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listado de poemas en audio por primeros versos letra m

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624 poemas con la letra "m"

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Mejor no quiero verte de José Angel Buesa
Mejor no quiero verte... sería tan sencillo cruzar dos o tres calles... Y tocar en tu puerta. Y tú me mirarías con tus ojos sin brillo sin poder sonreírme con tu sonrisa muerta. Mejor no quiero verte... porque va a hacerme daño pasar por aquel parque de la primera cita. Y no sé si aún florecen ...
El retorno maléfico de Ramón López Velarde
Mejor será no regresar al pueblo, al edén subvertido que se calla en la mutilación de la metralla. Hasta los fresnos mancos, los dignatarios de cúpula oronda, han de rodar las quejas de la torre acribillada en los vientos de fronda. Y la fusilería grabó en la cal de todas las paredes ...
Mujer sola de Mónica Albizúrez Gil
Mejor signo de libertad no encuentro que esta noche a solas sin miedo al teléfono babeando deliciosamente la almohada la pierna atravesada el camisón enrollado oscuridad total como me gusta y la seguridad de que nadie perturbará mis sueños hasta que yo misma lo determine noche autónoma ...
Melodía de darnos... de Pedro Piccatto
Melodía de darnos... la sagrada melodía de darnos. Ese es el gran acierto de las almas. Es llevar para siempre en nuestra vida el esplendor abierto de una fruta. (ÁNGEL AMARGO, VI) De: Las anticipaciones
Ruinas de Salomé Ureña de Henríquez
Memorias venerandas de otros días, soberbios monumentos, del pasado esplendor reliquias frías, donde el arte vertió sus fantasías, donde el alma expresó sus pensamientos. Al veros ¡ay! con rapidez que pasma por la angustiada mente que sueña con la gloria y se entusiasma ...
Un encuentro secreto de Floriano Martins
Mendigo los pétalos de tu sabia desilusión, algún verso escrito, el rostro disipado de mi lívido engaño. El tiempo nos tiene por dos entretelas de sus capas. Anhelas la valija de encantos de lo que supone mi vago mirar. Prontas mis formas aún, mas en tus manos, ¿lo que serán? ...
Desvelos al pie del laberinto de Eduardo Espina
Menos la mónada de los himnos al hado dando holgada la verdad con edad de libro y ludibrios al revés de las circunstancias en que otra lengua toca tu bezo y yo me desmenuzo al lamer el mar que moja el fundillo de la inoportuna vestimenta con su vislumbre por el bidet, ...
Menos que el circo ajado de tus sueños... de Roberto Juarroz
Menos que el circo ajado de tus sueños y que el signo ya roto entre tus manos. Menos que el lomo absorto de tus libros y que el libro escondido de páginas en blanco. Menos que los amores que tuviste y que el tizne que alarga los amores. Menos que el dios que alguna vez fue ausencia ...
Menos tu vientre de Miguel Hernández
Menos tu vientre todo es confuso. Menos tu vientre todo es futuro fugaz, pasado baldío, turbio. Menos tu vientre todo es oculto, menos tu vientre todo inseguro, todo es postrero polvo del mundo. Menos tu vientre todo es oscuro, menos tu vientre claro y profundo.
Trilce (Poema LI) de César Vallejo
Mentira. Si lo hacía de engaños, y nada más. Ya está. De otro modo, también tú vas a ver cuánto va a dolerme el haber sido así. Mentira. Calla. Ya está bien. Como otras veces tú me haces esto mismo, por eso yo también he sido así. A mí, que había tanto atisbado si de veras llorabas, ...
Autorretrato de Carmen Matute
Mentira: el perfume la voz el encaje la mujer de plástico flor y ángel. Verdad: esqueleto y piel angustia pensamiento eterna herida inacabada. (Selección: Luz Méndez de la Vega)
Erratas fundamentales de Francisco Pino
Méquina dalicada máquina delicada lo infernal celestial el arúspice el nilo de donde viene todo adonde corre todo el error el milagro la espuma esa simiente Justamente lo justo la poesía siembra cien mil niños un viejo Sal la sal esa gracia ¡Dos erratas! ¿Edén? un azul esa noche ...
Paisajes de Manuel José Othón
Meridies Rojo, desde el cenit, el sol caldea. La torcaz cuenta al río sus congojas, medio escondida entre las mustias hojas que el viento apenas susurrando orea. La milpa, ya en sazón, amarillea, de espigas rebosante y de panojas, y reveberan las techumbres rojas en las vecinas casas de la aldea. ...
Meriendo algunas tardes de Angel González
Meriendo algunas tardes: no todas tienen pulpa comestible. Si estoy junto a la mar muerdo primero los acantilados, luego las nubes cárdenas y el cielo escupo las gaviotas , y para postre dejo las bañistas jugando a la pelota y despeinadas. Si estoy en la ciudad meriendo tarde a secas: ...
Lamentación de amor de Bartolomé de Torres Naharro
Mete las armas, traidora, vuelve tus ojos vellidos, oye mis llantos agora, quita las manos, señora, con que arapas los oídos. Tus deseos son cumplidos y mis días, ora harás alegrías si alguna pasión te daba el gran despecho que habías cuando de mí conoscías que en verte resucitaba. ...
Granada de Manuel Benítez Carrasco
Mexicana para cantar tu canción sueño a Granada. Para cantar tu canción Granada se pondrá un día sus ríos como zarcillos de menuda platería, Taxcos filigranas de la morería. Antes de cantar ha de probarse la voz en la Alhambra con el arroyo y el ruiseñor. Como un mariachi lorquiano ...
México canta en la ronda de mis canciones de Jaime Torres Bodet
México está en mis canciones, México dulce y cruel, que acendra los corazones en finas gotas de miel. Lo tuve siempre presente cuando hacía esta canción; ¡su cielo estaba en mi frente, su tierra en mi corazón! México canta en la ronda de mis canciones de amor, y en la guirnalda con la ronda ...
Rencor al olvido de Jaime Augusto Shelley
Mezclado al aire tibio y sosegado con que duermes resuena el eco de otro aliento, tembloroso en la distancia mas fresco en el hurgar de mi memoria cavilante al filo de un amanecer que se retrasa al compás de manecillas tercas que van dejando caer, sobre las cosas que más quieres; ...
Dolor de Enrique González Martínez
Mi abismo se llenó de su mirada, y se fundió en mi ser, y fué tan mía, que dudo si este aliento de agonía es vida aún o muerte alucinada. Llegó el Arcángel, descargó la espada sobre el doble laurel que florecía en el sellado huerto... Y aquel día volvió la sombra y regresé a mi nada. ...
Neblina y Oro de Jorge Galán
Mi abuela iba y venía por el andén lluvioso, sostenía en las manos una flor sin aroma, en su pechola nochebesaba una paloma. Entonces era extraña como un jardín brumoso. Tenía el pelo oscuro, liso, largo, brioso, y los ojos inmensos, juveniles, distantes. Mi abuela iba y venía con sus pasos ...
Mi abuela no me dejó... de Regina José Galindo
Mi abuela no me dejó una muñeca una joya un te quiero me dejó -en cambio- muchos rencores envueltos en un pañuelo rojo que decía: personal e intransmisible
El lazarillo de José García Nieto
Mi abuelo estaba ciego. ¿Era noviembre...? Pensaba yo en el árbol que él oía en una contemplación desorbitada, cuando alteraban los pájaros las ramas chirriantes, había sido árbol en su vida, árbol en su juventud. Salíamos siempre juntos. Sube , decía yo, al llegar a los escalones ...
Mi abuelo murió cuando yo nací de José Acosta
Mi abuelo murió cuando yo nací, alguna pared divide su tiempo del mío. Cuando cerró los ojos yo los abría al mundo. Mientras él se marchaba mirando atrás las huellas de su vida, yo llegaba iniciando sin él la continuación del camino. Pero hay una región donde estamos juntos, ...
Fusión de Juana de Ibarbourou
Mi alma en torno a tu alma se ha hecho un nudo apretado y sombrío. Cada vuelta del lazo sobre humano se hace raíz, para afianzarse hondo, y es un abrazo inacabable y largo que ni la muerte romperá. ¿No sientes cómo me nutro de tu misma sombra? Mi raíz se ha trenzado a tus raíces ...
Apunte de Fernando Pessoa
Mi alma se rompió como un cuenco vacío. Cayó escaleras excesivamente abajo. Cayó de las manos de una criada descuidada. Cayó, y se hizo más pedazos que loza había en el cuenco. ¿Tontería? ¿Imposible? ¡Yo no sé! Tengo más sensaciones que cuando me sentía yo. Soy una dispersión ...
Soledad del alma de José de Espronceda
Mi alma yace en soledad profunda árida, ardiente, en inquietud continua, cual la abrasada arena del desierto que el seco viento de la Libia agita. Eterno sol sus encendidas llamas doquier sin sombra fatigada vibra; y aire de fuego en el quemado yermo bebe mi pecho y con afán respira. ...
La ofrenda de Gabriel Zaid
Mi amada es una tierra agradecida. Jamás se pierde lo que en ella se siembra. Toda fe puesta en ella fructifica. Aun la menor palabra en ella da su fruto. Todo en ella se cumple, todo llega al verano. Cargada está de dádivas, pródiga y en sazón. En sus labios la gracia se siente ...
Mi amante lleva grabado... de Rafael Alberti
Mi amante lleva grabado, en el empeine del pie, el nombre de su adorado. Descálzate, amante mía, deja tus piernas al viento y echa a nadar tus zapatos por el agua dulce y fría. De: Marinero en tierra
Mi amor por ti de Jorge Teillier
Mi amor por ti Es un vidrio roto por el mal alumno del curso Una capilla con techo de zinc bajo la lluvia deVilcún Una manzana ofrecida a la profesora por el alumno bueno del curso El viento sur jugando ajedrez contra el viento norte para decidir qué tiempo va a haber ...
Post-scriptum de Rosario Castellanos
Mi antagonista (que soy siempre yo) me dice: Muy sencillo. Has resuelto tu problema como Spinoza, more geometricum : un lugar, una forma para permanecer y una función, quizá, para cumplir. Pero se te ha olvidado decir quién supervisa la coincidencia exacta entre el tornillo y lo demás; ...
Biografía de Jaime Siles
Mi ayer son algas de pasión, luces de espuma. Y una arena insaciable que devora los cuerpos submarinos. Un cielo blando donde beben las palomas sin rumbo del estío.
República de poetas de Pablo Antonio Cuadra
Mi bandera pretende como el cielo, unir el azul y el blanco. Equivocados los próceres quisieron juntar abajo lo que solamente arriba se hermana y no siempre. Pero algo logras, paisano, izando el cielo en tu mástil, ¡somos un millón de hombre con la cabeza de pájaros!
La muerte está sentada a los pies de mi cama de Oscar Hahn
Mi cama está deshecha: sábanas en el suelo y frazadas dispuestas a levantar el vuelo. La muerte dice ahora que me va a hacer la cama. Le suplico que no, que la deje deshecha. Ella insiste y replica que esta noche es la fecha. Se acomoda y agrega que esta noche me ama. ...
El nido de Juana de Ibarbourou
Mi cama fue un roble y en sus ramas cantaban los pájaros. Mi cama fue un roble y mordió la tormenta sus gajos. Deslizo mis manos por sus claros maderos pulidos, y pienso que acaso toco el mismo tronco donde estuvo aferrado algún nido. Mi cama fue un roble. Yo duermo en un árbol. ...
Eso de Idea Vilariño
Mi cansancio mi angustia mi alegría mi pavor mi humildad mis noches todas mi nostalgia del año mil novecientos treinta mi sentido común mi rebeldía. Mi desdén mi crueldad y mi congoja mi abandono mi llanto mi agonía mi herencia irrenunciable y dolorosa mi sufrimiento en fin mi pobre ...
Rondel para un joven violinista de Pablo García Baena
Mi canto, para aquél que no sabe mi nombre. Para aquél que no sabe, mi sonrisa. Y mi amor para mí, creciendo ante la luna, alzándose a la luna inmóvil bajo el ropaje rígido, bajo el plegado áureo de su luz y fugaz diadema de la fiebre ardiendo con su gema misteriosa... Para aquél ...
La Adivinanza de Jorge Galán
Mi capa es la tiniebla pero mi sombra es luz. Se haya en mi mano una moneda dispuesta a la limosna pero mi voz es lo terrible, cuando así lo desea. Si dijera esto a un niño le preguntaría ¿Quién soy? Y sería solo una adivinanza y no un enigma y una proclamación. Mi espalda es el invierno ...
Vampiro de Carmen Berenguer
Mi carne para su goce Mi orgullo para su látigo Mi protesta para su cárcel Mi infierno para su edén Mi amuleto para su suerte Mi locura para sus sueños Mi muerte para su vida
La carta de Ramón de Campoamor
Mi carta, que es feliz, pues va a buscaros, cuenta os dará de la memoria mía. Aquel fantasma soy que, por gustaros, jugó estar viva a vuestro lado un día. Cuando lleve esta carta a vuestro oído el eco de mi amor y mis dolores el cuerpo en que mi espíritu ha vivido ya durmiendo estará bajo unas flores. ...
Casa de mujeres de Johanna Godoy
Mi casa está habitada por mujeres Deamblan perdidas y estrellan sus cabezas contra los muros o se alzan de puntillas y gestan discursos Veo pieles de melocotón o surcos más profundos mientras todas se aman y lo más importante me quieren Compartimos el último labio roto y el próximo ...
La casa de Eduardo Zambrano
Mi casa no tiene muros, tiene certezas. Mi casa no tiene puertas ni ventanas, tiene amaneceres. Mi casa no tiene techos ni vigas, tiene designios. Mi casa está deshabitada, soy un vagabundo. (De: Reincidencias)
Mi cerebro lleva dentro una masa... de Regina José Galindo
Mi cerebro lleva dentro una masa en estado de descomposición. Los buitres picotean picotean picotean Poco a poco traspasarán el cráneo y penetrarán sus picos. Será entonces el día del gran banquete del eructo último del buen final (Inédito)
Terciopelo azul de Isla Correyero
Mi coño eleva el conocimiento que tú le has enseñado. La velocidad y el violento latido de una horca. Mi coño alimentado por una boca física tiene eloficio azul de ser frágil y exacto. Flexible y religioso, mi coño es la pirámide de unresplandor de oxígeno que se pone mis bragas. ...
Coño azul de Isla Correyero
Mi coño es negro como carbón evaporado. Pero se vuelve azul a la luz de la tele y de la luna. La característica más peculiar que explica su color y su forma es que tiene circulación lenta y estremecida que va navegando hacia la tinta de las venas y se abre al desamparo ...
Mi corazón emprende de Jaime Sabines
Mi corazón emprende de mi cuerpo a tu cuerpo último viaje. Retoño de la luz, agua de las edades que en ti, perdida, nace. Ven a mi sed. Ahora. Después de todo. Antes. Ven a mi larga sed entretenida en bocas, escasos manantiales. Quiero esa arpa honda...
En horas de tristeza (I) de María Cruz
Mi corazón es roca solitaria Perdida en alta mar... Tumultuosas oleadas de recuerdos La azotan sinc esar... Tumultiosas oleadas de recuerdos ¡La azotan sin cesar!... La carcomen, la cavan y la agrietan Y al fin la han de arrasar... La carcomen, la cavan y la agrietan ¡Y al fin ...
La casa de la vida de Andrés Trapiello
Mi corazón es una vieja casa. Tiene un jardín y en el jardín un pozo y túneles de yedra y hojarasca. En esa casa a la que tiran piedras los niños cuando pasan al volver de la escuela, después de haber robado de su huerta magro botín de unas manzanas agrias. ...
Mi corazón no sabe lo que espera de José Angel Buesa
Mi corazón no sabe lo que espera, pero yo sé que espera todavía... igual que aquella noche que llovía y te besé bajo la enredadera. Tu amor se fue como si no se fuera... pues algo tuyo vuelve cada día... y me dejaste la melancolía de doblar el pañuelo a tu manera. Esta noche de viento y lluvia ...
Balada para dos locos de Sabeli Ceballos Franco
mi corazón para que en él escarbes busques tesoros entierres muertos no estaba muerta pero me vi nacer en la primera cita con tu cuerpo tengo muy poco pero te entrego todo la margarita anciana el pavimento las cuerdas que me rodean el cuello no te pedí que aparecieras ...
Música fúnebre de Salvador Díaz Mirón
Mi corazón percibe, sueña y presume. Y como envuelta en oro tejido en gasa, la tristeza de Verdi suspira y pasa en la cadencia fina como un perfume. Y frío de alta zona hiela y entume, y luz de sol poniente colora y rasa, y fe de gloria empírea pugna y fracasa, como en ensayos torpes un ala implume. ...