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listado de poemas en audio por primeros versos letra m

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789 poemas con la letra "m"

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El pi de Formentor de Miquel Costa i Llobera
Mon cor estima un arbre! Més vell que l’olivera més poderós que el roure, més verd que el taronger, conserva de ses fulles l’eterna primavera i lluita amb les ventades que atupen la ribera, que cruixen lo terrer. No guaita per ses fulles la flor enamorada; no va la fontanella ses ombres...
Vacío de Juan Daniel Perrotta
Mónica se acuesta en mi cama habla por el celular recorriendo macros con su interlocutora mientras yo miro sus pechos Se acomoda el cabello mojado juega con los auriculares del walkman perfuma mis sábanas para que su Duende me excite por la noche Mónica tiene pirañas ...
Monólogo en la piedra... de Julio Garrido Malaver
Monólogo en la piedra, y digo, y digo lo mismo que en mi voz cuando hablo para el viento. Y me horada una duda en lo más hondo lo mismo que una pena. Y me sorprende la idea más antigua sobre el hombre como un golpe de gracia que se quiebra, quebrándome, en dos...
Montada está la escena… (El sueño de las escalinatas 5) de Jorge Zalamea
Montada está la escena. Plena la audiencia. Aquí, sobre las escalinatas, frente a los Templos, bajo los Palacios y con el Río ciñendo mis lomos. Una gran audiencia humana que espera, sorbiéndose los labios amargos y restregando coléricamente uno contra otro los nudos...
La idolatrada de Pablo de Rokha
Montaña de versos, brazada de sueños ardiendo, tú sobre mi sexo; llaga de sol, llaga de miel, llaga de luz encima de las frutas clásicas, incendio, leña de pena... Como camino polvoroso de canciones, como recuerdo polvoroso, así tu amor embellece y alegra entristeciendo. Viejo...
El bisonte de Jorge Luis Borges
Montañoso, abrumado, indescifrable, rojo como la brasa que se apaga, anda fornido y lento por la vaga soledad de su páramo incansable. El armado testuz levanta. En este antiguo toro de durmiente ira, veo a los hombres rojos del Oeste y a los perdidos hombres de Altamira. ...
Paso de sombras de Víctor Sandoval
Montes de orégano en la noche crecen y se diluyen en la madrugada. Un árbol es la torre de la iglesia. Voltear la carga y aromar el aire. En silencio los pájaros escuchan. Andar como sonámbulos entre cerros; despuntar de mañana: Es la estrella en el polvo erizada de espinas. ...
La casa solariega de Javier del Granado
Mordiendo la granítica quebrada se yergue la casona solariega, alba de sol, con la pupila ciega, y su techumbre de ala ensangrentada. Con rumores de espuma la cascada sus vetustas murallas enjalbega, y en luminoso tornasol despliega su cola el pavo real de la cañada. Su arquitectura colonial evoca ...
Morena de Romeo Murga
Morena de ojos negros, como la noche negra desde donde han venido mis temblorosos pasos. Morena, la romántica, la pequeña, la risueña, cuyo cariño duerme como niño, en mis brazos. Dulcemente morena, como la sombra humilde de tus livianos rizos en tus leves ojeras.
Bajo las palmas de Manuel María Flores
Morena por el sol de mediodía que en llama de oro fúlgido la baña, es la agreste beldad del alma mía, la rosa tropical de la montaña. Dióle la selva su belleza ardiente; dióle la palma su gallardo talle; en su pasión hay algo del torrente que se despeña desbordado al valle. Sus miradas son luz, ...
Moría el sol de Rosalía de Castro
Moría el sol, y las marchitas hojas de los robles, a impulso de la brisa, en silenciosos y revueltos giros sobre el fango caían: ellas, que tan hermosas y puras en el abril vinieran a la vida. Ya era el otoño caprichoso y bello. ¡Cuán bella y caprichosa la alegría! Pues en la tumba de las muertas ...
Morir aquí de Julia Escobar
Morir aquí es de lo más expuesto hurgan en tu memoria en tus cajones meten la mano donde más te importa para perpetuar, que dicen, tu recuerdo Quiero partir con todo bien envuelto que no se pueda ver el contenido y en virutas de luz mi cuerpo lleve a la paz de los tiempos su secreto ...
morir cada día un poco más de Blanca Varela
morir cada día un poco más recortarse las uñas el pelo los deseos aprender a pensar en lo pequeño y en lo inmenso en las estrellas más lejanas e inmóviles en el cielo manchado como un animal que huye en el cielo espantado por mi
Algo sobre la muerte del Mayor Sabines (XII) de Jaime Sabines
Morir es retirarse, hacerse a un lado, ocultarse un momento, estarse quieto, pasar el aire de una orilla a nado y estar en todas partes en secreto. Morir es olvidar, ser olvidado, refugiarse desnudo en el discreto calor de Dios, y en su cerrado puño...
La muerte absoluta de Manuel Bandeira
Morir morir de cuerpo y de alma. Completamente... Morir sin dejar el triste despojo de la carne, la exangüe máscara de cera rodeada de flores, que se pudrirán —¡felices!— en un día, bañada de lágrimas nacidas menos de la nostalgia que del espanto de la muerte. Morir sin dejar...
Muertes de Saúl Ibargoyen
Morirán tres pollos mañana tres hijos de una gallina tal vez inmortal. Sus alas de dedos disueltos estarán en tu plato y las salsas que ensabrosen sus muslos no serán los sémenes del emplumado amor. Sus pechugas partidas no darán raíz a un brevísimo corazón ...
Morirme de otra vida... de Jorge Meretta
Morirme de otra vida, de otra piel, ajena al cuerpo que vivo y volver a desollarme en un traspié de fruto. Borrar lo dicho, entrar en el vacío de un silencio prestado, ajeno a todo lo dicho a lo borroso de haberlo...
Moscas abigarradas al féretro carnal... de Román Luján
MOSCAS ABIGARRADAS AL féretro carnal, a la sien fresca. Pasa el anciano buitre sin mirada ni ulterior consuelo. El cielo es un tasajo que las hienas desgarran. Silencio. Aquí tienes la sangre, la entumecida flor; acércate, sin horror besa el núcleo de tus invocaciones. . ...
Musca doméstica (Mosca Común)- Lección quinta de Dulce María Loynaz
Moscas, puntadas negras que van cosiendo un día al otro día... Moscas posadas en el gran pastel de las quince velitas... Moscas. Sol. Coser el tedio, pellizcar furtivo en la escasa dulzura de los hombres.
Dédalo dormido de Javier Sologuren
Most musical of mourners, weep anew! Not all to taht bright station dared to climb. Shelley Tejido con las llamas de un desastre irresistible, atrozmente vuelto hacia la destrucción y la música, gritando bajo el límite de los golpes oceánicos, el hueco veloz de los cielos llenándose ...
Reina de Rosa Romojaro
Mostradme qué ha ocurrido. Cómo una aguja débil pudo ser tan mortal. Se dice en los anales que el hombre del presente fue otro en el pasado: una línea de sombra separa el nuevo día del que va hacia el declive: la vida de la muerte. Este efecto furtivo de desahucio, este vagar vacío ...
Irme quiero, madre... de Luis de Camoes
Mote Irme quiero, madre, a aquella galera, con el marinero a ser marinera. Voltas Madre, si me fuere, do quiera yo, no lo quiero yo, que el Amor lo quiere. Aquel niño fiero hace que me muera por un marinero a ser marninera. Él, que todo puede, madre, no podrá, pues el alma va, ...
Ojos, herido me habéis... de Luis de Camoes
Mote Ojos, herido me habéis, acabad ya de matarme; mas, muerto, volvé a mirarme, porque me resuscitéis. Voltas Pues me disteis tal herida con gana de darme muerte, el morir me es dulce suerte, pues con morir me dais vida. Ojos ¿qué os detenéis? Acabad ya de matarme; mas, muerto, ...
Me quedo quieto, no porque no pueda de Daniel Samoilovich
moverme yo sino por la parálisis simultánea de la opacidad y del sentido: te miro desesperado, no parece que lo notes, parece, no parece, me acuerdo que acá le dicen brillos al diamante. Como quien percibiera dormido el cuerpo inmóvil, sin entender que se está quieto ...
La mozuela de Bores de Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana
Mozuela de Bores, allá do la Lama, pusom en amores. Cuidé qu olvidado amor me tenía, como quien s havía grand tiempo dexado de tales dolores que más que la llama queman amadores. Mas vi la fermosa de buen continente, la cara placiente, fresca como rosa, de tales colores cual nunca vi dama, ...
Mozuela de Bores... (Serranillas 4) de Marqués de Santillana
Mozuela de Bores, allá do la Lama, púsome en amores. Cuidé que olvidado amor me tenía, como quien se había gran tiempo dexado de tales dolores, que más que la llama queman amadores. Mas vi la fermosa de buen continente, la cara placiente, fresca como rosa, de tales...
Muchacha sin amo de José Agustín Goytisolo
Muchacha bonita racimo temprano no todas la uvas se las come el amo. Ni todas ni puede ver las que deja de comer. Muchacha bonita racimo temprano las mejores uvas se las pierde el amo. Las uvas que antes que nadie los pájaros ya cataron. Muchacha bonita racimo temprano ...
Enigma de la deseosa de Gonzalo Rojas
Muchacha imperfecta busca hombre imperfecto de 32, exige lectura de Ovidio, ofrece: a) dos pechos de paloma, b) toda su piel liviana para los besos, c) mirada verde para desafiar el infortunio de las tormentas; no va a las casas ni tiene teléfono, acepta imantación por pensamiento. ...
Cheché de Dulce María Loynaz
Muchacha que hace flores artificiales) Dedico estos veros a la señorita Mercedes Sardañas, heroina anónima A ella devotamente Cheché es delgada y ágil. Va entrada en el otoño. Tiene los ojos mansos y la boca sin besos... Yo la he reconocido en la paz de una tarde como el...
Muchachas que algún día de Ernesto Cardenal
Muchachas que algún día leáis emocionadas estos versos y soñéis con un poeta: sabed que yo los hice para una como vosotras y que fue en vano.
Las ruinas de Disneylandia de Guillermo Carnero
Muchachita taimada (tan sin malicia) entonces, propensa sólo a nuestros juegos lúgubres por entusiasmo de recién convrsa, ¿quién te reprocharía tu sumisión, no honrosa a fin de cuentas, al glamour del boyante cadáver exquisito a quien todos sin duda hemos amado alguna vez? ...
Muchacho de Carilda Oliver Labra
Muchacho loco: cuando me miras con disimulo, de arriba a abajo, siento que arrancas tiras y tiras de mi refajo. Muchacho cuerdo: cuando me tocas como al descuido la mano, a veces, siento que creces y que en la carne te sobran bocas. Y yo: tan seria, tan formalita, tan buena joven, tan señorita, ...
El vendedor de naranjas de Juana de Ibarbourou
Muchachuelo de brazos cetrinos Que vas con tu cesta, Rebosando naranjas pulidas De un caliente color ambarino; Muchachuelo que fuiste a las chacras Y a los árboles amplios trepaste Como yo me trepaba cuando era Una libre chicuela salvaje; Ven acá muchachuelo; yo...
Poema VII de Dulce María Loynaz
Muchas cosas me dieron en el mundo: sólo es mía...
A Enrique González Martínez de Alfonso Reyes
Muchas sendas hollé, muchos caminos solicitaron el afán creciente, de contrastar los usos de la gente y confundirme con los peregrinos. Mezclaba los sabores de los vinos en cada clima caprichosamente, y yo no sé si ello fue prudente o si mis pasos fueron desatinos. Había que buscar la ruta cierta...
Muchas veces de Horacio Esteban Ratti
Muchas veces ahora día a día escucho mi cansancio. Los olvidos regresan otro viento a orillas despobladas. Por ingenuas canciones mansos peces y felices secretos. Decir amor no es todo ni ternura...
Huasipungo de Andrea Cote Botero
Muchas veces arriban a la noche enloquecidos por el opio de su sangre. Otras, van insertándose como relámpagos por una ráfaga de miedo seguidos por una procesión de blancos derramados en la arena. Ahora serán ellos los esclavos teñidos por su sangre rasgándose...
Cerbatanero de Miguel Ángel Asturias
Muchas veces volvió el Cerbatanero con los ojos más hondos que el desvelo. —Cerbatanero di ¿dónde está el cielo? —Ya Dios se lo llevó... —¿Entero?... —Entero, y fue...
Cerbatanero de Miguel Ángel Asturias
Muchas veces volvió el Cerbatanerocon los ojos más hondos que el desvelo.-Cerbatanero di ¿dónde está el cielo?-Ya Dios se lo llevó...-¿Entero?... -Entero, y fue mejor...-¿Por qué, Cerbatanero? -Porque después, se llevará el anhelo, la tierra quedará para el guerrero y el mar irá detrás ...
Mucho te quise de Carlos Bousoño
Mucho te quise y con dolor te miro cuando aquí pasas con tu sueño a cuestas. Mas para siempre, desde lejos, hondos mis ojos te recuerdan. Aquí en la tarde te contemplo pasar hostil y sin clemencia. Vas dura con tu sueño amargo y triste. Ingrato sueño que el amor te veda. ...
Mucho, señora, daría... de José Martí
Mucho, señora, daría Por tender sobre tu espalda Tu cabellera bravía, Tu cabellera de gualda: Despacio la tendería, Callado la besaría. Por sobre la oreja fina Baja lustroso el cabello, Lo mismo que una cortina Que se levanta hacia el cuello. La oreja es obra divina De porcelana...
Yo de Alfonso Cortés
Muchos me han dicho: —El viento, el mar, la lluvia, el grito de los pastores... Otros: —La hembra humana y el cielo; otros: —La errante sombra y el invisible velo de la Verdad, y aquellos: —La fantasía, el mito. Yo no. Yo sé que todo es inefable rito en el que oficia un coro de arcángeles en...
Dial de madrugada de Domingo F. Faílde
Muchos siglos atrás, tantos acaso que la historia siquiera los contaba, se podía escuchar el Universo. En noches como ésta (Pink Floyd, sonido digital, 100 Mhz.), algún hombre, perdido en la montaña, buscaba los caminos del cielo y escuchaba los motores del mundo, las hélices galácticas ...
Ofrenda a la muerte de Medardo Angel Silva
Muda nodriza, llave de nuestros cautiverios, Oh, tú que a nuestro lado vas con paso de sombra, ¡Emperatriz maldita de los negros imperios, ¿cuál es la talismánica palabra que te nombra? Puerta sellada, muro donde expiran sin eco De la humillada tribu las interrogaciones, ...
Crepúsculos de la ciudad (II) de Octavio Paz
Mudo, tal un peñasco silencioso desprendido del cielo, cae, espeso, el cielo desprendido de su peso, hundiéndose en sí mismo, piedra y pozo. Arde el anochecer en su destrozo; cruzo entre la ceniza y el bostezo calles en donde lívido, de yeso, late un sordo vivir vertiginoso; ...
Cómo hacer un pan de Julio Leite
Muela los huesos hasta lograrla buena harina, use la levadura de su rabia, amase sobre madera de amigos, con abrazo amase hasta el cansancio, después haga fuego con ramitas de ganamos y en el horno del corazón que presten sus hermanos cocine esa esperanza a repartir. ...
Muérdagos furiosos retintaron los árboles... de Víctor Sandoval
Muérdagos furiosos retintaron los árboles. Hubo una llamarada en cada objeto. La misma inquieta llama compartida por los amantes frente a sí ante la suave y lenta tela que desciende hasta que al fin, noche de luna, desnuda como un dedo ensortijado, renaces desde siempre: ...
Lamentación por una perra (3) de Eduardo Lizalde
Muerde la perra cuando estoy dormido; rasca, rompe, excava haciendo de su hocico una lanza, para destruirme. Pero hallará otra perra dentro que gime y cava hace veinte años. (Selección: Juan Domingo Argüelles)
Manual de herejía de Luis Alberto Arellano
Muere el 28 de agosto de 430 estando la ciudad sitiada desde junio por los vándalos de Genserico Aurelius Agustinus de Hipona Señor de los excesos y lengua de arena Tantas lágrimas guardaba Agustín para dios Tantas voces dejó escuchar quien confiesa a fin de cuentas que ha sufrido, ...
Astillas de Damaris Calderón
Mueres de día. Sobrevives de noche. Paisaje de guerra de posguerra paisaje después de la batalla. Piedra sobre piedra donde sólo se escuchan, en la (noche a los gatos, a las parejas de amantes que no tienen dónde meterse, chillando. Basuras, hierbas ralas, trapos, condones aristas...