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25 poemas aleatorios | |
No la amante, el amor. La singladura de la noche que arrastra fuego frío por las venas del sueño, poderío de la encendida palidez oscura. El amor, no la amante. El goce mío, la imagen que desbasto. La onda pura que invade entre las ruinas mi locura de tallar en diamante lo sombrío. No la amante, ... | |
Desconocida y sucia criatura que juegas delante de mi puerta | |
Desconocida y sucia criatura que juegas delante de mi puerta no te pregunto si me traes un mensaje de los símbolos. Encuentro gracia en ti por no haberte visto antes, y, naturalmente, si puedieras estar limpia serías otra criatura que no vendría por aquí. ¡Juega en la polvareda, juega! ... | |
Tal vez será como alinearse Alzar la mano en medio del rebaño No creer las premoniciones. Tal vez será como llegar confesarme pedir la excomunión del alma mirar fijo la bendición en los ojos del hombre. Tal vez será como mostrar oscuras llaves abrir la puertay pedir auxilio. ... | |
A filo de la luz siempre hacia adentro debajo del torrente subterráneo en el espejo cedido por la claridad fundirse con los sueños abandonar el día y en el último latido viajar perderlo todo dejar hasta la sombra mirar las playas sumergidas las rocas certezas inauditas a la orilla ... | |
¿Po qué te pone tan brabo, cuando te dicen negro bembón, si tiene la boca santa, negro bembóm? Bembón así como ere tiene de tó; Caridá te mantiene, te lo dá tó. Te queja todavía, negro bembón; sin pega y con harina, negro bembón, majagua de drí blanco, negro bembón; sapato de dó tono, ... | |
Exacto y cotidiano el cielo se derrama como un oscuro vino, se agazapa a dormir en los zaguanes, endurece los patios, los postigos, enciende las pupilas de los gatos. En las mezquinas calles minuciosos golpean los pasos de la frágil solterona que sabe que no hay luz en su ventana. ... | |
La hora de mi dicha no ha durado una hora siquiera. Ellos vinieron, sí...Ayer vinieron. Pero se fueron pronto. Buscaban algo que no hallaron. ¿Y qué se puede hallar en una casa vacía sino el ansia de no serlo más tiempo? ¿Y qué perdían ellos en mí que no fuera yo misma? Pero teniéndome, ... | |
Defiéndete de ellas. De esas noches que merecen los turbios homenajes de la literatura, y que tú ves brillar en esa joya oscura --y banal que es siempre una metáfora. --Vosotras, noches furtivas, malas perras de arrabal. Las que perduran como emblema de juventud en la memoria ... | |
Al norte hay niños que esperan la madrugada para ponerle una raya más al tigre. Al sur, las nativas bailan descalzas sobre la arena, al mediodía. Al este, la tarde es un bostezo que se consume a sí mismo. Al oeste, el amanecer encuentra a los viejos con el libro sagrado entre sus manos. ... | |
Cuando salí de collores fue en una jaquita baya, por un sendero entre mayas arropás de cundiamores. Adiós, malezas y flores de la barranca del río, y mis noches del bohío, y aquella apacible calma, y los viejos de mi alma, y los hermanitos míos. ¡Qué pena la que sentía, ... | |
Analiza tu vida que ya está programada. A lo mejor ya vieja, las canas te pesen y te hagan bajar la cabeza porque tu herencia será lastre y tus descendientes, indefensos insectos adheridos. | |
¿De dónde vosotras? Me cogéis de la mano cuando menos lo espero con vuestra mano ingrávida y a perderse se ha dicho. Así una y otra vez cuando más se clava la espina en el corazón, cuando todo se torna rambla seca, pedregal implacable, pie llagado, vosotras, ¿cómo os llamaré? ... | |
Lame, arena, su cuello, y ciñe fría su adormecido seno en ti yacente, que luego iré a besar esa serpiente de tu lengua, que el viento desvaría. Hiere mansa esa flor de la bahía que asume su mejilla húmedamente, y ciega esa callada boca ardiente que no quiere besar la boca mía. ... | |
Carezca yo de ti y al infortunio suceda la desgracia y a la desgracia el cataclismo y a todo ello asistiría con el desinterés de un muerto. Estés conmigo tú y por cada brizna de dicha que pretendan arrebatarnos avanzarían desde mi corazón espléndidos ejércitos de odio. Tú puedes ser ... | |
El deseo es vegetal pide caminos aire quiere temblar en fruto suspenderse pide un cuerpo abonable pide un labio pide comer y ser comido quiere entrabarse y gemir con ramas duras. Gime por ser quiere temblar sentirse palparse desde dentro saberse entre las cosas... | |
Anoche me acosté con un hombre y su sombra. Las constelaciones nada saben del caso. Sus besos eran balas que yo enseñé a volar. Hubo un paro cardíaco. El joven nadaba como las olas. Era tétrico, suave, me dio con un martillo en las articulaciones. Vivimos ese rato de selva, esa salud ... | |
Yo quería un violíny una estampa del ángel de la guarda.Quería una noviapara ir con ellaen vagoneta.Y un juego de naipes falsos.Quería una mamácomo la de Roberto y un estanque para bañar la luna. Quería un cuerpo que no quemara el fuego y un genio en una botella. Yo quería ir al mar. ... | |
Es ahora la vida esta extraña y frecuente sensación de sopor y distancia, y es también una luz que vela el mundo: salir del caserón tras la comida, recorrer bajo el sol la carretera con los ojos ardientes del verano y sentarme en la roca frente al mar. Abandonarme entonces al sonido sin pausa ... | |
¿Cómo fue? Una grieta en la mejilla. ¡Eso es todo! Una uña que aprieta el tallo. Un alfiler que bucea hasta encontrar las raicillas del grito. Y el mar deja de moverse. ¿Cómo, cómo fue? Así ¡Déjame! ¿De esa manera? Sí. El corazón salió solo. ¡Ay, ay de mí! De: Poeta en Nueva ... | |
Torno el gesto y por los puntos estrellados saludo a tus ojos que se asombran de los astros yo que tengo uno atrapado al incendio de mis dedos te otorgo el resplandor que morderá tus células hembra helada de la tierra | |
Los minutos buscan su propia hora Atan sus cabos y arman A duras penas Un día Cada ladrillo es la estructura de un siglo Y yo, todo huesos No acabo de armar de una vez por todas Mi gran escultura triste (De: Yo, fauno) | |
Todo en ella encantaba, todo en ella atraía su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar... El ingenio de Francia de su boca fluía. Era llena de gracia, como el Avemaría; ¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar! Ingenua como el agua, diáfana como el día, rubia y nevada como Margarita... | |
No será la muerte por fin una cocina interminable? Qué harán tus huesos disgregados, buscarán otra vez tu forma? Se fundirá tu destrucción en otra voz y en otra luz? Formarán parte tus gusanos de perros o de mariposas? (De: Libro de las preguntas, obra póstuma) | |
Alguien dijo que había ciudades para soñar al otro lado de las montañas. No dijo si estaban suspendidas en el aire, sumergidas en las lagunas, o perdidas en el corazón del bosque. Los que allá fueron nada encontraron, ni altas torres ni jardines ni mujeres hilando en el atrio, ni un muchacho ... | |
Anoche Dios soñó conmigo. Fui la paja en su ojo zumbé en sus santas narices o pulga en el oído. Y Dios con bendita paciencia dormía el sueño de los justos mientras yo me desvelaba... | |
