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listado de poemas en audio por primeros versos letra o

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150 poemas con la letra "o"

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Visión del baño turco de Rodolfo Häsler
Ô parfum chargé de nonchaloir Charles Baudelaire Sólo una orden puede interrumpir la indolencia femenina, la fantasía del ojo que abarca la magnificencia del harén, el goce de la mujer con su turbante. La tibieza de los cuerpos descansa en una flor extraña en la visión de las más jóvenes ...
O que foi passar a serra... de Alfonso X El Sabio
O que foi passar a serra e non quis servir a terra, é ora, entrant a guerra, que faroneja? Pois el agora tan muito erra maldito seja! O que levou os dinheiros e non troux os cavaleiros, é por non ir nos primeiros, que faroneja? Pois que ven coños pstumeiros, maldito seja! O que filhou gran ...
Abre los ojos/Cierra los ojos (Acto de magia) de Delia Domínguez
O sea, entrecierra las vistas parada-sentada 100 años como abuela huilliche atizando la llama. Así el color de la memoria será un retrato desvaído de la in-memoria, un borrón afiebrado un cuento de revoltura entre vivientes y finados tu cuento. Por eso, abre los ojos / cierra los ojos vuélvete ...
Huevo de gallina soltera de Delia Domínguez
O sea, pura clara, imitación de huevo completo, huevo de utilería que nunca va a cuajar sin pasión ni calentura de nido nunca. Huevo de culebrón según la enciclopedia del campo, desvanecido ...
Balada inconclusa del hombre gentil de Antonio Armenteros Álvarez
O. A:Y. El diablo se ha metido en mi cabeza . Tal vez un aire solitario de Vivaldi sería la respuesta pero el hombre ocupa su lugar dentro del circo y juega decidido su poca suerte a los dados marcados de antemano. Apuesta su sonrisa a la moneda su voz en la moneda a la moneda todo el corazón ...
Ecos de Gonzalo Osses – Vilches
Observa como se alejan... volando. Mira como regresan... humillados. Siente el dolor en sus rostros, la palabra que corre por sus venas, escucha su agonía eterna... No los toques; se pueden caer y se rompen no los llores no tiene sentido ellos no mueren Sólo observa como se alejan... ...
De la Serie Alma y Cristina (III) La reunión de Maya Islas
Observando la reunión desde afuera me recuerda el hundimiento del Titanic; quiero decir,lo rápido que desaparece la realidad. Además, porque Rose dijo en la película que: el corazón de una mujer contiene profundos secretos. Yo no sé si este juego de palabras como profundo ...
Los celos del sacerdote de Leopoldo Lugones
Obsta con densa máscara de seda el cruel carmín de tu inviolada boca, y la gran noche azul de tus pupilas, y el cielo de tu frente luminosa. Destrenza tus cabellos como un duelo sobre tu nuca artística, ¡oh, Theóclea! (tus largas trenzas peinadas por los besos de mi boca). ...
Cantata a solas (42-Recitado) de Tomás Segovia
Ocioso entumecido Jornalero de amor desempleado Sólo despiertas ya brumosamente Cuando te atreves a mirar con vértigo El boquete abismal de lo perdido Qué hiciste pues de tu fortuna En qué usaste tus títulos de amor y de milagro Dónde has puesto las llaves de las arcas ...
Ocioso entumecido... de Tomás Segovia
Ocioso entumecido Jornalero de amor desempleado Sólo despiertas ya brumosamente Cuando te atreves a mirar con vértigo El boquete abismal de lo perdido Qué hiciste pues de tu fortuna En qué usaste tus títulos de amor y de milagro Dónde has puesto las llaves de las arcas ...
Octubre es el culpable de Silvia Elena Regalado
Octubre no fue un mes común de vientos y piscuchas encumbradas por cipotes. Octubre... derrumbó el silencio me conjuró mujer te hizo hombre nos desnudó el espacio de pretextos y el amor fue una batalla dulce de sudores. Octubre se disfrazó de junio, enero, marzo fluye en mis venas ...
Máscaras africanas (3) de Antonio Armenteros Álvarez
Octubre otoñal en su baño de sangre. Las víctimas coaguladas de miedo. Por no gritar, por no -envejecer-. Esa eternidad que nos destina en la costumbre. Tal como relatan los judíos en las sagradas escrituras. Nos salvamos. Nos salva: La belleza fiel del sufrimiento. ...
El olor del café de Carmen Feito Maeso
Octubre. Otoño las hojas se vuelven rojas, el color del otoño se acentúa en ellas. En la mesa del balcón viendo el nuevo octubre y saboreando el humeante café , oloroso café, el café. La conversación alrededor del café fluye intima. El amor de Octubre huele y sabe a café, dulce y tranquilo. ...
Cristales de Blanca Luz Pulido
Oculta en su prisión de sombras, labra la luz su sueño de constancia en los cristales. I El granate es un ejercicio de sangre derramada en el profundo mármol de tu cuello El granate y su memoria de opulencia son, en la enramada de tus venas, la herida luminosa de la tierra que se mira surgir, ...
El sexo de Alaíde Foppa
Oculta rosa palpitante en el oscuro surco, pozo de estremecida alegría que incendia en un instante el turbio curso de mi vida, secreto siempre inviolado, fecunda herida.
Oculto de Cintio Vitier
Oculto he sido y acunado por el mar cual si estuviera mi madre en otro iris, alhaja inmóvil de tristeza para el sol, que anocheciendo los fríos tulipanes del traspatio, me rodeaba de amargo alero al mediodía. Sin voz purpúreamente los muros y los lunes otorgáronme una pálida ...
Ocurre a veces de Juan Luis Panero
Ocurre a veces, en las calladas horas de la noche, al filo mismo de la madrugada, tras el telón caído de la euforia y del vino. Unos ojos parpadean, se abren, nos miran con su última transparencia y un instante a nuestro lado su doloros transcurrir, su apretado paisaje de ternura muestran, ...
Soneto para empezar un amor de Manuel Alcántara
Ocurre que el olvido antes de serlo fue grande amor, dorado cataclismo, muchacha en el umbral del egoísmo, ¿qué va a pasar? Mejor es no saberlo. Muchacha con amor, ¿dónde ponerlo?; amar son cercanías de uno mismo, como siempre, rodando en el abismo se irá el amor, sin verlo ni beberlo. ...
Ocurre de MANUEL ORESTES NIETO
Ocurre que estamos construyendo un monumento a la desmantelación y nada podrá impedir que el ruido de los demolidos caserones se escuche del otro lado del mundo y que el trazo de la ruta de los barcos y la estela marina de las motonaves señalen el sitio exacto donde no será posible olvidar. ...
Insecticida de Héctor Rosales
Ocurrimos cuando vencía el dilema, el acoso del desorden, las malas noticias. Nos bautizaron con un signo de interrogación en la frente baldía. En algunos casos amor encendió los signos por unos u otros extremos y el humo que se formó en el espiral...
Querida Olga: tu voz... de Luzmaría Jiménez Faro
Ódiame por piedad, yo te lo pido, ódiame sin medida ni clemencia. Odio quiero yo mejor que indiferencia, porque solamente se odia lo querido. Querida Olga: tu voz como una algaida contaminaba nuestros corazones y tu boca nos invitaba al odio. Desconocíamos esa feroz pasión ...
Ultimo ruego de Federico Barreto
Ódiame por piedad, yo te lo pido... ¡Ódiame sin medida ni clemencia! Más vale el odio que la indiferencia. El rencor hiere menos que el olvido. Yo quedaré, si me odias, convencido, de que otra vez< fue mía tu existencia. Más vale el odio a la indiferencia. ¡Nadie aborrece sin haber querido! ...
Norma y paraíso de los negros de Federico García Lorca
Odian la sombra del pájaro sobre el pleamar de la blanca mejilla y el conflicto de luz y viento en el salón de la nieve fría. Odian la flecha sin cuerpo, el pañuelo exacto de la despedida, la aguja que mantiene presión y rosa en el gramíneo rubor de la sonrisa. Aman el azul desierto, ...
Hora de la ceniza (III) de Roque Dalton
Odiar al amor la luna se me murió aunque no creo en los ángeles. La copa final transcurre antes de la sed que sufro. La grama azul se ha perdido huyendo tras tu velamen. La mariposa incendiando su color, fue de ceniza. La madrugada fusila rocío y pájaros mudos. La desnudez me avergüenza ...
Cuchillos en abril de Pere Gimferrer
Odio a los adolescentes. Es fácil tenerles piedad. Hay un clavel que se hiela en sus dientes y cómo nos miran llorar. Pero yo voy mucho más lejos. En su mirada un jardín distingo. La luz escupe en los azulejos el arpa rota del instinto. Violentamente me acorrala esta pasión ...
Tour de Margarito Cuéllar
Odio es el sitio, la tierra prometida. Nuestras armas: los dientes, afilados con pedernal. La mirada: cuchillos, dispuestos a dar el salto al más leve reflejo de la sombra. Las manos: animadas por su ejército darán la vida en caso necesario. El hígado: presto a fundirse, ...
Cosima Wagner de Lucía Estrada
Ofreceré mis ojos al paso de la yegua nocturna, ofreceré mi fiebre, al arco de la medianoche; porque tú estás al fondo, porque es tu imagen la que se oculta bajo el yelmo. Una danza mortal en el vientre blanco de los sonidos que se cruzan. Somos ángeles enraizados allí donde nadie sueña. ...
Angélica contempla su obra de Rafael Gutiérrez
Oh AngélicAngélica a dónde me has conducido en este caliente y voraz embrollo de amor. Mírame. Pálpame. Acaso en este moreno fideo que soy, resbalando desnudo allí frente a la cama, de tronco casi invisible y tambaleante, reconoces al espumoso búfalo aquél ...
Oh aquellos días claros... de Alfonso Canales
Oh aquellos días claros de mi niñez, aquellos días entre jardines, entre libros y sueños, a qué poco han quedado reducidos: las piedras brillantes al sol alto del dulce mediodía -¡qué amarilla se ha puesto de aquel sol la memoria!-, las pequeñas calizas, los cuarzos y pizarras polvorientas, suaves, ...
Oda al mal ciego de Pablo Neruda
Oh ciego sin guitarra y con envidia, cocido en tu veneno, desdeñado como esos zapatos entreabiertos y raídos que a veces abren la boca como si quisieran ladrar, ladrar desde la acequia sucia. Oh atado de lo que nunca fue, no pudo serlo, de lo que no será, no tendrá boca, ...
Tiranía de Pablo Neruda
Oh dama sin corazón, hija del cielo, auxíliame en esta solitaria hora con tu directa indiferencia de arma y tu frío sentido del olvido. Un tiempo total como un océano, una herida confusa como un nuevo ser abarcan la tenaz raíz de mi alma mordiendo el centro de mi seguridad. ...
En la brecha de José de Diego y Benitez
Oh desgraciado, si el dolor te abate, si el cansancio tus miembros entumece; haz como el árbol seco: Reverdece; y como el germen enterrado: Late. Resurge, alienta, grita, anda, combate, vibra, ondula, retruena, resplandece... Haz como el río con la lluvia: ¡Crece! y como el mar contra la roca: ...
Elegía de Jorge Luis Borges
Oh destino el de Borges, haber navegado por los diversos mares del mundo o por el único y solitario mar de nombres diversos, haber sido una parte de Edimburgo, de Zürich, de las dos Córdobas, de Colombia y de Texas, haber regresado, al cabo de cambiantes generaciones, ...
Invitación I de Ibn Sara As-Santarini
Oh diadema en la frente de la gloria, perla central en el collar de las nobles acciones, tú, cuyos beneficios se levantan como estrellas brillantes en el cielo de la prosperidad, las constantes lluvias nos incitan a buscar ese vino que se pasan los contertulios diciento tomatrae . ...
Aquél de Jorge Luis Borges
Oh días consagrados al inútil empeño de olvidar la biografía de un poeta menor del hemisferio austral, a quien los hados o los astros dieron un cuerpo que no deja un hijo y la ceguera, que es penumbra y cárcel, y la vejez, aurora de la muerte, y la fama, que no merece nadie, y el hábito de urdir ...
Germinación (I) de Eunice Odio
Oh don, Oh don de sí, tu pelo albo discurso, designio azul, futuro de jacinto. Yo podría cantar una canción para que me sospechen de humo, en aire, y de animal tallado entre la espuma, en larga, leve, carcajada de arpa. Yo podría traer al corazón recuerdos como uñas cayéndose del alma. ...
Alumbramiento de David Rosenmann - Taub
Oh henchido vientre, vientre luminoso, la hora del mundo estalla; abre las alas: suma claridad rodea la granada. Asoma, rayo de materna luna: conoce el aire, mueve las entrañas; manantial esperado, entrega el ronco bramido: ciega lanza. Oh bendita placenta nacarada. ...
Himno (I) (A la luz) de Angel Crespo
Oh la hermosura de la luz, que habla sin palabras, y toca sin llegarse, y nos sabe aromar sin ser jara ni de rosa forma o tinta mostrar. Oh la frescura de la luz, río ancho, lago profundo, alta cascada, arroyo armónico de sombra y de trinos de hojas verdes y alguna que se cae marchita. ...
Primeras referencias (VII) de Galvarino Plaza
Oh larga y finita línea de mis dioses / memoriales rostros / lapidados consejos: d e f i n i t i v a Mente / Silencios. sume duele Un ámbito de greda / eterna noche / les con centra y forma El misterio es vuestro término último / Suprema zona o ves- tigio : huellareliquia) Tampoco en el misterio ...
Oh las cuatro paredes de la celda... de César Vallejo
Oh las cuatro paredes de la celda. Ah las cuatro paredes albicantes que sin remedio dan al mismo número. Criadero de nervios, mala brecha, por sus cuatro rincones cómo arranca las diarias aherrojadas extremidades. Amorosa llavera de innumerables llaves, si estuvieras aquí, ...
Las nubes de Manuel Altolaguirre
Oh libertad errante, soñadora desnuda de verdor, libre de venas, arboleda del mar, errante nube; si en lluvia el desengaño te convierte, la forma de mi copa podrá darte una pequeña sensación de cielo. Vuelve a la tierra, oh mar, vuelve a la vida, a las cadenas de los largos ríos, ...
Tango del viudo de Pablo Neruda
Oh maligna, ya habrás hallado la carta, ya habrás llorado de furia, y habrás insultado el recuerdo de mi madre llamándola perra podrida y madre de perros, ya habrás bebido sola, solitaria, el té del atardecer mirando mis viejos zapatos vacíos para siempre, y ya no podrás recordar ...
Frente al mar de Alfonsina Storni
Oh mar, enorme mar, corazón fiero De ritmo desigual, corazón malo, Yo soy más blanda que ese pobre palo Que se pudre en tus ondas prisionero. Oh mar, dame tu cólera tremenda, Yo me pasé la vida perdonando, Porque entendía, mar, yo me fui dando: Piedad, piedad para el que más ofenda. ...
Materia de Lubio Cardozo
Oh mater deífica presencia soberbia en tu vastedad categórica no obstante de misterio orlada más allá del espíritu y de la experiencia. Oh mater Hiciste al hombre - carne de la noche mineral y de los astros - para soñarte.
La muerte de una hija de Ibn Sara As-Santarini
Oh muerte, has sido compasiva con nosotros, y has vuelto a visitarnos. Benditos sean tus hechos, dignos de gratitud, pues has traído abundancia y has cubierto algo que había que ocultar; hemos casado a nuestra hija con la tumba sin pagarle la dote y sin ajuar. ...
Mujer de Daniel Chirom
Oh mujer negra, negro corazón, labios impíos, gracia sombría de árido y seco vientre; mar y nave, barco sin rumbo, hundido y herrumbroso como el castillo del mago; navío sin timón, naufragio. Cuerpo candente, muérdago del deseo, piernas nacaradas del puente, piedra cerrada, muerta, ...
La cour carée de Carlos Barral
Oh rápida, te amo. Oh zorra apresurada al borde del vestido y límite afilado de la bota injuriante, rodilla de Artemisa fugaz entre la piedra, os amo, sombra huidiza en la escalera noble, espalda entre trompetas por el puente. Oh vagas, os envidio, imágenes parejas ...
Mía de Euler Granda
Oh rota, oh carcamal, recontra mía, hasta cuando no pueda más; hasta la cacha mía; en las malas y en las peores pegada a mí, a mí adherida; pereciente ventosa, liquen, jarro viejo, queloide, que a veces da vergüenza acostarse contigo. Como los que no pisan en el suelo yo renegué de ti, ...
El rayo de tus furiosas libertades de Rafael Gutiérrez
Oh simón, andariego dios andino ¿por qué no soltás De una vez el rayo de tus furiosas libertades Sobre esta voraz mala yerba que pudre tus Amadas praderas de américa? Vos, el infatuado, el incansable, El sembrador de huracanes, único y verdadero rostro ...
Elogio de la piedra de Armando Uribe Arce
Oh tentación de hacerme agua en el agua y desaparecer el agua en agua. Volverme con los círculos, elogio de la piedra que baja a la profunda oscuridad, sin voz; volverme círculo sin voz que bajo piedras se desliza. ...