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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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1790 poemas con la letra "e"

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El último caso del inspector de Luis Rogelio Nogueras
El lugar del crimen no es aún el lugar del crimen: es sólo un cuarto en penumbras donde dos sombras desnudas se besan. El asesino no es aún el asesino: es sólo un hombre cansado que va llegando a su casa un día antes de lo previsto, después de un largo viaje. La víctima no es aún la víctima: ...
El luto de Pablo Mora
El luto humano anuncia grandes cementerios bajo la Luna. O bajo los soles de arena y viento, donde los seres de este mundo asistimos a un nuevo Apocalipsis. Sombrío señorío sobre la vida y la ilusoria paz, el exterminio de todo lo que suspira y palpita, en soledad, en multitud, por mar, aire ...
Jorge Debravo de Adriano Corrales
El machetazo metálico despedazó, ciertamente, la motocicleta. Pero yo no pregunto por ella. Pregunto por las palabras que se trizaron en el aire, las impronunciadas, las impronunciables. Pregunto por los niños abandonados en las calles, las madres sin techo ni lecho en la vorágine de un tiempo ...
El aula de Renato Leduc
El maestro de griego nos decía: Las palabras macularon su antigua pureza. Las palabras fueron antes más bellas... Las palabras... Y la voz del maestro se quedaba prendida de una tela de araña. Y un muchacho con cara de Hamlet repetía: Palabras... Palabras... Palabras... ...
El malogrado de Fabián Casas
El malogrado De no haberse tensado en tu fuerza mis poemas no hubieran sido así. Alguien corría muebles mientras te los leía. Después me enceguecí, me faltó el aire y el polvo fue un tatuaje para todos los objetos de mi casa. La maquinaria psicosomática se atascó. ...
El maniquí tras el cristal... de Ricardo Hernández Bravo
El maniquí tras el cristal. Fijos los ojos en un punto invisible a los ojos. Ajeno al tiempo penetra el silencio que lo aísla mientras multitud de vestidos cubren un desnudo huérfano de brazos. Eje de un mundo que gira ignorando su centro. ...
Una Varsovia de la mente (II) de Ana Wajszczuk
El mapa partido, el territorio es lejanía para siempre se aparta de dueños eventuales Para siempre en su pasado que se me cierra para siempre Warszawa como el marco de la puerta después del tembloro es el temblor mismo y tristísimo
El maquillaje chorrea... de Magali Alabau
El maquillaje chorrea como la sangre en el Monte de Getsemaní Para ponerme la máscara indispensable y pugilista hay que encuadrarse delante del espejo, mirar la luz y verse con reto. El ómnibus se oye, desde adentro suena arcoiris encopetado. El prisionero se pone la máscara ...
El célebre océano de Vicente Huidobro
El mar decía a sus olas Hijas mías volved pronto Yo veo desde aquí las esfinges en equilibrio sobre el alambre Veo una calle perdida en el ojo del muerto Hijas mías llevad vuestras cartas y no tardéis Cada vez más rápidos los árboles crecen Cada vez más rápidas las olas mueren ...
Herreros y alquimistas (7) de Ernesto Carrión
el mar existe. Y el cielo puro que cruje entre el cemento. Así la lluvia existe, y la débil danza de su aguja que va deshilachando cada sombra, que por eso dura. Y dios existe; pero igual que un gran artista de maravillosas dotes, nada tiene que ver él con su obra. Pero yo, ...
El mar me habló… de David Escobar Galindo
El mar me habló cuando tus brazos me reconocieron. Yo era un islote preso por la espuma de lo que fue, de lo que pudo ser, y ahora tus brazos me rodeaban mil veces más floridos que la espuma. Y por eso humillado el mar me habló. De: Respiración cruzada Madrid, 2007
El mar no es más que un pozo de Idea Vilariño
El mar no es más que un pozo de agua oscura, los astros sólo son barro que brilla, el amor, sueño, glándulas, locura, la noche no es azul, es amarilla. Los astros sólo son barro que brilla, el mar no es más que un pozo de agua amarga, la noche no es azul, es amarilla, la noche no es profunda, ...
Igualdad de Carlos Bousoño
El mar que suspira. ¿Adónde las naves? La tierra en silencio. El viento en que vas. Carnes, flores, riscos. (¿Qué gorjean las aves?) Evidencias, sombras. Ignoras y sabes. (Ignorar, que es nada. Saber, que no es más.) De: Primavera de la muerte Selección: Guido Ferrer
Muelle de Eyra Harbar
El mar se ancla dormido en la pacífica piedra del muelle, la pared magnífica en que descansan las olas hasta el próximo temporal. (Selección: Juan Daniel Perrotta)
Horal de Jaime Sabines
El mar se mide por olas, el cielo por alas, nosotros por lágrimas. El aire descansa en las hojas, el agua en los ojos, nosotros en nada. Parece que sales y soles, nosotros y nada...
Horal de Jaime Sabines
El mar se mide por olas, el cielo por alas, nosotros por lágrimas. El aire descansa en las hojas, el agua en los ojos, nosotros en nada. Parece que sales y soles, nosotros y nada...
Amanecer de Esteban Charpentier
El mar se resiste a mis obstinados intentos de comprenderlo Alessandro Baricco Hoy el mar amaneció en mi cuarto y ésta no es una metáfora del vino. Arremetió de bruces con su galope de arena, intentó pinceladas encendidas, en unos barcos moribundos. Me gritó a los ojos con la fuerza ...
El mar... de Joao Cabral de Melo Neto
El mar soplaba campanas, las campanas secaban las flores, las flores eran cabezas de santos. Mi memoria llena de palabras, mis pensamientos buscando fantasmas, mis pesadillas atrasadas de muchas noches. De madrugada, mis pensamientos puros volaban como telegramas; ...
Meciendo de Gabriela Mistral
El mar sus millares de olas mece divino. Oyendo a los mares amantes, mezo a mi niño. El viento errabundo en la noche mece los trigos. Oyendo a los vientos amantes, mezo a mi niño. Dios Padre sus miles de mundos mece sin ruido. Sintiendo su mano en la sombra, mezo a mi ...
Reencontrancias de Rolando Faget
El mar ventana arriba y amanecer de agua por entre reja y reja una alborada celeste como el mar ondina amarelina el río bermellón maría bethania soles nadie duda la lluvia nadie duda el camino nadie ignora moradas
El mar y tú... de Enrique Azcoaga
El mar y tú. Tu dicha con su duro lento verter de espumas rescatadas. El mar y tú: mis playas frecuentadas por este afán de mar en que perduro. El mar me trae el ayer. Tú mi maduro presente enamorado. Tú enlazadas la dicha y la congoja. El mar trenzadas la gloria y la agonía de ser puro. ...
Primer día (Soneto (II) de Octavio Paz
El mar, el mar y tú, plural espejo, el mar de torso perezoso y lento nadando por el mar, del mar sediento: el mar que muere y nace en un reflejo. el mar y tú, su mar, el mar espejo: roca que escala el mar con paso lento, pilar de sal que abate el mar sediento, sed y vaivén y apenas reflejo. ...
Luna fértil de Oscar Wong
El mar, la dentellada oscura donde brama la serpiente, el disco rojo que trasmina. La Luna viene, fértil, ilumina tu mirada de ámbar. Esbelta y tierna me cobijas, gardenia cándida tu pupila resplandece. Bebo tu amor en densos gajos, insaciable bulle el alba en nuestros cuerpos. ...
La tranquilidad es un campo de arena/ Recita a Garcilaso en las playas del sur de Eduardo Chirinos
El mar, las piedras, algunas gaviotas, gaviotas blancas, grises, de pico anaranjado, maderos rotos, moscas sobrevolando el cadáver de un lobo marino (hermoso animal varado por las aguas) corrientes aguas, puras, cristalinas y una toalla húmeda secando nuestros pies ...
Oceánida de Leopoldo Lugones
El mar, lleno de urgencias masculinas, bramaba alrededor de tu cintura, y como un brazo colosal, la oscura ribera te amparaba. En tus retinas, y en tus cabellos, y en tu astral blancura, rieló con decadencias opalinas, esa luz de las tardes mortecinas que en el agua pacífica perdura. ...
El mar. La mar... de Rafael Alberti
El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? En sueños, la marejada me tira del corazón. Se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá? De: Marinero en tierra
Escombros de Oscar Portela
El mas inhóspito de los huéspedes habita ahora mi corazón; escombros y más escombros sobre el norte de la soledad donde se incuba el huevo de la serpiente que engendró fuera de tiempo mi alma. ¿Mas qué hacer? Horror es todo que llenó de infantil alegría el podré que ven ahora mis ojos. ...
Danza de la muerte de Federico García Lorca
El mascarón. ¡Mirad el mascarón! ¡Cómo viene del África a New York! Se fueron los árboles de la pimienta, los pequeños botones de fósforo. Se fueron los camellos de carne desgarrada y los valles de luz que el cisne levantaba con el pico. Era el momento de las cosas secas, ...
Comentario (II) de Jorge Boccanera
El mecánico está en los planes del ingeniero que figura en los planes del mago quien a su vez está en los planes del sacerdote que está en los planes del fabricante de caramelos ácidos que figura en los planes del mago que está en los planes del martillero público pero los poetas ...
Fuente de Octavio Paz
El mediodía alza en vilo al mundo. Y las piedras donde el viento borra lo que a ciegas escribe el tiempo, las torres que al caer la tarde inclinan la frente, la nave que hace siglos encalló en la roca, la iglesia de oro que tiembla al peso de una cruz de palo, las plazas donde si un ejército acampa ...
Autonecrología (VI) de Jaime Sabines
El mediodía en la calle, atropellando ángeles, violento, desgarbado; gentes envenenadas lentamente por el trabajo, el aire, los motores; árboles empeñados en recoger su sombra, ríos domesticados, panteones y jardines transmitiendo programas musicales...
El mediodía... de Esther Tapia
el mediodía gravita entre las sienes, horada la hora, la huella, la palabra, bañando la espina del ser meridial, abriendo tu imagen en las aguas. una tristeza mansa ciclostila tu cuerpo hasta volverlo blanco (la mer, la mer, toujours recommencée!). palabras estrellándose en la boca, ...
Confirmaciones de Víctor Rodríguez Núñez
El menor de mis hijosque aún no sabe su nombre ni caminar derecho a medianoche en la más alta fiebre canta Es doble este camino La razón y la fe Tengo fe en la razón en la razón impura Comprendo las razones de la fe la fe de los herejes Entre el hecho y la duda cruzan ambos caminos ...
El mensajero de las siete llaves de Neus Aguado
El mensajero de las siete llaves, el que nunca recuerdo ni sé cómo se llama, me dijo los secretos de tu vientre y tu cama. si niegas lo que amas el amor reverdece, si amas lo que niegas el amor te enloquece. Busqué el libro que tus manos habían sostenido, el de la miniatura de Jean Fouquet ...
El miedo sobreviene de Jaime Gil de Biedma
El miedo sobreviene en oleada inmóvil. De repente, aquí, se insinúa: las construcciones conocidas, las posibles consecuencias previstas (que no excluyen lo peor), todo el lento dominio de la inteligencia y sus alternativas decisiones, todo se ofusca en un instante. Y sólo queda la raíz, ...
Éste de Carilda Oliver Labra
El mío, el importante, el que me dura; perfecto como el jueves o el verano. Éste que nunca pierdo, casi hermano, lo menos frío, la mayor dulzura. El comparable a un soplo en la cintura, y la inocente mano de mi mano; el acostado a sollozar temprano, el que tiene también de mi locura. ...
La última noche de la Tierra de Roger Wolfe
El mirlo de todos los años ha vuelto a visitar mi casa y todavía sigo aquí. Su música no cambia y eso ya lo he escrito. Pero mi trabajo es constatar lo obvio y eso es lo que el mirlo me viene a recordar. El tiempo pasa, la gente se hace vieja, se muere, por su propia mano o con ayuda. ...
El mirlo, la gaviota. de Luis Cernuda
El mirlo, la gaviota, el tulipán, las tuberosas, la pampa dormida en Argentina, el Mar Negro como después de una muerte, las niñitas, los tiernos niños, las jóvenes, el adolescente, la mujer adulta, el hombre, los ancianos, las pompas fúnebres, van girando lentamente con el mundo; ...
Engarce de Salvador Díaz Mirón
El misterio nocturno era divino. Eudora estaba como nunca bella, y tenía en los ojos la centella, la luz de un gozo conquistado al vino. De alto balcón apostrofóme a tino; y rostro al cielo departí con ella tierno y audaz, como con una estrella... !Oh qué timbre de voz trémulo y fino! ...
Inmemorial de José Emilio Pacheco
El misterioso día se acaba con las cosas que no devuelve Nunca nadie podrá reconstruir lo que pasó ni siquiera en este más cotidiano de los mansos días Minutoenigma irrepetible Quedará tal vez una sombrauna mancha en la pared vagos vestigios de ceniza en el aire ...
La vuelta de Martín Fierro XXX (Fragmento II) de José Hernández
EL MORENO Cuentan que de mi color Dios hizo al hombre primero; mas los blancos altaneros, los mesmos que lo convidan, hasta de nombrarlo olvidan, y sólo lo llaman negro. Pinta el blanco negro al diablo, y el negro blanco lo pinta. Blanca la cara o retinta, no habla en contra ni en favor: ...
el moribundo nos convoca... de Jacqueline Goldberg
el moribundo nos convoca para recapitular su vida forzado como está a respirarse a sí mismo hasta el fin su confesión es de segunda mano carece de voluntad para ocultar ciertas lealtades en la vastedad del adiós la verdad es siempre un escándalo De: La salud Selección de la ...
Mujer peinándose de Fernando Antonio Silva
El movimiento se da en la espalda lisa salta en las nalgas sigue la línea de las piernas hacia los pies y sube hasta la mano suave tomando el peine que desaparece en el pelo y los ojos cristalinos en el espejo. Selección: Isolda Hurtado
Pensamiento de la muerte de Raúl Henao
El mundo afuera es la hermosura de una flor, mi pensamiento el interior de la flor. ¿Me preguntas acaso si morir es caer al interior de la flor y florecer a cambio de pensar?
Las águilas de Vicente Aleixandre
El mundo encierra la verdad de la vida, aunque la sangre mienta melancólicamente cuando como mar sereno en la tarde siente arriba el batir de las águilas libres. Las plumas de metal, las garras poderosas, ese afán del amor o la muerte, ese deseo de beber en los ojos con un pico de hierro, ...
POEMA CXIV (El mundo entero) de Dulce María Loynaz
El mundo entero se me ha quedado vacío, dejado por los hombres que se olvidaron de llevarme. Sola estoy en esta vasta tierra, sin más compañía que los animales que tampoco los hombres necesitan, que los árboles que no creen necesitar. Y mañana, cuando les falte el canto de la alondra ...
Los inquiridores de José Saramago
El mundo está cubierto de piojos: No hay palmo de tierra del que no chupen, Ni secreto de alma que no acechen Ni sueño que no muerdan ni perviertan. En sus lomos peludos se divierten, Siendo amenazas, todos los colores: Los hay castaños, verdes, amarillos, Los hay negros, ...
Apuntes para una declaración de fe de Rosario Castellanos
El mundo gime estéril como un hongo. Es la hoja caduca y sin viento en otoño, La uva pisoteada en el lagar del tiempo pródiga en zumos agrios y letales. Es esta rueda isócrona fija entre cuatro cirios, esta nube exprimida y paralítica y esta sangre blancuzca en un tubo de ensayo. ...
Ojos de Margarito Cuéllar
El mundo lleno de ojos. Relámpagos cintilan en lanoche o parpadean en laluz. Algunos ven, otros nada más matan. Algunos miran hacia adentro, otros hacia ninguna parte. Vivo en una celda de ojos, como la letra de un bolero que resiste el olvido. Estar adentro es ir afuera. ...
Water Street de José María Fonollosa
El mundo nos resulta ajeno, inhóspito. Debiera ser destruido por completo. Construir un mundo nuevo sin sus ruinas. Y estrenar una vida diferente. Pero al pasar el tiempo el nuevo mundo tampoco hallarán propio nuevos hombres.. También ellos querrán un mundo nuevo. ...