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MODERNISMO Y 98. NOVECENTISTAS

La crisis de fin de siglo supone el paso a la contemporaneidad. La reacci n contra lo que se consideraba decadencia art stica y pol tica, el sentimiento de frustraci n, una difusa conciencia de novedad y cierta exageraci n neorrom ntica de lo individual son los ingredientes b sicos del esp ritu finisecular de protesta.

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La problem tica divisi n en literatura modernista y noventayochista, como si autores y obras perteneciesen a mbitos distintos de sensibilidad, conduce a una etiquetaci n y a la fijaci n de un momento inicial, recursos que no permiten abarcar todas las experiencias art sticas.

La postura modernista y la noventayochista, aunque en oposici n, para algunos, no son sino la expresi n diferente de una cosmovisi n nica. El aristocratismo finisecular se plasma en la b squeda de la belleza, "el arte por el arte", o insiste en una actitud reformista. Pedro Salinas afirmaba que "mientras el hombre modernista est vuelto hacia las realidades gozosas de la vida, el del 98 se inclina sobre su propia conciencia". y, sin embargo, Juan Ram n Jim nez dec a, en sus conferencias sobre el Modernismo: "El Modernismo es un movimiento envolvente. Todo cae dentro del Modernismo, porque todo es expresi n de algo nuevo hacia el futuro"; "bajo l -opinaba- caben todas las ideolog as y sensibilidades". Para Juan Ram n, la generaci n del 98 no exist a, "no era m s que una entelequia".

En cualquier caso, fue una poca marcada por el cambio de sensibilidad y de actitud, por la renovaci n del tono po tico, esteticista y decadente, pero tambi n pesimista. Si la Belleza y el Esp ritu son los fundamentos del nuevo arte, si los modernistas conciben la belleza como fuerza, nobleza, sorpresa y novedad, como perfecci n de la forma, con un lenguaje y una sintaxis "levantados por encima de lo ordinario", subyace, bajo la intenci n est tica, no s lo un deseo de huir de la fealdad y de las tendencias utilitarias, sino tambi n el empe o decidido de "mantener en alto, por encima de las vicisitudes del siglo, la antorcha apol nea de la verdad". La actitud modernista -puesto que de actitud se trata- es voluntariosa; la toma de conciencia de la realidad, colectiva e individual, es pareja a la de los llamados autores del 98; s lo su respuesta est tica es diferente. Y los escritores considerados tradicionalmente como pertenecientes a la generaci n del 98 no fueron tampoco ajenos a la nueva est tica.


De: FONOTECA LITERARIA. Antolog a po tica. Por Pilar Gonz lez de Mendoza. Alhambra Longman S. A., Espa a. 1990.