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listado de poemas en audio por primeros versos letra m

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624 poemas con la letra "m"

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Quisqueyana de Gastón Fernando Deligne
Mientras combate hermano contra hermano, la savia tropical fecunda amores, y cuaja frutos y burila flores, sin aprensión de invierno ni verano. Mientras riega la sangre loma y llano, espíranse de valles y de alcores voluptuosos arrullos gemidores que no interrumpe el grito del milano. Y cuando para ...
La plaza de Cé Mendizábal
Mientras cruzo la plaza, la noche queda estática. De aquí y de allá viejas risas salen al encuentro como animales conocidos y fieles. Un puñado de sombras persigue alegre una pelota que rebota lenta e incansable hasta perderse en lo hondo. La memoria se abre en un abanico: ...
Mientras desciende el sol... de Félix Grande
Mientras desciende el sol, lento como la muerte, observas a menudo esa calle donde está la escalera que conduce a la puerta de tu guarida. Dentro se encuentra un hombre pálido, cumplida ya, remota la mitad de su edad; fuma y se asoma hacia la calle desviada; ...
Tragaluz inédito (10) de David Escobar Galindo
Mientras dormimos enlazados, los caudales del ser forman un solo río. Y al despertar volvemos a estar solos ante el mismo océano. (De: El jardín sumergido)
No existe más oasis que tu cuerpo de Agustín Labrada Aguilera
Mientras dura el relámpago, ardemos lluviosos en su aroma que ilumina tu cama hasta volverla un bote, donde está la pasión tras el diluvio. Mientras dura el relámpago -cuyas águilas roen nuestro ayer-, somos bajo su lumbre el cuchillo y la fruta repitiendo un milagro en pos del alba. ...
Desiertos y ángeles (6) de Belkys Arredondo Olivo
mientras el día suavemente alumbra y los pájaros despiertan no hay un motor metálico que suene y yo amanezco De: Desiertos y ángeles
Confianza de Pedro Salinas
Mientras haya alguna ventana abierta, ojos que vuelven del sueño, otra mañana que empieza. Mar con olas trajineras mientras haya trajinantes de alegrías, llevándolas y trayéndolas. Lino para la hilandera, árboles que se aventuren, mientras haya y viento para la vela. Jazmín, clavel, ...
Epístola joco-seria (Al Editor) de Salvador Díaz Mirón
Mientras haya en ciudad y cortijo gallineros que ostenten su rijo; y por calles, y en lúbricos tratos, ardentías de perros o gatos; y en el aire y el muro y el suelo moscas tiernas, a pares, en celo; mi librillo en palacios y chozas ha de ser inocente a las mozas. Pero quise pecar de discreto; ...
Nota en un libro de historia de José Coronel Urtecho
Mientras hojeo historiadores y toma notas un pajarito canta entre las hojas de una rama y su canto un silbido, tal vez una llamada me saca de la Historia.
Sagrada materia de Josela Maturana
Mientras la condición humana nos inquiete, mientras capacitados para la conmoción y el trance, este avance difuso, esta maraña de barrio ignorado donde ahora vivimos sin hallarnos siquiera mitad de lo que fuimos en aquel paraíso. Mientras acuciados y convulsos, y aún doliendo la tarde, ...
De éstos hablo de Juan Domingo Argüelles
Mientras los buitres trazan círculos alrededor del sol, como planetas, los poetitas con sus versos tiernas romanzas acompasan; buscan el más elaborado de los silencios y ordenan a sus tripas que no gruñan; los buitres no quisieran comer carne tan flaca, tan desabrida como yeso, ...
Mientras los niños crecen y las horas nos hablan... de Jaime Sabines
Mientras los niños crecen y las horas nos hablan tú, subterráneamente, lentamente, te apagas. Lumbre enterrada y sola, pabilo de la sombra, veta de horror para el que te escarba. ¡Es tan fácil decirte padre mío y es tan difícil encontrarte, larva de Dios...
Algo sobre la muerte de Mayor Sabines (parte final) de Jaime Sabines
Mientras los niños crecen, tú, con todos los muertos, poco a poco te acabas. Yo te he ido mirando a través de las noches por encima del mármol, en tu pequeña casa. Un día ya sin ojos, sin nariz, sin orejas, otro día sin garganta, la piel sobre tu frente agrietándose...
Mientras los niños crecen, tú... de Jaime Sabines
Mientras los niños crecen, tú, con todos los muertos, poco a poco te acabas. Yo te he ido mirando a través de las noches por encima del mármol, en tu pequeña casa. Un día ya sin ojos, sin nariz, sin orejas, otro día sin garganta, la piel sobre tu frente agrietándose...
Abril de Jorge Esquinca
Mientras nosotros escribimos la vida pasa fuera con su lámpara Mientras nosotros amamos todo lo escrito carece de importancia Mientras bebemos y cantamos el amor nos traspasa sin herirnos Mientras estamos aquí algo sucede Tal vez abril
Problemas del oficio de Fayad Jamís
Mientras te quitas los zapatos piensas en la poesía, sabes que alguna vez escribirás algo parecido a un gran poema, pero sabes que de nada sirve acumular materias primas para cuando llegue la ocasión. Puedes ponerte de pie y gritarle a tu propio fantasma que es hora de poner manos a la obra. ...
También de amor debe hablar el poeta (8) de Alejandro Jodorowsky
Mientras tu carne envejece te has quedado fija padeciendo el goce de una eterna Anunciación Tú haces que en el cielo formen los pájaros la primera letra de una nueva Biblia y tejes con la sangre del Hijo otro universo donde cualquier mujer por humilde que sea puede andar cada día ...
Mientras tú existas de Angel González
Mientras tú existas, mientras mi mirada te busque más allá de las colinas, mientras nada me llene el corazón, si no es tu imagen, y haya una remota posibilidad de que estés viva en algún sitio, iluminada por una luz cualquiera... Mientras yo presienta que eres y te llamas así, ...
Mientras tú de Bessy Reyna
Mientras tú llega a la casa, abres una cerveza, observas la televisión mintras tú te acomodas en tu sillón de siempre comentas lo duro que se pasa en la oficina ocultas la veces que le propusiste a la secretaria una cita las veces que con tus compañeros en el café piropeaste ...
Conversaciones II de Nadia Contreras
Mientras tú, Olga Lucía, Lavabas tu ropa adolescente, Yo vivía entre muñecas Y te nombraba en mis adentros. Ineludible el destino nos reunirá Veinte años después. De: Primeras líneas sobre Olga Lucía Poema proporcionado por la autora
Renunciando al amor y a la poesía lírica con motivo de la muerte de Filis de José Cadalso
Mientras vivió la dulce prenda mía, Amor, sonoros versos me inspiraste; obedecí la ley que me dictaste, y sus fuerzas me dio la poesía. Mas ¡ay! que desde aquel aciago día que me privó del bien que tú admiraste, al punto sin imperio en mí te hallaste, y hallé falta de ardor a mi Talía. ...
El arca de los sueños (81) de Juana Rosa Pita
Mientras yo me perdono una vez más la vida y tú peinas tus rebeldes ideas mientras ellos se llenan los bolsillos o siembran puños y líneas divisorias la poesía se mira en el espejo y se sonríe: se vislumbra con su madera de alas ya umbría partida en dos y al borde del abismo inaccesible casi: ...
Correspondencia del fuego de Tilo Wenner
Mientras yo te miro, tú muestras tu alma. Tus detalles más pequeños me conmueven; por ejemplo, un cabello sobre tu frente, un lunar en tu vientre. Todos los días te descubro y describo; al día siguiente vuelves a ser la desconocida. Nunca faltaré a tus citas. Nada me parece inútil en ti. ...
Migrar de Tatiana Oroño
Migrar Expulsada de mi matriz de aquellaantigua acequia alhambra jardín de pariciones / alforjas de alhucema de alhelí caí en cuerpo trasero. magro solar / trastierra. Echada fuera de mi útero extirpadodesnací. De: Morada móvil
Soneto a Don Alonso de Ercilla de Leonor de Iciz
Mil bronces para estatuas ya forjados, mil lauros, de tus obras premio honroso, te ofrece España, Ercilla generoso, por tu pluma y tu lanza tan ganados. Hónrese tu valor entre soldados envidie tu nobleza el valeroso, y busque en ti el poeta más famoso lima para sus versos más limados. ...
Sin palabras de Adelardo López de Ayala
Mil veces con palabras de dulzura esta pasión comunicarte ansío; mas, ¿qué palabras hallaré, bien mío, que no haya profanado la impostura? Penetre en ti callada mi ternura, sin detenerse en el menor desvío, como rayo de luna en claro río, como aroma sutil en aura pura. Ábreme el alma ...
Aún de Julio Flórez
Mil veces me engañó; más de mil veces abrió en mi corazón sangrienta herida; de los celos la copa desabrida me hizo beber hasta agotar las heces. Fue en mi vida, con todas sus dobleces, la causa de mi angustia -no extinguida- aunque, ¡pobre de mí! toda la vida su mentiroso amor... ...
Nocturno de David Huerta
Milímetros de ti convergen ahogándose, bajo la noche, la fantasía de toda la transparencia empozada en el cuarto. Tu mirada oscila con un cerrado esplendor, y en tu saliva surgen pedazos de nombres, alas de quemaduras: la noche resuena en tu paladar con paso lentísimo ...
Milonga para los orientales de Jorge Luis Borges
Milonga que este porteño dedica a los orientales, agradeciendo memorias de tardes y de ceibales. El sabor de lo oriental con estas palabras pinto; es el sabor de lo que es igual y un poco distinto. Milonga de tantas cosas que se van quedando lejos; la quinta con mirador y el zócalo de azulejos. ...
Cantar de los cantares (fragmento IX) de Almafuerte (Pedro B. Palacios)
Minarete de alabastro,- Torrecilla de alabastro cimbradora Cual pedúnculo vibrátil, -¡es tu cuello! Si tu cuello, Hija mía, madre mía, novia mía, Es la blanca columnita cimbradora Que se yergue balancea Que se yergue columpiando la presea ¡de tus rizos de tus ojos de tu faz encantadora! ...
Mínimamente y esencial de Matilde Alba Swann
Mínimamente y esencial, quería su hora de amor. Como Dios la suya de creación, como Luzbel la suya de maldad. Unica, que le configuraría, recién, definitivo. Terminar de hacerse, clausurar ese estar abierto, y arriesgado a cualquier final. Todavía inmaduro, todavía mera línea de puntos ...
Como espadas en desorden de Alvaro Mutis
Mínimo homenaje a Stéphane Mallarmé Como espadas en desorden la luz recorre los campos. Islas de sombra se desvanecen e intentan, en vano, sobrevivir más lejos. Allí, de nuevo, las alcanza el fulgor del mediodía que ordena sus huestes y establece sus dominios. El hombre nada sabe ...
Continuidad de Julieta Valero
Minúsculos corazones van y toman estratégicos páramos en mi cuerpo para latir y latiendo dejar que me marche. Pero siempre vuelvo, siempre siempre he de volver. Y es la costumbre del retorno lo más parecido a una firma. Por tanto: ¡Hambre sin tregua y sin fuente, curiosidad! ...
El destierro del Cid (fragmento) de Anónimo
Mio Çid movió de Bivar pora Burgos adeliñado, assí dexa sus palaçios yermos e desheredados. De los sos ojos tan fuertemientre llorando, tornava la cabeça i estávalos catando. Vio puertas abiertas e uços sin cañados, alcándaras vázias sin pielles e sin mantos e sin falcones ...
Alianza de mis manos de Ricardo Bogrand
Mío este cuadro, este sueño, esta verdad de polen. Cruzas sobre mi abierta herida en la trunca esperanza en esta tarde de ostracismo. He visto al mundo desde el plano del mundo, desde un peldaño más abajo del mundo, desde ninguna floración de trinos. Le he visto con estos ojos ...
Para destruir a la enemiga de Olga Orozco
Mira a la que avanza desde el fondo del agua borrando el día con sus manos, vaciando en piedra gris lo que tú destinabas a memo- ria de fuego, cubriendo de cenizas las más bellas estampas prometi- das por las dos caras de los sueños. Lleva sobre su rostro la señal: ese color de invierno ...
El Cristo de Temaca (II) de Alfredo R. Placencia
Mira al norte la peña en que hemos visto que la bendita imagen se destaca. Si al norte de la peña está Temaca, ¿qué le mira a Temaca tanto el Cristo? Sus ojos tienen la expresión sublime de esa piedad tan dulce como inmensa con que a los muertos bulle y los redime. ¿Qué tendrá en esos ojos? ...
Pena y alegría del amor de Rafael de León
Mira cómo se me pone la piel cuando te recuerdo. Por la garganta me sube un río de sangre fresco de la herida que atraviesa de parte a parte mi cuerpo. Tengo clavos en las manos y cuchillos en los dedos y en mi sien una corona hecha de alfileres negros...
Ciudad bajo la lluvia de Jaime Labastida
Mira cómo, desde este exilio de cemento, se extiende la ciudad, a nuestras plantas. De aquí partían los mercaderes rumbo a España. Mira el humo en aquellas azoteas, el resplandor del sol en los tinacos, aquellas sucias fábricas a plomo. Mira el papel que cae desde un alto edificio: pájaro que ablandara ...
Rapto de amor de José Luis Cano
Mira el mundo sin flor. Este haz de rocas sólo sombra da al oro que declina. Muerto parece el mar. Aquí culmina el mineral silencio de dos bocas. Soledad, piedra, amor. La arena yerta desolada pasión siente en su seno. No hiere su piel muda este sereno amor, esta extinguida luz desierta. ...
Al dorso de un retrato de Carilda Oliver Labra
Mira el retrato... ¡Fíjate bien!: en lo que tengo tras la sien hay arrebato. Y la sonrisa que por el rostro pasea, como enfermiza, es pena fea. ¿No has observado esta nariz? Es un rarísimo desliz... ¡Vaya pecado! En la garganta ya casi pura cantando canta mi sepultura. No he de ocultarte ...
El nido de Juan de Dios Peza
Mira ese árbol que a los cielos sus ramas eleva erguido; en ellas columpia un nido en que duermen tres polluelos. Ese nido es un hogar; no lo rompas, no lo hieras: sé bueno y deja a las fieras, el vil placer de matar.
La refalosa de Hilario Ascasubi
Mira gaucho salvajón que no pierdo la esperanza y no es chanza de hacerte probar que cosa es Tin Tin y Refalosa ahora te diré como es: escuchá y no te asustés que para ustedes es canto más triste que viernes santo Unitario que agarramos lo estiramos o paradito nomás lo agarran ...
Julito (7) de Jaime Sabines
Mira la luna. La luna es tuya, nadie te la puede quitar. La has atado con los besos de tu mano y con la alegre mirada de tu corazón. Sólo es una gota de luz, una palabra, hermosa. Luna es la distante, la soñada, tan irreal como el cielo y como los puntos de las estrellas...
Subida al amor de Carlos Bousoño
Mira los aires, alma solitaria, alma triste que sola vas gimiendo. Asciende, sube. Amor te espera. La cima es alta. Escaso, el aparejo Aleteante, temblorosa y blanca, te veo subir con retenido esfuerzo. Hoy llega el sol donde hasta ayer la luna. Llega la luna donde ayer el cierzo. ...
Dora Bekerman habla consigo misma de Harold Alvarado Tenorio
Mira los manzanos en invierno. Están secos con tanto lamento. Tus nietos fijan sus ojos azules en mi rostro. Mi cabeza dorada ayer mañana estará como la nieve. Aquí fue nuestro encuentro en este día. ...
El poeta y la esposa de Julio Iraheta Santos
Mira mis ojos, esposa. Mira cómo te copian todo el día. De la cocina a la pila despilfarras aliento. Haces cuentas del sueldo que no tienes. Piensas en la leche de los niños. Cambias pañales a la vida y refunfuñas por tu suerte. Mira mis ojos, esposa. Si yo pudiera abrir ...
Diálogo de Saúl Ibargoyen
Mira si puedes mirar en estos ahoras de ceniza cómo caen piedra abajo los ojos sólo polvo de una estatua innominada. Esos ojos con la forma de un astro descubierto entre los relámpagos que lo obligan a morir. Esos ojos que caen como pozos volanderos debajo de las losas bermejas de cualquier jardín. Esos ojos desparpadeantes como abejas que vomitan en medio de los estambres y lenguas de alguna flor que deben fecundar.
De las estatuas de Saúl Ibargoyen
Mira si puedes mirar en estos ahoras de ceniza cómo caen piedra abajo los ojos sólo polvo de una estatua innominada. Esos ojos con la forma de un astro descubierto entre los relámpagos que lo obligan a morir. Esos ojos que caen como pozos volanderos debajo de las losas bermejas de cualquier jardín. Esos ojos desparpadeantes como abejas que vomitan en medio de los estambres y lenguas de alguna flor que deben fecundar...
Soleá del amor desprendío de Manuel Benítez Carrasco
Mira si soy desprendío que ayer, al pasar el puente, tiré tu cariño al río. Y tú bien sabes por qué tiré tu cariño al río: porque era hebilla de esparto de un cinturón de cuchillos; porque era anillo de barro mal tasao y mal vendío, y porque era flor sin alma de un abril en compromiso, ...