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listado de poemas en audio por primeros versos letra d

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841 poemas con la letra "d"

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Al bien de Ana Rossetti
Despiadada belleza, me aniquilas. La luz roza en tu carne mi desierto, mi camino de sed, mi pasión incesante de hermosura. A escondidas te admiro. Aterrada contemplo el universo que me excluye de ti. Carente de ternura al caminar irradias y no miras a quienes, de verte, te hermosean. ...
Raro fulgor (XII) de Alfonso Quijada Urías (Kijadurías)
Despídete de tus huesos y tu carne de tus manos y tus pies, despídete de tus orejas y tus ojos, de tu cuerpo en fin. Dile adiós a tus lentes, los zapatos, la barba, a tu mujer, tus hijos, a quienes estuvieron...
Clara de luna de Rafael Alberti
Despierta la mar, velando. San Telmo, velando, arriba. Yo, por la rada, remando. Y el viento de la bahía, sin sombra, silabeando. De: Marinero en tierra
Despierta, tiemblo al mirarte... (Rima XXVII) de Gustavo Adolfo Bécquer
Despierta, tiemblo al mirarte; dormida, me atrevo a verte; por eso, alma de mi alma, yo velo cuando tú duermes. Despierta, ríes y al reír tus labios inquietos me parecen relámpagos de grana que serpean sobre un cielo de nieve. Dormida, los extremos de tu boca pliega sonrisa leve. ...
Albada de Jaime Gil de Biedma
Despiértate. La cama está más fría y las sábanas sucias en el suelo. Por los montantes de la galería llega el amanecer, con su color de abrigo de entretiempo y liga de mujer. Despiértate pensando vagamente que el portero de noche os ha llamado. Y escucha en el silencio: sucediéndose ...
Llegar en silencio de Fernando Charry Lara
Despierto en la noche lleno de palabras como envuelta entre las llamas de la música se levanta una casa en la distancia. Un perfume hay, un valle de silencio, un lento roce o beso se aproximan, callando, si llega el delirio, el fulgor solitario del insomnio. Quiero entonces una silenciosa figura ...
Onírico de Tomás Segovia
Despierto:con su anzuelo imantado me pesca el día desde el fondo de las corrientes perdidas donde estaba viviendo (había un bosque submarino mecido por oscuras marejadas en su rincón más sombrío había una gruta en la gruta había una mujer en la mujer había una gruta...) ...
Desplegada en el aire de Ana Antillón
Desplegada en el aire, colgando de un hilillo que se alarga y se angosta mientras escupo o chupo, yo, araña en las tinieblas con las patas redondas de gastar paredes, con el vientre escaldado de manejar insectos; me subo hacia los techos y me hieren huevillos, me bajo a los rincones y me penetro ...
Desplegó el mantel... de Menchu Gutiérrez
Desplegó el mantel y dispuso doce platos, doce copas de vino, doce tenedores, doce cuchillos... y se sentó a esperar, de espaldas a la mesa, la llegada de sus invitados, e imaginó: once troncos erectos sobre once sillas, y sus once cabezas servidas ante sus once platos, y pensó: ...
Deshabitación de José Elgarresta
Despoblada la piedra de recuerdos ¿Aún te aferras a ella? ¿Cuánta agua ha tenido que resbalar sobre tu corazón hasta dejarlo pulido y redondo como un canto de río? ¿Y cuánta más tendrá que pasar hasta que te arrastre? De Derecho de asilo
La manzana de Fernando Ruiz Granados
Desprender el fruto La roja manzana del Paraíso El perfecto fruto que pendió De la rama más alta del jardín Morderla No para gustar de su sabor Que contenta los sentidos Probar del fruto para alcanzar Su ardiente centro Su ignorada esencia Para vislumbrar el umbral del Comienzo ...
Orígenes de Eduardo Langagne
Desprenderse del humus, evaporarse. Subir, vapor de agua, hasta la nube indómita. Esperar el momento de volver a la tierra. Precipitarse hacia el nuevo territorio del agua. Penetrar a la tierra. Alcanzar...
Cibeles ante la ofrenda anual de tulipanes de Ana Rossetti
Desprendida su funda, el capullo, tulipán sonrosado, apretado turbante, enfureció mi sangre con brusca primavera. Inoculado el sensual delirio, lubrica mi saliva tu pedúnculo; el tersísimo tallo que mi mano entroniza. Alta flor tuya erguida en los oscuros parques; oh, ...
Marquesina de Verónica Viola Fischer
Después anuncio: yo puedo consolarte, dejame, hacerte creer que poseo dedos de valor incalculable. Soy la madre recién nacida. Soy viento revolviendo tu cuero cabelludo o tu cuero sintético gran asistente de luces para el efecto: de cuerpo entero mi nombre. ...
Prohibido olvidar de Mayra Oyuela
Después de cruzar ciertos agujeros atravesé la nostalgia como se atraviesa un suspiro en medio de cualquier semáforo. Mis zapatos tienen clavículas, bocas que se atragantan de pasos. Primigenia me apresuro, por primera...
Génesis de Ana Emilia Lahitte
Después de Dios. Después de padecerlo en la humana versión de sus sosías vislumbramos un dios que se transforma en soledad de dios luego de serlo. Sólo resta dejar en paz y firmes las heridas. Desnudarnos de Dios. Y contemplarlo. Desnudo. A nuestra propia semejanza. ...
The story of our lives, de Mark Strand (The story of our lives, de Mark Strand) de Inmaculada Mengíbar
Después de este silencio, qué nos queda. Me conmueve mi propia soledad, mientras leo. ¿Así que ésta era la historia de mi vida? Me recuesto y te miro envejecer sin mí. Mujeres de carne y verso. Antología poética femenina en lengua española del siglo XX. Edición de Manuel Francisco Reina. . ...
Después de hoy de Humberto Ak´Abal
Después de hoy comenzaré la distancia. Mañana habrá lágrimas, suspiros y un nombre. Después, suspiros y un nombre. Y más lejos, sólo será un nombre.
Epigrama de Pedro Shimose
Después de impresionar a las muchachas con nuestro ingenio; después de quemar lirios, enterrar nubes e incendiar templos; después de degollar vacas sagradas y asesinar dioses; después de escribir sin mayúsculas y sin signos de puntuación; después de dinamitar museos y bailar ...
En el vidrio de Fabián Casas
Después de insistir mucho, conseguí quedarme diez minutos solo con mi madre. Un guardia gordo, que mascaba chicle, me llevó hasta el lugar de visitas. Estaba ahí, de pie, con su delantal naranja. Separados por un vidrio inmenso nos sentamos uno frente al otro. Ella agarró su teléfono, ...
Ocaso de Alfonso Gumucio Dagron
Después de la lluvia se instala la noche nube negra que desgrana su tinta en el fondo de la ciudad, mientras las cimas se rozan aún con el día. En la montaña una luz fresca recobra la nostalgia anticipada de lo que en este instante miro, el paisaje que conservaré desde hoy con el sabor agrio ...
Magnífica confusión de Lucero Alanís de Gurrola
Después de las doce aún está mi noche de ahora también el ayer Hablo a dos tiempos de planes y recuerdos con mi reloj personal el que se aleja de la reglamentaria medición y escribe poemas en mi almohada La confusión magnífica transforma cuentos reales ...
Siete de Julio Iraheta Santos
Después de las hogueras quedará la ceniza y todavía nuestros ojos llorarán por los muertos Larga será la cicatriz en las banderas y durante mucho tiempo no esconderán el luto Después de las hogueras el humo habrá partido pero en nuestro corazón y en nuestra historia ...
Marianne de Enriqueta Ochoa
Después de leer tantas cosas eruditas estoy cansada, hija, por no tener los pies más fuertes y más duro el riñón para andar los caminos que me faltan. Perdona este reniego pasajero al no encontrar mi ubicación precisa y pasarme el insomnio acodada en la ventana cuando la lluvia cae, ...
Sombras de Jaime Augusto Shelley
Después de los cuerpos van las sombras Átomos dispersos que se encajan en los pisos las paredes que estallan en los bordes dilatándose vuelven y se quedan en el mediodía Van las sombras como cuerpos Los cuerpos como viento De: Horas ciegas, 1988
Crónica de Indias de José Emilio Pacheco
Después de mucho navegar por el oscuro océano amenazante encontramos tierras bullentes en metales, ciudades que la imaginación nunca ha descrito, riquezas, hombres sin arcabuces ni caballos. Con objeto de propagar la fe y quitarlos de su inhumana vida...
Sonata y destrucciones de Pablo Neruda
Después de mucho, después de vagas leguas, confuso de dominios, incierto de territorios, acompañado de pobres esperanzas y compañías infieles y desconfiados sueños, amo lo tenaz que aún sobrevive en mis ojos, oigo en mi corazón mis pasos de jinete, muerdo el fuego ...
Después de muerto de Armando Uribe Arce
Después de muerto, hierbas, y después alguien pisa las hierbas y en el cielo azul cantan los pájaros gozosos Selección: Guido Ferrer
Adios de Manuel Acuña
Después de que el destino me ha hundido en las congojas del árbol que se muere crujiendo de dolor, truncando una por una las flores y las hojas que al beso de los cielos brotaron de mi amor. Después de que mis ramas se han roto bajo el peso de tanta y tanta nieve cayendo sin cesar, y que mi ardiente ...
Fuego sobre el madero de Dina Posada
Después de romper el áspero castrante hostil cerrojo de las ataduras apuñalé al pecado cayendo agónicas mis trabas y mis culpas Dejé de pedir permiso para vivir Disponiendo conocerte abrí tus brazos en cruz-cristo de mis pasiones- y hundí el sabor de mi presencia en tus pies en tu cuello ...
Desde todo el silencio de Norma Segades Manias
Después de tanta furia compartida, después de tanta angustia, de horarios de oficina, de olores de frituras, de tantos desencuentros. Después de tanto ocaso sin jazmines y caballos de lava derretida y látigos de fuego. Después de tanta muerte a la deriva, de tantas cicatrices en el alma. ...
Infanterías de Enrique Viloria Vera
Después de tanto decantar de tanto cernir vivencias sitios lugares amigos los exámenes del colegio la salle el farol que alumbraba optimista los estudios realizados al aire libre en silla de extensión cuando se comentaba con amigos que no están un beso sin saliva el primer roce ...
Electrocardiograma de Blanca Castellón
Después de tantos años en feliz unión conyugal con el mismo corazón ayer y por primera vez me escribió una larga carta de amor en un papel angosto parecido al registro de la compra del mes en el supermercado agradeciame en su particular idioma de líneas ondulantes ...
Después de todo... de Jaime Sabines
Después de todo pero después de todo sólo se trata de acostarnos juntos, se trata de la carne, de los cuerpos desnudos, lámpara de la muerte en el mundo. Gloria degollada, sobreviviente del tiempo sordomudo mezquina paga de los que mueren juntos...
Ahora y en la hora... de David Escobar Galindo
Después de todo, nada, vendrán por mí una noche, registrarán mi cuarto, voltearán el ropero, las cobijas, se lavarán la boca en mi lavado, romperán fríamente mi viejo pasaporte, tirarán los retratos a la calle, y abrirán las ventanas para que entre la brisa de la ciudad más verde del planeta ...
Vida de José Hierro
Después de todo, todo ha sido nada, a pesar de que un día lo fue todo. Después de nada, o después de todo, supe que todo no era más que nada. Grito: ¡todo! , y el eco dice ¡nada! . Grito ¡nada !, y el eco dice ¡todo! . Ahora sé que la nada lo era todo, y todo era ceniza de la nada. ...
Tren de vuelta de Alvaro García
Después de un año vuelven a su sitio mis libros y yo vuelvo con la idea de no marcharme más. Toda la tarde la paso en la terraza, hasta esa hora en que nos ve el vecino aunque nosotros no lo vemos a él. Pero la noche no ha llegado y probablemente tarde ...
El niño de Cintio Vitier
Después del aromático aguacero ya no iremos por dulce a la bodega, ni saldremos corriendo hasta la sombra morada del caimito cariñoso... Ya nunca volveremos confundidos en el áureo sofoco de la risa a batirnos con suaves espadones, bajo el gotear ligero de los mangos. Astroso, ...
Autobiografía ampliada de Lauren Mendinueta
Después del nacimiento Fui llamada al final de la tierra Donde construí una prisión Abierta al denso cielo. Crecía Crecía y el signo era un gran cuerpo oscuro. Los barrotes gemían la corrupción del hierro. Las ranas como centellas ardientes Se fecundaban. Ahora estoy Todavía conmigo ...
Agua de José Manuel Arango
Después pusieron al ahogado en la arena, de espalda sobre la arena blanca, de cara al cielo. Apretaba el puño cerrado, como si trajera del agua algo: una concha, un hueso de pez La boca comenzaba a desleírse en una mueca y tenía lodo en los dientes, en el cabello endurecido. ...
Rosa de los vientos de Cé Mendizábal
Después que el trolebús hubo pasado, todavía en el aire la fricción de su vieja pero confiada osamenta, la avenida de copiosos árboles convergió en calles de ladrillo y erizado hierro. Ladrillo rojo, hierro negro tantas veces enumerado. A la manera de un calamar profuso de brazos...
Serranilla III de Marqués de Santillana
Después que nací, no ví tal serrana como esta mañana. Allá en la vegüela a Mata 8242;l Espino, en ese camino que va a Loçoyuela, de guissa la vy que me fizo gana la fruta tenprana. Garnacha traía de oro, presada con broncha dorada, que bien parecía. A ella volví diziendo: quotLoçana, ...
Después que nascí... (Serranillas 3) de Marqués de Santillana
Después que nascí, non vi tal serrana como esta mañana. Allá a la vegüela a Mata el Espino, en ese camino que va a Lozoyuela, de guisa la vi, que me fizo gana la fructa temprana. Garnacha traía de oro, presada con broncha dorada, que bien relucía. A ella volví...
Los textos escogidos de Edel Morales
Después un amigo me envió unos textos de Borges. Eran peligrosas reproducciones en mimeógrafo encuadernadas con el escaso papel de bodega que pudo pagar. Sobre la íntima pobreza que anunciaba el soporte estaban las palabras, la ruidosa inocencia de un gesto de juventud, que...
Preludio de David Rosenmann - Taub
Después, después el viento entre dos cimas, y el hermano alacrán que se encabrita, y las mareas rojas sobre el día. Voraz volcán: el nimbo pasaremos. El buitre morirá: laxo castigo. Después, después el grito entre dos víboras. Después la noche que no conocemos y extendido en lo nunca . ...
El diploma de Héctor Rosales
Destacaba el fulgor desafiante del río en la noche clara Llevaba en su lomo luces camino a la escuela del alba Qué lacio trayecto de cristal desarraigando las sombras de la quebrada Llevaba en su lomo luces camino a la escuela del alba Mañana de luminosa ceremonia...
Canción de unas perdices que le enviaron vivas...(Cancionero de Hernando del Castillo-1511) de Florencia Pinar
Destas aves su nación Es cantar con alegría, Y de vellas en prisión Siento yo grave pasion, Sin sentir nadie la mía. Ellas lloran que se vieron Sin temor de ser cativas, Y a quien eran más esquivas Esos mismos las prendieron: Sus nombres mi vida son Que va perdiendo alegría, Y de vellas en prision ...
Acumulaciones de Edel Morales
Deste poco existir ya estoy cansado de escapar por estas calles sin retorno: mañanas, tardes, noches junto al horno inclemente que mi risa se ha cobrado. Cuando palpo el batir del encrespado mar en la filosa roca de su adorno, cuando actuó escenas casi porno de un tiempo...
Destino.... de Josefina de la Torre
Destino, ¿qué nombre es el tuyo, cruel y despiadado, que te enfrentas, altivo, a la humanidad? Destino, que nos niegas el pan y la sal, que desafías a nuestras vidas, a nuestros horizontes, al latido de nuestras venas. Destino implacable, inconmovible, dura piedra contra la que nos estrellamos, ...
La medida del universo de Johanna Godoy
Destinos impresionantes para incautos cuando juego a los muertos perdidos He escupido sobre la piedad de mi madre y reconozco que no soy...