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25 poemas aleatorios | |
Oye ladrar los perros que indagan el linaje de las sombras, óyelos desgarrar la tela del presagio. Escucha. Alguien avanza y las maderas crujen debajo de tus pies como sihuyeras sin cesar y sin cesar llegaras. Tú sellaste las puertas con tu nombre inscripto en las cenizas de ayer ... | |
Un día de tanto puro amor te retuercen el cuello, te muerden en los puntos dolorosos; quieren hacerte altoparlante, te miden, te limitan, te ponen precios fijos y te llenan de rótulos la vida, y eso más no permiten que revientes. Así la soga desde los pies al cuello, desde que llegas ... | |
Dicen los zapatistas Que el mercado invisibiliza la explotación Tienen razón. Dicen que las necesidades de los humildes No cuentan para los poderes de este mundo Tienen razón Dicen que los humildes desde sí mismos Pueden organizar su indignación Tienen razón ... | |
Todo pudo haber sido nada más que silencio. Tendríamos que haber soñado entonces con más fuerza, hasta que las imágenes del sueño quedaran estampadas como figuras totales en cualquier parte del tablero unánime. Tendríamos que haber hecho de los ojos un instrumento de música, ... | |
Enna villa de Roma, essa noble cibdat, maestra e sennora de toda christiandat, avié i dos ermanos de grant auctoridat, el uno era clérigo, el otro podestat. Peidrol dizién al clérigo, avié nomne atal, varón sabio e noble, del papa cardenal; entre las otras mannas avié una sin sal, avié grand avaricia, ... | |
¡Yambambó, yambambé! Repica el congo solongo, repica el negro bien negro; congo solongo del Songo baila yambó sobre un pie. Mamatomba, serembe cuserembá. El negro canta y se ajuma, el negro se ajuma y canta, el negro canta y se va. Acuememe serembó, aé yambó, aé. ... | |
Nadie contó la inmensa muchedumbrede espíritus que, en torno de su lumbre,cantan sus alabanzas inmortales.Sus infinitos rostros reproducenla faz tremenda y la visible espalda. Yehuda HalevyLos ángeles del Cielo del Altísimo I Me salva de mí misma: ... | |
Bien; ya lo sé!: -la muerte está sentada A mis umbrales: cautelosa viene, Porque sus llantos y su amor no apronten En mi defensa, cuando lejos viven Padres e hijo.-al retornar ceñudo De mi estéril labor, triste y oscura, Con que a mi casa del invierno abrigo, De pie sobre las hojas amarillas, ... | |
Deus dedit, Deus abstulit Dios mío, yo te ofrezco mi dolor: ¡Es todo lo que puedo ya ofrecerte! Tú me diste un gran amor, un solo amor, ¡un gran amor! Me lo robó la muerte... Y no me queda más que mi dolor. Acéptalo, Señor: ¡Es todo lo que puedo ya ofrecerte!... De: La amada ... | |
Voló desde su vida apacible hacia la luz recién encendida y su cadáver minúsculo cayo sobre esta hoja de papel en que escribo. Retiré la taza de café pensando que su contacto en mis labios sería molesto, y que una lluvia de meteoritos invisibles podría empezar a descender desde el foco, por los... | |
Que te acoja la muerte con todos tus sueños intactos. Al retorno de una furiosa adolescencia, al comienzo de las vacaciones que nunca te dieron, te distinguirá la muerte con su primer aviso. Te abrirá los ojos a sus grandes aguas, te iniciará en su constante brisa de otro mundo. ... | |
Y vi que los carniceros al tercer día, al tercer día de la tercera noche, comenzaban a florecer en los cementerios como brumosos lirios o como líquenes. Y vi que los carniceros al tercer día, llenos de tordos que eran ellos mismos, volaban persiguiéndose, persiguiéndose, ... | |
Un nuevo corazón, un hombre nuevo ha menester, Señor, la ánima mía; desnúdame de mí, que ser podría que a tu piedad pagase lo que debo. Dudosos pies por ciega noche llevo, que ya he llegado a aborrecer el día, y temo que hallaré la muerte fría envuelta en (bien que dulce) . ... | |
Opaca carne, diaria chispa, ven en la hora de la muerte. Devórame sin paz donde del éxtasis la brava lengua se entreduerma gigante e inalcanzable. Sangre que arremete, asalta el molino de voces que aprieta mis mudas venas para rezumar el licor de la fragancia que perece. ... | |
María Kodama lo descubrió. Pese a su autoridad y a su firmeza, es curiosamente liviano. Quienes lo ven lo advierten; quienes lo advierten lo recuerdan. Lo miro. Siento que es una parte de aquel imperio, infinito en el tiempo, que erigió su muralla para construir un recinto mágico. ... | |
Pajarillos de jaula me van pareciendo a mí misma mis sueños. Si los suelto, perecen o regresan. Y es que el grano y el cielo hay que ganarlos; pero el grano es demasiado pequeño y el cielo es demasiado grande..., y las alas, como los pies, también se cansan. ... | |
Mira el retrato... ¡Fíjate bien!: en lo que tengo tras la sien hay arrebato. Y la sonrisa que por el rostro pasea, como enfermiza, es pena fea. ¿No has observado esta nariz? Es un rarísimo desliz... ¡Vaya pecado! En la garganta ya casi pura cantando canta mi sepultura. No he de ocultarte ... | |
He vuelto de nuevo al buzón -así comienza el día así termina- como un rito sagrado opio corazón abrí la caja del apartamento 11-B En el fondouna tarjeta: Reparamos neveras torres calentadoresartefactos eléctricos primorosamenteen letra gótica -Así comienza el día así termina- ... | |
Nuestras ausencias como alianzas parecidas a las estaciones poéticas al acercamiento imposible de las edades de la palabra. De: El sueño oscuro Poesía reunida (1980-1989) | |
Anterior a la felicidad, antes incluso de la creación, luchaban una contra otra el agua y la tierra por la posesión de la ira de tu cabeza. Cuando la blanca paz interviene para salvarte, una cuerda de dieciséis cauris te detiene para que no me desbordes, para que no me asaltes. Amarrado... | |
el abuelo no tiene un lugar preciso en mis poemas constantemente va de un sitio a otro a veces lo dejo en una escena histórica o lo pongo a construir un columpio en el corazón de una hormiga pero al rato lo encuentro liderando algún movimiento en cierta ocasión lo ubiqué en un poema hermético... | |
No siempre. Porque, por ejemplo, en Macao, el opio es el opio del pueblo. De: Taberna y otros lugares | |
Este sueño sin párpados es un rumor herido y este aire de vida es un redondo sueño donde tus ojos ruedan y me siento su dueño en el agua que juega consumiendo el gemido Eres mi agua mi fuego mi primera noticia la pregunta que envuelve la palabra que asoma su voz hiela en el aire ... | |
Culebra, o mordedura de pestañas quemadas, o únicamente víbora del mal amor? A pocos centímetros me fuiste movediza, arenosa. Nunca entraste. Nunca saliste, y todo fue polilla a lo largo del encanto. Creí preferible casarme con la peste. Total, estaba loco y tú eras suficientemente... | |
Mientras aguardo ante el papel en blancola precisa intuición que inaugure el desfile de palabras, un arqueólogo en Lima saca a luz una pareja que duró milenios hasta mostrarnos su soñar gemelo. Rollizos como infantes más vestidos al uso de la gente. Y aquí me ves cavando ... | |
