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25 poemas aleatorios | |
No es él el que me lleva . . . Es mi vida que en su vida palpita. Es la llamada tibia de mi alma que se ha ido a cantar entre sus rimas. Es la inquietud de viaje de mi espíritu que ha encontrado en su rumbo eterna vía. El y yo somos uno. Uno mismo y por siempre entre las cimas; manantial abrazando lluvia ... | |
Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío. sé que he perdido el amari- llo y el negro y pienso en esos imposibles colores como no piensan los que ven. Mi padre ha muerto y está siempre a mi lado. Cuando quiero... | |
Ahora desnuda tu alma. Hoy he salido de la noche A buscar tus ojos que ven En la remota distancia. Siempre busco una forma: La forma del amor desnudo Que calcina como fuego. Ahora eres densa en mi Psique, Y siendo... | |
A un fraile Franciscano, en agradecimiento de una caja de jalea | |
Gracias os quiero dar sin cumplimiento, Dulce fray Diego, por la dulce caja; Tal sea el ataúd de mi mortaja, Y de mis guerras tal el instrumento. Consagrad, Musas, hoy vuestro talento A la monja que almíbar tal le baja, Pues quien acabar suele en una paja Sella ahora el estómago contento. ... | |
¿Compartir con vosotros el inocente aire? ¿Ver las praderas que miráis? ¿Adivinar el agua que romperá las redes de la mismased? La calle y sus doce nuevos aromas hacer lecho común de pasos tan distintos? Cruzarnos tan siquiera bajo los sicomoros pensativos? ... | |
Vendrá, ya lo intentó tres veces Pensará que ha hecho cosas Pero no las hizo La muerte como la soledad, son compañía en los verdaderos silencios y tendrá que vestirse de nuevo acaso con las mismas ropas Tus ojos se estarán luciendo pergeñando guiños certeros ... | |
Eres como la luz alta y delgada. Como el viento eres clara sin saberlo. Vacila tu actitud como la tarde suavemente inclinada sobre el mundo. Eres hecha de sueños olvidados y te olvido de pronto, como a un sueño; mi corazón te busca como el humo busca la altura y hacia ella muere. ... | |
En el bote iba remando Por el lago seductor, Con el sol que era oro puro Y en el alma más de un sol. Y a mis pies vi... | |
Yo apenas quiero ser humilde araña que en torno tuyo su hilazón tejiera y que, como explorando una montaña, se enredase en tu misma cabellera. Yo quiero ser gusano, hacer encaje; dar mi capullo a las dentadas ruedas; y así poder, en la prisión de un traje, sentirte palpitar bajo mis sedas... ¡Y yo ... | |
Aleteos de pájaros y el cielo tan oscuro, los árboles se agitan en danza. Por la calle corre aire frío. El cartero y su bolsa pasan de largo. Poema seleccionado por la autora | |
Al oeste de las estrofas escritas por el amanecer, las plantaciones de plátanos responden a su luz; por encima, un halcón que describía círculos con mi corazón en su pico hasta el borde del mundo, lo trae de vuelta al puente que se desvanece, al río que se revuelve en su lecho, ... | |
a uno le gusta echarse sobre cualquier intento saberse lo mejor universo particular cielo de infelices llegan entonces los elegidos ofrecen llaves de aire damos una cita huimos hacia dentro De: Trastienda Selección de la autora | |
Levantóse Gerineldo, que al rey dejara dormido, fuese para la infanta donde estaba en el castillo. Abráisme, dijo, señora, abráisme, cuerpo garrido. ¿Quién sois vos, el caballero, que llamáis a mi postigo? Gerineldo soy, señora, vuestro tan querido amigo. Tomárala por la mano, en un lecho la ha metido, ... | |
No quedará de estos instantes nada, de estos, ardientes, que ahora lo son todo, no quedará de estos instantes nada más que estos versos. No dejarán más rastro estos relámpagos que carbón y cenizas y nostalgia, no dejarán más rastro estos relámpagos que el de estos... | |
En la garganta de un beodo muerto se quedan las palabras que despreció la poesía. Yo las rescato con manos de fantasma con manos piadosas es decir ya que todo lo muerto tiene la licuada piedad de su propia experiencia. Furtivamente os las abandono: ... | |
Clavaron un pie en lo hondo y no se irán. Han aceptado labrarse en bosques y ciudades de imágenes perdidas pero no se irán. Estas piedras que miran de frente al mar, que lo oyen más allá de la paciencia convocando su feroz látigo con ciega convicción, han aceptado ser escritas, pero no... | |
no creo en la vía violenta me gustaría creer en algo —pero no creo creer es creer en Dios lo único que yo hago es encogerme de hombros perdónenme la franqueza... | |
Como este río que a ningún lado ha de llegar y sigue andando, yo me quedé en la vida, amado mío, yendo hacia ti. Yendo hacia ti por un camino que era siempre más largo que mi agua, aunque mi agua no se acabara nunca y fuera el corazón quien la empujara. He vivido mi muerte y he muerto ... | |
Pienso en ti. La tarde, no es una tarde más; es el recuerdo de aquella otra, azul, en que se hizo el amor en nosotros como un día la luz en las tinieblas. Y fue entonces más clara la estrella, el perfume del jazmín más cercano, menos punzantes las espinas, Ahora, al evocarla ... | |
Soledad sabe una copla que tiene su mismo nombre: Soledad. Tres renglones nada más: tres arroyos de agua amarga, que van, cantando, a la mar. Copla tronchada, tu verso primero, ¿dónde estará? ¿Qué jardinero loco, con sus tijeras de plata le cortó al ciprés la punta, Soledad? ... | |
Y tú, ¿quién eres de la noche errante aparición que pasas silenciosa, cruzando los espacios ondulante tras los vapores de la nube acuosa? negra la tierra, triste el firmamento, ciegos mis ojos sin tu luz estaban, y suspirando entre el oscuro viento tenebrosos espíritus vagaban. ... | |
LOS TOROS Está en la plaza Mayor todo Madrid celebrando con un festejo los días de su rey Felipe cuarto. Este ocupa, con la reina y los jefes de palacio, el regio balcón vestido de tapices y brocados. En los otros, que hermosean reposteros y damascos, los grandes, con sus señoras y los nobles ... | |
Volvió la abeja a mi rosal. Le dije: —Es tarde para mieles; aún me dura el invierno. Volvió la abeja. ...Elije —le dije— otra dulzura, otra frescura inocente. (Era la abeja obscura y se obstinaba en la corola hueca...) ¡Clavó su sed sobre... | |
Mirar lo invisible La tarde me está ofreciendo en la palma de su mano, hecha de enero y de niebla, vagos mundos desmedidos de esos que yo antes soñaba, que hoy ya no quiero. Y cerraría los ojos para no verlo. Si no los cierro no es por lo que veo. Por un mundo sospechado ... | |
De hinojos en el vientre de mi madre Yo no hacía otra cosa que rezar, Por la grieta de su boca perfumada Alguna vez el resplandor externo sorprendí; No estaba yo al corriente de la realidad Pero cuando ella sonreía Un mediterráneo fuego se posaba En el quebradizo travesaño... | |
