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listado de poemas en audio por primeros versos letra d

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841 poemas con la letra "d"

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De cuerpo entero de Francisco Nájera
De cuerpo entero mi nombre. De débil salud y precaria realidad. ¿Quién es este tu yo? -me has preguntado- Y tu voz sólo ha lamido mi labio interior, ese por el que he parido las sílabas que no han podido repetir el nombre. ¿Mi nombre? Su nombre De: 1999. Poemas
Herencias de Luis Alberto Crespo
De cuidar su hundido en la hamaca, el tizne, el carbón de mi tía Los ojos picados de culebra de mi hermano Alcides Tenso en el patio cuando suena la iglesia La llave en el balcón como un cuchillo Si hay chirrido de puerta trago saliva para no decir tu nombre.
Loba de Carmen Berenguer
De dónde esta mueca Esta boca este rostro Esta máscara este abrigo De dónde esta locura De acompañarte por las noches Con este negro y este rojo Esta bufanda que es una bufonada Y esta vitrina que devuelve esta pirueta Esta artesanal pinta hecha a la medida. Y esta lengua de loba despistada ...
De dónde has llegado de Ana Istarú
De dónde has llegado, hombre dormido. Qué nube te vertió, qué carabela. Quién te autoriza a este derrame de nenúfares, quién deslizó en tu tez el pájaro de plata. Te posas en mi lecho con descuido: eres un ángel olvidado dentro de un camarote. Yo no comprendo este hombre tan extenso. ...
La septuagésima sexta de Alejandro Aura
de dónde nace el fuego vasta luz basta candente luz déjame pensar de dónde cómo he de sacar en claro nada entre tanta claridad de la rajada primera del oculto corte del medio de la carne de mujer ya sé de dónde de un ojo que puede construir lo que no ve perdona...
De dos penas que ha querido... de María de Zayas
De dos penas que ha querido dar amor a un desdichado, mayor que ser olvidado es el ser aborrecido: que el que olvida, aquel olvido en amor puede volver, mas quien llega a aborrecer, cuando se venga a acordar será para maltratar, que no para bien querer. El olvido es privación ...
Entre la espuma, sal en mi lengua, gota en mi cuello (II) de Jaime Reyes
De entonces te conozco, raís del insomnio, agua detenida: de entonces es que sé lo que me dejaste y ya no ignoro lo que fui. Porque amo en ti lo que tienes de mí y de ti y de los demás y esto no lo guardas ni lo tiras. Ahora puedes decirtme cuándo callar, cuándo taparme los ojos y no dormir, ...
De espaldas... de Haroldo Shetemul
De espaldas al mundo como desafiante al bullicio de la gentela vida pasa de prisa bañándome de sudor (De: Columnas de fuego) Fuente: Rodrigo Carrillo
Los huéspedes del orden de David Escobar Galindo
De espaldas esa imagen de un caballero de Magritte, con una luna tierna sobre la coronilla,el cielo es tan profundoque no está concluido,ni la más fija estrella, y el buscador inmóvil de luciérnagas es un ancianodisfrazado de niño, un rey en su corona de hierro transparente, mientras suena ...
Gros-Ilet de Derek Walcott
De esta aldea, empapada como un trapo gris en agua salada, llegó un lenguaje guarnecido de conchas marinas, con una sombra de bayas en sus axilas y codos como flexibles remos. Toda ceremonia comenzaba en las vaguadas, los estercoleros, los funerales al alba y el ocaso ...
La otra mitad de Laura Yasan
de esta edad no se vuelve ya no somos artistas promisorias no es hora de ofrecer si el botín es fracaso de esta edad no se vuelve no hay paga por promesas algunas rellenan su matriz para salvarse criando larvas se eximen de pensar con cada menstruación perdemos un bebé me dijo gaby ...
Hay que morirse de pájaros de Gabriel Impaglione
de estallido de lirios y crepúsculo, de risa y canto a manos llenas y dejarle la gravedad de los bolsillos a los recaudadores de impuestos, cederle el paso a los urgentes trujamanes del alboroto a sueldo. Empecinarse en la esperanza de brazos abiertos en la calle. banquete de marcha ingobernable. ...
Límites de Jorge Luis Borges
De estas calles que ahondan el poniente, Una habrá (no sé cuál) que he recorrido Ya por última vez, indiferente Y sin adivinarlo, sometido A Quién prefija omnipotentes normas y una secreta y rígida medida A las sombras, los sueños y las formas Que destejen y tejen esta vida. ...
Epitafio de Nicanor Parra
De estatura mediana, Con una voz ni delgada ni gruesa, Hijo mayor de profesor primario Y de una modista de trastienda; Flaco de nacimiento Aunque devoto de la buena mesa; De mejillas escuálidas Y de más bien abundantes orejas; Con un rostro cuadrado En que los ojos...
Epitafio de Nicanor Parra
De estatura mediana, Con una voz ni delgada ni gruesa, Hijo mayor de profesor primario Y de una modista de trastienda; Flaco de nacimiento Aunque devoto de la buena mesa; De mejillas escuálidas Y de más bien abundantes orejas; Con un rostro cuadrado En que...
Cuál es la moraleja de Nicanor Parra
de este cuento: que parece estar alargándose + de la cuenta muy sencillo señoras y señores hay que volver a releer a Rulfo yo no lo conocía créanmelo me encantabapero eso era todo no lo había leído en profundidad ahora veo cómo son las cosas agradezco los narco-dólares harta falta ...
De golpe... de Teresa Gómez
De este puro amor mío tan delicadamente idiota. Rafael Alberti De golpe me estremezco como si siete grados bajo cero sacudiesen el tedio sin contar para nada con mi visión del mundo y de la explotación. Pero los lapiceros, las sandalias, lo que me habría gustado ser piloto... ...
De este talado tránsito... de Luzmaría Jiménez Faro
De este talado tránsito del que nunca podrás vol- ver sobre tus huellas, lo verdadramente útil es el tiempo. Tal vez nunca ha tenido buena prensa por aquello de desgastar la piel y restar a los cuerpos el sabor de las frutas, la miel y la armonía. Tal vez sea posible ...
De estos cines, Claudia... de Ernesto Cardenal
De estos cines, Claudia, de estas fiestas, de estas carreras de caballos, no quedará nada para la posteridad sino los versos de Ernesto Cardenal para Claudia (si acaso) y el nombre de Claudia que yo puse en esos versos y los de mis rivales, si es que yo decido rescatarlos del olvido, ...
Círculo y utopía de Agustín Labrada Aguilera
De falda en falda se trenza nuestra huida, porque la libertad se alisa con el miedo, y muy contados hombres podrían sostenerla entre sus cardos. De la madre a la novia, de la esposa a la amante, de la amiga a la muerte, buscamos esa hoguera que nos ata todo un enorme siglo ...
Sabor de Pablo Neruda
De falsas astrologías, de costumbres un tanto lúgubres, vertidas en lo inacabable y siempre llevadas al lado, he conservado una tendencia, un sabor solitario. De conversaciones gastadas como usadas maderas, con humildad de sillas, con palabras ocupadas en servir como esclavos ...
Insomnio de Jorge Luis Borges
De fierro, de encorvados tirantes de enorme fierro, tiene que ser la noche, para que no la revienten y la desfonden las muchas cosas que mis abarrotados ojos han visto, las duras cosas que insoportablemente la pueblan. Mi cuerpo ha fatigado los niveles, las temperaturas, las luces: ...
Los bares del sur de Vicente Quirarte
De gitana los ojos; las ojeras, victoria de la noche. De renovado mármol la epidermis. Mascarones de proa, los dos pechos navegan por el mar de los sargazos entre ardidos, piratas y sedientos. Los zapatos celestes, grande y honda la herida del taconear ligero y de la falda que, ...
Cruces de Paulina Vinderman
De golpe es muy extraño sobrevivir, recordar a la mujer hechizada y no el momento en que se fue: más errante que nunca pero muy poco sabia, torpe en el bullicio del verano, torpe en la espera. Hubo un hombre sin sueños para siempre detenido en la estación del calor. No se reconocieron ...
Amor de ciudad grande de José Martí
De gorja son y rapidez los tiempos. Corre cual luz la voz; en lata aguja, Cual nave despeñada en sirte horrenda, Húndese el rayo, y en ligera barca El hombre, como alado, el aire hiende. ¿Así el amor, sin pompa ni misterio Muere, apenas nacido., de saciado! Jaula es la villa de palomas muertas ...
Blues de Antonio Brañas
De gris cristalería, plumas sobre los puentes ferroviarios. De veloces astillas. Gacela maniatada. De compromisos frutales y margaritas. En hélices que narran la fórmula de las estaciones. Y silencios de ardida superficie. En terrenos baldíos donde los niños lanzan increíbles estrellas ...
El hijo de Mario Benedetti
De haber tenido un hijo no lo habría llamado ni mario ni orlando ni hamlet ni ardí ni brenno como reza mi fardo onomástico más bien le habría colgado un monosílabo algo así como luis o blas o Juan o paz o luz si era mujer de manera que uno pudiera convocarlo con sólo respirar...
Elegía de la patria de Jorge Luis Borges
De hierro, no de oro, fue la aurora. La forjaron un puerto y un desierto, unos cuantos señores y el abierto ámbito elemental de ayer y ahora. Vino después la guerra con el godo. Siempre el valor y siempre la victoria. El Brasil y el tirano. Aquella historia desenfrenada. El todo..
Atrás de la memoria de Marco Antonio Montes de Oca
De hinojos en el vientre de mi madre Yo no hacía otra cosa que rezar, Por la grieta de su boca perfumada Alguna vez el resplandor externo sorprendí; No estaba yo al corriente de la realidad Pero cuando ella sonreía Un mediterráneo fuego se posaba En el quebradizo travesaño...
Acta de nacimiento de Lauren Mendinueta
De igual modo Nombro padre o madre En ambos enfrentada no puedo ser Trono o Altar. Con las manos manchadas de inocencia Lo que tomo del aire me espanta. ¿Quién irá en mi lugar? El cordero no es propicio aún Pero las sombras insisten Y estoy sola Como en el principio ...
De la abrasada eclíptica que ignora intrépido... de Lope de Vega
De la abrasada eclíptica que ignora intrépido corrió las líneas de oro mozo infeliz, a quien el verde coro vió sol, rayo tembló, difunto llora. Centellas, perlas no, vertió el aurora, llamas el pez austral, bombas el toro, etnas la nieve del Atlante moro, la mar incendios y cenizas Flora. ...
De la aristocracia de Harold Alvarado Tenorio
De la aristocracia queda todo: La buena voluntad, el amor al prójimo, las buenas maneras y el calor humano. Nosotros, los siervos, nos complacemos en copiar.
En la muerte de la excelentísima señora marquesa de Mancera de Sor Juana Inés de la Cruz
De la beldad de Laura enamorados los cielos, la robaron a su altura, porque no era decente a su luz pura ilustrar estos valles desdichados. O porque los mortales, engañados de su cuerpo en la hermosa arquitectura, admirados de ver tanta hermosura no se juzgasen bienaventurados. ...
Trilogía de Alvaro Mutis
DE LA CIUDAD ¿Quién ve a la entrada de la ciudad la sangre vertida por antiguos guerreros? ¿Quién oye el golpe de las armas y el chapoteo nocturno de las bestias? ¿Quién guía la columna de humo y dolor que dejan las batallas al caer la tarde? Ni el más miserable, ...
Enamorados sólo por esparcimiento de Eduardo Espina
De la escritura que a tu ostra todo atrae retardando esta inmensidad de materias aparecidas como clima a quien reparten por la entera estima de tropas tristes que dudan desovar el estreñimiento a través de berenjenas en el perdurar del frutero que al chirle destripa pelón por el diván ...
De la florida falda... de Luis de Góngora y Argote
De la florida falda que hoy de perlas bordó la Alba luciente, tejidos en guirnalda traslado estos jazmines a tu frente, que piden, con ser flores, blanco a tus sienes y a tu boca olores. Guarda destos jazmines de abejas era un escuadrón volante, ronco sí de clarines, ...
Los jardines de Afrodita (VI) de Francisco Villaespesa
De la Grecia y de Italia bajo los claros cielos en tu honor se entonaron los más dulces cantares, y ofrecieron las vírgenes al pie de tus altares las tórtolas más blancas y sus más ricos velos. Hoy triste y solitaria, en el parque sombrío, carcomida y musgosa, los brazos mutilados, ...
Los visitantes de Fernando Sánchez Mayans
De la infinita soledad de la noche dos ángeles nocturnos llegaron a tomar un café. Bajaron iguales de la mano del aire fresco traspasado de estrellas. De la ciudad vinieron silenciosos como dos sombras distintas. Uno tenía un nombre que parecía el sonido duro de una región...
Virgo Triunfans de Manuel Ponce
De la mañana venía y a la mañana iba; era de la mañana y la mañana era. Jugaban a ser mañana, y en el balón del día la mañana iba entera. Eran dos: ella y la mañana. Nueve y veinte en la mañana, en un reloj sin tiempo, una mañana eterna. Luz y perla en el día, sol...
Mercado de la Merced de Griselda Álvarez Ponce de León
De la Merced hetairas baratonas, mercado de la carne, pocos años, son de trece o de quince, no hay engaños. ¡Pásale mi marchante, son fregonas! No pienses que quizá fueron personas o que el SIDA letal les unta daños. Es carne dura, fresca y son rebaños ovejas negras estas...
Justicia de Gabriel Impaglione
De la muerte se embanderan los verdugos. Los fúnebres bronces que abundan, graves, en plazas y museos y cuarteles. (Allí hacen justicia las palomas) Para la muerte ya hay oradores brillantes, esbirros que se derraman en semen negro con sólo nombrarla. (Allí hacen justicia oídos sordos) ...
La belleza arrebata las palabras que intentan proclamarla de Aníbal Núñez
De la mutilación de las estatuas a veces surge la belleza, de los capiteles truncados cuyo acanto cayera en la maleza entre el acanto: perfección del azar que nada tiene que hacer para ser símbolo de todo lo que se quiera. Triste belleza nunca es triste la piedra en su lugar, ...
Patria amaneciendo de Jaime Augusto Shelley
De la semana escoge algo venido de lunes con vaciedad atropellada. Di que esa mañana saliste a la calle buscando decir, dejar de lado, estallar con todos, cargado de eso que fue y nunca acaba. Martes lumínico, crecido dentro, vida de otros, ahora tuya. Al salir, imagina que no es martes, ...
Moisés de Enriqueta Ochoa
De la transparencia nutricia del agua provenimos. Mosché, salvado de las aguas, fue su nombre; el relámpago de la cólera, su sombra. Marcado al descuajar de su raíz a un hombre, vagó dentro de sí perdido como gota de agua en el vaso de la eternidad. Huyó al desierto perseguido...
Aparecida de Cé Mendizábal
De la tumba, donde te ha diseminado la venganza, vuelves plena de la forma que tanta desdicha provoca. Tu cuerpo, que pulía despacio los asombros, es de nuevo nido de la mirada y ahora que tan pronto te esfumas entre las sombras, adhiriéndote falsa a brumas aún felices y sin mancha, ...
Soneto de Miguel de Cervantes
De la Virgen sin par, santa y bendita (digo, de sus loores), justamente haces el rico, sin igual presente a la sin par cristiana Margarita. Dándole, quedas rico, y queda escrita tu fama en hojas de metal luciente, que, a despecho y pesar del diligente tiempo, será en sus fines infinita: ¡felice ...
A quien pueda importar de Gonzalo Rojas
De las 300.000 palabras que habré pronunciado hasta la fecha, a contar del miércoles 14 de mayo de mil novecientos treinta y ocho, hay 3 que se han perdido; las otras andarán por ahí volando de oreja en oreja zumbando como avispas en la ritualidad inacabable del acoplamiento, ...
Perfume de Jesús Munárriz
De las áridas páginas del libro ágil brota un perfume: fuentes, calor y pinos parasoles, aquel mercado en flor, ruinas ardientes, cuerpos ardorosos. Entre las letras corre el Tíber. El estío romano. Sus...
Las perfecciones naturales de José Emilio Pacheco
De las capitanías de la oruga sabe el rosallo que le corresponde Silenciosas boquitas que roen de nocheo bajo la altanera plenitud del gran sol las perfecciones naturales Ante ellas no hay belleza Sólo avidezsólo la necesidad de estar vivas Y perduran matando como nosotros ...
De las cosas pequeñas de Krisma Mancía
De las cosas pequeñas estás poseída de los universos mínimos donde cabe la pata de una cucaracha de esas cosas chiquitas como la cajita de Pandora que ahora guarda margaritas deshojadas. Estás hecha a la medida de los insectos hecha para la palabra...