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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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2272 poemas con la letra "e"

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Soneto al Mar de Extremadura de Santiago Castelo
En olas de trigal va el marinero Soñando una canción de carabela… Vibra Lisboa y Huelva se desvela de tanto rubio mar. En el velero hay jarcias de encinar con un ligero corazón desplegado por la vela y porque no le falte centinela cien torres dan escolta al mar entero… Oh, mar...
Letanías profanas de Jaime García Terrés
En oleaje caviloso digo los nombres de la grey, los nombres pardos y los candentes. Digo Santiago, Pedro, Juan; el signo de la madre plácida entre nublados laberintos; la fama quejumbrosa de los sacerdotes; los apodos rebeldes que suscita la horda. Oh denominaciones, ...
Lleno de ruido y furia de Carlos Marzal
En otra esquina más del laberinto, una cualquiera, en otra arruga más de la desfigurada cara de este mundo, nuestros pasos se cruzan sin saberlo. Alguien pierde la historia de su historia, por no pararse a tiempo en un escaparate, mientras, al otro lado de aquel mismo cristal, ...
En palabras aroma contenida de Salvador Novo
En palabras aroma contenida a vuestros ojos llegue flor y canto que en la pradera de los meses planto —collar de la amistad— rosa encendida. Sobre la primavera fenecida tiende el invierno riguroso manto. Pastor, el paso débil adelanto que el hato de los años intimida. Una luz ya cercana...
La luna que no vi de Paulina Vinderman
En Palenque la sombra empieza a caer sobre el palacio. El último visitante conserva el sombrero sobre la cabeza y el ojo iluminado por el bajo relieve. Mira hacia abajo, agobiado por el peso de los jardines que no existen y el calor. Yo seré esa figura para el foco de otro, pero me quitaré ...
En Pascua resucitan las cigarras de Ernesto Cardenal
En Pascua resucitan las cigarras enterradas 17 años en estado de larva millones y millones de cigarras que cantan y cantan todo el día y en la noche todavía están cantando. Sólo los machos cantan: las hembras son mudas. Pero no cantan para las hembras: porque también son sordas. ...
Santos Vega-3-El himno del payador de Rafael Obligado
En pos del alba azulada, ya por los campos rutila del sol la grande, tranquila y victoriosa mirada. Sobre la curva lomada que asalta el cardo bravío, y allá en el bajo sombrío donde el arroyo serpea, de cada hierba gotea la viva luz del rocío. De los opuestos confines de la Pampa, uno tras otro, ...
Nada permanece tanto como el llanto (I, XVIII) de Jacques Viau
En qué preciso momento se separó la vida de nosotros, en qué lugar, en qué recodo del camino? ¿En cuál de nuestras travesías se detuvo el amor para decirnos adiós? Nada ha sido tan duro como permanecer de rodillas. Nada ha dolido tanto a nuestro corazón como colgar de nuestros...
Habíamos nacido el uno para el otro de Alfonso Alcalde
En realidad habíamos nacido el uno para el otro. Jamás tuvimos un sí o un no . Comíamos los dos de un mismo plato. Ella leía, yo dormía. La transfusión de ideas era magnífica. La parentela se daba la mano los domingos. Hacíamos intercambio de empanadas y pequeños planes ...
De los álamos y los sauces (4) de Rafael Alberti
En recuerdo de ANTONIO MACHADO ...y por oílla los sauces se inclinaron a la orilla. PEDRO ESPINOSA...álamos de las márgenes del Duero, conmigo vais, mi corazón os lleva!ANTONIO MACHADOVeo en los álamos, veo, temblando, sombras de duelo. Una a una, hojas de sangre ...
Asalto al sol 9 de Heddy Navarro Harris
En rocas escarpadas el vestido suelta sus hebras las nalgas reciben garrotazos de árbol el pelo cogido en truenos espanta mis ojos que tiemblan
Invierno de Miguel Ángel Asturias
En rodillas de viento, galgo y huella fuí tras de ti, mujer en mi presencia transportado por ágil luz de estrella de sentido en sentido hasta la ausencia. Atravesaste, amor, los egoísmos que en sílice de lágrimas desvelo yuxtaponiendo abismos sobre abismos en mi insoluble soledad de hielo. ...
Conversación romana de José Emilio Pacheco
En Roma aquel poeta me decía: —No sabes cuánto me entristece verte escribir prosa efímera en periódicos. Hay matorrales en el Foro. El viento unge de polvo el polen. Ante el gran sol de mármol Roma pasa del ocre al amarillo, el sepia, el bronce. Algo se está quebrando...
Romance del juramento que tomó el Cid al Rey don Alonso de Romancero Español
En santa Águeda de Burgos, do juran los hijosdalgo, le toman jura a Alfonso por la muerte de su hermano; tomábasela el buen Cid, ese buen Cid castellano, sobre un cerrojo de hierro y una ballesta de palo y con unos evangelios y un crucifijo en la mano. Las palabras son tan fuertes ...
La Jura de Santa Gadea de Romancero Español
En Santa Gadea de Burgos do juran los hijosdalgo, allí toma juramento el Cid al rey castellano, sobre un cerrojo de hierro y una ballesta de palo. Las juras eran tan recias que al buen rey ponen espanto. - Villanos te maten, rey, villanos, que no hidalgos; abarcas traigan...
Cronos de Nicanor Parra
En Santiago de Chile Los días son interminablemente largos: Varias eternidades en un día. Nos desplazamos a lomo de mula Como los vendedores de cochayuyo: Se bosteza. Se vuelve a bostezar. Sin embargo...
Cármides (II) de Carlos Barbarito
En silencio, con los ojos abiertos, se sumerge. Sin testigos. Lejos de los barcos pintados, de los remos, del Pez y los peces. Ahora todo es tiempo, muerde los muros, los hijos, arroja ceniza sobre las ciudades. En el fondo apenas una chispa. Apenas algunas hojas secas, un fruto que nadie come ...
Homenaje de Pier Paolo Pasolini de Francisco Nájera
En soledad bombea el agua, un chorro que cae con un amargo rumor en el arroyo, y orina bajo las estrellas de esa su noche transparente y lisa. Luego vuelve a subir las escaleras caminando despacio, como ladrón. Y aunque aún no lo entiende, lo atormenta ya ese loco sin Madre ...
Puerta al tiempo en tres voces (II) de Luis Palés Matos
En sombra de sentido de palabras, fantasmas de palabras; en el susto que toma a las palabras cuando con leve, súbita pisada, las roza el halo del fulgor del alma; -rasgo de ala en el agua, ritmo intentado que no logra acorde, abortada emoción cohibida de habla-; en el silencio tan cercano ...
El vigilante de la nieve (IX) de Antonio Gamoneda
En su canción había cuerdas sin esperanza: un son lejano de mujeres ciegas (madres descalzas en el presidio transparente de la sal). Sonaba a muerte y a rocío; luego, tañía ca- ñas negras: era el cantor de las heridas. Su memoria ardía en el país del viento, en la blancura ...
Las sábanas familiares de Ulalume González de León
En su cuarto blanco, entre blancas sábanas se ha dormidoy sueña que duerme y que sueña en su cuarto blanco Se sabe soñando porque de su cuerpo a su cuerpo cae infinitamente y sin movimiento Y de pronto llega al fondo del cuerpo y entonces despierta en un cuarto rojo ...
La fortuna de Manuel María Flores
En su curso voluble la Fortuna todo cuanto me diera me quitó; Y la Miseria pálida y hambrienta el umbral de mi puerta se sentó. Y llegó la Amistad la que en un día el festín de mis dichas presidió- y aunque le dije ven, ella, espantada al ver aquel espectro, se alejó. Amor llegó también... ...
La que murió virgen de Consuelo Tomas
En su hombro había un lunar que nadie conoció Su cuerpo fue un planeta inexplorado Su piel fue un paquete sin abrir. No pudo entender el erotismo del poema y la pornografía no fue mayor problema de moral no conoció los besos de zaguán ni los hoteles de ocasión. En suma la que murió ...
La sombra de Huáscar de Manuel Gonzalez Prada
En su lecho, prisionero, Yace Atahualpa dormido; Mas despierta, se incorpora, Arrojando al aire un grito. - ¿Quién me toca con sus manos? ¿Quién me llama con gemidos? ¿Qué visión de los sepulcros Turba mi sueño tranquilo? - Quien te llama y te despierta, Quien suspira en tus oídos, ...
En su llama mortal... (Poema II) de Pablo Neruda
En su llama mortal la luz te envuelve. Absorta, pálida doliente, así situada contra las viejas hélices del crepúsculo que en torno a ti da vueltas. Muda, mi amiga, sola en lo solitario de esta hora de muertes y llena de las vidas del fuego, pura heredera del día destruido. Del sol cae un racimo en tu vestido ...
En su oscuridad la que ama no es oscura... de Homero Aridjis
En su oscuridad la que ama no es oscura tiene delante de sus ojos la palabra para nombrar lo santo la alegría mueve sus miembros abreva en su corazón y su corazón bebe de ella adentro de su carne la carne es una sola la raíz y el fruto son un botón radiante que el alba enciende...
Ceniza son mis labios de José Manuel Caballero Bonald
En su oscuro principio, desde su alucinante estirpe, cifra inicial de Dios, alguien, el hombre, espera. Turbador sueño yergue su noticia opresora ante la nada original de la que el ser es hecho, ante su herencia de combate, dando vida a secretos cegados, a recónditos signos que aún callaban ...
Medallones (III) de Rubén Darío
En su país de hierro vive el gran viejo, bello como un patriarca, sereno y santo. Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo, algo que impera y vence con noble encanto. Su alma del infino parece espejo; en sus cansados hombros dignos del manto; y con arpa labrada de un roble, añejo, ...
Primavera y muchacha de Octavio Paz
En su tallo de calor se balancea La estación indecisa Abajo Un gran deseo de viaje remueve Las entrañas heladas del lago Cacerías de reflejos allá arriba La ribera ofrece guantes de musgo a tu blancura La luz bebe luz en tu boca Tu cuerpo se abre como una mirada Como una flor al sol ...
Otra vez el amor (2) de Delia Quiñónez
En sus manos, en mi piel, Edipo vuelve. Niño casi levanta la mirada y aspira polen de lunas renovadas. Hombre casi tiembla y solloza hundido en terrenales simas, desconocidos fuegos. De sus ojos a mis pies, Edipo resucita. ¡Cuánto tiempo rompe en olas de fría certidumbre, ...
Orquesta de señoritas de María Elena Walsh
En sus mármoles y sus bronces parecía la Chacarita aquel viejo café del Once con orquesta de señoritas. Allá íbamos muchas tardes una barra de juvenilia a escucharlas desde el oscuro reservado para familias. En su palco las señoritas repetían con todo esmero pasodobles ...
Voz de las flores de Gertrudis Gómez de Avellaneda
En tanto nuestros cálices se entreabren virginales; perfumes sin iguales derraman por doquier: que anuncian festejamoscual nunca jubilosas la flor de las hermosas que Cuba vio nacer. De: Voces Selección: Guido Ferrer
Soneto XXIII de Garcilaso de la Vega
En tanto que de rosa y de azucena se muestra la color en vuestro gesto, y que vuestro mirar ardiente, honesto, con clara luz la tempestad serena; y en tanto que el cabello, que en la vena del oro se escogió, con vuelo presto, por el hermoso cuello blanco, enhiesto, el viento mueve, esparce ...
Tenochtitlán de Cé Mendizábal
En Tenochtitlán los tallos y bulbos brotaban por alrededor, las aguas fluían debajo de los puentes de tronco, rocas y cuerda; el águila visitaba la cámara real no para devorar a la serpiente, para fecundarla. Ahora Tenochtitlán está rodeada de guerreros. ¿Cuántos habrá en la oscuridad ...
En ti beso la patria de Carlos Castro Saavedra
En ti beso la patria, beso el río que la desencadena, que la canta, y la flor que del suelo se levanta y la viste abejas y rocío. Tierra eres, relente de plantío, sombra de monte, vegetal garganta, y tanta patria dulce, tanta, tanta, cabe toda en tu beso y en el mío. Cuando se juntan nuestras bocas, ...
Piedra de Lubio Cardozo
En ti confluye todo al paso de los ríos de la aurora minúscula carne de Dios. Más allá del mal de la estulticia celebras en el sueño del silencio la permanencia infinita del bien y la belleza. Sobre planicies y montañas junto al joven viento o a la niña brisa concibes en la sabiduría ...
A la hora de poner dijo la gallina (sobre el principio de causalidad) de Helio Gallardo
En Tierra Santa la monja Teresa siembra pepinos crecen pepinos santos. En Tierra Santa eufórico Claus contratado por la Coca Cola Inc. siembra chapas marcadas enorme cosecha de Cocas Colas santas (todas con premio). En Tierra Santa George Bush baja de un helicóptero artillado ...
Nostalgia de un lenguaje de Tomás Segovia
En toda área de paz danzaban las palabras No había una figura viva En las confusas zonas de mi historia Que una vez no se hubiera revolcado Con mi lenguaje de insaciable ardor. Así iba yo poblado Abrazado lamido mordisqueado untado Por mil viejos amores ...
Serranilla II de Marqués de Santillana
En toda la su monta[ñ]a de Trasmoz a Veratón non ví tan gentil serrana. Partiendo de Conejares, allá susso en la montaña, çerca de la Travessaña, camino de Trasovares, encontré moça loçana poco más acá de Añón riberas de una fontana. Traía saya apretada, muy bien pressa en la cintura; ...
En todas las casas... de Martha Kornblith
En todas las casas siempre habitará un poeta con una hermana (que no es poeta) que le dirá que escriba una biografía sobre su familia. En todas las casas habitará una poeta -loca además- como aquellas que sostienen a duras penas sus propias biografías desdeñables: ...
Flores para el oído de Blanca Varela
En todas partes hay flores acabo de descubrirlo escuchando flores para el oído lentas silenciosas apresuradas flores para el oído caminando por la calle que un hombre rompe con un taladro sentí el horror de la primavera de tantas flores abriéndose...
Casa donde vivo de José Luis Villatoro
en todos los cielos te encuentro -y en el agua te veo en los caminos y en la lluvia -en la hoja que cae y en el vapor que se levanta -en la nube que se va deshilando sobre la montaña -en la hierba -en la corteza de algún árbol todo lo que dije antes lo dije por ti -y lo que diré desde ahora ...
El brindis del bohemio de Guillermo Aguirre y Fierro
En torno de una mesa de cantina una noche de invierno, regocijadamente departían seis alegres bohemios. Los ecos de sus risas escapaban y de aquel barrio quieto, iban a interrumpir el imponente y profundo silencio. El humo de olorosos cigarrillos en espirales se elevaba al ...
La afirmación humana de Jorge Guillén
En torno el crimen absoluto. Vulgo, El vulgo más feroz, En un delirio de vulgaridad Que llega a ser demente, Se embriaga con sangre, La sangre de Jesús. Y cubre a los osarios Una vergüenza universal: a todos, A todos nos sonroja ¿quién, tan extenso el crimen, No sería...
El querer de Manuel Machado
En tu boca roja y fresca beso, y mi sed no se apaga, que en cada beso quisiera beber entera tu alma. Me he enamorado de ti y es enfermedad tan mala, que ni la muerte la cura, ¡bien lo saben los que aman! Loco me pongo si escucho el ruido de tu charla, y el contacto de tu mano ...
Retrato de mujer de José Mármol
En tu boca tiembla un pájaro tirado a lo sediento. En tus dedos, templos altos de luz andan despiertos. Habla con tu voz aquel ángel seducido por una magia, un cuerpo, un vocablo insospechado. Nada por tus párpados un pez bello y fugaz, y en la negra chorrera de tu cabello...
En tu cuerpo descubro de Jesús Munárriz
En tu cuerpo descubro, al ofrecérseme, el rosa y el ciclamen y el violeta de los geranios variopintos, el dorado perfil de la cebolla, el rojo restallar de la azalea, la bondad de la papa, el perfume...
Serenata de Pablo Neruda
En tu frente descansa el color de las amapolas, el luto de las viudas halla eco, oh apiadada: cuando corres detrás de los ferrocarriles, en los campos, el delgado labrador te da la espalda, de tus pisadas brotan temblando los dulces sapos. El joven sin recuerdos te saluda, te pregunta ...
Tus ojos, esclavos moros de Delmira Agustini
En tu frialdad se emboscaban los grandes esclavos moros; negros y brillando en oros de lejos me custodiaban. Y, devorantes, soñaban en mí no sé qué tesoros… Tras el cristal de los lloros guardaban y amenazaban. Ritmaban alas angélicas, ritmaban manos luzbélicas...
Dominí de Pedro Mir
En tu peñón solitario lleno de olvido y dolor, estrictamente salario, perpetuamente sudor. En tu girón de archipiélago de ron y cañaveral, chupado por el murciélago numeroso del central. En tu estirpe de malarias secretas como tu voz, llena de angustias agrarias y de silencio feroz; ...