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25 poemas aleatorios | |
Mirringa Mirronga, la gata candonga, Va a dar un convite jugando escondite, Y quiere que todos los gatos y gatas No almuercen ratones ni cenen con... | |
Los halcones son águilas domesticables Son perros de aquellos lobos Son bestias s de una cruenta servidumbre Viven para la muerte Su vocación es dar la muerte Son los preservadores de la muerte y la inmovilidad Los halcones verdugos policías Con su... | |
Posesas de la bruma con belfos de gemido galopan ola y brisa remeciendo cordajes. Huracanadas alas con rayos en el pico desgreñan maldiciones, espumarajos, ayes. Hunde el Sol luminosas agujas de prodigio desalojando nieblas de filiación desleal; y, anatematizado, deshecho el maleficio, ... | |
Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío. sé que he perdido el amari- llo y el negro y pienso en esos imposibles colores como no piensan los que ven. Mi padre ha muerto y está siempre a mi lado. Cuando quiero... | |
Yo galán imperfecto Yo danzarín al borde del abismo. Yo sacristán obsceno Niño prodigio de los basurales. Yo sobrino - yo nieto Yo confabulador de siete suelas. Yo señor de las moscas Yo nadador del Estero las Toscas. Yo violador de tumbas Yo satanás enfermo de paperas. ... | |
Qué extraño ese viajero. Atraviesa los prados bajo su vellón con el hatillo al hombro. Se detiene junto a las matas, con mirada triste, o tal vez la tristeza no es otra cosa que el reflejo de este sol invernal tropezando en los picos yendo a morir sobre su rostro, gota a gota, tal vez, . ... | |
Es voz común que a más del medidodía, en ayunas la Zorra iba cazando: halla una parra; quédase mirando de la alta vid el fruto que pendía. Cansábala mil ansias y congojas no alcanzar a las uvas con la garra, al mostrar a sus dientes la alta parra negros racimos entre verdes hojas. Miró saltó ... | |
La más inofensiva, la más sana, la que nunca produjo salpullido a nadie; la que hasta ahora que yo sepa a nadie le ha pasmado la alegría; la pájara, la pajarita que nos hizo volar sin ser aviones; la que a mansalva nos hizo sudar miel, quedar absortos hasta sacar en conclusión que el mundo ... | |
Profético de pájaros, remece tempestades el árbol, dominado por mística soberbia; mas, subrepticiamente, sofoca sus ramajes, en fatales volutas, airosa madreselva. Titán sobrecogido, va quedándose exangüe bajo el nudo lascivo. Reído vena a vena, deshecho finalmente, desplómase cobarde, ... | |
Alta la voz y animosa como si cantara flor, hoy, caballeros, le canto a la gente de color. Marfil negro lo llamaban los ingleses y holandeses que aquí los desembarcaron al cabo de largos meses. En el barrio del Retiro hubo mercado de esclavos; de buena disposición y muchos salieron bravos. ... | |
Es la segunda vez. Como temblor de muerte, azul de despedida, sendero para un viento que destierra. Ausencia y abandono del propio ser. Locura sosegada moviendo sus océanos. Como ráfaga eterna, como alas de mármol, final para volver, ya sin principio. Es la segunda vez que nace el cuerpo. ... | |
Yo trabajo de noche, rodeado de ciudad, de pescadores, de alfareros, de difuntos quemados con azafrán y frutas, envueltos en muselina escarlata: bajo mi balcón esos muertos terribles pasan sonando cadenas y flautas de cobre, estridentes y finas y lúgubres silban entre el color ... | |
Giralda es prisma puro de Sevilla nivelada del plomo y de la estrella, molde en engaste azul, torre sin mella, palma de arquitectura sin semilla. Si su espejo la brisa en frente brilla no te contemples -¡ay, Narcisa!- en ella; que no se mude esa tu piel doncella, toda naranja al sol ... | |
Erguido entre la sombra de la noche, cultor de un rito antiguo, donde el sol y el amor se mezclan mutuamente. Adorador de gemas, mirando arder la extraña combustión de un ritmo raro, envuelto en la belleza, a punto de entrar ya en el éxtasis mágico de bailarinas y derviches, sedosa... | |
cuando venga el futuro testaré mi desconocimiento ofreciendo mi rostro al paisaje extraño e íntimo como un sueño. todo lo que yo sabía nada significará. mis ojos se romperán (POEMA ORIGINAL EN PORTUGUÉS): ... | |
Sacudimiento extraño que agita las ideas, como huracán que empuja las olas en tropel; murmullo que en el alma se eleva y va creciendo, como volcán que sordo anuncia que va a arder; deformes siluetas de seres imposibles; paisajes que aparecen como a través de un tul; colores que ... | |
En el móvil la luz de tu llamada, dices: mi cuarto frío… sé de un par de cuerpos leña que se anhelaron, ¿arde en la tuya mi boca recordada? Te respondo que ya, que acudo en nada, que derrito el asfalto de la tarde, que ni un hueco en la mía que no guarde ascuas, ¿sigue… la tuya... | |
fue la que siempre quisimos y faltó. el invernadero estaba junto al parque con sus cristales húmedos bajo el sol que entraba en la tarde, o en la mañana, a colorear sus plantas. yo me paseaba contigo de la mano eras de estatura un poco más bajo que yo- y así alcanzaba a ver, desde esa altura, ... | |
Yo fui la planta llena de hojarasca De torcida raíz, si que bien honda: Un tumulto de savia, y su borrasca Donde faltaba fruto puso fronda. Error de exceso que no fue problema, Pues no duró; el dolor me puso a poda y hacha en la mano despojóme toda para encauzarme en una sola yema: ... | |
Alferéz del navío, cuya vaca es la ballena; y por reloj la brújula. La palmera encendida en papagayos y el negro azul; cañaveral de azúcar. Marino del Caribe o Filipinas que cruza suaves playas de criollas con faldas rojas y pañuelos blancos. Tu timón huele a clavo y a canela, y en la noche ... | |
¡Oh perenne armonía de las olas, rugientes con las inagotables fiebres del infinito, preñados de lo eterno, vuestros flancos hirvientes con su ser justifican la belleza del mito que los ojos helenos glorificaban antes, ebrios de agua y de sol en las playas egeas, en los pechos heroicos ... | |
Escribo sobre la mesa crepuscular, apoyando fuerte la pluma sobre su pecho casi vivo, que gime y recuerda al bosque natal. La tinta negra abre sus grandes alas. La lámpara estalla y cubre mis palabras una capa de cristales rotos. Un fragmento afilado de luz me corta la mano... | |
¿Dónde la mano encendida bajo el sin luz de la luz? Red de espera, y sin espera extendida a nueva ausencia: pestaña del aire quieto apreisionada entre filos, reverso de una mirada libre de toda presencia. ¡De qué ausencia consentida, sin huella, mano presente ilesa ... | |
Lleva la cruz al hombro, tres veces no, mil veces caído y levantado; ya su vida es escombro; va por la calle ya crucificado. No pavor, sino asombro, verlo lo mismo y ya transfigurado. Nadie lo nombrará, ni yo lo nombro, ni nadie lo ha nombrado. No resucitará, nadie le rezará, ... | |
Al monte de la mirra he de hacer mi camino, con tan ligeros pasos que iguale al cervatillo. mas ¡ay Dios!, que mi Amado al huerto ha descendido, y como árbol de mirra suda el licor más primo. De bálsamo es mi Amado, apretado racimo de las viñas de Engadi: el amor le ha cogido. De su cabeza ... | |
