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listado de poemas en audio por primeros versos letra p

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591 poemas con la letra "p"

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Hembra de Serafín J. García
Pa dentrarme en el alma juiste artera y mañosa. M engrampastes a juersa de tarimba y carpeta. Con dispacio y baquía, como quien cincha l monte, preparaste la trampa pa embretar mi soncera. A ocasiones mansita como yegua e piquete y a ocasiones lo mesmo que un venao de matrera; ...
Padre de Armando Uribe Arce
Padre mi padre el travesaño de la cruz en mis manos al espíritu mi espíritu encomiendo. Me haces daño sin que yo te haga daño siendo que yo soy niño tu hijo y que me rindo por qué me has hecho daño y me tienes muriendo. ...
Padre nuestro de Nicanor Parra
Padre nuestro que estás en el cielo Lleno de toda clase de problemas Con el ceño fruncido Como si fueras un hombre vulgar y corriente No pienses más en nosotros. Comprendemos que sufres Porque no puedes arreglar las cosas. Sabemos que el Demonio no te deja tranquilo ...
El padre nuestro de Hjalmar Flax
Padre nuestro que estás en la oficina, reverenciado sea tu nombre. Benefícianos en tu herencia. Hágase tu voluntad en casa como en el despacho. Danos hoy el filete, las papas fritas y el mantecado de chocolate. Perdónanos las coles de Bruselas y nosotros perdonaremos a la cocinera ...
La oración de la rosa de Dulce María Loynaz
Padre nuestro que estás en la tierra; en la fuerte y hermosa tierra; en la tierra buena: Santificado sea el nombre tuyo que nadie sabe; que en ninguna forma se atrevió a pronunciar este silencio pequeño y delicado..., este silencio que en el mundo somos nosotras las rosas... Venga también a nos, ...
Nocturno de Gabriela Mistral
Padre nuestro, que estás en los cielos, ¿por qué te has olvidado de mí? Te acordaste del fruto en febrero, al llagarse su pulpa rubí. ¡Llevo abierto también mi costado y no quieres mirar hacia mí! Te acordaste del negro racimo y lo diste al lagar carmesí, y aventaste las hojas del álamo ...
Para una visión (I) de Rodolfo Hinostroza
Padre _____ Madreengendrador engendra bajo la cúpula un cielo argentado y allí bestias que ciegan la luz de la caverna / Platón / Le couple en el fondono la belleza aérea no el reino de la líbido: Lecho nupcial natal mortal entre cuatro paredes no la vista del acto no emanación ...
Oración de un desocupado de Juan Gelman
Padre, desde los cielos bájate, he olvidado las oraciones que me enseñó la abuela, pobrecita, ella reposa ahora, no tiene que lavar, limpiar, no tiene que preocuparse andando el día por la ropa, no tiene que velar la noche, pena y pena, rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente. Desde los cielos ...
Carta de Lucrezia Borgia a su confesor de Carlota Caulfield
Padre, si usted fuera mujer entendería las razones y no me haría decir tantas avemarías Padre, ¿no se da cuenta? mi castigo de ahora es libertad en el siglo XX.
La arrepentida de Gloria Fuertes
Padre: Hace quince días que no duermo con nadie. Me acuso, de no haberme ganado la vida con las manos, de haber tenido lujo innecesario y tres maridos, padre, ...eran maridos de otras tres mujeres. Podía haber tenido muchos hijos. No quiero volver a hacerlo. Me voy a retirar del oficio. ...
País de Eugenio de Nora
País rico en sol; en sangre vertida y seca al sol, para que adorne (dicen ellos) la enseña; país rico en olivos, naranjas, monjas, cobre, panderetas y vinos; mucho espíritu y bastante ganado. País rico en tradiciones sacrosantas, Historia y grandes muertos. País rico en ricos. ...
Rencores de Julio Llinás
País, ¿quién es feroz sino tu niño acurrucado en la pureza del desierto? País, ¿quién ha quemado tu carne de luz negra, quién es el príncipe en tu fiesta de rencores podridos por el sol? Yegua sagrada de los grandes vientos, sé bondadosa y terrible, ¡oh roja! ¡oh despedázanos ...
La siguanaba de Claudia Herodier
Países: vulgaridades sonoras, silentes, pestilentes. Países: sombras que a cada lado se acomodan tratando de obligar a la vida a que los piense y los desee como únicos valores. Hojas secas, tostadas a fuerza de energía sintética. Países que por pretender programar desde unos huesos el futuro, ...
POEMA CII (Pajarillos de jaula ) de Dulce María Loynaz
Pajarillos de jaula me van pareciendo a mí misma mis sueños. Si los suelto, perecen o regresan. Y es que el grano y el cielo hay que ganarlos; pero el grano es demasiado pequeño y el cielo es demasiado grande..., y las alas, como los pies, también se cansan. ...
Décimas glosadas de Guillermo Prieto
Pajarito corpulento, Préstame tu medecina Para curarme una espina Que tengo en el pensamiento, Que es traidora y me lastima. Es de muerte la aparencia Al dicir del hado esquivo; Pero está enterrado vivo Quien sufre males de ausencia. ¿cómo hacerle resistencia a la juerza del tormento? ...
Pajarito que venís tan cansado de Ramón Palomares
Pajarito que venís tan cansado y que te arrecostás en la piedra de beber Decíme. ¿No sos Polimnia? Toda la tarde estuvo mirándome desde No sé dónde Toda la tarde Y ahora que te veo caigo en cuenta Venís a consolarme Vos que siempre estuviste para consolar Te figurás ahora un pájaro ...
Pájaro poeta de Yolanda Blanco
Pájaro poeta Pájaro poeta sin nido Pájaro nefelibata sólo llevando el pico cuajado de flores Pájaro sin pájara Pájaro raro hilvanando palabras Pájaro retrato.
To see III de María del Carmen Colombo
pájaros disecados en un cielo de zinc cubren de espuma negra ese plumón vacío del espejoque apunta con su llagade luz dormidaen un diluvio de cognac dinosaurios aquellos cuerpos sólo ciegos pedazos de aire
De la disputa entre griegos y romanos de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita
Palabra es del sabio e dízela Catón, que omne a sus coidados, que tiene en coraçón, entreponga plazeres e alegre razón, que la mucha tristeza mucho pecado pon. E porque de buen seso non puede omne reír, avré algunas bulras aquí a enxerir: cada que las oyeres non quieras comedir salvo ...
La palabra de Evaristo Ribera Chevremont
Palabra que te niegas a mi empeño; palabra esquiva, más ardiente y pura, cede al milagro de mi antiguo sueño y entrégame tu amor y tu hermosura. Yo sé que eres resumen y diseño. Yo sé que eres espíritu y figura, y que, si al dios de tu metal desdeño, nunca podré tener tu arquitectura. ...
Palabra de Octavio Paz
Palabra, voz exacta y sin embargo equívoca; oscura y luminosa; herida y fuente: espejo; espejo y resplandor; resplandor y puñal, vivo puñal amado, ya no puñal, sí mano suave: fruto. Llama que me provoca; cruel pupila quieta en la cima del vértigo; invisible luz fría cavando ...
Palabra de Manuel del Cabral
Palabra, ¿qué tu más quieres? ¿Qué más? Vengo a buscar tu silencio, el que a fuerza de esperar se endurece... se hace estatua... para hablar. Ya ves, palabra, ya ves, herida, tú, sin edad... ¿Qué hará contigo el soldado? ¿Qué harán los grillos? ¿Qué hará en la punta de la espada la ...
Ámbito de Alvaro Urtecho
Palacios abandonados: una ráfaga escabrosa de tiempo pasa por ellos: un hálito de ausencia, una explosión de pétrea melancolía. Y sin embargo están allí: con sus muros altísimos y sus vastos recintos dispuestos para la escena sublime del ritual desplegándose frente a la pregunta ...
La niña descolorida de Francisco Martínez de la Rosa
Pálida está de amores mi dulce niña. ¡Nunca vuelven las rosas a sus mejillas! Nunca de amapolas o adelfas ceñida mostró Citerea su frente divina. Téjenle guirnaldas de jazmín sus ninfas, y tiernas violas Cupido le brinda. Pálida está de amores mi dulce niña. ¡Nunca vuelven las rosas a sus mejillas! ...
Sonetos bíblicos (V) Jezabel de Concha Urquiza
Palidez consumada en el deseo, Suma de carne transparente y fina, Ya sellada, en profética rutina, Para el soldado y para el can hebreo. ¡Oh desahuciada fiebre, oh devaneo que oscila como péndulo en rüina, de un viñedo que el sol nimba y fulmina a cruenta gloria y militar trofeo! ...
Paloma que no se inmuta de José de Jesús Martínez
Paloma que no se inmuta cuando mi amor le aletea, castillo de mi pelea, oh hija de la gran puta. Bella, perfecta, absoluta pero altanera paloma. Con su mirada me doma esta paloma de guerra que de mi alma se destierra y en la mierda me desploma. (Selección: Jorge Carrol)
Anima clemens de Julio Herrera y Reissig
Palomas lilas entre los alcores, gemían tus nostalgias inspiradas; y en las ciénagas, de astro ensangrentadas, corearon su maitín roncos tenores. En los castillos y en los miradores, encendía el ocaso cuentos de hadas; y aparecía, al son de agrias tonadas, el gesto oscuro de los leñadores. ...
Mañana de sol de Luis G. Urbina
Palpitan como alas de pájaros en fuga las velas que sacude la brisa matinal, y el aire, a flor de onda, menudamente arruga la seda azul, tramada de estambres de cristal. De la dorada costa la palidez subyuga, y tiene el viento puro delicadeza tal, que al refrescarme el rosotro parece que me enjuga ...
Pámpano verde de Francisco de la Torre
Pámpano verde, racimo albar; ¿Quién vido dueñas a tal hora andar? Encinueco entre ellas, entre las doncellas.
Inger pisando el pan de Rodolfo Häsler
Pan marcado para la duración, lo partimos cada día al celebrar el reino de la tierra, nuestra estancia entre los vivos se hace íntima al inclinarnos ante su corteza, un fuerte abrazo supremo, el fuego que lo dora es su conversación en vida pridigiosa. Si lo desprecias la elocuencia ...
Pan y agua surten el efecto (XXXII) de Lucía Estrada
Pan y agua surten el efecto de la claridad sobre los reyes. Es su vínculo con lo extraño. Así la ciudad construyó una celda para sus invocaciones, dibujó en las murallas formas sibilantes, fórmulas que cifrarían su corazón protegiéndole, mas, para el último relámpago, ...
Luna de José Hierro
Pandereta de siglos para dormir al hombre preso en el corazón mudo del universo. Media manzana de oro para que el niño coma hasta sentirse eterno. Árboles, puentes, torres, montes, mares, caminos. Y todo a la deriva se irá desvaneciendo. Cuando ellos ya no vivan, ...
Panoramas de Francisco González Léon
Panoramas de la mañana que alcanzo desde mi ventana. Sillares y molduras de la iglesia que se detallan por lo tan cercana. Mañana ventosa que en el arbolado de la plazuela combina en los ramajes muecas y caras, risas y cabeceos, cual si fueran los de un corro de vecinos en chismorreos. ...
Vestimentas de Floriano Martins
Paños desnudos. Ninguna imagen sangrando en la piel de tejidos listos para la caricia. Recito esa desnudez con un par de alas. Un demonio agachado pegando sus labios a los míos. De donde tú me ves, yo sería un arroyo de huesos, calcinado deleite de tus almas: unas pocas, ...
Paolo Ucello de Jorge Cáceres
Paolo Ucello saliendo del pozo de mercurio Regateando en tu corazón de gaseosa el fragor de la tormenta Pero unos ojos perdidos vagan en la superficie negra deun vaso de vitriolo Tirando de la noche el hilo a plomo que se enreda en tu frente Llamando a la puerta del corazón ...
Algo sobre la muerte del Mayor Sabines (XV) de Jaime Sabines
Papá por treinta o por cuarenta años, amigo de mi vida todo el tiempo, protector de mi miedo, brazo mío, palabra clara, corazón resuelto, te has muerto cuando menos falta hacías, cuando más falta me haces, padre, abuelo, hijo y hermano mío, esponja de mi sangre...
Ventanas de otros días (18) de John Freddy Galindo
Para M. con la mejor de la suertes la niña come tréboles mientras espera sentada junto a la ventana a que el tiempo pase y la casa vuelva a que la madre llore envenenada y sin afanes Afuera llueve y es noviembre y ya no importa porque adentro es otro día y ella espera ...
Donde se levanta censo aproximado de sirenas, y con brevedad se prosan algunas cualidades de ellas al estilo de Francisco Delicado de Eduardo Vázquez Martín
para Adriana Las hay muchas y son variados sus hábitos. Unas sólo cantan sentadas a la puerta de su casa. Otras cuando cantan peinan larga cabellera. Se sabe, por raro que parezca, que además de sorda no falta la que es muda. Sirenas arrepentidas y cínicas. . ...
Razón del extraviado de Alvaro Mutis
Para Alastair Reid Vengo del norte, donde forjan el hierro, trabajan las rejas, hacen las cerraduras, los arados, las armas incansables, donde las grandes pieles de oso cubren paredes y lechos, donde la leche espera la señal de los astros, del norte donde toda voz es una orden, ...
Los proscritos de Jorge Valdés Díaz - Vélez
para Amalia Bautista Lo más original no fue el pecado ni la ira de Dios, ni la serpiente, sino aquella oración que se dijeron al salir al exilio, temblorosos con el sexo cubierto por vergüenza: amor no soy de ti sino el principio . Selección del autor
Alta mar de Luis Llorens Torres
Para asomarme, desde mi alma, al mundo ábrete y serás tú la única puerta. Ábrete en un amor tan ultrahumano que se salga del caso de la tierra. Ábrete en el temblor de la mirada que más en tu alma que en tus ojos tiembla, y en el rocío de sangre de lucero que te untas en los labios cuando besas. ...
Estanque de José Luis Rivas
Para asumir un gesto vas ante aquel espejo que guarda tu primera dicha. Aún es claro. Y puedes ver entra las monedas que lanzaste a sus aguas la que muestra su rostro adverso. Una mujer de ti ya se retira paso a paso como la niebla de un trópico desierto.
Puerto de María Victoria Atencia
Para Biruté Ciplijauskaité Escucho las campanas del puente de los barcos: septiembre es mes de tránsito y una goleta viene a llamarme a las islas, o el cuarto se desplaza lentamente. ¿Quién parte junto a los marineros o quién roza mis muebles? Oh puerto mio, acógeme ...
Historia de amor de Jorge Medina Vidal
Para brillar con idéntica luz los amantes se encierran, porque no saben si el mundo ha terminado su destino de lluvias y de niños, o si el mundo es un No opuesto a la integridad de sus deseos, o si el mundo no existe y entonces conviene apartarse de la nada. No son el hombre y la muchacha ...
Las copas de Alberto Ángel Montoya
Para buscar el alma de los vinos no me basta mi cáliz cincelado. Quiero altas copas de cristal tallado que imiten largos cuerpos femeninos. Copas en cuyos bordes cristalinos el vino fuera un beso prolongado, ya que en todas las bocas que he besado los besos fueron capitosos vinos. ...
Infancia y muerte de Federico García Lorca
Para buscar mi infancia, ¡Dios mío! Palomares vacíos. Comí naranjas podridas, papeles viejos. Y encontré mi cuerpecito comido por las ratas, en el fondo del aljibe, con las cabelleras de los locos. Mi traje de marinero no estaba empapado con el aceite de las ballenas, ...
Los jardines de Afrodita (X) de Francisco Villaespesa
Para cantar mi mente quiero un verso pagano; un verso que refleje la cándida tristeza del azahar, que, trémulo, deshoja su pureza a las blancas caricias de una tímida mano. No amortajad mi cuerpo con el sayal cristiano; ceñid de rosas blancas mi juvenil cabeza, y prestadme un sudario ...
Comer sirena de Eduardo Vázquez Martín
para Carmen Boullosa Que no le sirvan otra cosa, no foca, no cazón, tonina, tanto animal del agua. A la sirena hay que pedirla con cabeza. Más importante aun que el ajo, el estragón, pimienta y sal; antes de ponderar el cuerpo que Alavesa le otorga a sus riojas, ...
Para cazar insectos y aderezarlos... de Marosa di Giorgio
Para cazar insectos y aderezarlos, mi abuela era especial. Les mantenía la vida por mayor deleite y mayor asombro de los clientes o convidados. A la noche, íbamos a las mesitas del jardín con platitos y saleros. En torno, estaban los rosales; las rosas únicas, inmóviles y nevadas. ...
Para contar cualquier historia... de Luzmaría Jiménez Faro
Para contar cualquier historia vieja. Para que el tiempo reconozca que sangre, o grito, o verso es vida. Para de- cir tu nombre y no caer en un proyecto de monotonía. Pa- ra que las flores de Baudelaire encuentren esa capacidad de asombro y abrir al hombre a una memoria compartida. ...