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listado de poemas en audio por primeros versos letra d

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829 poemas con la letra "d"

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Trece cuerdas para laúd de Gonzalo Rojas
D?accord, puestas al fuego todas las mujeres son pelirrojas, Teresa de Jesús es pelirroja, Safo, Emily Brontë es pelirroja, Magdalena de Magdala, tres de las nueve hijas de Mnemósine y Zeus son pelirrojas, Euterpe, Melpómene,Terpsícore por no decir todas ...
Lejos de ti todo es moral de Concha García
Da igual que vivas en un primer piso también cae sin deseo especial. Lo sé todo de ti, pero no te siento. Se dobló delante mío, como si no estuviese, me indicó su presencia con el lenguaje del que lo ha perdido todo. Has traído mi vieja ropa no sé por qué últimamente me falla la incoherencia. ...
Jornada de la soltera de Rosario Castellanos
Da vergüenza estar sola. El día entero arde un rubor terrible en su mejilla. (Pero la otra mejilla está eclipsada.) La soltera se afana en quehacer de ceniza, en labores sin mérito y sin fruto; y a la hora en que los deudos se congregan alrededor del fuego, del relato, se escucha el alarido ...
Daba el reloj las doce... y eran doce... de Antonio Machado
Daba el reloj las doce... y eran doce golpes de azada en tierra... ... ¡Mi hora! grité- ... El silencio me respondió: No temas; tú no verás caer la última gota que en la clepsidra tiembla. Dormirás muchas horas todavía sobre la orilla vieja y encontrarás una mañana pura amarrada tu barca a otra ...
Teoría del suicida de Alvaro Figueredo
Dadle un teatro una tribuna un pórtico dadle un balcón de gala dadle su frac su cátedra amarilla quiere morir al alba o a la hora del té dictando su discurso con su chaleco blanco dadle un bastón un arpa una azucena un espejo una góndola devolvedle los yo que le usurparon yo en el tranvía...
Los mariscadores de caracolas de Derek Walcott
Dado que la peluda ortiga, la bifurcada mandrágora y la maligna seta, la baba de sapo o el afilado y espinoso erizo son, por su naturaleza, venenosos, no deberíamos dudar de lo que murmuran haber visto con sus ojos de luna los mariscadores de caracolas. ¿Quién es este príncipe? ...
Dale, dale, la mano que sostiene en lo alto la linterna... de Daniel García Helder
Dale, dale, la mano que sostiene en lo alto la linterna empieza a aflojar, es ahora, da dos pasos, uno, dos, tus primeros sigilosos pasos en la arena del otoño, uno más y ya son tres, quitando esos pinos de alas caídas verías la casa en la loma y vaquitas tascando el forraje ...
Las palabras de Octavio Paz
Dales la vuelta, cógelas del rabo (chillen, putas), azótalas, dales azúcar en la boca a las rejegas, ínflalas, globos, pínchalas, sórbeles sangre y tuétanos, sécalas, cápalas, písalas, gallo galante, tuérceles el gaznate, cocinero, desplúmalas, destrípalas, toro, buey, arrástralas, hazlas, poeta, ...
Te tomo a pecho de Mario Noel Rodríguez
Dame de esas ánforas que relincho. ¡Cuántos siglos esperé para succionarlas y ser vuelo, navegar por el celo que soñé! Que lo sepa el pavorreal, que lo sepa el charco de sol. Limones del más puro brillo al conocerte, ahora magnéticas piedras lunares. Testamentos ha escrito esta lengua, ...
Dame la mano, Antípoda... de Alvaro Menén Desleal
Dame la mano, Antípoda. Tú, el hombre de ese lado; yo, el hombre de este lado. Pudiente o proletario, sencillo o complicado, dame la mano. Levanta la amarilla faz del arrozal chino en que sudas tu pan diario; deja la mina, apaga tu incensario, y en paz dame la mano. ...
Dame la noche que no intercede... de Blanca Andreu
Dame la noche que no intercede, la noche migratoria con cifras de cigüeña, con la grulla celeste y su alamar guerrero, palafrén de la ola oscuridad. Dame tu parentesco con una sombra de oro, dame el mármol y su perfil leve y ciervo, como de estrofa antigua. Dame mis manos ...
Invocación a la sonrisa de Gioconda Belli
Dame la ternura desde el sueño, dame ese cucurucho de sorbete que tenés en la sonrisa, dame esa lenta caricia de tu mano. Yo te daré pájaros que cantarán tu nombre desde lo más alto de los árboles. Te daré piñas, zapotes, nísperos, enredaré maizales en tu pelo. Yo invocaré...
Invocación a la sonrisa de Gioconda Belli
Dame la ternura desde el sueño, dame ese cucurucho de sorbete que tenés en lasonrisa, dame esa lenta caricia de tu mano. Yo te daré pájaros que cantarán tu nombre desde lo más alto de los árboles. Te daré piñas, zapotes, nísperos, enredaré maizales en tu pelo. Yo invocaré los dioses ...
Nada puedo pedirte de Julio César Aguilar
Dame lo que me quieras dar, Señor, nada quiero pedir, nada te exijo, hoy ya comprendo que si miro el cielo es tu resplandor de luz lo que miro; cuando me siento extraviado en la noche en tus estrellas encuentro el camino. Eres, Señor, agua para la lluvia, para los manantiales y los ríos; ...
Dame tu brazo, amor, y caminemos, de Julia Prilutzky
Dame tu brazo, amor, y caminemos, dame tu mano y sírveme de guía. Ya no quiero saber si es noche o día: mis ojos están ciegos. Avancemos. Dame tu estar, amor, en los extremos, tu presencia y tu infiel sabiduría: por los caminos de la sangre mía ya no sé si es que vamos o volvemos. ...
Los besos de Efrén Rebolledo
Dame tus manos puras; una gema pondrá en cada falange transparente mi labio tembloroso, y en tu frente cincelará una fúlgida diadema. Tus ojos soñadores, donde trema la ilusión, besaré amorosamente, y con tu boca rimará mi ardiente boca un anacreóntico poema. ...
Dame, dame la noche ... de Antonio Carvajal
Dame, dame la noche del desnudo para hundir mi mejilla en ese valle, para que el corazón no salte, y calle: hazme entregado, reposado y mudo. Dame, dame la aurora, rompe el nudo con que ligué mis rosas a tu talle, para que el corazón salte y estalle: hazme violento, bullidor y rudo. ...
Oración de Alaíde Foppa
Dame, señor un silencio profundo y un denso velo sobre la mirada. Así seré un mundo cerrado: una isla oscura; cavaré en mí misma dolorosamente como en tierra dura Y cuando me haya desangrado ágil y clara será mi vida Entonces, como río sonoro y transparente, fluirá libremente ...
Tetuán de Rodolfo Häsler
Dan ganas de llorar mientras la luz, tan limpia, se emora en caer sobre los cubos azules de la medina, la luz es leche en el instante mortecino del crepúsculo en su insistencia por una huida lenta. Dejo de caminar mientras la actividad remite y los faroles de las esquinas dan irrealidad ...
Muerte de Narciso de José Lezama Lima
Dánae teje el tiempo dorado por el Nilo, envolviendo los labios que pasaban entre labios y vuelos desligados. La mano o el labio o el pájaro nevaban. Era el círculo en nieve que se abría. Mano era sin sangre la seda que borraba la perfección que muere de rodillas y en su celo se esconde ...
Réquiem de David Rosenmann - Taub
Dandún, óyeme, dandún, no hay quién te saque, dandún: ni allá con la banderilla, ni aquí con demente luz. Trataro, mira, trataro, creo que te perderás: allá con la banderilla, aquí con serenidad. Ya se cerró tris pulsera, ya se cerró tris collar, aunque siempre te miremos no te veremos jamás. ...
Tormenta de Néstor Martínez
Danzan los árboles, abrazados al viento, que lleva el ritmo, agitan sus hojas, con ondulantes movimientos, agitan sus ramas desesperadas susurros, silbidos, crujir de ramas, caída de hojas, éxtasis de la danza que ya baja a la ciudad. Quietud de bestias, que tiemblan temerosas. . ...
Tarea en entredicho de Tatiana Oroño
Dar cuenta involucrar los hechos probarles la existencia de palabra por fuerza casi nada: veinte años atrás todo tuvo la forma que no tuvo salpicada mordida de una orilla. De: Morada móvil
Ejercicio de Jorge Boccanera
Dar en el blanco: bien. Acertar, atinar, justo en el centro: bien. Entre una ceja y otra. Hacer centro: bien, bien. Dar en el clavo, restallar, pero con un muñón. De: Sordomuda
Dar vueltas... de Carmen Rosa Orozco
Dar vueltas demasiadas vueltas en las puntas de mis pies y apresar el aire entre mis brazos y mi cuerpo hasta perder el sentido y la visión descomponga la materialidad de las cosas hasta el punto de disgregarlas en montones y las náuseas en mi estómago estoy a punto de vomitar ...
Daría todo el oro del mundo de Jorge Teillier
Daría todo el oro del mundo por sentir de nuevo en mi camisa las frías monedas de la lluvia. Por oír rodar el aro de alambre en que un niño descalzo lleva el sol a un puente. Por ver aparecer caballos y cometas en los sitios vacíos de mi juventud. Por oler otra vez los buenos hijos ...
Dáteme poema de Gioconda Belli
Dáteme poema. No te me niegues como el niño juguetón de mis sueños, como el hijo que existe en el ambiente interior de mis entrañas, envuelto en un pequeño óvulo en las trompas de Falopio. Dáteme sin pasado obsesivo anatómico o erótico. Dáteme sencillo, dáteme desde afuera, ...
aria de Alvaro Miranda Buranelli
de pronto, en medio de la representación, cantó nadie lo había invitado, no era una pieza aburrida pero empezó a salirle sola la voz y tuvo que pararse y cantó, aunque no sabía cantar, y los siseos iban y venían para hacerle callar, que no cantara, fue en un instantecrítico en el nudo del conflicto ...
De algo estamos confesándonos... de Tomás Segovia
De algo estamos confesándonos emocionadamente hijos si en un agua tan limpiamente fraternal bogamos. Nunca se cierra del todo nuestra diferencia, una ironía de nuestra igualdad la tiene siempre en vilo, y hasta cuando estamos sometiendo al otro nunca hemos olvidado...
Poema LXIV (De amar mucho tienes la palabra) de Dulce María Loynaz
De amar mucho tienes la palabra que persuade, la mirada que vence y que turba... De amar mucho dejas amor en torno tuyo, el que pasa cerca y se huele el perfume en el pecho, viene a creer que tiene la rosa dentro...
Bolivia a la posteridad de Ricardo José Bustamante
De América al gigante veis dormido! Dios y la Libertad guardan su lecho. De Iberia vencedor, venció al olvido Dejando el solio de la gloria estrecho. Mientras quede en la tierra algún latido haya una fibra en el humano pecho, Se han de inclinar los hombres ante el Hombre ...
Sonetos (170, 172, 174) de Sor Juana Inés de la Cruz
De amor, puesto antes en sujeto indigno, es enmienda blasonar del arrepentimiento Cuando mi error y tu vileza veo, contemplo, Silvio, de mi amor errado, cuán grave es la malicia del pecado, cuán violenta la fuerza de un deseo. A mi mesma memoria apenas creo que pudiese caber ...
Pasa el viento de Meira Delmar
De aquel amor que nunca fuera mío y sin embargo se tomó mi vida, me queda esta nostalgia repetida sin fin, cuando sollozo y cuando río. A veces desde el fondo del estío, llega la misma música entre oída en el tiempo gozoso, la encendida música que cayera en el vacío. ...
siglo xx de Humberto Mello
de aquí de mi cuerpo veo el siglo XX pasar como un tractor sobre los músculos de la tierra veo la devastación el intenso crepitar de hambres de guerras y violencias donde una orquídea nace pero no lo es todavía la planta de la esperanza sobre estos músculos habitan millones de personas ...
Pie para el niño de Vallecas, de Velázquez de León Felipe
De aquí no se va nadie. Mientras esta cabeza rota del Niño de Vallecas exista, de aquí no se va nadie. Nadie. Ni el místico ni el suicida. Antes hay que deshacer este entuerto, antes hay que resolver este enigma. Y hay que resolverlo entre todos, y hay que resolverlo sin cobardía, ...
Zipper sonnet de Julio Cortázar
de arriba abajo o bien de abajo arriba este camino lleva hacia sí mismo simulacro de cima ante el abismo árbol que se levanta o se derriba quien en la alterna imagen lo conciba será el poeta de este paroxismo en un amanecer de cataclismo náufrago que a la arena al fin arriba vanamente ...
Pohema de Otoniel Guevara
De berdad nunca importó tu mala ortografía Si supieras cuánta compañía me hacen tus palabras Aunque estén detenidas, aunque digan cada bez menos cosas Cuánta ternura cosechan aunque no biba ni una tan sóla v en ellas haunque hayan haches que huyendo de la horca se hayan hincrustado ...
De bienes destituidas de Margarita Hickey
De bienes destituidas, víctimas del pundonor, censuradas con amor, y sin él desatendidas; sin cariño pretendidas, por apetito buscadas, conseguidas, ultrajadas; sin aplausos la virtud, sin lauros la juventud, y en la vejez despreciadas.
El efebo de Marathon de William Ospina
De bronce es esta música que hurtó su ritmo al tiempo y surgió, leve, al alba, de una frente amorosa. De bronce, y sobre ella resbalaron los siglos, titilando en miradas, en abrazos, fugándose. De bronce es este cuerpo que exaltó en Dios al hombre y que nos rinde al sueño...
Sistema sombrío de Pablo Neruda
De cada uno de estos días negros como viejos hierros, y abiertos por el sol como grandes bueyes rojos, y apenas sostenidos por el aire y por los sueños, y desaparecidos irremediablemente y de pronto, nada ha substituido mis perturbados orígenes, y las desiguales medidas que circulan ...
Oda a la cama de Pablo Neruda
De cama en cama en cama es este viaje el viaje de la vida. El que nace, el herido y el que muere, el que ama y el que sueña vinieron y se van de cama en cama, vinimos y no vamos en este tren, en esta nave, en este río común a toda vida, común a toda muerte. La tierra es una cama florida por amor, ...
Exuberancia de la actriz de Zoé Valdés
De carne y hueso como la siempreviva deambulo en la moviola recorto el suspiro dilatado por la cinta tejo vanidades en las tinieblas de los bifocales Contraída cuchicheo a doble voz que están chiflando para desinhibirme Encienden fosforeras y alteran mis pupilas Soy dominante ...
Misión diplomática de Gladys Carmagnola
De chica, yo quería pertenecer al cuerpo diplomático. Apenas pude, redacté una larga solicitud de empleo. La guardé bien doblada en un sobre oficio americano y anduve por ahí buscando a quien pudiera dársela, a quien pudiese ofrecerme, oficialmente, un cargo autorizado, permanente, ...
Cigüeñas blancas de Guillermo Valencia
De cigueñas la tímida bandada recogiendo las alas blandamente paró sobre la torre abandonada a la luz delcrepúsculo muriente; hora en que el mago de feliz paleta vierte bajo la cúpula radiante pálidos tintes de fugaz violeta que risa con su soplo el aura errante. Esas aves me inquietan: ...
Sobre la arquitectura de Francisco Caro
De circunstancias, como susurro, como párvula brizna, mínimo debe nacer, manantial, el poema luego hacedlo crecer en la intención, forjadle tenso el ritmo, sin sofoco, que nunca se derrame ni os domine como a veces pretende, que no os tema, conducidlo sereno a su final llevándole...
El sur del océano de Pablo Neruda
De consumida sal y garganta en peligro están hechas las rosas del océano solo, el agua rota sin embargo, y pájaros temibles, y no hay sino la noche acompañada del día, y el día acompañado de un refugio, de una pezuña, del silencio. En el silencio crece el viento con su hoja única ...
De cuál oscuro océano... de Salvador Novo
De cuál oscuro océano la gota —lágrima al fin— de sal apasionada en voz, en luz, en hálito mudada, me delegó su triunfo o su derrota? ¿Hasta cuál rendiré —rivera ignota— este grano de arena iluminada, o qué raíz a mi raíz atada redimirá mi sabia seca y rota? Mi ayer os doy, mis siglos...
Realidad de Enrique Casaravilla Lemos
De cuando en cuando voy a ver los dragones de la tristeza mohosos y llenos de años! Viven dentro de una quinta maravillosa, (cuya historia sólo los libros de cuentos saben explicar) Más allá de las verjas casi circulares, de una quinta oculta y secreta: plateados...
No tan alto de Pablo Neruda
De cuando en cuando y a lo lejos hay que darse un baño de tumba. Sin duda todo está muy bien y todo está muy mal, sin duda. Van y vienen los pasajeros, crecen los niños y las calles, por fin compramos la guitarra que lloraba sola en la tienda. Todo está bien, todo está mal. ...
Los laureles reales de Enrique Díez-Canedo
de Cuernavaca I ¡Qué lluvia de saetas! Certera, en cada copa de laurel, incesante, la campiña las clava. ¿O es fugitivo ejército que cede ante la tropa de la noche que llega, más compacta y más brava? II Ya está el árbol repleto. Mas no es son de aleluya...