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listado de poemas en audio por primeros versos letra m

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624 poemas con la letra "m"

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Martín Fierro (Fragmento) de José Hernández
M. Fierro: Aquí me pongo a cantar al compás de la vigüela, que el hombre que lo desvela una pena estrordinaria, como la ave solitaria, con el cantar se consuela. Pido a los santos del cielo que ayuden mi pensamiento; les pido en este momento que voy a cantar mi historia me refresquen la memoria ...
Amadeo Modigliani de Rolando Revagliatti
Madame Pompadour y su puntualidad a la hora de la ironía vino áspero en el vaso del compañero amigas atravesándote con sus enyesados fuegos recónditos amigos en los trazos de ternuras y vigores Y tu Juana Hébuterne también ella gestando. Poema proporcionado por el autor
S.O.S óseo (II) de Luis Eduardo Rendón
Madame sequía, con su collar de huesos, nos exige gotero, metro, balanza Madame sequía, con su cuenta de cobro, nos obliga a dosificar chamizo, ración, pucho, semen, hilo de voz. De: Revista de Poesía Prometeo Medellín, Colombia
Mademoiselle Satán de Jorge Carrera Andrade
Mademoiselle Satán, rara orquídea del vicio. ¿Por qué me hiciste di, de tu cuerpo regalo? La señal de tus dientes llevo como un silicio y en mi carne posesa del enemigo malo. ¿Por qué probó mi lengua el sabor de tu sexo y el vino que la noche destilan tus pezones? ...
Madre agua de Juan Vicente Piqueras
Madre agua, tu voz que es mar y lágrima, madre manos que amasan mi destino, madre que me dio a luz y me da pena, madre alma y aldea, madre mía, madre maná de idioma, madre mies que ayer fue miga y hoy rastrojo ardido, lumbre siempre encendida, humo en mi alma, ...
El hambre de Jorge Luis Borges
Madre antigua y atroz de la incestuosa guerra, Borrado sea tu nombre de la faz de la tierra. Tú que arrojaste al círculo del horizonte abierto La alta proa del viking, las lanzas del desierto. En la Torre del Hambre de Ugofino de Pisa Tienes un monumento y en la estrofa concisa ...
In memoriam de Arturo Capdevila
Madre del alma, madre: Es la hora en que pienso las cosas más amargas. De par en par abierto está el ensobrecido palacio del recuerdo. Por las desiertas salas, bajo los sacros techos, la vieja pompa es humo; toda la casa, un hueco; y en el hogar, tú sabes, que es ya ceniza el fuego. ...
Historia Sagrada de Cecilia Bustamante
Madre estás tan pálida en campos envanecidos por brillo de argento. Se aviva la muselina en tu vientre y sonríes lejana frente al horno en que dorabas el pan. Me pregunto cómo Daniel quedó impoluto y gentil y por qué para él los ángeles sí batieron sus alas. ¡Qué pálida estás mirando ...
Algo sobre la muerte del Mayor Sabines (VII) de Jaime Sabines
Madre generosa de todos los muertos, madre tierra, madre, vagina del frío, brazos de intemperie, regazo del viento, nido de la noche, madre de la muerte, recógelo, abrígalo, desnúdalo, tómalo, guárdalo, acábalo...
Canto a la mujer estéril de Dulce María Loynaz
Madre imposible: Pozo cegado, ánfora rota, catedral sumergida... Agua arriba de ti... Y sal. Y la remota luz del sol que no llega a alcanzarte. La Vida de tu pecho no pasa; en ti choca y rebota la Vida y se va luego desviada, perdida, hacia un lado hacia un lado...¿Hacia donde?... ...
Despiadada ciudad de Otoniel Guevara
Madre ¿me darás la mano para cruzar esta calle atiborrada de basura y brisa negra? las farolas me llaman con palabras revoloteantes madre tu fantasma sonríe a la nada y me invade la sensación de ser el único responsable de estas calles oscuras y no hay un borracho ...
Madre, llévame a la cama de Miguel de Unamuno
Madre, llévame a la cama. Madre, llévame a la cama, que no me tengo de pie. Ven, hijo, Dios te bendiga y no te dejes caer. No te vayas de mi lado, cántame el cantar aquél. Me lo cantaba mi madre; de mocita lo olvidé, cuando te apreté a mis pechos contigo lo recordé. ¿Qué dice el cantar, ...
Madre naturaleza de Manuel Gutiérrez Nájera
Madre, madre, cansado y soñoliento quiero pronto volver a tu regazo; besar tu seno, respirar tu aliento y sentir la indolencia de tu abrazo. Tú no cambias, ni mudas, ni envejeces; en ti se encuentra la virtud perdida, y tentadora y joven apareces en las grandes tristezas de la vida. Con ansia inmensa ...
Caricias de Gabriela Mistral
Madre, madre, tú me besas, pero yo te beso más. Como el agua en los cristales, caen mis besos en tu faz... Te he besado tanto, tanto que de mí cubierta estás y el enjambre de mis besos no te deja ni mirar... Si la abeja se entra al lirio, no se siente su aletear. Cuando tú, a tu hijito escondes ...
Madre, no me digas de Baldomero F. Moreno
Madre, no me digas: - Hijo, quédate..., cena con nosotros y duerme después... Cuando eras pequeño daba gusto ver tu cara redonda, tu rosada tez... Yo a Dios le rogaba una y otra vez: que nunca se enferme que viva años cien; robusto, rosado, gallardo doncel le vean mis ojos allá en la vejez. ...
Nicaragua de Rubén Darío
Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño tantas rubias bellezas y tropical tesoro, tanto lago de azures, tanta rosa de oro, tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño. Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño, la caja de armonía que guarda mi tesoro, La peaña de diamantes del Ídolo ...
Exilios de Heberto Padilla
Madre, todo ha cambiado. Hasta el otoño es un soplo ruinoso que abate el bosquecillo. Ya nada nos protege contra el agua y la noche. Todo ha cambiado ya. La quemadura del aire entra en mis ojos y en los tuyos, y aquel niño que oías correr desde la oscura sala, ya no ríe. Ahora todo ...
Marina de Julio Leite
Madre, tu gran ojo de cíclope gatuno me incita a abrazarte con su guiño de pestañas albinas. De: Límites y militancias Selección: Guido Ferrer
Trilce (Poema LXV) de César Vallejo
Madre, voy mañana a Santiago, a mojarme en tu bendición y en tu llanto. Acomodando estoy mis desengaños y el rosado de llaga de mis falsos trajines. Me esperará tu arco de asombro, las tonsuradas columnas de tus ansias que se acaban la vida. Me esperará el patio, ...
Hijo de entonces de Juan Vicente Piqueras
Madre, ¿por qué no me has abandonado? ¿por qué sigue cuidándome tu sombra? ¿por qué sigue acusándome tu amor? Hice, ya sabes, todo lo que pude para que tú sufrieras más por mí. Durante tantos años, tantos siglos, alguien meaba culpa cada noche para que cada día te quejaras, ...
Si me puedes mirar de Olga Orozco
Madre: es tu desamparada criatura quien te llama, quien derriba la noche con un grito y la tira a tus pies como un telón caído para que no te quedes allí, del otro lado, donde tan sólo alcanzas con tus manos de ciega a descifrarme en medio de unmuro de fantasmas hechos de arcilla ciega. Madre, ...
Las uvas del tiempo de Andrés Eloy Blanco
Madre: esta noche se nos muere un año. En esta ciudad grande, todos están de fiesta; zambombas, serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!; claro, como todos tienen su madre cerca... ¡Yo estoy tan solo, madre, tan solo!; pero miento, que ojalá lo estuviera; estoy con tu recuerdo, ...
Lo tardío de Medardo Angel Silva
Madre: la vida enferma y triste que me has dado, no vale los dolores que te ha costado; no vale tu sufrir intenso madre mía, este brote de llanto y de melancolía. ¡Ay! ¿Por qué no expiró el fruto de tu amor, así como agonizan tantos frutos en flor? ¿Por qué, cuando soñaba mis sueños infantiles, ...
Dulzura de Gabriela Mistral
Madrecita mía, madrecita tierna, déjame decirte dulzuras extremas. Es tuyo mi cuerpo que juntaste en ramo; deja revolverlo sobre tu regazo. Juega tú a ser hoja y yo a ser rocío: y en tus brazos locos tenme suspendido. Madrecita mía, todito mi mundo, déjame decirte los cariños sumos. ...
Madres de los poetas de Romeo Murga
Madres de los poetas que en el pasado han sido, vengo a hablar con vosotras de vuestros hijos tristes. Carne doliente, en vuestras entrañas han dormido y no los conocisteis. Madres de los poetas que en el presente son, con vuestra eternidad de ternuras y arrullo calmaréis a los mares ...
Puñado de agua limpia de Lídice Alemán
Madretermina el siglo y yoputrefacta impotente tan clavada a la cruz Mis dedos rígidos no pueden evitar que resbales ni impedir que caigan tus hojas mas no te permitas ese rostro dolorosamente vulnerable Odio esta soledad que se interpone Del otro lado los hombres ...
Piedra de sol (Fragmento VIII) de Octavio Paz - Homenaje
Madrid, 1937, en la Plaza del Ángel las mujeres cosían y cantaban con sus hijos, después sonó la alarma y hubo gritos, casas arrodilladas en el polvo, torres hendidas, frentes escupidas y el huracán de los motores, fijo: los dos se desnudaron y se amaron por defender nuestra porción eterna, ...
Fiesta de toros en Madrid de Nicolás Fernández de Moratín
Madrid, castillo famoso que al rey moro alivia el miedo, arde fiestas en su coso por ser el natal dichoso de Alimenón de Toledo. Su bravo alcaide Aliatar, de la hermosa Zaida amante las ordena celebrar por si la puede ablandar el corazón de diamante. Pasó, vencida a sus ruegos, desde Aravaca a Madrid; ...
Madura el trigo de Armando Uribe Arce
Madura el trigo pero las uvas están verdes. No se hace pan sino se muele el trigo y tú no serás tú si no te pierdes. Uno más uno es más que uno más uno. Cada oveja tontona se apareja. Cada oveja entontece a su pareja. Entre abismos no puede haber un itsmo. ...
Madura de Paloma Palao
Madura para la siembra está mi astucia, trucos de mujer aprendidos al cabo de los años, trucos aprendidos en la obligación de la inocencia. Tanto como amar cansa la posibilidad de amar, lengua para la soledad, camino hasta llegar a la roca, vientre de la paciencia que se abre ...
Reto de Claudia Lars
Maduro fuego por azar cautivo en el estrecho cauce de mis venas. Brazo de afán helado entre cadenas, rostro de ayer presente en sueño vivo. Paloma del zarzal y del olivo que a perseguir tu vuelo me condenas. Fuente, sobre la sed de las arenas, negándose a mi tallo sensitivo. ...
Brindis de Antonio González Bravo
Magníficos anillos, brazaletes, diademas, oro y plata relumbran en rica pedrería; la sal de la fiesta a luz de antorchas luce tejidos de vicuña, cerámicas, plumajes. Curacas, Apus, Mallcus, entrañables señores: ya pasaron las lluvias, todo florece hoy dia. Es el tiempo florido, la juventud ...
Un sueño de Paracelso de Víctor Redondo
Mago de espina seca astrada medialuna bajo el carmen perfecto vio dos mañanas de fuegos azules ardiendo entre cristales sabios el amor lejos siempre de la sabiduría más calor, más agua verde, amenazando qué estirpe religiosa tras la cortina el pasillo laberinto el silencio y la letra ...
Castillo en Cataluña de Raquel Huerta - Nava
Majestuoso el tiempo cuando duerme preserva el ambarino amor caudal de los asombros del origen al reencuentro. Subo la escalera del invierno, el tiempo se detiene. La luz guía mis pasos brota del corazón a la cima: soy un resplandor que fluye con el cielo ...
Proverbios (fragmento) de Don Sem Tob de Carrión
Mal es la soledat, mas pero es compaña de omre syn verdat, que a omre engaña. Peor compaña destas, omre torpe pesado: querrie traer acuestas albarda ms de grado! Muevol yo pleytesia por tal que me dexase, digos que non querria que por mi se estorbase: Yd vos en ora buena ...
Autoepitafio de Reinaldo Arenas
Mal poeta enamorado de la luna, no tuvo más fortuna que el espanto; y fue suficiente pues como no era un santo sabía que la vida es riesgo o abstinencia, que toda gran ambición es gran demencia y que el más sordido horror tiene su encanto. Vivió para vivir que es ver la muerte ...
Quedeshím Quedeshóth. Cortesana del templo de Gonzalo Rojas
Mala suerte acostarse con fenicias, yo me acosté con una en Cádiz bellísima y no supe de mi horóscopo hasta mucho después cuando el Mediterráneo me empezó a exigir más y más oleaje; remando hacia atrás llegué casi exhausto a la duodécima centuria: todo era blanco, ...
malditos sean de Javier Payeras
malditos sean los lunes con sus labios muertos con sus devaluaciones y fragmentos con el agua envenenada de tiempo con la tierra estremeciéndonos los huesos el lunes es el día favorito de los acreedores y las plagas perfecto para asesinar por dinero para colgar de los buses ...
Día de la Madre de Rolando Revagliatti
Mamá merece un lavarropas nuevo y una multiprocesadora de 400 vatios de potencia y una más moderna licuadora Mamá merece también una tostadora eléctrica de última generación y un secavajillas con cinco programas y tres temperaturas Mamá es muy buena ...
Mamá persigue... de Juan Carlos Suñén
Mamá persigue, es el juego. Al final del corredor la pared nos detiene. Se adelanta el instante desde lo asegurado: llega el abrazo, mimoso. La mano izquierda sobre su pecho firme, pequeño bajo un pañuelo de pico. Su cuello huele a árbol de té. Corre una gota de sudor hacia el hombro ...
Julito (2) de Jaime Sabines
Mamá, tengo la barriga llena de hambre, dice. Y la mamá ríe y le trae la leche. Al rato, ya dormido, se sobresalta y mueve los brazos y las piernas. La mano de la madre le acaricia la espalda, se queda quieto. En su plácido rostro el corazón descansa...
Canción tonta de Federico García Lorca
Mamá. Yo quiero ser de plata. Hijo, tendrás mucho frío. Mamá. Yo quiero ser de agua. Hijo, tendrás mucho frío. Mamá. Bórdame en tu almohada. ¡Eso sí! ¡Ahora mismo!
Niña con mirada de alas de Orlando Fresedo
Mañana cuando emigre tu mirada bajo un amanecer de alas viajeras, mañana cuando auroras mensajeras sollocen en la sombra madurada... Entonces lloraré porque te fuiste. Y al sentir tu presencia tan remota, será menos naranja la chiltota bajo aquel naranjal que tú encendiste... ...
Mañana escucharé... de Julio César Aguilar
Mañana escucharé el eco de tus pasos en mi memoria, no para reconstruirte, sino para negarle al tiempo su complicidad con el olvido. Poema proporcionado por el autor
Sombra de los días a venir de Alejandra Pizarnik
Mañana me vestirán con cenizas al alba, me llenarán la boca de flores. Aprenderé a dormir en la memoria de un muro, en la respiración de un animal que sueña.
En la fiesta del Santísimo Sacramento de Luis de Góngora y Argote
Mañana sá Corpus Christa mana Crara; alcoholemo la cara e lavemonó la vista. ¡Ay, Jesú, como sa mu trista! ¡Qué tiene, pringa señora! Samo negra pecandora, e branca la Sacramenta. La alma sá como la denta, Crara mana. Pongamo fustana, e bailemo alegra; que aunque samo negra, ...
La cita de Carlos López Degregori
Mañana se cumplirá otro año y no la encontrarás. No acudirá puntual a esta plaza-de-lima vestida de astillas multicolores y de trapos. Preguntarás por ella inútilmente. Nada sabrán los niños, los vendedores de plomo estrellas amuletos, los mendigos, el mono y el palo verde ...
La canción del regreso de José María Eguren
Mañana violeta. Voy por la pista alegre Con el suave perfume Del retamal distante. En el cielo hay una Guirnalda triste. Lejana duerme La ciudad encantada Con amarillo sol. Todavía cantan los grillos Trovadores del campo Tristes y dulces Señales de la noche pasada; Mariposas oscuras ...
Final de Gilberto Owen
Mañana. Acaso el sol golpea en dos ventanas que entran en erupción. Antes salen los indios que pasan al mercado tiritando con todo el trópico a la espalda. Y aún antes los amantes se miran y se ven tan ajenos que se vuelven la espalda. Antes aún ese ángel de la guarda que se duerme borracho ...
La misa del amor de Cancionero y Romancero Tradicionales I (siglo XI a siglo XV)
Mañanita de San Juan, mañanita de primor, cuando damas y galanes van a oír misa mayor. Allá va la mi señora, entre todas la mejor; viste saya sobre saya, mantellín de tornasol, camisa con oro y perlas bordada en el cabezón. En la su boca muy linda lleva un poco de dulzor; en la su cara ...