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listado de poemas en audio por primeros versos letra t

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200 poemas con la letra "t"

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D’un xiprer de Josep Maria López-Picó
Ta vida és un desig d agilitat; voldria ser gentil i és massa forta. Ta vida és un desig llarg i callat; és com l espectre d una flama morta...
Cuatro cantos de mi tierra de Carlos Pellicer
Tabasco en sangre madura y en mi su poder sangró. Agua y tierra el sol se jura; y en nubarrón de espesura la joven tierra surgió. Tus hidrógenos caminos a toda voz transité y en tu oxígeno silbé mis pulmones campesinos. A puños sembré mi vida de tu fuerza vendaval que azúcar cañaveral espolvorea en la huida...
Paseo nocturno de André Cruchaga
Tal vez el mundo sea bello, cuando el sol claro lo ilumina, pero yo sé que hay hombres tristes como la lluvia gris y fría. Carlos Bousoño: La tristeza Al final del día Todo va quedando inerme La noche está ahí como una calle Intransitable: Musgo sin espejos Humus sin puertas Pero...
Canción para la esposa ajena de José Angel Buesa
Tal vez guardes mis libros en alguna gaveta, sin que nadie descubra cuál relata tu historia, pues serán simplemente los versos de un poeta, tras de arrancar la página de la dedicatoria... Y pasarán los años... Pero acaso algún día, o acaso alguna noche que estés sola en tu lecho,...
Diálogos con los hombres más honrados de Rosario Castellanos
Tal vez, bajo otro cielo, la vida nos sonría. Hombre ingenuo. Porfirio con cara de caballo, ¿no alcanzas a saber que a vida no tiene ni aquí ni antes ni después ni sonrisa? Es tan corto el amor y es tan largo el olvido. Ay, Neruda, Neruda. ¿Con qué vara mediste lo continuo? Qué...
Veinticinco de abril, tarde de Tomás Segovia
También ellaslas ágiles palabras Que nunca han sido mías Pero dónde podrían sino a mí decirse También ella me dan lo que no es suyo Pero de quien podrían ser sino de ellas Lo que su paso deja entre mis manos Y nunca fue su bien...
Flor en una mano de Alfonsina Storni
También sedosos pétalos abría y eran cinco. Crecido su rosado entre los dedos reposaba blanda casi dormida ya en el sueño fuerte. Sombreaba los canales diminutos de la mano, sepulcro de sus horas, y como un cuerno alzaba un petalillo más allá de los otros resignados. ¡Cuán gemelos...
Dialéctica de Tomás Segovia
También yo desigual mía Sobre el difícil sendero movedizo Y siempre precariamente Tentado y con terror y torpe esquivo El peligro de tenerte Sin que tú me tenga La trampa de meterme Donde no me hayas tendido ya tu trampa. De: Partición
Garrote vil de Ramón del Valle Inclán
Tan ! ¡tan! ¡tan! canta el martillo. El garrote alzando están. Canta en el campo un cuclillo, y las estrellas se van al compás del estribillo con que repica el martillo: ¡tan! ¡tan! ¡tan! El patíbulo destaca trágico, nocturno y gris...
Pregón submarino de Rafael Alberti
Tan bien como yo estaría en una huerta del mar, contigo, hortelana mía! En un carrito, tirado por un salmón, ¡qué alegría vender bajo el mar salado, amor, tu mercadería! ¡Algas frescas de la mar, algas, algas! ...
Tan grande, ¡ay Hado!, mi delito ha sido... de Sor Juana Inés de la Cruz
Tan grande, ¡ay Hado!, mi delito ha sido que por castigo de él o por tormento no basta el que adelanta el pensamiento sino el que le previenes al oído? Tan severo en mi contra has procedido, que me persuado, de tu duro intento, a que sólo me diste entendimiento porque fuese mi daño más crecido...
Tan rubia es la niña... de Amado Nervo
Tan rubia es la niña que cuando hay sol, no se la ve. Parece que se difunde en el rayo matinal, que con la luz se confunde su silueta de cristal, tinta en rosas, y parece que en la claridad del día se desvanece la niña mía. Si se asoma mi Damiana a la ventana, y colora la aurora su tez lozana de albérchigo y terciopelo...
Tan-tan! ¿Quién es? Es el Diablo... (Muerte sin fin) de José Gorostiza
Tan-tan! ¿Quién es? Es el Diablo, es una espesa fatiga, un ansia de trasponer estas lindes enemigas, este morir incesante, tenaz, esta muerte viva, ¡oh Dios! que te está matando en tus hechuras estrictas, en las rosas y en las piedras, en las estrellas ariscas y en la carne que se gasta como un hoguera encendida, ...
Les jeux sont faits de Olga Orozco
Tanto esplendor en este día! ¡Tanto esplendor inútil, vacío, traicionado! ¿Y quién te dijo acaso que vendrían por ti días dorados(en años venideros? Días que dicen sí, como luces que zumban, como lluvias sagradas. ¿Acaso bajó el ángel a prometerte un venturoso exilio? ...
Balance de Griselda Álvarez Ponce de León
Tanto pugnar por definir la vida, tanto por detener el tiempo breve por sostener el pulso que nos mueve por dejar testimonio de la huida. Y ver la primavera malparida o el verano febril que nos remueve, el otoño temblón que nos conmueve y el invierno en su muerte desceñida. Después,...
Verano de Griselda Álvarez Ponce de León
Tarde caliginosa. Se desploma del barómetro lúbrico la escala. Un calor enervante es la antesala de la recia tormenta que se asoma. La lumbre de la tarde es un aroma que huele a madurez. La bestia mala de instintos subterráneos hace gala y lentamente mata a una paloma...
Una despedida de Jorge Luis Borges
Tarde que socavó nuestro adiós. Tarde acerada y deleitosa y monstruosa como un ángel oscuro. Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos. El tiempo inevitable se desbordaba sobre el abrazo inútil. Prodigábamos pasión juntamente, no para nosotros sino para la soledad ya inmediata...
Íntegro de Francisco González Léon
Tardes de beatitud en que hasta el libro se olvida porque el alma está diluida en un vaso de quietud. Tardes en que están dormidos todos los ruidos. Las tardes en que parece que están como anestesiadas todas las flores del huerto, y en que la sombra parece más sombría, y el caserón...
Canto (III) de Mario Bojórquez
Te acercas A los patios De las primeras casas El ruido De tus trastos Altera los ladridos Pareces Una sombra Que se mueve En el aire De: El deseo postergado Premio Nacional de Poesía Aguascalientes...
Oriental de Julio Flórez
Te acuerdas? Una tarde me dijiste: Si yo te regalara mis cabellos, ¿qué harías tú con ellos? Y yo te respondí, pálido y triste: Si un ave fuera yo, niña adorada, formaría en un árbol florecido con tus rubios cabellos blando nido; ¡Si fuera el claro sol de la alborada, en vez de áureos destellos...
Te alisas, amor, las alas... de Javier Sologuren
Te alisas, amor, las alas, tus cálidas plumas. El oro de la tarde está muy quieto; Pero la angustia es mucho cielo, muchas celestes llamas huyendo de tus ojos. Otros países hay de niebla y lejanía, otras comarcas pudriéndose de frutos, otros espacios indecibles, amor...
La huésped favorita de mi vida de Marita Troiano
Te amé desde el principio de tus días cuando te cobijé en mi vientre en ese fluído mágico latiendo mis latidos sudando mis sudores esperando tu tiempo No existía tu sombra Eras una metáfora animada germinando materia de esperanza (Cuando naciste supe lo que era ser feliz Esa palabra...
El divino amor de Alfonsina Storni
Te ando buscando, amor que nunca llegas, te ando buscando, amor que te mezquinas, me aguzo por saber si me adivinas, me doblo por saber si te me entregas. Las tempestades mías, andariegas, se han aquietado sobre un haz de espinas; sangran mis carnes gotas purpurinas porque a...
La desilusión de Eduardo Langagne
Te azota. Trenza un látigo de lianas secas. Se mofa manojo de flores marchitas que se agita frente a tu rostro . Te obliga a respirar aire doliente, a beber agua estancada. Distrae tus oídos con sonidos quejumbrosos. Coloca un velo oscuro al paisaje que ansías. Hace tu vino agrio, espina tu mano...
Amenazas de William Ospina
Te devoraré dijo la pantera. Peor para ti dijo la espada. De: Hilo de arena
Poema de la despedida de José Ángel Buesa
Te digo adiós y acaso te quiero todavía. No sé si he de olvidarte, pero te digo adiós. No sé si me quisiste No sé si te quería O tal vez nos quisimos demasiado los dos. Este cariño triste y apasionado y loco me lo sembré en el alma para quererte a ti. No sé si te amé mucho... no sé...
Te doy Claudia, estos versos de Ernesto Cardenal
Te doy Claudia, estos versos, porque tú eres su dueña. Los he escrito sencillos para que tú los entiendas. Son para ti solamente, pero si a ti no te interesan, un día se divulgarán, tal vez por toda Hispanoamérica. Y si al amor que los dictó, tú también lo desprecias, otras soñarán...
Sabiduría indígena de Miguel Ángel Asturias
Te encontraron detrás de tu sombra, el sol del ocaso a la espalda y por eso tu derrota. Si el sol está en tu pecho, pies y cabeza dorados, no te vencen hombres, dioses y elementos. Ya caído miras sin ojos, oyes sin oídos, sientes sin tacto, hablas sin lengua, condenado a silencio...
Te estoy perdiendo de Washington Delgado
Te estoy perdiendo en cada voz que escuchas, en cada rostro que contemplas, en cada gesto tuyo, en cada lugar que recibe a tu cuerpo. Ser como la luz que te envuelve, por la que dejas un retazo de sombra. Ser como la noche que te obliga a un pensamiento, a un deseo, a un sueño...
Todavía en silencio de José García Nieto
Te han nacido los ojos con preguntas, y sin cesar me asedias preguntando. Y yo sin contestar... Hija ¿ hasta cuando mudos tú y yo: dos ignorancias juntas? ¿ Hasta cuándo en silencio irán las yuntas de tu asombro y mi amor; de mí, temblando, y de tí, poco a poco, asegurando música sin...
Vigilia de la sangre de Rogelio Sinán
Te has hundido en mis venas nutriéndolas de yodo por sencillo milagro: tu mejilla en mi mano. Y he levantado el ancla para surcar la noche salomando banderas y mordiendo el espacio. ¡Qué dolorosamente crece, dentro, una imagen, a medida que la otra disminuye en el tiempo!...
La oruga de José Watanabe
Te he visto ondulando bajo las cucardas, penosamente, trabajosamente, pero sé que mañana serás del aire. Hace mucho supe que no eras un animal terminado y como entonces arrodillado y trémulo te pregunto: ¿sabes que mañana serás del aire? ¿te han advertido que esas dos molestias aún...
Te invento de Claribel Alegría
Te invento en el jardín invento que me hablas que me llamas y en realidad me hablas y a veces no comprendo lo que dices y me asombro de ti de tu misterio y finjo que comprendo para que no te alejes Día a día te invento...
Es melancolía de Eduardo Carranza
Te llamarás silencio en adelante. Y el sitio que ocupabas en el aire se llamará melancolía. Escribiré en el vino rojo un nombre: el tu nombre que estuvo junto a mi alma sonriendo entre violetas. Ahora miro largamente, absorto, esta mano que anduvo por tu rostro, que soñó junto a ti...
Vocativo singular de Santos Domínguez Ramos
Te lo advertía tu padre al final del verano, cuando agosto ponía las primeras tormentas por un sur de relámpagos, detrás de las montañas, y silbaban los trenes de la estación remota. Sonaban sus bocinas como un lamento negro, bajaban al hollín que había en la chimenea...
Te quiero de Luis Cernuda
Te lo he dicho con el viento, jugueteando como animalillo en la arena o iracundo como órgano impetuoso; Te lo he dicho con el sol, que dora desnudos cuerpos juveniles y sonríe en todas las cosas inocentes; Te lo he dicho con las nubes, frentes melancólicas que sostienen el cielo,...
Te mando ahora a que lo olvides todo de Carilda Oliver Labra
Te mando ahora a que lo olvides todo: aquel seno de nata y de ternura, aquel seno empinándose de un modo que te pudo servir de tierra dura; aquel muslo obediente pero fiero, que venía de sierpes milenarias; aquel muslo de carne y de me muero convocado en las tardes solitarias; aquel...
Y siempre habrá una vez... de Carmen Alardín
Te mataré sin tañer las campanas y sin doblar los goznes del insomnio. Te mataré sin la espada de Damocles, ni los principios de Arquímedes. Sin votos académicos ni juramentos falsos; casi sin zapatillas de charol... Sin la cita del toro entre la arena... Nada más por el gusto de matarte...
Después de Amado Nervo
Te odio con el odio de la ilusión marchita. ¡Retírate! He bebido de tu cáliz, y por eso mis labios ya no saben dónde poner su beso; mi carne, atormentada de goces, muere ahíta. Safo, Crisis, Aspasia, Magdalena, Afrodita, cuanto he querido fuiste para mi afán avieso. ¿En dónde hallar...
Versos al mar de Veracruz de Pedro Garfias
Te pareces a mí... Que rías o que rompas en cólera, es lo mismo. Eres igual que yo. Cuando al nacer diste el primer vagido, como una selva te moviste entero y desde entonces no has dormido. ¡A dónde vas, oh, mar? Tu reposo intranquilo, tu resollar feroz, tu corazón transido...
Canto (VI) de Mario Bojórquez
Te quedaste sin tierra Partícula de polvo dispersada Te quedaste en el irte El ir te dio tu casa Labró tu sombra Puso en el patio Tu maceta de lirios congelados Pero en el ir también Quedaron los deseos Plantados a orillas del camino Arboleda de natas Para tu pie ligero De: El deseo...
Te quiero a las diez de la mañana de Jaime Sabines
Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo...
Te quiero porque tienes... de Jaime Sabines
Te quiero porque tienes las partes de la mujer en el lugar preciso y estás completa. No te falta ni un pétalo, ni un olor, ni una sombra. Colocada en tu alma, dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo, leche de luna en las oscuras hojas. Quizás me ves, tal vez, acaso un día, en una...
Te recuerdo como eras... (Poema VI) de Pablo Neruda
Te recuerdo como eras en el último otoño. Eras la boina gris y el corazón en calma. En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo. Y las hojas caían en el agua de tu alma. Apegada a mis brazos como una enredadera, las hojas recogían tu voz lenta y en calma. Hoguera de estupor en que...
Los ruidos del alba de Efraín Huerta
Te repito que descubrí el silencio aquella lenta tarde de tu nombre mordido, carbonizado y vivo en la gran llama de oro de tus diecinueve años. Mi amor se desligó de las auroras para entregarse todo a su murmullo, a tu cristal murmullo de madera blanca incendiada...
Mirando a la Gioconda de Rosario Castellanos
Te ríes de mi? Haces bien. Si yo fuera Sor Juana o la Malinche o, para no salirse del folklore, alguna encarnación de la Güera Rodríguez (como ves, los extremos, igual que Gide, me tocan) me verías, quizá, como se ve al espécimen representativo de algún sector social de un país...
Pequeñas palabras al pequeño David de Efraín Huerta
Te saludan: los árboles y las banderas triunfales, los pájaros y los ríos del pueblo, las ágiles canciones del pionero, las películas a colores y las fotografías. Ludmila te sonríe desde el fondo de su impecable belleza de soberbia señora. Marina y Boris, Leonid Kosmatov, Tania y Susana me preguntan por tus ojos...
Símil del viento de José Angel Buesa
Te sentí, como el viento, cuando pasabas ya; como el viento, que ignora si llega o si se va... Fuiste como una fuente que brotó junto a mí. Y yo, naturalmente, sentí sed y bebí. Llegaste como el viento, náufraga del azar, con tus ojos alegres entristeciendo el mar. Para que la tarde...
Acuosa de Enrique Viloria Vera
Te sudo inquieta reverberante Sumido en un vapor de vahos y gemidos te resudo Te vuelves aguas mis propias aguas emapañas frentes mojas axilas inundas pechos Te llevo en la camisa en la espalda en el entrepierna en el cuello más allá del cuerpo te sudo Caracas conviertes vapor...
Isotermia de Marita Troiano
Te supe un condenado otoño Al ras de las cortezas En el sinuoso curso de meandros Choque brutal de pupilas perplejas Vorágine apretando estupro con el cielo Acunándonos el vértigo Iniciados babilonios Te supe a media voz Con un deseo mágico Rozándonos tobillos los secretos más...