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25 poemas aleatorios | |
Desojado en mi recuadro de luz de la ciudad insomne en los recuadros de cada fachada adivino siluetas detrás de las cortinas, los cuerpos encogidos en sus camas y en sus vasitos sobre la mesilla el corazón en cuarentena. Y cuando toda esa tristeza desborda sus envases ... | |
A la bella y blanca Luna Ama la pérfida Zorra; La persigue tanto y tanto Que es la sombra de su sombra. Tras su Amada, hacia el ocaso, Va en carrera presurosa, Mas detienen su camino Anchos muros de altas olas. Tras su Amada, hacia el oriente, Va................* Y la mansión de la Luna Con plantas ... | |
(Para Carlos López) Detrás de los vidrios lastimados por sudores de insectos y la cagazón de suspiros y derrotas y el previsible olvido está la lluvia. La lluvia disuelve carreteras de polvos volanderos mete aquí sus uñas fabricadas por el frío escupe sus lenguas de dragón ... | |
perdida la brújula se marchita la rosa de los vientos si no hay sextante no existe rumbo que valga el solo la abulia secan a veces las aguas y solamente queda ir al sur el puerto es una piel de elefante un colmillo de marfil un cementerio extraviado en la memoria faroles que amantes y ebrios... | |
Yo sé que el tierno amor escoge sus ciudades y cada pasión toma un domicilio, un modo diferente de andar por los pasillos o de apagar las luces. Y sé que hay un portal dormido en cada labio, un ascensor sin números, una escalera llena de pequeños paréntesis. Dé que cada ilusión tiene formas ... | |
Con ojos que te sieguen huidiza, soy el azor de tus benditos senos: palomas que arrullando inflan el buche, vasos que crecen a un divino fuego. Y en verdad que tu vientre primerizo, ni blanco ni moreno, calladamente se deforma en cantaro a la presion continua del misterio. Ah, si me fuera dado ... | |
Y ya casi amanece y no puedo parar de llorar… (ZURITA Poema de amor) | |
Y ya casi amanece y no puedo parar de llorar; de llorar primero por ti que te enamoraste de un viejo con Parkinson, y después llorar por las que me tomaron de los brazos para que no me fuera y yo también lloraba como cuando niño pero igual me fui viejo culeado que ni siquiera... | |
Oye mi ruego Tú, dios que no existes, y en tu nada recoge estas mis quejas, Tú que a los pobres hombres nunca dejas sin consuelo de engaño. No resistes a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes. Cuando Tú de mi mente más te alejas, más recuerdo las plácidas consejas con que mi alma ... | |
¿Dónde abandonar tantas gotas atrapadas en la ida a tu cuerpo? ¿Qué red plateada tejer con los hilos delgados enredados en nuestros brazos? Las gotas morenas pueden enjoyar la cantante y melódica carne de tu cuerpo. Echad la red, pescaremos en el aire gris y metálico ... | |
Soneto Abierta al viento la turgente vela Y las rojas banderas desplegadas, Cruza el barco las ondas azuladas, Dejando atrás fosforescente estela. El sol, como lumínica rodela, Aparece entre nubes nacaradas, Y el pez, bajo las ondas sosegadas, Como flecha de plata raudo vuela. ¿Volveré? ... | |
Digitales delicias gobiernan superficies. El lecho cruje, cruje de pueblo fabricado a besos. De pronto un sudor blanco roba el futuro en gota y un sabor hay de mar que busca no ser agua, sabor de ropa derrotada a clima, a ternura de plumas prisioneras, a mañana que anda por su cuerpo, ... | |
¡Qué alianza tan hermosa! ¡Cerealera! La del negro frijol con el nevado arroz, que muestra ufano piel de cera, contraste de un charol engalanado. Fraternidad de moros y cristianos en común religión alimentaria. Abecé de condumios ciudadanos. Alfabeto total del hambre agraria. ... | |
¿Con que al fin tirano dueño, Tanto amor, amores tantos, Tantas fatigas, No han conseguido en tu pecho Más premio que un duro golpe De tiranía? Tú me intimas que no te ame Diciendo que no me quieres Ay, vida mía, Y que una ley tan tirana Tenga de observar, perdiendo, Mi triste vida! ... | |
Y llueve... ¿No sientes la lluvia? Tus cabellos están mojados. Deben de permanecer allí, ¿los ves? Esbeltos, altísimos, rascando el cielo de la Gran Manzana; lejanos. Y llueve... Gotas y gotas, humo y humo, calor y sirenas. ¿A qué mundo pertenezco? Amo a los dos. En ambos planetas... | |
Nació una flor al pie de unas ruinas donde no la vio nadie: el sol no más, desde su eterna altura, supo que aquella flor vivió una tarde. Así fue mi destino; vegetando en la aridez de amargas soledades, oculta en su dolor, vive mi alma. ¡Dios sólo de ella sabe! | |
Cantar del tiempo en la tierra (Elegía) (Poemas del XI al XXX) | |
XI En medio de la fosa y en el fondo del río, la mano que pintaba los paisajes y escribía la historia va estrechando otras manos, manos desconocidas, frías, abandonadas, las flores que cayeron del árbol de la vida en la carnicería llamada Siglo Veinte. XII Y la pradera se volvió ... | |
Contempla allá esa luz que hacia el poniente es sangre. Esa luz que parece inventarse la ciudad en sus atardeceres. Distinta cada día, contémplala desde aquí y mira cómo asciende desde la urbe que la sueña, mientras se van haciendo eternos los perfiles de cúpulas y de minaretes. ... | |
Besarte no es amor, es irte oliendo igual que huele el macho a su collera; es saberte paloma mensajera al gavilán las alas abatiendo. Besarte no es amor, es ir pidiendo besana donde hundir mi sementera; es ser igual que el toro en la pradera huyendo de la hembra y embistiendo. Igual... | |
Aquí se estableció con sus manteles de hule el carmín de aquel tiempo cuando el furor en los labios. Sobre una tabla blanca y lisa cuadriculó domingos en la harina. Quiso Génova, plantas y lo claro del cielo arriba de las flores. Negó oficios y amores con signos de pureza, ... | |
Ser de río sin peces, esto he sido. Y revestida voy de espuma y hielo. Ahogado y roto llevo todo el cielo y el árbol se me entrega malherido. A dos orillas del dolor uncido va mi caudal a un mar de desconsuelo. La garza de su estero es alto vuelo y adiós y breve sol desvanecido. Para morir sin canto, ... | |
La muerte despiadada no hace excepciones: uno por uno nos recoge del suelo en que vagamos como hormigones negros -cuando menos pensamos pero en nada pensamos- cuando nos llega el turno despiadada nos coge con sus pinzas de fierro nos traslada al lugar ... | |
Te decía en la carta que juntar cuatro versos no era tener el pasaporte a la felicidad timbrado en el bolsillo, y otras cosas más o menos serias como dándote a entender que desde antiguamente soy tu cómplice cuando bajas a los arsenales de la noche y pones toda tu alma ... | |
Este lánguido caer en brazos de una desconocida, esta brutal tarea de pisotear mariposas y sombras y cadáveres; este pensarse árbol, botella o chorro de alcohol, huella de pie dormido, navaja verde o negra; este instante durísimo en que una muchacha grita, gesticula y sueña por una virtud ... | |
Tú sí tú no tú sí tú no tú sí tú no tú sí tú no tú sí tú no... y en cuanto a ti no sé mejor será que espere a ver qué dice la competencia, no vaya a ser que a estas alturas me coma algún marrón. (De: Cinco años de cama) | |
Sus ojos beben del azul arroyo que sube hacia la inmensidad el río y la piedra húmeda vuelan libres bajo la luz sus ojos dejan manchas azules en el agua toda desnudez vestida de asombro... | |
