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25 poemas aleatorios | |
Huele a muchacha el aire de mediodía, huele a muchacha natural, y está tan cargado de olor a muchacha el aire de mediodía que estoy a punto de gritar que el aire de mediodía huele a muchacha. 2 Me he puesto mi traje nuevo y he limpiado mis zapatos; en el claro día relucen... | |
Te he dicho cosas horribles que te hieren toda, desde los huesos hasta la dignidad, y resistes sin morir porque eres joven y te faltan historias de amor por escuchar. Mis argumentos son que todo pasa porque el destino tiene sus hilos y la silueta del barco sus rutas en el mar. ... | |
Si todo acabó ya, si había sonado la queda y su reposo indiferente, ¿qué hogueras se conjuran de repente para encenderme el pozo del pasado? ¿Qué es esta joven sed? ¿Qué extraviado furor de savia crece en la simiente? Si enmudecí definitivamente, ¿para quién canta un nido en mi costado? ... | |
Como el náufrago metódico que contase las olas que faltan para morir, y las contase, y las volviese a contar, para evitar errores, hasta la última, hasta aquella que tiene la estatura de un niño y le besa y le cubre la frente, así he vivido yo con una vaga prudencia de caballo de cartón ... | |
La tarde es un amigo Que no existe, una novia A que seguir diciendo que no existe La moza está desnuda en la ventana Soy yo quien no la mira Y todo está llorando por verla o por oírla. Selección: Guido Ferrer | |
No he buscado. Por costumbre si escucho el canto de un pájaro digo (a nadie) ¡vaya: un pájaro! O digo ¿de qué color era? Y el color no tiene en realidad importancia, sino el espacio en que una inmensa flor sin nombre... | |
Huyan de mí, palabras; aléjense del foco de mis obsesiones. Hagan su viaje alrededor del sol, cada quien en su órbita. Que no las haya liberado en vano. De: Respiración cruzada Madrid, 2007 | |
Para Antonio Claros El sol se hará oscuro para ellos pero pronto han de volver Miqueas III, 6 Los profetas han muerto. Cuernos de guerra anuncian la pronta llegada de la peste, nuevos tiempos de miseria y escasez. El campo de batalla está desierto, el cielo se oscurece, ... | |
A Fernando Vela Debajo de las multiplicaciones hay una gota de sangre de pato. Debajo de las divisiones hay una gota de sangre de marinero. Debajo de las sumas, un río de sangre tierna. Un río que viene cantando por los dormitorios de los arrabales, y es plata, ... | |
Every poem an epitaph Eliot Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas si no es una pedrada que partiendo de una hoda certera se incrusta en una sien y ya hay un muerto. Selección: Melquíades Prieto | |
Como un lamento lejano resuena entre los peñascos la voz que se hace sollozo para decir su quebranto. Como el bramido del toro que ve la muerte a su paso; como el llanto de los niños que quedaron en el rancho; y como el venado herido que los perros van husmeando; así rasgó... | |
Fascinación mortal la del azogue; qué yambos irrisorios, placeres cuáles; yo, yo no soy Epicteto, ni fui esclavo, ni cojo, ni pobre como Iro, ni grato... | |
Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes a tus ojos oceánicos. Allí se estira y arde en la más alta hoguera mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago. Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes que olean como el mar a la orilla de un faro. Solo guardas tinieblas, ... | |
Si se da cuenta de mi modo Si lo logro Si le da la vuelta mi modo Entera y en redondo Y si mi modo a su manera Se le presenta como Se le recomienda solo Si la despierta con su codo Si le restriega un ojo Para que vea con el otro Y si se le pega su tono Y ya le suena como propio Si lo logro Si de mi ... | |
La dama estaba allí, entre los leones De su mansión acaso imaginada. Era quizás la imagen más sagrada De todas esas áureas invenciones. Se cerraron un día sus salones, Porque bastaba sólo su mirada Para que se quedaran a la entrada... | |
No quiero santificar Tu nombre pero lo santifico y musito: Estira Tu mano y llévame contigo a Tu reino aunque no sea Tu voluntad. Eres mi señor y debes cuidar de esta sierva ante Ti hincada mira mi abatimiento, sácame de mis angustias de este valle de lágrimas en el que vivo mis días están en Tus ... | |
Yo he visto su cara en otra parte le dije cuando entró en el Café Berlioz Soy de otra dimensión contestó sonriendo y avanzó hacia el fondo del salón Ella finge escribir en su mesa de mármol pero me observa de reojo Desde mi mesa veo su cuello desnudo Como un aerolito cruzó mi mente el rostro ... | |
NADA HOSTIGA AL papel esta mañana No hay un gris melodramático ni demasiado frío ni ganas de salir Pero tus manos Las puertas del armario enronquecieron Cepillo violinista la hilera de incisivos Aún noviembre Reniego cinco veces de camisa Un manojo plátanos Tu ausencia ... | |
Yo, o lo que fuera entonces, navegaba por el plácido mar materno, cuando, un día de agosto, doscientos antes de mi nacimiento, y contando la misma edad que ahora yo tengo, del mester de la vida dimitiste. Europa iba saliendo de la última resaca de su historia o acaso de... | |
Cierra tus ojos, ¡oh, cielo! Tan azul... tan amado y tierno. Lloras con lágrimas de ángel alado, tan triste en silencio, tan callado... ¡Oh, preciosa luz celeste, que envolvente presentas tu alma; balsa marmórea ayer, inocente en el crepúsculo, incorpórea! ¡Despliega tus alas... | |
¡Tengo rota la vida! En el combate de tantos años ya mi aliento cede, y al orgulloso pensamiento abate la idea de la muerte, que lo obsede. Quisiera entrar en mí, vivir conmigo, poder hacer la cruz sobre mi frente, y sin saber de amigo ni enemigo, apartado, vivir devotamente. ... | |
Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano. Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento, a las desalentadas amapolas daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado ... | |
Y vi que los carniceros al tercer día, al tercer día de la tercera noche, comenzaban a florecer en los cementerios como brumosos lirios o como líquenes. Y vi que los carniceros al tercer día, llenos de tordos que eran ellos mismos, volaban persiguiéndose, persiguiéndose, ... | |
Manos que en el crespón de la tiniebla de la noche insonora pálidas flotan como airón de niebla! ¡Oh, las manos difuntas de la triste señora, de la madre doliente que ha tiempo no responde a mis preguntas! ¡Oh manos que existieron solamente para elevarse a Dios y vivir juntas! Manos... | |
A mi más hermana que prima, Nena A. de Echeverría. No sé por qué se ha hecho desde hace tantos días este extraño silencio: silencio sin perfiles, sin aristas, que me penetra como un agua sorda. Como marea en vilo por la luna, el silencio me cubre lentamente. Me siento sumergida en él, ... | |
