|
||
La poesía española del siglo XVIII no se puede abordar como un todo monocromo ni como una sucesiva periodización de escuelas o tendencias; ni se pueden englobar bajo un mismo epígrafe todos los estilos que, como contraposición al Barroco, aparecen en España a lo largo del siglo.
La diversidad formal y temática ofrece, sin embargo, una esencial conexión unitaria; a todos los ilustrados les une la misma inquietud y afán de búsqueda, e idéntica actitud intelectual y ética, cualquiera que sea su postura estética. El mundo refinado y frívolo, propio de la poesía Rococó, convive con los temas útiles y doctrinales de la poesía ilustrada. El Prerromanticismo y el Neoclasicismo se producen de manera simultánea en autores coetáneos. La razón y lo racional predominan en las manifestaciones de los hombres ilustrados, pero, precisamente por ello, lo sensual tiene un papel destacado; se reivindican los sentidos, y se dignifica lo erótico y el placer, como elementos de la naturaleza racional.
La aproximación a la poesía del siglo XVIII no se puede acometer en función de la resonancia sentimental, intimista o estética: para los escritores, la actividad poética es una forma más de su intención de reforma general en la que están empeñados: es, fundamentalmente, un vehículo de ideas. Y no es que el genio creador se hubiera agotado, sino que el propósito de los ilustrados obedece a una voluntad renovadora y didáctica. Era la prosa y no la poesía la forma literaria que mejor se adecuaba a la expresión ilustrada de las ideas, pero también la poesía fue expresión del ideario de las luces; la poesía se disfraza, así, de crítica en avellanos, Moratín o Iriarte. Son pocas las innovaciones métricas del setecientos: se incorpora la octavilla italiana, se incrementa el uso del endecasílabo suelto y en pareados, y del heptasílabo. Y mantienen su vigor de siempre el romance, el terceto, la lira, la canción y la silva. Los asuntos serios se tratan en odas, y los frívolos, en epigramas, letrinas y odas anacreónticas e idilios. De: FONOTECA LITERARIA. Antología poética. Por Pilar González de Mendoza. Alhambra Longman S. A., España. 1990. |
NICOLáS FERNáNDEZ DE MORATíN | |
| |
Madrid, castillo famoso que al rey moro alivia el miedo, arde fiestas en su coso por ser el natal dichoso de Alimenón de Toledo. Su bravo alcaide Aliatar, de la hermosa Zaida amante las ordena celebrar por si la puede ablandar el corazón de diamante... | |
| |
Admiróse un portugués de ver que en su tierna infancia todos los niños en Francia supiesen hablar francés. Arte diabólica es , dijo, torciendo el mostacho, que para hablar en gabacho un fidalgo en Portugal llega a viejo y lo habla mal; y aquí lo parla un muchacho... |
JOSé CADALSO | |
| |
Unos pasan, amigo, estas noches de Enero junto al balcón de Cloris con lluvia, nieve y hielo. Otros la pica al hombro sobre murallas puestos hambrientos y desnudos pero de gloria llenos. Otros al campo raso las distancias midiendo que hay de Venus a Marte... | |
| |
Amor, con flores ligas nuestros brazos; los míos te ofrecí lleno de penas, me echaste tus guirnaldas más amenas, secáronse las flores, vi los lazos, y vi que eran cadenas. Nos guías por la senda placentera al templo del placer ciego y propicio; yo te seguí... |
GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS | |
| |
Déjame, Arnesto, déjame que llore los fieros males de mi patria, deja que su ruïna y perdición lamente; y si no quieres que en el centro obscuro de esta prisión la pena me consuma, déjame al menos que levante el grito contra el desorden... |
TOMáS DE IRIARTE | |
| |
Esta fabulilla, salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por casualidad Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad Una flauta en ellos halló, que un zagal se dejó olvidada por casualidad Acercose a olerla el dicho animal... |
JUAN MELéNDEZ VALDéS | |
| |
Tus lindos ojuelos me matan de amor. Ora vagos giren, o párense atentos, o miren exentos, o lánguidos miren, o injustos se aíren, culpando mi ardor, tus lindos ojuelos me matan de amor. Si al final del día emulando ardientes, alientan clementes la esperanza mía... | |
| |
Viendo el Amor un día que mil lindas zagalas huían de él medrosas por mirarle con armas, dicen que de picado les juró la venganza y una burla les hizo, como suya, extremada. Tornóse en mariposa, los bracitos en alas y los pies ternezuelos en patitas doradas... |
JUAN PABLO FORNER | |
| |
Amor, Filis mía, que enojado vio la dureza ingrata de tu corazón. Vibrando la flecha con nuevo rigor, herirte dispuso, mas, ¡ay!, no acertó. Al pecho asestaba, y el vibrado arpón tocó tu garganta, y en mi pecho dio. Tú libre quedaste; yo, herido de amor; ¡Oh, qué dulce hierro, si hiriera a los dos... |
LEANDRO FERNáNDEZ DE MORATíN | |
| |
No es completa desgracia que por ser hoy mis días he de verme sitiado de incómodas visitas. ¡Cierra la puerta, mozo! que sube la vecina, su cuñada, sus yernos, por la escalera arriba. Pero, aquí, no la cierres si es menester abrirla... |
MANUEL JOSé QUINTANA | |
| |
Qué era, decidme, la nación que un día reina del mundo proclamó el destino, la que a todas las zonas extendía su cetro de oro y su blasón divino? Volábase a Occidente, y el vasto mar Atlántico sembrado se hallaba de su gloria y su fortuna... |
ALBERTO LISTA | |
| |
Dónde, santa amistad, tu pura llama anima a los mortales? ¿qué dichoso clima ilustra tu rayo generoso, o en cuál región tu fuego se derrama? ¿En qué pueblo el luciente Febo de cuantos dora de la remota aurora hasta do muere el día, oye aclamar tu nombre dulcemente en himnos de alegría?... |