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listado de poemas en audio por primeros versos letra l

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1352 poemas con la letra "l"

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El pan nuestro de Vilma Vargas
La gente se amotina de una ventana a otra. El último sol cae en la calle como un perro. La ciudad arde, se arrastra encendida hasta la noche. ¿Cómo vas a ganarte la vida? Llaga la calle con tu alma que va rodando, pero muéstrale los dientes al plumaje del mundo. ...
Naturaleza muerta de Rafael Mendoza
La gente se detiene a ver Televisores en los escaparates A comprar golosinas O a matar el tiempo Mientras los oradores Desde el monumento a la libertad Se esfuerzan en explicar Los problemas nacionales. Después la gente va a sus casas A comer y a comentar Lo que se puede hacer ...
La verdad de José Antonio Ramos Sucre
La golondrina conoce el calendario, divide el año por el consejo de una sabiduría innata. Puede prescindir del aviso de la luna variable. Según la ciencia natural, la belleza de la golondrina es el ordenamiento de su organismo para el vuelo, una proporción entre el medio y el fin, ...
Canción para la golondrina de Alejandro Aura
La golondrina es animal corriente, es obvia su semejanza con el torso de una mujer flaca aullando en la cama de los árboles; tocan sus plumas más ocultas las ramas con el viento; es obvia su semejanza con sus piernas, sus caderas (la línea), quizás un velo para tapar...
Retornelo de Luis Llorens Torres
La golondrina mansa del recuerdo se ha posado en mi torre de poeta. Viene de las difuntas lejanías... Del lado allá de las aradas sendas... Del sequedal escueto del olvido... De ti, La amada de una noche bella... ¡Aquella noche! ... La montaña. El valle... La echadez de la casa solariega, ...
Ala del sur de Efraín Bartolomé
La gran selva dormida: gritos bramar de monos crujir de ramas leves y un silencio magnífico después Desde la fronda un billón de ojos miran el estrellado cielo: su reflejo El ancho río fluye como una vena dulce en la espesura La densa noche tropical y su vaho amoroso...
Suenan las III de Francisco González Léon
La grande habitación que el grande espejo agranda más. Sobre la antigua consola, el viejo reloj de bronce bajo el fanal de cristal; y penumbras y friolencias en que la poquedad de mi lámpara, no basta a evaporar el frío de mi soledad. Escenas y efemérides vacías; ...
La Grotesca de Luis Raúl Calvo
La Grotesca sufre en las piedras de cianuro. Arrojadas al fuego, abatidas por la furia de cerebros desahuciados son el polvo de la bruma. La mansedumbre abraza los cabellos del ángel besa sus alas de ciruela y se recuesta en las costillas del demonio. De tanto en tanto nos vemos ...
La guitarra de Max Jara
La guitarra tiene el alma de una niña de ojos claros. En su caja guarda un nido tembloroso de gorjeos. A jardín por primavera su cordaje yo comparo: la tonada es una fuga de nostálgicos deseos que susurran los ensueños de la niña de ojos claros. Es un alma que ve rojo, ...
Paradisaea papua de Aníbal Núñez
La hembra no tiene nada de notable sus plumas pasan del blanco al beige por gradaciones suaves Ni por todo el oro del mundo me tomaría la molestia de examinar al macho y cuándo llega a toda su belleza. Prefiero a este respecto fiarme del testimonio de los nativos fieles ...
SIDA de Leopoldo María Panero
La herida es una enfermedad de la piel como si sólo lo que hay no bastara para hundirnos y construir la poesía como una enfermedad de la piel.
Escrituras visibles de Edel Morales
La hermosa memoria de un día en el mar. Figuras que sumerges hacia un brazo de agua más tranquilo y limpio, más intenso que la imagen o la palabra fuego, tantas veces igualada por ti a la idea de la libertad. Es todo lo que puedes hacer. Mira el dolor tatuado...
Tumba de pájaro de Amalia Iglesias Serna
La hierba fulgura más verde que anteayer y me he acercado. Al abrigo de los matorrales un pequeño jardín se sabe dulce alegoría de la muerte. Como entonces se escucha un sonido encandilado de élitros y el viento norte pasa diciendo que no hay nadie. Veo ahora una niña antigua, ...
Ensemble/semblanza de Rogelio Saunders
La hija acompañando a la madre cuya primavera ha pasado, es como el verano acompañando al invierno. El calor y el frío dialogando. Policromos vasos de vidrio con vuelos de holanda y tersuras de pollock. El hosco Cernunnos en la corteza del árbol. El rizoma lucíneo apaciguado ...
La hija del diablo se casa... de Marosa di Giorgio
La hija del diablo se casa. No sabíamos si ir o no ir. En casa resolvieron no ir. Ella paseaba con la trenza brillando como un vidrio al sol. Vestido celeste. Y las pezuñas delicadísimas, cinceladas y de platino. Con los ojos un poco redondos, insondables, se paraba frente a cada uno, ...
E. L. L. V de Rogelio Saunders
La historia de una mujer está en sus labios. Mira la cabeza de Jannine contra el muro ciego del patio. Su cara ennegrecida por la luz. Sus ojos cercados por la sombra: a sombrados, sin conciencia de ser bellos o cualquiera de esas magníficas e inexistentes cosas idio sincrásicas.. ...
El hilo de Ariadna de Miguel Huezo Mixco
La historia ha sido mal contada No soy Teseo el héroe mi nombre es otro Después de la guerra de los centauros bajé a los infiernos pero conseguí huir a los turbiones salobres ultramarinos Yo traía un casco reluciente como el de un motociclista Sin medallas ni condecoraciones ...
La memoria de Orfila Bardesio
La historia no registra el pan crucificado, el rey sin arcoiris, los niños, de colores, quebrados por el crimen, las batallas de encinares contra el acero enemigo, las hormigas vencidas por el peso. No registra la nave que arrastra su deriva en aguas extensas sin encontrar el puerto ...
Pieza equívoca de Elina Wechsler
La historia no termina. ¿Qué paloma mensajera mandaré esta vez, qué luz en el cielo harás brillar para que vea tu naufragio, para que sepas de mi naufragio? Solo así, distantes, conservamos la ilusión del desembarco. Pieza equívoca. Pieza en falso. Nunca voy a ti con las manos vacías. ...
De otro modo de Federico García Lorca
La hoguera pone al campo de la tarde unas astas de ciervo enfurecido. Todo el valle se tiende. Por sus lomos, caracolea el vientecillo. El aire cristaliza bajo el humo. Ojo de gato triste y amarillo. Yo, en mis ojos, paseo por las ramas. Las ramas se pasean por el río. Llegan mis cosas esenciales. ...
Ritmos de Eugenio Padorno
La hoja (o la que crea el pensamiento) en la mágica plenitud de la siesta. Cuerpos y estatuas en uno y otro mar como en las páginas de una edición bilingüe confrontados en esa luz no interrumpida en el papel, el gótico arañar de suspendidos y mutables signos entre anchas resacas del lenguaje. ...
Memoria de Pedro Enríquez
La hoja de afeitar se desliza con lentitud por la frente. No duerme la herida. En los párpados un eterno camino de labios. Pero no era allí el dolor. Dentro, dentro... Sólo en la memoria. De: Ciudad en obras
Ofertorio de Héctor Freire
La hoja de papel donde escribo este poema es una blanca mujer que me lee el pensamiento. En su espalda desnuda el cuerpo que grabo se convierte en pensamiento insensible. Tan sólo un pequeño gesto intentando ser. Y, con todo, ese cuerpo es un lugar donde nada muere: tanto silencio ...
La hoja de Elías Letelier
La hoja, sin saber que está muerta, cambia la curvatura de su periferia y declina con el rigor de los cristales del agua, en el universo de cuanto nace. En su memoria de caída, su orfandad precipita el derrumbe de su calavera; se torna cieno y sume el néctar de su proceso en el poro ...
El alfanje secreto (VI) de Santos Domínguez Ramos
La hora de la oración en la mezquita de oro. A mí dadme las tardes serenas de la infancia. La lentitud del patio, la penumbra del agua invisible, el naranjo con flores, el mirto, las columnas de mármol con racimos y acanto. A esa hora de salmodias y celosías secretas cuando se calma el viento ...
La memoria, ese alcázar (II) de Santos Domínguez Ramos
La hora de los rabeles y los gatos, antiguos y silentes guardianes de las puertas del templo. Golpeas con una aldaba la entrada transparente del tiempo. Igual que un sátrapa poderoso y altivo, subes a los adarves para ver acercarse, desde los arenales suaves del horizonte, al mercader ...
Ultimos días de una casa (Parte 3) de Dulce María Loynaz
La hora de mi dicha no ha durado una hora siquiera. Ellos vinieron, sí...Ayer vinieron. Pero se fueron pronto. Buscaban algo que no hallaron. ¿Y qué se puede hallar en una casa vacía sino el ansia de no serlo más tiempo? ¿Y qué perdían ellos en mí que no fuera yo misma? Pero teniéndome, ...
El poema de las horas de Raimundo Echevarría Larrazábal
La hora del presentimiento Una fragancia a carne gloriosa se disuelve sobre la luminosa fiebre de mis tejidos, como un embrujamiento celeste que me envuelve como la metempsicosis de un séptimo sentido. Caen las telarañas de la vida enfermiza y se alientan los nervios ...
Ejercicio preparatorio (Díptico con tablilla votiva) de Octavio Paz
La hora se vacía. Me cansa el libro y lo cierro. Miro, sin mirar, por la ventana. Me espían mis pensamientos. Pienso que no pienso. Alguien, al otro lado, abre una puerta. Tal vez, tras esa puerta, no hay otro lado. Pasos en el pasillo. Pasos...
Filtro grana de no sangría de Françoise Roy
La huella de un sueño no es menos real que la de una pisada Georges Duby Milagrosa la no sangría póstuma que nos aplican los ángeles: deja en el alma una trasverberación, un balido de Dios en el oído. Uno permanece quieto en la telaraña del silencio hasta que la memoria despierte ...
Adversario de Sergio Badilla
La humanidad ha quedado vacante. Un mortal aspira un último soplo de vida (la vaciedad quimera su certeza hechiza los artefactos que integran la esencia de su materia). Nada es ulterior ni siquiera perenne bajo su razón una mezcla de argumentos de cosas que pasan ...
Dragones de cartón (III) de Susana Reyes
La humedad corre sin aviso. En la ciudad caracolean desnudos se enroscan buscando calor en el asfalto el centro blanco de la noche sólo puede regalarles luz ¡Si tan solo fuera queso! Si tan solo se llevara el hambre
Beso I de Dina Posada
La idea más gustada se esconde detrás de mis labios para que tu lengua le dé alcance alzando la confusa sensación de una alianza recién abierta (Selección: Susan Rascon- traductora. Antología Voces sin fronteras, ...
Un hombre hermoso en mi boca de Etnairis Rivera
La idea permanece lozana de mis luces hacia adentro. No cambias la piel del deseo porque las líneas del ojo se marquen con rabia. Oh tiempo, dios ingrato, para mí, un hombre hermoso en mi boca. Lo demás es río que pasa De: El viaje de los besos
Llagado de su mano de Gilberto Owen
La ilusión serpentina del principio me tentaba a morderte fruto vano en mi tortura de aprendiz de magia. Luego, te fuiste por mis siete viajes con una voz distinta en cada puerto e idéntico quemarte en mi agonía. Lascivia temblorosa de las tardes de lluvia cuando tu cuerpo balbucía en Morse ...
La imagen del rey, por ley... de José Martí
La imagen del rey, por ley Lleva el papel del Estado; El niño fue fusilado Por los fusiles del rey. Festejar el santo es ley Del rey; en la fiesta santa...
La procesión de Marilina Rébora
La imagen del Señor va llegando de lejos sobre la muchedumbre la figura resalta; circuida por rayos de argentinos reflejos: se acerca sobre hombres de la intrépida Salta. Detrás, es como un río de vibrantes cortejos, los ojos en la Cruz, que el entusiasmo exalta, ...
Escrito de noche de Lauren Mendinueta
La impresión está llena de errores. Las palabras cojean sin llegar al final. Algunas frases se desmoronan Arruinándolo todo. Las manos manchadas de tinta Disecan recuerdos. El escritor busca aquello no escrito Que complete La página no iniciada del hombre.
Desde arriba de Mario Benedetti
La inagotable sangre que se vierte en los mitos los crímenes que amueblan las mejores sagas los parricidios los incestos los tormentos las erinneas las moiras ilustran las rabietas celestiales ¿qué se podía esperar de los humanos con ese mal ejemplo de los dioses? ...
Mi casa de Nora Méndez
La inauguro a diario Bajo la cascada y el gallo Cambiantes los vecinos Alguna vez fueron buenos Sin cajita para el gato Excéntrico pasea suelto Con las aspas del ventilador Y las colas de ardillas verdes Paredes modelando en blanco hueso Platicando con olores ...
Pueblo no plebe de Salomón de la Selva
La independencia fue para que hubiese pueblo y no mugrosa plebe: hombres, no borregos de desfile; para que hubiese ciudadanos; para que júbilo goce la infancia en decencia de hogares sin miseria; para que abunden los jardínes de recreo infantil; y los juguetes; y, [mejores que las flores, ...
La infancia... de Rodolfo Häsler
La infancia acaba devorada por los lobos, la infancia final con la piel hermosísima y sin pausa hasta el agotamiento. La pasión arranca hacia la muerte como las semillas íntimas de una encina sacudida. La muerte...
Infancia 1942 de Manlio Argueta
La infancia era la noche especialmente, y pensar en el día que vendría mañana, mamás enfermas, papás que no llegaban nunca, hermanos que se iban olvidando a medida que ya no regresaban. Y era la muerte la mátalascallando, como si se enojara todo el tiempo. Iba y venía ...
La infancia es una gracia... de Yolanda Pantin
La infancia es una gracia que me fue desprendida. Aquello que se viene me devuelve persona con brío de reír. Ya no tengo memoria para el nombre del árbol y semilla tallada. Ni de aquel que resiste con caballos en las palmas y tiene a cada lado una rienda tejida. Lo cierto más oscuro, cuando divago ...
Umbral (VII) de Daniel Chirom
La infancia un jardín enloquecido. Mirra e incienso tu casa carmín y fuego tu reino. Telares del alba muerden tu deseo, la rosa negra te eleva entre las brumas y enciende las luces del alba. Oh fronteras irredentas hacia las playas corres para bordar las olas que surcarán los mares. ...
Huertos de Juan Pablo Riveros
La infinita descomposición de la luz en la cristalería del hielo. Barcos cargados de arcoiris y navegaciones en las que cualquier oro era nada. Como esas rorantes matas de zarzaparrilla con sus rútilas gotas de sangre sobre la nieve más sana, más pura, en el último rincón de la huerta ...
Stettin de Rodolfo Häsler
La inmensa planicie brumosa, húmeda, helada en su superficie, tierra y cielo solidificados por meses y meses, no entra el azadón, los enormes almácigos dispersos al borde de los canales indican la cercanía de las granjas, extensa granja de ladrillo y madera entrecruzada ...
Sed de Lucero Alanís de Gurrola
La inmensidad, la sed es la memoria. Luis Armenta Malpica Ya no juegan a ser los dioses de la lluviapiedras y varas en abandono Niños que añoran beber los quásares llevan en sus cactos las grietas del esfumado camino No duele más la sombra del otro que se va y sigue yéndose ...
MENG de Pilar González España
La insensatez de la juventud Me he conocido y me he dado cuenta de mi profundidad porque constato que estoy en mi superficie ¿Qué hago aquí? Nada Nado ¿Y al fondo? Todo Selección: Manuel Francisco Reina.
Booz ve dormir a Ruth de Gilberto Owen
La isla está rodeada por un mar tembloroso que algunos llaman piel. Pero es espuma. Es un mar que prolonga su blancura en el cielo como el halo de las tehuanas y los santos. Es un mar que está siempre en trance de primera comunión. Quién habitara tu veraz incendio rodeado de azucenas ...