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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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1790 poemas con la letra "e"

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Es tal vez el último día de mi vida de Fernando Pessoa
Es tal vez el último día de mi vida. He saludado al sol levantando la mano derecha, mas no lo he saludado diciendo adiós. Hice la seña de que me gustaba verlo antes: nada más. (Traducción: José Antonio Llardent)
Inconfesiones de Gilles de Rais de Ana Rossetti
Es tan agradable introducirme en su lecho, y que mi mano viajera descanse, entre sus piernas, descuidada, y al desenvainar la columna tersa -su cimera encarnada y jugosa tendrá el sabor de las fresas, picante- presenciar la inesperada expresión de su anatomía que no sabe usar aún, ...
Es tan blanca, tu piel, como la nieve... de Fernando del Paso
Es tan blanca, tu piel, como la nieve. La nieve quiere al sol por lo brillante. Y el sol, que se enamora en un instante, se acuesta con la nieve y se la bebe. El sol, aunque es muy grande, no se atreve a hacerse olvidadizo y arrogante: se acuerda de su novia fulgurante y se pone a llorar, ...
Roncando al sol, como una foca en las Galápagos de Juan Gustavo Cobo Borda
Es tan deleznable toda poesía amorosa, tan llena de ripios, que no puedo dejar de escribirla. Tú subviertes mi flácida rutina y aun así desfallezco en cada línea. Todo me incita a la modorra de los sentidos. Única certeza en estos tiempos de oprobio y ruido tu lustrosa energía. ...
Simplicidad de Jorge Robledo Ortiz
Es tan humano este dolor que siento. Esta raíz sin tallo florecido. Este recuerdo anclado al pensamiento Y por toda la sangre repetido, Que ya ni me fatiga el vencimiento, Ni me sangra el orgullo escarnecido. Mi corazón se acostumbró al tormento De perder la mitad de su latido. ...
Eufemismo de Elena Soto García
Es tan terrible decir que te he olvidado que digo que tengo algodón en la memoria, para que creas al menos que tu recuerdo me es grato. Pero nada hay que me lleve a evocarte, ni el dolor, ni la dicha, nada. Rectifico, me mueve el afán por encontrar un pretexto, el afán por escribir ...
La razón inútil de Alberto Lista
Es tarde ya para que el amor me prenda en su lazo halagüeño y fementido; que aunque tal vez de la razón me olvido, el hielo de la edad ¿quién hay que encienda? Es tiempo ¡ay! triste que a su voz atienda mi juvenil esfuerzo ya perdido, después de haberla insano desoído, ...
El son de Jorge Boccanera
Es tener una playa en los ojos, es tener una selva en las manos, es tener un brillo entre los poros y una sonrisa igual a una tristeza, y músculos como negras raíces, y dientes como soles heridos, y manos como palmas golpeando, y carmichael gritando venceremos, y asombros como dioses ...
Es tiempo de encerrar de Walter Morán
Es tiempo de encerrar el alma los susurros la ternura Sus ojos trazan mapas donde no aparezco
Tú y yo en el pueblo de Eladio Cabañero
Es todo bien sencillo. Nuestro pueblo con sus tejados, sus barbechos surtos en la orilla del campo, el sol colgante, la torre de la iglesia, nuestras casas, ya estaban desde siempre por lo visto. Todos estaban antes, ¡qué sencillo! Nuestros padres, los suyos, los parientes, aquí estaban; ...
Fin de estación de Paulina Vinderman
Es todo lo que hay: una roca que brilla al fin del día. Habíamos viajado noches enteras y extraviadas muy cerca del esplendor de lo esencial: lluvia sobre la piel sopa en la garganta y un anillo con forma de tortuga. Habíamos puesto ropa a secar sobre árboles que susurraban ...
Sísifo de Juan Vicente Piqueras
Es triste que el destino de un hombre sea Sísifo, que hayamos de llevar sobre los hombros la misma piedra siempre, que parece ya nuestro pensamiento, y tropecemos en ella tantas veces como vidas quisiéramos tener y sin embargo. Es triste trepar riscos cargados de razón y dejarla caer ...
Cinta abismal de Dina Posada
Es tu lengua acierto de vigiliadejándose llevar por el lascivoinquietotravieso viento moreno de mis muslos Hebra de agua tibia descubriendo mis pechos despiertos piruetea con la gana que el espejo refleja en una marejada de pulsos agitados Lápiz de filo diligente perfilando mi abertura ...
Es tu nombre y es también octubre de Homero Aridjis
Es tu nombre y es también octubre es el diván y tus ungüentos es ella tú la joven de las turbaciones y son las palomas en vuelos secretos y el último escalón de la torre y es la amada acechando el amor en antemuros y es lo dable en cada movimiento y los objetos y son los pabellones ...
Vino de Julie Sopetrán
Es un brindis de invierno hecho de soledades Pequeñas dimensiones de procesos vividos: Cristales de la nada vilanos que se rompen O el corazón volando por todos los toneles Dejo que pase el tiempo perdida en tu mirada Los vidrios de la tarde se han llenado de lunas ...
Es un crimen... de Silvia Elena Regalado
Es un crimen vestirte, cubrirte con cristales. Una inconsistencia, rociarte de fragancias ajenas a tu humedad de niña y holocausto. Totalmente imperdonable no arrancarte perezas, polvo, andrajos y contemplarte desnuda intacta vital palabra. (De: Izquierda que aún ...
Embrión. 17 de enero de 1994 de Isla Correyero
Es un embrión varón el ser que extrajeron los médi- cos. Sabemos que crecerá con una luz violeta en una máquina y que su madre vendrá todos los días. Sabemos que el corazón pequeño del durmiente está agitado como una nube negra y que se chupa el pul- gar y juega con los líquidos. ...
El rubor de Ibn Sara As-Santarini
Es un joven delgado que, en su manto envuelto, se diría una rama flexible retozando al soplo de los vientos del sur. Su rostro he visto en el espejo de mi fantasía y he limitado el efecto de sus ojos en mi pecho. No es de extrañar que el pensamiento mío le hiera la mejilla: ...
Romance de José Batres Montúfar
Es un joven desgraciado cómo una rosa marchita, frescura y color le quita el sol que la ha marchitado. Apenas la sombra queda de la forma que perdió: Ya el olor se disipó, no hay quién volverselo pueda. Huye de todo consuelo, que el infeliz no le tiene: Ni esperanza le mantiene, éste grato ...
La giganta (I) de Salvador Díaz Mirón
Es un monstruo que me turba. Ojo glauco y enemigo como el vidrio de una rada con hondura que, por poca, amenaza los bajeles con las uñas de la roca. La nariz resulta grácil y aseméjase a un gran higo. La guedeja blonda y cruda y sujeta, como el trigo en el haz. Fresca y brillante y rojísima la boca, ...
La noche de Idea Vilariño
Es un oro imposible de comprender, un acabado silencio que renace y se incorpora. Las manos de la noche buscan el aire, el aire se olvida sobre el mar, el mar cerrado, el mar, solo en la noche, envuelto en su gran soledad, el hondo mar agonizando en vano... El mar oliendo a algas moribundas ...
La calle de Octavio Paz
Es una calle larga y silenciosa. Ando en tinieblas y tropiezo y caigo y me levanto y piso con pies ciegos las piedras mudas y las hojas secas y alguien detrás de mí también las pisa: si me detengo, se detiene; si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie. Todo está obscuro ...
Rebrote de Franz Kafka (Tríptico de Franz Kafka) de José Kozer
Es una casa pequeña a dos niveles no muy lejos del río en un callejón de Praga. En la madrugada del once al doce noviembre tuvo un sobresalto, bajó a la cocinilla con la mesa redonda y la silla de tilo, el anafe y la llama azul de metileno. Prendió la hornilla ...
Tinta china de Xavier Villaurrutia
Es una inmensa hoja de biombo de cielo y no hay luna en el parque, se ha borrado el tenaz colorido de mi prado que hermana su negror al desconsuelo. En esta noche el musgo es terciopelo y es tan grande el silencio y tan helado que los búhos han olvidado y tienen miedo de lanzarse al vuelo ...
Ella de Oliverio Girondo
Es una intensísima corriente un relámpago ser de lecho una dona mórbida ola un reflujo zumbo de anestesia una rompiente ente florescente una voraz contráctil prensil corola entreabierta y su rocío afrodisíaco y su carnalesencia natal letal alveolo beodo de violo es la sed ...
La espada de Ibn Sara As-Santarini
Es una lámina brillante donde se encuentran los caminos de los astros aunque sobre ella nadie, desde que existe, ha caminado. Purificó la paja su fulgor y ahora es un agua en cuya superficie arde la llama. (Recopilación y traducción: Teresa Garulo, Universidad Complutense de ...
Amor, de tarde de Mario Benedetti
Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y son las cuatro y acabo la planilla y pienso diez minutos y estiro las piernas como todas las tardes y hago asi con los hombros para aflojar la espalda y me doblo los dedos y les saco mentiras. Es una lástima que no estés conmigo ...
Retrato terminado de Mirta Rosenberg
Es una manera de decir quiero quedarme sin palabras, perder sin comentarios. Hasta cuándo voy a hablar de lo que ya no está. De la que ya no está viéndome escribir de ella. ¡Y con esos ojos! También yo de noche los abro y miro el silencio en la oscuridad donde el retrato termina ...
Lo que yo necesito urgentemente de Nicanor Parra
es una María Kodama que se haga cargo de la biblioteca alguien que quiera fotografiarse conmigo para pasar a la posteridad una mujer de sexo femenino sueño dorado de todo gran creador es decir una rubia despanpanante que no le tenga asco a las arrugas en lo posible de primera mano ...
El loco de Antonio Machado
Es una tarde mustia y desabrida de un otoño sin frutos, en la tierra estéril y raída donde la sombra de un centauro yerra. Por un camino en la árida llanura, entre álamos marchitos, a solas con su sombra y su locura va el loco, hablando a gritos. Lejos se ven sombríos estepares, ...
Cántico de Leopoldo Panero
Es verdad tu hermosura. Es verdad. ¡Cómo entra la luz al corazón! ¡Cómo aspira tu aroma de tierra en primavera el alma que te encuentra! Es verdad. Tu piel tiene penumbra de paloma. Tus ojos tienen toda la dulzura que existe. Como un ave remota sobre el mar tu alma vuela. Es más verdad ...
Ángel Guardián de Gabriela Mistral
Es verdad, no es un cuento; hay un Ángel Guardián que te toma y te lleva como el viento y con los niños va por donde van. Tiene cabellos suaves que van en la venteada, ojos dulces y graves que te sosiegan con una mirada y matan miedos dando claridad. (No es un cuento, es verdad.) ...
La zorra y las uvas de Félix María de Samaniego
Es voz común que a más del medidodía, en ayunas la Zorra iba cazando: halla una parra; quédase mirando de la alta vid el fruto que pendía. Cansábala mil ansias y congojas no alcanzar a las uvas con la garra, al mostrar a sus dientes la alta parra negros racimos entre verdes hojas. Miró saltó ...
Idilio que sólo fue mirada... de Dionisio Ridruejo
Es, si en olvidos dolorosos entro, tu voz jamás oída la que grita. Fuiste eterno después y eterna cita que no cumplió el minuto del encuentro. Como órbita turbada por su centro que en fugas torna y el contacto evita, con la certeza del amor escrita, vivías lejos y latías dentro. ...
El alma en pena de Rafael Alberti
Esa alma en pena, sola, esa alma en pena siempre perseguida por un resplandor muerto. Por un muerto. Cerrojos, llaves, puertas saltan a deshora y cortinas heladas en la noche se alargan, se estiran, se incendian, se prolongan. Te conozco, te recuerdo, bujía inerte, lívido halo, ...
Esa alondra de niebla de José Luis Cano
Esa alondra de niebla que sostienes sobre el hálito malva de tu cima, esa guirnalda matinal que arrima un levante purísimo a tus sienes. Pálida el alma y desmayada tienes, mas tu sangre de roca no la anima a saltarse las trombas de tu clima durísimo de vientos y vaivenes. ...
Araña dorada de Olga Edith Romero
Esa araña dorada que vive en tu jardín es la misma que se instaló una noche en medio de mis ojos. Perforó mi frente y estableció su casa nadie pudo sacarla. Se irá cuando ella quiera (Tal vez no se irá nunca) O ya se ha ido.
Esa blanca flor de Etnairis Rivera
Esa blanca flor, que en la mañana al abrirse, hace de tu día una celebración, trae el ilusorio encanto de una beldad enloquecida de deseo. Ávida de la más desesperada estación de fuego, esa blanca flor conoce todos los secretos del éxtasis posibles de alcanzar en la tierra, ...
Si no es con tu presencia de José Eugenio Sánchez
esa canción se toma mi vida de un sólo trago esa canción me detiene en los muelles de tus piernas esa canción es una esponja en tu mirada y me lleva de tu sombra a tu bahía esa canción es una copa de nocturno tinto y tengo sed de luz cruda de estrellas ...
Palabras de Tersites de Guillermo Carnero
Esa carcasa ocre es Helena, la gracia de la nuca aureolada de cabellos lúcidos. Los que la amaron son inmortales ahí, en la tierra inverniza, o bien envejecieron con una pierna rota dislocada para mendigar unos vasos de vino- y yo, el giboso, el patizambo, me acuerdo algunas veces ...
Ésa es tu pena de Olga Orozco
Ésa es tu pena. Tiene la forma de un cristal de nieve que no podría existir si no existieras y el perfume del viento que acarició el plumaje de los amaneceres que no vuelven. Colócala a la altura de tus ojos y mira cómo irradia con un fulgor azul de fondo de leyenda, o rojizo, como vitral de ...
Amado dueño mío de Márgara Russotto
Esa ignorante mujer cuyo estudio no ha pasado de ratos lame la sal de la ausencia y te extraña y agita su celo de perra en la calma espera tanta. Corta las venas la aguda canción de las estrellas heladas. Es tan tarde y no vienes oh amigo oh Fabio mío Inclínate a ella una vez más te pido. ...
Gaviotas de Héctor Rosales
Esa larga bufanda de arena que calienta mi andar, estirada junto a los líquidos umbrales, tiene alas. Ellas se llevan los pesares somnolientos que verano ha reunido en su casa. Anónima entonces el alma, libre, más liviana. ¿Qué quedó de mí en esta franja?...
Mariposa azul emprende vuelo de Jaime Augusto Shelley
Esa mañana de luz encrucijada lo vivido del polen, el ansia en convulsión y un abrazo que parece ser el último, dejaban cristalinas casi transparentes veladuras en el desasosiego del lecho tendido entre las flores. No se mide un instante ni dura en precisión más o más. No existe, tampoco, ...
Retrato de mano sin dama de Jairo Guzmán
esa mano es un arrebol en el cielo del bar se despide sin decir adiós cuando las nubes de humo envuelven a los juerguistas y nos quedamos mudos extraviados en dédalo de sonidos vida que se nos va como música (Poema proporcionado por el autor)
Esa mano... de Pedro Piccatto
Esa mano que en el alba del mundo repartió la amargura y la belleza eligió la amatista para darle el imperio de los sueños. Y dándole el imperio de los sueños le dio el imperio de la poesía. ... Un silencio de flor, de cielo y nube se mueve y se levanta en su interior. (ÁNGEL AMARGO, XIV) ...
Esa mujer de Juan Daniel Perrotta
Esa mujer me puede me seduce Su mirada ausente lejana no evoca otros hombres no me mide no pretende ni espera nada Esa mujer de piernas como escarbadientes perdida entre mis brazos es pacífica y luminosa Dibuja sonrisas Está ajena al ántrax a los top ten prefabricados ...
Una vez lo dije pero ahora ha vuelto a suceder de Eduardo Langagne
Esa mujer paseaba con su aroma Un día trajo sus labios acostumbrados a la guerra y un ciclón adentro de su blusa entonces sobrevino la catástrofe
Cerezas de Juan Gelman
esa mujer que ahora mismito se parece a santa teresa en el revés de un éxtasis/hace dos o tres besos fue mar absorto en el colibrí que vuela por su ojo izquierdo cuando le dan de amar/ y un beso antes todavía/ pisaba el mundo corrigiendo la noche con un pretexto cualquiera/en realidad ...
Soneto de Vinicius De Moraes
Esa mujer que se arroja fría y lúbrica en los brazos, y a sus senos. Me aprieta, me besa y balbucea versos, rezos a Dios, votos obscenos. Esa mujer, flor de melancolía que ríe de mis pálidos recelos, la única entre todas a quien di caricias que jamás a otra daría. Esa mujer que a cada amor ...