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listado de poemas en audio por primeros versos letra a

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1326 poemas con la letra "a"

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Carta a mi madre de Otto Raúl González
A mi madre le escribo, le escribimos Madre querida, ahí le va su giro acostumbrado que esté bien de salud tal es nuestro deseo quiero queremos contarle que estamos muy contentos porque estoy estamos entre todos escribiendo un gran poema un diminuto poema para él...
Nacimiento del sol de Francisco Morales Santos
A Roque Dalton, cuya muerte fue doblemente injusta. quotTengo Sol. Alma América Nace enhiesto y donde le da la gana. Si despierto a mi esposa se aparece sembrado en sus pupilas como si fuera un aster. Lo sabían los quechuas y los que se mataban buscando oro en el lejano oeste, ...
Callar de Sara de Ibáñez
a A. Rimbaud Rigor de esta ciencia rara que en relámpago indiviso del infierno al paraíso quiebra el color de mi cara. Que ya no me desampara su asistencia abrasadora, la palabra me devora si me aviva el pensamiento, y en callada flor del viento mi antigua canción demora. ...
País del llano de Miguel Ángel Gómez
a Adelina del Carril de Güiraldes Siento la pampa sola, sus ojos más lejanos vencidos por el viento, cuando el cereal se hunde como lunas pujantes de belleza. La pampa es diferente a todo otro planeta. Mirad sus aguas. Caen calladamente, su verde espacio inundan, solitarias, con lagunas ...
Quince monedas de Jorge Luis Borges
A Alicia Jurado Un poeta oriental Durante cien otoños he mirado tu tenue disco. Durante cien otoños he mirado tu arco sobre las islas. Durante cien otoños mis labios no han sido menos silenciosos. El desierto El espacio sin tiempo. La luna es del color de la arena. Ahora, precisamente ahora, ...
Fábula de Octavio Paz
A Álvaro Mutis Edades de fuego y de aire Mocedades de agua Del verde al amarillo Del amarillo al rojo Del sueño a la vigilia Del deseo al acto Sólo había un paso que tú dabas sin esfuerzo Los insectos eran joyas animadas El calor reposaba al borde del estanque La lluvia era un sauce de pelo suelto ...
La tierra y la mujer de Gabriela Mistral
A Amira de la Rosa Mientras tiene luz el mundo y despierto está mi niño, por encima de su cara todo es un hacerse guiños. Guiños le hace la alameda con sus dedos amarillos, y tras ella vienen nubes con piruetas de cabritos. .. La cigarra al mediodía, con el frote le hace guiño, ...
En tiempos difíciles de Heberto Padilla
A aquel hombre le pidieron su tiempo para que lo juntara al tiempo de la Historia. Le pidieron las manos, porque para una época difícil nada hay mejor que un par de buenas manos. Le pidieron los ojos que alguna vez tuvieron lágrimas para que no contemplara el lado claro (especialmente ...
Paisaje sin células de Julieta Valero
A aquellos cuya primera memoria no es vegetal Este hombre admirable se recuerda a sí mismo, muchacho, arrojando piedras en un estanque. En un estanque. El otro hacía memoria y regresar era un huerto, patio, higuera, una hacienda almenada de faldones (las mujeres irradiaban...
Padre de Alberto Rubio
A Armando Ni el tronco yo, ni tú la esbelta copa, ni tallo ni renuevo desgajado. Ven a la mesa. Escarchará la sopa de seguir enfriándose a mi lado. Si no probaras nunca más la cena, furia, helor en mí: todo, menos pena. Te pasó por tus fines de semna, huésped innumerable, . ...
A Baco pide Midas que se vuelva oro cuanto tocare... de Lope de Vega
A Baco pide Midas que se vuelva oro cuanto tocare (¡ambición loca!); vuélvese en oro cuanto mira y toca, el labrado palacio y verde selva. Adonde quiera que su cuerpo envuelva, oro le ofende, y duerme en dura roca; oro come, oro bebe, que la boca quiere también que en oro se resuelva. ...
Es un dulce presagio de Alberto Ángel Montoya
A batallas de amor, campo de plumas... Luis de Góngora y Argote Es un dulce presagio de combate este extenderse entre la bruma intacta de frío albor que con tu albura pacta porque el goce sus ímpetus desate. Esta albura de lino, y esta mate palidez que en tu vientre ...
Dos poemas ingleses (II) de Jorge Luis Borges
A Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich Con qué puedo retenerte? Te ofrezco angostas calles, crepúsculos desesperados, la luna de los viejos arrabales. Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado largamente la luna solitaria. Te ofrezco mis ancestros, mis muertos, ...
Sin pájaros ni madreselvas de Leticia Luna
A Benjamín Anaya Cruzaré por tu calle como por tu cuerpo con un poema desnudo de toda enciclopedia quién soy yo para nombrar tu claridad en un amanecer que se sonroja boca de mirlo con sed y sin abrigo Para ti no tengo coartada, ni gloria, ni infinito no tengo amaneceres, ...
Generaciones de Ricardo Gómez López
A C RI E O N N E E GS T s e a n t r i e ei m p bls a a n l A T L A S tr o o a p to n q a u ui g t a o Quiero conocer a mis nietos. (Incluido en el CD Poemas de Ida y Regreso, Dúo Urbe-Provincia, Leutún, 2002).
A Janis Joplin (Fragmento) de Alejandra Pizarnik
a cantar dulce y a morirse luego. no: a ladrar. Así como duerme la gitana de Rousseau, así cantás, más las lecciones de terror. hay que llorar hasta romperse para crear o decir una pequeña canción, gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia eso hiciste vos, eso yo. ...
El encuentro de Eladio Cabañero
A cántaros se han hecho los mares para un niño; con los besos no dados, el amor verdadero. Hoy sé que por ti he sido capaz, Marisa Sabia, de levantar a pulso, espuerta a espuerta, un cerro o una torre, un chorro de silencio incontenible hasta subir al infinito y verte. ...
A causa del dolor de Edgardo Tello
A causa del dolor mío y de mi pueblo como recién nacido he buscado, a tientas durante mucho tiempo un camino a la alegría. Y no ha sido en vano, ahora la luz me da en la frente y marcho cuerpo a cuerpo con mis...
La venganza de Mudarra de Romancero Español
A cazar va don Rodrigo, y aun don Rodrigo de Lara: con la grande siesta que hace arrimádose ha a una haya, maldiciendo a Mudarrillo, hijo de la renegada, que si a las manos le hubiese, que le sacaría el alma. El señor estando en esto, Mudarrillo que asomaba. Dios te salve, caballero, debajo la verde ...
Huellas de gaviotas de Elina Wechsler
A Clara y Federico Mediodía, agujero de luz, gaviotas en vuelo alto. Al atardecer parecen no estar, sin embargo sus huellas precisas han dejado marca sobre la arena. A veces creemos el horizonte libre de huellas, creemos haber cruzado definitivamente las aguas Atardecer. Huellas de gaviotas, ...
Virginidad perdida de Cancionero y Romancero Tradicionales Ii(siglo XI a Siglo XV)
A coger amapolas, madre, me perdí: ¡caras amapolas fueron contra mí! (Otero, Torregrosa: Antología de la lírica amorosa. Barcelona, Vincens Vives, 1990)
Virginidad perdida de Cancionero y Romancero Tradicionales I (siglo XI a siglo XV)
A coger amapolas, madre, me perdí: ¡caras amapolas fueron contra mí! (Otero, Torregrosa: Antología de la lírica amorosa. Barcelona, Vincens Vives, 1990)
La adolescente de Orfila Bardesio
A Concepción Silva Bélizon Desnuda, blanca, sola, como los huesos. Un puñado de hormigas. Unas manchas de lluvia. Una puerta. Unas brisas nacieron de sus madres. Sin libros, sin trajes, sin números, entre la selva y sus paseos. Abrazada en secreto por los árboles. ...
La prosa del poema de Floriano Martins
A cualquier lado que viremos, el olvido posado en alguna estación de radio o en discursos de entrega de premio o lauros académicos, el ojo puesto en outdoors, panfletos que invaden el carro en semáforos o camisetas anunciando una nueva creencia, en cualquier...
a cuántos metros de María Antonieta Flores
a cuántos metros del bosque de las aceras y formas de estrella el sueño ha llevado su arco la tapia y sus colores la red del transcurrir el diminuto acero del recuerdo
fauna marina (1) de Jorge Ernesto Olivera
a cuarenta y dos horas de tu distancia mi rastro huele a maníes deshechos alfombras de la desventura mi cuerpo dibuja espacios en el lugar exacto milímetro de tu ausencia periférico sentimiento aturde sombras la esquina, borrosa imagen late tu cuerpo, ganando la ausencia. ...
Retrato A Cierta Hora de Otoniel Guevara
a Dalia, por salvarme con una manotazo de poesía. ¿Acaso se puede vivir con las gavetas vaciadas, el pelo revuelto, la sombra marchita? Soy un perro poseo únicamente mi dolor y todas las calles de la tierra No ladro Unicamente muerdo No tengo pulgas no ardo ...
Imagen de la ausencia de Roberto Obregón
A decir verdad, la lluvia no habla de ti. Sí que hoy te confundí. Y ya van cuatro entre la multitud. Dejé que cayeran mis ojos al suelo para que las personas adultas al pasar no lastimaran mi amargura. Y al entrarme de regreso en casa encontré tu ausencia diseminada en el ...
Del viaje que no pudo ser de Mayra Oyuela
A diario muerdo el pedazo de tierra que pisas al prevenir mi paso. Y sé que sos ese margen de luz que a medias sombras irrumpe en el blanquecino de los ojos. Cómo pudiste congelar las galaxias que como pájaros rompían mis ventanas, siendo el parpado que abanica...
Presentimiento que anuncia a Don Alvaro de Luna su caída en la privanza del Rey de Romancero Español
A don Álvaro de Luna, condestable de Castilla, el rey don Juan el segundo con mal semblante le mira. Dio vuelta la rueda varia, trocó en saña sus caricias, el favor en amenazas privaba, mas ya no priva. Ejemplo dejó en la tierra porque el hombre mire arriba: no hay seguridad humana ...
Dora Panchita de Luis Llorens Torres
A doña Panchita el sol la hizo de carne trigueña. El sol la hizo buena moza. El sol la hizo buena hembra. Le puso negro el cabello; negras las pupilas negras; le puso dulces los labios; le puso dulce la lengua. Dicen que dicen que doña Panchita novia es del sol tropical que la besa. Dicen que ...
El celaje de Amado Nervo
A dónde fuiste, amor; a dónde fuiste? Se extinguió en el poniente el manso fuego, y tu que me decías: «hasta luego, volveré por la noche»... ¡No volviste! ¿En que zarzas tu pie divino heriste? ¿Qué muro cruel te ensordeció a mi ruego? ¿Qué nieve supo congelar tu apego; ...
De un libro muy amado de José María Álvarez
A dónde se fue John Silver? ¿Habrá muerto? Quizá, por los años pasados. O debe ser muy viejo. No, no era John, hombre para esperar la muerte lentamente. En todos estos años ¿qué habrá hecho, qué aventuras habrán llevado...
Oda anacreóntica (VI) de Juan Meléndez Valdés
A DORILA ¡Cómo se van las horas, y tras ellas los días, y los floridos años de nuestra frágil vida! La vejez luego viene, del amor enemiga, y entre fúnebres sombras la muerte se avecina, que escuálida y temblando, fea, informe, amarilla, nos aterra, y apaga nuestros fuegos y dichas. El cuerpo ...
Nunca es tarde de Luis Antonio Chávez
A Dra. Matilde Elena López Has crecido/ suben tus hombros como dos colinas Pablo Neruda Nunca es tarde para hacerlo y ahora te dedicamos la palabra el verbo enhiesto que bebió la savia de los dioses e invoca a deshoras un canto y vamos pa lante pues no nos detienen ...
Toro de tierra de Juan Vicente Piqueras
a Edel Hay un toro de tierra extraviado dentro de cada uno de nosotros. A solas, sin descanso, sin manada, recorre el laberinto de las venas. Vaga como un presagio piel adentro y la luna lo asiste en su tristeza. No le teme a Teseo. Va buscando nuestra razón de ser y su destino, ...
Vísceras planetarias de Claudia Herodier
A Edmundo Barbero, mi padre Cuánto diera por saber lo que tarda el agua en convertirse en agua viva. Plena de musgo, de algas, de trasparencia oscura al ojo no avezado en la meteria. Y cuánto diera de mí en el sabroso desgaste hacia lo humano. Hartarme de gente y no llenarme nunca. ...
Playa con andróginos de Gonzalo Rojas
A él se le salía la muchacha y a la muchacha él por la piel espontánea, y era poderoso ver cuatro en la figura de estos dos que se besaban sobre la arena; vicioso era lo viscoso o al revés; la escena iba de la playa a las nubes. ¿Qué después pasó; quién entró ...
Me siento morir a veces... de Angélica Becker
A Emilia y José Ángel Valente. Me siento morir a veces, o deseo la muerte. Alguien me obliga a desvestirme lentamente de mis extremidades, de mis brazos y piernas, de mi vientre y mi pecho. Una a una, caen todas mis prendas personales en un gesto muy dulce. Me siento polvo, ceniza, ...
Caupolicán de Rubén Darío
A Enrique Hernández Miyares Es algo formidable que vio la vieja raza: robusto tronco de árbol al hombro de un campeón salvaje y aguerrido, cuya fornida maza blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón. Por casco sus cabellos, su pecho por coraza, pudiera tal guerrero, ...
Escudos humanos de Eduardo Milán
A ese costo recuperan peso las palabras, gravedad, peso no de plomo: peso contra el plomo, detenerlo. Gravedad, leves todavía de sonido, moral. Cuando la morada humana está en riesgo, ahora. De: Habla
Niño lanza fuego de Yanira Soundy
A ese pequeño dragón que habita las calles del boulevard Los Próceres... ¿Quién deshizo tu vida con el fuego? El secreto de la piedra o el hambre... Niño moribundo en las ciudades, cuerpo desnudo que toca a nuestras puertas. Es la hora de morir entre las llamas. Es la hora de orar ...
El préstamo de Francisca Aguirre
A Esperanza y Manuel Rico Apenas si veía pájaros. Se oían voces y ruidos de vasos, y una música triste, derrumbada, una canción distinta, pero intensa. Todo se hallaba absurdamente detenido dentro de una burbuja de desdicha, de distancia sin aire, de muralla de hielo. Y la niebla besaba ...
Tránsitos de Nora Méndez
a esta hora en que todo es distancia a esta hora en que no te toco en que nos tocan otros y somos aún así felices reconozco la textura del amor ese laberinto y limbo donde todo lo que entra es absorbido y colocado como ofrenda se extravíase confundeescasea los amantes ...
Sótano de Tomás Segovia
A esta inmovilidad de ojos atónitos Y postrado lenguaje Que me encadena a estar presente En la ausencia de mí A esta sombría suspensión De mi latir difunto le pregunto Si he morir sin haberme lavado De tanta sucia soledad errática Y qué sol me podrá secar un día De aquellas cavernosas ...
La Plaza Mercurio (V) de Luis Eduardo Rendón
a estas alturas y habiendo perdido mis repuestos más genuinos -todo lo relacionado con materiales para la construcción- me pregunto con la esperanza en déficit ¿dónde está el amor su Servicio Técnico Permanente? ¿dónde está el amor sus óptimos sistemas de reciclaje? ...
De don Francisco de Padilla, castellano de Milán de Luis de Góngora y Argote
A este que admiramos en luciente, Émulo del diamante, limpio acero, Igual nos le dio España caballero Que de la guerra Flandes rayo ardiente. Laurel ceñido, pues, debidamente, Las coyundas le fían del severo Suave yugo, que al lombardo fiero Le impidió sí, no le oprimió la frente. ¿Qué mucho si ...
Este triste animal de Orietta Lozano
A este triste animal que me soporta le duele el vuelo de mi espíritu, la sagacidad de mi garganta que huye de la soga, la escueta salud de mis microbios, el juego lúgubre de mi carne. La recolecta está hecha, la oreja de Van Gogh, para un poema de agua y de dolor, un rayo de sol ...
a esto... de Jacqueline Goldberg
a esto le llaman fugarse pero insisto lo que duele lo que asusta no es la herida cerrada en la mesa ni el vientre asombrado de una virgen hablo de mecerse y dejar caer el deseo arrojarse uno con todo y cuerpo con la lengua recorriendo un país de sexos inválidos sin perderse ...
Circería de Luisa Futoransky
A estos hombres los transformé en versitos y los confiné en libros y revistas porque, con los tiempos que corren, no es cosa de andar encima procurándoles bellotas ni margaritas, para los días de guardar. En cuanto al Ulises, ése, de Ítaca, díganle que de áspides, sapos y mastodontes ...