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25 poemas aleatorios

 

   Aliento de la luz

   Raquel Huerta - Nava

primeros versos

Tras el dolor, el cambio, ese signo celeste de la gloria traza el sendero más firme el más difícil. la ruta de los astros para siempre, camino de sangre y soledad. Sólo la redención puede lavarnos del veneno en el espejo estéril soledad amortajada. Tras el dolor, ...

 

   Perro y mar

   Alfonsina Storni

primeros versos

Estaba solo el mar y solo el cielo y era todo un espacio gris y frío, y yo no oía nada ni veía más que ese gris monótono y sin vida. Y a mi costado el perro, contra el viento aullaba; y sus ladridos sacudían las olas muertas; y en el aire de plomo su quejido abría rumbo; y las orejas tensas ...

 

   Los sueños

   Yolanda Pantin

primeros versos

(en la boca de la noche) El médico mira dentro de mis ojos me hace abrir la boca Le cuento sueños cruzaba una piscina con un niño al cuello A veces me asalta un hambre de miedo devoro todo lo que encuentro a mi lado El médico escucha latir mi corazón Asiente con mucha seriedad ...

 

   En los confines...

   Margarita Laso

primeros versos

en los confines de nuestra selva un hilván de truenos jolgorio jolgorio bebes del jarro de una alfarera bebes y no derramas ni un sorbo de chicha de las hojas de plátano caen los líquidos que necesitamos gota a gota pegan el día con la noche sujetan la piedra a la mano que muele ...

 

   Primer esbozo

   Floriano Martins

primeros versos

¿Quién te envía, diluviana forma que me desborda? No es un disparate, supongo, ni tampoco el comienzo de una nueva historia. Hábil conduces las imágenes secretas de muchos martirios. Me siento criatura fausta al recibirte en casa. Parecen no importarte las preguntas que hago. ¿Reinas en cuál ...

 

   Salpra (IV)

   Margarita Carrera

primeros versos

Al acecho de los minutos cae tu pedazo de tiempo. Insomnio destierro obligado con discordias y lejanos fragores de iracundia. Las dudas desgranan tu desvarío tu tierra dispersa tus partículas carcomidas. Atrás las rutinarias incurias en ámbitos desiertos destilando inmisericordes ...

 

   Ritmo de ola

   Blas de Otero

primeros versos

Los senos son como palomas. Hay algunos que vuelan. La curva de los senos es el patrón para la línea del Ecuador. El meneo de los senos sugiere el ritmo de la ola. Los senos son dos, pero parecen uno repetido, jimaguas. Dulces, leves senos de niñas de quince años. ...

 

   Tarde tranquila...

   Antonio Machado

primeros versos

Tarde tranquila, casi con placidez de alma, para ser joven, para haberlo sido cuando Dios quiso, para tener algunas alegrías... lejos, y poder dulcemente recordarlas. LXXIV De: Galerías

 

   Lastimoso enamorado

   Francisco Brines

primeros versos

Quejoso, lastimero, en la lívida luz del día, me topas. De la noche tú regresas cadáver, y apresuras tu inanidad: tiemblas, lloras, maúllas. Anegados están de tu miseria caudalosa, amigos y enemigos. Tú que eras sordo, y digno, y dominabas la carne y el espíritu, ridícula muestras ...

 

   Reflejado en el fondo de una cuchara

   Rodolfo Häsler

primeros versos

Aprendes una lengua erosionada. Tiendes la trampa para resbalar en el lacre, un broche imposible de violentar, soy el que olvida la razón en el límite morado del azar. Reflejarme, proyectarme en el pálpito hueco de la huida, el ansia que maneja el carro de fuego que me arrastra. ...

 

   Carne del mar tensa y desnuda...

   Isabel Roselló

primeros versos

Carne del mar tensa y desnuda, violenta sombra de nácar oscuro, hacia el verano tiendes tu lamento, oh carne de muerte latiendo inmensa bajo mi corazón embravecido de amor. Hacia ti los tibios suspiros del alba, hacia ti los jóvenes miembros adolescentes, ...

 

   Presos los dos

   Almudena Guzmán

primeros versos

Presos los dos de aquel imposible decoroadolescente, ni yo me sonrojé ni usted tampoco hizo nada por llamarse al orden cuando después de las risas y las aceitunas rellenas, habiéndonos lubricado previamente al oído con una minuciosa lista de vicios sexuales, fuimos al amor como ...

 

   Llego con tres heridas

   Miguel Hernández

primeros versos

Llego con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida. Con tres heridas viene: la de la vida, la del amor, la de la muerte. Con tres heridas yo: la de la vida, la de la muerte, la del...

 

   Poética

   Oscar Cerruto

primeros versos

No eres sólo el fulgor que sin mesura estalla, ni su estrépito previsto. Ni las apelaciones de la esfinge, o la avidez o la otra idolatría. Lúcida sí, flagrante certidumbre, región de transparencia en la que inmerso está el tiempo, zumbando, lo que somos, la boca ...

 

   Las feas palabras

   Roque Dalton

primeros versos

En la garganta de un beodo muerto se quedan las palabras que despreció la poesía. Yo las rescato con manos de fantasma con manos piadosas es decir ya que todo lo muerto tiene la licuada piedad de su propia experiencia. Furtivamente os las abandono: ...

 

   Medianoche

   Octavio Paz

primeros versos

Es el secreto mediodía, sólo vibrante oscuridad de entraña, plenitud silenciosa de lo vivo. Del alma, ruina y sombra, vértigo de cenizas y vacío, brota un esbelto fuego, una delgada música, una columna de silencio puro, un asombrado río que se levanta de su lecho y fluye, entre los aires, ...

 

   Poetas al salón que hay jurados!

   Amparo Amorós

primeros versos

En el café se gestan las hazañas; en el café los premios se reparten; en el café se traman artimañas sin que los camareros se nos harten. ¡Qué baratos nos salen los jurados- amiguetes de mesa, copa y puro! ¡Qué solidarios, desinteresados, ecuánimes y rectos!- os lo juro. ...

 

   Habanera yo

   Elena Tamargo

primeros versos

Soy otra vez muchacha en el invierno y nadie me regala una gardenia. Pero el regreso de mis lunas ahíjo taciturna del fondo de la calle casi feliz, aletargada bajo esta piedra roja. Retozo como un campo florecido es la herencia adecuada de una mujer despierta un sueño ...

 

   Adela en la siesta

   Angel Escobar

primeros versos

Por ahí viene el calor. Doblándose en los postes cae su pergamino de oro. Viene huyéndole a los gritos que el mar suelta, solo, de pie en la costa de Cojímar. Adela entra en la siesta. El verano se le para en los párpados de leche y le exprime un limón maduro entre los pechos. ...

 

   La misa del amor

   Cancionero y Romancero Tradicionales I (siglo XI a siglo XV)

primeros versos

Mañanita de San Juan, mañanita de primor, cuando damas y galanes van a oír misa mayor. Allá va la mi señora, entre todas la mejor; viste saya sobre saya, mantellín de tornasol, camisa con oro y perlas bordada en el cabezón. En la su boca muy linda lleva un poco de dulzor; en la su cara ...

 

   Water Street

   José María Fonollosa

primeros versos

El mundo nos resulta ajeno, inhóspito. Debiera ser destruido por completo. Construir un mundo nuevo sin sus ruinas. Y estrenar una vida diferente. Pero al pasar el tiempo el nuevo mundo tampoco hallarán propio nuevos hombres.. También ellos querrán un mundo nuevo. ...

 

   Lo que hay es lo que falta

   Tatiana Oroño

primeros versos

No puedo contar porque lo que tengo que contar no está, no se produjo. Es lo que se produce cuando escribo. Mejor dicho: hay una historia. La de las sombras de la mano, la del calor que desprendió la mano al moverse buscando. Es una historia fuera de los hechos contados que ...

 

   Oficio de olvido

   Gonzalo Márquez Cristo

primeros versos

Una mujer se besa en el espejo, se oculta con su alma, el agua es su soledad. Un niño escondido en un armario intenta morir. Las lágrimas de un hombre caen en su taza de café. Una adolescente con el índice detiene la manecilla del reloj y se estremece. ...

 

   Versos a una plaza

   Norah Lange

primeros versos

La tarde muere como una eremita. Sobre la espalda de la noche el cielo se estremece apretado de estrellas. La noche crispada y lenta se apega a los faroles, pequeños y suaves como una luna nueva. Plaza: sobre tu umbral de sombras su voz sube como una letanía al silencio verde ...

 

   Reflejo I

   Johanna Godoy

primeros versos

Te beso y me beso sólo existe un hueco sordo en medio del cuerpo Nadie mitiga su calculado destino: la soledad Te abrazo y me abrazo nómbrame y seré creada Sólo existo en el corazón de Otro Tus labios me paren porque la vida finalmente no olvida que existo