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25 poemas aleatorios | |
Aquel fuego encendido con las últimas hojas del otoño, duró hasta que el carbón extinguió el frío. Tal vez no conocimos otra estación con ella. En las habitaciones de estos años el fuego le regresa el control de las vidas su alimento la nombra, como entonces, nuestras culpas ... | |
De lo gris me salí, y al polvoriento gris he retornado. ¡Cuanto yo concebí, sólo fue imaginado, que el realizar a mí me está velado! Va a perderse mi huella... Sólo soy llamarada del destino; una loca centella que tiene el desatino de pretender que el polvo sea divino. ... | |
Este paisaje irreal la danza de los árboles la iglesia que se vuelve, en la bruma, castillo, y el río que renuncia a su fluir y adopta la rigidez y el brillo de un joven granadero. Todo aquí te recuerda el cielo siempre gris los árboles, las piedras, el río y el acero ... | |
Quiero tu sangre joven, que es querer todo lo que la vida aún no ha podido hacerte. De lo que me alimento es de esa inútil sangre esperanzada, de cuanto sé que ignoras hasta hoy, y que más nos valdría que no supieses nunca. De esa manera, por obra de tu sangre, creo en lo que no creo, ... | |
Espero al último baile. Cera sellando cartas de amantes, busqué los zapatos más lindos del vertedero, los regueros de polvo de ángel en la comisura de mis labios. Y aquí estoy. Sin calabazas de algodón ni ratones mordisqueando entre los dedos de mis pies. Como pedigüeña entre... | |
¡Qué jauría salvaje! La oigo rugir y estoy ausente, sola, tan ajena. Los chacales que rondan en mi noche no tocan, no desgarran; sólo acechan. Sí, tú, diente feroz, podrida hiena, que con tu agudo hocico olfateas mi huella. Oh, padre, padre amado, cuánto ansío tu mano sobre mi cabellera. ... | |
Debiste haber cumplido años hoy y ya no estás, para tu bien. Guardo tus palabras y tu postrera ansiedad por mi destino, porque la historia no te permitió vislumbrar este momento, mucho menos comprenderlo. El juicio ya fue dado. te cuento que conservo para mí sola tu amor generoso. Tu mano ... | |
Déjame ser tu lazarillo para despeñarnos por las orillas nocturnas del Isére. Déjame ser la envidia de los pájaros aturdidos por el rayo de tu belleza sideral. Como un perro andaluz lamo el arroz sagrado de mi melancolía. Y pulso mi grave guitarra... | |
Austeros perfiles de cráter labrado, narices en el triángulo, rostros de dura miel, silenciosas campanas cuyo sonido se fue hacia el mar para no regresar, mandíbulas, miradas de sol inmóvil, reino de la gran soledad, vestigios verticales: yo soy el nuevo, el oscuro, soy de nuevo el radiante; ... | |
Solidario en la nieve olfatea Perseguidor de huellas y tufos La víctima comparece Salto Dentellada Sangre sobre la nieve Breve pasión que otro verdugo Desde lejos Abolirá de un balazo El reino de la necesidad no conoce moral. | |
Este hombre va a resistir el embate de la desilusión y la miseria Va a sobrevivir al desastre de ser humano y hombre Saldrá en dichoso caballo blanco y no defraudará nuestros sueños Este héroe el último no se nos morirá entre las manos | |
Del aire hacia fuera; en todo caso lejos del tiempo y el azogue engendra la imagen sobre el vidrio. Ni antes ni destino: ¿A qué lugar, a qué cielo de los mundos habrá huido la luna mortal? Poemas de En alabanza del tiempo (1993) Selección: Liliana Pallares Fontalvo | |
La modernidad adosó un squash al viejo panteón de Trotski su matadero es ahora un museo esquina Viena Morelos Coyoacán México Distrito Federal de espaldas a la Historia los jugadores de squash pelean contra la edad y los excesos de grasa en la sangre y en los ojos ajenos ... | |
Tan hombre soy que siento por mi pecho ríos de un corazón precipitado que avanza rumoroso y desbordado, cuantos más años tiene, más derecho. Baja a mis pulsos, súbito, en acecho, y hasta mi lengua sube enamorado; vive para mi voz y su cuidado, se ahoga entre los llantos que cosecho. ... | |
Hablo y no tengo voz. Callo y escucho cómo se acerca nadie hasta mi sepultura. Soy el fuego en que ardo, odio el silencio, y ya no aguanto más esta manera de no vivir.Mi cuerpo es una lumbre que no quiere apagarse. Mi cuerpo es mi alma dura, es mi memoria envuelta en el sudario ... | |
Vine con el deseo de querer a las gentes y me han ido secando mi raíz generosa. Entre turbias lagunas bogar veo a la Vida. Deja estelas de fango, al pasar, cada cosa... Y hablo así, yo que he sido vencedora en mi mundo, porque pude vencerme y vencer a deseo. Pero no me he querido ... | |
Qué locura me inventas carne en giros en plena luna llena y tú desafiando la violencia de los lobos, con las piernas por ego, con tus ojos eslavos y esa densidad de reina que ataca mi silueta retorcida y esquiva. Qué locura te inventas mariposa gitana, nocturna, detén tu lengua ... | |
Si cabalga tu empeño por mis bandas y mis cabellos usas como bridas, despiertas en mi espalda alas dormidas y un reino de palomas me desbandas. Voy hasta a donde quieras. Tú me mandas. El rumbo hacia las cosas compartidas: Unas buscadas y otras poseídas, ir y venir... | |
Estoy dondequiera a la hora del desastre porque contigo estoy, porque sin ti no estuviera. Nada más a ti te amo, n estoy para los demás, en nadie estoy si no estoy en ti, raíz de miedo, agua derramada. Yo soy el hilo de agua que ata las esquinas, los rincones, las puertas de los que babeantes ... | |
Marinero de rostro oscuro, llévame en tu barca esta noche...¡Y no me digas dónde vamos! Quiero partir sin rumbo: Dejaremos en tierra las intrigas de la esperanza y del recuerdo cómplices... ¡Y nos daremos a la mar...! ¡Que las olas nos lleven y nos vuelvan muchos días y muchas noches...! ... | |
Meridies Rojo, desde el cenit, el sol caldea. La torcaz cuenta al río sus congojas, medio escondida entre las mustias hojas que el viento apenas susurrando orea. La milpa, ya en sazón, amarillea, de espigas rebosante y de panojas, y reveberan las techumbres rojas en las vecinas casas de la aldea. ... | |
Aquí, en este momento, termina todo, se detiene la vida. Han florecido luces amarillas a nuestros pies, no sé si estrellas. Silenciosa cae la lluvia sobre el amor, sobre el remordimiento. Nos besamos en carne viva. Bendita lluvia en la noche, jadeando en la hierba, ... | |
Tal vez será como alinearse Alzar la mano en medio del rebaño No creer las premoniciones. Tal vez será como llegar confesarme pedir la excomunión del alma mirar fijo la bendición en los ojos del hombre. Tal vez será como mostrar oscuras llaves abrir la puertay pedir auxilio. ... | |
No era necesaria una nueva acometida de la soledad para que lo supiera. Navegaba la mar por un rumbo desconocido para mis manos. Donde el amor moró y tuvo reino queda ya sólo un muro que avasalla la hierba. Queda una hoja de papel no en blanco donde está anocheciendo. ... | |
En estas calles hay plumas deshojándose de gorriones antiguos y un cauce polvoroso de lluvias desterradas. Están ahí para el uso de tus pies con su firme tendón enternecido: para el apoyo a lo frágil de la hembredad de toda tu sombra: para el saltante sonido del eco... | |
