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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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2272 poemas con la letra "e"

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La loba de Etnairis Rivera
En fin, que no hay respuestas simples al aullido solitario de una loba. Debí nacer en la manada donde la orfandad no existe. Cómo habría de descifrar los signos en las múltiples vestiduras de la soledad, la altivez mortal del que comió de tu mano y atrás dejó el amor sin despedida ...
Travesía de Douz de Sergio Badilla
En Gabés cercano al páramo Hamed marcha en una caravana de dromedarios a Douz. La grava se altera en trizas estériles en la aquiescencia del desierto Desovan las lagartijas trashumantes entre los pedruscos yermos de Kebili Se ruinan los ídolos y los peregrinos ...
Plasmado en óleo de Lucero Alanís de Gurrola
En Gualbet amanece tarde casi siempre el pan de olor llega después del silencio de sus barcos En sudor de pescado el hombre ante la cantina tan poco para celebrar en las copas solitarias encuentra dormida su puerta El sinfín de olas se precipita por el deseo de mujer alborotadas gaviotas ...
El tiempo de las plantaciones de Julia Otxoa
En invierno, al llegar el tiempo de las plantaciones, me gusta contemplar ese desfile de jardineros desarmados cruzando la ciudad, llevando sobre sus hombros en lugar de fusiles árboles dormidos. Esa imagen es para mí tan hermosa que vence toda la sinrazón de la barbarie ...
Preludio: Grave quasi quieto (I) de León de Greiff
En la alcoba. En el silencio, en la soledad, en lapenumbra de la alcoba propicios al ensueño. En el silencio de la alcoba, grávido de inquietudes, rebosante de tácito dolor, el corazón batía, batía sus alas, la mútilas alas; batía marchas fúnebres en su tambor destemplado -como había dicho ...
Nublao de Juan Vicente Piqueras
En la aldea de mi alma a solas con la lluvia Carlos Edmundo de Ory Sobre la sed antigua de esta tierra el cielo va esparciendo sus semillas de agua, su trigo transparente, su uva, su pasado. El cielo que nos cuida y nos castiga sin causa ni criterio conocidos hoy llora como ...
Llanto mudo de Demetrio Fábrega
En la altiva y vetusta catedral de Toledo, en la puerta que se abre por el lado de Oriente, he visto una cariátide que, al decir de la gente, de un hereje famoso era vivo remedo. Cuando la lluvia cae por entre el fino enredo de los frisos que adornan esa mole imponente, una gota resbala sobre la faz ...
De la noche de Jaime Sabines
En la amorosa noche me aflijo. Le piedo su secreto, mi secreto, la interrogo en mi sangre largamente. Ella no responde y hace como mi madre, que me cierra los ojos sin oírme...
Mi esposa María Luisa de José Lezama Lima
En la azotea conversable, con riesgo de tu vida, lees la Biblia. Era toda su casa que ahora tropieza con el humo. Lees la Biblia donde una hoja traspasa el agua y las generaciones. Lees con temblor; recordando los hermanos muertos, el Salmo 23. Tu madre se lo leía al hijo que se va a morir. ...
Inventarme en el vacío de Agustín Labrada Aguilera
En la balanza, otros ojos definirán mi luz y mi tiniebla. Mi propia nobleza fue la espada enemiga y navegué muy solo, sin poder elegir el arpa o el Infierno. Qué denso es el camino de dos caras. Si mentí, fue para inventarme en el vacío. Si viajé sin llegar a la muerte, fue para mí un misterio. ...
Ahí, donde de Lina Zerón
En la blanda cavidad de mi cuerpo ardes. En el espacio donde impera la noche tiemblas. En las sombras donde los dementes clemencia piden te arrodillas. En la profundidad del sueño roto apareces. En nombre del Maestro que llegó a salvarnos imploras. Ahí, ...
Fundación o nacimiento de Saúl Ibargoyen
En la caja de papel hemos puesto las palabras de cobre. La mesa tomada de la sustancia ciega del laurel o del cedro está simplemente debajo del ligero cofre que ahora balbucea como un pulmón de hombre cotidiano. Debajo de las patas sin uñas que contienen la dirección de los rumbos ...
El porvenir de Alfonso Quijada Urías (Kijadurías)
En la calle se establecieron fúnebres negociantes. De las Carnicerías el tufo de mil bestias degolladas inundó la mañana de nuestra primera infancia. La sangre corrió en los circos y las embarcaciones. En la casa de Dios. En los altos edificios aun chorreantes los niños...
Reliquia de Francisco A. de Icaza
En la calle silenciosa resonaron mis pisadas; al llegar frente a la reja sentí abrirse la ventana. . . ¿Qué me dijo? ¿Lo sé acaso? Hablamos con el alma. . . como era la última cita, la despedida fue larga. Los besos y los sollozos completaron las palabras que de la boca salían en frases entrecortadas. ...
El primer discurso de Eliseo Diego
En la calzada más bien enorme de Jesús del Monte donde la demasiada luz forma otras paredes con el polvo cansa mi principal costumbre de recordar un nombre, y ya voy figurándome que soy algún portón insomne que fijamente mira el ruido suave de las sombras alrededor...
Canción amarga de Luis García Montero
En la cara lleva tres años perdidos y el frío de las seis de la mañana. Van a partirte el corazón. De pronto la luz apagada, los pasillos turbios, la puerta que clava su ruido en la espalda. Van a partirle el corazón. Y arrastra una cadena oscura de pasiones heladas, ese frío que cabe solamente detrás ...
En la cárcel de ayer, de que me evado... de Salvador Novo
En la cárcel de ayer, de que me evado a la muerta distancia del olvido; con polvo, en el sendero recogido: con astillas, del tiempo desgajado; con el canto y la flor, apasionado, su perfume en el viento fallecido; con atisbos del sueño desistido, con arenas del mar nunca surcado; con hilo...
Inscripción en el muro de Héctor Rosales
en la cárcel de la memoria...
Frida cumple cien años de Maruja Vieira
En la Casa Azul de Coyoacán están los zapatos gigantescos de Diego Rivera. Hay montones de faldas, collares, cintas, los terribles corsés metálicos y Fridas, muchas Fridas que no necesitan de los pies para bailar en el aire. Esta noche hay fiesta en la Casa Azul. En otra casa...
Muerte de la petenera de Federico García Lorca
En la casa blanca muere la perdición de los hombres. Cien jacas caracolean. Sus jinetes están muertos. Bajo las estremecidas estrellas de los velones, su falda de moaré tiembla entre sus muslos de cobre. Cien jacas caracolean. Sus jinetes están muertos. Largas sombras afiladas ...
Canto de primavera de Nezahualcóyotl
En la casa de las pinturas comienza a cantar, ensaya el canto, derrama flores, alegra el canto. Resuena el canto, los cascabeles se hacen oír, a ellos responden nuestras sonajas floridas. Derrama flores, alegra el canto. Sobre las flores canta el hermoso faisán, ...
Incandescencia y ruinas (VI) de Antonio Gamoneda
En la cavidad que sabes, suena una voz. Lengua fría, tú, que silbas en la noche, metal vivo de palabras, dime, loco ruiseñor del invierno, dime, tú, que quizá participas de una materia luminosa, a quién anuncias ya además de a la muerte. De: Sublevación inmóvil
Trilce (Poema LVIII) de César Vallejo
En la celda, en lo sólido, también se acurrucan los rincones. Arreglo los desnudos que se ajan, se doblan, se harapan. Apéome del caballo jadeante, bufando líneas de bofetadas y de horizontes; espumoso pie contra tres cascos. Y le ayudo: Anda, animal! Se tomaría menos, siempre menos, ...
La ciudad sin Laura de Francisco Luis Bernárdez
En la ciudad callada y sola mi voz despierta una profunda resonancia. Mientras la noche va creciendo pronuncio un nombre y este nombre me acompaña. La soledad es poderosa pero sucumbre ante mi voz enamorada. No puede haber nada tan fuerte como una voz cuando esa voz ...
Oración (para un extranjero) (XIV) de Jorge Boccanera
En la ciudad del vino: los arrabales que levantó el odio. Por lugares así deambula el extranjero. A ratos mira su pedazo de hembra en una foto y una memoria roja se le deshace a gritos en la boca. Es el vino que hierve sobre los mostradores del olvido, son callecitas breves de mordaza y navaja, ...
En la clave del arco mal seguro... (Rima XLV) de Gustavo Adolfo Bécquer
En la clave del arco mal seguro cuyas piedras el tiempo enrojeció, obra de un cincel rudo, campeaba el gótico blasón. Penacho de su yelmo de granito, la hiedra que colgaba en derredor daba sombra al escudo, en que una mano tenía un corazón. A contemplarlo en la desierta plaza...
Discurso sobre los cangrejos de José Emilio Pacheco
En la costa se afirma que los cangrejos son animales hechizados y seres incapaces de volverse para mirar sus pasos. De las tercas mareas aprendieron la virtud del repliegue, el ocultarse entre rocas y limo. Caminantes oblicuos, en la tenacidad...
La estampa de los olvidados de Claudia Casal Toledo
En la cruz murió el hombre un día, Pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los días José Martí (El presidio político en Cuba) Fui a la muerte sin zapatos ni virtudes, lejos de sombras y huesos, cáscara de lamentos. Envejecí en tres días y dos noches secundando los pasos ...
Crucifixión de María Cruz
En la cumbre de un Gólgota bravío, bajo un cielo cargado de tormenta que oculta el horizonte hosco y sombrío; sobre la frente lívida y sangrienta la corona de espinas del recuerdo; afrentada la sed que le atormenta con la hiel repugnante de lo cuerdo, y por la lanza del dolor herida ...
Flor de desolación y de quimera de Manuel Parra Pozuelo
En la desolación de la quimera, un desdichado pájaro cautivo cantó con canto tan ardiente y vivo que a su voz envidió la primavera. Su canto fue la enseña y la bandera de todo lo soñado y fugitivo, de lo fluyente por el cauce esquivo, que fuera inaprensible y fatal fuera. ...
Cuando retornas de Manuel Parra Pozuelo
En la desolación del tiempo ausente, en la tristeza que, de pronto, nace, en tanto amor perdidamente muerto inclemente se eleva un insomne cuchillo que esparce por altas galerías del renacido otoño sus nostalgias. En los cantos rodados de su cauce busco una piedra ardiente, ...
Balada de Claribel de Franz Tamayo
En la desolada tarde, Claribel, Al claror de un sol que no arde, Claribel, me vuelve el amante alarde, aunque todo dice «es tarde Claribel». Lleva en sus alas el viento, Claribel, tu nombre como un lamento Claribel, y en vano mis ansias siento volar tras aquel concento, Claribel. Voz con que pía ...
Los ojos extasiados de Miriam Elim
En la dulzura de esperar, se me han quedado los ojos extasiados. Otro sol y otra luna han de venir y habrán de hallarme así: Quietas las manos, antes flores de ruego sombreadas las pupilas de misterio... Otro sol y otra luna han de tornar sin que se canse mi anhelar! ...
El vigilante de la nieve (II) de Antonio Gamoneda
En la ebriedad le rodeaban mujeres, som- bra, policía, viento. Ponía venas en las urces cárdenas, vértigo en la pureza; la flor furiosa de la escarcha era azul en su oído. Rosas, serpiente y cucharas eran bellas mientras permanecían en sus manos.
Hay que buscarlo de Oliverio Girondo
En la eropsiquis plena de húespedes entonces meandros de espera ausencia enlunadados muslos de estival epicentro tumultos extradérmicos excoriaciones fiebre de noche que burmúa y aola aola aola al abrirse las venas con un pezlampo inmerso en la nuca...
En serie de Juan Gelman
En la esquina de Serrano y Corrientes pasa el niño que fui y no comprendo todavía. Cierra la unión del alma con su vacío y la tarde se tiene como un pañuelo seco. Hay calles...
Velorio del solo de Juan Gelman
En la fecha Solo de ti, lleno de ti, esta tarde a las 7, el ciudadano de tu ausencia se palpaba la cara, la voz, los papelitos, deveras comprobando que tus ruidos andaban por sus huesos y en general te habías ido. Golpeó puertas, teléfonos. La gran ciudad estaba equivocada sin tu pelo, señora, ...
El florecido sueño de Julio César Aguilar
En la fertilidad de tus manos inacabables puse anoche a dormitar el sueño más largamente soñado, y ya ves ahora, mano tan abierta, cómo de tus costados, poco a poco, lúcidamente va enraizándose, dando al aire su aromada luz que apenas se irradia. No ráfagas de amor es lo que pide ...
Dossier de Márgara Russotto
En la frase arcaica las mujeres eran arrojadas desde un alto muro al nacer. En la fase moderna se divorcian y asisten a congresos internacionales. Algunas son altamente belicosas lo que revela...
El baño compartido de Cancionero y Romancero Tradicionales I (siglo XI a siglo XV)
En la fuente del rosel lavan la niña y el doncel. En la fuente de agua clara, con sus manos lavan la cara él a ella y ella a él: lavan la niña y el doncel. En la fuente del rosel, lavan la niña y el doncel. (Otero, Torregrosa: Antología de la lírica amorosa. Barcelona, Vincens Vives, ...
El baño compartido de Cancionero y Romancero Tradicionales Ii(siglo XI a Siglo XV)
En la fuente del rosel lavan la niña y el doncel. En la fuente de agua clara, con sus manos lavan la cara él a ella y ella a él: lavan la niña y el doncel. En la fuente del rosel, lavan la niña y el doncel. (Otero, Torregrosa: Antología de la lírica amorosa. Barcelona, Vincens Vives, ...
Noche del trópico de José Juan Tablada
En la fúnebre bóveda no brillan las estrellas, y sin embargo estriado de tenebrosas huellas sobre el profundo abismo la luz es móvil nata do apenas un Erebo de sombra se desliza, y en esa temblorosa película de plata en perlas se deshace la ola que se riza. Pero sobre la borda el nauta...
Permanencia nocturna de Gustavo Osorio
En la garganta de la noche Una gota de delirio Al hombre no alcanza la fatiga de su sombra Cada vez que el color nace En un círculo de fuego puro La voz de la noche Se hace dulce acuario Sometido al aire de los años La sombra El hombre Los pueblos y su naufragio La agonía del fuerte ...
Las feas palabras de Roque Dalton
En la garganta de un beodo muerto se quedan las palabras que despreció la poesía. Yo las rescato con manos de fantasma con manos piadosas es decir ya que todo lo muerto tiene la licuada piedad de su propia experiencia. Furtivamente os las abandono: ...
Cul de Sac Valley (II) de Derek Walcott
En la grava del riachuelo empiezan las suaves guturales, en el valle, un perro mestizo que ladra una negra vocal emite óvalos que se desvanecen; junto a un puente de hierro rojo, trabajadores con palas rastrillan asfalto borboteante, cada áspero chirrido trae hasta esta altura una lengua ...
Amanecer de Jorge Luis Borges
En la honda noche universal que apenas contradicen los faroles una racha perdida ha ofendido las calles taciturnas como presentimiento tembloroso del amanecer horrible que ronda los arrabales desmantelados del mundo. Curioso de la sombra y acobardado por la amenaza del alba ...
En la hora desnuda... de Esperanza Ortega
En la hora desnuda sólo eso un segundo de luz y paraíso de aquellos que la amaron sabe los rostros mudos y su temblor de ala todos juntos abran el cofre y vea ella esos diamantes escondidos libres al fin del cepo las palabras que mansamente caigan esos copos de nieve sin red ...
En la imponente nave... (Rima LXXVI) de Gustavo Adolfo Bécquer
En la imponente nave del templo bizantino, vi la gótica tumba, a la indecisa luz que temblaba en los pintados vidrios. Las manos sobre el pecho, y en las manos un libro, una mujer hermosa reposaba sobre la urna, del cincel prodigio. Del cuerpo abandonado al dulce peso...
Coloquio de los centauros de Rubén Darío
En la isla en que detiene su esquife el argonauta del inmortal Ensueño, donde la eterna pauta de las eternas liras se escucha isla de oro en que el tritón elige su caracol sonoro y la sirena blanca va a ver el sol un día se oye el tropel vibrante de fuerza y de harmonía. Son los Centauros. ...
La conversación con Mara anoche de Juan Gelman
En la jaula del pensamiento no cabe el amor que no dan. La mentira cubre el planeta. Hay visitas que no llegan y parientes prestados. Una hija aniquila a su padre, un tenor canta La Travista. La voz se recuesta en la sangre...