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listado de poemas en audio por primeros versos letra l

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1102 poemas con la letra "l"

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Caballero solo de Pablo Neruda
Los jóvenes homosexuales y las muchachas amorosas, y las largas viudas que sufren el delirante insomnio, y las jóvenes señoras preñadas hace treinta horas, y los roncos gatos que cruzan mi jardín en tinieblas, como un collar de palpitantes ostras sexuales rodean mi residencia solitaria, ...
Los labios impacientes... de Blanca Andreu
Los labios impacientes de la noche te sanan mientras abren el olor de la piedra te conducen si acosan el alma de la piedra si el tierno corazón mineral beben es tu hora es la noche así, dirás que te han robado como un vino novicio y te harás piedra aguda como un líquido agudo ...
Los maestros se juegan al remate... de Eduardo Milán
Los maestros se juegan al remate ya que todo comienzo es bueno . El asunto es la clausura, la voluntad de convento. Habla de amor, habla de tiempo, habla de hambre de los que padecen, habla de las pequeñísimas cosas: lápiz, bala, libélula, papeles sobre la mesa con florero ...
Como a nosotros el tiempo de Márgara Russotto
Los mangos en el plato como en desmesurado desierto no se asoman al tiempo. No abren sus fisuras de luz ni vibra la cerrazón de su carne, carne compacta que transcurre para nada, carne de monja. Y en la geometría del cuarto son el planeta inmóvil, la cosa oscura que no sabe ...
Los marineros son las alas del amor de Luis Cernuda
Los marineros son las alas del amor, son los espejos del amor, el mar les acompaña, y sus ojos son rubios lo mismo que el amor rubio es también, igual que son sus ojos. La alegría vivaz que vierten en las venas rubia es también, idéntica a la piel que asoman; no les dejéis marchar ...
Recuerdo de infancia de Eduardo Anguita
Los mendigos escapan del tallo de las plantas en gruesas gotas de dignidad y mármol. Vuelan por el día como los primeros leños en el monumento espeso del aire de los suspiros. Sobre los techos crecen a toda hora ciegos presuntuosos pero los hilos de un muerto extraño . ...
Los mineros salieron de la mina... de César Vallejo
Los mineros salieron de la mina remontando sus ruinas venideras, fajaron su salud con estampidos y, elaborando su función mental cerraron con sus voces el socavón, en forma de síntoma profundo. ¡Era de ver sus polvos corrosivos! ¡Era de oír sus óxidos de altura! Cuñas de boca, ...
Los minutos buscan su propia hora... de Juan Carlos Lemus
Los minutos buscan su propia hora Atan sus cabos y arman A duras penas Un día Cada ladrillo es la estructura de un siglo Y yo, todo huesos No acabo de armar de una vez por todas Mi gran escultura triste (De: Yo, fauno)
Diálogo de Francisco González Léon
Los mismos sitios y las mismas calles. Días como tirados a cordel , tan lisos y tan sin detalles. Cual el tic-tac de un reloj isócrona la vida, y monótono el latir del corazón. El propio sol adormilado y yerto echado como un perro junto al huerto; las mismas puertas en los mismos quicios; ...
Diálogo de Francisco González Léon
Los mismos sitios y las mismas calles. Días como tirados a cordel , tan lisos y tan sin detalles. Cual el tic-tac de un reloj, isócrona la vida, y monótono el latir del corazón. El propio sol adormilado y yerto echado como un perro junto al huerto; las mismas puertas en los mismos quicios; ...
Sala vacía de Jorge Luis Borges
Los muebles de caoba perpetúan entre la indecisión del brocado su tertulia de siempre. Los daguerrotipos mienten su falsa cercanía de tiempo detenido en un espejo y ante nuestro examen se pierden como fechas inútiles de borrosos aniversarios. Desde hace largo tiempo ...
El descanso del guerrero de Roque Dalton
Los muertos están cada día más indóciles. Antes era fácil con ellos: les dábamos un cuello duro una flor loábamos sus nombres en una larga lista: que los recintos de la patria que las sombras notables que el mármol monstruoso. El cadáver firmaba en pos de la memoria: iba de nuevo ...
Los muertos mandan de Amado Nervo
Los muertos mandan. ¡Sí, tú mandas, vida mía! Si ejecuto una acción, digo: ¿Le gustaría? Hago tal o cual cosa pensando: ¡Ella lo hacía! Busco lo que buscabas, lo que dejabas dejo, amo lo que tú amabas; copio como un espejo tus costumbres, tus hábitos..., ¡Soy no más tu reflejo! ...
Maldición del molusco de Tilo Wenner
Los muertos no dicen esta boca es mía Sus dulces consecuencias no laten entre los pastos No respiran ¡Reino incorregible! Consume la vida no dice adiós Todo resta entre nosotros La gran voz de trueno cae con sus claves ¡Imposible cultivo del engaño! Un avance sin ser. ...
Conversación de Jaime Gil de Biedma
Los muertos pocas veces libertad alcanzáis a tener, pero la noche que regresáis es vuestra, vuestra completamente. Amada mía, remordimiento mío, la nuit c est toi cuando estoy solo y vuelves tú, comienzas en tus retratos a reconocerme. ¿Qué daño me recuerda tu sonrisa? ¿Y cuál dureza mía ...
Críticas de miedo de Armando Uribe Arce
Los muertos que fuimos ya se aburrieron de estar muertos. No renacimos sino que nacimos mal hechos unas furias, maltrechos y con caras de ningunos amigos de nadie en absoluto. En eso estamos. Nos barrieron debajo de los pies con escobas de arbusto. Luego después de lo cual ...
Regreso de Luis Raúl Calvo
Los muertos regresan de vacaciones desparramando su alma en un florero. En esas aguas vírgenes de odio escurren el hastío. Los muertos regresan del exilio a reclamar por exiguas pertenencias adquiridas a dialogar con la piel dolida por su ausencia germen hacedor del olvido. ...
En el parque de Jairo Guzmán
los músicos del aire son las flores que flotantes semejan señoritas vestidas con un manto de pájaros en el parque donde la gente el domingo deambula soñando castillos de crispetas y caminan como si viajaran en alfombras de mariposas para que los poetas se inspiren mientras ...
Exilio marino de Raquel Huerta - Nava
Los navegantes enlazan plegarias cristales (sirenas: jauría de alas) el esquife penetra los oleajes con firme timón atraviesa los gritos y las sombras mar del encarcelamiento (mapa de preguntas) precipicio del instantealiento del océano. De: Tramontana Poema proporcionado por la ...
Amor y orgullo de Gertrudis Gómez de Avellaneda
Los negros cabellos al viento tendidos, los ojos hundidos, marchita la tez, hoy llora humillada la hermosa María, ejemplo algún día de altiva esquivez. Su pecho acongoja profundo quebranto, no alivia su llanto su acerbo dolor; que en triste abandono su amante la deja, de bronce a su queja, ...
Tiempo de Nora Méndez
Los neones de su imperio Lucen colosales Sobre las oscuras premoniciones del hombre No es casualidad Que nunca pueda girar a la izquierda Que señale Que apunte y fuego Que repique Que nos mida Que corra contra nosotros Seria tan fácil ponerlo a dormir ...
Comunión plenaria de Oliverio Girondo
Los nervios se me adhieren al barro, a las paredes, abrazan los ramajes, penetran en la tierra, se esparcen por el aire, hasta alcanzar el cielo. El mármol, los caballos tienen mis propias venas. Cualquier dolor lastima mi carne, mi esqueleto. ¡Las veces que me he muerto al ver matar un toro!... ...
Los niños se adormecen en las fuentes... de Juan Antonio Masoliver Ródenas
Los niños se adormecen en las fuentes las madres se levantan y levantan como ángeles que vuelan en la muerte los sueños se despiertan y se espantan ya llaman los relojes para el alba la ropa está teñida en sus tendales se levantan las faldas y la enagua pasan los hombres ...
Viaje de Salvador Novo
Los nopales nos sacan la lengua pero los maizales por estaturas con su copetito mal rapado y su cuaderno debajo del brazo nos saludan con sus mangas rotas. Los magueyes hacen gimnasia sueca de quinientos en fondo y el sol -policia secreto- (tira la piedra y esconde la mano) ...
María Gracia Subercaseaux, Espejo de Carlos Barbarito
Los ojos abiertos, cuando está oscuro, los ojos cerrados, cuando estalla el relámpago. ¿Qué falla en el instante puro, en la instancia más abierta y destilada? No somos polvo ni hierba. Y lo somos, aunque entremos al mar y, entre olas, sepamos que allá abajo hay plantas y peces. ...
Donde yo estoy de Julio Llinás
Los ojos blancos, la piel paralizante: me buscaréis en vano entre mis bestias. Mi roja música ha triunfado. (Ah la frenética infancia junto al médano y la esmeralda polar, surcando nuestra casa). Me encotraréis en lo más hondo del bosque, temblando al grito de la lava, sirviendo ...
Una rosa de Nancy Morejón
Los ojos de Abel Santamaría están en el jardín. Mi hermano duerme bajo las semillas. Santiago alumbra las frescura del tiempo que nos tocó vivir. Un niño baila el dulce aire de julio en la montaña. Alguien escucha su canción bajo el estruedo puro de una rosa.
Una sirena eterna (V) de Isolda Dosamantes
Los ojos de la presa están sellados por una tela de almidón, de su nariz el agua surge, los estornudos se han hecho tan frecuentes, que el hombre ha cambiado la flecha por el pañuelo azul que pasa por sus labios. Selección del poemario inédito UN GRITO EN EL ARCA de Isolda ...
El de Jorge Luis Borges
Los ojos de tu carne ven el brillo del insufrible sol, tu carne toca polvo disperso o apretada roca; él es la luz, lo negro y lo amarillo. Es y los ve. Desde incesantes ojos te mira y es los ojos que un reflejo indagan y los ojos del espejo, las negras hidras y los tigres rojos. No le basta crear. ...
Al final de Irene Sánchez Carrón
Los ojos ven, el corazón presiente. Octavio Paz Que pocas cosas duelen. Digamos, por ejemplo, que se puede no amar de repente y no duele. Duele el amor si pasa hirviendo por las venas. Duele la soledad, latigazo de hielo. El desamor no duele. Es visita esperada. No duele el desencanto. ...
Epigramas (1) de Rafael Alcides Pérez
Los pactos entre bandidos y caballeros no funcionan y llevan a la cárcel al caballero. El bandido nunca se hará caballero pero el caballero termina convirtiéndose en bandido. De:Con una súbita vehemencia-Antología de poesía contemporánea en Cuba-La Habana, Cuba
Los pájaros anidan en mis brazos... de Gloria Fuertes
Los pájaros anidan en mis brazos, en mis hombros, detrás de mis rodillas, entre los senos tengo codornices, los pájaros se creen que soy un árbol. Una fuente se creen que soy los cisnes, bajan y beben todos cuando hablo. Las ovejas me pisan cuando pasan, y comen en mis dedos los gorriones; ...
Correcciones de Juan Gelman
Los pájaros de ayer picotean el hálito del mundo que tiene un hígado de oro y equivoca los gestos del porvenir. Ya vino como espanto y llora a escondidas. No conoce el dolor que trabaja afuera del dolor. De: Valer la pena Volumen CDLXXVIII de la colección Visor de poesía ...
Dèjá vu de Nora Méndez
Los pájaros no irán más al Sur se tragarán sus melodías arrevesadas y la yegua de ámbar cabalgará mansa sobre tu silla Dos horas más tarde nos desconoceremos tú serás el vendedor de diálogos cimbreantes y yo la actriz que finge estar perdida en los semáforos Se juntarán ...
Resucitarán de Manuel Gutiérrez Nájera
Los pájaros que en sus nidos mueren, ¿a dónde se van? ¿Y en qué lugar escondidos están, muertos o dormidos, los besos que no se dan? Nacen, y al punto traviesos hallar la salida quieren; ¡pero como nacen presos, se enferman pronto mis besos y, apenas nacen, se mueren! En vano con raudo ...
Paréntesis de Andrés Sánchez Robayna
los pasos que se oían en la grava avanzaban a ras del mediodía hacia los setos invisibles iba la sombra entre las manchas de los pétalos rojos sobre la grava negra rojo oscuro de los pétalos echados sobre la grava negra y aquel árbol y aquella luz querían decir algo
Cercanías de Jorge Luis Borges
Los patios y su antigua certidumbre, los patios cimentados en la tierra y el cielo. Las ventanas con reja desde la cual la calle se vuelve familiar como una lámpara. Las alcobas profundas donde arde en quieta llama la caoba y el espejo de tenues resplandores es como un remanso en la sombra. ...
Medianoche de Julio César Aguilar
Los pensamientos, hoy perdidos, en la eternidad de mi noche buscan su cauce, su destino. Llega de unos gatos la cópula de lejos hasta mis oídos. Ya por debajo de las sábanas más helado se vuelve el frío. A través de un terco reloj muy lentamente me aproximo a los latidos del silencio ...
A ninguna parte de Roger Wolfe
Los pensionistas hablan de trombosis en los autobuses o aguardan el final en los bancos de los parques públicos entre mierda de palomas y jeringas ensangrentadas, o me paran en la calle ante escaparates llenos de electrodomésticos para preguntarme la hora ...
Conticinio de Jorge Ortega
Los perros son esfinges de cemento opaco, figuras congeladas por el silencio raso. Todo calla en el barrio milagrosamente como un hechizo exprés decreto del azar. Porque como nunca la quietud es tan oblonga a punto de abarcar cosas y seres vivos: entes presurizados ...
El altar de los espejos de Luis Alberto Ambroggio
Los piratas sabían guardar a sus cautivas; entre espejos y espejos las tenían... Aquí sólo leo tu cuerpo; los tesoros de la otra isla fueron la posesión del banquete entre vinos de un parral en primavera. En esta roca el dolor nos distingue de los dioses; las olas nos roban una y otra vez la cercanía. ...
Los pobres de Roberto Sosa
Los pobres son muchos y por eso es imposible olvidarlos. Seguramente ven en los amaneceres múltiples edificios donde ellos quisieran habitar con sus hijos. Pueden llevar en hombros el féretro de una estrella. Pueden destruir el aire como aves furiosas, nublar el sol. Pero desconociendo ...
Los pobres en la central de autobuses de Ledo Ivo
Los pobres viajan, en la central de autobuses levantan los cuellos como gansos para mirar los letreros del autobús. Sus miradas son de quien teme perder alguna cosa: la valija que guarda un radio de pilas y una chaqueta que tiene el color del frío en un día sin sueños, el sandwich ...
Orden (Poética a la que otros se aplican) de Angel González
Los poetas prudentes, como las vírgenes cuando las había-, no deben separar los ojos del firmamento. ¡Oh tú, extranjero osado que miras a los hombres: contempla las estrellas! (El Tiempo, no la Historia.) Evita la claridad obscena. Cave canem.) Y edifica el misterio. Sé puro: no nombres; ...
Las causas de Jorge Luis Borges
Los ponientes y las generaciones. Los días y ninguno fue el primero. La frescura del agua en la garganta de Adán. El ordenado Paraíso. El ojo descifrando la tiniebla. El amor de los lobos en el alba. La palabra. El hexámetro. El espejo. La Torre de Babel y la soberbia. ...
Los profesores de Nicanor Parra
Los profesores nos volvieron locos a preguntas que no venían al caso cómo se suman números complejos hay o no hay arañas en la luna cómo murió la familia del zar ¿es posible cantar con la boca cerrada? quién le pintó bigotes a la Gioconda cómo se llaman los habitantes de Jerusalén ...
La aljaba del viajero (V) de Santos Domínguez Ramos
Los puentes van trazando su leve alegoría del mundo: los puentes se atraviesan mirando el vado oscuro que dibuja en la orilla la azul caligrafía del recuerdo, sus pasadizos turbios, la trama del tapiz con las uvas de Trípoli, la taracea secreta que va labrando el agua con ese empeño inútil ...
Poema de amor de Roque Dalton
Los que ampliaron el Canal de Panamá (y fueron clasificados como silver roll y no como golden roll , los que repararon la flota del Pacífico en las bases de California, los que se pudrieron en las cárceles de Guatemala, México, Honduras, Nicaragua por ladrones, por contrabandistas, ...
Elegía a Ernest Hemingway de Mahfud Massís
Los que arrastramos un pescado, o una vaca negra, como el Viejo Amargo del Mar de las Antillas, los que apacentamos una gran culebra por el llano arrojamos tu ataúd como un sauce de pelos. ¡Qué golondrina, que sueño sobrevolaba tu corazón cuando mostrabas el pecho en armas, ...
Nocturno de Rubén Darío
Los que auscultasteis el corazón de la noche, los que por el insomnio tenaz habéis oído el cerrar de una puerta, el resonar de un coche lejano, un eco vago, un ligero rüido... En los instantes del silencio misteriosos, cuando surgen de su prisión los olvidados, en la hora de los muertos, ...