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listado de poemas en audio por primeros versos letra a

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1358 poemas con la letra "a"

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Hijo de David Rosenmann - Taub
Árbol huracanado, violenta tierra viva: para tus olas hiende mi corazón la luz; sea el ímpetu el sueño que te cubra, hijo mío; yo seré el edredón de la cuesta dormida. Eterno lampo eterno surja para tus ojos; empuja hacia tu sangre mi sangrienta ternura; eres la despedida de mis bríos ...
A la poesía de Juan Ramón Jiménez
ÁRBOL JOVEN Y ETERNO,CASTILLO DE BELLEZA (En el libro Árbol añoso , de Narciso Alonso Cortés) Sí: en tu cerca ruin, que desordena ya abril con su pasión verdecedora, al sol más libre, ¡oh árbol preso!, dora tu cúpula broncínea, blanda y plena. Por ti es fuerte tu cárcel; ...
Árbol que eres un penoso relámpago... de Javier Sologuren
Árbol que eres un penoso relámpago, veinto que arrebatas una ardiente materia, bosques de rayos entre el agua nocturna; ¿he de decirles que para mí se está forjando unapesada joya en mi corazón, una hoja que hiende como una estrella el refucio de la sangre? ...
El árbol de Jorge Hübner Bezanilla
Árbol que, como el hombre, te alimentas del lodo, pero que alzas al cielo los brazos retorcidos y, apretado a tus ramas, mantienes alto todo lo que amas: hojas nuevas, botones, flores, nidos, quiero tu paz severa, tu fe en orar en vano, tu esperar, cuando emigran, que las aves regresen; ...
Árbol soy, amor mío. Mis raíces de Jorge Debravo
Árbol soy, amor mío. Mis raíces bajo tu sangre crecen. Soy todas esas venas que en tu carne luchan y se retuercen. Soy la raigambre toda de tu pueblo. Sus calles. Y sus frutos. Y sus viernes. Heme aquí, sacudido, vigilando, lleno de ramas verdes, protegiendo tu alma con mis hojas, defendiendo ...
Estancias (9) de Javier Sologuren
Árbol, altar de ramas, de pájaros, de hojas, de sombra rumorosa; en tu ofrenda callada, en tu sereno anhelo, hay soledad poblada de luz de tierra y cielo. De: Vida continua
Arbolé, arbolé... de Federico García Lorca
Arbolé, arbolé seco y verde. La niña de bello rostro está cogiendo aceituna. El viento, galán de torres, la prende por la cintura. Pasaron cuatro jinetes, sobre jacas andaluzas. con trajes de azul y verde, con largas capas oscuras. Vente a Granada, muchacha. La niña no los escucha. ...
Arbolé, arbolé de Federico García Lorca
Arbolé, arbolé seco y verdé. La niña del bello rostro está cogiendo aceituna. El viento, galán de torres, la prende por la cintura. Pasaron cuatro jinetes, sobre jacas andaluzas con trajes de azul y verde, con largas capas oscuras. «Vente a Córdoba, muchacha». La niña...
Mis más vivos de Clara Fernández Moreno
árboles en el olor de la siesta en el fondo de la casa en un calor en un espejo en un baño de porcelana entrando higueras y hojas con los bordes quemados hasta las canillas y sus raíces llegaban al portón que a las cuatro de la tarde cuidaba ese patio celestial cuando mis primos ...
Demonio, lengua de plata... de Ana Rossetti
Arcángel desterrado y refugiado en mi anhelo; cada vez que la albahaca se movía a mi vientre tu mano apuñalaba y en el raudo abanico de luces y luciérnagas o en la pared confusa, donde el enfebrecido pájaro de la noche se cernía, aparecías tú. Continua caracola prendida de mi oído; ...
Imago passionis de Ana Rossetti
Arcángel mío, Compañero mío, Amado que en las columnas atas mis insomnios y derramas por el alba los claveles que te ofreció mi sangre, a cambio de la corona púrpura de tu indómito reino prometido, del lirio de tu cetro; a cambio de hospedarme en el arisco armiño de tu piel. ...
Arde en tus ojos de Antonio Machado
Arde en tus ojos un misterio, virgen esquiva y compañera. No sé si es odio o es amor la lumbre inagotable de tu aljaba negra. Conmigo irás mientras proyecte sombra mi cuerpo y quede a mi sandalia arena. -¿Eres la sed o el agua en mi camino? Dime, virgen esquiva y compañera. ...
Arden los besos de Ramón Fanelli
Arden los besos al calor de sus cuerpos, voces blancas inconstantes desintegrándose. Vientres bordados por la pasión de las formas, un estilo inacabado de oscuridad blanda, ¡amándose! sin poder dormir sin poder soñar con ese insomnio de eternidad. Poema seleccionado por el ...
Arder en viva llama, helarme luego... de Eugenio Gerardo Lobo
Arder en viva llama, helarme luego, mezclar fúnebre queja y dulce canto, equivocar la risa con el llanto, no saber distinguir nieve ni fuego. Confianza y temor, ansia y sosiego, aliento del espíritu y quebranto, efecto natural, fuerza de encanto, ver que estoy viendo y contemplarme ciego; ...
Mina 1004 de Jeannette Lozano
Arder, yo vi a mi abuela arder. Agosto. Chihuahua, 1956. Ella ardió, su fuera y su dentro, ardió en la calle Mina 1004. Vi a mi padre envolverla en una sábana, el colchón ardía; las cortinas, la alfombra, su vestido ennegrecieron. Todo lo recogió. No hagan ruido, su madre está cansada . ...
Ardese Troya, y sube el humo escuro... de Lope de Vega
Ardese Troya, y sube el humo escuro al enemigo cielo, y entretanto, alegre, Juno mira el fuego y llanto: ¡venganza de mujer, castigo duro! El vulgo, aun en los templos mal seguro, huye, cubierto de amarillo espanto; corre cuajada sangre el turbio Janto, y viene a tierra el levantado muro. ...
Un pectoral de pavor para el capitán Fiallo de Efraín Huerta
Ardía el caballero con sus ojeras rotas llameaba su piel e iluminaba la ciudad Moría de hambre el capitán Fiallo acostado en su lecho de una bruta piel de toro y un leño por almohada brasa de muerte y soledad rezos y campanadas esquilas como cementerios del aire ...
Madrigal dramático de ardiente-y-fría de Rafael Alberti
Ardiente-y-fría clavel herido del mediodía , desnuda, en la sastrería. El niño, aprendiz de sastre, ¡cómo la deshojaría! Ardiente-y-fría un corpiño de ondas calientes y frías quisiera para sus senos algas flotantes del mar blanco y quieto del espejo . El niño, aprendiz de sastre, ...
Ardientes luciérnagas cruzan... de Gloria Díez
Ardientes luciérnagas cruzan los caminos más oscuros. Ama la soga que te hiere el cuello y el esparto será pálida luz de luna fluyendo por tu espalda. Mujeres de carne y verso. Antología poética femenina en lengua española del siglo XX. ...
El instante de Jorge Gaitán Durán
Ardió el día como una rosa. Y el pájaro de la luna huyó cantando. Nos miramos desnudos. Y el sol levantó su árbol rojo en el valle. Junto al río, dos cuerpos bellos, siempre jóvenes. Nos reconocimos. Habíamos muerto y despertábamos del tiempo. Nos miramos de nuevo, con reparo. ...
Área sonante de Rubén Bonifaz Nuño
Área sonante, ovario de la noche carnal; abrevadero insistente y monótono en la arena del oído terrestre. Y tocar, hacia dentro, el oleaje como aquel remotísimo, asilado en lo vacío de las conchas. Urna, seda contigua que despliega en hileras cayendo, una por una, golpes de espuma...
Arena de Oliverio Girondo
Arena, y más arena, y nada más que arena. De arena el horizonte. El destino de arena. De arena los caminos. El cansancio de arena. De arena las palabras. El silencio de arena. Arena de los ojos con pupilas de arena. Arena de las bocas con los labios de arena. Arena de la sangre de las venas ...
Mensaje dentro de una botella de Miguel Huezo Mixco
Ariadna dos puntos necesito saber qué descargaron ayer los buques americanos en la rada del Pireo Si volvió a cruzarse en tu camino el niño su mirada si perdiste alguna vez tu sombra en las callejas
You light up my life de Juan Antonio González Iglesias
Aristóteles dice: un cuerpo bello debe ser percibido en su totalidad. Así te vi llegar esta mañana. Venías de correr una hora en bici por la orilla del río. Te duchaste. Estuvimos nadando juntos. Varios largos en la piscina transparente. Nos amamos después, enamorados de ser distintos...
Safari mental de Juan Vicente Piqueras
Armado de más miedo que valor me fui, en un mes de agosto, de safari mental. Cacé tigres que eran necesidades, trepé jirafas, admiré gacelas, avisté mi final, malherí un ñu, les pregunté por ti a los elefantes. Alguien me había dicho que la dicha era feroz, felina. Fui a buscarla. ...
Ecuación de Ida Vitale
Ármase una palabra en la boca del lobo y la palabra muerde. En el movedizo fulgor del cielo hacia el ocaso, callada encalla, se vuelve brillo, es Venus:cordera que encandece. De: Procura de lo imposible
Sentint per primera vegada l’olor dels til·lers llorits de Marià Manent
Aroma dels til·lers florits, ben nova i dolça per mi! No desvetllaves cap mica de record. El passat no traspua en aquesta ombra d’or: només viu el teu somni, arbreda dolça. És lluny el bostre bleix, roses, glicines bables, tan ple de mi, tan càlid de secrets. Tu, perfum sense...
La calavera de de Pablo Antonio Cuadra
Arqueólogos desempolvan interrogaciones junto a mis huesos. Mayo ya no es vida ni sus lluvias recubren la risa de mi calavera. ¿En balde mi dolor? ¿Sobrancero mi canto? Ríe. ¿Fue acaso lo reído más tuyo, posteridad que mi palabra? Estoy tendido a la usanza de los creyentes y busco ...
Reto de Rubén Darío
Arquero luminoso, desde el Zodíaco llegas; aun presas en las crines tienes abejas griegas; aun del dardo herakleo muestras la roja herida por do salir no pudo la esencia de tu vida. ¡Padre y Maestro excelso! Eres la fuente sana de la verdad que busca la triste raza humana: aun Esculapio ...
Intervalo de Octavio Paz
Arquitecturas instantáneas sobre una pausa suspendidas, apariciones no llamadas ni pensadas, formas de viento, insubstanciales como tiempo y como tiempo disipadas. Hechas de tiempo, no son tiempos; son la hendedura, el intersticio, el breve vértigo del entre donde se abre...
Alba o noche de Pedro Gandía
Arranca el viento sueños de las manos. No hay azar ni destino: solo sombras. Y una llama extinguida es el futuro, agónica pasión interminable. Si anima otra figura, más se hunde en la opacidad. No hay superficie, pero el tiempo persiste como herida. Despertar al horror...
Cómo hacer un barco de Julio Leite
Arranque sus costillas y esternón, construya las cuadernas, ponga su alma de mascarón de proa, extienda sus ganas como velas, gane el viento que le deben y llore, luche, ame, mate, llore, luche, hasta hacer el mar. De: Aceite humano: Poemas para restañar heridas ...
In memoriam de Balvino Dávalos
Arrasados de lágrimas los ojos, solíame decir: Cuando me muera no vayas presto a mi sepulcro, espera al claro mes de los claveles rojos. Entonces habrá pájaros y flores y brisas olorosas a tomillo, y esplenderán las lápidas con brillo de lucientes cristales de colores. ...
Tú que hieres de Blas de Otero
Arrebatadamente te persigo. Arrebatadamente, desgarrando mi soledad mortal, te voy llamando a golpes de silencio. Ven, te digo como un muerto furioso. Ven. Conmigo has de morir. Contigo estoy creando mi eternidad. (De qué. De quién). De cuando arrebatadamente esté contigo. ...
Al río de Cosamaloapan de Manuel Carpio
Arrebatado y caudaloso río que riegas de mi pueblo las praderas, ¡quién pudiera llorar en tus riberas en la redonda luna al rayo frío! De noche en mi agitado desvarío me parece estar viendo tus palmeras, tus naranjos en flor y enredaderas, y tus lirios cubiertos de rocío. ...
Otoño de Carlos Martín
Arregla los papeles. Es ya tiempo. No temas al rigor del invierno. Aún hay fuego. Arde un rescoldo de amor y al fulgor de la tarde nacen aún los besos, los poemas. Después de todo, mira, no importa, hemos vivido al borde cotidiano del asombro, una mirada basta, la voz con que...
Eróstrato de William Ospina
Arriba la colina se prolonga en un sueño, recias salas simétricas que alzó el orgullo al cielo, y en su hondura una piedra monstruosa pide ofrendas, más negra que el abismo, más antigua que el miedo. La piedra es Artemisa. Yo no soy más que un hombre, condenado a saltar...
El cementerio de los pájaros de Pablo Antonio Cuadra
Arribé al islote enfermo fatigado el remo buscando el descanso de un árbol. No vi tierra sino huesos. De orilla a orilla huesos y esqueletos de aves, plumas calcinadas, hedor de muerte, moribundos pájaros marinos, graznidos de agonía, trinos tristes y alguna trémula osamenta aún erguida ...
El santo se pregunta de Mario Benedetti
Arrinconado en mis plegarias buenas e inútiles, soberbio en mis acciones que a nadie arriman ley o quitan penas, aislado espectador de mis histriones, histrión yo mismo como un árbol seco que cabeceara para sus gorriones, guardia solemne de un instante hueco, cómo saber, cómo saber, ...
Arrodillada ante la tosca imagen de Rosalía de Castro
Arrodillada ante la tosca imagen, mi espíritu, abismado en lo infinito, impía acaso, interrogando al cielo y al infierno a la vez, tiemblo y vacilo. ¿Qué somos? ¿Qué es la muerte? La campana con sus ecos responde a mis gemidos desde la altura, y sin esfuerzo el llano baña ardiente ...
Navega de León Felipe
Arrodíllate y reza. No. Navega, navega sobre tu llanto. Marinero: lágrimas, lágrimas, lágrimas... la nube...el río...el mar. Que no me tejan pañuelos sino velas. Que no me consuele nadie, que no me enjuguen el llanto, que no me sequen el río. Lloro para que no se muera el mar, mi padre el mar, ...
Navega de León Felipe
Arrodíllate y reza. No. Navega, navega sobre tu llanto. Marinero: lágrimas, lágrimas, lágrimas… la nube… el río... el mar. Que no me tejan pañuelos sino velas. Que no me consuele nadie, que no me enjuguen el llanto, que no me sequen el río. Lloro para que no se muera...
Vuelta de paseo de Federico García Lorca
Asesinado por el cielo, entre las formas que van hacia la sierpe y las formas que buscan el cristal, dejaré crecer mis cabellos. Con el árbol de muñones que no canta y el niño con el blanco rostro de huevo. Con los animalitos de cabeza rota y el agua harapienta de los pies secos. Con todo lo que tiene ...
Así suspenso ni crucificado... de Félix De Azúa
Así suspenso ni crucificado ni en fúnebre meditación ni en cruz ni en sepultura suspendido en perpetuo descenso la figura está inmóvil tras ochocientos años. Crueles escultores y conversos que acudían y un mísero ladrón le mantienen en perpetua agonía. Mil años...
Aria verde (I) de Rodolfo Hinostroza
Así avanzamos a bayona bajo el domo de luz el cayado era agua y el sol líquido tres golpes de violoncello y en la laguna el cisne grazna un último gemido y un nuevo nacimiento ojos de amor líquidosalguien cantó bajo las leves aguas:Be not afeard. The Isle is full of noises. ...
Silencio de Octavio Paz
Así como del fondo de la música brota una nota que mientras vibra crece y se adelgaza hasta que en otra música enmudece, brota del fondo del silencio otro silencio, aguda torre, espada, y sube y crece y nos suspende y mientras sube caen recuerdos, esperanzas, las pequeñas mentiras ...
Así como el día pasado ya no vuelve... de Antoni Marí
Así como el día pasado ya no vuelve, nunca has de volver a cruzar, de este mar, sus aguas. Nunca más del lugar de donde vienes has de volver. Nunca más podrás volver a ser el que fuiste, ni hacer memoria, tan sólo, de tu recuerdo. Nunca más tu nombre alguno podrá...
Alusión a los cabellos castaños de Renato Leduc
Así como fui yo, así como eras tú, en la penumbra inocua de nuestra juventud así quisiera ser, mas ya no puede ser. Como ya no seremos como fuimos entonces, cuando límpida el alma trasmutaba en pecado al más leve placer, Cuando el mundo y tú eran sonrosaba sorpresa. ...
Arábiga de la sombra de Lil Picado
Así como la sombra está tendida a los pies de su árbol, quisiera yo estar siempre junto a ti, mi amor, mi amigo; simplemente tenderme, estar ahí, sobre la hierba que te circunda. Ser luz que tú desvistes con tu cuerpo, no ser tuya, ser tú en viceversa pura. A tus plantas tenderme ...
Como los meteoros de Manlio Argueta
Así como los meteoros celestes abren pétalo tras pétalo para descubrir el polen y la miel así buscan mis dedos y abrazos donde poner sus huesecillos de vida.