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listado de poemas en audio por primeros versos letra n

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203 poemas con la letra "n"

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Mosquitos de José Emilio Pacheco
Nacen en los pantanos del insomnio. Son negrura viscosa que aletea. Vampiritos inermes, sublibélulas, caballitos de pica del demonio...
Nací para ser marino... de Rafael Alberti
Nací para ser marino y no para estar clavado en el tronco de este árbol. Dadme un cuchillo. ¡Por fin, me voy de viaje! ¿Al mar, a la luna, al monte? ¡Qué sé yo! ¡Nadie lo sabe! Dadme un cuchillo. De: Marinero en...
Arrullo patagón de Gabriela Mistral
Nacieron esta noche por las quebradas liebre rojiza, vizcacha parda. Manar se oyen dos leches que no manaban, y en el aire se mueven colas y espaldas. ¡Ay, quién saliese, ay, quién acarreara en brazo y brazo la liebre, la vizcacha! Pero es la noche...
Autobiografía de Hermanos Álvarez Quintero
Nacimos entre espigas y olivares. El uno esperó al otro en la lactancia, y en el primer pinito de la infancia ya escribimos comedias y cantares. Después libros y novias y billares ¡memorias que iluminan la distancia! ; luego una juventud, cuya fragancia envenenan agobios y...
Iré a Sao Paulo un día de Fabio Morábito
Naciste en la ciudad más industrial de América Latina, en sus afueras que te han hecho arisca y alérgica al domingo, enfrente de los prados que cruzan los obreros con sus viandas, callados por el frío, para alcanzar el metro. Cuando llegó el momento de caminar con ellos codo a codo...
Nuevo puerto de Carmen Alardín
Nada de nuevo al mar podemos darle que los restos de todos los naufragios. Su lindero infernal nada permite bajo el secreto de las viejas algas. Todo se ha dicho ya. Todo han callado muy a tiempo las brisas, las arenas. Nada nuevo al amor han de brindarle nuestros nombres grabados...
Príncipe oscuro de Fina García Marruz
Nada entiendo, Señor, di lo que he sido. Virgen es todo acto, el más impuro. Yo no puedo llegar a esos oscuros ángeles que he engendrado y que he movido Acto, reminiscencia de lo puro, que tan sólo una vez es poseído. ¡Oh su extraña inocencia en lo perdido, que espera tus nevados...
Irrealidad de Thelma Nava
Nada es real el amor está detrás de cualquier puerta (¿pero cuál?) desconocido al que estuve a punto de hallar tantas veces sin conseguirlo. La mitad de mi vida lo he intentado. Nada es real mundo que se construye como una garra del sueño higo inmaduro soledad sola dicha dicha repetida...
Nada es real sino tu ceño... de Martín Adán
Nada es real sino tu ceño Y una roca Y alguna mano humana que va haciendo La vista, la cosa, la forma Y la divinidad de lo inmediato, Y el instante del sentido, y el vientre en sombra. Piedra, escúchame: Yo te quiero enseñar y engañar. La Soledad es una cosa. Como las que encierras, y no es más. La Soledad es como tu cielo...
Nada fue nada... de Martín Adán
Nada fue nada; Así es la vida, Todo será otra vez; Así es lo eterno. En esta noche, en esta hora, El mundo nació... hacia olvidos. Tú estabas ya. Tú no hiciste nada Machu Picchu, sino mi grito. Yo no nací para humano, Y de lo inmediato, lo divino, Lo sensibilísimo, lo irrazonable Me persigue como mi sombra...
Nada parece igual al que se queda... de Juan José Alcolea
Nada parece igual al que se queda asido al maderamen de la vida en la agenda postrera del naufragio, porque las horas, hambrientas del sabor de la ceniza, acaban de cegarnos los vitrales que el tiempo nos abrió para una historia. Era silencio y tiempo de llorar. Todas las bocas...
Se canta al mar de Nicanor Parra
Nada podrá apartar de mi memoria La luz de aquella misteriosa lámpara, Ni el resultado que en mis ojos tuvo Ni la impresión que me dejó en el alma. Todo lo puede el tiempo, sin embargo Creo que ni la muerte ha de borrarla. Voy a explicarme aquí, si me permiten, Con el eco mejor de mi garganta...
E pur si muove de Oscar Oliva
Nada se mueve en la ciudad. Dejo caer mi mano, y nada. Respiro hondo: sólo mi pecho en esta habitación se mueve como la leche en un vaso. Días y días levantando objetos, gritando, azotando puertas, escandalizando, y nada. Nada se mueve en la ciudad. La ciudad no da señales de vida...
Nada te turbe de Santa Teresa de Jesús
Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: Sólo Dios basta...
Alba de Dios de José Luis Prado Nogueira
Nada turbaba el secular abrazo del silencio y de Dios, mas del Coloso el Verbo se nutría, en el undoso sueño de su fructífero regazo. Algo cruzó la noche, un latigazo de cólera y de amor al grave esposo, dio la fecundidad, quebró el reposo de aquel doliente y unitivo lazo...
Soledad de Jorge Fernández Granados
Nada va a salvarnos. Ni el amor, ni la fe, ni la palabra. Nada va a saber que fuimos tantos embarcados en el haz de la ternura, angustiados y desnudos, errantes y remotos. Nadie hablará por nadie. A cada quien se le rompe el alma con sus propios días mal escritos o se le seca la espiga del mundo...
Alusión a una sombra de mil ochocientos noventa y tantos de Jorge Luis Borges
Nada. Sólo el cuchillo de Muraña. Sólo en la tarde gris la historia trunca. No sé por qué en las tardes me acompaña Este asesino que no he visto nunca. Palermo era más bajo. El amarillo Paredón de la cárcel dominaba Arrabal y barrial. Por esa brava Región anduvo el sórdido cuchillo...
Primer día de vacaciones de Luis García Montero
Nadaba yo en el mar y era muy tarde, justo en ese momento en que las luces flotan como brasas de una hoguera rendida y en el agua se queman las preguntas, los silencios extraños. Había decidido nadar hasta la boya roja, la que se esconde como el sol al otro lado de las barcas. Muy...
Nadadora de noche de Pedro Salinas
Nadadora de noche, nadadora entre olas y tinieblas. Brazos blancos hundiéndose, naciendo, con un ritmo regido por designios ignorados, avanzas contra la doble resistencia sorda de oscuridad y mar, de mundo oscuro. Al naufragar el día, tú, pasajera de travesías por abril y mayo, te...
Carnet de identidad de Manuel Alcántara
Nadie avisó. Más tarde o más temprano se supusieron que lo aprendería. Nadie me dijo: riega a la alegría, los muertos son terreno de secano. Todo lo que me importa está lejano. Si yo hubiera sabido a qué venía os juro que vivir yo qué sabía no me hubiera ganado por la mano. Me...
El grito de Nuria Parés
Nadie eligió su herencia. Ni tú ni yo. Nosotros no elegimos. Fue un desigual reparto. Fue un trallazo, un tajo doloroso y dolorido, un cuchillo de sombras, una herida derramada en hondura y sin alivio... Y aquí estoy, aquí estamos con nuestra herencia en alto...
Poemas menores de León Felipe
Nadie fue ayer ni va hoy, ni irá mañana hacia Dios por este mismo camino que yo voy. Para cada hombre guarda un rayo nuevo de luz el sol... y un camino virgen Dios. * Para mí el borbón sólo. A vosotros os dejo la vara justiciera, el caduceo, el báculo y el cetro. Para mí el borbón...
Nadie ha tirado estas hojas... de Víctor Sandoval
Nadie ha tirado estas hojas, las trae un viento maduro y macizo de fustas y golpes categóricos. Las hojas contradicen a la estación y al día. Si abro la mano duerme en el fondo una moneda. Los hombres, de corazón bicorne y suspirante, son dueños de las contradicciones, de las hojas y...
Poema de los dones de Jorge Luis Borges
Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la noche. De esta ciudad de libros hizo dueños a unos ojos sin luz, que sólo pueden leer en las bibliotecas de los sueños los insensatos párrafos que ceden...
Geografía física de Rafael Alberti
Nadie sabe Geografía mejor que la hermana mía. La anguila azul del canal enlaza las dos bahías. Dime, ¿dónde está el volcán de la frente pensativa? A pie de la mar morena, solo, en un banco de arena. (Partiendo el agua, un bajel sale del fondeadero. Camino del astillero, va...
Fe de vida de Luis García Montero
Nadie sabrá las veces, las mil veces, después de la tristeza o de la humillación, que envidié la sonrisa de los cínicos, esa distancia fría de sus labios ante la realidad. Son como estatuas sobre el declive amargo del otoño, y en las seguridades de la piedra no conciben el riesgo de...
Nadie sale... de Rubén Bonifaz Nuño
Nadie sale. Parece que cuando llueve en México, lo único posible es encerrarse desajustadamente en guerra mínima, a pensar los ochenta minutos de la hora en que es hora de lágrimas. En que es el tiempo de ponerse, encenizado de colillas fúnebres, a velar con cerillos algún recuerdo ya cadáver...
Auvers-sur-Oise de Blanca Varela
Nadie te va a abrir la puerta. Sigue golpeando. Insiste. Al otro lado se oye música. No. Es la campanilla del teléfono. Te equivocas. Es un ruido de máquinas, un jadeo eléctrico, chirridos, latigazos. No. Es música. No. Alguien llora muy despacio. No. Es un alarido agudo, una enorme,...
Vida, pasión y muerte del anti-hombre (I) de Pedro Geoffroy Rivas
Nascencia en el paisaje igual a siempre y olvidado siempre, Incierto, de cenizas amarillas y dulces, Idéntico a sí mismo desde hace quién sabe cuántos vagos y ardorosos milenios, Ecuación desmedida en el preciso instante en que el grito y la sangre se confunden, Allá Cuando mi madre...
Talpa de Juan Rulfo
Natalia se metió entre los brazos de su madre y lloró largamente allí con un llanto quedito. Era un llanto aguantado por muchos días, guardado hasta ahora que regresamos a Zenzontla y vio a su madre y comenzó a sentirse con ganas de consuelo. Sin embargo, antes, entre los trabajos de tantos días difíciles...
Navidad de Manuel Mujica Lainez
Navidad: nave e vida, iluminado bajel, con un Niño timonel y una estrellita prendida en un pino de Noel. Va en el aire prendida por ángeles de papel, y hay un cántico doncel en su estela dividida. Navidad: nave de vida. Súbete pronto al bajel. Ve que el niño te convida y que su...
Duración de Octavio Paz
Negro el cielo Amarilla la tierra El gallo desgarra la noche El agua se levanta y pregunta la hora El viento se levanta y pregunta por ti Pasa un caballo blanco II Como el bosque en su lecho de hojas tú duermes en tu lecho de lluvia tú cantas en tu lecho de viento tú besas en tu lecho de chispas...
Negros fantasmas... de Gustavo Adolfo Bécquer
Negros fantasmas, nubes sombrías, huyen ante el destello de la luz divina. Esa luz santa, niña de negros ojos, es la esperanza. Al calor de sus rayos mi fe gigante contra desdenes lucha sin amenguarse. En este empeño es, si grande el martirio, mayor el premio. Y si aún muestras,...
Nocturno alterno de José Juan Tablada
Neoyorquina noche dorada Fríos muros de cal moruna Rectors champaña fox-trot Casas mudas y fuertes rejas Y volviendo la mirada Sobre las silenciosas tejas El alma petrificada Los gatos blancos de la luna Como la mujer de LothY sin embargo es una misma en New York y en Bogotá LA...
A mi hermano de Frank País
Nervio de hombre en cuerpo joven, coraje y valor en cuerpo acerado ojos profundos y soñadores, cariño pronto y apasionado. Era su amistad: amistad sincera. Su crítica sagaz y profunda, ideal que no claudica ni doblega rebeldía que llevara hasta la tumba. Estaba entre los héroes su destino...
Coplas del vino de Nicanor Parra
Nervioso, pero sin duelo a toda la concurrencia por la mala voz suplico perdón y condescendencia. Con mi cara de ataúd y mis mariposas viejas yo también me hago presente en esta solemne fiesta. ¿Hay algo, pregunto yo más noble que una botella de vino bien conversado entre dos almas gemelas?...
Cruz de viento de Rafael Alberti
Nevada clara de nieve, flor de los témpanos, tú, sobre una corza marina. Norte. Sur. Dorada, clara de oro, flora de los fuegos, tú, sobre un cocodrilo verde. Este. Oeste. De: Marinero en...
Mala fe de Rosario Castellanos
Ni el cielo constelado de estrellas ni la ley moral, urdida en la raíz del hombre. No, a diferencia exacta de Kant, no me suscitan tales contemplaciones tales meditaciones, maravilla o asombro. Me conmueve más bien la vastedad del espacio, la inmensa magnitud de los tiempos y las...
Valle de Oaxaca de Eduardo Zambrano
Ni la vieja gloria de los maravillosos imperios se ha salvado. Ni el orgullo de las catedrales, ni siquiera el remanso de la fe en los monasterios compiten con esa otra arquitectura de cerros y nubes en el Valle de Oaxaca. El tiempo gasta la dura piedra y se desmorona la realidad. El...
Soleá del amor indiferente de Manuel Benítez Carrasco
Ni rencores ni perdón. ¡No me grites. No me llores! ¡lo nuestro ya se acabó!. ¿Rencores? ¿Por qué rencores? ¡No le da a mi señorío guardarle rencor a un río que fue regando mis flores! Tú me diste los mejores cristales de tu corriente, y no sería decente maldecirte por despecho si sé...
Nocturno mar de Xavier Villaurrutia
Ni tu silencio, duro cristal de roca, ni el frío de la mano queme tiendes, ni tus palabras secas, sin tiempo ni color, ni mi nombre, ni siquiera mi nombre que dictas como cifra desnuda de sentido; ni la herida profunda, ni la sangre que mana de sus labios, palpitante, ni la...
Compensación de Juan Rejano
Niebla fija, arboleda de fundidos ramajes, vegetal nebulosa que en su vientre guardara la jubilada imagen de todo el universo. Así tu forma vana, tu firme incertidumbre, medusa de mil sierpes flotando en las orillas donde la nada empieza. Nos robas, nos ocultas, te llevas lo soñado,...
Niña morena y ágil... (Poema XIX) de Pablo Neruda
Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas, el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas, hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos y tu boca que tiene la sonrisa del agua. Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras de la negra melena, cuando estiras los brazos. Tú...
Niña muerte... de Jaime Sabines
Niña muerte, descansa en nuestros brazos quietos. En la sombra, descansa junto a nuestro cuerpo. Cómete mis ojos para mirar adentro, acaba mis labios, mi boca, el silencio, bébete mi alma, bébete mi pecho, niña muerte, mía, que yo te mantengo. La tierra está negra, mi dolor es negro...
A batallas de amor, campo de plumas de José Manuel Caballero Bonald
Ningún vestigio tan inconsolable como el que deja un cuerpo entre las sábanas y más cuando la lasitud de la memoria ocupa un espacio mayor del que razonablemente le corresponde. Linda el amanecer con la almohada y algo jadea cerca, acaso un último estertor adherido a la carne, la...
Canto (IX) de Mario Bojórquez
Ninguno podrá jamás decir de ti Tuve su mano franca junto a la mía estrechando el deseo Haciendo de una fuerza común un compartido sueño Si alguien te vio no supo nunca el color de tus ojos La vena matriz de tu corazón Apenas diste un paso para retroceder Y un gesto que acusaba...
Ningunos de Gonzalo Rojas
Ningunos niños matarán ningunos pájaros, ningunos errores errarán, ningunos cocodrilos cocodrilearán a no ser que el juego sea otro y Matta, Roberto Matta que lo inventó, busque en el aire a su hijito muerto por si lo halla a unos tres metros del suelo elevándose: yéndose de esta...
La tierra de Gabriela Mistral
Niño indio, si estás cansado, tú te acuestas sobre la Tierra, y lo mismo si estás alegre, hijo mío, juega con ella... Se oyen cosas maravillosas al tambor indio de la Tierra: se oye el fuego que sube y baja buscando el cielo, y no sosiega. Rueda y rueda, se oyen los ríos en cascadas que no se cuentan...
Niño viejo... de Miguel de Unamuno
Niño viejo, a mi juguete al romance castellano me di a sacarle las tripas por mejor matar el año. Mas de pronto, estremeciese y se me arrendró la mano pues temblorosas entrañas vertían sonoro llanto. Con el hueso de la lengua de la tradición, badajo, miserere, ave María, tañían en...
España, aparta de mí este cáliz de César Vallejo
Niños del mundo, si cae España digo, es un decir- si cae del cielo abajo su antebrazo que asen, en cabestro, dos láminas terrestres; niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas! ¡qué temprano en el sol lo que os decía! ¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano! ¡qué viejo vuestro...