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25 poemas aleatorios | |
Andando por el mundo te encontré llorando. Eras como el aire y la piel de una naranja. Eras el rostro de la miel y la fragancia de un túnel poblado con abejas. Eras el sueño o la hoja en la rama del aroma, la humedad en los pétalos .........del agua. . . Y de pronto te llenaste de dolor como los árboles. ... | |
El alivio que habrá sentido César en la mañana de Farsa- lia, al pensar: Hoy es la batalla. El alivio que habrá sentido Carlos Primero al ver el alba en el cristal y pensar: Hoy es el día del patíbulo, del co- raje y del hacha. El alivio que tú y yo sentiremos en el instrante que prece- ... | |
No nació la mujer para querida, por esquiva, por falsa y por mudable; y porque es bella, débil, miserable, no nació para ser aborrecida. No nació para verse sometida, porque tiene carácter indomable; y pues prudencia en ella nunca es dable, no nació para ser obedecida. lo que es flaca no puede ser ... | |
La alegría del pueblo Gran jugada por la extrema derecha, el balón de cuero como pegado al pie. Un drible imposible... Garrincha se hace a un lado, y en el suelo se estrella el adversario. Carcajada total, el Maracaná se estremece... Allá sigue el puntero los focos barren la luz... | |
Dánae teje el tiempo dorado por el Nilo, envolviendo los labios que pasaban entre labios y vuelos desligados. La mano o el labio o el pájaro nevaban. Era el círculo en nieve que se abría. Mano era sin sangre la seda que borraba la perfección que muere de rodillas y en su celo se esconde ... | |
Un niño triste a veces se me asoma a los ojos, Pálido niño, pálido de silencio y de anhelo. A veces también lloro por mi frustrada ancianidad, Grito sobre mi muerte lejana y prematura, Sumergido en angustia, Como quien hunde la cabeza en una almohada Para que nadie vea sus latentes ... | |
Cielos de fin de mundo. Son las cinco. Sombras blancas: ¿son voces o son pájaros? Contra mi sien, latidos de motores. Tiempo de luz: memoria, torre hendida, pausa vacía entre dos claridades. Todas sus piedras vueltas pensamiento la ciudad se desprende de sí... | |
Cuando llega el momento llegay llega Cada día el momento de sentarse humildemente A defecary una parte inútil de nosotros Vuelve a la tierra Todo parece más sencillo y mas cercano Y hasta la misme luz de la luna Es un anillo de oro Que atraviesa el comedor y la cocina ... | |
Como sombras danzantes saliendo del telón azules los anillos te atenazan bajo una lluvia espesa. Era tibio tu cuerpo arañas asesinas sobre los vidrios rotos y el atrio de la iglesia donde jugaba un niño. Voces lejanas alegres pesadillas bailan sobre la inútil falange enfebrecida... | |
I Eso ya lo sabes Estás en todos En los pequeños ruidos de la calle En cada esquina de este cuarto Y en los miles de años de mi vida Pero hoy Te busco en las intimidades de mi cuerpo En cada impulso de mi sangres En los papeles atesorados En esa música lejana ... | |
Tiemble tu corazón antes de hacerlo. Vas a juzgar. No olvides, que hay un dolor de siglo en cada hombre, y una causa anterior , a lo querido. Cuando pongas tu pesa en la balanza, Suma en piedra la parte que nos toca. Suma orgullo y desprecio y abandono, suma rosas y pan ... | |
Todo está igual, aunque una sombra sea de lo que fue hace siglos, mas sin gente. Como contigo, un alba me rodea; como a tu lado, oscura está mi frente. Por otro cuerpo vas, por una idea que trae su agudo rayo de repente, y todo lo enriquece y lo verdea al viento matinal, junto a la fuente. ... | |
Son cuatro inviernos de agonía hermana. De amanecer el corazón abierto. Quisiera ser, pero el futuro incierto me ensombrece la senda del mañana. Cuatro años de penumbra cotidiana. De presentir vivir, viviendo muerto. De abrir el corazón, sentirlo yerto, sin escuchar su musical campana. ... | |
fue la que siempre quisimos y faltó. el invernadero estaba junto al parque con sus cristales húmedos bajo el sol que entraba en la tarde, o en la mañana, a colorear sus plantas. yo me paseaba contigo de la mano eras de estatura un poco más bajo que yo- y así alcanzaba a ver, desde esa altura, ... | |
Canto del corazón, que en la noche poblada de mitos se une al silencio de la llanura, al sueño de los potros, a la vigilia de las aves de los campanarios: en esta encrucijada del recuerdo que llamamos infancia, vuelve tu confusión de aguas y tierras, de tiempos de aprendizaje, ... | |
Nunca temió mi sangre jamás borró las lunas de nuestro calendario minucioso construyó alas en la cima de mis nervios y ahí regocijado colocó espejos en las puntas de todas mis mujeres él y solo él supo encontrar el animal gozoso de mis días siniestros ... | |
Este juego inaudito de los días ya no puede atraparme en su engranaje. La estrategia del tejo que se pierde es el signo de un tiempo sin rescate. Como el niño que elige los reflejos, coloreo las copas de los árboles, una casa, las nubes, los caminos, y modelo las flores de la tarde. ... | |
Se abalanza la garza a lo extenso un abeto (abeto) (abeto) (abeto) un terebinto (siega, de la cebada) un bosque de laureles la doble acequia verdinegra a lo extenso (Diablo mundo Diablo mundo, yo te amo) (desalmado): otra vuelta de la rueda (Rueda) piedad la piedra... | |
Si alguna vez las aguas se retiran, comprenderé el vacío, conoceré la muerte sin disfraces. Como una hierba seca atrapada en el humo de los cirios, me reveló muy pronto su disfraz. No sé, debió de ser el año sesenta y seis, tal vez sesenta y siete, en una tarde de silencio frío. Era entonces ... | |
Con la blusa vacía y los ojos inmensos de soportar las lágrimas que no saben caer, llegó calladamente. Maduros y propensos, flotaron en la noche pecados sin hacer. Y yo vi sus diez dedos marchitos de agonía jugando a ser amados sobre aquel alfiler; y vi su enorme ojera morada ... | |
Ante el dentudo acoso de sus sabuesos, nosotros salíamos siempre en debandada. Así, dejábamos coches, gallinas, chuchos y, ardiendo todavía sobre la leña, la sagrada y redonda tortilla. Así andábamos: como pedazos despedazados de un solo y único cuerpo que debe ser el pueblo. ... | |
Mezclado al aire tibio y sosegado con que duermes resuena el eco de otro aliento, tembloroso en la distancia mas fresco en el hurgar de mi memoria cavilante al filo de un amanecer que se retrasa al compás de manecillas tercas que van dejando caer, sobre las cosas que más quieres; ... | |
Hace diez años, hace cinco años, un año hace a pesar de eso llegaste a tiempo, aunque un poco tarde. Christina Georgina Rossetti A medio otoño, casi del olvido volviendo con la rosa del verano. El mar del corazón bajo tu mano y el camino de ayer para el oído. No es golondrina, no, ... | |
Llevo colgados de mi corazón los ojos de una perra y, más abajo, una carta de madre campesina. Cuando yo tenía doce años, algunos días, al anochecer, llevábamos al sótano a una perra sucia y pequeña. Con un cable le dábamos y luego con las astillas y los hierros. (Era así. Era así. ... | |
Yo invoco la cabeza más sagrada que exista debajo de la nieve. Mi corazón azul canta purificado por el silencio. De: Sublevación inmóvil | |
