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listado de poemas en audio por primeros versos letra a

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1358 poemas con la letra "a"

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Al pasar otra hoja... de Angela Leite de Souza
Al pasar otra hoja de oraciones marianas un día nuevo comienza con promesas cargadas de energía... En el cielo, tronada. En el piso, calzada. En el cuarto, Donana, con el alma vacía. Volviendo a pasar hojas cansadas de un viejo misal donde flores del mal quedaron escondidas. ...
La mariposa de Marilina Rébora
Al pasar por la calle, cae una mariposa. Revolando insegura se pierde entre la gente, tornadizo vilano o pétalo de rosa, burbuja de jabón, pajarita luciente. Tras ella acude el alma, como ella, temerosa de que tanto ajetreo le cause un accidente, hasta que en tenue aleo ...
Al perderte yo a ti de Ernesto Cardenal
Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido: yo porque tú eras lo que yo más amaba y tú porque yo era el que te amaba más. Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo: porque yo podré amar a otras como te amaba a ti pero a ti no te amarán como te amaba yo.
Al perderte yo a ti... de Ernesto Cardenal
Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido: yo porque tú eras lo que yo más amaba y tú porque yo era el que te amaba más. Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo: porque yo podré amar a otras como te amaba...
La pena de perderte de Salvador Novo
Al poema confío la pena de perderte. He de lavar mis ojos de los azules tuyos, faros que prolongaron mi naufragio. He de coger mi vida desecha entre tus manos, leve jirón de niebla que el viento entre sus alas efímeras dispersa. Vuelva la noche a mí, muda y eterna, del diálogo privada de soñarte, ...
Al poema confío de Salvador Novo
Al poema confío la pena de perderte. He de lavar mis ojos de los azules tuyos, faros que prolongaron mi naufragio. He de coger mi vida deshecha entre tus manos, leve jirón de niebla que el viento entre sus alas efímeras dispersa. Vuelva la noche a mí, muda y eterna, del diálogo ...
Fuera de juego de Heberto Padilla
Al poeta despídanlo! Ése no tiene aquí nada que hacer. No entra en el juego. No se entusiasma. No pone en claro su mensaje. No repara siquiera los milagros. Se pasa el día entero cavilando. Encuentra siempre algo que objetar. A ese tipo, ¡despídanlo! Echen a un lado...
Hay una larga sequedad en la Esperanza... de André Cruchaga
Al poeta Rolando Elías, in memoriam. Poeta 1 Hay una larga sequedad en la Esperanza. Hay sombras de mármol en la conciencia. Hay vanos ángeles en los sueños. Hay tumbas en el orgasmo de los árboles: Savia sacra de la materia entre losas. Hay una luz que no duerme: ...
camino polvoriento de Alvaro Miranda Buranelli
al principio es un pequeño pueblo cercano a una montaña y hay una vida activa en él, los pobladores, que son pocos, viven sus vidas, no demasiado felices ni animadas pero todo es como el río: fluye con tranquilidad. Luego llegan extrañas personas que no conoce nadie en el pueblo ...
Borrados de Américo Ferrari
Al principio tenían sus rasgos bien marcados: ojitos boquita pequeño mentón. Netos voluntariosos como si todos se sintieran ya alguien como si no hubiera roce con lo de afuera y todo perfil fuese de marfil. Crecieron un poco y la brisa tibia les destiñó algo el ceño - después se ensañó: ...
Alma venturosa de Leopoldo Lugones
Al promediar la tarde de aquel día, cuando iba mi habitual adiós a darte, fue una vaga congoja de dejarte lo que me hizo saber que te quería. Tu alma, sin comprenderlo, ya sabía... Con tu rubor me iluminó al hablarte, y al separarnos te pusiste aparte del grupo, amedrentada todavía. ...
Monseñor de Pedro Valle
Al pueblo lo que es del César Alí Primera Sal a Lacalle cámbiate la mirada ojalá descubras al pueblo (¡éste que no es el tuyo!) (Fuente: Eleazar Rivera)
Al que ingrato me deja, busco amante... de Sor Juana Inés de la Cruz
Al que ingrato me deja, busco amante; al que amante me sigue, dejo ingrata; constante adoro a quien mi amor maltrata; maltrato a quien mi amor busca constante. Al que trato de amor, hallo diamante y soy diamante al que de amor me trata; triunfante quiero ver al que me mata ...
Albañil de Alfonso Gumucio Dagron
Al que madruga no lo ayuda nadie. Solo, con su pan bajo el brazo con su manzana brillante en el bolsillo con las rodillas que le suenan llena la calle vacía, a las seis de la mañana ladrillo sobre ladrillo asegura con las manos partidas cementosas la manzana madura de ...
Al revés del vestido... de Emilio Adolfo Westphalen
Al revés del vestido invisible del rey de la historieta -la Poesía es la tela visible- (o más bien audible) desprovista de consistencia...
Celos de Francisco Villaespesa
Al saber la verdad de tu perjurio loco de celos, penetré en tu cuarto... Dormías inocente como un ángel, con los rubios cabellos destrenzados enlazadas las manos sobre el pecho y entreabiertos los labios... Me aproximé a tu lecho, y de repente oprimí tu garganta entre mis manos... ...
En el refugio conoceré de Ligia Guillén
Al salir del sueño caracol tierno y desnudo, se me impuso una envoltura que no tendrá nunca mis medidas. Sólo en la casa de los espejos conoceré el aspecto de mi sombra que llora porque me queda grande.
Lectura de Ida Vitale
Al silbo de las sílabas subía de siete en siete vuelos hasta alcanzar un cielo de sílaba serena, que esconde lo que sabe que te espera, la sílaba no sierpe en donde el alma siempre se concierne. Cruza discreta por salteadas muertes, vacila ante el adusto mirar del desamor. Susurra como el agua ...
Parvo reino de Ida Vitale
Al silbo de las sílabas subía de siete en siete vuelos hasta alcanzar un cielo de sílaba serena, que esconde lo que sabe que te espera, la sílaba no sierpe en donde el alma siempre se concierne. Cruza discreta por salteadas muertes, vacila ante el adusto mirar del desamor. Susurra como el agua ...
A la poesía de Fernando Charry Lara
Al soñar tu imagen, bajo la luna sombría, el adolescente de entonces hallaba el desierto y la sed de su pecho. Remoto fuego de resplandor helado, llama donde palidece la agonía, entre glaciales nubes enemigas te imaginaba y era como se sueña a la muerte mientras se vive. ...
Manhattan dream de Cé Mendizábal
Al sumergirse en el oeste, por el dormido oleaje de las nubes, la encendida moneda que cae entre las agujas y las azoteas dirá si es cara o sol. Desde aquí, mi ventana intenta convencerme de que todos los reinos son míos: el cielo de mármol, las enervadas construcciones, la multitud. ...
Signos (traduzco mar lejano) de Gustavo Esmoris
Al sur del desayuno con cerveza y de las puertas giratorias vive ese mar lejano que desemboca en mí siempre su viento de invisible trama soplando silencioso aquí en la sangre los mástiles heridos de mi barrio basta cerrar los ojos para verlos izar sobre su asombro los colores...
Tacto fresco de Miguel Antonio Jiménez
Al tacto fresco del día mi voz se duerme y en tibia fiesta el sueño surge ahora se deshace el punto subrayado y robo al tiempo todas mis edades a la deriva recorro la ciudad y me encuentro a varios siglos del futuro revelado a los ojos que traspasan descubro árboles brotando en espiral ...
Al teclear me preparo para un nuevo dolor... de Roxana Crisólogo Correa
Al teclear me preparo para un nuevo dolor mis dedos postrados en la mayólica del aire van por la intransigente línea del tren Mis dedos enfadados con su instinto de dominación abiertos a los acertijos de un conductor que no soporta la espontaneidad de los saludos del otro sacudiéndose la arena ...
Mandrágora, Arte Poético de Enrique Gómez - Correa
Al toque del relámpago Sacad de paseo vuestro espíritu Hacia los acantilados del mundo exterior Tomad la primera palabra que salte sobre el labio Y lanzaos con ella al infinito. El mundo es una invención de poetas El poeta es una invención de la palabra Y la palabra es el perfil...
Al tornar del colegio... de Marosa di Giorgio
Al tornar del colegio, los otros niños jugaban en el patio; mamá preparó el té. Comencé a quitarme el delantal. Enseguida, volvieron las plumas. Mi rostro quedó absolutamente de perfil, se arqueó la nariz; crucé la ventana, volé al aire azul, batiendo...
Al ver mis horas de fiebre... (Rima LXI) de Gustavo Adolfo Bécquer
Al ver mis horas de fiebre e insomnio lentas pasar, a la orilla de mi lecho, ¿quién se sentará? Cuando la trémula mano tienda próximo a expirar buscando una mano amiga, ¿quién la estrechará? Cuando la muerte vidríe de mis ojos el cristal, mis párpados aún abiertos, ¿quién los cerrará? ...
Al ver pasar a la gente de Gonzalo Osses – Vilches
Al ver pasar a la gente, ¿Nunca te has preguntado quienes son? ¿Por qué luchan, qué sienten, qué hacen? ¿serán protagonistas de historias románticas, serán esclavos de una rutina amarga, serán juguetes del destino o marionetas de Dios? Al ver pasar a la gente, al caminar junto a ella, ...
Fuga de Manuel Altolaguirre
Al ver por dónde huyes dichoso cambiaría las sendas interiores de tu alma por las de alegres campos. Que si tu fuga fuera sobre verdes caminos y sobre las espumas, y te vieran mis ojos, seguirte yo sabría. No hacia dentro de ti, donde te internas, que al querer perseguirte me doy contra los muros ...
A la corregidora de Manuel Gutiérrez Nájera
Al viejo primate, las nubes de incienso; al héroe, los himnos; a Dios, el inmenso de bosques y mares solemne rumor; al púgil que vence, la copa murrina; al mártir, las palmas; y a ti, la heroína, las hojas de acanto y el trébol en flor. Hay versos de oro y hay notas de plata; mas busco, ...
Las vírgenes del viento de Manuel Ponce
Al viento, si, sus manos van al viento. Su mano diseminando copos de Verano. Blancas las manos, blanco el pensamiento. Nada cosecharán: uno por ciento del grano vano. Llegaba el sol, milano, a sorberse los copos con su aliento. Estatuas de sal, frías, sobre desiertas latitudes...
El lector de Luis García Montero
Al volver burocráticos hombres con cartera descansan un momento. Hay un rumor de luces suspendidas, una dispersa claridad de voces, y en la tarde se abren los pájaros en fuga, el coro de las madres y de las bicicletas, un músico ambulante. La vida rutinario es esta mansedumbre de gente ...
Al volver del baile nos estaba esperando una mariposa... de Marosa di Giorgio
Al volver del baile nos estaba esperando una mariposa. No en la sala, de pie. Ni plegada entre los bombones de la dulcera. Sino en el único sitio en que debía estar: sobre la lámpara; como un dibujo; pero, tan intenso que producía penumbra. Quedamos azorados. Era negra como...
Consagración de la primavera de Luis Alberto Arellano
Alabada sea tu alba carne, mi telúrica. Bendito el tuyo vientre que me consume. El centro sin centro de tu cuerpo, una esfera que lentamente nos llueve. Unidos por lo frágil me conmueve la suave trama de tu piel. En la lenta corrupción de las horas, la soledad y su húmedo poso de caricias ...
Plegaria de Manuel Díaz Martínez
Alabado sea el Señor, que sabe por qué sucede lo que sucede, por qué no ocurre lo que no ocurre, por qué decide lo que decide, por qué no hace lo que debiera. Alabado sea el Señor, que sabe por qué decide lo que no ocurre, por qué sucede lo que no sabe, por qué no sabe lo que no hace, ...
Alameda de Concha Méndez
Alameda: guarda bien mis siete años primeros. Y los siete posteriores. Y el carrusel luminoso de mis primeros amores. Alameda; que yo volveré algún día a recoger los mejores ¿sueños? de la infancia mía. (Fuente: Jill Robbins)
Dorium-Duero-Douro de Miguel de Unamuno
Alarzón, Carrión, Pisuerga, Tormes, Agueda, mi Duero. Lígrimos, lánguidos, íntimos, espejando claros cielos, abrevando pardos campos, susurrando romanceros. Valladolid; le flanqueas, de niebla le das tus besos; le cunabas a Felipe consejas de comuneros. Tordesillas; de la loca de amor ...
Quietud de José María Hinojosa
Albahaca tronchada. Sobre la rama calla la cigarra. Un átomo de ruido ha caído en el agua, y ha engendrado una onda perfecta y elástica. Luz en tamiz de plata. De: Poesía de perfil Selección: Guido Ferrer
Valle Vallejo de Gerardo Diego
Albert Samain diría Vallejo dice Gerardo Diego enmudecido dirá mañana y por una sola vezPiedra de estupor y madera dulce de establo querido amigo hermano en la persecución gemela de los sombreros desprendidos por la velocidad de los astros Piedra de estupor y madera ...
La forma de Evaristo Ribera Chevremont
Alcánzase el estado de ventura cuando se cumple la elevada forma, la cual ha de lucir, en su factura, tal como el pensamiento que la informa. Por ímpetus y llamas interiores, se vuelve cuajo milagroso el brío de los extracomunes cuidadores del verbo, de inmancable poderío. Y es por el pulcro ...
Grande y sabio de Concepción Estevarena
Alcé los ojos: tu mirada, entonces, brilló intensa en mis lágrimas, como un rayo de sol que ardiente cae sobre trémulas aguas. Te dejé de mirar, por parecerme que te causaba pena, aunque yo, contemplándola, sentía satisfacción secreta. Volví a mirarte cuando ya a mis labios atrajo ...
e- (de Urca*) de Graciela Cros
Alcione Clara Milton Caetano Chico María Ney Cometas de materia luminosa Terciopelo de Río Suavidades en la estrellada noche donde rueda la falsa biografía del cautivo Y el mar el mar con su corona única para sobrevivir al simulacro en los Jardines de Urca ...
Alegráos de Nezahualcóyotl
Alegráos con las flores que embriagan, las que están en nuestras manos. Que sean puestos ya los collares de flores. Nuestras flores del tiempo de lluvia, fragantes flores, abren ya sus corolas. Por allí anda el ave, parlotea y canta, viene a conocer la casa del dios. ...
La Zarza de Moisés (Primer Dolor) de Pedro Jesús de la Peña
Alégrate de las heridas hondas: Si la pala penetra profundamente en las aguas, mayor es el impulso De:Fabulación del Tiempo (1970)
Versura para la costilla izquierda de Margarito Cuéllar
Alegre es mi enfermera como viernes por la tarde o sábado en la mañana. Los deshausiados vuelven a su color al solo paladeo de su nombre. En tres letras encierra el festival de todas las campanas. No nació de la costilla de nadie, Dios preparó la harina para vestirla. ...
Alegre novia mía de Enrique Azcoaga
Alegre novia mía, cuando llegas se llena el corazón de mariposas, de puras narraciones jubilosas, del fondo de los ojos que me entregas. Mirándote en la fama de mis ciegas canciones preferidas las rebosas, llenando mi lamento con las rosas recientes del amor que me revelas. ...
En el baño de Manuel María Flores
Alegre y sola en el recodo blando que forma entre los árboles el río, al fresco abrigo del ramaje umbrío se está la niña de mi amor bañando. Traviesa con las ondas jugueteando el busto saca del remanso río, y ríe y salpica de glacial rocío el blanco seno, de rubor temblando. ...
Mar del amanecer (I) (Los cuatro mares) de Enrique González Rojo
Alegre, tranquilo, acaricias la nave.Tan sereno como el monte, tu guardián eterno. La leve música del agua se confunde con el silencio. Claro murmullo, como el lento pasar de pájaros en vuelo. La espuma de tus ondas baña la luz y el fuego del sol, que las adorna con los colores del espectro. ...
Trascendencia de la nada de Johanna Godoy
Alejandra, Alejandra te extraño por ese deseo de partir irresoluto en mí Tu conflicto con la vida pegado con muerte A través de ti veo reflejada mi propia angustia, hermana de la desolación, compañera...
Al filo del agua (XI) de Miguel Antonio Jiménez
Aleteando en el hilo de la sangre sin resignarse un solo instante a lo eterno inmerso en el deseo alarga el tiempo la noche acuchillada por la sed imán de flor estremecida al ansia agarrado a su estrella sueña el alba el dolor de la nada ahondada al beso el sol blande en su llama ...