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25 poemas aleatorios | |
Con la beldad me prendistes, con la gracia me robastes, con la bondad me feristes, al punto que me mirastes. De la prisión no recelo, que de mi grado será, ni por el robo me duelo, pues en tal lugar está; mas del golpe que me distes con la bondad que mostrastes, el más triste de los tristes ... | |
Amo mirar tus ojos desde dentro de ti. Amo oírte decir: soy tuya. Amo ... | |
Estos días azules y este sol de la infancia.Antonio Machado Cuando murió la madre lo supo de una forma distinta, poco clara quizás. De herencia le dejó un álbum de serpientes, una cómoda antigua con cristal de bohemia, un cuadro con jardines y una calle de plomo. No lloró casi nada, ... | |
Te adoré como a una virgen cuando conocí tu cara; pero dejé de adorarte cuando conocí tu alma. Cuestión de vida o muerte son las pasiones, si alguien lo duda, deja que se apasione. Las heridas del alma las cura el tiempo, y por eso incurables son en los viejos. Los astros serán, mi vida, ... | |
Vamos a hacer limpieza general y vamos a tirar todas las cosas que no nos sirven para nada, esas cosas que ya no utilizamos, esas otras que no hacen más que coger polvo, las que evitamos encontrarnos porque nos traen los recuerdos más amargos, las que nos hacen daño, ... | |
En la alcoba. En el silencio, en la soledad, en lapenumbra de la alcoba propicios al ensueño. En el silencio de la alcoba, grávido de inquietudes, rebosante de tácito dolor, el corazón batía, batía sus alas, la mútilas alas; batía marchas fúnebres en su tambor destemplado -como había dicho ... | |
Me canta el corazón como le canta la savia fiel al árbol florecido; me canta porque llego al presentido cendal de tu ternura. No quebranta la angustia mi canción, que nada espanta a un corazón que canta prometido. Me canta el corazón como invadido de la tibieza fresca que te encanta. ... | |
Un día desperté y estaba hecha parque. Yo me vi con mi sangre pero parque. Imposible mostrar. Pero tanta luz.... Dividiendo por veintiocho muchas frondosidades pude ofrecerte un triunfo. Era día martes y brindamos. Brindamos rama a rama. Continuidad de los parques. Otra mañana... | |
La que escribía como hombre y el que escribía como mujer- se encontraron - en la esquina del sexo y de la duda y se prodigaron, sí, que se prodigaron como si este mundo cruel acabara mañana ellos dados echados desde un cubilete caliente. (Selección: Juan Daniel ... | |
Yo podría decir que estoy en primavera bajo un aire oloroso a luz definitiva, y podría tapar la mirada bisiesta que se me está cayendo afuera de la vida; y ser de flor, de lluvia, de mariposa buena, semejante a este cielo cuidado por la brisa, a la ignorancia simple con que quiere una abuela, ... | |
Es tu lengua acierto de vigiliadejándose llevar por el lascivoinquietotravieso viento moreno de mis muslos Hebra de agua tibia descubriendo mis pechos despiertos piruetea con la gana que el espejo refleja en una marejada de pulsos agitados Lápiz de filo diligente perfilando mi abertura ... | |
Porque mi patria es hermosa como una espada en el aire, y más grande ahora y aun más hermosa todavía, yo hablo y la defiendo con mi vida. No me importa lo que digan los traidores, hemos cerrado el pasado con gruesas lágrimas de acero. El cielo es nuestro, nuestro... | |
Como hoy estaba abandonado de todos, como la vida (ese amarillo pus que fluye del hastío, de la ilusión que lentamente se pudre, de la horrible sombra cárdena donde nuestra húmeda orfandad se condensa) goteaba en mi sueño, medidora del sueño, segundo tras segundo. ... | |
Bajo el manto de sombras de la primera noche, la mano de Elohím, ahíta en el derroche de la bíblica luz del fiat omnifulgente, te amasó con la piel hosca de La serpiente. Puso en tu tez la tinta del cuero del moroco y en tus dientes la espuma de la leche del coco. Dio a tu seno prestigios ... | |
Para evitar los males que llegan del oceano hizo levantar una colina de sal Sobre ella sus cancerberos otean el horizonte y aúllan a la luna Sí te aguardan | |
Flor de las adormideras: engáñame y no me quieras. ¡Cuánto el aroma exageras, cuánto extremas tu arrebol, flor que te pintas ojeras y exhalas el alma al sol! Flor de las adormideras. Una se te parecía en el rubor con que engañas, y también porque tenía, como tú, negras ... | |
Fascinación mortal la del azogue; qué yambos irrisorios, placeres cuáles; yo, yo no soy Epicteto, ni fui esclavo, ni cojo, ni pobre como Iro, ni grato... | |
Yo no sé muhcas cosas, es verdad. Digo tan solo lo que he visto. Y he visto: Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos... Que los huesos del hombre los entierran con cuentos... Y que el miedo del hombre ha inventado ... | |
Amanece lloviendo. Bien peinada la mañana chorrea el pelo fino. Melancolía está amarrada; y en mal asfaltado oxidente de muebles hindúes, vira, se asienta apenas el destino. Cielos de puna descorazonada por gran amor, los cielos de platino, torvos de imposible. Rumia la majada y se subraya ... | |
Pasamos juntos. El sueño lame nuestros pies qué dulce; y todo se desplaza en pálidas renunciaciones sin dulce. Pasamos juntos. Las muertas almas, las que, cual nosotros, cruzaron por el amor, con enfermos pasos ópalos, salen en sus lutos rígidos y se ondulan en nosotros. . ... | |
El armador aquel de casas rústicas habló desde la barca, ellos sobre la grava de la orilla, y él flotando en las aguas. Y la brisa del lago recogía de su boca parábolas, ojos que ven, oídos que gozan de bienaventuranza. Recién nacían por el aire claro las semillas alabadas, ... | |
Sabe, si alguna vez tus labios rojos quema invisible atmósfera abrasada, que al alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada. De: Rimas, leyendas y narraciones | |
Cada día levanto, entre mi corazón y el sufrimiento que tú sabes hacer, una delgada pared, un muro simple. Con trabajo solícito, con material de paz, con silenciosos bienamados instantes, alzo un muro que rompes cada día. No estás para saberlo. Cuando a solas camino, cuando... | |
Aprendí a conocer a la inconstancia y a alargar el instante que me daba, fui viviendo a medida que llegaba el tiempo en el reloj: mágica instancia. Tiempo de arena. Tiempo detenido en mi mano alfarera que soñaba aprisionar al viento que flotaba sobre mi piel en beso convertido. Abrí los ojos. ... | |
1959 Enfrente de la plaza de frondosos castaños hubo un día un hospicio. El caserón tenía el muro de las cárceles y la melancolía de los buques fantasmas, misteriosos y extraños. Yo era muy niño entonces. ... | |
