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listado de poemas en audio por primeros versos letra m

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624 poemas con la letra "m"

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Canción del amigo de Muqaddam Ben Muafá Al-Qabrí
Mi corazón se me va de mí. ¡Oh, Dios! ¿Acaso se me tornará? ¡Tan fuerte mi dolor por el amado! Enfermo está, ¿Cuando sanará? Selección: Melquíades Prieto
Mi corazón se siente satisfecho de José Angel Buesa
Mi corazón se siente satisfecho de haberte amado y nunca poseído: así tu amor se salva del olvido igual que mi ternura del despecho. Jamás te vi desnuda sobre el lecho, ni oí tu voz muriéndose en mi oído: así ese bien fugaz no ha convertido un ancho amor en un placer estrecho. Cuanto el deleite ...
Amor insatisfecho de José Angel Buesa
Mi corazón se siente satisfecho de haberte amado y nunca poseído; así tu amor se salva del olvido igual que mi ternura del despecho. Jamás te vi desnuda sobre el lecho, ni oí tu voz muriéndose en mi oído; así ese bien fugaz no ha convertido un ancho amor en un placer estrecho. ...
Mi corazón se amerita de Ramón López Velarde
Mi corazón, leal, se amerita en la sombra. Yo lo sacara al día, como lengua de fuego que se saca de un ínfimo purgatorio a la luz; y al oírlo batir su cárcel, yo me anego y me hundo en ternura remordida de un padre que siente, entre sus brazos, latir un hijo ciego. Mi corazón, leal, ...
Mi corazón, repartido... de Rafael Alberti
Mi corazón, repartido entre la ciudad y el campo. ¡Luminarias de la noche! ¡Mis verdes sauces llorones! ¡Ay claras confiterías de anises y de piñones! ¡El olor a trementina, a suave alcol de romero del bosque! ¡Novia azul en la baranda de los últimos balcones! ¡Novia del monte, pobre! De: Marinero en ...
Poema del fracaso de José Angel Buesa
Mi corazón, un día, tuvo un ansia suprema, que aún hoy lo embriaga cual lo embriagara ayer; Quería aprisionar un alma en un poema, y que viviera siempre... Pero no pudo ser. Mi corazón, un día, silenció su latido, y en plena lozanía se sintió envejecer; Quiso amar un recuerdo ...
Mi corza de Rafael Alberti
Mi corza, buen amigo, mi corza blanca. Los lobos la mataron al pie del agua. Los lobos, buen amigo, que huyeron por el río. Los lobos la mataron dentro del agua. De: Marinero en tierra
Ventanas de otros días (6) de John Freddy Galindo
mi cuerpo es ahora un agujero penétralo con los restos de tu piel que aún reposan sobre la cama Los imperios no se destruyen dos veces deja que me reponga y me colme Espera sentada a que el último trozo del silencio se pierda con la tarde Espera sólo los días pueden llenar este vacío ...
Asilo en otro cuerpo de Juan Calzadilla
Mi cuerpo es el lugar donde momentáneamente he encontrado asilo. Lo que más temo en este nuevo estado es que pueda ser víctima de una orden de desocupación y que entonces no tenga yo otro cuerpo a donde ir. A menos que me asignen cupo en un galpón del cielo.
Sólo suena tu nombre de Belén Reyes
Mi cuerpo es un silencio con forma Que respira. Sólo te veo a ti Surges en todo. Me pierdo en esta casa que me grita. Voy buscando rincones escondidos Para pensarte a brotes Y que nadie Te vea en estos ojos. Y lloro porque quiero Y me desata Este nudo de sed de tu mirada. Y lloro y me hace bien ...
Espacio de canela de Mercedes Durand
Mi cuerpo es una rama de canela cortada en un Agosto de claveles, el trópico quemaba níveas pieles y hervía en los trapiches la panela. Hermana del zenzontle que pincela sonidos de su buche en los vergeles la rama se acompaña con las mieles que ríen de abeja cuando vuela. ...
La carga de Manuel del Cabral
Mi cuerpo estaba allí... nadie lo usaba. Yo lo puse a sufrir... le metí un hombre. Pero este equino triste de materia si tiene hambre me relincha versos, si sueña, me patea el horizonte; lo pongo a discutir y suelta bosques, sólo a mí se parece cuando besa... No sé qué hacer con este cuerpo mío, ...
Mi deseo... de Angela Leite de Souza
Mi deseo ahora: no tener ningún deseo o mejor, sentir gula del canto de un gallo fuera de hora sólo por el gusto de despertar en este pecho ajado alguna aurora (Traducción: Julia Calzadilla Núñez)
Al idioma alemán de Jorge Luis Borges
Mi destino es la lengua castellana, el bronce de Francisco de Quevedo, pero en la lenta noche caminada me exaltan otras músicas más íntimas. Alguna me fue dada por la sangre- oh voz de Shakespeare y de la Escritura-, otras por el azar, que es dadivoso, pero a ti, dulce lengua de Alemania, ...
Hora de la ceniza (IV) de Roque Dalton
Mi dolor Conozco perfectamente mi dolor: viene conmigo disfrazado en la sangre y se ha construido una risa especial para que no pregunten por su sombra. Mi dolor, ah queridos, mi dolor, ah querida, mi dolor es capaz de inventaros un pájaro, un cubo de madera de esos donde los niños ...
El pequeño dolor de José Angel Buesa
Mi dolor es pequeño, pero aun así bendigo este dolor, que es como no soñar después de un sueño, o es como abrir un libro y encontrar una flor. Déjame que bendiga mi pequeño dolor, que no sabe crecer como la espiga, porque la espiga crece sin amor. Y déjame cuidar como una rosa este dolor ...
El espejo de agua de Vicente Huidobro
Mi espejo, corriente por las noches, se hace arroyo y se aleja de mi cuarto. Mi espejo, más profundo que el orbe donde todos los cisnes se ahogaron. Es un estanque verde en la muralla y en medio duerme tu desnudez anclada. Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos, mis ensueños ...
Poema trágico con dudosos logros cómicos de José Watanabe
Mi familia no tiene médico ni sacerdote ni visitas y todos se tienden en la playa saludables bajo el sol del verano. Algunas yerbas nos curan los males del estómago y la religión sólo entra con las campanas alborotando los canarios. Aquí todos se han muerto con una modestia conmovedora, ...
Mi forma inerte de Manuel Altolaguirre
Mi forma inerte, grande como un mundo, no tiene noche alrededor ni día; pero tiniebla y claridad por dentro hacen que yo, que tú, vivamos. Mares y cielos de mi sangre tuya navegamos los dos. No me despiertes. No te despiertes, no, sueña la vida. Yo también pienso en mí cuando te sueño ...
En la playa de Giovanna Pollarolo
Mi hermana y yo jugamos paleta. Pelota azul, raqueta de madera en la arena, a la hora del crepúsculo. Queremos tener calor para el obligado baño de la tarde cuando la tarde es ya muy tarde. Si no nos bañamos a esa hora lo sabemos desde niñas tendremos calor durante la comida ...
Mi hijo de Cira Andrés
Mi hijo, digo, es el tesoro más grande de mi vida, y saltan estrepitosos los animales que mi madre descuartizaba feliz para que nosotros dijéramos éste es el vino seco y el comino, la hoja de laurel victoriosa que entrará a los canales de la sangre. Allí están las tardes con su olor a plumas mojadas, ...
Nocturno de invierno de José Juan Tablada
Mi inconsolable soledad se asombra, pues no sé en la ansiedad con que deliro si no te puedo ver por tanta sombra o si es de noche porque no te miro... ¡Pues siempre que tú llegas, la tiniebla disipas, ya tu voz ya tu mirada el silencio de músicas se puebla y cae sobre la noche la alborada! ...
Retrato de Antonio Machado
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero; mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; mi historia, algunos casos que recordar no quiero. Ni un seductor Mañara, ni un Bradominhe sido ya conocéis mi torpe aliño indumentario , ...
Mi lengua micénica quemándose... de Blanca Andreu
Mi lengua micénica quemándose dotada de sombra. Tal materia se muestra para no marchar nunca oscura como el fondo oscuro de mayo mi lengua morada micénica dotada de sombra por mi voluntad por mi reposo acribillado de malas estrellas prevalencias de altura ...
Mi madre... de José Luis Rivas
Mi madre algo tiene de maga y de palmera Se arrodilla ante mí Me unge los párpados Entre los senos Asoma su amuleto Gotas de púrpura Deslíe Por un doble desfiladero Hacia el fragante valle Con su fuente de espíritus Su corza herida Y su lecho de malva Entre dos sauces ...
Lo Inevitable de Jorge Galán
Mi madre dijo mañana va a haber viento , pero su mañana ya es hoy: es más de media noche. El viento hace de los follajes un mar que va y que viene como el mar mismo. Hay aves que están muriendo en su propio resguardo. Algunas ramas se inclinan hasta el suelo y se quiebran igual ...
Mi madre de Carilda Oliver Labra
Mi madre es esa niña sin padre y sin muñeca que nos hizo la carne y el alma del verano. Usa vestidos serios y ya no toca el piano, pero aquí en nuestra casa ha sembrado una areca. Propietaria de todos los pañales del mundo, por jugar con nosotros se olvidó de ir a misa; y ya veis: ...
Barquitos de papel de Cira Andrés
Mi madre hace barquitos de papel y me recuerda que de niña los poníamos sobre la zanja para verlos perderse. Mientras dobla los papeles me comenta parecen de verdad y los va colocando en las aguas ¿tranquilas, tumultuosas? de la repisa donde el polvo a su voz resplandece. ...
Del mito de Jaime Sabines
Mi madre me contó que yo lloré en su vientre. A ella le dijeron: tendrá suerte. Alguien me habló todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente. Me dijo: ¡vive, vive, vive! Era la muerte...
Del mito de Jaime Sabines
Mi madre me contó que yo lloré en su vientre. A ella le dijeron: tendrá suerte. Alguien me habló todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente. Me dijo: ¡vive, vive, vive! Era la muerte...
Retrato: Historia de mi Madre de André Cruchaga
Mi madre no fue una mujer de pomposas ciudades, Sino de ardiente pueblo y nobles árboles: Todo un río que marcha callando entre las sombras , Flotando, bajo el sol, en la superficie, Su íntima sencillez de juventud erguida. No tuvo, pese a su mocedad sencilla, una rama de sosiego En su alma, ...
Madre de Nancy Morejón
Mi madre no tuvo jardín sino islas acantiladas flotando, bajo el sol, en sus corales delicados. No hubo una rama limpia en su pupila sino muchos garrotes. Qué tiempo aquel cuando corría, descalza, sobre la cal de los orfelinatos y no sabía reir y podía siquiera mirar el horizonte. ...
Conjuros de Víctor Rodríguez Núñez
Mi madre recoge flores silvestres entre los árboles de Selva Negra El pico del tucán las plumas de la lapa el canto del chorlito que no la embrujen Y no se quede atrás en el sendero ni se vaya a perder entre tantos colores El dantola guardatinaje el armadillo que se aparten de ella ...
Mi madre sola... de Jaime Sabines
Mi madre sola, en su vejez hundida, sin dolor y sin lástima, herida de tu muerte y de tu vida. Esto dejaste. Su pasión enhiesta, su celo firme, su labor sombría. Árbol frutal a un paso de la leña, su curvo sueño que te resucita. Esto dejaste. Esto dejaste y no querías...
El pecho blanco, el pecho negro de Horacio Castillo
Mi madre tenía un pecho blanco y un pecho negro. Al despertar tomaba el pecho blanco en su mano y acercándolo a mis labios decía: Bebe, hijo mío, y yo bebía una leche blanca, espesa, dulcísima. Luego apretaba entre sus dedos el pezón negro y colocándolo en mi boca repetía: ...
Mi madre tiene una tina... de Orlando González Esteva
Mi madre tiene una tina donde se baña una moza. La moza tiene una rosa y la rosa una cortina. No se sabe, se adivina un cuerpo desorientado, una ración de pecado, un frío como de muerte, un golpe de mala suerte y luego el cielo estrellado. ...
Mi madre ya no ha ido al mar de Fabio Morábito
Mi madre ya no ha ido al mar lleva una buena cantidad de años tierra adentro, un siglo de interioridad cumpliéndose. Se ha resecado de sus hijos y vive lejos en toros consanguíneos. Es como una escultura de sí misma y sólo el mar que quita el fárrago acumulado en la ciudad puede acercarla ...
Mi prima Agueda de Ramón López Velarde
Mi madrina invitaba a mi prima Agueda a que pasara el día con nosotros, y mi prima llegaba con un contradictorio prestigio de almidón y de temible luto ceremonioso. Agueda aparecía, resonante de almidón, y sus ojos verdes y sus mejillas rubicundas me protegían...
No hay que pasar (II) de José Lezama Lima
Mi mano de mármol gris mis olvidos o mi sola alma la navegación a medianoche hasta abrirse las tijeras y destruirse la rosa para dar cinco campanadas destruirse la rosa al pulsar el pájaro sin destruirse ni hundirse si resbalan violines o perros al septentrión o lo que ya cae ...
Cánción de la muervida de Vicente Huidobro
Mi mano derecha es una golondrina Mi mano izquierda es un ciprés Mi cabeza por delante es un señor vivo Y por detrás es un señor muerto Los muertos han perdido toda confianza En los cimientos de nuestras casa y de nuestras lenguas Y aun de nuestros relojes enrollados en el infinito ...
Azogue de Carmen Alardín
Mi mano en el espejo es algo más que un paso derrotándome la carne. Brillan sus cinco dagas temerosas como excavando letras vírgenes en la cera imantada del silencio. Viene buscando tierras prometidas de más allá del nilo de su llanto. Mi mano en el espejo se diluye, ...
Vienes en la noche de Cuzco con el humo fabuloso de tu cabellera de César Antonio Molina
Mi mano está sobre el desnudo papel de la mesa y yo a kilómetros de distancia en tu túnica de tela real finísima, transparentes ambos cuando al estar mojados de tinta o mar se dejan ver preformes, voluptuosos por la oblicuidad del oleaje. Mis días están plenos en el resollar fatídico ...
Crónica del forastero (VIII) de Jorge Teillier
Mi mano pasa a través del espejo de la tarde para hallar al adolescente que iba a la capilla de madera anclada frente a la plaza, bajo el rosario de la lluvia repasado por todas las estaciones. Es la hora en que hasta las casas se arrodillan. Las moscas se refugian de los primeros fríos ...
Los descuidos de Francisco Urondo
Mi mano se desliza en busca de los pechos expertos: el agua es tibia y generosa. Bajo la tela prevenida de su prenda nocturna, han bajado los cielos para dejar caer el primer movimiento del agua. Parece que va a llover; todo está quieto y solo. Ella puede demorar las cosas; ...
Mi memoria es verdor... de María José Flores
Mi memoria es verdor y hojas y espesura Mi memoria se yergue frente a mí y me contempla Brota en la palidez de mi desnudo como ángel doliente una rama de agua Mi memoria es un árbol Mujeres de carne y verso. Antología poética femenina en lengua española del siglo XX. ...
Otra naturaleza de Reina María Rodríguez
mi mensajero puso girasoles para el vértigo de las abejas en la jarra violetapuso girasoles de luz amarilla. se los robó a Van Gogha la vírgenesa las sombras puso girasoles para bañar por las noches mi cuerpo y las flores son cosas extrañas seres turbulentosentran como finas agujas a hincar ...
El maestro de Virgilio Dávila
Mi mentor era un viejo de ojos claros y vivos que al llegar los exámenes a su terminación, pronunciaba un discurso de muchos adjetivos, y alcanzaba del pueblo una gran ovación. Mientras cura y alcalde cobraban sin retrasos y en duros relucientes la nómina mensual, el maestro ...
La mantis religiosa de José Watanabe
Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm. de mis ojos. Yo estaba tendido sobre las piedras calientes de la orilla del Chanchamayo y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas, ...
La lucha con el ángel (5) de Amable Sánchez Torres
Mi muerte es lo único vivo que llevo conmigo: sin ella ¿qué haría yo solo por los caminos? Mi muerte es mi única certeza verdadera: solo así comprendo el idioma de las estrellas. Mi muerte es tierna y dura como la escarcha: en ella soy más nuevo cada mañana. Mi muerte tiene los ojos claros ...
Soy lo que soy de Raúl Contreras
Mi mundo es irreal. Cumplo mi suerte. Y soy uno de tantos tejedores Que, por ir separando los colores, La tela dura del dolor no advierte. Débil acaso, pero acaso fuerte, Le pido hilos de plata a los albores. La luna vio mis claros bastidores Bordar un traje azul para la muerte. ...