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listado de poemas en audio por primeros versos letra l

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1185 poemas con la letra "l"

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La ventana me remite... de Almudena Guzmán
La ventana me remite a su coche, el coche al beso, el beso a la oreja que anda siempre perdiendo pendientes, la oreja a la boca, la boca a las medias porque las rompe, las medias al... -¿Tienes un bolígrafo de más? -Toma, y a ver si dejas de pedirme cosas, que contigo al lado ...
La ventana de Manuel Altolaguirre
La ventana separa al mundo de los trenes, de los grandes vapores, de los hombres a pie, del mundo quieto de un alma sola. ¡Qué alegría ver los rosales y los vendedores! Al ruidoso paisaje de tráfico y de vida mi tristeza se asoma. Mi soledad consciente mira las hermosuras inútiles del mundo. ...
Oficios de la muerte de Ana Emilia Lahitte
La veo trabajar en cal pensante como si su lujuria de tinieblas le permitiese inscribir en tierra todos los nombres de la soledad. Pero aún no pudo enterrar mi sombra. Tampoco la ración de sangre sola que cada muerto cava en humildad.
La verdad de Antonio Porchia
La verdad tiene muy pocos amigos y los muy pocos amigos que tieneson suicidas.
La vi deidad, y me postré a adorarla... de Juan Bautista Arriaza
La vi deidad, y me postré a adorarla, y por volver el ídolo benigno, la prosa olvido, y me dedico a hablarla en el leguaje de los dioses digno. De entonces fue mi signo pintar en mis canciones sus dulces perfecciones; ¡y cuánto, oh cielos, su beldad me ilumina! que es a su lado ...
Cleopatra de Salvador Díaz Mirón
La vi tendida de espaldas entre púrpura revuelta... Estaba toda desnuda aspirando humo de esencias en largo tubo escarchado de diamantes y de perlas. Sobre la siniestra mano apoyada la cabeza, y cual el ojo de un tigre un ópalo daba en ella vislumbres de sangre y fuego ...
La vida cuelga de Rafael Arévalo Martínez
La vida cuelga en todas partes: cuelga en los brazos de una madre y en las rmas de un árbol y aun de las manos de una estatua de mármol hecha nidos de golondrinas. La vida cuelga por doquier. Y las columnas de la vida son el manzano y la mujer. La vida cuelga en las tetas ...
La vida empieza a correr... de Nicolás Guillén
La vida empieza a correr de un manantial, como un río; a veces, el cauce sube, a veces, el cauce sube, y otras se queda vacío. Del manantial que brotó para darte vida a ti, ay, ni una gota quedó para mí: la tierra se lo bebió. Aunque tú digas que no, el mundo sabe que sí, que ni una gota quedó ...
La vida es así... de Marina Romero
La vida es así. Tú y yo. Pero por muy corta que sea la distancia de tu corazón al mío, tú no puedes sentir mi sed, mi doler, mi hambre; no puedes reír mi risa ni llorar mis lágrimas (Hay sociedades benéficas, almas caritativas, generosos filántropos ) En la arena cálida de las playas, ...
La vida es buena de Sabeli Ceballos Franco
la vida es buena andando descalzos y en calzones en nuestra casa de tres piezas el sol desafinando en nuestro patio tres cuerpos mojados una manguera vieja y un patito de hule en la bañera la vida es buena cuando dejamos abiertas las puertas para mirarnos para entonar a coro ...
La vida va y viene de Rosa Amelia Alvarado Roca
La vida es como un guinguilingongo sube y bajabaja y sube a veces se ganaa veces se pierde en mi vida de todo he hecho y a lo mejor he hecho muy poco sube y bajabaja y sube marea poderosa poderosa resaca nada se detiene, es una barca que no llega a puerto si te bajas, ...
Todos los trajes de la muerte de Julia Otxoa
La vida es insoportable sobre las cenizas de las víctimas. No me hables de los héroes, he visto todos los trajes de la muerte, la sombra de la sangre derramada es siempre imborrable y única. Miro nuestra casa y sólo veo fantasmas. Poema seleccionado por la autora
Los días de Vilma Vargas
La vida es música que se aleja. Contemplas desde una ventana el mundo con la pasión de quien lo ha tenido. El río salta como una sorpresa. Una piedra que no es suya lo ve correr. ¿Oyes? Hasta el aire parece alejarse. Ya no se ven los rostros. Eres una más, ausente, ...
La vida es... de Leopoldo María Panero
La vida es un borracho una ebriedad de espanto un lugar en el cieno una ebriedad de lodo que cae de mi boca, formando el poema. (De: Conversación, -Nivola- 1a. Edición-febrero 2003- España)
Punto de rocío (6) de David Escobar Galindo
La vida hace que los silencios se acostumbren a su propio destino, Porque los silencios también tienen derecho a la benevolencia del refugio: A los patéticos silencios que no respiran Hay que darles auxilio boca a boca, A los silencios encumbrados en las torres gemelas de la razón ...
La vida huyó en el lamento... de Mariana Bernárdez
La vida huyó en el lamento de no tenernos imposibilidad que me aventuró a otras tierras y a ti a otro cielo. La piel se nos fue transparentando Dejaste hijos que contarían que el abuelo en vez de ojostenía mordidas de noche Yo me enredé en papelesde tonalidades blancas que olía ...
Cuando yo aún soy la vida de Francisco Brines
La vida me rodea, como en aquellos años ya perdidos, con el mismo esplendor de un mundo eterno. La rosa cuchillada de la mar, las derribadas luces de los huertos, fragor de las palomas en el aire, la vida en torno a mí, cuando yo aún soy la vida. Con el mismo esplendor, y envejecidos ojos, ...
El arca de los sueños (63) de Juana Rosa Pita
La vida no me deja cortejar a mi muerte esa fiel compañera del café cotidiano El eterno angustiado se paró en el sendero sucumbiendo a un altivo no serviré de su alma: no fue fiel a la vida Y qué es ésta sino la biografía de un soplo que no vemos pero nos ve y nos roza invitando ...
El vuelo de Guadalupe Grande
La vida nos sabe a poco el mar no nos basta Somos un signo de interrogación que ha perdido su pregunta Y sobre todas las tristezas el vuelo ensimismado del trapecio -pronuncié tu nombre más solitario tu nombre hecho de ausencia mínimo conjuro de sílabas que nombra ...
La vida real. de Luis Raúl Calvo
La vida real es un desgastado sacerdosio. En las altas ciudades, miles de fieles confinan sus almas para apaciguar el fuego de la carne la dorada caridad de la limosna el religioso orden de los días por venir. Habíamos dejado todo en manos de los dioses, la deidad de la cuaresma ...
Desde la pupila del buitre (La vida se enciende...) de Johanna Godoy
La vida se enciende en la muerte y desnuda sus miserias ante nuestros ojos Tú susurras palabras que no supe decir mientras comienzo y final se persiguen en impúdica danza Y no distinguimos nuestra vida de nuestra muerte en este movimiento que se transparenta en la nada
La vida se nos va... de Domingo F. Faílde
La vida se nos va, ya ves, como leímos en los libros antiguos: en un soplo. Lo supimos entonces, acuérdate, admirando los versos de Virgilio. También a estas alturas, llevamos con nosotros los oscuros penates, y su lista se expande como en una batalla. ...
Canción deshojada de Luis García Montero
La vida tiene pétalos y un rosal donde tiemblan las historias. La historia de ese pájaro que llegaba a dormirse en los escaparates y ahora vuela en el alma de sus nuevos clientes. La historia de esa nube que cubría ciudades con papel de periódico y ahora deja su lluvia en un tren cancelado. ...
Deslizado murciélago de Claudia Herodier
La vida transcurre, deslizado murciélago de noches cerradas. Al final de una gruta una fuente y un árbol pispilean; mariposas de musgo se acercan. ¡Nunca mas el agua repite el mismo curso! Hojas caen en los remolinos del tiempo, mientras el aire, tranquilo demiurgo, hijo del éter, ...
Ofrenda (10) de Luis Cardoza y Aragón
La Vie s en va Una mujer, con su mirada, Me dice: - Vívela La Vida, a gritos, - Sigue a esa mujer Dejo mi banco en el parque Y tras ella voy por la avenida. Desenvuélvese ésta Como una película. La Vida se entrega Como una mujer. Y tal a tu querida enseñas La manera de amar, ...
Sobremesa alegre de Manuel Magallanes Moure
La viejecita ríe como una muchachuela, contándonos la historia de sus días más bellos. Dice la viejecita: ¡Oh, qué tiempos aquellos cuando yo enamoraba a ocultas de la abuela! La viejecita ríe como una picaruela y en sus ojillos brincan maliciosos destellos ¡Qué bien luce la plata ...
Nunca más huérfana de Pablo Mora
la vigilia que cuando un alma que en soledad vivía quedó también en soledad herida Nunca la soledad sonora fue más noche sosegada que cuando aquella Esposa sintió que todos mil gracias le fueron refiriendo de su Amado Nunca el amor jugó mejor al escondido que cuando aquéllos entre montes ...
Cine Darío de Luis Alvarenga
La viruta de la tarde fluye reina por el alambique del cine sos el único entre los que fuman su lluvia el único amo del silbido y el salto mortal de la palabra el único que retuerce sus venas con las de la pantalla el único el de la saliva el unico el que gritaaaaaaaaaaaaaaatrapado en la pupila ...
Memorias de reptil de Marié Rojas Tamayo
La voluptuosidad de mi cuerpo ardiendo lentamente, Reverberando bajo los rayos del sol Contra la blanda arena. Estirarme perezosa y volver la otra mejilla... La increíble, inagotable sensación de subir, Trepar, escalar, Todo lo que sea subible o trepable o escalable, Siempre hacia arriba, ...
Adiestramiento de José Carlos Becerra
La voz de aquellos que asumen la noche, marinería de labios oscuros; la voz de aquellos cuyas palabras corresponden a esa luz donde el amanecer levanta la primera imagen vencida de la noche. Ahora cuando la memoria es una calle de mercaderes y héroes muertos, ...
Señales en el espejo de Raquel Huerta - Nava
La voz del corazón ya no me sirve el aire se estremece al contacto de las nubes como un rumor de viento marino marejada de las horas lentas que tocara los márgenes del tiempo busco el signo revelador de la existencia en la sutil esencia de la arcilla. De: Tramontana ...
Mar pagano de Enrique Díez-Canedo
La voz del mar es un clamor de furia, de paroxismo. En el temblor del agua, con espasmos de amor y de lujuria, tal vez un mito divinal se fragua. Líquidas trallas baten los cantiles; y es tan tremendo el ímpetu que azota los peñascos austeros y seniles, que su masa en esquirlas salta rota. ...
Bajo el volcán de Maricruz Patiño
La Voz I El viento recorta el perfil de su lomo inclinado El corazón del volcán está encendido fiesta de luces, cuando el sol caprichoso aparece quemándolo todo En el centro de la tierra estallan nubes Piedras y ceniza brota de un corazón de fuego cálida intocada Apenas un mal ...
Amonites (Selección) de Jeannette Lozano
La voz se hunde en la voz como la desnudez en la desnudez*** Todo principio es blanco.*** La poesía es destierro, al origen.*** Sola se mueve el alma cuando acompañada.*** Breve el tiempo, la flor; eternidad la abeja.*** Más que creación, asunción de lo creado. ...
La voz, como lluvia... de Almudena Guzmán
La voz, como lluvia de plata para dejarte entrever los delicadosamores que mantiene desde hace siglos, la luna crecida de abril con elámbar ruso. El talle de primavera que inundara tus brazos con flores de almendro; la piel, de paloma, y que al deslizarte por mi cuerpo creyeras ...
la voz, la de esta niña de Olvido García Valdés
la voz, la de esta niña que canta sola ahí , la del muchacho que por la noche da gritos y repite obsesivo hijo de puta, las voces de los niños que juegan; intransitiva voz, exenta en el mundo, cuerpos autómatas que a diario veo y que no veo, chillidos veloces de vencejos en el ...
Labor atenta de hilo solo... de Esperanza Ortega
Labor atenta de hilo solo -sigues tejiendo tu tapiz indócil- ese que no se ve ni engaña su hermosura a los reyes sedientos una puntada aquí en el quicio oscilante donde ayer escondías los más frescos racimos ¿qué será de tus manos que palpan los tesoros en los pliegues? ...
Labrador de Gloria Fuertes
Labrador, ya eres más de la tierra que del pueblo. Cuando pasas, tu espalda huele a campo. Ya barruntas la lluvia y te esponjas, ya eres casi de barro. De tanto arar, ya tienes dos raíces debajo de tus pies heridos y anchos. Madrugas, labrador, y dejas tierra de huella...
Lady Rowena de Ana Ilce Gómez
Lady Rowena de Tremain: dulce Lady de piel cascada mustia como las flores de esta jarra. Ahora tú y yo nos parecemos un poco, nada más un poco. Tú apagando tu fuego, yo pagando el mío.
Lágrimas que dejé de Miguel Arteche
Lágrimas que dejé tras la montaña. Ojos que no veré sino en la muerte. A través del adiós, ¿quién me acompaña si mis ojos que ven no pueden verte? Lágrimas y ojos que estarán mañana tan atrás del ayer. Aquí, donde no se abre la ventana: aquí la tierra mana lágrimas ...
Lame mi cuerpo líquida corriente de Ana Antillón
Lame mi cuerpo líquida corriente erizada y sombría. Silenciosa me he sumergido en la oquedad del agua dejándome arrastrar dormidamente. El fondo verde en la humedad reposa; a través de las capas ardua fragua levanta chispas negras: el oleaje envuelve, abrasa los viajeros leves ...
Desnudo de José Luis Cano
Lame, arena, su cuello, y ciñe fría su adormecido seno en ti yacente, que luego iré a besar esa serpiente de tu lengua, que el viento desvaría. Hiere mansa esa flor de la bahía que asume su mejilla húmedamente, y ciega esa callada boca ardiente que no quiere besar la boca mía. ...
Debate del cuerpo de Alí Chumacero
Lamento que entre tumbas se consume como época de sombra en una desatada tempestad, mi corazón esparce su evidencia, su dura flor de roca desolada y al desbordarse forma un cálido latir sobre la piel; golpean más allá del cuerpo sus defendidos límites prolongando ...
Fragmento VI /1 de La marcha de 150.000.000 de Enrique Falcón
Lamento. Lamen todas las cuchillas las bocas de la tierra: lamento. La caída de los brazos. Lamento. Cien mil mujeres agitándose las venas. Lamento. Un horror que acabe el llanto de cuevas en el ojo, en los ojos las cuevasde los ojos, un ojo invocadorde araña, un ojo-lamento. ...
El hijo pródigo de Rogelio Sinán
Lamiendo tierra, arena, raíces y bazofias, tumbo a tumbo al origen precipítase el río. Los oros del poniente despilfarró en cabriolas de ondulante premura por liquidar su opimo caudal de margaritas y alas de mariposa. Vuelve enjuto, lodoso, pordiosero de estío, Y, añorando caricias de paternales olas, ...
Ritual de mis piernas de Pablo Neruda
Largamente he permanecido mirando mis largas piernas, con ternura infinita y curiosa, con mi acostumbrada pasión, como si hubieran sido las piernas de una mujer divina profundamente sumida en el abismo de mi tórax: y es que, la verdad, cuando el tiempo, el tiempo pasa, sobre la tierra, ...
Ajeno de Claudio Rodríguez
Largo se le hace el día a quien no ama y él lo sabe. Y él oye ese tañido corto y duro del cuerpo, su cascada canción, siempre sonando a lejanía. Cierra su puerta y queda bien cerrada; sale y, por un momento, sus rodillas se le van hacia el suelo. Pero el alba, con peligrosa generosidad, ...
Fósiles (II) de Jair Cortés
Las alas podrían ser una extraña manera de nombrar los pétalos de algunas flores; el esfuerzo de la oruga que dejó en sí misma una vida de anhelos y de piedra. De: Dispersario Poema proporcionado por el autor
Las amantes... de Francisco Nájera
Las amantes. Saben que nunca pertenecerán en ningún lado. Pero tampoco lo desean. Para ellas siempre el exilio, y esa soledad en la que se anegan. Y así van de cuarto en cuarto y de país en país, desnudas, arrasadas, abandonadas a su delirio y a su dolor. Pureza de la más desarraigada realidad. ...
Qué manos a través de mis manos de Daisy Zamora
Las anchas manos pecosas y morenas de mi abuelo con igual destreza vendaban una herida, cortaban gardenias o me suspendían en el aire feliz de la infancia. Las manos de mi abuela paterna artríticas ya cerca de su muerte, una vez fueron frágiles manos, filigrana de plata, argolla de matrimonio ...