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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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1790 poemas con la letra "e"

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Abuela de Ida Vitale
En una luz verdosa, entre olores verdosos, en un vestido negro como papel quemado, la abuela se refleja desde la mecedora, al fondo del espejo. Allí sentada no se hamaca. Cruje. Se le evaporan casamiento y casas, ocasiones de cuita, los narrados, secos jirones ...
Canciones del alma que se goza de San Juan de la Cruz
En una noche obscura, con ansias, en amores inflamada, ¡oh dichosa ventura!, salí sin ser notada, estando ya mi casa sosegada, a escuras, y segura por la secreta escala, disfrazada, ¡oh dichosa ventura!, a oscuras y en celada, estando ya mi casa sosegada; en la Noche dichosa, en secreto, ...
Distancia del amigo de Rosario Castellanos
En una tierra antigua de olivos y cipreses ha fechado mi amigo su más reciente carta. Lo imagino escribiendo, sentado en una roca a la orilla del mar, tirando piedrecitas sobre el lomo verduzco de las olas. (Si estuviera en un parque tiraría migas a los gorriones, si en un estanque, ...
Carta de una virgen del sol a su amante de Carlota Caulfield
En una tinaja escondo el quipú con la historia y los sonidos de nuestros besos. Querido mio, Guarda bien la cinta de mi talle. Piensa en mi pelo y en sus adornos. Yo pienso en ti y te aseguro que muy prontico sobornaré a mamaogro para seguir tejiendo de colores ...
En una vieja foto... de José Antonio Cedrón
En una vieja foto está escrita una fecha y por detrás los nombres de nosotros (sobrenombres y apodos en paréntesis). Los que pudimos ser de haber nacido antes o después de esta historia si los hijos que fuimos jugaran de este lado no en aquella niñez ...
en vacaciones no hay casa... de Jacqueline Goldberg
en vacaciones no hay casa los apartamentos prestados huelen a calcomanía aún tres semanas después reclaman un cierto orden aspiran contener la sustancia de los desvaríos a nadie importa la alfombra remendada el sucio abandonado el apartamento fue asunto de playa ...
Mi mal de Gertrudis Gómez de Avellaneda
En vano ansiosa tu amistad procura adivinar el mal que me atormenta; en vano, amigo, conmovida intenta revelarlo mi voz a tu ternura. Puede explicarse el ansia, la locura con que el amor sus fuegos alimenta... Puede el dolor , la saña más violenta, exhalar por el labio su amargura.. ...
Umbral de la orfandad de Tomás Segovia
En vano cerraremos hoy la puerta Algo de afuera algo de allá muy lejos Se ha metido en la casa con nosotros Y su mirada triste nos sigue silenciosa En busca de consuelo Entre tú y yo viene a meter su hocico El abandono inmemorial del mundo Pero qué sal de luz y de certeza ...
A Elisa de Alberto Lista
En vano, Elisa, describir intento el dulce afecto que tu nombre inspira; y aunque Apolo me dé su acorde lira, lo que pienso diré, no lo que siento. Puede pintarse el invisible viento, la veloz llama que ante el trueno gira, del cielo el esplendor, del mar la ira; mas no alcanza al amor ...
Círculos de Hjalmar Flax
En verdad no han sido tantas si no cuento las que no pude amar porque no pude, o porque nunca bajo el sol y en la tierra coincidimos. Pero de las que han sido toda mi vida en cierto modo es de ellas. Por eso hoy toda mi vida es tuya, porque tú eres la última y en cierto modo la primera. ...
Agua secreta de Françoise Roy
En verdad, se puede decir que no es que a la persona le suceda un acontecimiento, sinoque al acontecimiento le sucede una persona Dane Rudhyar, célebre astrólogo El destino deslinda las aves del alma con sus cuchillos invisibles, ah filo sin sangre en la hoja que saca de sus entrañas. ...
Al conde de Villamediana, de su Faetón de Luis de Góngora y Argote
En vez de las Helíades, ahora Coronan las Pïérides el Pado, Y tronco la más culta levantado, Suda electro en los números que llora. Plumas vestido ya las aguas mora Apolo, en vez del pájaro nevado Que a la fatal del Joven fulminado Alta ruina, voz debe canora. ¿Quién, pues, verdes cortezas, ...
En vez de moscas... de Pedro Granados
En vez de moscas, lagartijas; en vez de polillas, murciélagos; en vez de hormiguitas, hormigotas. Así es mi habitación, aquí, en Santa Cruz de la Sierra. Y sin embargo, uno a todo se adapta. Y el zapato izquierdo va bien en el pie derecho en el apuro. Y las dos manos son diestras ...
A Nuestra Señora de Atocha, por la salud del Rey Don Felipe III de Luis de Góngora y Argote
En vez, Señora, del cristal luciente, Licores nabateos espirante, Los faroles, ya luces de Levante, Las banderas, ya sombras de Occidente. Las fuerzas litorales, que a la frente Eran de África gémino diamante, Tanto disimulado al fin turbante Con generosidad expulsó ardiente, Votos de España ...
Discurso del paralítico de Gilberto Owen
Encadenado al cielo, en paz y orden, mutilado de todo lo imperfecto, en esta soledad desmemoriada paisaje horizontal de arena o hielo nada se mueve y ya nada se muere en la pureza estéril de mi cuerpo. Solo la ausencia. Sólo las ausencias. A la luz que me ofusca, en el silencio del aire ...
Nudos de Juan Gustavo Cobo Borda
Encadenados a otros ojos, presos de una risa, cautivos de la esperanza, los condenados dilatan cualquier celda con un único gesto válido. Bien puede ser un pan comprado juntos o lo que comentan sobre sus respectivas jaulas. Mientras tanto los cepos se cierran sobre sus ansias ...
Algunas nostalgias de Roque Dalton
Encallecido privilegio este orgulloso sufrir, no se rían. Yo, que he amado hasta tener sed de agua, luz sucia; yo que olvidé los nombres y no las humedades, ahora moriría fieramente por la palabrita de consuelo de un ángel, por los dones cantables de un murciélago triste, por el pan ...
Estaciones del azar de Floriano Martins
Encender un fuego por la sombra de la llama. Atizar luz en la mirada del tiempo olvidado. Así un cuerpo (de ella) dice como desea ser escrito por otro (de él) que lo visita. Enseñar al cuerpo cómo salir de sí. Trazar equidistancias entre las caídas. Los pormenores del fuego (ella afianza) ...
Parte de guerra de Raquel Huerta - Nava
Encendida la piel es recuerdo encadenado a la rosa de los vientos del destino armado con espadas de verdades. Los golpes de la lluvia en el acero entretejen la memoria de la niebla. Soy guerrera antigua sobreviviente de ciclones y tragedias coleccioné armaduras y quebrantos ...
Sobre el amor de Coral Bracho
Encendido en los boscajes del tiempo, el amor es deleitada sustancia. Abre con hociquillo de marmota, senderos y senderos inextricables. Es el camino de vuelta de los muertos, el lugar luminoso donde suelen resplandecer. Como zafiros bajo la arena hacen su playa, ...
El amor es su entornada sustancia de Coral Bracho
Encendido en los boscajes del tiempo, el amor es su entornada sustancia. Abre con hociquillo de marmota, senderos y senderos inextricables. Es el camino de vuelta de los muertos, el lugar luminoso en donde suelen resplandecer. Como zafiros bajo la arena hacen su playa, hacen sus olas ...
El sol y la noche de Adelardo López de Ayala
Encendido en sus propias llamaradas, la sed devora al luminar del día, y, eterno amante de la noche fría, persigue sus espaldas enlutadas. Ansioso de sus sombras regaladas, en vano corre la abrasada vía; que él mismo va poniendo el bien que ansía donde nunca penetran sus miradas. ...
Museo de Historia Natural de Guillermo Carnero
Encerrados en un espacio distante perfeccionan allí la estabilidad de no ser más que inmovilidad de animales simbólicos la escorzada pantera, el mono encadenado y la fidelidad que representa el perro echado ante los pies de la estatua yacente; adquieren aridez en la luz incisiva bajo ...
Frowning upon me de Guillermo Carnero
Enciendo tantas luces para verte salir, entre un redoble de tambor, del pastel, con chistera y tacón rojo, y tengo otra mirada que te sabe con más profundidad y más anchura, abrazando la forma que se pierde; me las apagas todas con sonrisa de llevar la otra luz en un estuche, envuelta ...
Enciendo un fósforo de José Acosta
Enciendo un fósforo y nace mi mano. Sobre el fondo una moneda flota o quizá la redondez luminosa del ojo de un gato. Hago ascender mi mirada arañando las tinieblas y se hace libre allá, a lo lejos, en la cima de todos los quejidos. Es que estás a mi lado y aún no lo sabía ...
Barro pleno de Delia Quiñónez
Encinta de sol, colmada de tu barro limpio y firme vas trasmutando mi cuerpo en viva flor que destila rocío tras tu ruta. Vegetal, el temblor de mis dedos trenza cuencas azules y transitan por tus ojos leves hiervas de fiebre y fértiles vagidos que me anuncian. Matriz plena de sol, ...
La muerte de Juan Ramón Jiménez
Encontré a Platero echado en su cama de paja, blandos los ojos y tristes. Fui a él, lo acaricié hablándole, y quise que se levantara. El pobre se removió todo bruscamente, y dejó una mano arrodillada... No podía.... Entonces le tendí su mano en el suelo, lo acaricié de nuevo con ternura, ...
Pernocte de Marta Leonor González
Encorvada la garra del animal Uno. El otro sobre las crines el colmillo de mamífero siempre encima. Y el otro solo pellejea ladra y fuerza. El insomnio no conoce de paciencias. Perrea en la noche, la familia como una bandera que ondula en trizas. Quizás alguna causa humana ...
La muerte verdadera de Waldina Mejía Medina
Endurecí mis ojos para que ya no vieran más pobreza acallé mis oídos para que ya no oyeran más dolor mutilé mi esperanza para que ya no hablara más Justicia emparedé mi alma para que ya no amara la Verdad y cuando así maté lo más hermoso me hice duro caucho que no sonrió, ...
Los jardines de Afrodita (VII) de Francisco Villaespesa
Enferma de nostalgias, la ardiente cortesana, al rojizo crepúsculo que incendia el aposento, su anhelo lanza al aire, como un halcón hambriento, tras la ideal paloma de una Thule lejana. Sueña con las ergástulas de la Roma pagana; cruzar desnuda el Coso, la cabellera al viento, ...
La vida según Adán de Bernardo Atxaga
Enfermó Adán el primer invierno después de su salida del paraíso y asustado con los síntomas, la tos, la fiebre, el dolor de cabeza, se echó a llorar igual que años más tarde lo haría María Magdalena, y dirigiéndose a Eva, no sé qué me ocurre gritó, tengo miedoamor mío, ven aquí, ...
Cármides (VI) de Carlos Barbarito
Enfrente, figuras puestas en hilera, desnudas o apenas vestidas con retazos de lo que pudo ser y no fue. Ligera niebla entre ellas y yo, pero de todos modos ligera materia de extranjería, de casi muerte. Viven en casa hueca, sin gracia. Vivo en casa llena, igual de descolorida. ...
Tú dormías de Delmira Agustini
Engastada en mis manos fulguraba como extraña presea, tu cabeza; yo la ideaba estuches, y preciaba luz a luz, sombra a sombra su belleza. En tus ojos tal vez se concentraba la vida, como un filtro de tristeza en dos vasos profundos... Yo soñaba que era una flor de mármol tu cabeza... ...
Monedas de Armando Rubio Huidobro
Engominado, pulcro, penetro en las iglesias altivamente cirio con mi cara de hostia dominguera. Y me arrodillo, y me confieso, y me persigno, y regreso a la calle para comprar barquillos con monedas hurtadas al abuelo. Selección: Guido Ferrer
Al ciprés de Silos de Gerardo Diego
Enhiesto surtidor de sombra y sueño que acongojas el cielo con tu lanza. Chorro que a las estrellas casi alcanza devanado a sí mismo en loco empeño. Mástil de soledad, prodigio isleño; flecha de fe, saeta de esperanza. Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza, peregrina al azar, mi alma sin dueño. ...
El novio y la Virgen de Gonzalo de Berceo
Enna villa de Pisa, cibdat bien cabdalera, en puerto de mar iaze rica de grand manera, avié hi un calonge de buena alcavera, dizién Sant Cassian ond el calonge era. Como fizieron otros que de suso contamos, que de Sancta María fueron sos capellanos, ésti amóla mucho, más que muchos ...
Los dos hermanos de Gonzalo de Berceo
Enna villa de Roma, essa noble cibdat, maestra e sennora de toda christiandat, avié i dos ermanos de grant auctoridat, el uno era clérigo, el otro podestat. Peidrol dizién al clérigo, avié nomne atal, varón sabio e noble, del papa cardenal; entre las otras mannas avié una sin sal, avié grand avaricia, ...
El sueño del caimán de José Santos Chocano
Enorme tronco que arrastró la ola, yace el caimán varado en la ribera; espinazo de abrupta cordillera, fauces de abismo y formidable cola. El sol lo envuelve en fúlgida aureola; y parece lucir cota y cimera, cual monstruo de metal que reverbera y que al reverberar se tornasola. Inmóvil como un ídolo ...
Fábula y rueda de los tres amigos de Federico García Lorca
Enrique, Emilio, Lorenzo. Estaban los tres helados: Enrique por el mundo de las camas; Emilio por el mundo de los ojos y las heridas de las manos, Lorenzo por el mundo de las universidades sin tejados. Lorenzo, Emilio, Enrique. Estaban los tres quemados: ...
En la cocina de Eliseo Diego
Enrosca el gato su delicia de sí sobre sí mismo, duerme de su principio a fin, secreto.En tanto esboza la penumbra disidencias de cazuelas y potes, resistentes al imperio del sueño.Cae el mundo por el filo del agua, gruñe para sí el fuego, pero el gato lo ignora:permanece ...
Ensayo de un árbol de Fernando Ruiz Granados
Ensayar un árbol en el poema Asentar su raíz en el fondo blanco De la hoja Sembrarlo a la plenitud del día Ensayar un árbol en cada poema Orientar sus ramas Hacia los cuatro puntos cardinales Al Norte la rama del sentido La segunda al Sur el rumbo Al que emigran todos los pájaros ...
Dos dudas en qué escoger tengo... de Sor Juana Inés de la Cruz
Enseña modo con que la hermosura, solicitada de amor importuno, pueda quedarse fuera de él con entereza tan cortés, que haga bienquisto hasta el mismo desaire... Dos dudas en qué escoger tengo, y no sé a cual prefiera: pues vos sentís que no quiera, y yo sintiera querer. ...
Hambre azul de Luis Llorens Torres
Ensueño que estoy cenando y que tu espalda es mi mesa, acostada su blancura, como en la playa te viera nadando sobre la ola o echada sobre la arena. Mesa desnuda, sin nada de mantel ni servilletas; azucarada, olorosa, pintada de miel de abeja libada en los azahares de la luna y ...
De la muerte de Jaime Sabines
Enterradla Hay muchos hombres quietos, bajo tierra, que han de cuidarla. No la dejéis aquí. Enterradla...
Preñez de Otoniel Guevara
enterré mi testamento en tu vientre ante la incertidumbre de los murciélagos que no captaron la transfusión de palpitares (cuando exhalabas mis huesos el Universo se hizo miles de versos y viceversa) con un chorro de sangre y de viento toqué tu frente de barro para iniciar ...
Soplo de Eyra Harbar
Entiendo al aire cuando lo impulso, desde mi boca lo llevo al caracol de tu oído y se estanca como el mar para ser escuchado. (Selección: Juan Daniel Perrotta)
Entiendo de Eduardo Zambrano
Entiendo que este día nadie va a llamar. Ni los más caros deseos, ni esas fantasías que me han acompañado todo este tiempo. Sencillamente estaré solo y está bien. Entiendo que ya no tendrá sentido fingir. (De:Reincidencias)
Entierro de pobre de Azarías H. Pallais
Entierro de pobre, ya sabes, amigo. No quiero que vengan los otros conmigo. Los otros, aquellos del otro camino, los que me dijeron: es agua tu vino. Los que sacudieron mi rama florida. Para tejer burlas, en charlas subida. Entierro de pobre, ya sabes, amigo. Sin flores horribles de trapo, ...
Altivo de Miguel Huezo Mixco
Entonces llegó el alado y era su esplendor un despilfarro los motores del Saturno el destello del sol en un espejo el vivo carmín de un lapiz labial el deseo andante los celos vivaces todo a la vez Y las fieras se tendían en el suelo como húsares heridos Sólo Daniel podía verlo ...
En el parqueo de Mónica Albizúrez Gil
entonces no encontré la contraseña y revolví y busqué y volví a revolver y tiré la bolsa y maldije y lloré porque algo estaba fuera de control abandonado en el sueño despojado y mudo como mi bolsa