☰ menú
 


listado de poemas en audio por primeros versos letra d

a-b-c-d-e-f-g-h-i-j-k-l-m-n-o-p-q-r-s-t-u-v-w-x-y-z

841 poemas con la letra "d"

. < 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 > .

Un bel morir... de Alvaro Mutis
De pie en una barca detenida en medio del río cuyas aguas pasan en lento remolino de lodos y raíces, el misionero bendice la familia del cacique. Los frutos, las joyas de cristal, los animales, la selva, reciben los breves signos de la bienaventuraza. Cuando descienda la mano habré muerto ...
El ángel de Pablo Antonio Cuadra
De pie, con su estatura de recuerdo, limpio, como agua erguida a contraluz, el enamorado de la mendicidad construye mi biografía. Amo este ser incansable que me hiere a silencios. Mas, día y noche, como un perro macilento, giro alrededor de mi paraíso donde dejé mi nostalgia ahora dulcemente ...
Aeropuertos de Edel Juárez
De pie, frente al área de llegadas, he descubierto que el amor concentrado por la espera vuelve a los humanos seres blandos que, de un momento a otro, desaparecerían por las coladeras; actitud tan solo pospuesta por el infinito placer que supone el encuentro con la persona amada. ...
En el principio de José María Valverde
De pronto arranca la memoria, sin fondos de origen perdido; muy niño viéndome una tarde en el espejo de un armario con doble luz enajenada por el iris de sus biseles, decidí que aquello lo había de recordar, y lo aferré, y desde ahí empieza mi mundo, con un piso destartaado, las vagas ...
La palabra de Sara de Ibáñez
De pronto el viento que movía Las vestiduras y las almas Borra en un sueño de ala inmóvil Su rumorosa torre de alas. Cada mujer y cada hombre Solo en su sola huella marcha, Y se ignoran secretamente En el desnudo de la plaza. Todos esperan, convocados Por un silencio de campanas; ...
De pronto entró la Libertad de Raúl González Tuñón
De pronto entró la Libertad. Estábamos todos dormidos, algunos bajo los árboles, otros sobre los ríos, algunos más entre el cemento, otros más bajo la tierra. De pronto entró la Libertad con una antorcha en la mano. Estábamos todos despiertos, algunos con picos y palas, otros con una pantalla verde, ...
De pronto llega la vida... de Ramón Fanelli
De pronto llega la vida sin permiso como queriendo roer su hueso a incrustar cicatrices a llevarse todo por delante ella misma, a retazos. Vestigios de la conciencia, rebelión en la cueva de las almas, un bastón clavando pieles como ojos, las horas en el agua. (Poema seleccionado por el ...
Claroscuro de Oscar Cerruto
De pronto lloras y la luz se llena calladamente de profunda pena. Y en un rincón, temblando, se amontona dolida del dolor de tu persona. Pero estalla tu risa y se ilumina la casa con su lumbre repentina. Como si alguien abriera una ventana y en la casa irrumpiera...
Vasija y fuente de Claribel Alegría
De pronto río abajo acompañada ¿era el Nilo el Mississippi el Orinoco? Todos los ríos mi Río y yo vasija henchida vasijera barco que no hace ruido no se agita va esculpiendo un destino en su interior. Silencio oscuridad preguntas sueltas: ¿cómo será su pelo sus manitas? Asombrada me siento ...
Vuelvo a la noche de Mía Gallegos
De pronto vuelvo a la noche con mis zapatos de agua. Me desnudo en el lento ejercicio de mis manos y busco solamente un objeto mío, un pequeño barco, un cometa, un circo de inventadas cosas, figuras cotidianas, tuyas y mías, que amo. Pero sé que de pronto me vuelvo inaccesible ...
Solojos de Alfonso Orantes
De pronto, al mirarla a la cara era ojos, solojos. Sus dos ojos eran globos cristalinos que al fundirse en uno se hacían una sola esfera de cristal. Que sol ni que luna, ni que estrellas. Ella era solojos. (De: Golondros) (Selección: María Cristina Orantes)
El lanzamiento de Diego Dublé Urrutia
De pronto, en pleno día, cual si hubiera caído ya la tarde, la montaña paró de resonar... Bajó la fiera del monte. Despertóse la alimaña rondadora y el último gemido del viejo roble herido por las rústicas hachas, rebotando, naufragó en el silencio... Se diría una inmensa embriaguez, ...
Estrecho de Florida de Rafael Alberti
De pronto, por el mar, sube, baja un sonido, un débil silabeo de garganta cortada, un son, un eco turbio de cuerpo dividido, de párpados, de lengua, de pulsos y de nada. No sé quién me persigue poniéndome estos muros, este tribunal falso y esta luz de condena, quién hace que las olas abran ...
Corazón de Elena Medel
De puntillas bajaré al sótano del mundo, donde las niñas remedan su torso hueco con los juguetes que encuentran por la calle. Si te acercas a mi pecho un dragón blandito te quemará los ojos, fabricando con sus pupilas una brújula que me pierda...
Para llegar a la cama de Rodrigo Carrillo
De puntillas por el laberinto de setos cruzaron miradas ella tenía frío mientras él tiritaba Temprano muy de mañana caminaron de la mano para buscar la salida Ella tenía la llave él conocía el cerrojo Al abrir la puerta sus miradas los derriten sus dedos los enlazan sus entrepiernas ...
Río de la Plata en arena pálido de Alfonsina Storni
De qué desierto antiguo eres memoria que tienes sed y en agua te consumes y alzas el cuerpo muerto hacia el espacio como si tu agua fuera la del cielo? Porque quieres volar y más se agitan las olas de las nubes que tu suave yacer tejiendo vagos cuerpos de humo que se repiten hasta...
De qué hablamos cuando hablamos del tiempo de Teresa Martín Taffarel
De qué hablamos cuando hablamos del tiempo De qué hablamos cuando decimos esto, aquello, lo otro, lo que siempre regresa, lo que se va y no vuelve. Las palabras se dicen aquí, en este momento y retornan a su eterno sistema de silencio. Y qué es el silencio... ...
Exhortaciones de Eloísa de Lourdes Gil
De qué me vale proclamar mi amor desde este claustro Abelardo desde mis senos helados que te suenan suenan con las sombras de cipreses junto al Sena en los crepúsculos los bosques que no he vuelto a ver como habitas mi carne todavía esta carne lívida investida de brumas ...
De qué país de Luis Cernuda
De qué país eres tú, Dormido entre realidades como bocas sedientas, Vida de sueños azuzados, Y ese duelo que exhibes por la avenida de los monumentos, Donde dioses y diosas olvidados Levantan brazos inexistentes o miradas marmóreas. La vieja hilaba en su jardín ceniciento; Tapias, pantanos, ...
Segunda Palinodia: La sangre de Dámaso Alonso
De qué sima te yergues, sombra negra? ¿Qué buscas? Los oteros, como lagartos verdes, se asoman a los valles que se hunden entre nieblas en la infancia del mundo. Y sestean, abiertos, los rebaños, mientras la luz palpita, siempre recién creada, mientras...
La injusticia de Dámaso Alonso
De qué sima te yergues, sombra negra? ¿Qué buscas? Los oteros, como lagartos verdes, se asoman a los valles que se hunden entre nieblas en la infancia del mundo. Y sestean, abiertos, los rebaños, mientras la luz palpita, siempre recién creada, mientras...
Contra Jaime Gil de Biedma de Jaime Gil de Biedma
De qué sirve, quisiera saber, cambiar de piso, dejar atrás un sótano más negro que mi reputación y ya es decir-, poner visillos blancos y tomar criada, renunciar a la vida de bohemio, si vienes luego tú, pelmazo, embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes, zángano de colmena, inútil, ...
Rendido discurso contra Jaime Gil de Biedma de Julieta Valero
De qué sirve, quisiera yo saber, leerte, romperle la cara al horario a golpe de antología olvidar regar las plantas, mis asuntos y en estos años, precisamente en estos años ¡tan, tan críticos! renunciar a la plácida meseta de la biología y el puesto fijo...? ¿De qué sirve... si luego...
Altrove de Juan Vicente Piqueras
De qué te sirve, dime, coleccionar milagros y nombres de mujeres, de lugares e idiomas distintos, para hacer y nombrar siempre lo mismo? ¿De qué te sirve, ave infeliz, saber renacer cada vez de las cenizas de los incendios que provocas y huyes? ¿Adónde quieres, dime, ir a parar? ¿O lo...
Palermo de Pablo Mora
De regreso del campo, del Amparo fresco follaje que tocaba el cielo antes, mucho antes de llegar a casa, pasábamos, silentes, por Palermo. Para mí, Palermo era pura luna mansa finca dormida en la floresta . Desde Los Alpes nunca fui a Palermo mientras Palermo me llevó a la luna. ...
Nocturno resplandor de Héctor Rojas Erazo
De repente en lo más profundo y desasido del sueño un relámpago me ilumina y me divide, me ciega totalmente con su harina temible. Estupefacto miro en mi derredor, me llamo, me busco...
Soneto de la desesperación de Vinicius De Moraes
De repente la risa se hizo llanto, silencioso y blanco como la bruma; de las bocas unidas se hizo espuma, y de las manos dadas se hizo espanto. De repente la calma se hizo viento que de los ojos apagó la última llama, y de la pasión se hizo el presentimiento y del momento inmóvil ...
Paseo de Ricardo Güiraldes
De Río a Copacabana. Se dispara sobre impecable asfalto, se agujerea una montaña y se redispara, en herradura, costeando océano y venteándose de marisco. El mar alinea paralelas blancas con calmos siseos. El cielo está siempre clavado al techo, por sus estrellas; los morros fabrican horizontes ...
Ataraxia (Ananda primera) de David Rosenmann - Taub
De rodillas el Árbol. Caigo sobre mis ojos: me acompaño: sólo tengo caminos. La luz clama: ¡Estoy ciega! Cunde frescos sentidos el ansia, polvorienta, disoluta. Los pies del cielo con mis pies tropiezan. Vetusto claroscuro: caminos y caminos y ninguna huella. Jamás el mundo. ...
De ser mal casada de Cancionero y Romancero Tradicionales I (siglo XI a siglo XV)
De ser mal casada no lo niego yo: cativo se vea quien me cativó. Cativo se vea y sin redención; dolor y pasión con él siempre sea; su mal no se vea pues el mío no vio; cativo se vea quien me cativó. Yo, triste cuitada, la muerte deseo y nunca la veo, que soy desdichada. Tan triste casada ya nunca ...
De ser mal casada de Cancionero y Romancero Tradicionales Ii(siglo XI a Siglo XV)
De ser mal casada no lo niego yo: cativo se vea quien me cativó. Cativo se vea y sin redención; dolor y pasión con él siempre sea; su mal no se vea pues el mío no vio; cativo se vea quien me cativó. Yo, triste cuitada, la muerte deseo y nunca la veo, que soy desdichada. Tan triste casada ya nunca ...
Año nuevo de Hermanos Álvarez Quintero
De su ventana, tras el verde herraje, entre flores de invierno prisionera, una mujer, humana primavera, teje, soñando, delicado encaje. Sus manos, palomitas sin plumaje, hacen labor paciente y duradera, y su alma, mariposa volandera, libre va de un paraje a otro paraje. Se lleva un año muertas ...
De súbito, estalló la guerra... de Marosa di Giorgio
De súbito, estalló la guerra. No sabía si era de día o de noche. Nunca estuvo nada tan oscuro ni tan claro. Hay un ruido tremendo en el horizonte y sube una estrella de diez pisos y se estrella. Y vienen los guerreros a caballo o en cometa. Las cometas son rojas, amarillas y rosadas. ...
El derecho de amar de Rafael Arévalo Martínez
De sus manos cruzadas sobre el pecho separó con ternura la más fría, y la dio a calentar entre la mía. Y entonces nustro amor insatisfecho, aquel inmenso amor, tuvo un derecho. ¡Nada puede negarse a la agonía! Cuando la enferma pálida moría me dejaron llegar hasta su lecho. ...
Incendiario de Jesús Munárriz
De sus ocupaciones la menos conocida fue incendiario de naves. Cada atraque le daba perspectivas para nuevas escalas, pero antes de zarpar prendía fuego al viejo barco. Destinos...
Razón de todas las cosas de Eduardo Espina
De tal manera imaginaria, las cosas sucedían para que todo fuera donosura en lo desusado: la racha entrometida del dedo en el deshabillé, la sevicia por la blusa azul al soltarla basta el desacato de desabotonar de las polainas a las bragas en remedo de ilusiones todo lo demás, ...
Biografía de Alfonso Quijada Urías (Kijadurías)
De tanto evocar el pasado perdiste el presente. El que se fue, fue alguien. Nadie el que regresó. Nada te pertenece. Nada te ata. ¿Quién habrá de devolverte lo perdido? A la zozobra tienes por identidad. Sobreviviente de una patria extinta, eres de los que vuelven rindiendo testimonio ...
Décimas a mi muerte (II) de Elías Nandino
De tanto saberte mía, muerte, mi muerte sedienta, no hay minuto en que no me sienta tu invasión lenta y sombría. Antes no te conocía o procuraba ignorarte, pero al sentirte y pensarte he podido comprender que vivir es aprender a morir para encontrarte.
Muchos somos de Pablo Neruda
De tantos hombres que soy, que somos, no puedo encontrar a ninguno: se me pierden bajo la ropa, se fueron a otra ciudad. Cuando todo está preparado para mostrarme inteligente el tonto que llevo escondido se toma la palabra en mi boca. Otras veces me duermo en medio...
Aldea andaluza de Francisco A. de Icaza
De toda tu belleza en mí solo perdura, entre el deslumbramiento de la intensa blancura de la cal luminosa que tus muros enjarra, la queja de una copla que los aires desgarra, y en el calcinamiento de la estéril llanura, aquel rincón de paz, oasis de frescura, perdido en la planicie donde el sol achicharra ...
Ventanas de otros días (9) de John Freddy Galindo
de todas formas huimos innombrables ventanas escondidas en el vientre del deseo recovecos oscuros en ciudades de otro tiempo y en el cuarto que olvidamos para siempre la sangre de esos muertos que ahora vienen y nos miran y se espantan De: Ventanas de otros días
Día del perdón de Diana Bellessi
De todas las cosas que me han pasado en esta vida son las inocentes las que recuerdo con hondura y más mientras los años a disparada como potros en una estela de polvo también pasan y pasan, pero el vicio nunca acaba de andar así ensuciando esa claridad solita que viene por encanto...
Origen del idioma de Domingo F. Faílde
De todas las palabras han de pedirnos cuentas. Pronunciadas o no, y aun impensables, han de comparecer contra nosotros, testigos del olvido. De todas las palabras: sobre el barro, sobre la luz, sobre la noche, fueron escritas con la tinta sagrada del silencio. Sobre la lluvia. ...
Paz de Rafael Alberti
De todas las palomas hubo una que se fue por el mundo. Todavía sigue girando alrededor del sol al compás de la tierra. Vuelo sin dueño, siempre amenazado. ¿Volverá alguna vez al viejo palomar de donde salió un día? (De: Los 8 nombres de Picasso)
De todas las que soy de Márgara Russotto
De todas las que soy poco prefiero la abeja industriosa en su trajín, o la cigarra aplastada en el verano, tampoco aquella cebra distraída en las alturas que tan diversas de mí siempre andan. De todas una sola me acongoja: la salvaje atravesando el lodo, ...
Los orientales de Idea Vilariño
De todas partes vienen, sangre y coraje, para salvar su suelo los orientales; vienen de las cuchillas, con lanza y sable, entre las hierbas brotan los orientales. Salen de los poblados, del monte salen, en cada esquina esperan los orientales. Porque dejaron sus vidas, sus amigos...
El equipaje abierto de Felipe Benítez Reyes
De todo comienza a hacer bastante tiempo. Y en una habitación cerrada hay un niño que aún juega con cristales y agujas bajo la mortandad hipnótica de la tarde. Comienza a hacer de todo muchos años. Y la noche, sobrecogida de sí misma, abre ya su navaja de alta estrella ante la densa rosa ...
La espina de Rafael Maya
De todo cuanto he sido: del hombre universal que he ambicionado realizar, vanamente, prolongando hacia los cuatro lados de la vida todas las ramas de mi ser, y, a veces, dando, en sólo una flor, toda la fuerza, y toda la virtud en un perfume. De todo cuanto he sido: del rey...
París, octubre 1936 de César Vallejo
De todo esto yo soy el único que parte. De este banco me voy, de mis calzones, de mi gran situación, de mis acciones, de mi número hendido parte a parte, de todo esto yo soy el único que parte. De los Campos Elíseos o al dar vuelta la extraña callejuela de la Luna, mi defunción se va, ...
Bruselas de Pablo Neruda
De todo lo que he hecho, de todo lo que he perdido, de todo lo que he ganado sobresaltadamente, en hierro amargo, en hojas, puedo ofrecer un poco. Un sabor asustado, un río que las plumas de las quemantes águilas van cubriendo, un sulfúrico retroceso de...