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listado de poemas en audio por primeros versos letra d

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841 poemas con la letra "d"

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Del mar espero barcos, peces, olas de Enrique Lihn
Del mar espero barcos, peces, olas del cielo nada más que sol y viento, la lluvia, el arco iris y el aliento; de la tierra no verme en ella a solas. Espero de la tierra no hacer colas ni así hormiguear buscando mi sustento; quiero en todo ganar el mil por ciento y pasármelo todo por las bolas. ...
A mi hijo en su infancia de Amalia Puga de Losada
Del mismo Cielo descendiste un día, como rayo de luz esplendorosa, a ser el sol de la existencia mía. Y al mirarme en tus ojos amorosa y al besar con fruición tu blanca frente, do la inocencia en majestad reposa, sentí que, prosternada y reverente, el alma, de mi ser...
Mundonuestro de Julio César Aguilar
Del niño que respiró en mí alimentado de mi sangre y con mis huesos protegido, de ese solo niño criatura amarga, no sé exactamente si algo de su ser perdure aún, invicto en su catástrofe de miedo. En realidad, me sobrevive su mirada, relámpago furioso partiendo ...
La prueba de Jorge Luis Borges
Del otro lado de la puerta un hombre deja caer su corrupción. En vano elevará esta noche una plegaria a su curioso dios, que es tres, dos, uno, y se dirá que es inmortal. Ahora oye la profecía de su muerte...
La verdad es la única realidad de Francisco Urondo
Del otro lado de la reja está la realidad, de este lado de la reja también está la realidad; la única irreal es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien si pertenece al mundo de los vivos, al mundo de los muertos, al mundo de las fantasías o al mundo de la vigilia, ...
Ni fu ni fa de Jesús Munárriz
Del otro lado no sabemos nada, ni si haylo ni si no, nada de nada. Los que creen que iremos a algún sitio, a algún algo, y los que no creemos por un igual andamos de informaos: pura imaginación...
Librémonos de Pablo Mora
Del poeta que escriba en menguante. Del sol que caliente la miseria. De la antigua procesión de hojas marchitas. Del virginal destierro sin regreso. Del zorro tiempo que cosió el silencio. De las vergüenzas, los odios, los bisiestos años. De los millones, billones o trillones de justos. ...
En memoria de mi perro de Luis G. Urbina
Del raído jergón en que yacía mi perro moribundo, alzó la testa, la gran testa escultórica, orgulloso y altivo, como un dios agonizante. En sus ojos, profundos y febriles, súbitamente se encendió un relámpago de amor inmenso. Mi tristeza entonces quiso asomarse a mis pupilas para dar ...
Epitafio de Efraín Bartolomé
Del repecho más alto del acantilado que fue se despeñó hasta el fondo de sí mismo. Tardó toda su vida cayendo. Ya llegó...
Del salón en el ángulo oscuro... (Rima VII) de Gustavo Adolfo Bécquer
Del salón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo, veíase el arpa. ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas, como el pájaro duerme en la rama esperando la mano de nieve que sabe arrancarlas! ¡Ay! pensé , ¡Cuántas veces el genio así duerme en el fondo ...
A la piña de Manuel de Zequeira Arango
Del seno fértil de la Madre Vesta en actitud erguida se levanta la airosa piña de esplendor vestida, llena de ricas galas. Desde que nace, liberal Pomona con la muy verde túnica la ampara, hasta que Ceres borda su vestido con estrellas doradas. Aun antes de existir, su augusta madre ...
Nubes y vientos de Adela Zamudio
Del sol del verano Los rayos de fuego calcinan la tierra, Las horas transcurren y en lenta agonía se abraza y consume la mustia pradera. En la árida playa del próximo río tan sólo hay enjutas y ardientes arenas; vapores que se alzan de un fétido estanque, brillando a lo lejos titilan y tiemblan. ...
Del tirano? Del tirano... de José Martí
Del tirano? Del tirano Di todo, ¡di más!; y clava Con furia de mano esclava Sobre su oprobio al tirano. ¿Del error? Pues del error Di el antro, di las veredas Oscuras: di cuanto puedas Del tirano y del error. ¿De mujer? Pues puede ser Que mueras de su mordida; ¡Pero no...
Sandía de José Juan Tablada
Del verano, roja y fría carcajada, rebanada de sandía.
Primer día (Soneto III) de Octavio Paz
Del verdecido júbilo del cielo luces recobras que la luna pierde porque la luz de sí misma recuerde relámpagos y otoños en tu pelo. El viento bebe viento en su revuelo, mueve las hojas y su lluvia verde moja tus hombros, tus espaldas muerde y te denuda y quema y vuelve yelo. . ...
El éxtasis del silencio de Enrique González Martínez
Del viejo parque en el rincón lejano, echo para el amor tibio y discreto, aspiraba el secreto de la muda caricia de tu mano... Todo callaba en torno solamente en alas del ambiente, un concierto de aromas ascendía alrededor de tu alma y de la mía, callaban brisas, pájaros y fuentes... ...
Jardín de José Lupiáñez
Delgada es esta tarde de julio, inmóvil, asida a las columnas que se alzan sobre la hierba blanda Delgada es esta tarde de julio que decae con dulzura, como las manos que no atienden al sol, ni están alerta al paso de las horas... ¡Qué tristes dan los cuerpos una vez y otra vez contra ...
Desiertos y ángeles (8) de Belkys Arredondo Olivo
delgados látigos hostigan tu ciudad sabes que todo está palpitando habitada de relámpagos musitas y el resplandor chasquea sin labios recuerdas penínsulas y besos pasadizos cambiantes y serpientes llena de centellas oscuras la luz se refracta pintando el lodo es poco lo que ilumina ...
Afecto 45 (I) de María F. Josefa del Castillo - madre Castillo
Deliquios del Divino Amor en el corazón de la criatura y en las agonías del Huerto. I El habla delicada del Amante que estimo, miel y leche destila entre rosas y lirios. Su meliflua palabra corta como rocío, y con ella florece el corazón marchito. Tan suave se introduce su delicado silbo, que duda ...
Restringido propósito de Oliverio Girondo
Demasiado corpóreo, limitado, compacto. Tendré que abrir los poros y disgregarme un poco. No digo demasiado. De: Nocturnos
Epilepso de Carlos Oramas
Dentro de este hombre que visto Hay un dios epiléptico Que también desama. Cómplice de las lluvias, Las secreciones genocócicas, el suicidio. A veces baja a pedirme un niño Que le doy, golosamente. Otras sube a mi cabeza A roerme el tuétano caótico; Se baña en mi oído intelectual. ...
T.V. de Ana María Rodríguez
Dentro de las fronteras que nos cierran el paso hay exilios tumbados sobre el ocre del aire y de la lengua. La gente que aparece en la película no es gente sino impulsos electrónicos, gnomos en las antenas sinuosas, gárgolas monstruosas sin mirada. Ante el cristal ...
Tu sombra: piedra y dolor de André Cruchaga
Dentro de mí el hondo dolor Que lucha en sombra contra piedras. Tanto caminar que me pierdo: Tanto ir y no encontrarte, sueño, Sobre la superficie altiva Del huracán que me arrebata. Tu sombra es piedra y es dolor: Piedra y dolor. Sombra de espejo Donde mi sino se refracta. En su centro...
Insomnio de Olga Edith Romero
Dentro de mí hay una fuente Me estoy ahogando en ella. El insomnio ha llegado. Siempre llega.Aturde. Se levanta como un fantasma gigante cubre con su sombra lo que toca. Fabrica pájaros de vidrio se deja caer entre letras entrelazadas. Hiere la pupila y desgrana pequeños ...
Dentro de poco vas a ofrecer... de Jaime Sabines
Dentro de poco vas a ofrecer estas páginas a los desconocidos como si extendieras en la mano un manojo de hierbas que tú cortaste. Ufano y acongojado de tu proeza, regresarás a echarte al rincón preferido. Dices que eres poeta...
El oculto de Leopoldo Castilla
Dentro de sus hijos, indefenso, dura el padre, intruso en su propio nacimiento. A veces lo nombran o lo ven en sueños. Al que van a recordar. El otro, el que desde el fondo no puede asomarse al mundo, el que medra de sus vidas y, apenas hace pie, se les vuela en el gesto, ...
Oda al tiempo de Pablo Neruda
Dentro de ti tu edad creciendo, dentro de mí mi edad andando. El tiempo es decidido, no suena su campana, se acrecienta, camina, por dentro de nosotros, aparece como un agua profunda en la mirada y junto a las castañas quemadas de tus ojos una brizna, la huella de un minúsculo rio, ...
Versos de Amor de María Monvel
Dentro de todo es dulce vivir como yo vivo pendiente de tu amor como un globo cautivo. Corre el mundo a mis pies, pero yo no lo siento: sólo tu amor me agita como un ligero viento. Tú de lejos sostienes tus hilos temblorosos, yo de lejos te envío sonrisas y sollozos... ...
Un despertar de Octavio Paz
Dentro de un sueño estaba emparedado. Sus muros no tenían consistencia ni peso: su vacío era tu peso. Los muros eran horas y las horas fija y acumulada pesadumbre. El tiempo de esas horas no era tiempo. Salté por una brecha: eran las cuatro en este mundo. el cuarto era mi...
Los gorriones de Marilina Rébora
Dentro todo es silencio y sombra todavía; afuera entre las rejas de los amplios balcones que doran las primeras claridades del día revuelan bulliciosos y a solas los gorriones. Son bandada, y oyéndolos, acaso, se diría que de alegres coloquios fueran conversaciones esas músicas locas ...
Determinaciones de Hjalmar Flax
Depresión es el término siquiátrico para decir desgano, pesimismo. (Los más pedantes dicen: sicosis maniaco-depresiva.) También es argot metereológico: nubosidades, lluvia, poco viento. Los médicos patólogos lo emplean: Depresión en el hueso occipital causada por objeto ...
Escucha: hay una mano diminuta de Ana Istarú
Derramas, final de la delicia, una inicial translúcida en mi pelvis, yo no sé qué mensaje, qué gránulo de sal, qué código del agua hallada entre tus sienes. Y mi matriz es dulce y es un astro expansivo. Y todo me percibe: tengo un aura convexa. Hay algo, alguno, alguien, ...
Todo esto por amor de Luis Cernuda
Derriban gigantes de los bosques para hacer un durmiente, derriban los instintos como flores, deseos como estrellas para hacer sólo un hombre con su estigma de hombre. Que derriben también imperios de una noche, monarquías de un beso, no significa nada; que derriben los ojos, ...
Todas tenemos pancita cerca de los cuarenta de Laura Yasan
desafiamos al tiempo montadas en el arco del triunfo saldado el viejo error lo demás es peaje - la ley de gravedad que hace lo suyo un temblor de violencia al despertar - no habrá estatuas de sal en esta fiesta la cuenta regresiva le oprime el corazón a la piedad nada de palabritas ...
Perversidad de la separación de Juan Bañuelos
Desautorizomi ternura / vuélvansemis ojos turbulencia / pido castigo ejemplar a mis palabras. al alba quito la escalera para que ninguna luz suba a las ventanas / que sea irreflexivacomo un perromi bondad que en los charcos sean glorificados mis instintos que la vida tropiece ...
Gentil dama de Helsinki de Sergio Badilla
Descalza en la piedra donde no queda huella visible junto al rompeolas en el Kaivopuisto. La piel ardientelos atuendos despojados por el fervor de haberte conocido huyendo de un cuadro de Gallen Kallela con plantas silvestres que expelen su aroma fresco en la rambla. ...
Al ambicioso valimiento que siempre anhela a subir más de Francisco de Quevedo
Descansa, mal perdido en alta cumbre, donde a tantas alturas te prefieres; si no es que acocear las nubes quieres, y en la región del fuego beber lumbre. Ya te padece, grave pesadumbre, tu ambición propia; peso y carga eres de la Fortuna, en que viviendo mueres: ...
Descanso mis zapatos de Gabriel Impaglione
Descanso mis zapatos parado en el punto de partida. Aquí los cuatro vientos de tu nombre entrelazan manos reanudando las órbitas de tu ausencia. Alrededor del mundo circula tu recuerdo. Mi diminuta luna inexorable! Planeta que brilla siempre y que no alcanzo. ...
Fondo de agua de Juan Bañuelos
Descendemos. Debajo de mi piel tú cantas y en la última curva de mis venas con un tropel de polen te despides. Un día estás en mis ojos bajo un ruido de llamas, otro día duermes como la niebla junto a mi sombra agazapada. Si supieras que llegas y en tu mano está a punto...
Nazareth de Rosario Castellanos
Descendiendo a la cueva en que el Arcángel hizo su anuncio, pienso en María, ese vaso de elección. Como todos los vasos, quebradizo. Como todos los vasos, demasiado pequeño para el destino que se vierte en él. De: Poesía no eres tú
Medusa de Rodolfo Häsler
Desciende la medusa a aguas más profundas, cada uno de sus abrazos es libre de pecado, peso que inunda el cuerpo y se adentra en el vientre. Sólo queda el enigma, sólo la solución podría avanzarte el mensaje, pero estás condenado por tu ingravidez al abismo que reclama la misericordia. ...
Mis enlutadas de Manuel Gutiérrez Nájera
Descienden taciturnas las tristezas al fondo de mi alma, y entumecidas, haraposas, brujas, con uñas negrasmi vida escarban. De sangre es el color de sus pupilas, de nieve son las lágrimas, hondo pavor me infunden..., Yo las amo por ser las solas que me acompañan. Aguárdolas ansioso, si el trabajo ...
Escrito bajo el agua de Laura Yasan
desciendo de un secreto trazado bajo el agua por la quilla de un barco un siglo de silencios me niega cada vez me devuelve a una isla en donde soy la única habitante privada del reflejo caigo a una cifra indivisible cadena trunca ¿qué cantaban los hombres en rumania? ¿de qué reían descalzos ...
Ante deseos envenenados de Víctor Corcoba Herrero
Descompensadas pasiones se apoderan del mundo; deseos de poder y podar, de dominar y domar, de someter y arremeter. Adormecida la humanidad, nada es lo mismo, ni el amor sabe a rosa, ni la rosa a poesía, ni la poesía a vida, ni la vida a manantial de luz. Hacen falta corazones ...
Desconcertado es el tiempo... de Víctor Sandoval
Desconcertado es el tiempo porque sus atardeceres caen en esta laguna donde las garzas vuelan. Otras aves desgarrarán el pecho de la aurora. Una mujer se viste y se desviste con sus ropas de verano. Pariente de sí misma en el espejo, enemiga del frío, húmeda cicatriz donde me hundo, ...
La mejor escuela de José Agustín Goytisolo
Desconfía de aquellos que te enseñan listas de nombres fórmulas y fechas y que siempre repiten modelos de cultura que son la triste herencia que aborreces. No aprendas sólo cosas piensa en ellas y construye a tu antojo situaciones e imágenes que rompan la barrera que aseguran ...
Décimotercera poesía vertical (41) de Roberto Juarroz
Desconocer que el río es una espada y que las cosas sueñan sueños propios es ignorar que aquí, junto a nuestra mirada, existe otra: la mirada recóndita del mundo. Cuando se la descubre, la vida se da vuelta como un guante que devuelve la mano que encerraba y el tacto liberado ...
Desconocida y sucia criatura que juegas delante de mi puerta de Fernando Pessoa
Desconocida y sucia criatura que juegas delante de mi puerta no te pregunto si me traes un mensaje de los símbolos. Encuentro gracia en ti por no haberte visto antes, y, naturalmente, si puedieras estar limpia serías otra criatura que no vendría por aquí. ¡Juega en la polvareda, juega! ...
María de Daniel Chirom
Desconozco los planes del destino. Soy el instante en que la ausencia es arrebatada por un silencio.
Cicatriz de aire de Efraín Bartolomé
Descorro las cortinas de la noche y entra el rumor de Tuxtla hasta el cuarto de hotel donde como una cicatriz del aire arde el recuerdo de tu cuerpo La limpieza perfecta del espejo me devuelve una imagen incompleta borrosa...