada de Españacon el frente popular confunde al que no entiende, obligándolo a ir y venir con el dedo pegado al palíndroma ... | |
Desde esta luz que incide, con delicada flama, la eternidad. Desde este jardín atento, dede esta sonbra. Abre su umbral el tiempo, y en él se imantan los objetos. Se ahondan en él, y él los sostiene así: claros, rotundos, generosos. Frescos llenos de su alegre volumen, ... | |
Después de que el destino me ha hundido en las congojas del árbol que se muere crujiendo de dolor, truncando una por una las flores y las hojas que al beso de los cielos brotaron de mi amor. Después de que mis ramas se han roto bajo el peso de tanta y tanta nieve cayendo sin cesar, y que mi ardiente ... | |
Defiéndeme Señor. (El vocativo no implica a Nadie. Es sólo una palabra de este ejercicio que el desgano labra y que en la tarde del temor escribo.) Defiéndeme de mí. Ya lo dijeron Montaigne y Browne y un español que ignoro; algo me queda aún de todo ese oro que mis ojos... | |
Somos el río que invocaste, Heráclito. Somos el tiempo. Su intangible curso Acarrea leones y montañas, Llorado amor, ceniza del deleite, Insidiosa esperanza interminable, Vastos nombres de imperios que son polvo, Hexámetros del griego y del romano, Lóbrego un mar bajo el poder ... | |
Con triste y grave semblante oyendo está la sentencia el Condestable de Luna, sin género de flaqueza. No le ha turbado el temor de la muerte, ni el afrenta del acusado delito; antes dice con paciencia: Justo pago ha dado el cielo a mi privanza soberbia, que de servicios humildes favores de un rey ... | |
(Variaciones sobre un texto de Saint-John Perse: MARES: Las Trágicas vinieron...). Depilamos las largas mechas de nuestras axilas de grandes leonas cautivas. El acre vello negro, rojo o rubio, o color de bellota calcinada, que nos adorna y mancha, depilamos! ... | |
