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25 poemas aleatorios

 

   El mar me habló…

   David Escobar Galindo

primeros versos

El mar me habló cuando tus brazos me reconocieron. Yo era un islote preso por la espuma de lo que fue, de lo que pudo ser, y ahora tus brazos me rodeaban mil veces más floridos que la espuma. Y por eso humillado el mar me habló. De: Respiración cruzada Madrid, 2007

 

   Tristeza dulce del campo

   Juan Ramón Jiménez

primeros versos

Tristeza dulce del campo. La tarde viene cayendo. De las praderas segadas llega un suave olor a heno. Los pinares se han dormido. Sobre la colina, el cielo es tiernamente violeta. Canta un ruiseñor despierto. Vengo detrás de una copla que había por el sendero, copla...

 

   Décimocuarta poesía vertical (88) (Póstumo)

   Roberto Juarroz

primeros versos

Hay que llegar a no escribir un verso y ceder su lugar a algo que lo necesite más. ¿Pero habrá algo que mecesite más que un verso ocupar su lugar? Por otra parte, aquello que importe podrá siempre ocupar el mismo lugar que un verso. Las cosas que importan no se desplazan entre sí, ...

 

   Lágrimas que dejé

   Miguel Arteche

primeros versos

Lágrimas que dejé tras la montaña. Ojos que no veré sino en la muerte. A través del adiós, ¿quién me acompaña si mis ojos que ven no pueden verte? Lágrimas y ojos que estarán mañana tan atrás del ayer. Aquí, donde no se abre la ventana: aquí la tierra mana lágrimas ...

 

   Palabras privadas (III)

   Felipe Benítez Reyes

primeros versos

Hay siempre mar de fondo en el amor. Hay siempre lunas muertas, estrellas despuntadas, sombras de muertos ángeles. Hay siempre nubes negras y el cadáver de un cisne. Hay un viento que arrastra los jirones de niebla y una mano enemiga que desgarra la niebla. Hay siempre mar de fondo, ...

 

   Edad

   Tomás Segovia

primeros versos

La mano del amor es grave. Se ha espesado la carne de una savia de tiempo; el curso de los días ha ensanchado su cauce. Pero de paz cargada abriga y pesa la lenta mano calurosa. La mujer mira...

 

   Con el tiempo parece ir asentándose la rancia teoría...

   Eloísa Otero

primeros versos

Con el tiempo parece ir asentándose la rancia teoría de que la permanencia es la forma, condición inexcusable de ese silencio de cuerda tendida que a veces se da. Ser resulta repentinamente dañino a los muchos recuerdos. Panteísmo para aquella necesidad con toda independencia de quien. ...

 

   Y de repente

   José Acosta

primeros versos

(Aún hay un árbol en mi niñez que siempre quise trepar) Y de repente encontrar en mi memoria el misterio de una puerta que una vez no quise abrir. Trasponerla y descubrir del otro lado el otro destino que nunca tomé. Verme, entonces, bajo la lluvia de una ciudad desconocida ignorando ...

 

   Mi ventana

   Concha Méndez

primeros versos

El viento bate espadas de hielo. -No abriré la ventana- El viento decapita luceros. -No abriré la ventana- El viento lleva lenguas de fuego. -No abriré la ventana- En telegramas de sombra que van llevando los vientos se lee ya la Gran Noticia que conmueve al Universo... ...

 

   Tímida y avergonzada

   María Emilia Cornejo

primeros versos

tímida y avergonzada dejé que me quitaras lentamente mis vestidos, desnuda Sin saber qué hacer y muerta de frío me acomodé entre tus piernas ¿es la primera vez? preguntaste, sólo pude llorar. oí que me decías que todo iba a salir bien que no me preocupara, yo...

 

   Cibeles ante la ofrenda anual de tulipanes

   Ana Rossetti

primeros versos

Desprendida su funda, el capullo, tulipán sonrosado, apretado turbante, enfureció mi sangre con brusca primavera. Inoculado el sensual delirio, lubrica mi saliva tu pedúnculo; el tersísimo tallo que mi mano entroniza. Alta flor tuya erguida en los oscuros parques; oh, ...

 

   Tener que ver (II)

   José Antonio Cedrón

primeros versos

En la puerta cancel del antiguo vestíbulo brilla un vitral que sirve para tapar el gris con sus colores, hoy ya desatendidos, y sus vidrios rajados por donde pasa el viento trepidando como un viejo y ruinoso caballo de lechero. Este es el escenario de una ciudad con muros ...

 

   El deshollinador

   Enriqueta Ochoa

primeros versos

En mi centro amanecía Dios con su diamante de agua ensimismada, derramándola allí donde la yerba azul del verbo sin cercos corría limpia escalando hasta el borde de los labios. Pero redonda es la vida y en sus ruedas sorpresivas llegó de improviso el medio día. El verano galopó...

 

   Estela de la serpiente

   Ana Ilce Gómez

primeros versos

Una serpiente pasó frente a mis ojos Su larga madeja recordaba las hojas ondulantes y lustrosas de los largos trigales. Atenta me miró y yo a ella pero no debí parecerle un apreciable bocado Y siguió su camino zigzagueante entre la hierba como una oscura flecha por el tiempo apremiada. ...

 

   Las furias y las penas

   Pablo Neruda

primeros versos

...Hay en mi corazón furias y penas... Quevedo (En 1934 fue escrito este poema. Cuántas cosas han sobrevidio desde entonces! España, donde lo escribí, es una cintura de ruinas. Ay! si con sólo una gota de poesía o de amor pudiéramos aplacar la ira del mundo, pero eso sólo lo pueden ...

 

   Portales de la calle Infanta

   Odette Alonso

primeros versos

Atrás queda el mar con sus olores camino tierra adentro por los sucios portales de la calle Infanta. Ya no sé a dónde voy ya no s é lo que quiero el rumbo es una suerte de inercia involuntaria. Ah la añoranza de los tiempos idos de los viajes de abuelo y la casa de huéspedes que era casi un hotel. ...

 

   Encuentro con el ángel

   Jorge Riechmann

primeros versos

Hoy he conocido al ángel. Ganas dan de llorar. Qué terca criaturilla miserable, desa- seada, vanidosa. Qué plumas grasientas de supervivien- te de marea negra, qué calva vergonzante cubierta depelo ralo y engominado, qué barriguilla lúbrica, qué falta de dignidad, qué intentos de cohecho, ...

 

   Algunos, adelantándose a todos...

   Antonio Porchia

primeros versos

Algunos, adelantándose a todos, van ganando...

 

   Tour

   Margarito Cuéllar

primeros versos

Odio es el sitio, la tierra prometida. Nuestras armas: los dientes, afilados con pedernal. La mirada: cuchillos, dispuestos a dar el salto al más leve reflejo de la sombra. Las manos: animadas por su ejército darán la vida en caso necesario. El hígado: presto a fundirse, ...

 

   Cantar de amor (3)

   Miguel Ángel Gómez

primeros versos

A Olga Orozco Los salmos del amor se yerguen de la tierra, sus torrentes a veces las almas aniquilan. Nosotros los cantamos dispuestos a perdernos porque perderse es esto: sumirnos en la vida, hundirnos en sus aguas sin miedo a enloquecer, desventurados, ávidos, sobre lo temporal, ...

 

   El futuro

   David Escobar Galindo

primeros versos

Yo amo esta tierra pobre y apretada que más se expande cuanto más se aprieta. Su herida, más que herida es una grieta en la roca del alma calcinada. Yo me arrodillo ante la tosca grada que el dolor del Santísimo sujeta. Y la luz en un rayo me interpreta toda la inspiración atormentada. ...

 

   Otras bestias

   Eduardo Lizalde

primeros versos

Otras bestias declinan siempre al oro del alba, al mediodía furioso, nunca en la noche de augurios persistentes y toses de rifleros suicidas. Ostentosas, diurnas, claras bestias vivientes, se quiebran, pierden pie, se apagan o se oxidan y oscurecen. Y alrededor del que las mira, el que...

 

   Yalentay

   Jaime Augusto Shelley

primeros versos

Queda mucho de las sombras primeras. El sol, espejo y humo, erecto, achica su ojo tutelar y se mece, inconforme, sobre las cosas de barro. Yalentay, ensimismado, abre los brazos: intenso invierno es su susurro. Y sus hijos, y los padres de esos hijos, que también se han marchado, ...

 

   Altazor o el viaje en paracaídas (canto VI)

   Vicente Huidobro

primeros versos

Alhaja apoteosis y molusco Anudadonochenudo El corazón Esa entonces dirección nudo temblando Flexible corazón la apoteosis Un dos trescuatro Lágrimami lámpara y molusco El pecho al melodioso Anudado la joya Con que temblando angustia Normal tedioSería pasiónMuerte ...

 

   Por calle del rey arriba

   Oscar Castro

primeros versos

Por calle del rey arriba de San Francisco a la diestra, en casa de recios muros, vivía la primavera la luna que se asomaba por los ventanales era la boca de una guitarra: las cuerdas eran las rejas. La Primavera tenía carne de mujer morena, ojos de amor y pecado, boca de dulce promesa. ...