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listado de poemas en audio por primeros versos letra a

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1078 poemas con la letra "a"

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Nacimiento del sol de Francisco Morales Santos
A Roque Dalton, cuya muerte fue doblemente injusta. quotTengo Sol. Alma América Nace enhiesto y donde le da la gana. Si despierto a mi esposa se aparece sembrado en sus pupilas como si fuera un aster. Lo sabían los quechuas y los que se mataban buscando oro en el lejano oeste, ...
Callar de Sara de Ibáñez
a A. Rimbaud Rigor de esta ciencia rara que en relámpago indiviso del infierno al paraíso quiebra el color de mi cara. Que ya no me desampara su asistencia abrasadora, la palabra me devora si me aviva el pensamiento, y en callada flor del viento mi antigua canción demora. ...
País del llano de Miguel Ángel Gómez
a Adelina del Carril de Güiraldes Siento la pampa sola, sus ojos más lejanos vencidos por el viento, cuando el cereal se hunde como lunas pujantes de belleza. La pampa es diferente a todo otro planeta. Mirad sus aguas. Caen calladamente, su verde espacio inundan, solitarias, con lagunas ...
Quince monedas de Jorge Luis Borges
A Alicia Jurado Un poeta oriental Durante cien otoños he mirado tu tenue disco. Durante cien otoños he mirado tu arco sobre las islas. Durante cien otoños mis labios no han sido menos silenciosos. El desierto El espacio sin tiempo. La luna es del color de la arena. Ahora, precisamente ahora, ...
Fábula de Octavio Paz
A Álvaro Mutis Edades de fuego y de aire Mocedades de agua Del verde al amarillo Del amarillo al rojo Del sueño a la vigilia Del deseo al acto Sólo había un paso que tú dabas sin esfuerzo Los insectos eran joyas animadas El calor reposaba al borde del estanque La lluvia era un sauce de pelo suelto ...
La tierra y la mujer de Gabriela Mistral
A Amira de la Rosa Mientras tiene luz el mundo y despierto está mi niño, por encima de su cara todo es un hacerse guiños. Guiños le hace la alameda con sus dedos amarillos, y tras ella vienen nubes con piruetas de cabritos. .. La cigarra al mediodía, con el frote le hace guiño, ...
En tiempos difíciles de Heberto Padilla
A aquel hombre le pidieron su tiempo para que lo juntara al tiempo de la Historia. Le pidieron las manos, porque para una época difícil nada hay mejor que un par de buenas manos. Le pidieron los ojos que alguna vez tuvieron lágrimas para que no contemplara el lado claro (especialmente ...
Padre de Alberto Rubio
A Armando Ni el tronco yo, ni tú la esbelta copa, ni tallo ni renuevo desgajado. Ven a la mesa. Escarchará la sopa de seguir enfriándose a mi lado. Si no probaras nunca más la cena, furia, helor en mí: todo, menos pena. Te pasó por tus fines de semna, huésped innumerable, . ...
A Baco pide Midas que se vuelva oro cuanto tocare... de Lope de Vega
A Baco pide Midas que se vuelva oro cuanto tocare (¡ambición loca!); vuélvese en oro cuanto mira y toca, el labrado palacio y verde selva. Adonde quiera que su cuerpo envuelva, oro le ofende, y duerme en dura roca; oro come, oro bebe, que la boca quiere también que en oro se resuelva. ...
Es un dulce presagio de Alberto Ángel Montoya
A batallas de amor, campo de plumas... Luis de Góngora y Argote Es un dulce presagio de combate este extenderse entre la bruma intacta de frío albor que con tu albura pacta porque el goce sus ímpetus desate. Esta albura de lino, y esta mate palidez que en tu vientre ...
Dos poemas ingleses (II) de Jorge Luis Borges
A Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich Con qué puedo retenerte? Te ofrezco angostas calles, crepúsculos desesperados, la luna de los viejos arrabales. Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado largamente la luna solitaria. Te ofrezco mis ancestros, mis muertos, ...
Sin pájaros ni madreselvas de Leticia Luna
A Benjamín Anaya Cruzaré por tu calle como por tu cuerpo con un poema desnudo de toda enciclopedia quién soy yo para nombrar tu claridad en un amanecer que se sonroja boca de mirlo con sed y sin abrigo Para ti no tengo coartada, ni gloria, ni infinito no tengo amaneceres, ...
Generaciones de Ricardo Gómez López
A C RI E O N N E E GS T s e a n t r i e ei m p bls a a n l A T L A S tr o o a p to n q a u ui g t a o Quiero conocer a mis nietos. (Incluido en el CD Poemas de Ida y Regreso, Dúo Urbe-Provincia, Leutún, 2002).
A Janis Joplin (Fragmento) de Alejandra Pizarnik
a cantar dulce y a morirse luego. no: a ladrar. Así como duerme la gitana de Rousseau, así cantás, más las lecciones de terror. hay que llorar hasta romperse para crear o decir una pequeña canción, gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia eso hiciste vos, eso yo. ...
El encuentro de Eladio Cabañero
A cántaros se han hecho los mares para un niño; con los besos no dados, el amor verdadero. Hoy sé que por ti he sido capaz, Marisa Sabia, de levantar a pulso, espuerta a espuerta, un cerro o una torre, un chorro de silencio incontenible hasta subir al infinito y verte. ...
La venganza de Mudarra de Romancero Español
A cazar va don Rodrigo, y aun don Rodrigo de Lara: con la grande siesta que hace arrimádose ha a una haya, maldiciendo a Mudarrillo, hijo de la renegada, que si a las manos le hubiese, que le sacaría el alma. El señor estando en esto, Mudarrillo que asomaba. Dios te salve, caballero, debajo la verde ...
Huellas de gaviotas de Elina Wechsler
A Clara y Federico Mediodía, agujero de luz, gaviotas en vuelo alto. Al atardecer parecen no estar, sin embargo sus huellas precisas han dejado marca sobre la arena. A veces creemos el horizonte libre de huellas, creemos haber cruzado definitivamente las aguas Atardecer. Huellas de gaviotas, ...
Virginidad perdida de Cancionero y Romancero Tradicionales I (siglo XI a siglo XV)
A coger amapolas, madre, me perdí: ¡caras amapolas fueron contra mí! (Otero, Torregrosa: Antología de la lírica amorosa. Barcelona, Vincens Vives, 1990)
Virginidad perdida de Cancionero y Romancero Tradicionales Ii(siglo XI a Siglo XV)
A coger amapolas, madre, me perdí: ¡caras amapolas fueron contra mí! (Otero, Torregrosa: Antología de la lírica amorosa. Barcelona, Vincens Vives, 1990)
La adolescente de Orfila Bardesio
A Concepción Silva Bélizon Desnuda, blanca, sola, como los huesos. Un puñado de hormigas. Unas manchas de lluvia. Una puerta. Unas brisas nacieron de sus madres. Sin libros, sin trajes, sin números, entre la selva y sus paseos. Abrazada en secreto por los árboles. ...
a cuántos metros de María Antonieta Flores
a cuántos metros del bosque de las aceras y formas de estrella el sueño ha llevado su arco la tapia y sus colores la red del transcurrir el diminuto acero del recuerdo
fauna marina (1) de Jorge Ernesto Olivera
a cuarenta y dos horas de tu distancia mi rastro huele a maníes deshechos alfombras de la desventura mi cuerpo dibuja espacios en el lugar exacto milímetro de tu ausencia periférico sentimiento aturde sombras la esquina, borrosa imagen late tu cuerpo, ganando la ausencia. ...
Retrato A Cierta Hora de Otoniel Guevara
a Dalia, por salvarme con una manotazo de poesía. ¿Acaso se puede vivir con las gavetas vaciadas, el pelo revuelto, la sombra marchita? Soy un perro poseo únicamente mi dolor y todas las calles de la tierra No ladro Unicamente muerdo No tengo pulgas no ardo ...
Imagen de la ausencia de Roberto Obregón
A decir verdad, la lluvia no habla de ti. Sí que hoy te confundí. Y ya van cuatro entre la multitud. Dejé que cayeran mis ojos al suelo para que las personas adultas al pasar no lastimaran mi amargura. Y al entrarme de regreso en casa encontré tu ausencia diseminada en el ...
Presentimiento que anuncia a Don Alvaro de Luna su caída en la privanza del Rey de Romancero Español
A don Álvaro de Luna, condestable de Castilla, el rey don Juan el segundo con mal semblante le mira. Dio vuelta la rueda varia, trocó en saña sus caricias, el favor en amenazas privaba, mas ya no priva. Ejemplo dejó en la tierra porque el hombre mire arriba: no hay seguridad humana ...
Dora Panchita de Luis Llorens Torres
A doña Panchita el sol la hizo de carne trigueña. El sol la hizo buena moza. El sol la hizo buena hembra. Le puso negro el cabello; negras las pupilas negras; le puso dulces los labios; le puso dulce la lengua. Dicen que dicen que doña Panchita novia es del sol tropical que la besa. Dicen que ...
Oda anacreóntica (VI) de Juan Meléndez Valdés
A DORILA ¡Cómo se van las horas, y tras ellas los días, y los floridos años de nuestra frágil vida! La vejez luego viene, del amor enemiga, y entre fúnebres sombras la muerte se avecina, que escuálida y temblando, fea, informe, amarilla, nos aterra, y apaga nuestros fuegos y dichas. El cuerpo ...
Nunca es tarde de Luis Antonio Chávez
A Dra. Matilde Elena López Has crecido/ suben tus hombros como dos colinas Pablo Neruda Nunca es tarde para hacerlo y ahora te dedicamos la palabra el verbo enhiesto que bebió la savia de los dioses e invoca a deshoras un canto y vamos pa lante pues no nos detienen ...
Toro de tierra de Juan Vicente Piqueras
a Edel Hay un toro de tierra extraviado dentro de cada uno de nosotros. A solas, sin descanso, sin manada, recorre el laberinto de las venas. Vaga como un presagio piel adentro y la luna lo asiste en su tristeza. No le teme a Teseo. Va buscando nuestra razón de ser y su destino, ...
Vísceras planetarias de Claudia Herodier
A Edmundo Barbero, mi padre Cuánto diera por saber lo que tarda el agua en convertirse en agua viva. Plena de musgo, de algas, de trasparencia oscura al ojo no avezado en la meteria. Y cuánto diera de mí en el sabroso desgaste hacia lo humano. Hartarme de gente y no llenarme nunca. ...
Me siento morir a veces... de Angélica Becker
A Emilia y José Ángel Valente. Me siento morir a veces, o deseo la muerte. Alguien me obliga a desvestirme lentamente de mis extremidades, de mis brazos y piernas, de mi vientre y mi pecho. Una a una, caen todas mis prendas personales en un gesto muy dulce. Me siento polvo, ceniza, ...
Caupolicán de Rubén Darío
A Enrique Hernández Miyares Es algo formidable que vio la vieja raza: robusto tronco de árbol al hombro de un campeón salvaje y aguerrido, cuya fornida maza blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón. Por casco sus cabellos, su pecho por coraza, pudiera tal guerrero, ...
Escudos humanos de Eduardo Milán
A ese costo recuperan peso las palabras, gravedad, peso no de plomo: peso contra el plomo, detenerlo. Gravedad, leves todavía de sonido, moral. Cuando la morada humana está en riesgo, ahora. De: Habla
Niño lanza fuego de Yanira Soundy
A ese pequeño dragón que habita las calles del boulevard Los Próceres... ¿Quién deshizo tu vida con el fuego? El secreto de la piedra o el hambre... Niño moribundo en las ciudades, cuerpo desnudo que toca a nuestras puertas. Es la hora de morir entre las llamas. Es la hora de orar ...
El préstamo de Francisca Aguirre
A Esperanza y Manuel Rico Apenas si veía pájaros. Se oían voces y ruidos de vasos, y una música triste, derrumbada, una canción distinta, pero intensa. Todo se hallaba absurdamente detenido dentro de una burbuja de desdicha, de distancia sin aire, de muralla de hielo. Y la niebla besaba ...
Tránsitos de Nora Méndez
a esta hora en que todo es distancia a esta hora en que no te toco en que nos tocan otros y somos aún así felices reconozco la textura del amor ese laberinto y limbo donde todo lo que entra es absorbido y colocado como ofrenda se extravíase confundeescasea los amantes ...
Sótano de Tomás Segovia
A esta inmovilidad de ojos atónitos Y postrado lenguaje Que me encadena a estar presente En la ausencia de mí A esta sombría suspensión De mi latir difunto le pregunto Si he morir sin haberme lavado De tanta sucia soledad errática Y qué sol me podrá secar un día De aquellas cavernosas ...
La Plaza Mercurio (V) de Luis Eduardo Rendón
a estas alturas y habiendo perdido mis repuestos más genuinos -todo lo relacionado con materiales para la construcción- me pregunto con la esperanza en déficit ¿dónde está el amor su Servicio Técnico Permanente? ¿dónde está el amor sus óptimos sistemas de reciclaje? ...
De don Francisco de Padilla, castellano de Milán de Luis de Góngora y Argote
A este que admiramos en luciente, Émulo del diamante, limpio acero, Igual nos le dio España caballero Que de la guerra Flandes rayo ardiente. Laurel ceñido, pues, debidamente, Las coyundas le fían del severo Suave yugo, que al lombardo fiero Le impidió sí, no le oprimió la frente. ¿Qué mucho si ...
Este triste animal de Orietta Lozano
A este triste animal que me soporta le duele el vuelo de mi espíritu, la sagacidad de mi garganta que huye de la soga, la escueta salud de mis microbios, el juego lúgubre de mi carne. La recolecta está hecha, la oreja de Van Gogh, para un poema de agua y de dolor, un rayo de sol ...
a esto... de Jacqueline Goldberg
a esto le llaman fugarse pero insisto lo que duele lo que asusta no es la herida cerrada en la mesa ni el vientre asombrado de una virgen hablo de mecerse y dejar caer el deseo arrojarse uno con todo y cuerpo con la lengua recorriendo un país de sexos inválidos sin perderse ...
Circería de Luisa Futoransky
A estos hombres los transformé en versitos y los confiné en libros y revistas porque, con los tiempos que corren, no es cosa de andar encima procurándoles bellotas ni margaritas, para los días de guardar. En cuanto al Ulises, ése, de Ítaca, díganle que de áspides, sapos y mastodontes ...
Cuarto de baño de Gerardo Diego
A Eusebio Oliver Qué claridad de playa al mediodía, qué olor de mar, qué tumbos, cerca, lejos, si, entre espumas y platas y azulejos, Venus renace a la mitología. Concha de porcelana, el baño fía su parto al largo amor de los espejos que, deslumbrados, ciegos de reflejos, ...
Existencia proletaria de Pablo Cassi
A Fidel no le agrada la actual situación de Cuba, ser el adalid de una masa proletaria. Es decir, mirar el destino directamente a los ojos. Él sabe que el tiempo juega en su contra que la revolución lo estafó con sus ofertas demagógicas. Impaciente espera la posición en la que va a inmortalizarse, ...
A filo de la luz de Blanca Luz Pulido
A filo de la luz siempre hacia adentro debajo del torrente subterráneo en el espejo cedido por la claridad fundirse con los sueños abandonar el día y en el último latido viajar perderlo todo dejar hasta la sombra mirar las playas sumergidas las rocas certezas inauditas a la orilla ...
La extranjera de Gabriela Mistral
A Francis de Miomandre Habla con dejo de sus mares bárbaros, con no sé qué algas y no sé qué arenas; reza oración a dios sin bulto y peso, envejecida como si muriera. En huerto nuestro que nos hizo extraño, ha puesto cactus y zarpadas hierbas. Alienta del resuello del desierto ...
Luna Park. Poema instantánea del siglo XX de Luis Cardoza y Aragón
A Francis de Miomandre En un Luna Park El creador filma la Vida, Y sobre ese panorama, Están tendidos todos nuestros nervios: Estrépito sin descanso, Hombres y mujeres en las fábricas Al lado del músculo obediente Fiel Y sonoro de la máquina, Fauna del HOMBRE. Ferrocarriles, aeroplanos, ...
Oda a tu mirada de Luis Antonio Chávez
a Francisca Esther, mi esposa De tu mirada quiero llenar mi vaso Antonio Machado Mírame no dejes que el brillo de tus ojos abandonen en la oscuridad mi corazón perfora con tu mirada esta sonata dominguera y si notas que el canto fluye insípido abónalo con el néctar ...
Valeriana de Francisco Urondo
a Francisco Kröpfl abandonas tus fuerzas en busca de nada instigado por una pasión curtido por un desaliento ay dios quién pudiera decir algo de nuestra propia imagen luz o sombra espesa y dura escasa maravilla lejana certidumbre De: Nombres
Vértigo de Román Luján
A fuerza de entregarte mi cansancio a trozos de lamer tu sombra en las paredes hilvanar jadeos desperdigados en la alfombra hasta limar cada eco de tu cuerpoHoy hacia un sol que repudió la astrología sin número de folio ni preludio huyeron las aristas de tu rostro volvieron al reflujo ...