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25 poemas aleatorios | |
Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde -como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante. Dejar huella quería y marcharme entre aplausos -envejecer, morir, era tan sólo las dimensiones del teatro. Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: ... | |
Cuando seamos viejos, todo este amor enorme se irá por los caminos y brotará en los huertos, y será una ilusión muy lejana y deforme que enturbiará la paz de nuestros ojos muertos. A la tarde, soñando con lo que ya no se ama, mascaremos recuerdos de amor en el tabaco, y el amor ... | |
Señora, después que os vi paso la vida en quereros, y lloro en ver cuan ligeros pasan los años por mí; que aunque aborrecer se debe vida tan triste y amarga, si para sufrir es larga, para merecer es breve. Ya no sabe amor con qué apurar mi sufrimiento; que es leve cualquier tormento si carga ... | |
Cerrado por motivo de inventario. No regrese más tarde ni mañana, ha de abrirse tal vez la otra semana bajo otro nombre y con nuevo horario. Otro nombre, otro horario, otro vestuario, hacer por fin lo que nos dé la gana, sin el tic tac, febril que nos afana, del reloj que nos marca el paso diario. ... | |
I El viejo Rey de la Costa Atribulado camina, Que desoló sus regiones Interminable sequía. Con su prole y sus mujeres, Domeñando la fatiga, Va de ardientes arenales A nevadas serranías. - No los Andes trasmontemos, Que en las nieves de sus cimas, A mi pecho falta el aire, Falta el calor a mi vida. ... | |
El invierno son las palabras que me dices sin hoja alguna. Y el frío de no saber qué contestarte. Es un grifo abierto que no mana, el silencio. Un sol tibio ilumina el fondo de las tazas ya bebidas. Y llegará el adiós como... | |
¿No me conocéis, serranos? Yo soy el pastor de Filis, cera a su pecho de acero, esclavo a sus ojos libres. Huésped en vuestras riberas, oponer de amor me visteis a las armas vencedoras resistencias invencibles. Mas ¡ay! yo muerto, serranos; ¡ay, amor, ya me venciste!; los incendios de mis hielos ... | |
No sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad (me muerda los pies, no me emborracharé bajo los puentes, no cometeré faltas( de estilo. Acepto este destino de camisas planchadas, llego a tiempo a los cines, cedo mi asinto a las señoras. El largo desarreglo de los sentidos me va mal, ... | |
De tu mirada llena las bienaventuranzas aguardamos, rotundo sol de mayo: Aquellos cuerpos en la calle solos están. Huye la pena misma de su lado. Catástrofes y fiebres asédianlos ajenas a distancia. Y les niega raíces la tierra que su sombra hiere. No permitas que rueden abolidos ... | |
Va a llover... Lo ha dicho al césped el canto fresco del río; el viento lo ha dicho al bosque y el bosque al viento y al río. Va a llover... Crujen las ramas y huele a sombra en los pinos. Naufraga en verde el paisaje. Pasan pájaros perdidos. Va a llover... Ya el cielo empieza a madurar en el fondo de tus ojos ... | |
Al pasar de los años, ¿qué sentiré leyendo estos poemas de amor que ahora te escribo? Me lo pregunto porque está desnuda la historia de mi vida frente a mí, en este amanecer de intimidad, cuando la luz es inmediata y roja y yo soy el que soy y las palabras conservan el calor del cuerpo ... | |
La brisa, la palabra, el árbol, solos en el bolsillo del niño que no vendrá, bordan con hilo sutil. La yerba húmeda esconde a la noche, nadie encontrará su país. Esta historia no aspira a cruzar puentes. Espera noticias del mes acá todavía. ... | |
Habitas en un bosque de vidrio. El mar de labios delgados, el mar de las cinco de la mañana, centellea a las puertas de tu dormir. Cuando lo rozan tus ojos, su lomo metálico brilla como un cementerio de corazas. El mar amontona a tus pies espadas, azagayas, picas, ballestas, dagas. ... | |
Sí, sufro siempre, pero sólo en algunos momentos, porque sólo en algunos momentos pienso... | |
En lo más crudo del invierno de 1981 encontramos en el único tiesto vivo que quedaba en casa una violeta minúscula que en pleno día sin sol de sí arrojaba unas sombras numerosas que se esparcían por el techo y por todas las paredes de la sala, desaprecían por las cuarteaduras ... | |
Vine a llamarte a los acantilados. Lancé tu nombre y sólo el mar me respondió desde la leche instantánea y voraz de sus espumas. Por el desorden recurrente de las aguas cruza tu nombre como un pez que se debate y huye hacia la vasta lejanía. Hacia un horizonte de menta ... | |
La angustia existe. El hombre usa sus antiguos desastres como un espejo. Una hora apenas después del crepúsculo ese hombre recoge los hirientes residuos de su día acongojadamente los pone cerca del corazón y se hunde con un sudor de tísico aún no resignado en sus profundas ... | |
El abandono silba llamando a sus amigos. La noche y el sueño amarran sus caballos frente a las ventanas. El dueño de casa baja a la bodega a buscar sidra guardada desde el año pasado. Se detiene el reloj de péndulo. Clavos oxidados caen de las tablas. ... | |
Tu carne olía ricamente a otoño, a húmedas hojas muertas, a resinas, a cítricos aceites y a glisinas y a la etérea fragancia del madroño. Hábil como una boca era tu coño. Siempre había, después de tus felinas agonías de gozo, en las divinas frondas de tu deseo, otro retoño. ... | |
Andábamos, monte arriba, bañados de luna... Tú me diste Blanca, ¿te acuerdas? un ramo de almoraduj. ¡Qué pálida era tu mano mate en la sombra azul! ¡Como miraban tus ojos! ¡Oh! ¡Cómo estabas...! La luz de la luna iba nevando por los montes negros sus tristezas de lirios blancos, ... | |
Quisiera haber nacido de tu vientre haber vivido alguna vez dentro de ti desde que te conozco soy más huérfano oh gruta tierna rojo edén caluroso qué alegría haber sido esa ceguera quisiera que tu carne se acordase de haberme aprisionado que cuando me miraras algo... | |
Sólo materias de sombras, criaturas de la noche, nubes espectrales, seres dolorosamente informes, visiones o pesadillas llegadas no sé de dónde, ráfagas resucitadas que fueron mujeres y hombres, que tuvieron carne y sueños donde anidaban los soles ... | |
Ayer pasó la muerte por mi casa... Se hizo una noche solitaria en torno, y en medio de las sombras de la noche, se hacinaron escombros sobre escombros. El isócrono golpe de las picas desmoronó el hogar. Así fue cómo se desplomaron los antiguos muros, y hoy ya no son más que ceniza... | |
Piel azul que recubres las espaldas del mundo, y atas pies con cabeza de la endiablada esfera; huidiza y multiforme culebra mudadera, puñal alguno puede clavársete profundo. Esponja borradora tu fofa carne helada, la proa que te corta no logra escribir paso, ni a hierro marca el pozo, ... | |
Deja que mis manos, sombra, no se extiendan inútil en la oscuridad, deja que acaricien tu rostro si tenerlo no puedo, si verlo no consigo, No esperes la madrugada para confundirte con la luz no me dejes resignado a esperar la noche para rogarte de nuevo. Acércate, sombra, ... | |
