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listado de poemas en audio por primeros versos letra t

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680 poemas con la letra "t"

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Incidente doméstico de Miguel de Unamuno
Traza la niña toscos garrapatos, de escritura remedo, me los presenta y dice con un mohín de inteligente gesto: ¿Qué dice aquí, papá? Miro unas líneas que parecen versos. ¿Aquí ?Si, aquí; lo he escrito yo; ¿qué dice? porque yo no sé leerlo...¡Aquí no dice nada! , le contesté al momento. ¿Nada ? , ...
Tregua de María Rosal
Tregua para bañar el pensamiento, para lavarlo y perfumarlo, para rasparla rémora de sargazos. Tregua para quien bebe un vaso de vino y la nostalgia le obtura la gar-ganta. Tregua para quien pide amor y le dan una piedra de sílex. Para quien se acuesta solo y confunde su olor ...
Treinta indulgencias... de Angela Leite de Souza
Treinta indulgencias cien jaculatorias. Tantas penitencias padres -nuestros y glorias novenas patenas sotanas y credos y cruces y salves en las capillas de las grandes grutas entre los oros de las matrices... Pero Dios, el Verbo en persona, ¿resuena en la voz de las campanas? ...
Trenes de Rafael Alberti
Tren del día, detenido frente al cardo de la vía. Cantinera, niña mía, se me queda el corazón en tu vaso de agua fría. Tren de noche, detenido frente al sable azul del río. Pescador, barquero mío, se me queda el corazón en tu barco negro y frío. De: Marinero en tierra
Preñez de Dina Posada
Trepando por rutas de sangre dormida esperan cuajar rasgos y raza herencia y aventura episodio y fecha peregrinos de nerviosa cola buscando la vida atraviesan su tramo de muerte Los ha lanzado el redoble de un falo ansioso en la rosa frontera cálida Cerrada la esfera atisba el bravo oleaje letal ...
Tiempo ganado de María Cristina Orantes
Tres años resumidos en una bolsa plástica se ha cerrado la puerta y todavía guardo las llaves en mi bolso se ha volteado la página y aun quedaron capítulos pendientes, pero no he de leerlos y no habré de quedarme a mirar a través de las rendijas ni intentaré falsear la cerradura. ...
Tres árboles de Gabriela Mistral
Tres árboles caídos quedaron a la orilla del sendero. El leñador los olvidó, y conversan, apretados de amor, como tres ciegos. El sol de ocaso pone su sangre viva, en los hendidos leños, ¡Y se llevan los vientos la fragancia de su costado abierto! Uno, torcido, ...
Canción de Baltasar del Alcázar
Tres cosas me tienen preso de amores el corazón: la bella Inés, y jamón, y berenjenas con queso. Una Inés, amantes, es quien no tuvo en mí tal poder, que me hizo aborrecer todo lo que no era Inés: trájome un año sin seso, hasta que en una ocasión me dio a merendar jamón ...
Tres palabras... de Ernestina de Champourcin
Tres palabras tres clavos sujetándose el cuerpo; tres alas en mi alma sosteniéndome el vuelo. El día se hizo luz cuando rompí el silencio. Después... Tú ya lo sabes. Resucité hacia dentro. Fui distinta y la misma. Me despojé en secreto y me quedé sin mí por llenarme de cieno. ...
Itaca no existe de Amalia Iglesias Serna
Tres vueltas de llave y un olor a silencio, la luz súbitamente estrangulada en el lecho sin fondo y la humedad de quince o más otoños y esta locura y esta oscura gangrena de embriagada penumbra, tres o cuatro macetas con esquejes de olvido o esa vela gastada en noche de tormenta. ...
El río de Manuel José Othón
Triscad, oh linfas, con la grácil onda, gorgoritas, alzad vuestras canciones. y vosotros, parleros borbollones, dialogad con el viento y con la fronda. Chorro garrulador, sobre la honda cóncava quiebra, rómpete en jirones y estrella contra riscos y peñones tus diamantes y perlas de Golconda. Soy ...
La higuera estéril de Rogelio Sinán
Triste higuera maldita, mutilada de sexo Y ávida de plumajes, tu desgajado grito levanta en banderola para gritar: Estéril! sí, yo, defraudadora del codiciado fruto! ¿Por qué signo de arenas doblégase mi débil conciencia vegetal? ¡Oh cálido conjuro, fortifica nii tallo, torna mi savía fértil ...
Ipandro Acaico de Ignacio Montes de Oca y Obregón
Triste, mendigo, ciego cual Hornero, Ipandro a su montaña se retira, sin más tesoro que su vieja lira, ni báculo mejor que el de romero. Los altos juicios del Señor venero, y al que me despojó vuelvo sin ira de mi mantel pidiéndole una tira, y un grano del que ha sido mi granero. ...
Versos a la tristeza de Buenos Aires de Alfonsina Storni
Tristes calles derechas, agrisadas e iguales, por donde asoma, a veces, un pedazo de cielo, sus fachadas oscuras y el asfalto del suelo me apagaron los tibios sueños primaverales. Cuánto vagué por ellas, distraída, empapada en el vaho grisáceo, lento, que las decora. ...
Alborada de María Sanz
Tristes mis ojos, triste la alborada, triste porque mi cuerpo se despoja del tuyo, despertar donde se aloja toda la soledad inexplicada. Muerte del corazón, luz agotada, tu aliento entre mi pecho, y esa hoja marchita en su dolor, porque se moja con lágrimas de un todo en esta nada. ...
Oda a la tristeza de Pablo Neruda
Tristeza, escarabajo de siete patas rotas, huevo de telaraña, rata descalabrada, esqueleto de perra: Aquí no entras. No pasa. Ándate. Vuelve al sur con tu paraguas, vuelve al norte con tus dientes de culebra. Aquí vive un poeta. La tristeza no puede entrar por estas puertas. ...
Coplas a la tristeza de Juan Boscán
Tristeza, pues yo soy tuyo, tú no dejes de ser mía; mira bien que me destruyo sólo en ver que el alegría presume de hacerme suyo. ¡Oh tristeza, que apartarme de contigo es la más alta crueza que puedes usar conmigo! No huyas ni seas tal que me apartes de tu pena; soy tu tierra natural, ...
Y azúcar de Carolina Escobar Sarti
Trituraré la caña y cuando hable será jugo para ti. Se hará nada en los laberintos de tu pensamiento y endulzará el ayuno de tus recuerdos. Se derramará pegajosa entre tus dedos te provocará te llamará te comerá por dentro. Se derretirá en tu boca y labrará el musgo abrazado a tu cuerpo. ...
Deseos de Carlos Pellicer
Trópico, para qué me diste las manos llenas de color. Todo lo que toque se llenará de sol. En las tardes sutiles de otras tierras pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol. Déjame un solo instante dejar de ser grito y color. Déjame un solo instante cambiar de clima el corazón, beber la penumbra ...
Los sapos de José Juan Tablada
Trozos de barro, por la senda en penumbra saltan los sapos
Tú : Yo... de Jorge Castillo Fan
Tú : Yo Tuyo tu Yo (Tú -Yo) Soy tuyo Soy tu Yo. De: Alto Voltaje, próximo a publicarse Selección : Miguel Ángel Zaldívar
Tiempo III (XV) de Sara de Ibáñez
Tu aire esculpe el otoño en mi garganta. La lumbre de las uvas montaraces mis arriscadas vértebras levanta. Dividido entre lágrimas rapaces cruzo tus laberintos transparentes empañados de perros y torcaces. Palpo en tu rostro mis cenizas, claras, mis pies vislumbro ...
Tu aldea en la colina redonda bajo el aire del trigo... de Vicente Gerbasi
Tu aldea en la colina redonda bajo el aire del trigo, frente al mar con pescadores en la aurora, levantaba torres y olivos plateados. Bajaban por el césped los almendros de la primavera, el labrador como un profeta joven, y la pequeña pastora con su rostro en medio de un pañuelo. ...
Espejo y agua de Alí Chumacero
Tu alma en mí dejó su fría imagen, sólo recuerdo de lo que vivías, y si al espejo miro y me reflejo allí encuentro tus ojos, tu silencio de cera con un reposo de apagado aliento, como si descendiendo arenas o un tropel de recuerdos sobre mi piel, con sosegado paso hacia el cristal cayeran. ...
Para alguien que aún no regresa en el tiempo I de Alvaro Rodríguez Torres
Tu amistad como un amor no menos lúcido, una marea que desobedeciera a la luna; días de aguas altas hasta cubrir las rocas, y luego enfática- la resaca. Pero la sangre sabe, ninguna levedad impugna su destreza; de lo vivido en aquellos días quedan en verdad algunos momentos, ...
No soy la doncella sagrada de Ana Istarú
Tu amor me será hoy dos veces grato. No soy, lo has visto, la doncella sagrada y ocupo por lo tanto de tus buenos oficios para soltar los cascos de la especie por mi cuerpo. Imprímeme en la boca tus aceites marinos y en la palabra madre la palabra deseo.
Tu amor, ayer tan firme de Antonio Gala
Tu amor, ayer tan firme, es tan ajeno, tan ajenas tu boca y tu cintura, que me parece poca la amargura de que hoy mi alrededor contemplo lleno. El mal que hiciste lo tomé por bueno; por agasajo tu desgarradura: ni yo abro el pecho a herida que no dura ni con vinos de olvido me sereno. ...
Romance de la nostalgia de Jorge Robledo Ortiz
Tu ausencia me está sangrando Por la herida del recuerdo. Mi juventud te persigue Por los caminos del sueño, Y cuando estás más distante, Más cerca del alma siento Que florece la nostalgia Sobre el tallo del tormento. Tu nombre como una espina Llevo clavado en el pecho. Y aunque sé que él es ...
La sed de Juana de Ibarbourou
Tu beso fue en mis labios de un dulzor refrescante. y moras negras me dio tu boca amante. Cansada me acosté sobre los pastos con tu brazo tendido, por apoyo. Y me cayó tu beso entre los labios, como un fruto maduro de la selva o un lavado guijarro del arroyo. Tengo sed otra vez, amado mío. ...
Epitafio de un invasor de Roberto Fernández Retamar
Tu bisabuelo cabalgó por Texas, Violó mexicanas trigueñas y robó caballos Hasta que se casó con Mary Stonehill y fundó un hogar De muebles de roble y God Bless Our Home. Tu abuelo desembarcó en Santiago de Cuba, Vio hundirse la Escuadra española, y llevó al hogar El vaho del ron y ...
Garza de Fernando Antonio Silva
Tu boca hecha de voces te platicaba muchas cosas quién sabe qué cosas pero te decía que... y nuevamente te perdías no sé cuál es tu cara pero te veo picoteando en el agua con una sardina atravesada en el pico y nuevamente como si el agua fuera aire das pasos femeninos con tus piernas largas ...
De círculo y ceniza de Piedad Bonnet
Tu boca viene a mí, sólo tu boca. Viene volando, libélula de sangre, llamarada que enciende ésta mi noche de ceniza. Toda la sal del mar habita en ella, todo el rumor del mar, toda la espuma. Boca para los besos dibujada, donde duerme tu lengua tentadora. Todo el vino del mundo ...
Alondras que mueren deslumbradas (I) Tu breve chispa... de Jorge Fernández Granados
Tu breve chispa de eternidad tiene apetito de sombras. Escala la fuerza un torbellino entre cálidas cinturas. Acorta el encuentro de epitafios insensatos. Remoja el jade limpio de tus ojos. Anochece las hechuras que el fuego labró en los decisivos escombros de tu boca. ...
Cabello de muchacha de Oscar Acosta
Tu cabello es de humo dorado, una copa con un jugo encendido, un caracol de ondeado vidrio, una flor de bronce tímido. Tu pelo existe, tiembla suavemente cuando mi mano llega a su rocío, cuando lo beso entusiasmado, cuando llora como los niños. Tu cabello es un odre con frío, ...
Saqueo de Juan Daniel Perrotta
Tu cara de yo no fuí no me convence cuando te acercaste me puse en guardia Te paseabas por mí como por un supermercado mirando y apropiándote abarrotándote de fragmentos míos como quien no quiere grité: ¡seguridad! ¡seguridad! pero ni yo mismo hice algo para impedirte el saqueo ...
Tu carne olía ricamente a otoño de Tomás Segovia
Tu carne olía ricamente a otoño, a húmedas hojas muertas, a resinas, a cítricos aceites y a glisinas y a la etérea fragancia del madroño. Hábil como una boca era tu coño. Siempre había, después de tus felinas agonías de gozo, en las divinas frondas de tu deseo, otro retoño. ...
Tu casa de Margarita Carrera
Tu casa este papel que habitas con letras. Ahí tus huellas tus palabras tus silencios tu lívido aliento tus pausas de río y viento tus alegatos precisos en fin despliegues de tu vida obstinados sueños.
Tu Castigo de Gonzalo Osses – Vilches
Tu castigo será saber que yo he sufrido Tu castigo será verme sufrir Serás quién, desde la otra orilla, me extienda su mano sobre el abismo Para que yo la rechace y la vuelva a implorar, cuando ya te hayas ido. De: El verde que perdí Selección: Guido Ferrer
Olas de Jorge Boccanera
Tu corazón es una taza diminuta, y es la única taza que precisa dos bocas, y es la única boca que no se vuelca nunca. Enormes olas, locomotoras de agua se desploman cerca de tus labios de Grecia. Pero esto es Isla Negra y enfundada que vas en un abrigo hecho para otro cuerpo, ...
Reproche a Miguel D´Ors de Miguel D´Ors
Tu corazón navega en la Kon-Tiki, se adentra con Amundsen por la grandes soledades heladas, sube al Nanga Parbat con Hermann Buhl, se abre paso hacia el Amazonas, monta potros, se hunde en ciénagas verdes con fiebres y mosquitos, atraviesa desiertos, caza el oso. Y tú aquí, ...
Ars Amandi (5) de José de Jesús Martínez
Tu cuerpo es como una mesa dispuesta para un banquete llena de viandas, de frutos, de vinos, panes y mieles. Tu cuerpo es como un altar dispuesto para el rito, la devoción, el silencio, la comunión, el sacrificio. Tu cuerpo es como un barco dispuesto para el viaje a la otra orilla del sueño, ...
Tu cuerpo está a mi lado... de Jaime Sabines
Tu cuerpo está a mi lado fácil, dulce, callado. Tu cabeza en mi pecho se arrepiente con los ojos cerrados y yo te miro y fumo y acaricio tu pelo, enamorado. Esta mortal ternura con que callo te está abrazando a ti mientras yo tengo inmóviles mis brazos...
Mujer de Ariel Montoya
Tu cuerpo mientras te desnudas pareciera una guitarra cubierta de suspiros palpando en el aire (herido de tus senos) inventarios de besos afincados en la abertura musical de tu cuello. Ahora en esta cama, en esta nave victoriosa en donde nuestros sexos se entregan sin reposo y sin vergüenza, ...
Sé tú mi límite de José Ángel Valente
Tu cuerpo puede llenar mi vida, como puede tu risa volar el muro opaco de la tristeza. Una sola palabra tuya quiebra la ciega soledad en mil pedazos. Si tú acercas tu boca inagotable hasta la mía, bebo sin cesar la raíz de mi propia existencia. Pero tú ignoras cuánto la cercanía de tu cuerpo ...
Itinerarios de Enrique Molina
Tu cuerpo y el lazo de seda rústica que conduce a las plantaciones de la costa al sudor de tu cabellera quemada por las nubes a los instantes inolvidables tantas mutaciones de nómada y de clandestinidad tantos homenajes a una belleza salvaje que exige el desorden¡oh raza de labios ...
Onán de Ana Rossetti
Tu cuerpo, desierto de ti, ascéticos los ojos de tus fuentes abismales, descubre sobre qué dureza se ceñirán tus manos. Del placer, los cauces rotos, por tus miembros, te aleccionan, en el violento quehacer que te humedecerá el vientre, manantial imposible a tus resecos labios. ...
Cántico doloroso al cubo de la basura de Rafael Morales
Tu curva humilde, forma silenciosa, le pone un triste anillo a la basura. En ti se hizo redonda la ternura, se hizo redonda, suave y dolorosa. Cada cosa que encierras, cada cosa, tuvo esplendor, acaso hasta hermosura. Aquí de una naranja se aventura su delicada cinta leve y rosa. ...
La diferencia de Felipe Benítez Reyes
Tú dando a una metáfora su sigiloso espectro de sentido. Tú cuidando ese ritmo, la cadencia de sombra de tu verso, y a su música dejando confiada la memoria. Tú afanado en un verso que te exprese, tú entre la oscura luz. Mientras afuera la vida se destroza en su esplendor, inocente y rotunda, ...
tú debes ser el hombre de Blanca Mateos
tú debes ser el hombre arrebatado a la noche por quien el fuego de la aurora se enciende en el crepúsculo tú debes ser el hombre encadenado al día por quién la sombra de los pasos matiza cada pasión tú debes ser el hombre que da nombre al destino por quien vuelve el día cubierto ...
Tú debes ser la llaga... de Encarnación Huerta Palacios
Tú debes ser la llaga, la llaga del principio. Por ti se hizo la noche y las tinieblas. Nos dejaste el legado más horrible, plomo y duelo cosido a los talones que nos vence a la tierra y extermina, después le deja al viento los labios del despojo. Soberbia, reina enjambre, matriz de las desdichas ...