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listado de poemas en audio por primeros versos letra d

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841 poemas con la letra "d"

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Déjame entrar a tu íntimo alfabeto de Homero Aridjis
Déjame entrar a tu íntimo alfabeto para saber lo tuyo por su nombre y a través de tus letras hablar de lo que permanece y también de auroras y de nieblas. Déjame entrar para aprenderte y girar en tu órbita de voces hablándote de lo que me acontece describiéndote a ti. Quiero dar ...
Déjame esta voz de Luis Cernuda
Déjame esta voz que tengo, Lo mismo que a la pampa le dejan Sus matorrales de deseo, Sus ríos secos colgando de las piedras. Déjame vivir como acero mohoso Sin puñas, tirando en las nubes; No quiero saber de la gloria envidiosa Con rabo y cuernos de ceniza. ...
Déjame de Homero Aridjis
Déjame estoy lleno de ti, no te perderé, llevo conmigo tu esperanza invicta y los diluvios de tu claustro; he visto levantarse de tus pupilas el sentimiento inaugural del hombre, pero todavía no tengo la sangre y la tierra y la palabra no me pertenecen ...
Ahogo de Gerardo Diego
Déjame hacer un árbol con tus trenzas. Mañana me hallarán ahorcado en el nudo celeste de tus venas. Se va a casar la noviadel marinerito. Haré una gran pajarita con sus cartas cruzadas.Y luego romperéla luna de una pedrada. Neurastenia, dice el doctor. Gulliver ha hundido ...
Te busco de José Luis Hidalgo
Déjame que, tendido en esta noche, avance, como un río entre la niebla, hasta llegar a Ti, Dios de los hombres, donde las almas de los muertos velan. Los cuerpos de los tristes que cayeron, helados y terribles me rodean; como muros, encauzan mis orillas, pero tengo desiertas mis riberas. ...
Te busco de José Luis Hidalgo
Déjame que, tendido en esta noche, avance, como un río entre la niebla, hasta llegar a Ti, Dios de los hombres, donde las almas de los muertos velan. Los cuerpos de los tristes que cayeron, helados y terribles, me rodean; como muros, encauzan mis orillas, pero tengo desiertas...
Territorios de un cuerpo (II) de Jenaro Talens
DÉJAME ser el huésped de tu boca, la lentitud con que el calor recorre tu desnudo. Soy como el frío de una noche desierta, pronto a buscar cobijo en los derrumbaderos donde hace el nido la melancolía. Hay tanto resplandor, la luna es tanta que me deslumbras con la calidez de tu silencio, ...
María Fénix, Tahona feliz, María Capulí de Hildebrando Pérez Grande
Déjame ser tu lazarillo para despeñarnos por las orillas nocturnas del Isére. Déjame ser la envidia de los pájaros aturdidos por el rayo de tu belleza sideral. Como un perro andaluz lamo el arroz sagrado de mi melancolía. Y pulso mi grave guitarra...
Tu cabellera de Manuel María Flores
Déjame ver tus ojos de paloma cerca, tan cerca que me mire en ellos; déjame respirar el blando aroma que esparcen destrenzados tus cabellos. Déjame así, sin voz ni pensamiento, juntas las manos en el néctar de tu aliento, abrasarme en el fuego de tus ojos. Pero te inclinas... ...
Déjame volar de Julio Iraheta Santos
Déjame volartierra parida marcado por la placenta de la angustia Déjame volar y hacer mi nido en la estrella que llora consternada porque un cordero no tiene pastor redil un poco de agua y un manojo de hierba 2000
Barcarola de Luis Llorens Torres
Déjame, niña, bogar, en el esquife de un verso, por el oleaje perverso de tus pupilas de mar. Quiero en ellas desafiar las rachas de tu ilusión, y que una ola de pasión me envuelva en sus espirales, me ahogue entre sus cristales. y me hunda en tu corazón.
Algo para guardar de Lucero Alanís de Gurrola
Dejamos una vida cada noche al borde de la cama En las ropas sacudimos con fuerza el polvo del fracaso No desnudos del todo en las cobijas prendemos un trozo de mañana para soñarlo muy dentro de ese par de zapatos ...
Inferno, V, 129 de Jorge Luis Borges
Dejan caer el libro, porque ya saben que son las personas del libro. (Lo serán de otro, el máximo, pero qué puede importarles.) Ahora son Paolo y Francesca, no dos amigos que comparten el sabor de una fábula. Se miran con incrédula maravilla. Las manos no se tocan. Han descubierto...
Primera luna de José Pedroni
Dejando en mi aposento la lámpara encendida salí sin darme cuenta. Para mis ojos nuevos era desconocida la calle polvorienta. Me llenaba la boca, reseca de pasado, un cosquilleo innúmero de vino repuntado. Y hecha energía joven, mi lasitud longeva se estiraba en mis brazos...
A un poeta menor de 1899 de Jorge Luis Borges
Dejar un verso para la hora triste que en el confín del día nos acecha, ligar tu nombre a su doliente fecha de oro y de vaga sombra. Eso quisiste. ¡Con qué pasión, al declinar el día, trabajarías el extraño verso que, hasta la dispersión del universo, la hora de extraño azul confirmaría! ...
Comunicado urgente de la niña que fui de Reina María Rodríguez
dejaré de saludar a todas aquellas personas que no sean honradas y mataré sus pájaros. no pediré perdón aunque se ofendan aunque exijan que las reconozca. cuídense de los peligros del aire y de sus aspas están cortando. hay más belleza aquí que en ningún sitio no olviden ...
Final de un poema de Viviane Nathan
Dejaré las notas en su sitio, miraré más allá de los objetos, cantaré hacia adentro, como siempre, lloraré hacia fuera, tomaré el peso acostumbrado de mi cuerpo, giraré los pasos: el futuro es un enigma... Sentiré no sé qué cosas y en las cálidas noches de estas tierras dormiré como muchos, ...
Ausencia de Vinicius De Moraes
Dejaré que muera en mí el deseo de amar tus ojos dulces, porque nada te podré dar sino la pena de verme eternamente exhausto. No obstante, tu presencia es algo como la luz y la vida. Siento que en mi gesto está tu gesto y en mi voz tu voz. No quiero tenerte porque en mi ser todo estará terminado. ...
Dejaste en mi existencia la nostalgia del mundo... de Vicente Gerbasi
Dejaste en mi existencia la nostalgia del mundo. Adoro las ventanas que tiñen los crepúsculos, contemplo las estampas de algún campo del norte, elevo las aldeas a nevadas del cielo y un reno silencioso se yergue en mi silencio. Muero contra los pinos por ráfagas heladas, ...
cuadros de mercurio de Javier Payeras
dejaste únicamente nuestros cuadros de mercurio (que aún se mueven) extraño las opacas tardes que dedicamos a la violencia tus discos de peter gabriel y lunas lentas del jueves me quedo deteniendo estos cuadros de mercurio (que aún se mueven) ...
Junio de Josefa Parra Ramos
Déjate aniquilar por la aguda, amarilla luz de los girasoles, deja que el sol de junio te hiera y te maltrate con agujas de oro. Descansa del amor en un dolor más alto, muérete del deseo que gime en las raíces y sustenta a las plantas. Al fin, no es ningún mérito la angustia; ...
Visitación de Blanca Varela
Dejé al demonio encerrado en un cajón en su pequeño lecho de crespón afuera el ángel vuela toca la puerta espera en una mano la rima como una lágrima en la otra el silencio como una espada échame de mi cuerpo son las doce sin sol ni estrellas Selección: Guido Ferrer
Dejé la luz a un lado... (Rima XLIII) de Gustavo Adolfo Bécquer
Dejé la luz a un lado, y en el borde de la revuelta cama me senté, mudo, sombrío, la pupila inmóvil clavada en la pared. ¿Qué tiempo estuve así? No sé; al dejarme la embriaguez horrible de dolor, expiraba la luz y en mis balcones reía el sol. Ni sé tampoco en tan terribles...
Sólo desnuda conocí de Ligia Guillén
Dejé las vestiduras Perdidas durante la tormenta. Sólo desnuda conocí que se escribe con fuego. el nombre del misterio
Dejé mis manos... de Walter Morán
Dejé mis manos en un rincón de sus sábanas Olvidé mi boca mis ojos mi olor Alboroté su casa
Dejemos los anillos... de José Antonio Cedrón
Dejemos los anillos en su sitio la gotera del baño, el esforzado sueño. Escondamos la escoba, por favor los trapos de cocina. La borrachera diurna del vecino la borro. Tapo los viejos diarios con nuestro desarreglo el tiempo del reloj y de los trenes. Cerremos las cortinas, ...
La imagen movimiento (II) de Jenaro Talens
Dejémoslo claro de una vez por todas, hay otras muchas posibilidades, como, por ejemplo, pasar de largo y ni mirar siquiera, o bien, merodear con discreción por las orillas de ese mar que lleva a tu cintura haciendo circunloquios, pero sin hablar, o zambullirse en ti...
Oda a Julián del Casal de José Lezama Lima
Déjenlo, verdeante, que se vuelva; permitidle que salga de la fiesta a la terraza donde están dormidos. A los dormidos los cuidará quejoso, fijándose cómo se agrupa la mañana helada. La errante chispa de su verde errante, trazará círculos frente a los dormidos de la terraza, ...
Testamento 1 de Pablo Neruda
Dejo a los sindicatos del cobre, del carbón y del salitre mi casa junto al mar de Isla Negra. Quiero que allí reposen los maltratados hijos de mi patria, saqueada por hachas y traidores, desbaratada en su sagrada sangre,consumida en volcánicos harapos. Quiero que al limpio amor ...
Comentario (XII) de Jorge Boccanera
Dejo constancia aquí sobre la mesa de café generales y blasfemias que he sido útil inútil justo injusto valiente con mis miedos y he tenido como cualquier mortal hambre y bacterias deseos de una mujer de buenos muslos que quede claro que yo he sido amigo y hombre de furia-sobre todo eso- ...
Epitafio para Anaïs Nin de Juan Domingo Argüelles
Dejo en su tumba unas cuantas palabras húmedas y silenciosas como un gato. Para la tumba de Anaïs Nin. Para su pelo que nunca conocí y sus muslos que un día fueron hermosos,lo aseguro. Para sus sueños donde solía hablar despacio en lo redondo de una oreja, ...
Interrogación ¿ ? de Sara de Ibáñez
Dejóme Dios ver su cara cuando entre paloma y flor sobre aquel cielo mayor brotó una blanca almenara; dejóme Dios ver su cara? Me miraba Dios acaso cuando en la noche sin mella dejaron lirio y centella testimonio de mi paso; me miraba Dios acaso? El rostro de Dios veía ...
Alturas de Macchu Picchu de Pablo Neruda
Del aire al aire, como una red vacía, iba yo entre las calles y la atmósfera, llegando y despidiendo, en el advenimiento del otoño la moneda extendida de las hojas, y entre la primavera y las espigas, lo que el más grande amor, como dentro de un guante que cae, nos entrega como una larga...
La disidencia y la imagen de Alvaro Rodríguez Torres
Del aire hacia fuera; en todo caso lejos del tiempo y el azogue engendra la imagen sobre el vidrio. Ni antes ni destino: ¿A qué lugar, a qué cielo de los mundos habrá huido la luna mortal? Poemas de En alabanza del tiempo (1993) Selección: Liliana Pallares Fontalvo
Del árbol de los tiempos de Félix Grande
Del árbol de los tiempos nos hemos desprendido bajo todo un sistema de galaxias de años; y ahora estamos mirándonos y nos vemos extraños igual que dos océanos que se hubieran unido; hemos viajado tanto, es tan hondo el misterio de coincidir, y amarse, desde vías tan remotas; ...
Portugal de Miguel de Unamuno
Del atlántico mar en las orillas desgreñada y descalza una matrona se sienta al pie de sierra que corona triste pinar. Apoya en las rodillas los codos y en las manos las mejillas y clava ansiosos ojos de leona en la puesta del sol; el mar entona su trágico cantar de maravillas. ...
Del barco que yo tuviera... de Rafael Alberti
Del barco que yo tuviera, serías la costurera. Las jarcias, de seda fina; de fina holanda, la vela. ¿Y el hilo, marinerito? Un cabello de tus trenzas. De: Marinero en tierra
Bifurcaciones en busca de espacio de Carlota Caulfield
Del castillo feudal y sus zozobras, hago arpa, laúd y guitarra, y subo a la torre en el puente levadizo de tu bellísimo vientre. Describo tus ojos, el arco de tus cejas. Toco tu mirada, presiento tu boca, y tu sonrisa estalla en mis brazos, sobre tu talle estrecho. ¿Hay mayor placer ...
Del castizo caballo... de Tirso de Molina
Del castizo caballo descuidado el hambre y apetito satisface la verde hierba que en el campo nace, el freno duro del arzón colgado; mas luego que el jaez de oro esmaltado le pone el dueño, cuando fiestas hace, argenta espuma, céspedes deshace, con el pretal sonoro alborozado. Del mismo modo ...
Apogeo del apio de Pablo Neruda
Del centro puro que los ruidos nunca atravesaron, de la intacta cera, salen claros relámpagos lineales, palomas con destino de volutas, hacia tardías calles con olor a sombra y a pescado. Son las venas del apio! Son la espuma, la risa, los sombreros del apio! Son los signos del apio, ...
Del ciprés de Héctor Rosales
Del ciprés enhiesto en la llanura los días afilan las sombras. La soledad, agachada, lo ve. Y huye sin querer que se lo nombren...
Gólgota rosa de Fabio Fiallo
Del cuello de la amada pende un Cristo, joyel en oro de un buril genial, y parece este Cristo en su agonía dichoso de la vida al expirar. Tienen sus dulces ojos moribundos Tal expresión de gozo mundanal, Que a veces pienso si el genial artista Diole a su Cristo alma de don Juan. ...
A una brother EP 44 de Manuel José Arce Leal
Del dictado infantil y analfabeta torpemente llegué a la letra escrita: mesa, papel, paredes, pizarrita, jugando sin saberlo a ser poeta. Luego la tinta, es ropas indiscreta, y el lápiz que jamás se precipita, hasta que llega al fin la maquinita tartamudeando como metralleta. ...
To see II de María del Carmen Colombo
del espejoa su cuerpo los ojos caen como frutos dormidos en su cama de sangre no verán donde arroja la piedra en qué tiempo penetra su imagen o quién (por favor quién) la llama desde un pozo
a un costado de la autopista... de Esteban Moore
del estado más sereno * a un costado de la autopista -miramos la extendida llanura arada/ el tramado orden mecánico -de esos surcos químicamente limpios de la apretada asfixia de yuyales y maleza/ en cuya cima las hojas -de los primeros brotes/ traspasan con firmeza la capa del blanco rocío ...
Primavera de Guillermo Quiñonez Alvear
Del guano de los establos moscos de verde peto. Fiesta de doncellas tristes para las moscas de negras patas; ámense las carcomas en las maderas tibias fragantes a mosto viejo. Agriétense las murallas. Rómpense las corolas. Estallan las pulpas ácidas. Los insectos, niños traviesos, ...
El ladrón de Enrique González Martínez
Del jardín de mis hurtos, fui señor y soy reo. Abrí todas las puertas del edén de la vida, si alguna cerró el paso, la forzó mi deseo. Aprisioné cien años la alondra y el gorjeo; cien años hinqué el diente en la fruta prohibida. Expulsado y proscrito el castigo perdura; ...
Del lado del amor duerme mi cuerpo de Juan Antonio González Iglesias
Del lado del amor duerme mi cuerpo desde niño. He cumplido 30 años. No escribo mi futuro ni mi pasado. Sea la medida de todo el corazón. He cumplido también sueños y miedos. Sea también. He pisado un septiembre de lágrimas, amargo...
Sonetos de Miguel de Cervantes
Del libro de DON QUIJOTE DE LA MANCHA El Monicongo, académico de la Argamasilla, a la sepultura de don Quijote Epitafio El calvatrueno que adornó a la Mancha de más despojos que Jasón decreta; el jüicio que tuvo la veleta aguda donde fuera mejor ancha, el brazo que su fuerza tanto ...
Espero de Enrique Lihn
Del mar espero barcos, peces, olas del cielo nada más que sol y viento, la lluvia, el arco iris y el aliento; de la tierra no verme en ella a solas. Espero de la tierra no hacer colas ni así hormiguear buscando mi sustento; quiero en todo ganar el mil por ciento y pasármelo todo por las bolas. ...