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listado de poemas en audio por primeros versos letra m

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624 poemas con la letra "m"

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La misa del amor de Cancionero y Romancero Tradicionales Ii(siglo XI a Siglo XV)
Mañanita de San Juan, mañanita de primor, cuando damas y galanes van a oír misa mayor. Allá va la mi señora, entre todas la mejor; viste saya sobre saya, mantellín de tornasol, camisa con oro y perlas bordada en el cabezón. En la su boca muy linda lleva un poco de dulzor; en la su cara tan blanca, ...
Desolación de Isolda Hurtado
Manantial oscuro quedó el río aquella mañana de viento Ida la mirada el eco traía un silencio lejano A saltos la angustia petrificaba las ramas desiertas Íngrimas huellas desenterraban del fango fósiles dejando atrás nada Una lágrima bifurca el pómulo agrietado Es tarde Una niña resbala ...
Nocturno de Gabriel Zaid
Manantiales del agua ya perenne, profunda vida abierta en tus ojos. Convive en ti la tierra Poblada, su verdad numerosa y sencilla. Abre su plenitud callada, su misterio, la fábula del mundo. Hallan su vocación del Huerto, su quehacer, manos contemplativas. Estalla un mediodía nocturno, ...
Manchas de ruidos antiguos de Alfonso Quijada Urías (Kijadurías)
Manchas de ruidos antiguos en los rincones del patio: sombras de la mentira tomando la forma de tu cuerpo y su lugar. La luz te hace creer en todo lo que alumbra o devela la sombra del monstruo que habita la penumbra.Toda palabra quema, ceniza será después, ...
Manchas de ruidos antiguos... de Alfonso Quijada Urías (Kijadurías)
Manchas de ruidos antiguos en los rincones del patio: sombras de la mentira tomando la forma de tu cuerpo y su lugar. La luz te hace creer en todo lo que alumbra o devela la sombra del monstruo que habita la penumbra. Toda palabra quema, ceniza será después, rescoldos de aquel fuego. ...
Nunca digas de Julio César Aguilar
Mano abierta, di, dime, dilo, dícelo a tus dedos que me exprimen desde muy adentro toda la amorosa sangre; dícelo a mis manos -ay torrentes ciegos, ya cauces sin agua, siempre manantiales secos. No, nunca lo digas, nunca digas qué, quién, quién la volvió a cerrar. ...
El milagro de Luz Méndez De La Vega
Mano, labio, sexo trémulo. Tirano impulso de imposibles. La caricia y el beso -minúsculos prodigios- certeros quiebran la dura soledad que nos circunda. Y, bajo nuestra piel amurallada de silencios hacen nacer un dios de cegadora lumbre que, a su fugaz dulzura, ...
Manoli... de Pedro Granados
Manoli, atravesando una calle --yendo hacia la Renfe-- me vi reflejado de cuerpo entero en la vidriera de un bar. Me miré como me vería mi madre. Una mirada como diciendo hijo pero qué viejo te has puesto, mira esa cara, pero qué flaco que estás. Quise eternizarme allí mismo, ...
Las manos de mi madre de Alfredo Espino
Manos las de mi madre, tan acariciadoras, tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras. ¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman, las que todo prodigan y nada me reclaman! ¡Las que por aliviarme de dudas y querellas, me sacan las espinas y se las clavan en ellas! ...
Manos de Santiago Anguizola Delgado
Manos que son seráficos señuelos para ceñir las almas con cadenas; manos finas, y suaves, y morenas, que provocan fantásticos anhelos. Manos que son retazos de los cielos, por el azul procero de las venas, como alas de arcángel, siempre llenas de la gracia de Dios en los hoyuelos. ...
Manos de Dámaso Alonso
Manos, interjecciones en el día, punzón de la palabra, roedoras del cadáver del viento, exploradoras de su mansión de alada geometría. Manos palpantes, que en la sombra fría, a seno, mármol, flor doráis las horas, evocando a otra luz, desveladoras, la atónita belleza, que dormía. Manos ...
Las nubes de Efraín Huerta
Mansas, blancas ovejas, luminosos mensajes. La fugitiva sombra despierta a las palomas y crea un aire de asombro a la mitad del Hudson. Claras y decisivas, solemnes esculturas, en mil palomas mueren las nubes avanzando. Las nubes, las hermanas mayores de los sueños. ...
Olivo de Paloma Palao
Mansedumbre crecida que su fruto confiere al impulso fugaz que se acerca y demanda, insaciable añoranza de paciencia y esfuerzo, vano intento de ser que insistente reclama del vano oficio su mesura alada y ofreciendo cruel ensalmo en su luz vencida hiere del tiempo su esbeltez ...
Réquiem de José Hierro
Manuel del Río, natural de España, ha fallecido el sábado once de mayo, a consecuencia de un accidente. Su cadáver está tendido en D 8242;Agostino Funeral Home. Haskell. New Jersey. Se dirá una misa cantada a las nueve treinta, en St. Francis. ...
Milonga de Manuel Flores de Jorge Luis Borges
Manuel Flores va a morir. Eso es moneda corriente; Morir es una costumbre Que sabe tener la gente. Mañana vendrá la bala Y con la bala el olvido; Lo dijo el sabio Merlin: Morir es haber nacido. Y sin embargo me duele Decirle adiós a la vida, Esa cosa tan de siempre, ...
Epigramas a Angélica (Cuatro epigramas) de Rafael Gutiérrez
MANUSCRITO ENCONTRADO EN EL MONTE PÚBICO DE ANGÉLICA No te lamentes ni rezongues, Angélica, que en este diario heroísmo de empuñar entre tus piernas esta brava y testaruda espada mía nada ha cambiado desde aquel primer combate en que dos pieles desanudaron, ...
Grito hacia Roma (Desde la torre del Chrysler Building) de Federico García Lorca
Manzanas levemente heridas por finos espadines de plata, nubes rasgadas por una mano de coral que lleva en el dorso una almendra de fuego, Peces de arsénico como tiburones, tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud, rosas que hieren Y agujas instaladas en los caños ...
Canto al fondo del mar de Abelardo Vicioso
Mar a donde nos llegan gruesas lluvias amargas. Mar sin olas, sin playas ni veleros distantes. Mar debajo del ruido. Mar en profundidades. Donde no viven sombras, porque allí todo es sombra salvo la sombra verde de mi canto. Mar encontrado al fondo de mi sueño. Fondo triste del mar ...
Marina de Rubén Darío
Mar armonioso, mar maravilloso, tu salada fragancia, tus colores y músicas sonoras me dan la sensación divina de mi infancia en que suaves las horas venían en un paso de danza reposada a dejarme un ensueño o regalo de hada. Mar armonioso, mar maravilloso, ...
Horizonte (Mar portugués) de Fernando Pessoa
Mar de antes de nosotros, tus temores coral tenían, playas y arboledas. Despejadas la noche y la neblina, pasadas las tormentas y el misterio, se abría lo Lejano en flor, y el Sur astral sobre la naves de la iniciación resplandecía. Línea severa de lejana costa: cuando la nao se acerca ...
Unico poema de María Eugenia Vaz Ferreira
Mar sin nombre y sin orillas, soñé con un mar inmenso, que era infinito y arcano como el espacio de los tiempos. Daba máquina a sus olas, vieja madre de la vida, la muerte, y ellas cesaban a la vez que renacían. ¡Cuánto hacer y morir dentro la muerte inmortal! Jugando a cunas y tumbas ...
Nana de Rafael Alberti
Mar, aunque soy hijo tuyo, quiero decirte: ¡Hija mía! Y llamarte, al arrullarte: Marecita madrecita , ¡marecita de mi sangre! De: Marinero en tierra
En las ruinas de Mitla de Juan de Dios Peza
Maravillas de otra edad; Prodigios de lo pasado; Páginas que no ha estudiado La indolente humanidad. ¿Por qué vuestra majestad causa entusiasmo y pavor? Porque de tanto esplendor Y de tantas muertas galas, Están batiendo las alas Los siglos en derredor. Muda historia de granito Que erguida en pie ...
El cine de los sábados de Antonio Martínez Sarrión
maravillas del cine galerías de luz parpadeante entre silbidos niños con sus mamás que iban abajo entre panteras un indio se esfuerza por alcanzar los frutos más dorados ivonne de carlo baila en scherezade no sé si danza musulmana o tango amor de mis quince años marilyn ríos de memoria ...
Al Oeste hay apaches de Rodolfo Serrano
Marcamos territorio. Hasta aquí, tu frontera. Tus amigos. Mis bares. Antes de que se ponga el sol dejarás este el pueblo. Tengo el arma cargada. Dispararé a matar cuando te encuentre. La ciudad es ahora territorio enemigo. Llenaré las farolas, cada árbol del parque con carteles de búsqueda. ...
Fatiga de Vicente Huidobro
Marcho día y noche Como un parque desolado Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos Miro el cielo y su hierba que aprende a cantar Miro el campo herido a grandes gritos y el sol en medio del viento Acaricio mi sombrero lleno de una luz especial Paso la mano sobre el lomo del viento ...
Afuera sobre los Llampos de Carmen Berenguer
Marcial lamento de las horas transito por un rostro sin marcas ni pliegues simulando tus labios ese gesto Los ojos vueltos en el viento escrito: Ondas La mar pues bramando: Llama al ojo que le sonríe por el ojo que dice al otro ojo porque los ojos fueron sacados mamita para que nunca ...
Todo beso a mujer honesta es un atentado de Carlota Caulfield
Marco di Piero di Batista da Ortignano perhavere per forza baciato una fanciulla da maritonella strada. (Exiliado en Pisa por cinco años bajo la penade dos años de galeras, parag.III, art. 81, Edit.general-Gob. Roma, 1540) Por haberme besado, querido amigo, tienes varios ...
Marea de mi corazón de Diana Bellessi
Marea de mi corazón déjame ir en las ligustrinas como un insecto o como la misma ligustrina en el rumor en el rasante vuelo de las golondrinas alrededor de los aleros en la música minimal donde se hunde mi vecino mientras tapiza con golpecitos los respaldos de las sillas en el sol ...
Bogotá de Rodolfo Häsler
Maresmer ver desmeral dar dar ver verd verd smerald Visio smaragdina. Juan Eduardo Cirlot Un manto de materia verde cubre la montaña. Verde, verde y verde. La alternancia con el rojo y la rosa que abre entre hojas verdes, el verde helecho arborescente ...
Margarita de Rubén Darío
Margarita, está linda la mar, y el viento lleva esencia sutil de azahar; yo siento en el alma una alondra cantar: tu acento. Margarita, te voy a contar un cuento. Este era un rey que tenía un palacio de diamantes, una tienda hecha del día ... y un rebaño de elefantes, un kiosco de malaquita, un gran manto ...
El bastón de laca de Jorge Luis Borges
María Kodama lo descubrió. Pese a su autoridad y a su firmeza, es curiosamente liviano. Quienes lo ven lo advierten; quienes lo advierten lo recuerdan. Lo miro. Siento que es una parte de aquel imperio, infinito en el tiempo, que erigió su muralla para construir un recinto mágico. ...
María Twist de Eugenio Martínez Orantes
María Twist era alegre, muy alegre, reía, cantaba, y nada tenía para ella el más mínimo valor. De punta a punta en la noche bebía y no tenía penas, sólo risa y placer. En busca de dinero y diversiones se fue a Puerto Cortés. Un lupanar ruidoso le abrió de par en par las puertas despintadas, ...
Carta a una amiga de Reina María Rodríguez
Marilín en esta ciudad hay muchos hombres infinidad de hombres colosales magníficos gigantes. los hay de piedra y también por supuesto de carne. no sé cómo mirarlos y ellos no me ven ni siquiera sospechan que los palpo los desvisto pero llevan coches maletas a mucha prisa. ...
Elegía del niño marinero de Rafael Alberti
Marinerito delgado, Luis Gonzaga de la mar, ¡qué fresco era tu pescado, acabado de pescar! Te fuiste, marinerito, en una noche lunada, ¡tan alegre, tan bonito, cantando, a la mar salada! ¡Qué humilde estaba la mar! ¡Él cómo la gobernaba! Tan dulce era su cantar, que el aire se enajenaba. ...
Marinero de rostro oscuro de Dulce María Loynaz
Marinero de rostro oscuro, llévame en tu barca esta noche...¡Y no me digas dónde vamos! Quiero partir sin rumbo: Dejaremos en tierra las intrigas de la esperanza y del recuerdo cómplices... ¡Y nos daremos a la mar...! ¡Que las olas nos lleven y nos vuelvan muchos días y muchas noches...! ...
Elegía de León Felipe
Marineros, ¿por qué le dais a la tierra lo que no es suyo y se lo quitáis al mar? ¿Por qué le habéis enterrado, marineros, si era un soldado del mar? Su frente encendida, un faro; ojos azules, carne de iodo y de sal. Murió allá arriba, en el puente, en su trinchera, como un soldado del mar; ...
Volcán de mimbre (IV) de Claudia Herodier
Mariposa arrastrada por un viento. Por este viento vacío que se durmió hace años. Arena movediza en un pantano desierto, donde las aves cantan despertando sueños.
Mariposa de Federico García Lorca
Mariposa del aire, qué hermosa eres, mariposa del aire dorada y verde. mariposa del aire, ¡quédate ahí, ahí, ahí!... No te quieres parar, pararte no quieres. Mariposa del aire dorada y verde. Luz de candil, mariposa del aire, ¡quédate ahí, ahí, ahí!... ¡Quédate ahí! Mariposa, ...
Cuaresma de terrores de Rogelio Sinán
Marítima cuaresma de las metamorfosis -¡oh suicidio asombrado de peces y de frutas!- cuando crecen escamas al vientre de la noche mutilado de estrellas y preñado de brujas. ¡Pueril forma dolida del sueño cancelado braceando a la deriva de la inútil sirena! ¡Cuánta cera desnuda ...
Apolo de Juana Borrero
Marmóreo, altivo, refulgente y bello, corona de su rostro la dulzura, cayendo en torno de su frente pura en ondulados rizos el cabello. Al enlazar mis brazos a su cuello y al estrechar su espléndida hermosura, anhelante de dicha y de ventura la blanca frente con mis labios sello. ...
El palco estrecho de César Vallejo
Más acá, más acá. Yo estoy muy bien. Llueve; y hace una cruel limitación. Avanza, avanza el pie. Hasta qué hora no suben las cortinas essas manos que fingen un zarzal? Ves? Los otros, qué cómodos, qué efigies. Más acá, más acá! Llueve. Y hoy tarde pasará otra nave cargada ...
Dedicatoria de Leopoldo María Panero
Más allá de donde aún se esconde la vida, queda un reino, queda cultivar como un rey su agonía, hacer florecer como un reino la sucia flor de la agonía: yo que todo lo prostituí, aún puedo prostituir mi muerte y hacer de mi cadáver el último poema. ...
La clave de María Cristina Orantes
Más allá de la línea del destino, buscó en su mano la perdida huella que indicara la ruta hacia la estrella o encendiera la luz en el camino. Siguió avanzando en paso peregrino, es busca siempre de la clave, aquella que traspasara el paredón que sella la puerta entre lo humano y lo divino. ...
El lugar del crímen de Luis García Montero
Más allá de la sombra te delatan tus ojos, y te adivino tersa, como un mapa extendido de asombro y de deseo. Date por muerta amor, es un atraco. Tus labios o la vida.
Puré de papas voy a hacer de Héctor Urruspuru
Más anaranjadas están las naranjas en el cajón de frutas bajo la lluvia y la lluvia les dice obscenidades sobre la piel... seducidas enamoradas entregan sus jugos a las gotas frías. Los enanos del jardín, duendes irlandeses, bailan cuando nadie mira beben buena cerveza negra ...
Abeja negra de César Moro
Más bien buscar hacia el cisne Y los blasones cruzados son espadas Un puñal como almohada Una lágrima eterna sobre la frente Bajo el alto tocado El silencio entre las flores que hacen signos A la puesta del sol Una golondrina cayendo verticalmente en un lago La torre y las cortes de amor ...
Andante en tres tiempos de Olga Orozco
Más borroso que un velo tramado por la lluvia sobre los ojos de la lejanía, confuso como un fardo, errante como un médano indeciso en la tierra de nadie, sin rasgos, sin consistencia, sin asas ni molduras, así era tu porvenir visto desde las instantáneas rendijas del pasado. ...
Cantares de Ramón de Campoamor
Mas cerca de ti me siento cuanto más huyo de ti, pues tu imagen es en mí sombra de mi pensamiento. Nunca, aunque estés quejumbrosa, tus quejas puedo escuchar, pues como eres tan hermosa, no te oigo, te miro hablar. Ten paciencia, corazón, que es mejor, a lo que veo, deseo sin posesión ...
Mas la forma en sí misma no se cumple... (Muerte sin fin) de José Gorostiza
Mas la forma en sí misma no se cumple. Desde su insigne trono faraónico magnánima, deífica, constelada de epítetos esdrújulos, rige con hosca mano de diamante. Está orgullosa de su orondo imperio. ¿En las augustas pituitarias de ónice no juega, acaso, ...