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listado de poemas en audio por primeros versos letra m

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624 poemas con la letra "m"

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Mis poemas de Julio Iraheta Santos
Mis poemas de cafeína y de limón Mis rumiantes poemas que no tienen un solar donde pastar Mis rucos poemas de bluejean y camisas desteñidas que viven exiliados en su propio territorio o que apenas alcanzan la viñeta de piedrecillas lanzadas con audacia sobre las ondas de los ríos ...
Nací descalza de Carolina Escobar Sarti
Mis primeros zapatos eran desnudos de niebla y estrellas cosidos con agua de río. NACÍ DESCALZA. Descalza y húmeda por si me olvidaba de la huella. Demasiado pronto encerraron mis pies y empecé a olvidar el olor de la tierra. Pero nací descalza de alma sin zapatos de zapatos sin correas . ...
Manual de los buenos modales de Jorge Boccanera
Mis vecinos son sanos, tienen el paso elástico y recortan el césped los domingos. Pero yo no conozco a mis vecinos. Tengo mi casa aquí, pinte verde la verja, la pared blanca, pero no los conozco. Los supongo educados, eso se ve en el moño que corona sus bolsas de basura. ...
Mis vecinos... de Juan Carlos Lemus
Mis vecinos Un italiano vulgar que golpea la puerta de otros viejos italianos Ayer se pasaron tres negros al cuarto vecino y a qué negro no le gusta gritar mientras baila cuando en la madrugada yo intento dormir Ahora viven frente a mi cuarto dos novios putean de noche y este hotel ...
El hueco de Luis Vidales
Mis versos dicen. Hueco único sitio habitable. Casas. Casas. Casas. Huecos interrumpidos por paredes y puertas. Huecos divididos en cuadros. Mi vida mi vida transeúnte está llena de las troneras de las horribles cavernas que las casas les hacen a los huecos. ...
Carta a papá de María del Carmen Colombo
miserable estratagema para tenerte: parecerme a vos ser en espejada lejanía lo que brilla por ausencia una estrella ¿sabías? ausencia es ese algo de nada que hace falta en el mar como los muertos en corazón sensible no me llames ilusa, no me mires con cara de víctima nerviosa, estoy arriba reina ...
Miss X de Jaime Sabines
Miss X, sí, la menuda Miss Equis, llegó, por fin, a mi esperanza: alrededor de sus ojos, breve, infinita, sin saber nada. Es ágil y limpia como el viento tierno de la madrugada, alegre y suave y honda como la yerba bajo el agua. Se pone triste a veces con esa tristeza mural...
Misterios de Oscar Portela
Misteriosos son los caminos de la vida. Tortuosas derivas, violentas cascadas, vientos huracanados, crepúsculos que reflejan el vértigo del mundo y la otredad del prójimo. Y todo está en las manos, ojos labios y música que pone melodía al corazón y a los misterios. ...
Espejo antiguo de Concha Zardoya
Mitad en sombra, mitad en luz, el espejo es ventana o caverna difusa que se adentra en un callado espacio sin salida. De: Alrededores míos Fuente. Luzmaría Jiménez Faro
Lorelei de Lucero Alanís de Gurrola
Mitad es un todo A ella se adhieren como última salvavidas última salvalmas Imploran permanencia en un mundo que se ha tornado líquido náufrago en la saliva lacrimoso brota la sangre en el sudor por todas las cavernas de esos cuerpos malditos A su belleza acuden como virgen en sus magias ...
Mito de Oliverio Girondo
Mito mito mío acorde de luna sin piyamas aunque me hundas tus psíquicas espinas mujer pescada poco antes de la muerte aspirosorbo hasta el delirio tus magnolias calefaccionadas cuanto decoro tu lujosísimo esqueleto todos los accidentes de tu topografía mientras declino ...
Vacío de Juan Daniel Perrotta
Mónica se acuesta en mi cama habla por el celular recorriendo macros con su interlocutora mientras yo miro sus pechos Se acomoda el cabello mojado juega con los auriculares del walkman perfuma mis sábanas para que su Duende me excite por la noche Mónica tiene pirañas ...
El bisonte de Jorge Luis Borges
Montañoso, abrumado, indescifrable, rojo como la brasa que se apaga, anda fornido y lento por la vaga soledad de su páramo incansable. El armado testuz levanta. En este antiguo toro de durmiente ira, veo a los hombres rojos del Oeste y a los perdidos hombres de Altamira. ...
Paso de sombras de Víctor Sandoval
Montes de orégano en la noche crecen y se diluyen en la madrugada. Un árbol es la torre de la iglesia. Voltear la carga y aromar el aire. En silencio los pájaros escuchan. Andar como sonámbulos entre cerros; despuntar de mañana: Es la estrella en el polvo erizada de espinas. ...
La casa solariega de Javier del Granado
Mordiendo la granítica quebrada se yergue la casona solariega, alba de sol, con la pupila ciega, y su techumbre de ala ensangrentada. Con rumores de espuma la cascada sus vetustas murallas enjalbega, y en luminoso tornasol despliega su cola el pavo real de la cañada. Su arquitectura colonial evoca ...
Morena de Romeo Murga
Morena de ojos negros, como la noche negra desde donde han venido mis temblorosos pasos. Morena, la romántica, la pequeña, la risueña, cuyo cariño duerme como niño, en mis brazos. Dulcemente morena, como la sombra humilde de tus livianos rizos en tus leves ojeras.
Bajo las palmas de Manuel María Flores
Morena por el sol de mediodía que en llama de oro fúlgido la baña, es la agreste beldad del alma mía, la rosa tropical de la montaña. Dióle la selva su belleza ardiente; dióle la palma su gallardo talle; en su pasión hay algo del torrente que se despeña desbordado al valle. Sus miradas son luz, ...
Moría el sol de Rosalía de Castro
Moría el sol, y las marchitas hojas de los robles, a impulso de la brisa, en silenciosos y revueltos giros sobre el fango caían: ellas, que tan hermosas y puras en el abril vinieran a la vida. Ya era el otoño caprichoso y bello. ¡Cuán bella y caprichosa la alegría! Pues en la tumba de las muertas ...
Morir aquí de Julia Escobar
Morir aquí es de lo más expuesto hurgan en tu memoria en tus cajones meten la mano donde más te importa para perpetuar, que dicen, tu recuerdo Quiero partir con todo bien envuelto que no se pueda ver el contenido y en virutas de luz mi cuerpo lleve a la paz de los tiempos su secreto ...
morir cada día un poco más de Blanca Varela
morir cada día un poco más recortarse las uñas el pelo los deseos aprender a pensar en lo pequeño y en lo inmenso en las estrellas más lejanas e inmóviles en el cielo manchado como un animal que huye en el cielo espantado por mi
Algo sobre la muerte del Mayor Sabines (XII) de Jaime Sabines
Morir es retirarse, hacerse a un lado, ocultarse un momento, estarse quieto, pasar el aire de una orilla a nado y estar en todas partes en secreto. Morir es olvidar, ser olvidado, refugiarse desnudo en el discreto calor de Dios, y en su cerrado puño...
Muertes de Saúl Ibargoyen
Morirán tres pollos mañana tres hijos de una gallina tal vez inmortal. Sus alas de dedos disueltos estarán en tu plato y las salsas que ensabrosen sus muslos no serán los sémenes del emplumado amor. Sus pechugas partidas no darán raíz a un brevísimo corazón ...
Moscas abigarradas al féretro carnal... de Román Luján
MOSCAS ABIGARRADAS AL féretro carnal, a la sien fresca. Pasa el anciano buitre sin mirada ni ulterior consuelo. El cielo es un tasajo que las hienas desgarran. Silencio. Aquí tienes la sangre, la entumecida flor; acércate, sin horror besa el núcleo de tus invocaciones. . ...
Musca doméstica (Mosca Común)- Lección quinta de Dulce María Loynaz
Moscas, puntadas negras que van cosiendo un día al otro día... Moscas posadas en el gran pastel de las quince velitas... Moscas. Sol. Coser el tedio, pellizcar furtivo en la escasa dulzura de los hombres.
Dédalo dormido de Javier Sologuren
Most musical of mourners, weep anew! Not all to taht bright station dared to climb. Shelley Tejido con las llamas de un desastre irresistible, atrozmente vuelto hacia la destrucción y la música, gritando bajo el límite de los golpes oceánicos, el hueco veloz de los cielos llenándose ...
Reina de Rosa Romojaro
Mostradme qué ha ocurrido. Cómo una aguja débil pudo ser tan mortal. Se dice en los anales que el hombre del presente fue otro en el pasado: una línea de sombra separa el nuevo día del que va hacia el declive: la vida de la muerte. Este efecto furtivo de desahucio, este vagar vacío ...
Irme quiero, madre... de Luis de Camoes
Mote Irme quiero, madre, a aquella galera, con el marinero a ser marinera. Voltas Madre, si me fuere, do quiera yo, no lo quiero yo, que el Amor lo quiere. Aquel niño fiero hace que me muera por un marinero a ser marninera. Él, que todo puede, madre, no podrá, pues el alma va, ...
Ojos, herido me habéis... de Luis de Camoes
Mote Ojos, herido me habéis, acabad ya de matarme; mas, muerto, volvé a mirarme, porque me resuscitéis. Voltas Pues me disteis tal herida con gana de darme muerte, el morir me es dulce suerte, pues con morir me dais vida. Ojos ¿qué os detenéis? Acabad ya de matarme; mas, muerto, ...
Me quedo quieto, no porque no pueda de Daniel Samoilovich
moverme yo sino por la parálisis simultánea de la opacidad y del sentido: te miro desesperado, no parece que lo notes, parece, no parece, me acuerdo que acá le dicen brillos al diamante. Como quien percibiera dormido el cuerpo inmóvil, sin entender que se está quieto ...
La mozuela de Bores de Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana
Mozuela de Bores, allá do la Lama, pusom en amores. Cuidé qu olvidado amor me tenía, como quien s havía grand tiempo dexado de tales dolores que más que la llama queman amadores. Mas vi la fermosa de buen continente, la cara placiente, fresca como rosa, de tales colores cual nunca vi dama, ...
Muchacha sin amo de José Agustín Goytisolo
Muchacha bonita racimo temprano no todas la uvas se las come el amo. Ni todas ni puede ver las que deja de comer. Muchacha bonita racimo temprano las mejores uvas se las pierde el amo. Las uvas que antes que nadie los pájaros ya cataron. Muchacha bonita racimo temprano ...
Enigma de la deseosa de Gonzalo Rojas
Muchacha imperfecta busca hombre imperfecto de 32, exige lectura de Ovidio, ofrece: a) dos pechos de paloma, b) toda su piel liviana para los besos, c) mirada verde para desafiar el infortunio de las tormentas; no va a las casas ni tiene teléfono, acepta imantación por pensamiento. ...
Muchachas que algún día de Ernesto Cardenal
Muchachas que algún día leáis emocionadas estos versos y soñéis con un poeta: sabed que yo los hice para una como vosotras y que fue en vano.
Las ruinas de Disneylandia de Guillermo Carnero
Muchachita taimada (tan sin malicia) entonces, propensa sólo a nuestros juegos lúgubres por entusiasmo de recién convrsa, ¿quién te reprocharía tu sumisión, no honrosa a fin de cuentas, al glamour del boyante cadáver exquisito a quien todos sin duda hemos amado alguna vez? ...
Muchacho de Carilda Oliver Labra
Muchacho loco: cuando me miras con disimulo, de arriba a abajo, siento que arrancas tiras y tiras de mi refajo. Muchacho cuerdo: cuando me tocas como al descuido la mano, a veces, siento que creces y que en la carne te sobran bocas. Y yo: tan seria, tan formalita, tan buena joven, tan señorita, ...
A Enrique González Martínez de Alfonso Reyes
Muchas sendas hollé, muchos caminos solicitaron el afán creciente, de contrastar los usos de la gente y confundirme con los peregrinos. Mezclaba los sabores de los vinos en cada clima caprichosamente, y yo no sé si ello fue prudente o si mis pasos fueron desatinos. Había que buscar la ruta cierta ...
Cerbatanero de Miguel Ángel Asturias
Muchas veces volvió el Cerbatanerocon los ojos más hondos que el desvelo.-Cerbatanero di ¿dónde está el cielo?-Ya Dios se lo llevó...-¿Entero?... -Entero, y fue mejor...-¿Por qué, Cerbatanero? -Porque después, se llevará el anhelo, la tierra quedará para el guerrero y el mar irá detrás ...
Mucho te quise de Carlos Bousoño
Mucho te quise y con dolor te miro cuando aquí pasas con tu sueño a cuestas. Mas para siempre, desde lejos, hondos mis ojos te recuerdan. Aquí en la tarde te contemplo pasar hostil y sin clemencia. Vas dura con tu sueño amargo y triste. Ingrato sueño que el amor te veda. ...
Yo de Alfonso Cortés
Muchos me han dicho: El viento, el mar, la lluvia, el grito de los pastores... Otros: La hembra humana y el cielo; otros: La errante sombra y el invisible velo de la Verdad, y aquellos: La fantasía, el mito. Yo no. Yo sé que todo es inefable rito en el que oficia un coro de arcángeles en vuelo, ...
Dial de madrugada de Domingo F. Faílde
Muchos siglos atrás, tantos acaso que la historia siquiera los contaba, se podía escuchar el Universo. En noches como ésta (Pink Floyd, sonido digital, 100 Mhz.), algún hombre, perdido en la montaña, buscaba los caminos del cielo y escuchaba los motores del mundo, las hélices galácticas ...
Ofrenda a la muerte de Medardo Angel Silva
Muda nodriza, llave de nuestros cautiverios, Oh, tú que a nuestro lado vas con paso de sombra, ¡Emperatriz maldita de los negros imperios, ¿cuál es la talismánica palabra que te nombra? Puerta sellada, muro donde expiran sin eco De la humillada tribu las interrogaciones, ...
Crepúsculos de la ciudad (II) de Octavio Paz
Mudo, tal un peñasco silencioso desprendido del cielo, cae, espeso, el cielo desprendido de su peso, hundiéndose en sí mismo, piedra y pozo. Arde el anochecer en su destrozo; cruzo entre la ceniza y el bostezo calles en donde lívido, de yeso, late un sordo vivir vertiginoso; ...
Cómo hacer un pan de Julio Leite
Muela los huesos hasta lograrla buena harina, use la levadura de su rabia, amase sobre madera de amigos, con abrazo amase hasta el cansancio, después haga fuego con ramitas de ganamos y en el horno del corazón que presten sus hermanos cocine esa esperanza a repartir. ...
Muérdagos furiosos retintaron los árboles... de Víctor Sandoval
Muérdagos furiosos retintaron los árboles. Hubo una llamarada en cada objeto. La misma inquieta llama compartida por los amantes frente a sí ante la suave y lenta tela que desciende hasta que al fin, noche de luna, desnuda como un dedo ensortijado, renaces desde siempre: ...
Lamentación por una perra (3) de Eduardo Lizalde
Muerde la perra cuando estoy dormido; rasca, rompe, excava haciendo de su hocico una lanza, para destruirme. Pero hallará otra perra dentro que gime y cava hace veinte años. (Selección: Juan Domingo Argüelles)
Manual de herejía de Luis Alberto Arellano
Muere el 28 de agosto de 430 estando la ciudad sitiada desde junio por los vándalos de Genserico Aurelius Agustinus de Hipona Señor de los excesos y lengua de arena Tantas lágrimas guardaba Agustín para dios Tantas voces dejó escuchar quien confiesa a fin de cuentas que ha sufrido, ...
Liturgia de águilas (fragmento) de Mariana Bernárdez
Muero sin morir en ti y de tanto morir nunca llegar a la muerte en sí Tener sed y no encontrar el agua que sacie la lengua Sentir temblor y no palabra que apacigüe Buscar sin entender que el cuerpo no se rompe que la boca es insuficiente para limitar manos y pies que no andan ...
La muerta de Daniel Chirom
Muerta la muerta, encendido su olvido su nunca más de yegua desbocada, su noche donde canta la piedra y la nube. La voz de la muerta no muere, agoniza, permanece y sus canciones encantan a los navegantes, a los no nacidos y a los muertos que gritan en silencio para que la muerta escuche ...
Muerte pájaro príncipe... de Blanca Andreu
Muerte pájaro príncipe, un pájaro es un ángel inmaduro. Y así, hablaré de tus manos que se alejan y de las manos de lo hermosísimo ardiendo, pequeño dios con nariz de ciervo, hermano mío, héroes de alma recortada, niñas de oro hipodérmico que nunca creen morir, qué aguda la pupila y el filo ...
Sorpresa de Federico García Lorca
Muerto se quedó en la calle con un puñal en el pecho. No lo conocía nadie. ¡Cómo temblaba el farol! Madre. ¡Cómo temblaba el farolito de la calle! Era madrugada. Nadie pudo asomarse a sus ojos abierto al duro aire. Que muerto se quedó en la calle que con un puñal en el pecho y que no lo conocía ...