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listado de poemas en audio por primeros versos letra t

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849 poemas con la letra "t"

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Amantes de Alfonso Chávez Jara
Trizar nuestros espejos Romper las copas con los labios de mármol que aparecen cada ocasión amarga Agarrarnos por dentro creándonos edades ante la ficción que desafía desde la realidad Envenenar los ojos Ensangrentar el aire Ensayar con palabras de ácido una pena de culpa...
Deseos de Carlos Pellicer
Trópico, para qué me diste las manos llenas de color. Todo lo que toque se llenará de sol. En las tardes sutiles de otras tierras pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol. Déjame un solo instante dejar de ser grito y color. Déjame un solo instante cambiar de clima el corazón, beber la penumbra ...
Los sapos de José Juan Tablada
Trozos de barro, por la senda en penumbra saltan los sapos
Indecisión de Carmen Alardín
TTu luz es la probable delincuencia de azucenas perdidas. Tu luz casi centella, casi noche, convertida...
Tú : Yo... de Jorge Castillo Fan
Tú : Yo Tuyo tu Yo (Tú -Yo) Soy tuyo Soy tu Yo. De: Alto Voltaje, próximo a publicarse Selección : Miguel Ángel Zaldívar
Tú adelante vas con paso vivo... de Martín Adán
Tú adelante vas, con paso vivo Y la muerte que te sigue adondequiera, Tú fatal como el agua de derivo, Al almo mundo que es la luz entera... Sin estricto ciprés ni desbordada Rosa ni sombra alguna la quimera. Tú adelante vas, ¡ay!, porque en cada Forma late el Origen y a tu obscura...
Tiempo III (XV) de Sara de Ibáñez
Tu aire esculpe el otoño en mi garganta. La lumbre de las uvas montaraces mis arriscadas vértebras levanta. Dividido entre lágrimas rapaces cruzo tus laberintos transparentes empañados de perros y torcaces. Palpo en tu rostro mis cenizas, claras, mis pies vislumbro ...
Tu aldea en la colina redonda bajo el aire del trigo... de Vicente Gerbasi
Tu aldea en la colina redonda bajo el aire del trigo, frente al mar con pescadores en la aurora, levantaba torres y olivos plateados. Bajaban por el césped los almendros de la primavera, el labrador como un profeta joven, y la pequeña pastora con su rostro en medio de un pañuelo. ...
Tu voz es el aliento de las flores... de Gustavo Adolfo Bécquer
Tu aliento es el aliento de las flores; tu voz es de los cisnes la armonía; es tu mirada el esplendor del día, y el color de la rosa es tu color. Tú prestas nueva vida y esperanza a un corazón para el amor ya muerto; tú creces...
Espejo y agua de Alí Chumacero
Tu alma en mí dejó su fría imagen, sólo recuerdo de lo que vivías, y si al espejo miro y me reflejo allí encuentro tus ojos, tu silencio de cera con un reposo de apagado aliento, como si descendiendo arenas o un tropel de recuerdos sobre mi piel, con sosegado paso hacia el cristal cayeran. ...
Para alguien que aún no regresa en el tiempo I de Alvaro Rodríguez Torres
Tu amistad como un amor no menos lúcido, una marea que desobedeciera a la luna; días de aguas altas hasta cubrir las rocas, y luego enfática- la resaca. Pero la sangre sabe, ninguna levedad impugna su destreza; de lo vivido en aquellos días quedan en verdad algunos momentos, ...
No soy la doncella sagrada de Ana Istarú
Tu amor me será hoy dos veces grato. No soy, lo has visto, la doncella sagrada y ocupo por lo tanto de tus buenos oficios para soltar los cascos de la especie por mi cuerpo. Imprímeme en la boca tus aceites marinos y en la palabra madre la palabra deseo.
Tu amor, ayer tan firme de Antonio Gala
Tu amor, ayer tan firme, es tan ajeno, tan ajenas tu boca y tu cintura, que me parece poca la amargura de que hoy mi alrededor contemplo lleno. El mal que hiciste lo tomé por bueno; por agasajo tu desgarradura: ni yo abro el pecho a herida que no dura ni con vinos de olvido me sereno. ...
Romance de la nostalgia de Jorge Robledo Ortiz
Tu ausencia me está sangrando Por la herida del recuerdo. Mi juventud te persigue Por los caminos del sueño, Y cuando estás más distante, Más cerca del alma siento Que florece la nostalgia Sobre el tallo del tormento. Tu nombre como una espina Llevo clavado en el pecho. Y aunque sé que él es ...
La sed de Juana de Ibarbourou
Tu beso fue en mis labios de un dulzor refrescante. y moras negras me dio tu boca amante. Cansada me acosté sobre los pastos con tu brazo tendido, por apoyo. Y me cayó tu beso entre los labios, como un fruto maduro de la selva o un lavado guijarro del arroyo. Tengo sed otra vez, amado mío. ...
Epitafio de un invasor de Roberto Fernández Retamar
Tu bisabuelo cabalgó por Texas, Violó mexicanas trigueñas y robó caballos Hasta que se casó con Mary Stonehill y fundó un hogar De muebles de roble y God Bless Our Home. Tu abuelo desembarcó en Santiago de Cuba, Vio hundirse la Escuadra española, y llevó al hogar El vaho del ron y ...
En tu boca de greda de Ana Istarú
Tu boca es esa poza donde el ángel hunde sus dedos dulces. Criatura que regentas el trance de mis brazos, yo te miro y el corazón se torna dos cántaros lunares, dos pastizales...
Garza de Fernando Antonio Silva
Tu boca hecha de voces te platicaba muchas cosas quién sabe qué cosas pero te decía que... y nuevamente te perdías no sé cuál es tu cara pero te veo picoteando en el agua con una sardina atravesada en el pico y nuevamente como si el agua fuera aire das pasos femeninos con tus piernas largas ...
Tu boca de Ana Istarú
Tu boca vela de roja nervadura para mi sed ruidosa dame tu fuego enervada frambuesa de tu encía boca donde desgarrar este grito desgreñado donde terriblemente muerto así ya nunca más la roja sed encarnadísima frambuesa y rocío espeso tu saliva luz distraída...
De círculo y ceniza de Piedad Bonnet
Tu boca viene a mí, sólo tu boca. Viene volando, libélula de sangre, llamarada que enciende ésta mi noche de ceniza. Toda la sal del mar habita en ella, todo el rumor del mar, toda la espuma. Boca para los besos dibujada, donde duerme tu lengua tentadora. Todo el vino del mundo ...
Alondras que mueren deslumbradas (I) Tu breve chispa... de Jorge Fernández Granados
Tu breve chispa de eternidad tiene apetito de sombras. Escala la fuerza un torbellino entre cálidas cinturas. Acorta el encuentro de epitafios insensatos. Remoja el jade limpio de tus ojos. Anochece las hechuras que el fuego labró en los decisivos escombros de tu boca. ...
Cabello de muchacha de Oscar Acosta
Tu cabello es de humo dorado, una copa con un jugo encendido, un caracol de ondeado vidrio, una flor de bronce tímido. Tu pelo existe, tiembla suavemente cuando mi mano llega a su rocío, cuando lo beso entusiasmado, cuando llora como los niños. Tu cabello es un odre con frío, ...
Sangre y arena de Daniel Chirom
Tu capa roja sobre la arena tu rojo haciendo la verónica para que la palabra siga su camino y el sentido quede con los ojos furiosos mirando al público. La escena es siempre la misma y tu miedo aumenta con cada embestida, sabes que nadie sale indemne de la lucha donde una oración...
Saqueo de Juan Daniel Perrotta
Tu cara de yo no fuí no me convence cuando te acercaste me puse en guardia Te paseabas por mí como por un supermercado mirando y apropiándote abarrotándote de fragmentos míos como quien no quiere grité: ¡seguridad! ¡seguridad! pero ni yo mismo hice algo para impedirte el saqueo ...
Tu carne olía ricamente a otoño de Tomás Segovia
Tu carne olía ricamente a otoño, a húmedas hojas muertas, a resinas, a cítricos aceites y a glisinas y a la etérea fragancia del madroño. Hábil como una boca era tu coño. Siempre había, después de tus felinas agonías de gozo, en las divinas frondas de tu deseo, otro retoño. ...
Tu casa de Margarita Carrera
Tu casa este papel que habitas con letras. Ahí tus huellas tus palabras tus silencios tu lívido aliento tus pausas de río y viento tus alegatos precisos en fin despliegues de tu vida obstinados sueños.
Tu Castigo de Gonzalo Osses – Vilches
Tu castigo será saber que yo he sufrido Tu castigo será verme sufrir Serás quién, desde la otra orilla, me extienda su mano sobre el abismo Para que yo la rechace y la vuelva a implorar, cuando ya te hayas ido. De: El verde que perdí Selección: Guido Ferrer
Si la muerte quisiera de Alfonsina Storni
Tú como yo, viajero, en un día cualquiera Llegamos al camino sin elegir acera. Nos pusimos un traje como el que llevan todos Y adquirimos su aspecto, sus costumbres, sus modos. Hemos andado mucho, sujetados por riendas Invisibles, los ojos fatigados de vendas. Tenemos en las manos...
Olas de Jorge Boccanera
Tu corazón es una taza diminuta, y es la única taza que precisa dos bocas, y es la única boca que no se vuelca nunca. Enormes olas, locomotoras de agua se desploman cerca de tus labios de Grecia. Pero esto es Isla Negra y enfundada que vas en un abrigo hecho para otro cuerpo, ...
Reproche a Miguel D´Ors de Miguel D´Ors
Tu corazón navega en la Kon-Tiki, se adentra con Amundsen por la grandes soledades heladas, sube al Nanga Parbat con Hermann Buhl, se abre paso hacia el Amazonas, monta potros, se hunde en ciénagas verdes con fiebres y mosquitos, atraviesa desiertos, caza el oso. Y tú aquí, ...
La estación perenne de Eduardo Cote Lamus
Tu cuerpo desnudo brilla bajo los relámpagos como antes bajo mis manos. Todas las estaciones están en tu cuerpo. La primavera comienza su esplendor en tu abrazo y concluye en tu boca entreabierta, exultante. Todos los ríos del mundo están en tu cuerpo, confluyen en ti...
Ars Amandi (5) de José de Jesús Martínez
Tu cuerpo es como una mesa dispuesta para un banquete llena de viandas, de frutos, de vinos, panes y mieles. Tu cuerpo es como un altar dispuesto para el rito, la devoción, el silencio, la comunión, el sacrificio. Tu cuerpo es como un barco dispuesto para el viaje a la otra orilla del sueño, ...
Tu cuerpo está a mi lado... de Jaime Sabines
Tu cuerpo está a mi lado fácil, dulce, callado. Tu cabeza en mi pecho se arrepiente con los ojos cerrados y yo te miro y fumo y acaricio tu pelo, enamorado. Esta mortal ternura con que callo te está abrazando a ti mientras yo tengo inmóviles mis brazos...
Mujer de Ariel Montoya
Tu cuerpo mientras te desnudas pareciera una guitarra cubierta de suspiros palpando en el aire (herido de tus senos) inventarios de besos afincados en la abertura musical de tu cuello. Ahora en esta cama, en esta nave victoriosa en donde nuestros sexos se entregan sin reposo y sin vergüenza, ...
Sé tú mi límite de José Ángel Valente
Tu cuerpo puede llenar mi vida, como puede tu risa volar el muro opaco de la tristeza. Una sola palabra tuya quiebra la ciega soledad en mil pedazos. Si tú acercas tu boca inagotable hasta la mía, bebo sin cesar la raíz de mi propia existencia. Pero tú ignoras cuánto la cercanía de tu cuerpo ...
Itinerarios de Enrique Molina
Tu cuerpo y el lazo de seda rústica que conduce a las plantaciones de la costa al sudor de tu cabellera quemada por las nubes a los instantes inolvidables tantas mutaciones de nómada y de clandestinidad tantos homenajes a una belleza salvaje que exige el desorden¡oh raza de labios ...
Onán de Ana Rossetti
Tu cuerpo, desierto de ti, ascéticos los ojos de tus fuentes abismales, descubre sobre qué dureza se ceñirán tus manos. Del placer, los cauces rotos, por tus miembros, te aleccionan, en el violento quehacer que te humedecerá el vientre, manantial imposible a tus resecos labios. ...
Cántico doloroso al cubo de la basura de Rafael Morales
Tu curva humilde, forma silenciosa, le pone un triste anillo a la basura. En ti se hizo redonda la ternura, se hizo redonda, suave y dolorosa. Cada cosa que encierras, cada cosa, tuvo esplendor, acaso hasta hermosura. Aquí de una naranja se aventura su delicada cinta leve y rosa. ...
La diferencia de Felipe Benítez Reyes
Tú dando a una metáfora su sigiloso espectro de sentido. Tú cuidando ese ritmo, la cadencia de sombra de tu verso, y a su música dejando confiada la memoria. Tú afanado en un verso que te exprese, tú entre la oscura luz. Mientras afuera la vida se destroza en su esplendor, inocente y rotunda, ...
tú debes ser el hombre de Blanca Mateos
tú debes ser el hombre arrebatado a la noche por quien el fuego de la aurora se enciende en el crepúsculo tú debes ser el hombre encadenado al día por quién la sombra de los pasos matiza cada pasión tú debes ser el hombre que da nombre al destino por quien vuelve el día cubierto ...
Tú debes ser la llaga... de Encarnación Huerta Palacios
Tú debes ser la llaga, la llaga del principio. Por ti se hizo la noche y las tinieblas. Nos dejaste el legado más horrible, plomo y duelo cosido a los talones que nos vence a la tierra y extermina, después le deja al viento los labios del despojo. Soberbia, reina enjambre, matriz de las desdichas ...
Tú dejaste inhabitada... de Elena Medel
Tú dejaste inhabitada la isla que me flota entre los muslos: hoy mi propio mástil carnívoro me destroza por dentro. Ha comenzado el banquete se retuerceórbita azul y en llamas descubro famélicos los astros. Sé que soy el centro del mundo y mi diadema besa el suelo, ...
Hojas secas de Antonio Plaza
Tú despertaste el alma descreída del pobre que tranquilo y sin ventura, en el Gólgota horrible de la vida agotaba su cáliz de amargura. Indiferente a mi fatal castigo me acercaba a la puerta de la parca más infeliz que el último mendigo, más orgulloso que el primer monarca. Pero te amé; ...
Homenaje a Freud de César Calvo
Tú dirás que en el vientre de mi esposa aguardé nueve meses para nacer, y es cierto que he nacido, pero luego como que nos dejaste confundidos hablándonos del mar desde tu tina de porcelana rosa, Segismundo, mi viejo.
Tú duermes, ya lo sé. de Julia Prilutzky
Tú duermes, ya lo sé. Te estoy velando. No importa que estés lejos, que no escuche tu cadencia en la sombra; no importa que no pueda pasar mi mano sobre tu cabeza, tus sienes y tus hombros. Yo estoy velando, siempre. No importa que no pueda acurrucarme para que tú me envuelvas ...
Poema de Alejandra Pizarnik
Tú eliges el lugar de la herida en donde hablamos nuestro silencio. Tú haces de mi vida esta ceremonia ...
Canción sin tiempo (I) de Emilio Ballagas
Tú en la pureza de los círculos concéntricos que crecen y se evaden desde secretos puntos de armonía. Tú, en el minuto que conmemora la dulczura inefable del perfil y la inocencia de las manos unidas en un solo pulso, en un salto a otro espacio, en una sangre única. Cielo de aguas de olvido. ...
Los demás compañeros de la celda están dormidos de Ariel Dorfman
Tú entras a la única habitación de la casa y no pones la luz para no despertar a los niños. Te sacas la ropa en la oscuridad y extiendes la mano bajo la frazada hasta sentir el cuerpo tibio y dormido de la más...
Habitación de Nora Méndez
Tú entras y sales de mí yo te dejo pasar y salir entre bienvenida y despedida entre encuentro y desencuentro va quedando la huella del amor como firma de tiempo como río que hace cauce Y este cuarto que no es cuarto es globo denso de emociones triturado ...
Tú eras columna de Babilonia... de Blanca Andreu
Tú eras columna de Babilonia o casi, capítulo del beso de Babel cuando eras mano labios dedos torres, historia alta de ti, el libro de la voz deshojándose con paso de danza, y la colonia que se despierta y escribe estrofas verdes, y el viento era cascabel para tus pies en la luna bermeja ...