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listado de poemas en audio por primeros versos letra l

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1198 poemas con la letra "l"

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El ángel envidioso de Rafael Alberti
Leñadoras son, ¡defiéndete!, esas silbadoras hachas que mueven mi lengua. Hoces de los vientos malos, ¡alerta!, que muerden mi alma. Torre de desconfianza, tú. Tú, torre del oro, avara. Ciega las ventanas. O no, mira. Hombres arrasados, fijos por las ciudades taladas. Pregúntales. O no, ...
El ángel envidioso de Rafael Alberti
Leñadoras son, ¡defiéndete!, esas silbadoras hachas que mueven mi lengua. Hoces de los vientos malos, ¡alerta!, que muerden mi alma. Torre de desconfianza, tú. Tú, torre del oro, avara. Ciega las ventanas. O no, mira. Hombres arrasados, fijos, por las ciudades taladas. Pregúntales. ...
Invocación de Efraín Bartolomé
Lengua de mis abuelos habla por mí No me dejes mentir No me permitas nunca ofrecer gato por liebre sobre los movimientos de mi sangre sobre las variaciones de mi corazón En ti confío En tu sabiduría pulida por el tiempo como el oro en pepita bajo el agua paciente del claro río...
Lenta... de María José Flores
Lenta abierta y dolorosa sobre mi pecho rosa sangrante rosa fría Mujeres de carne y verso. Antología poética femenina en lengua española del siglo XX. Edición de Manuel Francisco Reina. La esfera literaria. 2002
Marca de agua de Alan Mills
Lenta es la luz cuando quiere alumbrar los pozos de lo olvidado. A Brodsky lo encerraron por huevón, por parasitismo social y nadie supo entonces, nadie sabe ahora que muchos más quedaron saludando muros eternamente. Hay quienes esperan, hay los que confían. ...
Pedida luz de Isabel Abad
Lenta, mordida torpemente inclino la fresa violeta de mis sueños. Salgo al dolor de abrirme a mi tormenta, de regresarme al pozo de estos dedos por donde vierto ciega tanta vida. Me llama el viejo oficio de aturdirme los delicados nudos de mi sangre, la paz de hundirme ...
Verónicas gitanas de Gerardo Diego
Lenta, olorosa, redonda, la flor de la maravilla se abre cada vez más honda y se encierra en su semilla. ¡Cómo huele a Abril y Mayo ese barrido desmayo, esa playa de desgana...
Una paloma en los ferries de Efraín Huerta
Lentamente, la paloma violenta anidó en el hombro derecho de la muchacha negra. Lentamente, una sonrisa de oro se hizo luz en los labios de la muchacha negra.
El alquimista de Jorge Luis Borges
Lento en el alba un joven que han gastado la larga reflexión y las avaras vigilias considera ensimismado los insomnes braseros y alquitaras. Sabe que el oro, ese Proteo, acecha bajo cualquier azar, como el destino; sabe que está en el polvo del camino, en el arco, en el brazo y en la flecha. ...
Lento pero viene de Mario Benedetti
Lento viene el futuro lento pero viene ahora está más allá de las nubes ramplonas y de unas cimas ágiles que aún no se distinguen y mas allá del trueno y de la araña demorándose viene como una flor porfiada que vigilara al sol a lo mejor es eso la vida cotidiana prepara bienvenidas ...
Lento, amargo animal de Jaime Sabines
Lento, amargo animal que soy, que he sido, amargo desde el nudo de polvo y agua y viento que en la primera generación del hombre pedía a Dios. Amargo como esos minerales amargos que en las noches de exacta soledad maldita y arruinada soledad...
Lentos pasan... de Nora Méndez
Lentos pasan sombríos con máscara azul con masacre de sol en los poros vagones de cartón latas vencidas estantes de un territorio sin convivencia trenes fantasmas con su retrovisor de árboles en tutú alacranes y plywood anchos trenes vagando necios en la circunferencia estéril ...
Guante perdido con erecciones de Helio Gallardo
Leo cansado en un suplemento del domingo a un poeta oficial de un poeta oficial se dice cuando ronca o eructa es lírico bueno el hombre escribió sobre un guante extraviado abandonado dejado sin mano un guante negro de mujer pero esto no quiere decir nada pudo ser ...
Latín y jazz de Gonzalo Rojas
Leo en un mismo aire a mi Catulo y oigo a Louis Armstrong, lo reoigo en la improvisación del cielo, vuelan los ángeles en el latín augusto de Roma con las trompetas libérrimas, lentísimas, en un acorde ya sin tiempo, en un zumbido de arterias y de pétalos para irme ...
Líbrese del plagio de Helio Gallardo
Leo en un periódico teológico y ultraconservador en tránsito hacia lo reaccionario que Ana Rosa Quintana a quien se describe como una popular periodista animadora de la televisión española fue descubierta plagiando obras tan famosas como Mujeres de ojos grandes y Álbum de familia ...
Horas nocturnas de Ketty Alejandrina Lis
Leo las noches en el limbo de las horas todas del árbol. Deslizo por el costado impreciso de los cálices. Lúcida nimiedad de las palabras.
Lectura crítica de Maricruz Patiño
Leo: Toda la vida por un minuto de gloria Me pregunto: ¿Valdrá la vida un minuto de gloria? o ¿No será la vida, la gloria sin minutos? o bien ¿Será el minuto la vida o la gloria? quizá ¿La gloria sea tan sólo un minuto de la vida? De: Del mundo y otros cielos. 2004
Poema que escribió a un poeta que no le agradaba de A Isa Ahmad ibn Muhammad ibn Qadim
Leona soy, pero no me agradaron jamás los cubiles de los otros; pero si hubiese de elegir alguno, no escucharía a un perro, cuando ha hecho oídos sordos a los leones Selección: María de Jesús Rubiera Mata.
Mujer de fuego de Santiago Azar
Les contaré que existe una mujer que me persigue en cientos de llamas. Me busca segundo por segundo debajo de su cama, en el jabón que corre por su cuerpo, detrás de cada puerta o encima de la luna. Morena, yo soy libre como una ola, tengo un corazón repartido entre muchas, ...
Letra de Manuel del Cabral
Letra: esqueleto de mi grito, pongo mi corazón sobre tu muerte, pongo mis más secretas cualidades de pétalo, pongo... la novia que he guardado entre el aire y mi cuerpo, mi enfermedad de ángel con cuchillo, mi caballero ausente cuando muerdo manzanas, y el niño que hay en mí, el niño que sale ...
Para que me defiendas de Elías Nandino
Levántame la vida, deja lamer tu piel navegar tu marca en estos cuantos días que todavía me restan. Permíteme, también, que como tú yo piense que la muerte no existe y el tiempo no camina. Mi ocaso se apenumbra y casi veo agolparse las sombras que deberán ...
El beso de Patricio de la Escosura
Levantan en medio del patio espacioso cadalso enlutado, que causa pavor; un Cristo, dos velas, un tajo asqueroso encima, y con ellos, el ejecutor. En torno al cadalso se ven los soldados, que fieros empuñan terrible arcabuz, a par del verdugo, mirando asombrados al bulto vestido del negro ...
Trayecto de Héctor Rosales
Levantaste la copa de vino. De tu sed vinieron uvas que bebieron de lluvias y noches engordando racimos color azabache; uvas que ahora son ríos que cantan su muerte presurosa en tus labios...
La muerte es una buena maestra de Oscar Hahn
Levántate y anda al hospital me dijo la voz Soy el fantasma anterior a tu nacimiento Aún no es tiempo para el otro fantasma Tu muerte te afectaría profundamente Jamás podrías recuperarte de tu muerte Me pusieron en una camilla y me metieron al quirófano Al otro lado se ve el infinito ...
Romance de Gerineldo de Romancero Español
Levantóse Gerineldo, que al rey dejara dormido, fuese para la infanta donde estaba en el castillo. Abráisme, dijo, señora, abráisme, cuerpo garrido. ¿Quién sois vos, el caballero, que llamáis a mi postigo? Gerineldo soy, señora, vuestro tan querido amigo. Tomárala por la mano, en un lecho la ha metido, ...
El sol de Vicente Aleixandre
Leve, ingrávida apenas, la sandalia. Pisadas sin carne. Diosa sola, demanda a un mundo planta para su cuerpo, arriba solar. No cabellera digáis; cabello ardiente. Decid sandalia, leve pisada; decid sólo, no tierra, grama dulce que cruje a ese destello, tan suave que la adora cuando la pisa. ...
Palabra de Cristina Peri Rossi
Leyendo el diccionario he encontrado una palabra nueva: con gusto, con sarcasmo la pronuncio; la palpo, la apalabro, la manto, la calco, la pulso, la digo, la encierro, la amo, la toco con la yema de los dedos, le tomo el peso, la mojo, la entibio entre las manos, la acaricio, ...
Oración de Cristina Peri Rossi
Líbranos, Señor, de encontrarnos, años después, con nuestros grandes amores.
Eros desatado de Norma García Mainieri
Libre de ataduras Eros invadió la tierra, húmedas cuevas desafiantes cuerpos erectos, crepitantes Eros desatado, libre y ubérrimo pueblas el mundo de deseo consumado.
Remordimiento por cualquier muerte de Jorge Luis Borges
Libre de la memoria y de la esperanza, ilimitado, abstracto, casi futuro, el muerto no es un muerto: es la muerte. Como el Dios de los místicos, de Quien deben negarse todos los predicados, el muerto ubicuamente ajeno no es sino la perdición y ausencia del mundo. Todo se lo robamos, ...
Gente del río de Rodolfo Alonso
Libres bajo el sol, los isleños maniobran dulcemente sobre el lomo del agua. Sus embarcaciones se nos adelantan con intolerable rapidez. Sus brazos crecen. Sus cuerpos cultivados por el tiempo conocen la alegría de estar en el mundo, la única seguridad. Nosotros podemos saludarlos ...
Cetrería de Ana Emilia Lahitte
Liebre, venado, faisán. No me atrae la caza ni me gusta alinear la carne roja en bandejas de plata. Pero el halcón acaba de traerme tus ojos. Amo la cetrería. Mañana ha de traerme tu mirada. (Fuente: Jorge Carrol)
El sueño de Adán de Alí Chumacero
Ligera fue tu voz, mas tu palabra dura con vuelo de paloma sin más peso que su inmóvil cruzar el mar del viento; y persistes como un sonido bajo el agua, desde mi piel al aire levantada, ligera como fuiste, como esa ala que olvidada del mundo se recrea, convertida en ausencia y en olvido. ...
Somos el tiempo que nos queda de José Manuel Caballero Bonald
Ligeramente tumefacta pero ofrecida con codicia, llegó la boca hasta el lindero de la precaria intimidad. Iban reptando las parejas que se apiñaban en lo oscuro: no se miraban, se sumían en un compendio de sudores, se convertían en secuaces de la penumbra suspensiva. ...
Ligero como el canto que no acaba... de José Carlos Cataño
Ligero como el canto que no acaba Se ondula tu recuerdo en el verbero. Regresa y es el mismo. Despierto y no es un sueño, A tu vuelta inocente encadenado. La voz no sabe lo que canta. Tallas mi vida y no lo advierto. Hablo, Y siempre ignoro de quién hablo. ...
la onda de aire cálido... de Esteban Moore
like a thunderbolt he falls * la onda de aire cálido/ que flota el cielo del pequeño valle/ sostiene al halcón en magnífico planeo de alas abiertas/ y de él -el ojo atento/ que mide la distancia que separa la presa elegida de sus garras/ ojo certero que dirige preciso/ los relámpagos del instinto * ...
Praga, mi novia de Efraín Huerta
Lily me espera a las 11 en el puente del rey Carlos, al pie de San Juan Nepomuceno, santo de piedra, santo de agua, mudo, ahogado. Lily cree en Dios y yo corro hacia ella y hacia el río y después los dos iremos hacia las colinas, hacia el Castillo, hacia la Catedral, y caminaremos ...
Acróstico inicial de Héctor Rosales
Límite impreso larva del símbolo ilimitado En ti el sonido del alma queda blindado Trinchera en el papel de la emoción escrita Recluta en tus hilos de tinta esta breve cita Antes que la olvide y antes que sea olvidado...
Limonero del patio de Hugo Lindo
Limonero del patio, yo recuerdo tu matinal constelación dorada, tus maduros planetas en el suelo cantanzo zumos de amarillas gracias; tu manera sutil de estar volando en la invernal atmósfera del agua, mientras en tu ramaje, las chiltotas eran mudos ovillos de fragancia. Recuerdo tu amorosa ...
Ars Poética de Pablo Mora
limpiar el poder cuando corrompa vigilar mientras todos duermen unir lo posible con lo imposible mantener abierta la palabra sacar la flor de las cenizas llevar el infinito a cuestas salirle al paso a la mirada alentar todas las formas alumbrar la maravilla encender relámpagos asombrar ...
Linda rubia de Luis Llorens Torres
Linda rubia: las otras lindas rubias saben que tú eres la más rubia entre ellas. ¿De qué áureos medievales, de qué onzas de virreinos en flor, de qué monedas, por el roce de siglos derretidas, se amontonan en tus bucles y tus trenzas la melcocha de oro en que embalsada salta en rizos de sol ...
Tragaluz inédito (4) de David Escobar Galindo
Líneas de ciudadanos desempleados contra el atardecer -como los árboles de Pablo Antonio-. Es nuestro muro de las lamentaciones, nuestro oleaje en el malecón, nuestro paisaje sin chimeneas, nuestro glorioso aporte al emergente Movimiento de los Sí Alineados. (De: El jardín ...
Sauce de César Vallejo
Lirismo de invierno, rumor de crespones, cuando ya se acerca la pronta partida; agoreras voces de tristes canciones que en la tarde rezan una despedida. Visión del entierro de mis ilusiones en la propia tumba de mortal herida. Caridad verónica de ignotas regiones, donde a precio de éter ...
Cartulina de Ljubljana de Luisa Futoransky
Ljubljana tiene un río. Más bien modesto si lo comparo con las desembocaduras del Yangtsé o el Río de la Plata pero para río que no es de desierto y se seca todo el año menos tres días en que arrasa todo porque la arena le resbala por el lomo, está normal. Es río para coronarlo de puentes ...
Tras haber holgado con Prócula, Prisciliano medita de Jesús Munárriz
Llaman a esto pecado los fanáticos. A esta explosión que lenta se alabea, a este sentir con cada poro, vibrar en cada vello, a este ser piel, a esta dulzura derramada en carne viva, a este glotón enjambre de alegría, a estos...
Postigo de Efraín Bartolomé
Llaman a la puerta Es de noche y están tumbando la puerta Todos duermen Duerme la oscuridad El viento inmenso inmensamente duerme su inmenso sueño Duerme la noche Duermen las estrellas Pero en mi casa llaman con una piedra enorme que golpea iracunda...
Donde el tren se llama nieve de Carlos López Degregori
Llámenosla novia o nieve cuando falte al hotel: detengan en la cama las sábanas su curso, tiemble la lámpara, salte de rasguños la cortina. Que en la calle arda un perro. Que todas las esquinas y las luces escuálidas den a un taxi escarnecido Que el taxi viaje leguas, plazas, ...
Llamó a mi corazón, un claro día... de Antonio Machado
Llamó a mi corazón, un claro día, con un perfume de jazmín, el viento. A cambio de este aroma, todo el aroma de tus rosas quiero. No tengo rosas; flores en mi jardín no hay ya; todas han muerto. Me llevaré los llantos de las fuentes, las hojas amarillas y los mustios pétalos. Y el viento huyó... ...
Rin, rin, ¿quién es?, la muerte de Julia Escobar
Llamó la muerte a casa y no me puse. Ella dejó un mensaje: llámame en cuanto puedas que te busco. Dejé el buzón de voz desconectado para que no me importunaran sus mensajes. Es más, pedí a la compañía que me diera de baja, por si acaso.
Llega diciembre de Krisma Mancía
Llega diciembre con su larga cola de vejez y tu fe y tu inocencia y tu sencillez flotan en las vestiduras del viento. Esta vez el techo de la casa no soportó el peso de tus sueños porque dejaste de cortar las estrellas que se anclan en lo más alto de la montaña y dejaste...