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25 poemas aleatorios | |
El menor de mis hijosque aún no sabe su nombre ni caminar derecho a medianoche en la más alta fiebre canta Es doble este camino La razón y la fe Tengo fe en la razón en la razón impura Comprendo las razones de la fe la fe de los herejes Entre el hecho y la duda cruzan ambos caminos ... | |
Tú te llamabas Carmen y era hermoso decir una a una tus letras, desnudarlas, mirarte en cada una como si fuesen ramas distintas de alegría, distintos besos en mi boca reunidos. Era hermoso saberte con un nombre que ya me duele ahora entre los labios, ... | |
nadie que los vieranadie dejara de abrir baja tus ojos graciosos no mates a quien te mira sino con bajar mis ojos juraré que nunca os vino hay quien mire que no adame juraré que siempre vila cual nunca la viovuestros sonmis ojos¿cuándo nos veremos?cuando nos veamosveréis a vuestro amador ... | |
Érase una cadena fuerte como un destino, Sacra como una vida, sensible como un alma; La corté con un lirio y sigo mi camino Con la frialdad magnífica de la Muerte...Con calma Curiosidad mi espíritu se asoma a su laguna Interior, y el cristal de las aguas dormidas, Refleja un dios ... | |
Antes de que llegara el tiempo de la fiebre, un tacuazín devoró a la guacamaya que alegraba lo sórdido del patio. Mi padre, conmovido por mi desesperación, construyó una trampa grande y resistente, con tablones del aserradero. En su interior dispuso granos de maíz, ... | |
¡Abenámar, Abenámar, moro de la morería, el día que tú naciste grandes señales había! Estaba la mar en calma, la luna estaba crecida, moro que en tal signo nace no debe decir mentira. Allí respondiera el moro, bien oiréis lo que diría: Yo te lo diré, señor, aunque me cueste la vida, porque soy hijo ... | |
Has cambiado de apariencia tantas veces que sólo te reconozco entre las sombras, cuando regresan del norte las lechuzas y el sapo extiende sus redes bajo el agua. Hace treinta años tu perfil deslumbrante se insinuó en la corteza del sauce y en la llama desprendida de la acacia, ... | |
La casa donde crecí en Sonsonate. Y al volver la vista el regalo se vislumbra, se toca en su verticalidad palpitante, intraducible. ¡Ah, la luz entre los pliegues de la sombra! Torneces dentro de la rigidez de estas líneas deterioradas abruptas y filosas cortando el antiguo placer de los espacios ... | |
Se abren y cierran las puertas sin fatiga De madera o de fierro Pequeñas y alargadas Hacia dentro o hacia afuera Mecánicas y automáticas Sin nada que decir, pero tan prácticas Con sus cerraduras y clavijas Adosadas a un marco Verticales casi siempre Separando el afuera del adentro ... | |
Cuando llama la poesía, cuando el grito desesperado del verso clama por mi sangre, sólo los muertos resucitan y me esperan pues de ellos es parte mi alma, es parte del soldado que aquí todos los días trabaja. Cuando llama la poesía, los muertos reciben mis besos porque también a ellos pertenezco. ... | |
Aquel tapado de armiño, esta situación que vivimos, mi amiga, estos recuerdos que siempre tendremos y esta vida que juntos vamos haciendo. Algún día, y digo por decirlo, tendremos ese tapado de armiño; será un tiempo más justo, forrado en lamé, como el tapado del tango. Un tiempo ... | |
Deja por última vez que mi tacto te sepa porque quiero aprenderme tu cara de memoria, porque quiero iniciar un poema diciendo: | |
Todos los días amanezco a ciegas a trabajar para vivir; y tomo el desayuno, sin probar ni gota de él, todas las mañanas. Sin saber si he logrado, o más nunca, algo que brinca del sabor o es sólo corazón y que ya vuelto, lamentará hasta dónde esto es lo menos. El niño crecería ahíto de felicidad... | |
Linda rubia: las otras lindas rubias saben que tú eres la más rubia entre ellas. ¿De qué áureos medievales, de qué onzas de virreinos en flor, de qué monedas, por el roce de siglos derretidas, se amontonan en tus bucles y tus trenzas la melcocha de oro en que embalsada salta en rizos de sol ... | |
Exilio es vivir donde no existe casa alguna en la que hayamos sido niños; donde no hay ratas en los patios ni almidonadas solteronas tejiendo tras las celosías. Estar quizás ya sin remedio en donde no es posible que al cruzar una calle nos asalte el recuerdo de cómo, ... | |
I Norma de ayer encontrada sobre mi noche presente; resplandor adolescente que se opone a la nevada. No pueden darte posada mis dos niñas de sigilo, morenas de luna en vilo con el corazón abierto; pero mi amor busca el huerto donde no muere tu estilo.II Norma de seno y cadera baja ... | |
¿Qué te acongoja mientras que sube del horizonte del mar la nube, negro capuz? Tendrán por ella frescura el cielo, pureza el aire. verdor el suelo, matiz la luz. No tiembles. ¡Deja que el viento amague y el trueno asorde y el rayo estrague campo y candil! Tales rigores no han de ser vanos. ... | |
He dormido un poco, abuelo, casi dos horas y conservo mi fusil. Me hice grande, según dicen las tinieblas. Estuve, estoy peleando como enseñaste y tengo los puños en tus puños todavía. Combatí contra el dolor cuando te fuiste, pero lo maté mal... | |
Dejad que los africanos vengan a mí que vengan que salten las vallas de alambre que se corten las manos que parezcan personas dejad que vengan a mí que los espero detrás del alambre con mi luminoso rifle para hacerlos eternos De: Revista de la Universidad de San Carlos de Guatemala ... | |
Un día abandonaremos la ciudad de México; la dejaremos en pie y desierta para que las conjeturas crezcan, y nos iremos a fundar en otra parte nuestras maravillas. 2 El jueves en la mañana despertamos alegres, llenos de sueños. Desayunamos dorados panes y jugos... | |
I Todo en nosotros fluye como savia, como el agua de la palabra cuando, con acentro y sin él. Somos adverbios de lugar sin lugar.Nuestro caudal busca el mar y lo llama y no conoce las tierras que atraviesa, las ciudades que se miran en él, la sed, los puentes que lo salvan, ... | |
Apuñados como escasos frijoles Sintiéndonos los olores Juntándonos desconocidos Sintiéndonos los alientos Esto es a diario Cada mañana, tarde y noche Prestándonos al juego cotidiano nadie protesta, sólo la necesidad ¡Vaya niño, mercado vas! Colaboremos señores, es de cuatro ... | |
Di, Jesucristo, ¿por qué me besan tanto los pies? Soy San Pedro aquí sentado, en bronce inmovilizado, no puedo mirar de lado ni pegar un puntapié, pues tengo los pies gastados, como ves. Haz un milagro, Señor. Déjame bajar al río, volver a ser pescador, que es lo mío. ... | |
Habrá Dios enfurecido y marcando las cartas lanzado su fúrica mano sobre la mesa sin importarle demasiado los comensales y otros reunidos para el pokarito que han dicho ese Alberto qué calamidad mira que perder con tercia en un lugar de mala muerte y mirando a Dios ... | |
Todo momento no es sino ocasión de otro momento. Toda realidad no es sino ocasión de otra realidad. Por eso un ciego comprende mejor las estrellas que tú, en quien sólo aprecio la sonrisa. Cuanto se oculta tras ella es cuanto busco en mí. ¡Maldita sea! Esto decía mi amigo perdido en la noche ... | |
