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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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1807 poemas con la letra "e"

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Antagonistas de Belén Reyes
El amor es como dos piezas dentarias. Cuando una se va... la otra se descuelga se descuelga... de la encía de la vida va y se desengancha. Poco a poco y puerilmente, inútilmente sube o baja. Hasta llenar el hueco que dejó su antagonista, hasta besar el espacio que ocupaba. ...
Ni lo que digo de Ricardo Yáñez
El amor es esa estrella filosa y el desamor quién sabe qué carajos pero yo no soy yo ni este aire mi aire Es un tambor el miedo y la paz un tejido frecuentado pero en mi corazón hay un cangrejo y alguien está torciendo mi pescuezo ¿Qué es el atole blanco? ¿Qué los cigarrillos faros? Pero a quién ...
El amor de Max Jara
El amor es grave y el amor hastía. El ansia del beso mató mi alegría. El beso que espero y el beso que evoco, ambos son dos pasos hacia la agonía; el amor es triste, desmayado y loco. Sólo las mujeres pueden con su carga. Si tras la dudosa bondad de su gesto, el hastío insomne ...
De viva voz de Juan Gustavo Cobo Borda
El amor es monstruoso. Ya no recordamos si alguna vez fuimos otro distinto de quien sólo existe para escuchar una voz, una exigencia brutal, la dulzura inenarrable de un te adoro, te adoro, te adoro , un sarcasmo helado, un sol bajo el cual todo florece de nuevo. (Cuando ella gritaba ...
El amor es una compañía... de Fernando Pessoa
El amor es una compañía. Ya no sé andar solo por los caminos, Porque ya no puedo andar solo. Un pensamiento visible me hace andar más de prisa Y ver menos, y al mismo tiempo gustar de ir viendo todo. aun la ausencia de ella es una cosa que está conmigo. Y yo gusto tanto de ella ...
El amor está en lo que tendemos de José Ángel Valente
El amor está en lo que tendemos (puentes, palabras). El amor está en todo lo que izamos (risas, banderas). Y en lo que combatimos (noche, vacío) por verdadero amor. El amor está en cuanto levantamos (torres, promesas). En cuanto recogemos y sembramos (hijos, futuro). ...
El amor ha tales mañas...(Cancionero de Hernando del Castillo-1511) de Florencia Pinar
El amor ha tales mañas que quien no se guarda dellas, si se l 8242;entra en las entrañas, no puede salir sin ellas. El amor es un gusano bien mirada su figura, es un cáncer de natura que come todo lo sano. Por sus burlas, por sus sañas, dél se dan tales querellas que si s 8242; ...
Cumbre diáfana de David Escobar Galindo
El amor para siempre no es un sueño. Es para siempre siempre que es de veras. Cabiendo en un dedal, contiene esferas. Y siendo intemporal, es tan pequeño. Y ese amor, sin embargo, no es el dueño de nada que no sean sus fronteras. El amor para siempre enseña ojeras; y en el desvelo azul, ...
Viejo milagro de Silvia Elena Regalado
El amor vuelve de los abismos como un viejo milagro en nuestra edad de niños. Y nos desgarra con su voz torrencial para gritarnos que aún estamos vivos.
Volcán de mimbre (IX) de Claudia Herodier
El amor, es del color de mis sandalias. ¿Sabes? A veces, es raro sentirse: ¡Voy descalza! Evito luciérnagas caminantes, piedras gritonas a hombre ¿Sabes? El amor, es del color de mis sandalias... ¡Voy descalza!
El desastre de Jorge Valdés Díaz - Vélez
El ángel de pasión dejó tu casa con un desorden tal que no sabías por dónde comenzar: copas vacías, ceniza por doquier. Y su amenaza rotunda de carmín: En la terraza te aguardo. Un beso. Adiós . Tú conocías la forma de cumplir sus profecías. Temblaste al recordar: ...
mi ángel de Alvaro Miranda Buranelli
el ángel vino a mí de pronto, me protegió tenía el rostro de mi madre: hijo, has vuelto a vivir . Tenía algún tiempo más, supuse, he de enmendar mis criterios, los actos deben ser cambiados. Pero permanecí irreductible hoy podría haber sido ayer o quizás mañana nada cambiaría, ...
Ceremonia recurrente de Julio Cortázar
El animal totémico con sus uñas de luz, los ojos que junta la oscuridd debajo de la cama, el ritmo misterioso de tu respiración, la sombra que tu sudor dibuja en el olfato, el día ya inminente. Entonces me enderezo, todavía batido por las aguas del sueño, vuelvo de un continente ...
El apagado mundo de Armando Uribe Arce
El apagado mundo, el encendido mundo, el eterno, el escarpado monte que hay que subir a pie desnudo en roca viva, sin escaleras, manto oscuro de mineral compacto, piedra almohada, el mundo amado, muro amargo en torno a la espinosa nada a solas. ...
Secreto profesional de Víctor Rodríguez Núñez
El árbol que con desesperación hace gestos al cielo La mañana que voltea su rostro salpicado con leche de crepúsculo El río que de súbitoha perdido la voz entre la algarabía de las piedras La sombra del ahorcado su aliento de ceniza Todo esto tiene viajero algo que decirte ...
Cintura de Elvio Romero
El arco en desazón de tu cintura cimbreó su tallo en fresco movimiento, como si todo el soplo de tu aliento no cupiese en la red de su envoltura. La quemazón del lecho y su blancura, sintió agitarse ese temblor violento de tu cuerpo sembrado por el viento con que ensayé sellar mi quemadura. ...
Cuerpo anterior de Jorge Eduardo Eielson
El arco iris atraviesa mi padre y mi madre. Mientras duermen. No están desnudos Ni los cubre pijama ni sábana alguna Son más bien una nube En forma de mujer y hombre entrelazados Quizás el primer hombre y la primera mujer Sobre la tierra. El arco iris me sorprende Viendo correr lagartijas ...
El arma que te di pronto la usaste de Antonio Gala
El arma que te di pronto la usaste para herirme a traición y sangre fría. Hoy te reclamo el arma, otra vez mía, y el corazón en el que la clavaste. Si en tu poder y fuerza confiaste, de ahora en adelante desconfía: era mi amor el que te permitía triunfar en la batalla en que triunfaste. ...
El armador aquel... de Miguel de Unamuno
El armador aquel de casas rústicas habló desde la barca, ellos sobre la grava de la orilla, y él flotando en las aguas. Y la brisa del lago recogía de su boca parábolas, ojos que ven, oídos que gozan de bienaventuranza. Recién nacían por el aire claro las semillas alabadas, ...
Una sirena eterna (IV) de Isolda Dosamantes
El arquero agita la cuerda y se enternece al ver la piel en espiral, el arquero mira los párpados de la gacela inconsciente, apuntala la flecha: su piel es cuerda de la que surge la vibración certera que desgarra el silencio con tonos agudísimos. Sus pestañas, al deslizarse por el rostro, ...
Una sirena eterna (IX) de Isolda Dosamantes
El arquero es el amante taciturno, el pañuelo es su lengua, recorre cada pie con la paciencia de un escribano cuando le dictan la carta decisiva; los tobillos, las piernas, las caderas en las que el hombre pierde el sentido, enloquece; cierra la puerta para ser fiebre y otra vez abre sus fauces. ...
Una sirena eterna (III) de Isolda Dosamantes
El arquero prepara su flecha hacia la presa: gacela agazapada en el rincón de unas cobijas. Selección del poemario inédito UN GRITO EN EL ARCA de Isolda Dosamantes
El arte nunca es la verdad... de Eduardo Milán
El arte nunca es la verdad pero hay momentos, hay momentos tan ausentes como éste, en que la verdad es una forma de arte, una mina, un trobar, El Dorado. Uno encuentra, dos reconocen, tres cantan en trío -el trinar-, cuatro cantan en coro. Y así, un sí de vez en cuando, ...
Agruras y carcajadas de Rodrigo Carrillo
Él aseguraba que ella no tenía sonrisa Ella le mostró los dientes manchados con sangre de su corazón Él está convaleciente con el consuelo de que ella se indigestó de él
El asesinato se produjo a mediodía... de Ana María Moix
El asesinato se produjo a mediodía, en plena calle y bajo el sol. De la otra acera empezaron a disparar y caí en redondo, tratando de imaginar que clase de pájaro saldría de mi pecho cuando se acercara un compañero para recibir mi último mensaje: que el muchacho que vendía ...
Sin referencias de José Antonio Cedrón
El ave sobre el borde de la fuente baja el pico y me mira recoge su alimento vuelve a bajar el pico y me vuelve a mirar meneando la cabeza alrededor hoteles de altísimo aluminio vidrios rubios detrás de las cabezas un régimen de moscas consumiento el sonido el ave teme observa ...
Mi primer amor de Elías Nandino
El azul es el verde que aleja -verde color que mi trigal tenía-; azul... de un verde, preso en lejanía, del que apenas su huella se despeja. Celeste inmensidad, donde mi queja tiende su mudo velo noche y día, para buscar el verde que tenía, verde en azul... allá donde se aleja... Mi angustia, ...
El Gólgota de Oscar Portela
El azul que ayer poblaba mis ojos y el infinito del azul del mar y el viento la arena mezclada al roza del deseo las lágrimas y los secretos demonios que mantenían mi corazón en vilo y la danza coral en la estación del aura primigenia, la inocente infancia que se negaba a abandonarme ...
Avenue Gambetta de Marisa Trejo Sirvent
El balcón de la avenue Gambetta donde las estaciones se marcan en los árboles en la vegetación inmensa de Père Lachaise Desde este sexto piso París no es más que un cementerio el musgo crece sobre él apariencia de viejo viejo mundo confiture y baguette París, 1981. ...
Hastío de Carmen Jodra
El bello mundo me produce asco. Si pudiera, lo haría saltar en pedacitos por los aires, y con él a mí misma. Yo no pedí vivir; si Tú me hiciste, es tu culpa, no la mía. Atrévete a juzgarme si tu pobre criatura se suicida. Selección: Luis María Anson
Monólogo de Da Vinci ante lo más conocido que pintó de Eduardo Espina
El beneficio de efigie no lo era (ni detrás de las madréporas el estruendo en su otero otra vez) y tú, estados de ti por la tundra, a traer sargazos con quien goza (casi como del cielo saliéndote) en esa la vez cuando un botón si tocan la verdad y por boreal hasta el último abeto que la ve. ...
Tiempo de Dulce María Loynaz
EL beso que no te di se me ha vuelto estrella dentro. ¡Quién lo pudiera tornar -y en tu boca...-otra vez beso! Quién pudiera como el río ser fugitivo y eterno: Partir, llegar, pasar siempre y ser siempre el río fresco... Es tarde para la rosa. Es pronto para el invierno. Mi hora no está en el reloj... ...
El infierno de Félix Grande
El bien irreparable que me hizo tu belleza y la felicidad que se llevó tu piel son como dos avispas que tengo en la cabeza poniendo azufre donde consevaba tu miel. ¡Cambió tanto la cena! Botijas de tristeza en vez de vasos de alba tiene hoy este mantel y aquel fervor, ...
Folo de Rubén Darío
El biforme ixionida comprende de la altura, por la materna gracia, la lumbre que fulgura, la nube que se anima de luz y que decora el pavimento en donde rige su carro Aurora, y la banda de Iris que tiene siete rayos cual la lira en sus brazos siete cuerdas, los mayos en la fragante tierra ...
Peces de piel fugaz de Coral Bracho
El borde es una boca finísima, una escisión aguda y deslumbrante el negro como una forma de luz que marca orillas, espacios entor- pecidos, fuegos limítrofes . A medida que avanzo el agua cambia. La fiesta estaba impregnada de pequeños monos inabordables. Alguien incrustó ...
El buscador de Ricardo Hernández Bravo
El buscador de joyas traga estiércol como abono a una tierra sin raíces. Escarba cuerpos con sus uñas negras y arranca corazones picados de gusano. En cada frente de mina esa veta de ojos que se resiste al picador. De El ojo entornado (1996)
El cabello... de Haroldo Shetemul
El cabello al aire volando proyectado sobre los hombros y un desaparecer sin huellas eran acaso la visión perfecta encubierta de nácar y sin luz (De: Columnas de fuego) Fuente: Rodrigo Carrillo
Dominio de la noche de Luis Antonio de Villena
El cabello se esparce suavemente en el lino, como un mar que es el oro si despacio amanece. Suavemente se pliegan las pestañas, y los besos se duermen en los labios y respiran flores. Ignora la cintura que es sagrada la mano que sorpende un leve ardor, la mano abandonada ...
El cadáver de Krishna yace sobre la hierba... de Carlos Ardohain
El cadáver de Krishna yace sobre la hierba es una mancha azul en medio de tanto verde tiene los ojos abiertos apuntando al cielo ojos abiertos que no miran nada un pájaro parado en su vientre se entretiene picoteándole el sexo aunque no parece apetecerle mucho dos o tres ...
El cielo de París de Yolanda Pantin
El cadáver es el estado final del sufrimiento -Peter Handke-I Abril es el mes más cruel y los peores poetas escribimos en primera persona versos que no importan a nadie (Escribe: el mundo) El mundo es el ombligo Abrir abrir la carne (ver) soñar con la ciudad de la infancia el país ...
Para andar y mirar de Vicente Huidobro
El camino existe Tiene una vida propia y busca dónde beber un poco de agua Un pájaro canta gota a gota en su rincón obscuro Muere como una ola al fin de su canción Ha plantado sus cantos en el fondo de su alma Y en el cielo que se los lleva Germinarán al otro lado en plenitudes y vivir ...
En el Exilio (III) de Mayamérica Cortez
El camino se ha detenido. El frío se cuela penetrante en mi alma. ¿Soledad? Sí, siempre estuvo allí. Indecibles las palabras se quedan estáticas mudas ante mí. El silencio abrumante es cristal opaco que se quiebra en las horas de café, cigarrillos notas cuadrando en mi horario. ...
Burocrático (12) de Juan Calzadilla
El camino se recorre a sí mismo. No eres tú el que lo recorre. Tú te recorres a ti mismo, así transites de arriba abajo dejando atrás linderos, cuerpos, orígenes. No te hagas ilusiones pensando que partes por regresas que abres camino. El tuyo comienza y concluye en ti mismo. ...
Crepúsculo argentino de Arturo Carrera
El campo, un espacio donde los niños confunden la belleza con la felicidad; la luz los atonta, el flash doméstico y natural los oculta en catacumbas, agujeros negros, blancos conventos insonorizados, sin follaje... oh pequeños religiosos de la exigencia: una sonrisita fosforescente ...
Fragmento V /3 de La marcha de 150.000.000 de Enrique Falcón
el Canal se extiende, en su parte principal, desde la presa del Pinjab, a lo largo de novecientos quilómetros llegan, hasta donde desembocan Beas y Sutlej, áridas, las matanzas negras del olivo, tú nunca llegaste, amor, hasta las fiestas, fueron silbo y desolación del hombre ...
Carta a Luci de Julio Leite
El canario canta y por sus trinos sólo logra rejas. El hornero no canta, trabaja el barro con plumitasy pasto hasta lograr la casa y cielo al viento encuentra abrigo para los suyos. El cóndor nos vuela el continente y es América con alas... luego están los tordos roban nidos y graznan los caranchos ...
Tres misterios gozosos de Luis Cernuda
El cantar de los pájaros, al alba, cuando el tiempo es más tibio, alegres de vivir, ya se desliza entre el sueño, y de gozo contagia a quien despierta al nuevo día. Alegre sonriendo a su juguete pobre y roto, en la puerta de la casa juega solo el niñito consigo, y en dichosa ignorancia, ...
Los mirlos de Alberto Blanco
El canto de los mirlos compuesto en la quietud es como un pensamiento. Por momentos parece crecer para luego concentrarse en su puntual irradiación. Si se le presta atención cada pétalo de sonido convoca a su contrario. Se diría que este silbido es tan sólo la mitad ...
El canto quiere ser luz... de Federico García Lorca
El canto quiere ser luz. En lo oscuro el canto tiene hilos de fósforo y luna. La luz no sabe qué quiere. En sus límites de ópalo, se encuentra ella misma, y vuelve.
Carnaval de Elina Wechsler
El carnaval explota en sus colores. Un hombre baila con la muerte en el centro de la pista, lleva en sus brazos un esqueleto y todos miran, ríen y sospechan. Hay hombres que creen que el carnaval constituye algo así como la vida, se disfrazan a diario, disfrazan a sus mujeres. ...