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25 poemas aleatorios | |
La suavidad del pan que no ha nacido sostienen sus caderas, un lomo terso de venado, la curvatura del melón, altas mejillas donde escribió su adiós final la espalda. Cómo no amar a este varón sentado en sus dos lunas, volcado como un río sobre el lecho. Amo su boca tocada ... | |
Surcarás otros mares de amarga geografía. Volverá con las naves la paloma del sueño, el velo del ocaso, la túnica del alba fría de los inviernos. II Sobre este mar de sueños el ocaso te avisa acantilados. Sube a la gavia más alta. Date al recuerdo, cruza la estela... | |
El misterio nocturno era divino. Eudora estaba como nunca bella, y tenía en los ojos la centella, la luz de un gozo conquistado al vino. De alto balcón apostrofóme a tino; y rostro al cielo departí con ella tierno y audaz, como con una estrella... !Oh qué timbre de voz trémulo y fino! ... | |
Mis manos dibujan monarcas cansadas de volar Pongo flores en mi mesa te espero... los colores tienden a marchitarse y vuelvo a sentir tus uñas en mi espalda | |
¡Allá van! son hojas sueltas De un árbol escaso en fruto; Humildísimo tributo Que da al mundo un corazón. Allá van, secas, revueltas En confuso torbellino, Sin aroma, sin destino, A merced del aquilón. Esas hojas los ensueños De la vida simbolizan, Cuando puros divinizan, La ventura o el afán; ... | |
Venid a ver el cuarto del poeta. Desde la calle hasta mi corazón hay cincuenta peldaños de pobreza. Subidlos. A la izquierda. Si encontráis a mi madre en el camino, cosiendo su ternura a mi tristeza, preguntadle por el amado cuarto del poeta. Si encontráis a Evelina contemplando morir ... | |
Que vuelvas a ver la enorme catedral y la erizada Capilla y sientas el paso distante, los rumores de los Cruzados y de San Luis. Que vuelvasa la calle Monsieru le Prince para asomarte a los escaparates y, luego, en la calle Vavin, a los inventos de los herboristas y su lento prodigio -la invisibilidad ... | |
Encadenado a mi sangre libre Con grilletes de campanas Entro a mi siglo Por la puerta palpitante de mí mismo Y camino descalzo Por un archipiélago de almohadas Hacia la radiante oscurana del origen. Atrasa la lluvia sus relojes Y la dínamo salvaje retatúa su eje la pura... | |
a José Luis Ruiz Abreu, Efraín Bartolomé y Oscar Wong. Naturaleza muerta entre los lirios donde asoma el lagarto que extingue su nostalgia de flora sepultada en aras del progreso. Las pinturas murales, testimonios ahogados con zonas arqueológicas donde el faisán escapa a otras montañas, ... | |
De la mañana venía y a la mañana iba; era de la mañana y la mañana era. Jugaban a ser mañana, y en el balón del día la mañana iba entera. Eran dos: ella y la mañana. Nueve y veinte en la mañana, en un reloj sin tiempo, una mañana eterna. Luz y perla en el día, sol... | |
¡Oh dulce noche, que mueve los estambres con su sombra silenciosa que es luz para la sangre! Tú posees la fatiga que requiere mi descanso, la faz nupcial que esconde el eco por donde un hilo de éter va fluyendo. Lo que eres en la simple geometría de los cuerpos enlazados por ustorio espejo ... | |
Lleno de soledad y aburrimiento, procuro consolarme con tu vista, y toma el sueño su segura pista, acostumbrado a cabalgar el viento. No precisa ningún descubrimiento para correr en pos de tu conquista: bástame al intentarlo que me asista un ligero temblor del pensamiento. Surco... | |
Precocidad maldita, dijera bajo el parral, en el patio dominado por lucero el anciano interpretando mi tensa vigilia. Las luces vegetales eran niños durmiendo arriba, en redondas gravedades negras. Precocidad maldita, tenía razón. El otoño ya me estaba doliendo... | |
Empuja el corazón, quiébralo, ciégalo, hasta que nazca en él el poderoso vacío de lo que nunca podrás nombrar. Sé, al menos, su inminencia y quebrantado hueso de su proximidad. Que se haga noche. (Piedra, nocturna piedra sola.) Alza entonces la súplica: que la palabra sea sólo ... | |
Mía gallegos. Mía de nadie. Mía de mí. Sin una biografía. Tierna. Casi ácida. Con un destino trazado en una cruz. Mía Gallegos. Mía de nadie, de nadie, nadie, nadie, nadie. Aferrada a la ternura como único pan que no consuela. Mía de nadie. Mía de mí. Sin aire. Umbría. ... | |
¿Pero dónde, dónde has de compartir mi nada, mi momento de magia novicia del humo que en vilo remontará la altura fehaciente de los universos? ¿Dónde el secreto azaroso de mis restos moverá un espasmo al pasar como caricia sin víspera tus desahogados cabellos? ... | |
También acuérdate María de las cuatro de la tarde en nuestro puerto calcinado. Nuestro puerto que era más bien una hoguera encallada o un yermo o un relámpago. Acuérdate del suelo encendido, de nosotros rascando el lomo de la tierra como para desenterrar el verde... | |
Hoy te saludo brutalmente: con un golpe de tos o una patada. ¿Dónde te metes, a dónde huyes con tu caja loca de corazones, con el reguero de pólvora que tienes? ¿Dónde vives: en la fosa en que caen todos los sueños o en esa telaraña donde cuelgan los huérfanos de padre? ... | |
Qué hay debajo de una ciudad sino cloacas Qué hay sobre una ciudad sino basura Qué hay por encima de las cloacas la ciudad y la basura; Nada en absoluto. Total se desvanece, la vida es corta, la muerte ingrata un ojo opaco la existencia el universo un plato y tras el camino ... | |
O poeta é um fingidor, leí una tarde en Pessoa, finge que es loa su loa, dolor su mismo dolor. Escribe siempre el clamor intenso de lo vivido: lo que quiso, lo perdido, el doble dolor que siente cuando finge... | |
De qué sima te yergues, sombra negra? ¿Qué buscas? Los oteros, como lagartos verdes, se asoman a los valles que se hunden entre nieblas en la infancia del mundo. Y sestean, abiertos, los rebaños, mientras la luz palpita, siempre recién creada, mientras... | |
Otra vez llanto, soledad, tinieblas... ¡Huyó cual humo la ilusión querida! ¡La luz amada que alumbró mi vida un relámpago fue! Brilló para probar sombra pasada; brilló para anunciar sombra futura; brilló para morir... y en noche oscura para siempre quedé. Tras luengos años de tormenta ruda, ... | |
Este cauce ya seco y sin arrullos de pájaros ni aguas, tiene esa íntima tristeza de las cunas vacías... Un niño muerto quédale flotando en el aire...Una sábana revuelta, un ritmo detenido... ¡Un esperar de alma que no llega! | |
Bien hayan, mariposa, las bellas alas como el aire leves, que inquieta y vagarosa entre las flores mueves, ostentando tu púrpura preciosa. De blanda primavera bien haya la callada y fiel vecina, la dulce compañera del alba cristalina, perdida entre la flor de la pradera. Ligera y afanosa... | |
