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25 poemas aleatorios | |
Apoyo mi pierna desnuda a la quilla de tus botes sonrío leve con el sarcasmo de los muertos Me han crecido las uñas y pesadas despeinan la cortina de mi ojo | |
Ella tampoco está exenta de las cargas fiscales, de las confusiones de la red telefónica, de las representaciones ilícitas. Pero se aviene, sin espanto, a ocupar con nosotros un lugar desfavorable en el mundo. A decir verdad, sólo emplea su tiempo en maravillarse. El siglo ha mejorado ... | |
El Rey escucha sólo los pasos que se alejan, los disuelve en su sueño, ignora que es un sueño inacabable. Soñando despertarse, un río de oro cruza, corona roja, sobre el mundo. Se despierta entonces y su muerte desencadena el alba, la matanza. | |
Al fin de la batalla y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo: “¡No mueras, te amo tanto!” Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: “¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!” Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Acudieron a él... | |
durante varias horas el hombre es perseguido por una idea pero no sabe como atraparla cada vez que lo intenta ésta se mueve tan rápido que sus esfuerzos son inútiles es entonces que decide colocar una trampa a la mañana siguiente encuentra a la joven y hermosa... | |
Dicen que es del tamaño de mi puño cerrado. Pequeño, entonces, pero basta para poner en marcha todo ésto. Es un obrero que trabaja bien aunque anhele el descanso, y es un prisionero que espera vagamente escaparse. | |
He vestido de blanco mi cuerpo. Mi corazón se ha vestido de negro. Por ver si la rompía, lancé mi pensamiento contra la nebulosa de lo viejo. Y cayó rebotado, y hecho trozos sueltos vino a clavarse en mí. La corveta del tiempo no pude refrenarla, y me dejó jinete sobre el suelo. ... | |
Oh dama sin corazón, hija del cielo, auxíliame en esta solitaria hora con tu directa indiferencia de arma y tu frío sentido del olvido. Un tiempo total como un océano, una herida confusa como un nuevo ser abarcan la tenaz raíz de mi alma mordiendo el centro de mi seguridad. ... | |
Vino el que yo quería, el que yo llamaba. No aquel que barre cielos sin defensas, luceros sin cabañas, lunas sin patria, nieves. Nieves de esas caídas de una mano, un nombre, un sueño, una frente. No aquel que a sus cabellos ató la muerte. El que yo quería. Sin arañar los aires, ... | |
Yo iba contigo. Tú con tristes ojos parecías la tarde en la mañana. Mi amor, al verte triste, atardecía. Atardecía, pero alboreaba. Pues yo te quise más. Para alegrarte, la luz del mundo celebré más ancha. Y mi alma entonces exhaló el perfume agreste y fresco que madruga y canta. ... | |
Hace apenas días murió mi padre, hace apenas tanto. Cayó sin peso, como los párpados al llegar la noche o una hoja cuando el viento no arranca, acuna. Hoy no es como otras lluvias hoy llueve por vez primera sobre el mármol de su tumba. Bajo cada lluvia podría ser yo quien yace, ahora lo sé, ... | |
escucha lo que digo niña para que no te arrepientas luego Esta casa nos habita y nos contiene ¿Por qué insistes en llamar las cosas por su nombre? Acaso no sabes que es silencio lo que ladra y que es dolor lo que se rompe Escucha desde abajo viene como un pájaro el secreto que es principio ... | |
Sala de un hospital, amplia y sombría, el doctor ordenaba con imperio, y de una úlcera, al ver la rebeldía al practicante le pidió el cauterio. Enrojecido lo acercó al paciente sin preocuparse de su suerte aciaga; el miserable se agitó imponente, lanzó un rugido, y se extirpó la llaga. ... | |
En mi país, alto como un castillo, cercado por el viento y por el mar, en su mole roquera y olvidada Tú encontraste morada natural. Desde la áspera piedra pirenaica hasta el vendido Sur de Gibraltar Tú elegiste mis campos cenicientos, mi luz perdida, el árbol sideral de mi torreón batido... | |
Ni hablo ni escucho como la dalia en el tintero. Abiertas las ventanas de mi casa en el campo se sentían llegar cosas al mundo, extrañísimas cosas, cargamentos. Y se sentía aquel drenaje oscuro la emigración de lo que se moría hacia todo el espacio de las nubes. Solo sé una palabra, ... | |
Tu grupa blanca y ciega se remueve Bajo la seriedad de las caricias Tu inquieta grupa zalamera Entrevero de fiebres y de fríos Tu grupa de molicie inaplacada Nudo vivaz y obtuso de tu cuerpo En el coloquio a oscuras de las pieles Le prestamos al mundo nuestra carne Para que inscriba ... | |
Primero es un albor trémulo y vago rayo de inquieta luz que corta el mar; luego chispea y crece y se dilata en ardiente explosión de claridad. La brilladora lumbre es la alegría; la temerosa sombra es el pesar; ¡Ay!, en la oscura... | |
hay momentos en que la vida pesa y sus murmullos me atraviesan me acuesto y corto las venas con la lámina de un verso (POEMA ORIGINAL EN PORTUGUÉS): poética tem hora que a vida pesa e murmúrios me atravessam me deito e corto as veias com a lâmina de um verso ... | |
Montes de orégano en la noche crecen y se diluyen en la madrugada. Un árbol es la torre de la iglesia. Voltear la carga y aromar el aire. En silencio los pájaros escuchan. Andar como sonámbulos entre cerros; despuntar de mañana: Es la estrella en el polvo erizada de espinas. ... | |
Asomada a mi pecho Tatuada en él como la edad y el daño. Como una suave grey de colinas cuyo rumbo retorna con el alba, Habla mi amada con su amor que tiene apenas pecho diurno y voz descalza. A mi sombra se bordearon de pulpa sus caderas. Por mí arrea con sus pechos el ganado ... | |
Amo su potencialidad en la ternura y en la diatriba, en la descripción o la síntesis de una visión, de un indecible estado de ánimo. Al cantar la cebolla o el alambre de púas. En su pesadumbre por la muerte de Silvestre Revueltas, en los poemas de su tenaz amor a España, a nuestro... | |
Esta paloma no conoce diluvios No sabe de Arcas Ni de altares de piedra y holocaustos Esta paloma ignora el naufragio de la luz La imposibilidad de la palabra Los signos escritos y borrados por el viento Los pasos perdidos de la arena Sabe de los raudales de claridad del día ... | |
1959 Enfrente de la plaza de frondosos castaños hubo un día un hospicio. El caserón tenía el muro de las cárceles y la melancolía de los buques fantasmas, misteriosos y extraños. Yo era muy niño entonces. ... | |
Odio a los adolescentes. Es fácil tenerles piedad. Hay un clavel que se hiela en sus dientes y cómo nos miran llorar. Pero yo voy mucho más lejos. En su mirada un jardín distingo. La luz escupe en los azulejos el arpa rota del instinto. Violentamente me acorrala esta pasión ... | |
Lo natural es que resucitemos. Nuestra vida es un eco de las puntuales estaciones. La disciplina crepritante del día y de la noche. La alianza inmemorial de la tormenta con el arco iris. Y la alternancia fiel de los deseos y de las renuncias. Por eso más allá del dogma sacro-- lo natural ... | |
