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25 poemas aleatorios | |
¿Por qué me desprendí de la corriente misteriosa y eterna en la que estaba fundida, para ser siempre la esclava de este cuerpo tenaz e independiente? ¿Por qué me convertí en un ser viviente que soporta una sangre que es de lava y la angustiosa oscuridad excava sabiendo ... | |
Cuando nació Gabriel dormí en su sombra caudalosa, en su letargo de visiones. Pero se resquebró el codicioso anillo de mis complacencias. Se oscurecía el jaspe de su rostro. Comenzó todo a teñirse de destellos: el paisaje precipitado tras las casas que limitan nuestro patio, ... | |
Al aire estás y no es el aire sino una cosa muda que alguien piensa y susurra en tu piel como un pensar del aire Es tu voz y no es tu voz sino un recuerdo en la garganta que va espigando sueños en el aire del día Estas al sol y no es el sol sino naranjas húmedas que llenan de amarillo ... | |
Bastión perdido, cimitarra ciega. P. Neruda Cuerpo inmortal de rayo descendido. Río de libertad, hierro insurgente. Ala llena de sol, estría de la luna. Hielo sexual, metal interhumano. Cuerpoamor del honor, luz en el filo. Palma de piedra, primavera eléctrica. Palabra transformada, ... | |
Crepúsculo marino, en medio de mi vida, las olas como uvas, la soledad del cielo, me llenas y desbordas, todo el mar, todo el cielo, movimiento y espacio, los batallones blancos de la espuma, la tierra anaranjada, la cintura incendiada del sol en agonía, tantos dones... | |
Cayó el alma en el pozo de la noche y desde abajo, desde lo más hondo, ve la luna de junio madurar en la brisa, que trae enloquecidos cantos de ruiseñores africanos. | |
Zumban las balas en la tarde última. Hay viento y hay cenizas en el viento, se dispersan el día y la batalla deforme, y la victoria es de los otros. Vencen los bárbaros, los gauchos vencen. Yo, que estudié las leyes y los cánones, yo, Francisco Narciso de Laprida, ... | |
Repto en mi cama me enrosco tiro el veneno cambio de piel y duermo porque aquí está el paraíso y no hay evas ni adanes ni dioses sola yo y mi deliciosa manzana | |
Abres la puerta como si atrás quedara un accidente. La calle está en orden. La bondad de las acacias cae desde lo alto y deja las aceras sembradas. Mujeres limpian pescado y ríen enseñándose su presa. Mira, aún vive. Vas donde ellas explican las mañanas, el paso rápido, ... | |
El rizoma, como tallo subterráneo (...) tiene, en sí mismo, muy diversas for- mas: desde su extensión superficial ramificada en todos sentidos, hasta su concreción en bulbos y tubérculos. El deseo es un creador de realidad (...) produce y se mueve mediante rizomas, ... | |
Hay quienes temen perder la eternidad en un momento. otros pierden todos los días el momento al resguardo de la eternidad. Dos sectas. Dos abismos paralelos. Pero qué se puede salvar de los salvos sino el excremento. Y qué se puede salvar del excremento si no es un tufo de bondad. ... | |
En los ojos abiertos de los muertos ¡qué fulgor extraño, qué humedad ligera! Tapiz de aire en la pupila inmóvil, velo de sombra, luz tierna. En los ojos de los amantes muertos el amor vela. Los ojos son como una puerta infranqueable, codiciada, entreabierta... | |
Cuando lejos, muy lejos, en hondos mares, en lo mucho que sufro pienses a solas, si exhalas un suspiro por mis pesares, mándame ese suspiro sobre las olas. Cuando el sol, con sus rayos, desde el oriente, rasgue las blondas gasas de las neblinas, si una oración murmuras por el ausente, ... | |
Como medialuna blanca en la medianoche negra, tu blanca piel es la lumbre que aluza mi hosca tristeza. Tu piel le reza de noche a la noche de la sierra la letanía de la espuma del salto de agua en las piedras. Y a los luceros les trova la más blanca cantarela: la de la leche de ensueño de la errante ... | |
Perdí tu amor y tu belleza, pasó el encanto juvenil, ¡y me quedé con mi tristeza en esta Torre de Marfil... Guardan el puente dos leones desde su altivo pedestal y la portada seis dragones y una serpiente colosal... Con la templanza de los viejos monjes ascetas, vivo lejos de lo mundano y de ... | |
El libro de la historia del “Che” hijo de Augusto hijo de Lautaro: Lautaro “lnche Lautaro apubim ta pu huican” (Yo soy Lautaro que acabó con los españoles) casado con Guaconda y hermano a su vez de Caupolicán (el flechador del cielo) y de Colocolo engendró... | |
municiones de azufre pájaros sangrientos sobre los cielos de Beirut el gas paraliza los nervios, y el reino de los niños es entonces, el juego de los tanques y los soldados de plomo. Beirut.... un valeroso hombre dispara su fusil a las aves de hierro, las líneas se dibujan en los límites. ... | |
Juro que no recuerdo ni su nombre, Mas moriré llamándola María, No por simple capricho de poeta: Por su aspecto de plaza de provincia. ¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros, Ella una joven pálida y sombría. Al volver una tarde del Liceo Supe de la su muerte inmerecida, Nueva que me... | |
Todos los días llama a mi puerta el desconsuelo Estoy vacía y su eco resuena por todos los rincones de mi vida. Se estremece mi sangre que es un hilo de hielo al faltarme el calor de tu presencia. No comprendo el idioma del paisaje; qué quiere decir sol , cielo azulaire . ... | |
Los seres de la tierra son el aire y el mar y las llanuras incansables, el río tumultuoso que desciende, lleno de ojos y aletas, y las arduas montañas con cumbres coronadas de voces, y ese enardecido señor de luz que murmura en la hoguera. Hemos venido un día para... | |
A los hombres, a las mujeres que aguardan vivir sin soledad, al espeso camaleón callado como el agua, al aire arisco (es el aire un pájaro atrapado), a los que duermen mientras sostengo mi vigilia, a la mujer sentada en la plaza vendiendo su silencio. En fin, diciendo ciertas cosas ... | |
Esa blanca flor, que en la mañana al abrirse, hace de tu día una celebración, trae el ilusorio encanto de una beldad enloquecida de deseo. Ávida de la más desesperada estación de fuego, esa blanca flor conoce todos los secretos del éxtasis posibles de alcanzar en la tierra, ... | |
Desprenderse del humus, evaporarse. Subir, vapor de agua, hasta la nube indómita. Esperar el momento de volver a la tierra. Precipitarse hacia el nuevo territorio del agua. Penetrar a la tierra. Alcanzar... | |
Desde que Herodes degolló a Juan el Bautista se acabaron los profetas de Israel. Y los profetas eran la voz de la tierra... La voz de la vieja tierra de Moisés, la voz del pueblo, la que escuchaban de rodillas los jueces y los reyes en la penumbra de sus recámaras cuando gritaban desde la calle. ... | |
Señol jues, pasi usté más alanti y que entrin tos esos, no le dé a usté ansia no le dé a usté mieo... Si venís antiayel a afligila sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s 8242;ha muerto! ¡Embargal, embargal los avíos, que aquí no hay dinero: lo he gastao en comías pa ella y en boticas ... | |
