25 poemas aleatorios en audio
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Salvador Novo En la voz de Salvador Novo Gracias, Señor, porque me diste un año... | |
Gracias, Señor, porque me diste un año en que abrí a tu luz mis ojos ciegos; gracias porque la fragua de tus fuegos templó en acero el corazón de estaño. Gracias por la ventura y por el daño, por la espina y la flor; porque tus ruegos redujeron mis pasos andariegos a la dulce quietud de tu rebaño... | |
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Fayad Jamís En la voz de Fayad Jamís Muchacha en Banao | |
El ómnibus se detuvo. Los viajeros bajaron uno a uno. Tú estabas entre la multitud de muchachas que trabajan esa tierra y el sol de mediodía. Los viajeros se asomaron a los surcos, a los rostros; interrogaron y sudaron, y luego volvían al ómnibus cuando tú te me acercaste y empezaste a hablarme... | |
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Pablo Neruda En la voz de Pablo Neruda Buenos días... ¿Puedo pasar?... | |
Buenos días... ¿Puedo pasar? Me llamo Pablo Neruda, soy poeta. Vengo llegando ahora del norte, del sur, del centro, del mar, de una mina que visité en Copiapó. Vengo llegando de mi casa de Isla Negra y te pido permiso para entrar en tu casa, para leerte mis versos, para que conversemos... | |
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Cintio Vitier En la voz de Cintio Vitier De mi provincia | |
Vuelve la tarde cuando el niño polvoriento se echa al río y suena su peso en las nubes como un fresco morado distinto que abre suavemente los ojos de la mujerzuela sentada huesuda y eterna en el parque. Dónde estará mi sombrero, pregunta con el único zapato interrogante que tiene, y... | |
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Leopoldo Panero En la voz de Adolfo Marsillach Cántico | |
Es verdad tu hermosura. Es verdad. ¡Cómo entra la luz al corazón! ¡Cómo aspira tu aroma de tierra en primavera el alma que te encuentra! Es verdad. Tu piel tiene penumbra de paloma. Tus ojos tienen toda la dulzura que existe. Como un ave remota sobre el mar tu alma vuela. Es más... | |
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Eduardo Langagne En la voz de Eduardo Langagne Un ramo de rosas | |
Una es la rosa que hirió a Rilke, quisiera por ello escarmentarla, pero no puedo; le temo y me fascina, me obsesiona la rosa memorablemente enlazada a nuestras vidas. Elegí alguna más de entre las milagrosas rosas de Juan Diego que la ilusión dibuja en un ayate... | |
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Clara Silva En la voz de Clara Silva Casi en mi ser | |
Casi en mi ser y por su ser paloma, sólo sé que mi sombra es su guarida, ciega en la luz su noche enrarecida pide mi vida y sólo muerte toma. Pico furtivo en su nocturno idioma sigue y persigue sangre perseguida, toma el morir y vive mi caída si a la vida se asoma o no se asoma... | |
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León de Greiff En la voz de León de Greiff Nocturno No 3, en fa mayor (Adagietto Catabile) | |
Por gracia de la noche desolada yace ahora el espíritu en reposo. Como es en balde, no desea nada: definitiva, definitivamente desdeñoso. Por gracia de la noche, que reviste (y, así, nunca), ropajes de negrura, sin esperanza ensueña el alma triste que de nada se cura. En la paz del... | |
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Eduardo Langagne En la voz de Eduardo Langagne Ramón López Velarde | |
Una gitana sabe que el futuro tiene una asfixia agónica en tu mano y danzando te irás, siguiendo un piano, hacia el melódico horizonte oscuro. Con el gélido aliento de la calle se hiela tu esqueleto atribulado; a la mujer de negro has contemplado en la letal atmósfera del valle... | |
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Octavio Paz En la voz de Octavio Paz Al alba busca su nombre... | |
Al alba busca su nombre lo naciente Sobre los troncos soñolientos centellea la luz Galopan las montañas a la orilla del mar El sol entra en las aguas con espuelas La piedra embiste y rompe claridades El mar se obstina y crece al pie del horizonte Tierra confusa inminencia de escultura... | |
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Ramón del Valle Inclán En la voz de Ramón del Valle Inclán Rosa en Job | |
Todo hacia la muerte avanzade concierto, toda la vida es mudanzahasta ser muerto! ¡Quién vio por tierra rodadoel almenar y tan alto levantadoel muladar! ¡Mi existir se cambia y mudatodo entero, como árbol que se desnudaen el enero! ... | |
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Mario Bojórquez En la voz de Mario Bojórquez Canto (IX) | |
Ninguno podrá jamás decir de ti Tuve su mano franca junto a la mía estrechando el deseo Haciendo de una fuerza común un compartido sueño Si alguien te vio no supo nunca el color de tus ojos La vena matriz de tu corazón Apenas diste un paso para retroceder Y un gesto que acusaba... | |
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Gustavo Adolfo Bécquer En la voz de Favio Camero Una mujer me ha envenenado el alma... (Rima LVXXIX) | |
Una mujer me ha envenenado el alma; otra mujer me ha envenenado el cuerpo; ninguna de las dos vino a buscarme; yo, de ninguna de las dos me quejo. Como el mundo es redondo, el mundo rueda. Si mañana, rodando, este veneno envenena a su vez, ¿por qué acusarme? ¿Puedo dar más de lo que... | |
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Gustavo Adolfo Bécquer En la voz de Favio Camero Las ondas tienen vaga armonía... (Rima LXXII) | |
PRIMERA VOZ Las ondas tienen vaga armonía; las violetas, süave olor; brumas de plata la noche fría, luz y oro el día; yo algo mejor: ¡yo tengo Amor! SEGUNDA VOZ Aura de aplausos, nube rabiosa, ola de envidia que besa el pie, isla de sueños donde reposa el alma ansiosa. ¡Dulce... | |
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Dulce María Loynaz En la voz de Dulce María Loynaz Al Almendares | |
Este río de nombre musical llega a mi corazón por un camino de arterias tibias y temblor de diástoles... Él no tiene horizontes de Amazonas Ni misterio de Nilos, pero acaso ninguno le mejore el cielo limpio ni la figura de su pie y su talle. Suelto en la tierra azul... Con las estrellas pastando en los potreros de la Noche... | |
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Julio Herrera y Reissig En la voz de Ángel Rama El banco del suplicio | |
A punto de dormirte bajo el ledo suspiro del arcángel que te guía, hirióme el corazón tu analogía con una ingrata que olvidar no puedo. Reclinada en el banco del viñedo, junto al tilo de exánime apatía, al iluso terror de que eras mía me arrodillé con tembloroso miedo. Partido por antiguo sufrimiento... | |
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Vilma Vargas En la voz de Vilma Vargas Techo bajo | |
El cuerpo quiere rendirse y no sé como aguardas todavía en vez de maldecir. Nada pasa. Se mueven algunos tallos; un silbido entra por la ventana. Tienes que aprender a alejarte y no digas después dónde estuviste. Cómo podrían entender Los que no han aruñado las paredes... | |
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Sor Juana Inés de la Cruz En la voz de María Teresa Aviña Al que ingrato me deja, busco amante... | |
Al que ingrato me deja, busco amante; al que amante me sigue, dejo ingrata; constante adoro a quien mi amor maltrata; maltrato a quien mi amor busca constante. Al que trato de amor, hallo diamante y soy diamante al que de amor me trata; triunfante quiero ver al que me mata y mato a quien me quiere ver triunfante... | |
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William Ospina En la voz de William Ospina Del regreso imposible | |
Años de soledad, años de prisa. La pirámide, el ala y el desgaste. Después de aquellos años regresaste, iguales la belleza y la sonrisa. Algo sentí, no sé por qué, desierto, y era por eso, al fin, que había llorado. Algo en tu corazón había cambiado, imperceptible casi, pero cierto... | |
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Gustavo Adolfo Bécquer En la voz de Favio Camero Yo sé un himno gigante y extraño... (Rima I) | |
Yo sé un himno gigante y extraño que anuncia en la noche del alma una aurora, y estas páginas son de ese himno cadencias que el aire dilata en la sombras. Yo quisiera escribirlo, del hombre domando el rebelde, mezquino idioma, con palabras que fuesen a un tiempo suspiros y risas,... | |
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Federico García Lorca En la voz de Laura Castanedo El canto quiere ser luz... | |
El canto quiere ser luz. En lo oscuro el canto tiene hilos de fósforo y luna. La luz no sabe qué quiere. En sus límites de ópalo, se encuentra ella misma, y vuelve... | |
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Gustavo Adolfo Bécquer En la voz de Favio Camero Podrá nublarse el sol eternamente... | |
Podrá nublarse el sol eternamente; podrá secarse en un instante el mar; podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal. ¡Todo sucederá! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón; pero jamás en mí podrá apagarse la llama de tu amor. De: Rimas, leyendas y... | |
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Jaime Labastida En la voz de Jaime Labastida Poema en tiempo de guerra | |
No me duele morir. Tengo hambre de tiempo, costra de las cosas, de destrucción, de lucha; somos la imagen del derrumbe, una montaña contraída de ácidos; bebemos agua serenada y un diamante es el cimiento sobre el cual construimos edificios de espuma. Apenas se puede avanzar porque... | |
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Alí Chumacero En la voz de Alí Chumacero Anunciación | |
Inserto en soledad de palabra vertida que apenas hiriera el silencio, siento la voz del sueño con su descenso casi imperceptible y sus labios de hielo, mas no el letal dolor que de mí nace, ni la perenne dicha del misterio aclarado más allá de las cosas, del último verano de la... | |
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José Luis Bustamante y Rivero En la voz de Marcelo Cejas Ciudad que fue | |
Esas casas viejas de las calles solas, esas casas viejas y destartaladas en que la carcoma de los años idos desunió las tejas y honrado los nidos; esas agrietadas casos españolas de churriguerescas y rancias portadas con el monograma del Señor Jesús: tres letras en relieve y una cruz; esas casas grandes, de zaguán sonoro... | |
