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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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2272 poemas con la letra "e"

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La torre de marfil de Lauren Mendinueta
El mundo es una torre de marfil, en vano busco una puerta en sus paredes curvas. Parezco una actriz representando a un borracho, camino tratando de hacer una línea recta, nunca eses. No soy una profesional de la actuación, ni siquiera me le parezco, pero caminaré...
Los inquiridores de José Saramago
El mundo está cubierto de piojos: No hay palmo de tierra del que no chupen, Ni secreto de alma que no acechen Ni sueño que no muerdan ni perviertan. En sus lomos peludos se divierten, Siendo amenazas, todos los colores: Los hay castaños, verdes, amarillos, Los hay negros, ...
Acabenlache de Esteban Charpentier
El mundo fue y será una porquería.com en el 76 y en el 3000 también que entre la tele y el diario te alimentan con avisos te damos la tasa más chica del mercado para tu café con leche y el precio más bajo por tu alma o te devolvemos la diferencia ahora, las balas entrantes...
Apuntes para una declaración de fe de Rosario Castellanos
El mundo gime estéril como un hongo. Es la hoja caduca y sin viento en otoño, La uva pisoteada en el lagar del tiempo pródiga en zumos agrios y letales. Es esta rueda isócrona fija entre cuatro cirios, esta nube exprimida y paralítica y esta sangre blancuzca en un tubo de ensayo. ...
Ojos de Margarito Cuéllar
El mundo lleno de ojos. Relámpagos cintilan en lanoche o parpadean en laluz. Algunos ven, otros nada más matan. Algunos miran hacia adentro, otros hacia ninguna parte. Vivo en una celda de ojos, como la letra de un bolero que resiste el olvido. Estar adentro es ir afuera. ...
Water Street de José María Fonollosa
El mundo nos resulta ajeno, inhóspito. Debiera ser destruido por completo. Construir un mundo nuevo sin sus ruinas. Y estrenar una vida diferente. Pero al pasar el tiempo el nuevo mundo tampoco hallarán propio nuevos hombres.. También ellos querrán un mundo nuevo. ...
El mundo nuestro... de Mariana Bernárdez
El mundo nuestro se fue acumulando en la ceniza Presencia del humoMemoria del cuerpo Los gritos de los borrachos y el mal avenido trío se espantaban con el cacareo del traspatio ambiente sórdido para olvidar los arañazos de las palabras Las fichas sobre la mesa inermes ante mis ojos ...
el mundo nunca fue de nuestra parte... de Rogelio Guedea
el mundo nunca fue de nuestra parte. viejo. o sea que podemos conversar. podemos hacer batallas contra su desgracia. contra el desastre que nos recorrió desde la vez primera. desde la vez primera me doliste. viejo. me dolió que tu verdugo fuera dios. que te quitara la telita ...
Rincones sordos de Vicente Huidobro
El mundo se detiene a medio camino Con su cielo prendido en las montañas Y el alba en ciertas flores que yo conozco Esconde en tus cabellos los secretos de la noche Esconde las mentiras en tu alma de alegres sombras Esconde tus alas bajo tus besos Esconde el collar de suspiros ...
Le clapotement de Rogelio Saunders
El mundo se va a acabar. Dice el niño ante el coro de niños. ¿De dónde le viene esta extraña sabiduría? Esta palabra ajena e inconmensurable Este peso oscuro y aterciopelado con el que él juega ligeramente, como un saltimbanqui con un gran globo transparente, suspendido ...
Mayéutica de Lauren Mendinueta
El mundo sugiere. No espero la visita de la musa, voy por ella, la traigo de la mano. Los que me conocen dicen que la mía es una vida triste. Pretender pasar las horas con una desconocida discutiendo, discutiendo. No pueden imaginar cuánto prefiero su hiriente compañía, el argumento...
El mundo ya no habla... de Olvido García Valdés
El mundo ya no habla. Como pueblos de abandonadas minas, la memoria; como chabolas próximas a cercas. Forman red los olivos y circula el tractor entre ellos. Hace falta dulzura para ser. ¿Se desatan los nudos? Todo es ahora plano, tiene blandos los ojos y manchas en la piel. ...
Cementerio de Marianela Corriols
El muro blanco y largo que separa la principal contradicción tiene grietas donde brota la hierba de un verde inacabable.
Una Varsovia de la mente (III) de Ana Wajszczuk
El nacimiento se me partió en la lejanía de un territorio Luego un despliegue de sus tácticasestrategias para sobrevivir Luegovinieron Siberialas cáscaras de papa para el hambreEl LíbanoIránEgiptoPalestinaLondresúltimo el mapa partidoeste país
El jilguero de Alberto Blanco
El natural cansancio del jilguero rinde sus frutos en el crepúsculo: se posa en un alero o en una rama y entra temblando levemente al sueño. Su cuerpo es tan sutil y delicado como la carne de los dioses pueriles o bien como las notas más sedosas que la viola es capaz de sostener ...
Toma y daca de Alvaro Menén Desleal
El negocio es sencillo: toma y daca. Aún me resta un poco que he de dar a vosotros. Después se rinden cuentas, es verdad, El negocio es sencillo: toma y daca. Seguidme quitando el corazón a girones, a mordizcos, a empellones. Después se rinden cuentas, ¿no? El negocio es sencillo: ...
La noche y mi dolor de Dolores Veintimilla de Galindo
El negro manto que la noche umbría tiende en el mundo, a descansar convida. Su cuerpo extiende ya en la tierra fría cansado el pobre y su dolor olvida. También el rico en su mullida cama duerme soñando avaro en sus riquezas; duerme el guerrero y en su ensueño exclama: ...
El Niño Dios, la Virgen ... de Leonor de Ovando
El Niño Dios, la Virgen y parida, el parto virginal, el Padre Eterno, el portalico pobre, y el invierno con que tiembla el auctor de nuestra vida. sienta (señor) vuestra alma, y advertida del fin de aqueste dón y bien superno, absorta esté en aquel, cuyo gobierno la tenga con su gracia guarnecida. ...
Los cabellos conyugales de Enrique Gómez - Correa
El niño en la espada el párpado deshoja Sostiene la mirada y desciende al vértigo Cuando el alma despojada de sus estalagmitas Se siente redimido en el beso de la novia Llegar a los pantanos solitarios Ver al dios furibundo convirtiendo en plumas Las estrellas Renacer...
De la poesía de José Watanabe
El niño entró en la sombra de su árbol de extramuros donde dejaba diariamente sus quehaceres de intestino. Y si otro niño en árbol vecino se acuclillaba y se aliviaba brotaba entre ambos la honrosa complicidad en la depuración del buen animal. Esta vez, sin embargo, ...
Ser ante los ojos (Al amanecer VI) de Gerardo Guinea Diez
El niño está feliz, las manos de su madre, tibias, calientitas, lo llevan por los rumbos nuevos del país de los espejos, ella se come por él todo el dolor, toda la angustia, toda la nostalgia que ronda por la geografía de cristal. Su felicidad es grande, tanto como el espejo ...
El niño de Pablo Antonio Cuadra
El niño que yo fui no ha muerto queda en el pecho toma el corazón como suyo y navega dentro lo oigo cruzar mis noches o sus viejos mares de llanto remolcándomeal sueño. (Selección: Juana Rosa Pita)
La alondra de Julio Llinás
El niño rompe sus juguetes en busca de la alondra. la oveja con ruedas, el caballo de lechero, el oso negro de la tía Blanca, el tíovivo con música, la locomotora alemana y hasta el fonógrafo infantil con aquella marcha espantosa norteamericana. Lo rompes todo, le dice su padre. ...
El puro no de Oliverio Girondo
El No el no inóvulo el no nonato el noo el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noan y nooan y plurimono noan el morbo amorfo noo no démono no deo sin son sin sexo ni órbita el yerto inóseo noo en unisolo amódulo sin poros ya sin nódulo ni yo ni fosa ni hoyo el macro ...
Que dan el colirio merecido a un soberbio de Sor Juana Inés de la Cruz
El no ser de Padre honrado, fuera defecto, a mi ver, si como recibí el ser de él, se lo hubiera yo dado. Más piadosa fue tu Madre, que hizo que a muchos sucedas: para que, entre tantos, puedas tomar el que más te cuadre.
Rumores de Francisco González Léon
El nocturno abecedario que nos habla en su dialecto del insecto que en las noches y en insomnios acompasa sus rumores en sordina con la ruina de la casa. La puntual destiladera conque ritmos de clepsidra nos hidrata la emoción con la nota de la gota que al caer sobre del agua ...
el nombre arbitrario de este objeto que te desvela... de Esteban Moore
el nombre arbitrario de este objeto que te desvela botella, tornillo, o piedra/ que si lanzado de voces declina la invisible trayectoria de alturas/ entrega al esfuerzo de tu oído/ el hueco eco de la colisión la característica de los...
La balada de mi nombre de Gabriela Mistral
El nombre mío que he perdido, ¿dónde vive, dónde prospera? Nombre de infancia, gota de leche, rama de mirto tan ligera. De no llevarme iba dichoso o de llevar mi adolescencia y con él ya no camino por campos y por praderas. Llanto mío no conoce y no la quemó mi salmuera; ...
Custodia de Octavio Paz
El nombreSus sombras El hombre La hembraEl mazoEl gongLa iLa o La torre El aljibe El índice La hora El hueso La rosa El rocío La huesa El venero La llama El tizónLa noche El río La ciudadLa quilla El anclaEl hembro La hombraEl hombre Su cuerpo de nombres Tu nombre en mi nombre ...
El copista de Ibn Sara As-Santarini
El oficio de copista es un bosque de desdichas cuyas hojas y frutos son la indigencia; comparto a quien lo ejerce con la aguja del sastre que a cuerpo limpio viste a los desnudos. De:Poemas del fuego y otras casidas Recopilación, edición y traducción de Teresa Garulo
El sol de los amantes de Ledo Ivo
El oficio de quien ama es ver un sol oscuro sobre el lecho, y en el frío, nacer al fuego de un verano que no dice su nombre. Es ver, constelación de pétalos, la nieve caer sobre la tierra, algodón del cielo, aire del silencio que nace entre dos espaldas. Es morir claro y secreto cerca de tierras ...
Quietud de Clara Janés
El ojo de la noche descubre el pálido abandono y absorbe hasta el negro su blancura. He aquí un espejo vacío que alcanza la otra cara del vacío. He aquí una apertura sin fin y sin confín. ¡Mira como el amante huido se borra para sí y es una gota de dolor que el veneno alimenta ...
El ojo negro... de Sara Vanegas Coveña
el ojo negro del mar nos sorprende noche a noche afilando las espadas del miedo la arena cruje en los relojes. se congela al filo de la luna tus ojos impenitentes escarban entre mis despojos Selección: Alberto Martínez-Márquez
El ojo se hace fuerte... de Ricardo Hernández Bravo
El ojo se hace fuerte tras la máscara, furtivo en el festín de los escotes. Tienta en el cruce de miradas, puntea los sentidos como cuerdas en la noche de alcohol. Bebe en los pasadizos de la música, en los desagües de la piel enfebrecida por el baile. Busca en el destape la intimidad perdida. ...
El ojo se retrajo... de Eduardo Milán
El ojo se retrajo con trabajo siglos vueltos a ver , surco, hendiduras, heridas, flor de la herida. A ver, a verse a sí mismo, a ver, a herirse de ver. Mientras la mirada miraba el mar retirado en la retina aguas adentro. De: Habla
A media asta de Carmen Berenguer
El ojo vigila y comparte el conjuro de las seminales trompas esculpidas en la frontera: La difama Contra el diáfano suspiro el monte la monta montándola la flamea: A media asta percal
Camden, 1892 de Jorge Luis Borges
El olor del café y de los periódicos. El domingo y su tedio. La mañana y en la entrevista página esa vana publicación de versos alegóricos de un colega feliz. El hombre viejo está postrado y blanco en su decente habitación de pobre. Ociosamente mira su cara en el cansado espejo. . ...
El olor y la mirada de César Moro
El olor fino solitario de tus axilas Un hacinamiento de coronas de paja y heno fresco cortado con dedos y asfódelos y piel fresca y galopes lejanos como perlas Tu olor de cabellera bajo el agua azul con peces negros y estrellas de mar y estrellas de cielo bajo la nieve incalculable de tu mirada ...
El olvido de Mario Benedetti
El olvido no es victoria sobre el mal ni sobre nada y si es la forma velada de burlarse de la historia para eso está la memoria que se abre de par en par en busca de algún lugar que devuelva lo perdido...
Muchacha en Banao de Fayad Jamís
El ómnibus se detuvo. Los viajeros bajaron uno a uno. Tú estabas entre la multitud de muchachas que trabajan esa tierra y el sol de mediodía. Los viajeros se asomaron a los surcos, a los rostros; interrogaron y sudaron, y luego volvían al ómnibus cuando tú te me acercaste y empezaste ...
Casa con olores de Saúl Ibargoyen
El opaco olor de la recámara cocinándose en polvos corporales: en calcetines desorbitados más allá del sótano caído debajo de las camas: en cobijas tronchadas a cuchillazo de insecto: en zapatillas deslenguándose: en faldas contaminadas...
Filosofía del optimista de Fayad Jamís
El optimista se sentó a la mesa, miró a su alrededor y se sirvió un poco de lo poco que halló. Le dijeron que había demasiado nada (en realidad había pocomucho) pero él devoró su ración sin hacer comentarios, abrió el periódico, se fumó su café y acabó de cenar en paz. Pensó: tengo ...
Convento de las dueñas de Jaime Siles
El oscuro silencio tallado sobre el tacto golpea sin tocar la luz de esta materia, de esta altura perdida persiguiendo la eternidad donada a sus figuras. Un sosiego perenne asciende hasta la música, difumina los ecos sonoros del espacio y pulsa, impele, domeña, geometriza...
El otoño deja atrás tantas cosas de Carlos Ardohain
el otoño deja atrás tantas cosas los árboles lo eligen para despojarse y volverse línea, red, circulación pura para llegar al invierno transformados en ríos de fibra que desembocan en la tierra y así unirse con su oscura mitad subterránea el otoño desestima el color verde ...
Cinco imágenes de Alvaro Mutis
El otoño es la estación preferida de los conversos. Detrás del cobrizo manto de las hojas, bajo el oro que comienzan a taladrar invisibles gusanos, mensajeros del invierno y el olvido, es más fácil sobrevivir a las nuevas obligaciones que agobian a los recién llegados a una fresca teología. Hay que desconfiar...
Marzo de Olga Edith Romero
El otoño está cerca nadie calla las chicharras/ el mediodía se desliza en fuego desde la espuma nacen lágrimas redondas pequeños rubíes encendidos. Ese grano de sal resuelve eternidades/ la pequeñez se derrama diluvio de amanecer cardumen que remonta la vida. (Este poema fue ...
Bizedi de José María Álvarez
El otro día, Cintia, me decías que siempre me quedaba en la puerta, que no daba el paso «decisivo» decías, del que ya no hay retorno, y que era cobardía ante la vida, que me estaba perdiendo no sé qué. Seguramente es cierto que me pierdo «eso», pero no tengo duda, te aseguro...
El padre de Pablo Neruda
El padre brusco vuelve de sus trenes: reconocimos en la noche el pito de la locomotora perforando la lluvia con un aullido errante, un lamento nocturno, y luego la puerta que temblaba: el viento en una ráfaga entraba con mi padre y entre las dos pisadas y presiones la casa se sacudía, ...
La persignación de Cecilia Podestá
El padre estaba perdido en un movimiento de la mano derecha que empezaba por sofocar la frente y bajaba llevando la muerte al hijo en una línea recta, también cada sensación fabricada para sobrevivir. El padre estaba ausente de las manos del hijo que lo evocaba cuando...
Patria expatriada de Otto Raúl González
El país de la luna mutilada a diario se desangra a diario expira el trompo del terror gira que gira y es su giro una sombra atormentada. En toda la ciudad ensangrentada un aire denso y fosco se respira el territorio es una inmensa pira donde arde todo lo que no es espada. En el aire...