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listado de poemas en audio por primeros versos letra o

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72 poemas con la letra "o"

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Devocionario (fragmentos) de Gertrudis Gómez de Avellaneda
Ó Dios, ó mi Dios, mira por mí, ¿porqué me has desamparado? Alejan de mí la salvación los clamores de mis delitos. Ó Dios mío, de dia clamaré y no me oirás: y de noche, y no podrán imputármelo á necedad. *** Como agua me he disüelto, y se descoyuntaron todos mis huesos...
É tempo de sono (gallegol) de Iria Fernández Silva
O meu traballo consiste en estar morta / en deixarse a pel na aperta / na saída / Vou ficar aquí / e coller as horas do teu ollar / Vou recoller sen permiso os versos / teus / que deixaches esquecidos na praia do meu cuarto / da miña alma / O azucre verte noite / Moito deixarse a pel pero eu non quixen aprender a chegar...
Nostalgia de Manuel José Othón
O! ubi campi? En estos días tristes y nublados en que pesa la niebla sobre mi alma cual una losa sepulcral, ¡ay! cómo mis ojos se dilatan tras esos limitados horizontes que cierran las montañas, queriendo penetrar otros espacios, cual en un mar sin límites ni playas. ¡Pobre pájaro...
Cosas de Circe Maia
Objetos familiares en circulo se ofrecen Al ojo y a la mano silenciosos. Es un modo de trato sin palabras Cuando el lenguaje se nos traba y pesa polvo de sin sentidos Sobre las viejas voces ya gastadas Y envueltos como en una telaraña gris sonido y triste negra tinta Estamos atrapados...
Noche de amor en tres actos de Julia de Burgos
Ocaso ¡Cómo suena en mi alma la idea de una noche completa en tus brazos diluyéndome toda en caricias mientras tú te me das extasiado! ¡Qué infinito el temblor de miradas que vendrá en la emoción del abrazo, y qué tierno el coloquio de besos...
Olvido de mí de Lauren Mendinueta
Octubre ha llegado dominado por las lluvias, y los demás meses lo han seguido hasta aquí. De repente este amontonado tiempo lo llena todo, el verde de la casa, las sillas, la manta que cubre el piso cuando en el verano me recuesto a leer...
El olor del café de Carmen Feito Maeso
Octubre. Otoño las hojas se vuelven rojas, el color del otoño se acentúa en ellas. En la mesa del balcón viendo el nuevo octubre y saboreando el humeante café , oloroso café, el café. La conversación alrededor del café fluye intima. El amor de Octubre huele y sabe a café, dulce y...
Insecticida de Héctor Rosales
Ocurrimos cuando vencía el dilema, el acoso del desorden, las malas noticias. Nos bautizaron con un signo de interrogación en la frente baldía. En algunos casos amor encendió los signos por unos u otros extremos y el humo que se formó en el espiral ahuyentó por un tiempo a los...
Odio la máscara y vicio... de José Martí
Odio la máscara y vicio Del corredor de mi hotel: Me vuelvo al manso bullicio De mi monte de laurel. Con los pobres de la tierra Quiero yo mi suerte echar: El arroyo de la sierra Me complace más que el mar. Denle al vano el oro tierno Que arde y brilla en el crisol: A mí denme el...
A México de José Herrera Petere
Oh claridad que veía, oh dulzura que acababa en México! Hay sentimientos que cortan las esperanzas. Te vi como roca queda ¡las claridades pasadas! a ti, amiga, amiga, amiga ¡Las claridades que amaba! En México, en las alturas se perdieron las mañanas...
L’escarrassada de Josep Carner
Oh dona que fas via només per corriol i carrerany que semblen secrets de pagesia, oh mai no desitjada sota l ull d or del dia, és d escarr s ta feina i el teu vestit de dol. Solcada, arreu voreges els solcs del camperol. L aire és feixuc. Cap fressa l albada no congria....
Oh, dulces prendas... (Soneto X) de Garcilaso de la Vega
Oh dulces prendas, por mi mal halladas, dulces y alegres cuando Dios quería! Juntas estáis en la memoria mía, y con ella en mi muerte conjuradas. ¿Quién me dijera, cuando en las pasadas horas en tanto bien por vos me vía, que me habíais de ser en algún día con tan grave dolor representadas? ...
Oh inteligencia, soledad en llamas... (Muerte sin fin) de José Gorostiza
Oh inteligencia, soledad en llamas, que todo lo concibe sin crearlos! Finge el calor del lodo, su emoción de substancia adolorida, el iracundo amor que lo embellece y lo encumbra más allá de las alas a donde sólo el ritmo de los luceros llora, ...
Oh las cuatro paredes de la celda... de César Vallejo
Oh las cuatro paredes de la celda. Ah las cuatro paredes albicantes que sin remedio dan al mismo número. Criadero de nervios, mala brecha, por sus cuatro rincones cómo arranca las diarias aherrojadas extremidades. Amorosa llavera de innumerables llaves, si estuvieras aquí, si vieras...
Llama de amor viva de San Juan de la Cruz
Oh llama de amor viva que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro, pues ya no eres esquiva, acaba ya si quieres; rompe la tela de este dulce encuentro! 2 ¡Oh cauterio suave! ¡Oh regalada llaga! ¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado, que a vida eterna sabe y toda deuda paga! ...
Tango del viudo de Pablo Neruda
Oh maligna, ya habrás hallado la carta, ya habrás llorado de furia, y habrás insultado el recuerdo de mi madre llamándola perra podrida y madre de perros, ya habrás bebido sola, solitaria, el té del atardecer mirando mis viejos zapatos vacíos para siempre, y ya no podrás recordar mis...
Frente al mar de Alfonsina Storni
Oh mar, enorme mar, corazón fiero De ritmo desigual, corazón malo, Yo soy más blanda que ese pobre palo Que se pudre en tus ondas prisionero. Oh mar, dame tu cólera tremenda, Yo me pasé la vida perdonando, Porque entendía, mar, yo me fui dando: Piedad, piedad para el que más ofenda...
Canción de Orfila Bardesio
Oh mar, mar grande y solitario, tú, si puedes, vuélvete pequeño como la cuenca de mi mano, y yo en secreto te llevaré entre mis dedos como una avellana bien rodeada por el castillo de su dureza, y te dejaré como un reloj que esperamos nos despierte con su campanilla al amanecer...
Ser y estar de Mario Benedetti
oh marine oh boy una de tus dificultades consiste en que no sabes distinguir el ser del estar para ti todo es to be así que probemos a aclarar las cosas por ejemplo una mujer es buena cuando entona desafinadamente los salmos y cada dos años cambia el refrigerador y envía mensualmente su perro al analista...
Palabras a los muertos de Juan Gil - Albert
Oh muertos, desconocidos hombres que pueblan mi mundo de fantasmas, y que errantes sobre nuestros caminos de la vida, pesan como los árboles frutales, abrumados, hacia el suelo profundo. No será ya posible evitar vuestro espectro que asoma con ahínco detrás de los tapiales de la yedra...
El otoño de Dionisio Ridruejo
Oh mustio afán, qué lánguido consuelo; qué desazón sin brío, oh lenta calma. Todo lo que caduca bajo el oro se bate con la sed de la esperanza. El río amarillea detenido, la rueda del molino bate y canta; ésta, veloz e inmóvil permanece; aquél, en manos del sigilo, pasa...
Relato de Hárald el Oscuro de León de Greiff
Oh playas verdeantes de algas marinas, sobre las guijas de estridente diamante y flavo cobre. Oh piélagos preñados de la cálida voz de las sirenas. Oh piélagos que nutre denso susurro: trenos de náufragos a la deriva por sus senos procelosos, y que ya dormirán en las ondas serenas...
Dialoguillo de otoño de Rafael Alberti
Oh qué tarde para irse en avión, en volandas, por el aire! Anda, amor. ¿Pero qué sabes tú de volar, corazón? Nada, amor. El viento fue quien movió los faralaes de tu traje, silbándome la canción: ¡Oh qué tarde para irse en avión, en volandas, por el aire! ...
Sílabas para el maxilar de Franz Kafka de Efraín Huerta
Oh vieja cosa dura, dura lanza, hueso impío, sombrío objeto de árida y seca espuma; ola y nave, navío sin rumbo, derrumbado y secreto como la fórmula del alquimista; velero sin piloto por un mar de aguda soledad; barca para pasar al otro lado del mundo, enfilados hacia el cielo...
Las voces silenciosas de José Asunción Silva
Oh voces silenciosas de los muertos! Cuando la hora muda y vestida de fúnebres crespones, desfilar haga ante mis turbios ojos sus fantasmas inciertos, sus pálidas visiones... ¡Oh voces silenciosas de los muertos! ...
Al silencio de Gonzalo Rojas
Oh voz, única voz: todo el hueco del mar, todo el hueco del mar no bastaría todo el hueco del cielo, toda la cavidad de la hermosura no bastaría para contenerte, y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera oh majestad, tú nunca, tú nunca cesarías de estar en todas partes,...
Acuérdate de mí de Carlos Augusto Salaverry
Oh! ¡Cuanto tiempo silenciosa el alma mira en redor su soledad que aumenta, como un péndulo inmóvil ya no cuenta las horas que se van! Ni siente los minutos cadenciosos al golpe igual del corazón que adora, aspirando la magia embriagadora de tu amoroso afán...
No consta en actas de Juan Bañuelos
Oh, bebedor de la noche, ¿por qué te disfrazas ahora? ¿Todo es igual acaso? ¿Tengo que repetir lo que el augur grabó en el silencio de la piedra curtida por el viento? ...esparcidos están los cabellos, destechadas las casas, enrojecidos sus muros. Gusanos pululan por calles y plazas...
Casa con dos puertas de Enrique González Martínez
Oh, casa con dos puertas que es la mía, casa del corazón vasta y sombría que he visto en el desfile de los años llena a veces de huéspedes extraños, y otras veces las más , casi vacía!... Casa que en los risueños instantes de la vida, miró absorta la fila interminable de los sueños, de arribo fácil y de estancia corta...
Oh, corazón, rey entre sombras... de Javier Sologuren
Oh, corazón, rey entre sombras, pastor de signos y de dudas, no se comulga en soledad, tu canto vuelva por los hombres. Que en él escuchen el latido, la brisa de tu sangre. Oh, corazón, oh, fuente alada, un alba de vigor y de ternura desde tu lecho se levante, una suave aurora teñida con la verdad de tu sangre.
A Bogotá de Julio Flórez
Oh, mi ciudad querida!, hoy tan lejana y tan inaccesible a mi deseo, que al evocarte en mi memoria creo que fuiste un sueño de mi edad temprana. Te evoco así, como a quimera vana, y al evocarte, sin cesar te veo resplandecer bajo el ardor febeo sobre la gran quietud de la sabana...
Melancolía de Alfonsina Storni
Oh, muerte, yo te amo, pero te adoro vida Cuando vaya en mi caja para siempre dormida, Haz que por vez postrera Penetre en mis pupilas el sol de primavera. Déjame algún momento bajo el calor del cielo, Deja que el sol fecundo se estremezca en mi hielo...
Oh, Padrón de Rosalía de Castro
Oh, Padrón! ¡Cuán hermosa es tu vega, oh Padrón, oh Iría Flavia! Mas el calor, la vida juvenil y la saviaque extraje de tu seno, como el sediento niño el dulce jugo extrae del pecho blanco y lleno, de mi existencia oscura en el torrente amargo pasaron, cual barrida por la inconstancia ciega, una visión de armiño...
Odio de Alfonsina Storni
Oh, primavera de las amapolas, Tú que floreces para bien mi casa, Luego que enjoyes las corolas, Pasa. Beso, la forma más voraz del fuego, Clava sin miedo tu endiablada espuela, Quema mi alma, pero luego, Vuela. Risa de oro que movible y loca Sueltas el alma, de las sombras, Presa, en cuanto asomes a la boca, Cesa...
Salmo III de Miguel de Unamuno
Oh, Señor, tú que sufres del mundo sujeto a tu obra, es tu mal nuestro mal más profundo y nuestra zozobra! Necesitas uncirte al infinito si quieres hablarme, y si quieres te llegue mi grito te es fuerza escucharme...
A la poesía de Gertrudis Gómez de Avellaneda
Oh, tú, del alto cielo precioso don, al hombre concedido! ¡Tú, de mis penas íntimo consuelo, de mis placeres manantial querido! ¡Alma del orbe, ardiente Poesía, dicta el acento de la lira mía! Díctalo, sí, que enciende tu amor mi seno, y sin cesar ansío la poderosa voz, que espacios hiende...
Oh, tú de Alfonsina Storni
Oh, tú, que me subyugas. ¿Por qué has llegado tarde? ¿Por qué has venido ahora cuando el alma no arde, cuando rosas no tengo para hacerte con ellas una alegre guirnalda salpicada de estrellas? Oh, tú, de la palabra dulce como el murmullo del agua de la fuente; dulce como el arrullo...
Más que que yo mismo de Amado Nervo
Oh, vida mía, vida mía!, agonicé con tu agonía y con tu muerte me morí. ¡De tal manera te quería, que estar sin ti es estar sin mí! Faro de mi devoción, perenne cual mi aflicción es tu memoria bendita. ¡Dulce y santa lamparita dentro de mi corazón! ...
Escuela de León Felipe
Oí tocar a los grandes violinistas del mundo, a los grandes virtuosos . Y me quedé maravillado. ¡Si yo tocase así!... ¡Como un Virtuoso ! Pero yo no tenía escuela ni disciplina ni método... Y sin estas tres virtudes no se puede ser Virtuoso . Me entristecí. Y me fui por el mundo a...
Oí tu voz en mi ventana... de Juan Gelman
Oí tu voz en mi ventana mi ventana no da a tu voz apenas si da al mundo ¿cómo vino tu voz? un pájaro nevado come trigo en el murmullo del sol De: Bajo la lluvia...
Oídos con el alma... (fragmento) de Octavio Paz
Oídos con el alma, pasos mentales más que sombras, sombras del pensamiento más que pasos, por el camino de ecos que la memoria inventa y borra: sin caminar caminan sobre este ahora, puente tendido entre una letra y otra. Como llovizna sobre brasas dentro de mí los pasos pasan hacia...
Oigo a Bob Dylan y ella... de Ibero Gutiérrez
oigo a Bob Dylan y ella a una distancia de respiro duerme un minúsculo sueño suspira la siesta al entrar en otro tiempo escribo: la paz vendrá con la liberación entonces ella no duerme y se despierta para soñar mejor...
Al dos de mayo de Bernardo López García
Oigo, patria, tu aflicción, y escucho el triste concierto que forman tocando a muerto, la campana y el cañón; sobre tu invicto pendón miro flotantes crespones, y oigo alzarse a otras regiones en estrofas funerarias, de la iglesia las plegarias, y del arte las canciones. Lloras,...
Otras partes (fragmento) de Juan Gelman
oíste/ corazón?/ nos vamos con la derrota a otra parte/ con este animal a otra parte/ los muertos a otra parte/ que no hagan ruido/ callados como están/ ni se oiga el silencio de sus huesos/ sus huesos son animalitos de ojos azules/ se sientan mansos a la mesa/ rozan dolores sin querer/...
Madrigal de Gutierre de Cetina
Ojos claros, serenos, si de un dulce mirar sois alabados, ¿por qué, si me miráis, miráis airados? Si cuanto más piadosos más bellos parecéis a aquel que os mira, no me miréis con ira porque no parezcáis menos hermosos. ¡Ay, tormentos rabiosos! Ojos claros, serenos, ya que así me...
Tus ojos de Julio Flórez
Ojos indefinibles, ojos grandes, como el cielo y el mar hondos y puros, ojos como las selvas de los Andes: misteriosos fantásticos y oscuros. Ojos en cuyas místicas ojeras se ve el rastro de incógnitos pesares, cual se ve en la aridez de las riberas...
Ribera de Rafael Alberti
Ojos míos, ¿quién habría detrás de la celosía? ¿Alguna niña bordando amores de contrabando para la marinería? ¡Ojitos que estáis mirando, abrid vuestra celosía, que estoy de amores penando! Ojos míos, ¿quién habría detrás de la celosía? De: Marinero en...
Ojos tristes, por la banda... de Rafael Alberti
Ojos tristes, por la banda de babor... ¿Adónde irán? ¿Adónde van, capitán? Ojos tristes, que verán las costas que otros no vean... Sin rumbo van. ...Mis ojos tristes, sin rumbo... De: Marinero en...
En la playa blanca de Miguel de Unamuno
Olas gigantes de la mar bravía que canta el sueño férreo de Vizcaya, cunada en el sosiego de esta playa, os sueña con morriña el alma mía. Curtió vuestra salina la osadía que traspuso del cielo azul la raya, la que su suerte en el océano ensaya y en él su vida al huracán confía...
Olas gigantes que os rompéis bramando... (Rima LII) de Gustavo Adolfo Bécquer
Olas gigantes que os rompéis bramando en las playas desiertas y remotas, envuelto entre las sábanas de espuma, ¡llevadme con vosotras! Ráfagas de huracán que arrebatáis del alto bosque las marchitas hojas, arrastrado en el ciego torbellino, ¡llevadme con vosotras! Nubes de tempestad...