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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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2272 poemas con la letra "e"

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Mi primer amor de Elías Nandino
El azul es el verde que aleja -verde color que mi trigal tenía-; azul... de un verde, preso en lejanía, del que apenas su huella se despeja. Celeste inmensidad, donde mi queja tiende su mudo velo noche y día, para buscar el verde que tenía, verde en azul... allá donde se aleja... Mi angustia, ...
Fábula de Joan Miró de Octavio Paz
El azul estaba inmovilizado entre el rojo y el negro. El viento iba y venía por la página del llano, encendía pequeñas fogatas, se revolcaba en la ceniza, salía con la cara tiznada gritando por las esquinas, el viento iba y venía abriendo y cerrando puertas y ventanas, iba...
El Gólgota de Oscar Portela
El azul que ayer poblaba mis ojos y el infinito del azul del mar y el viento la arena mezclada al roza del deseo las lágrimas y los secretos demonios que mantenían mi corazón en vilo y la danza coral en la estación del aura primigenia, la inocente infancia que se negaba a abandonarme ...
Avenue Gambetta de Marisa Trejo Sirvent
El balcón de la avenue Gambetta donde las estaciones se marcan en los árboles en la vegetación inmensa de Père Lachaise Desde este sexto piso París no es más que un cementerio el musgo crece sobre él apariencia de viejo viejo mundo confiture y baguette París, 1981. ...
Las cosas de Jorge Luis Borges
El bastón, las monedas, el llavero, la dócil cerradura, las tardías notas que no leerán los pocos días que me quedan, los naipes y el tablero, un libro y en sus páginas la ajada violeta, monumento de una tarde sin duda inolvidable y ya olvidada, el rojo espejo occidental en que arde...
Hastío de Carmen Jodra
El bello mundo me produce asco. Si pudiera, lo haría saltar en pedacitos por los aires, y con él a mí misma. Yo no pedí vivir; si Tú me hiciste, es tu culpa, no la mía. Atrévete a juzgarme si tu pobre criatura se suicida. Selección: Luis María Anson
Monólogo de Da Vinci ante lo más conocido que pintó de Eduardo Espina
El beneficio de efigie no lo era (ni detrás de las madréporas el estruendo en su otero otra vez) y tú, estados de ti por la tundra, a traer sargazos con quien goza (casi como del cielo saliéndote) en esa la vez cuando un botón si tocan la verdad y por boreal hasta el último abeto que la ve. ...
Tiempo de Dulce María Loynaz
EL beso que no te di se me ha vuelto estrella dentro. ¡Quién lo pudiera tornar -y en tu boca...-otra vez beso! Quién pudiera como el río ser fugitivo y eterno: Partir, llegar, pasar siempre y ser siempre el río fresco... Es tarde para la rosa. Es pronto para el invierno. Mi hora no está en el reloj... ...
Tiempo de Dulce María Loynaz
El beso que no te di se me ha vuelto estrella dentro. ¡Quién lo pudiera tornar —y en tu boca...— otra vez beso! Quién pudiera como el río ser fugitivo y eterno: Partir, llegar, pasar siempre y ser siempre el río fresco... Es tarde para la rosa. Es pronto para el invierno. Mi hora no está...
El infierno de Félix Grande
El bien irreparable que me hizo tu belleza y la felicidad que se llevó tu piel son como dos avispas que tengo en la cabeza poniendo azufre donde consevaba tu miel. ¡Cambió tanto la cena! Botijas de tristeza en vez de vasos de alba tiene hoy este mantel y aquel fervor, ...
Folo de Rubén Darío
El biforme ixionida comprende de la altura, por la materna gracia, la lumbre que fulgura, la nube que se anima de luz y que decora el pavimento en donde rige su carro Aurora, y la banda de Iris que tiene siete rayos cual la lira en sus brazos siete cuerdas, los mayos en la fragante tierra ...
Peces de piel fugaz de Coral Bracho
El borde es una boca finísima, una escisión aguda y deslumbrante el negro como una forma de luz que marca orillas, espacios entor- pecidos, fuegos limítrofes . A medida que avanzo el agua cambia. La fiesta estaba impregnada de pequeños monos inabordables. Alguien incrustó ...
El tigre de Alberto Girri
El bostezo, el paseo circular, el prisionero, la majestad, como la más implacable de las formas. Diríase que combina en su derrota la reflexión de la mente con la mirada de sus antecesores, pero contemplándolo nuestra curiosidad es una derrota mayor porque no somos lo que aquéllos...
El buscador de Ricardo Hernández Bravo
El buscador de joyas traga estiércol como abono a una tierra sin raíces. Escarba cuerpos con sus uñas negras y arranca corazones picados de gusano. En cada frente de mina esa veta de ojos que se resiste al picador. De El ojo entornado (1996)
Jorge Luis Borges mira jugar al ajedrez en una calle de barrio de Floridor Pérez
El caballo salta del tablero y pierde por una cabeza en el bar vecino donde los peones pierden la cabeza en alcohol estridente. La Dama del barrio gira en esa música ebria Bajo la falda sus piernas se deslizan con movimiento oblicuo de inversos alfiles El poeta mira al jugador y éste a la pieza...
El caballo se está comiendo las velloritas… (Ánima) de José Kozer
El caballo se está comiendo las velloritas del campo, sé que va a llover. Va a llover agua sobre agua el río estará lleno de la imagen del caballo (velloritas) las gotas de agua. Un vaso de agua pasada por agua perdí el apetito por las confituras cañaverales en flor...
El cabello... de Haroldo Shetemul
El cabello al aire volando proyectado sobre los hombros y un desaparecer sin huellas eran acaso la visión perfecta encubierta de nácar y sin luz (De: Columnas de fuego) Fuente: Rodrigo Carrillo
Dominio de la noche de Luis Antonio de Villena
El cabello se esparce suavemente en el lino, como un mar que es el oro si despacio amanece. Suavemente se pliegan las pestañas, y los besos se duermen en los labios y respiran flores. Ignora la cintura que es sagrada la mano que sorpende un leve ardor, la mano abandonada ...
Septiembre 23/73 de Floridor Pérez
El cabo de guardia busca algo bailable y sigue el ritmo con...
El cadáver de Krishna yace sobre la hierba... de Carlos Ardohain
El cadáver de Krishna yace sobre la hierba es una mancha azul en medio de tanto verde tiene los ojos abiertos apuntando al cielo ojos abiertos que no miran nada un pájaro parado en su vientre se entretiene picoteándole el sexo aunque no parece apetecerle mucho dos o tres ...
El cielo de París de Yolanda Pantin
El cadáver es el estado final del sufrimiento -Peter Handke-I Abril es el mes más cruel y los peores poetas escribimos en primera persona versos que no importan a nadie (Escribe: el mundo) El mundo es el ombligo Abrir abrir la carne (ver) soñar con la ciudad de la infancia el país ...
Para andar y mirar de Vicente Huidobro
El camino existe Tiene una vida propia y busca dónde beber un poco de agua Un pájaro canta gota a gota en su rincón obscuro Muere como una ola al fin de su canción Ha plantado sus cantos en el fondo de su alma Y en el cielo que se los lleva Germinarán al otro lado en plenitudes y vivir ...
En el Exilio (III) de Mayamérica Cortez
El camino se ha detenido. El frío se cuela penetrante en mi alma. ¿Soledad? Sí, siempre estuvo allí. Indecibles las palabras se quedan estáticas mudas ante mí. El silencio abrumante es cristal opaco que se quiebra en las horas de café, cigarrillos notas cuadrando en mi horario. ...
Burocrático (12) de Juan Calzadilla
El camino se recorre a sí mismo. No eres tú el que lo recorre. Tú te recorres a ti mismo, así transites de arriba abajo dejando atrás linderos, cuerpos, orígenes. No te hagas ilusiones pensando que partes por regresas que abres camino. El tuyo comienza y concluye en ti mismo. ...
Crepúsculo argentino de Arturo Carrera
El campo, un espacio donde los niños confunden la belleza con la felicidad; la luz los atonta, el flash doméstico y natural los oculta en catacumbas, agujeros negros, blancos conventos insonorizados, sin follaje... oh pequeños religiosos de la exigencia: una sonrisita fosforescente ...
Fragmento V /3 de La marcha de 150.000.000 de Enrique Falcón
el Canal se extiende, en su parte principal, desde la presa del Pinjab, a lo largo de novecientos quilómetros llegan, hasta donde desembocan Beas y Sutlej, áridas, las matanzas negras del olivo, tú nunca llegaste, amor, hasta las fiestas, fueron silbo y desolación del hombre ...
Carta a Luci de Julio Leite
El canario canta y por sus trinos sólo logra rejas. El hornero no canta, trabaja el barro con plumitasy pasto hasta lograr la casa y cielo al viento encuentra abrigo para los suyos. El cóndor nos vuela el continente y es América con alas... luego están los tordos roban nidos y graznan los caranchos ...
Tres misterios gozosos de Luis Cernuda
El cantar de los pájaros, al alba, cuando el tiempo es más tibio, alegres de vivir, ya se desliza entre el sueño, y de gozo contagia a quien despierta al nuevo día. Alegre sonriendo a su juguete pobre y roto, en la puerta de la casa juega solo el niñito consigo, y en dichosa ignorancia, ...
Los mirlos de Alberto Blanco
El canto de los mirlos compuesto en la quietud es como un pensamiento. Por momentos parece crecer para luego concentrarse en su puntual irradiación. Si se le presta atención cada pétalo de sonido convoca a su contrario. Se diría que este silbido es tan sólo la mitad ...
El canto quiere ser luz... de Federico García Lorca
El canto quiere ser luz. En lo oscuro el canto tiene hilos de fósforo y luna. La luz no sabe qué quiere. En sus límites de ópalo, se encuentra ella misma, y vuelve.
Carnaval de Elina Wechsler
El carnaval explota en sus colores. Un hombre baila con la muerte en el centro de la pista, lleva en sus brazos un esqueleto y todos miran, ríen y sospechan. Hay hombres que creen que el carnaval constituye algo así como la vida, se disfrazan a diario, disfrazan a sus mujeres. ...
Una tempestad, de noche, en Orizaba de José Joaquín Pesado
El carro del Señor, arrebatado de noche, en tempestad que ruge y crece, los cielos de los cielos estremece, entre los torbellinos y el nublado. De súbito, el relámpago inflamado rompe la oscuridad y resplandece; y bañado de luces aparece sobre los montes el volcán nevado. ...
Solitaria Mascarita de Raúl González Tuñón
El cascabel es una flor con música, (opinión de Adolfo Enrique) No hay nada más triste que una máscara suelta y ahora, cuando el carnaval es triste, pero esa lleva un gorro de cascabeles, eh, y el cascabel es una flor con música. (En los remotos comienzos del hombre sin duda un niño ...
Una sirena eterna (VII) de Isolda Dosamantes
El cazador deja libre a la presa: la ventana, la puerta, la reja de par en par, reciben el aire fresco y la luz cegadora del invierno. Selección del poemario inédito UN GRITO EN EL ARCA de Isolda Dosamantes
Alondras que mueren deslumbradas (I) (El Cazador...) de Jorge Fernández Granados
El cazador sabe el truco para apresar a las alondras: Cubre una mediana esfera con espejos y la sostiene de la rama más alta de un árbol. Cuando la luz la toca la esfera es una flor de agujas luminosas y somete la borrosa voluntad, el fuego sutil de las alondras. Entonces ...
Vanidad de macho de Rodrigo Carrillo
El centauro se hizo un espejo miró su cara peluda su barba tinta de vino sus manos sus cascos Pero el reflejo era pequeño y no pudo ver los cuernos que le habían crecido en la última primavera (De: Conciertomiedo)
Escena de radiante convicción de David Escobar Galindo
El centinela se hunde en la distancia de sí mismo cuando la tarde llega con su golpe de especias, y entonces cierro el arca que guarda tus pañuelos, niña mujer de largos cabellos encendidos, y camino hasta el fondo de tus manos. 27-III-75 (De: Cornamusa)
El centro del amor... de Roberto Juarroz
El centro del amor no siempre coincide con el centro de la vida. Ambos centros se buscan entonces como dos animales atribulados. Pero casi nunca se encuentran, porque la clave de la coincidencia es otra: nacer juntos. Nacer...
Décimas al Che de Pedro Rivera
El Che en su paso postrero —para que América andes— en el dolor de los Andes sembró su amor guerrillero; sembró su grito sincero y su fusil combativo y si por duro motivo el Che Guevara está muerto tampoco es ya menos cierto que entre la tierra está vivo. América del mendigo...
Castilla de Manuel Machado
El ciego sol se estrella en las duras aristas de las armas, llaga de luz los petos y espaldares y flamea en las puntas de las lanzas. El ciego sol, la sed y la fatiga. Por la terrible estepa castellana, al destierro, con doce de los suyos polvo, sudor y hierro el Cid cabalga. Cerrado está el mesón ...
Castilla de Manuel Machado
El ciego sol se estrella en las duras aristas de las armas, llaga de luz los petos y espaldares y flamea en las puntas de las lanzas. El ciego sol, la sed y la fatiga. Por la terrible estepa castellana, al destierro, con doce de los suyos —polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga. Cerrado...
El cielo aquel pintado con tizas de colores de Enrique Azcoaga
El cielo aquel pintado con tizas de colores; el sol que se empozaba tantos jueves para los largos temporales Cuando se empoza el sol en jueves, antes del domingo llueve... Aquellas calles largas con carros y viñeros; el pregonero del Ayuntamiento y el tío del rabiche ; el carro del ...
Cercano a lo que importa (II) de Angel Campos Pámpano
El cielo de la tarde aún es un incendio, una piedra quemada que lentamente envejece. El aire es limpio y bajo como un nuevo placer que tú desconocías. Se alboroza el silencio. Melodía de alas entre las hojas vivas. Escondido en la tela, te sobrecoge un pájaro, ...
Mi laberinto de Alberto Blanco
El cielo es inmenso sobre las torres disparejas que coronan esta colina en la Isla de Francia Las gárgolas negras y las golondrinas hacen su nido sin hacer distinciones entre santos, vírgenes y pecadores Y lo que por dentro es noche ornada de monstruos y vitrales joyas de la mente, iluminaciones...
El paseo de Luis Vidales
El cielo espejea entre los árboles. Los árboles se imaginan que están a orillas de un lago color violeta. Nosotros advertimos el engaño y a grandes voces espantamos a los árboles como si se tratara de unos altos pájaros verdes que hubieran escondido en el plumaje la otra pierna. ...
Calma en el mar de José María Heredia
El cielo está puro, La noche tranquila, Y plácida reina La calma en el mar. En su campo inmenso El aire dormido La flámula inmóvil No puede agitar. Ninguna brisa Llena las velas, Ni alza las ondas Viento vivaz. En el oriente Débil meteoro Brilla y disípase Leve, fugaz. Su ebúrneo semblante ...
Au die freude / Oda a la alegría de Luis Hernández Camarero
El cielo tiene varios Momentos El momento azul Cuando no hay Ni una nube Y los cuerpos Bajo el sol Corren Se secan Compran bebidas Dulces Como el océano A través de las cuales Puedes ver Un mundo rojo whisky Sobre las rocas O cerveza helada S/.15 O algún licor ...
En el cielo de Luis G. Urbina
El cielo y yo quedamos frente a frente. Y era como un tropel de informes canes persiguiendo una fuga de titanes las nuebes milagrosas del Poniente. En el fondo de púrpura candente, los forzados y altivos ademanes erguíase en coléricos afanes y vaguedad de sueño... De repente se iluminó ...
El cielo ya no es una esperanza... (Poesía Vertical VI - 102) de Roberto Juarroz
El cielo ya no es una esperanza, sino tan sólo una expectativa. El infierno ya no es una condena, sino tan sólo un vacío. El hombre ya no se salva ni se pierde tan sólo a veces canta en el camino.
Hora de la ceniza (II) de Roque Dalton
El cínico Claro es que no tengo en las manos el derecho a morirme ni siquiera en las abandonadas tardes de los domingos. Por otra parte se debe comprender que la muerte es una manufactura inoficiosa y que los suicidas siempre tuvieron una mortal pereza de sufrir. Además, debo la cuenta ...