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listado de poemas en audio por primeros versos letra d

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841 poemas con la letra "d"

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Aquí nadie he encontrado de Vicente Huidobro
De todos los ríos navegados yo me haría un collar El AmazonasEl Sena El TámesisEl Rin Cien embarcaciones sabias Que han plegado las alasY mi canción de marinero huérfanoDiciendo adiós a las playas Aspirar el aroma del Monte Rosa Trenzar las canas errantes del Monte Blanco ...
De tu centro entrañable la noche se derrama... de Tomás Segovia
De tu centro entrañable la noche se derrama tú sola por los dos la traes a nuestra casa lleva su sello por los dos tu cuerpo solo huele a antiguos metales la efusión de tu sangre a luna de hondas minas y mercurial tiniebla son el fuego y la sombra un solo óxido en ella tú sola...
Dame tu hora perdida de Julia de Burgos
De tu existencia múltiple dame la hora perdida, cuando vacío de todo, no sientas ni la vida. Cuando te encuentres solo, tan lejos de ti mismo que te pese la mera conciencia del mutismo. Cuando sientas tan fuerte desprecio por lo humano que hasta de ti te rías, cual de cualquier...
De tu ligera planta... de Sor Juana Inés de la Cruz
De tu ligera planta el curso, Fenix rara, pára, pára; mira que se adelanta, en tan ligero ensayo, a la nave, a la cierva, al ave, al rayo. ¿Por qué surcas ligera el viento transparente? Tente, tente, consuélanos siquiera; no nos lleves contigo el consuelo, el amparo, el bien y abrigo. ...
Conjuro de Jaime García Terrés
De tu mirada llena las bienaventuranzas aguardamos, rotundo sol de mayo: Aquellos cuerpos en la calle solos están. Huye la pena misma de su lado. Catástrofes y fiebres asédianlos ajenas a distancia. Y les niega raíces la tierra que su sombra hiere. No permitas que rueden abolidos ...
Saliva de Saúl Ibargoyen
De tu múltiple boca huyen las salivas negras como buscando los cruentos olores de cada orgasmo muerto. No crezca en la fatiga de tu cráneo ninguna memoria de muchachas cocinándose en un sudor luminoso que otros cuerpos encendieron. Sí cada objeto de piedra de jugos de gases...
Tu vestido verde de Santiago Azar
De tu vestido verde sacaría todos eso botones y te sostendría el cuerpo a cambio sólo de besos. Porque nadie sabe de tus dientes que son pétalos escogidos ni que por las calles vienes dando orgullo a cada avenida. Para mí nada más que mirarte siempre a lo lejos, pero pensando en bailar ...
Oda a una generación de solteras de María Eloy - García
de tus fatuas liturgias de oenegé qué solitario discurso te queda/ hermosos tus taichís y qué enérgicos tus pensamientos de último derecho genuinamente humanos/ y al fin tu última cena pandesoja y mentapoleo que es tu sangre derramada feliz tu evangélica despensa y tu aséptica ...
Parábola de la aventura de David Escobar Galindo
De tus manos perfectas me enamoro, de tus ojos radiantes me apodero. Soy como aquel pirata pordiosero que apenas imagina su tesoro. Preso en la red del inefable azoro, no distingo entre el mar y mi velero, a estribor me ilumina lo que espero, y a babor me sosiega lo que añoro. ...
Al volante de un automóvil, por la carretera panamericana de Tuxtla Gutiérrez a la Ciudad de México de Oscar Oliva
De Tuxtla a la ciudad de México hay más de mil kilómetros de distancia más de un millón de metros más de cien millones de centímetros, más las piedras, más los árboles, que no se pueden medir, ni contar, que he recorrido tantas veces, a tantos kilómetros por hora, con mucho calor...
De un amor que pasó de Andrés Eloy Blanco
De un amor que pasó, como un paisaje visto del tren, cuando se va de viaje; de un romance de un mes, en un cobijo del llano, una mujer me dejó un hijo. Ella murió, y abrieron una fosa, y allí metieron el residuo humano, y una cúpula azul sobre una losa fue el mausoleo: el cielo sobre el llano. ...
Grillo y cuna de Matilde Alba Swann
De un bosque donde crecen nomás cunas, mi madre cortó un columpio dulce, maduro para el tiempo primero de mi infancia. Juntó flores de luna dormidas en el agua, mi madre y me las trajo, con un azul silencio robado de algún sueño de río a ser mi canto. El viento entonces iba silbando ...
La peña majestuosa de Joaquín Arcadio Pagaza
De un monte el dorso ríspido y serrado tiene por trono, y la escarpada cumbre; se corona en laurel, y su techumbre las nubes son y el éter azulado. Por cetro empuña verde y arriscado monolito de enorme pesadumbre; las colinas su regia servidumbre son, y su imperio el valle ...
Limpieza general de Euler Granda
De un puntapié acabar con la ventana. Desde el último piso tirar el terno nuevo, el nombre, la lascivia; despojarme del ansia y los papeles; arrojar a la calle las mentiras, las muelas que me sobran, los amigos; botar la basura la calvicie y por fin, sin pagar el arriendo sin avisar a nadie, ...
La poesía de Héctor Rosales
De un signo en el espacioscuro, acercar la lámpara que bese los ojos y enmudezca. De un sonido a otro, el abrazo victorioso sobre aullidos y materia insuficientes. De un pájaro (tan sólo...
Penumbra de Pablo Mora
De un tiempo acá las noches no son mías, las aspas del insomnio se han varado, porque un lúgubre viento huracanado me dejó solamente con mis días. De tarde en tarde van mis rebeldías tras el antiguo puño alucinado, donde siempre sus furias han anclado, y en alto empuñan nuevas acedías. ...
Ayer, una corona de agua de Isabel Abad
De una corona de agua, en la otra vida, cuando era nieve despertar y plata morirse poco a poco en cada mata de la montaña del amor mordida. Cuando llorar era una rosa hundida en la total pasión que el mar desata y, estrecha de esperar, fui catarata, de una corona de agua fui encendida. ...
Autorretrato oscuro de Ernesto (Che) Guevara
De una joven nación de raíces de hierba (raíces que niegan la rabia de América) vengo a ustedes, hermanos norteños. Cargado de gritos de desaliento y de fe, vengo a ustedes, hermanos norteños, vengo de donde venimos los “homo sapiens”, devoré kilómetros en ritos...
La viruta de Gonzalo Rojas
De unos años a esta parte veo una viruta de luz a la altura de la fosa izquierda entre la aleta de la nariz y el ojo, de repente parece obsesión pero no es obsesión, le hablo y vuela, por el fulgor es como un cuchillo. No, no es mariposa, tiene algo de mariposa pero no es mariposa. ...
Nunca estoy solo de Otto Rene Castillo
De veras, nunca estoy solo. Tan solo estoy triste cuando tus ojos huyen del sitio en que debimos encontrarnos por la tarde. Ahora se pudre la espera debajo del tiempo, del tiempo que se ríe de mí, gran amador, desprovisto de amada en búsqueda siempre
Nido de soles (11) de Juana Rosa Pita
De verdad que mi cabellera con el follaje se confunde a veces, pero torcer mi tronco, como se dice convencionalmente, cuando era aún muy tierno fue imposible. No fue mérito mío y afortunado para el que intentó pues no logró hacer mal irreparable. Sin que yo lo supiera...
El madrigal de los ojos verdes de Enrique Durán
De verdes varios, tallada en mil facetas, la huerta, el bello paisaje amado que nuestra dicha contempla. Verde el agua en los regajos, en el estanque, en la acequia; verde el río entre que entre campos, siempre verdes, zigzaguea. Verde intenso en los labrados, verde bronce en la arboleda, ...
Alta noche de Oliverio Girondo
De vértices quemados de subsueño de cauces de preausencia de huracanados rostros que trasmigran de complejos de niebla de gris sangre de soterráneas ráfagas de ratas de trasfiebre invadida con su animal doliente cabellera de líbido su satélite angora y sus ramos...
Recuerdo de Humberto Ak´Abal
De vez en cuando camino al revés: es mi modo de recordar. Si caminara sólo hacia adelante, te podría contar cómo es el olvido.
Camino al revés de Humberto Ak´Abal
De vez en cuando camino al revés: es mi modo de recordar. Si caminara sólo hacia delante, te podría contar cómo es el olvido.
Discurso a los jóvenes de Angel González
De vosotros, los jóvenes, espero no menos cosas grandes que las que realizaron vuestros antepasados. Os entrego una herencia grandiosa: sostenedla. Amparad ese río de sangre, sujetad con segura mano el tronco de caballos viejísimos, pero aún poderosos, que arrastran...
Una Varsovia de la mente (IV) de Ana Wajszczuk
De Warszawa en mi rostro no queda rastro alguno ni el nombre permanece ni la lejanía siquieray sólo veo quedarse un semblante como un muro un recuerdo que lo jaspea los ojos aguados de todo un lado de mi familia. tejiendo flores en mi pelo de almendras meciéndome en mis propios brazos ...
El pájaro de oro de Rogelio Saunders
De: Polyhimnia
Nocturnos (2) de Oliverio Girondo
Debajo de la almohada una mano, mi mano, que se agranda, se agranda, inexorablemente, para emerger, de pronto, en la más alta noche, abandonar la cama, traspasar las paredes, mezclarse con las sombras, distenderse en las calles y recubrir los techos de las casa ...
El conocimiento perturba de Eduardo Anguita
Debajo del agua encima de la tierra En los bosques para el tacto en el fuego Sobre o entre el cielo transformado en el peor ahogo Bajo las miradas asfixiantes de los seres Entre las hojas siempre verdes listas a escuchar En medio de las sombras los cuerpos de la luz ...
WWW.poema.es de Olga Susana López Portela
debe de ser pecado este mundo lleno de teléfonos de sellos, de correo electrónico de faxes...debe de ser pecado que no llames, que no escribas, que no navegues...que no dejes de dolerme... (De: Poetisas españolas. Tomo IV (1976 a 2001) Selección Luzmaría Jiménez Faro)
Sugestión a un sauce de Alfonsina Storni
Debe existir una ciudad de musgo cuyo cielo de grises, al tramonto, cruzan ángeles verdes con las alas caídas de cristal deshilachado. Y unos fríos espejos en la yerba a cuyos bordes inclinadas lloran largas viudas de viento amarilloso que el vidrio desdibuja balanceadas. Y un punto en el espacio ...
Fragmentos de una alabanza inconclusa de Eduardo Chirinos
Debe haber un poema que hable de ti, un poema que habite algún espacio donde pueda hablarte sin cerrar los ojos, sin llegar necesariamente a la tristeza. Debe haber un poema que hable de ti y de mi. Un poema intenso, como el mar, azul y reposado en las mañanas, ...
Debe ser de Héctor Rosales
Debe ser el trigo. La parálisis de los caballos en la pradera inaccesible. Suena, resuena una voz fusilada en la carrera. (Nos llaman). No sé quién está escribiendo: cuidado con el arroyo, puede matar cual espejo. Debe ser el trigo. Las vencidas cortezas del viento...
Yo quiero otro país de Ernesto Cardenal
Debemos hacer aquí un país. Estamos a la entrada de una tierra prometida que emana leche y miel como una mujer. De esta tierra es mi canto, mi poesía. Pero todavía están las encomiendas y cuando suena la campana en la bolsa de Nueva York, algo que vos no sabes, hermano, te han...
La bolsa o la vida de Enrique Gómez - Correa
Debemos reconciliarnos un poco con la bruma Aquello que estalla furibundo al tocar el cristal Aquello que prende una luz en la sangre Mientras ella pasa su mano Por el dorso del agua Aquello aquello esparcido en las palabras Aquello que vive para el amor No comprendería su palabra acariciadora...
Debería existir algún seguro de Belén Reyes
Debería existir algún seguro igual que los de vida, o los del coche, a los de a todo riesgo. Debería haber: seguro de que me llama, seguro de que siente, seguro de que me ama, seguro de que vuelve. (...¿Sería un poco raro asegurar sus manos en mi pecho, sus ojos en mis ojos, ...
Morir todavía de Julieta Valero
Debería morirse al son del ya, todavía, que está virgen de muertos. Debería aprovechar la insensata belleza del que ignora lo que es sobreponerse. Debería parar el río sin modales del consentimiento, ser antes que polvo recitación de un sólo día, Verbo. Decir el gran sí que nos hace ...
Debería permitirme un descanso... de Carmen Rosa Orozco
Debería permitirme un descanso Destruí ese monólogo tan sutil e hilarante Otra vez: estos tiempos en los que provoca ser cruel y comprender una estructura que no es metálica De repente, ver tantos pobres que pululan y conflictos y la manera en que se debe ganar el dinero ...
Deberías de venir, ráfaga impura de Ana Antillón
Deberías de venir, ráfaga impura para apoyarme en ti. Ciega o dormida me dejaría llevar por lo podrido. Si pudiera morirme, yo iría obscura hacia tu soledad: presa en tu vida se quedaría mi cuerpo estremecido. Pero me quedo aquí, fría y cobarde, tapándome la frente con las manos; el alma ...
El último día de la fiesta (I) de Carlos Marzal
Deberías marcharte. La fiesta ha terminado. Helada y sucia ya se anuncia el alba con su oscuro cortejo de presagios. Tendrías que acostarte, huir de este lugar antes de que la luz te restituya esa imagen de ti que ya conoces, indefensa a tus ojos, lastimosa. Has tocado por hoy el fondo ...
Oh dichosa desventura? de Giovanna Pollarolo
Deberías regocijarte, me dicen. Regocijarte y celebrar el haber salido de su vida. Eras un parásito pegado a su cuerpo, una planta. Y mírate ahora, puedes escoger tu propio jardín, crecer a la luz del sol, viva, libre como un naranjo o un sauce llorón. Pero no me convenzo. Lloro de...
Debí ser nazi... de Juan Carlos Lemus
Debí ser nazi en mi vida precedente un traidor o algo así porque ahora todo me va mal desde la poesía hasta el pantalón me quedan cortos pero debí ser simple intermediario ni siquiera el que dictaba las órdenes sino el que ejecutaba y huía puesto que mi sufrimiento es duro tiene tristeza ...
Etcétera anatema de Jorge Castillo Fan
Debiera haber punto final así no más de golpe como esos atropellos súbitos donde no hay tiempo de quejarse Tal vez tres puntos suspensivos en libarnos el reposo y nos estos etcéteras hirientes en fondo cruz de llantos Debiera haber paréntesis ligeros que ahorquen nuestro infierno ...
Soneto a mi padre de Pedro Garfias
Debiera imaginarte fatigado y te recuerdo siempre vigoroso, proa hacia el mar y el viento rencoroso madre detrás, nosotros su cuidado. Contra tu firme pecho amurallado se remansaba el tiempo proceloso y el puntal de tus hombros poderoso sostenía la tierra lado a...
Prince Street de José María Fonollosa
Debiera liberarse la mujer de la opresión en que la tiene el hombre. Bien es verdad que algunas son verdugos que sin piedad castigan a sus machos. Mas, por lo general, es la oprimida. No cuenta como igual individualmente. Se la ha apartado a un lado y asignado las funciones higiénicas más bajas: ...
El andamio de Eladio Cabañero
Debieran dividir con una tiza el mundo, separarlo en cuadrículas pequeñas que sirvan para un cuerpo, para un hombre solamente, ¿no sobramos ya muchos?, y a todos los demás darnos la mano y desearnos mejor suerte en la guerra. » El aire distribuye, igual que siempre, sobre...
La vigilia de Elphistone (2) de Blanca Andreu
Débil llama del enebro, de qué estás hecha, blanca como la sangre de mi madre, certera como llegar a puerto en medio de la oscuridad, cuando el café en las bodegas se hincha y cruje la madera con sus viejos huesos, cuando el agua tantea pérdidas y ganancias, cuando el velamen ...
Canción de la muerte de José de Espronceda
Débil mortal no te asuste mi oscuridad ni mi nombre; en mi seno encuentra el hombre un término a su pesar. Yo, compasiva, te ofrezco lejos del mundo un asilo, donde a mi sombra tranquilo para siempre duerma en paz. Isla yo soy del reposo en medio el mar de la vida, y el marinero allí olvida la tormenta ...
Debió de ser tu tarde… de Pedro Garfias
Debió de ser tu tarde, yo me acuerdo como las tardes de mi pueblo son. Si le pongo el oído al corazón l a siento levantarse en el recuerdo. Yo me muerdo mi alma y la remuerdo. Remordimientos mordimientos son, me sale por la boca el corazón y de tu tarde, padre, no me...