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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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1807 poemas con la letra "e"

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Sueños de José María Hinojosa
Embadúrnate el cuerpo, de obscuridad y de silencio, y podrás levantar la copa de los sueños. Pasaron superpuestas ráfagas de recuerdos, y los nuevos clisés sólo quedan impreso, mientras hay luz de menta dentro del pensamiento. Una astilla de luz, agujerea los tulipanes ...
El valle de Javier del Granado
Embozado en su poncho de alborada, la lluvia de oro el sembrador apura, y el cielo escarcha la pupila oscura del buey que yergue su cerviz lunada. Bajo el radiante luminar caldeada, de agua clara, la tierra se satura, y la mano del viento en la llanura, riza de sol la glauca marejada. Cuaja el otoño ...
La canción desesperada de Pablo Neruda
Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy. El río anuda al mar su lamento obstinado. Abandonado como los muelles en el alba. Es la hora de partir, oh abandonado! Sobre mi corazón llueven frías corolas. Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos! En ti se acumularon las guerras ...
El hombre de Oscar Hahn
Emergió de aguas tibias y maternales para viajar a heladas aguas finales. A las aguas finales de oscuros puertos donde otra vez son niños todos los muertos.
Empecé a ver casas y casas... de Marosa di Giorgio
Empecé a ver casas y casas. Y casas que estaban más allá de las casas. Que no se podían ver. Y cosas que sucedían hectáreas más allá, y una flor que nació en los lejanos jardines de la abuela, le sentí el barullo, la corona de chispas. Salí a la calle, pero, todo fue inútil. En los árboles, ...
Arte poética de Galvarino Plaza
Empeci / Nada sima (: hoyo profundo, abismo) infancia hasta los huesos. Residuos mondos, Ultimo amor o adveni / Miento. Pulidos ros- tros, inexactos o exactos equivalentes de la memoria. Superficie de enquistada taracea. Quienes los robados can- tos, los ajenos frutos ...
Laberinto de Pureza Canelo
Empedrar el fondo de los lagos. Volver al aula de la que huiste. Irse, otra vez desnuda, a la vereda de confesión. Comprender ahora antiguos pecados de avaricia robustos pecados de palabras. A la poesía que sirvo es vivir. Vivir primero, después la mano que fabular pueda y sepa ...
Empezamos de Pablo Mora
Empezamos midiendo con la mano el patio, el cielo de la antigua escuela; ahora solamente sopesamos el llanto de la muerte en pie de guerra. Cuando niños jugamos al castillo, los sueños se mecían en las sienes, diciembre lumbre en colosal niñura , algo mejor para el mañana ...
El castigo del poeta de Francisco Nájera
empezar de nuevo y siempre empezar sin final que lo espere repetir las palabras repetidas aumentar incesante los sonidos olvidando que lo dicho ya se ha dicho y lo callado es el silencio y repetir de nuevo buscando soles e inventando estrellas diciendoésta es la palabra ...
Empieza de Hugo Gola
Empieza empiezoes el comienzo el albadel día primero del único estáticoinmutable rompe la luzo continúa matiz sonoro de la sombra quiebra desasosiega la cornisa liviana un cuerpo se despereza y otro repliega su fatiga y aún otropenetra en otro o abandonalo que fue penetración ...
La guitarra de Federico García Lorca
Empieza el llanto de la guitarra. Se rompen las copas de la madrugada. Empieza el llanto de la guitarra. Es inútil callarla. Es imposible callarla. Llora monótona como llora el agua, como llora el viento sobre la nevada. Es imposible callarla. Llora por cosas lejanas. Arena del Sur caliente ...
Empiezo a conocerme. No existo. de Fernando Pessoa
Empiezo a conocerme. No existo. Soy el intervalo entre lo que deseo ser y los demás me hicieron, o la mitad de ese intervalo, porque además hay vida... Soy esto, en fin... Apaga la luz, cierra la puerta y deja de hacer ruido de zapatillas en el pasillo. Quede solo yo en el cuarto ...
Tzi kin de Johanna Godoy
Emplumado común, zanate asesino, hueles la imprudencia del dé- bil. Ignoras la oscuridad de tu plumaje y el ansia cabrona de la ciudad que te cerca y te arrincona cada vez más. Soportas los estertores luminosos con holgada resignación y jamás darás por acabada ...
Noche primera de José Ángel Valente
Empuja el corazón, quiébralo, ciégalo, hasta que nazca en él el poderoso vacío de lo que nunca podrás nombrar. Sé, al menos, su inminencia y quebrantado hueso de su proximidad. Que se haga noche. (Piedra, nocturna piedra sola.) Alza entonces la súplica: que la palabra sea sólo ...
El último beso de Manuel María Flores
Empujé, vacilando como un ebrio, la entrecerrada puerta. Había en la estancia gentes que lloraban, y en medio de los cirios funerarios ella... ¡mi vida!... muerta. Pálido mármol que esculpió la Muerte con su mano de hielo, la hermosura terrestre de la virgen del abierto sepulcro ...
Un mundo que ganar de Fanny Rubio
Emulsión regeneradora, lucimiento Marga- ret Astor. Ni una sola espinilla sobre la pierna tersa, suave, vispereada con pura cera virgen. El muslo perfumado con co- lonia infantil (colonia para todos) la única demagógicamente soportable. Super- ficial contacto de leche limpiadora, ...
1903, Incendio de sollozos de Pedro Rivera
En 1903 fue Panamá, capullo de agonía. Fue tiniebla trenzada en las hogueras. Mariposa violada por los potros que bajaron del norte destrozando los pueblos, las montañas, las aldeas hasta hacerlas metal de cicatrices. Los yanquis avanzaban por América babeando las ciudades, ...
Detrás de aquella puerta de Olga Orozco
En algún lugar del gran muro inconcluso está la puerta, aquella que no abriste y que arroja su sombra de guardiana implacable en elrevés de todo tu destino. Es tan sólo una puerta clausurada en nombre del azar, pero tiene el color de la inclemencia y semeja una lápida donde se inscribe ...
En algún lugar estás de Julio Arturo Vargas
En algún lugar estas lejos de la lluvia posada por las calles lejos de todo lo que llamábamos cuando era primera vez y la nombramos partida y nos quedamos en espera ojos de tantos años ciudad a fuerza que nadie quiso olvidar para intentar hacer de nosotros otras estatuas ...
El canje de Paulina Vinderman
En algunos poemas el arte es la acuarela, el arte de la dilución, escribo, y los cisnes de Natales se esfuman ante la palabra cisne. La vida se esconde detrás del color para engañarme, la vida corre el riesgo de convertirse en una carta infinita. Una moneda por cada palabra me daba ...
Presencias de Susana Giraudo
En aquel cuarto el impulso de su respiración era la liga de presencias extrañas. Un negro desnudo al que le volaron la mitad de la cabeza, la hechicera tenebrosa y aquella esfera de cristal llena de tierra. Porque si, llegaron uno a uno, acomodándose para siempre en el sesgo ...
Despedida de Amada Libertad
En aquel día nos trenzamos las miradas, sabíamos que el viento de luto nos vestiría, emanamos tres o cuatro caricias mullidas por el silencioso coraje. Tus manos frías y ardientes de valor, mis pájaros alzando el vuelo donde me rastrilló el olvido. Tu camino perdió la dirección ...
Del rigor en la ciencia de Jorge Luis Borges
En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el Mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, ...
Libertad de pensamiento de Rafael Mendoza
En aquel tiempo el Galileo entraba en su burro A la historia de los grandes pensadores, Mientras Calígula pensaba convertir a su corcel en Cónsul. Después el pensamiento anduvo sobre ruedas, Llevándose de encuentro a otros cristos, A las brujas inventoras de kábalas ...
Sellada vigilia (I) de Cintio Vitier
En aquella ciudad morada y mustia los mulos del carbón, los níveos pescadores escanciaban la forma serena de mi angustia, iniciaron el fúnebre ajedrez de sus rumores. Era mi vida un sueño confuso de hondos seres, los ojos inflexibles de ilusión se me abrían a beberle ...
Fuga de Susana Giraudo
En aquella esquina de la Rue Duphot, un soldado cae de una bolsa de papel y acribilla a una bailarina. El muchacho que cruza la calle, al verlos, improvisa una mesa trabando unos cartones. Saca de su bolsillo un lienzo blanco y desparramando algo lo vende a voces. ...
Ahora es el momento de Antonio Martínez Sarrión
en aquellos inicios de la vida discente el amor: serpentinas próceres de latón en las altas columnas por cierto trasnochábamos tila a veces para el borracho de la tuna rondábamos amores poco claros de putas sí de putas buena idea patios mojados por el rocío palmeras azuladas del alba ...
En aras de galeón y escafandra... de Julio Arturo Vargas
En aras de galeón y escafandra en negros muertos por el gusto vimos mares que se hundían azoros del ataque que en la mujer se vierten la caricia bocas indescifrables para decir a esta tierra por un nombre que contara infiernos verdes noches de reliquias muslos jugositos ...
Para una visión (III) de Rodolfo Hinostroza
En AzulOh tua blándula blanda blandículaOh tua mamulae mamae moliculaecave cavete meam víperam nisi te mordem Morde me! Basia me! Yo no tengo un cuerpo: yo soy un cuerpo. Selección: José Ángel Valente, Blanca Varela, Andrés Sánchez Robayna y Eduardo Milán.
Barra de Panteones, 1.3 de Francisco Magaña
En Barra de Panteones los recuerdos se pegan a la piel como aguamala y faltan muchas cosas por nombrar. El silencio apenas puede salvar la mirada. Y las preguntas están en la boca de los muertos. (De: Barra de Panteones)
Relieves de memoria de Luis Alfredo Arango
En Bonampak la tierra tiene ingravidez de plumas dibujadas por el sol; la tarde pinta murales de cadmio anaranjado; cenizas de volcanes extinguidos se levantan y en el aire inventan dioses y batallas. Porque después de todo el sueño es nuestra única heredad, en Uaxactún me quedo a descifrar ...
Primera impresión de Julio Leite
En Buenos Aires los edificios son árboles cargados de pájarosmuertos. Mirando el techo. Un descascarado caballo de ajedrez relincha desde el cielo a la humedad que avanza las paredes, en el tablerodel silencio el corcel de ladrillo presiente como yo que en esta casa está en jaquela esperanza. ...
El disfraz de Clara Janés
En caballos de noche la sombra del mar abandona su lecho. Va hacia el desierto de sal, ojos brillantes, caudal de risa en cascada, manos llenas de hojas como árbol de lluvia. Corre, se precipita sobre las formaciones del cerebro terrestre. Pero a sus pies vaga la luna solitaria ...
En cada corazón arde una llama de Juan de Dios Peza
En cada corazón arde una llama, si aún vive la ilusión y amor impera, pero en mi corazón desdeque te ama sin que viva ilusión, arde una hoguera. Oye esta confesión; te amo con miedo, con el miedo del alma a tu hermosura, y te traigo a mis sueños y no puedo llevarte más allá de mi amargura. ...
Mendigo de Néstor Martínez
En cada esquina esperaré la casualidad de verte entre la gente y extenderé la urgida mano para mendigarte centavos de tu recuerdo o lo que alcance la generosidad de tu memoria... Selección del autor
Así regreso de Ligia Guillén
En cada fuente entre las alamedas lavé mi voz, la pulí como un trozo de ónix hasta dejarla transparente y celeste; me la coloqué al cuello (como pendiente de plata) y así regresaré con ella como si fuera una voz que acaba de nacer.
Cerca de la sima de Babel de Ricardo Gómez López
En calle Bandera entre la Compañía de Jesús y HuérfanosLa urbe se agita Mientras la multitud extravía inspiraciones una hoja blanca se balancea eléctrica aferrada a un cable telefónico Con la estampida de las 12 p.m. se precipita pálida bajo las suelas rápidas del transeúnte ...
En casa ajena siempre... de Jesús Munárriz
En casa ajena siempre, camino del destierro, al filo de terribles madrugadas, huyendo de lugares y gentes conocidas, rumbo a la incomprensión, de cara a lo imposible, roturar los calveros del silencio y el luto amenazantes, abrir los brazos a lo imprevisible y en vértices y aristas del poliedro ...
Tercer poema del viaje de Agustín Labrada Aguilera
En casa esperaron las noticias del viaje. Mis cartas eran un falso testimonio cuando dejé escaparse el aguacero, sin retener sus gotas en los párpados. Entre duda y acción: toda la agonía, y en ella he tejido los fragmentos que una vez alegraron nuestro estar en el mundo. ...
A una rosa de Juan Bautista de Aguirre
En catre de esmeraldas nace altiva la bella rosa, vanidad de Flora, y cuando en perlas le bebió a la aurora cobra en rubís del sol la luz activa. De nacarado incendio es llama viva que al prado ilustra en fe de que la adora; la luz la enciende, el sol sus hojas dora con bello nácar de que al fin ...
Adiós de Gabriela Mistral
En costa lejana y en mar de Pasión, dijimos adioses sin decir adiós. Y no fue verdad la alucinación. Ni tú la creíste ni la creo yo, y es cierto y no es cierto como en la canción. Que yendo hacia el Sur diciendo iba yo: Vamos hacia el mar que devora al Sol. Y yendo hacia el Norte decía tu voz: ...
Música de Blanca Luz Pulido
En cuál de mis acordes he de empezar la fragua de tu nombre, del canto que apenas comenzado se olvida de su origen y sorprende su propio ser en las evoluciones de una pasión en perfectas notaciones. Cómo he de ser testigo de tu paso si apareces apenas en el aire tu milagro ...
Los países no son las catedrales de Reina María Rodríguez
en cualquier parte del mundo qué importan las catedrales los turistas que vienen y van las instantáneas sus ruinas y lugares bellísimos. el hombre habla todavía demasiadas lenguas necesita un farol el soplo de una luz. sólo el niño sonríe saca la lengua grita hemos perdido sus símbolos. ...
En cuanto a la imaginación de las piedras de Gonzalo Rojas
En cuanto a la imaginación de las piedras casi todo lo de carácter copioso es poco fidedigno: de lejos sin discusión su preñez animal es otra, coetáneas de las altísimas no vienen de las estrellas, su naturaleza no es alquímica sino música, pocas son palomas, casi todas son bailarinas, ...
Hexagrama de siete líneas de Gonzalo Rojas
En cuanto al cuchillo todo lo más corta, despúes veremos dice el sollozo de la posesa, me voy, me voy a mis tablas. Lluvia y mas lluvia seca sin parar.
Luchas de Concepción Estevarena
En derredor del sol gira la tierra, haciéndose, al girar, sombra a sí misma, y en redor de mis propios sentimientos, hallando sombra y luz, mi mente gira. Yo no sé qué pensar; me alejo mucho y otra vez vuelvo al punto de partida; la luz de mi esperanza nunca muere, y a impulsos del dolor ...
A la muerte de Adonis de Hernando Domínguez Camargo
En desmayada beldad De una rosa, sol de flores, Con crepúsculos de sangre Se trasmonta oriente joven. Cortóla un dentoso arado Que, a no ser de ayal torpe, Por la púrpura que viste, Le juzgara marfil noble. Cerdoso Júpiter vibra Rayos, marfil, sobre Adonis, Y el alma . ...
Dibujo de la fuga (IV) de Claudia Lars
En dominios de nieve sueña la flor su escala y su corona. La nieve cae, abandonando el aire con un latido blanco. ¿Por qué levanta el muérdago su sangre oculta en desafiantes hojas? ¿Por qué dejan los elfos invernales laboriosos mensajes en el vidrio? ¡Eileen, Coleen, ...
Presagio (1995) de Elisa Huezo Paredes
En dónde está, que se hizo la poesía? Está acaso dormida o yace muerta? Es ruin pereza, es haraganería? Algo la está matando, es cosa cierta. Es la vejez quien le cerró la puerta? Ya no despertará de su agonía ? En donde está, qué se hizo la Poesía ? Tendré que ir a buscarla: ...
Boca de Griselda Álvarez Ponce de León
En donde la sonrisa es un suceso, agresor el contorno de castigo, el labio al rastrear, como enemigo, la mordida ritual y nido el beso, en donde tiembla el corazón opreso porque al salirse quiere estar conmigo, de otra finalidad su fin desligo: forjada solamente para el beso. ...