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listado de poemas en audio por primeros versos letra t

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849 poemas con la letra "t"

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Cantiga de Miragre de Esperanza López Parada
Todos los amaneceres durante siete años, un dulce espectro tomaba mi forma, mi cadencia y ocupaba el puesto mío, la labor junto al torno. Corría yo, con risa, hacia el hortelano y el amarillo crecer de los guisantes. Y nunca discerní, entre niebla, dónde era que, en verdad, me sus- tituye. ...
Todos los años... de Graciela Baquero
Todos los años, al comenzar la primavera, bajamos hasta el río por ver como el suicida de la dársena siete sale del agua y lo vuelve a intentar. Selección: Manuel Francisco Reina.
Todos los días amanezco a ciegas... de César Vallejo
Todos los días amanezco a ciegas a trabajar para vivir; y tomo el desayuno, sin probar ni gota de él, todas las mañanas. Sin saber si he logrado, o más nunca, algo que brinca del sabor o es sólo corazón y que ya vuelto, lamentará hasta dónde esto es lo menos. El niño crecería ahíto de felicidad...
Probablemente José Alberto (III) de Laura Yasan
todos los días en el parque un hombre tira un palito lejos boby corre como un condenado lo atrapa con los dientes vuelve corriendo como dos condenados hace entrega babeante y sudoroso del palito que el hombre nuevamente tira lejos boby lo trae una vez y otra vez todos los días ...
Todos los días de Josefina de la Torre
Todos los días llama a mi puerta el desconsuelo Estoy vacía y su eco resuena por todos los rincones de mi vida. Se estremece mi sangre que es un hilo de hielo al faltarme el calor de tu presencia. No comprendo el idioma del paisaje; qué quiere decir sol , cielo azulaire . ...
Todos los días me despierto ahora con alegría y pena de Fernando Pessoa
Todos los días me despierto ahora con alegría y pena. En otros tiempos me despertaba sin ninguna sensación: despertaba. Tengo alegría y pena por perder lo que sueño y porque en la realidad puedo estar donde está lo que sueño. No sé lo que he de hacer con mis sensaciones. ...
Monstruos de Dámaso Alonso
Todos los días rezo esta oración al levantarme: Oh Dios, no me atormentes más. Dime qué significan estos espantos que me rodean. Cercado estoy de monstruos que mudamente me preguntan, igual, igual, que yo les interrogo a ellos. Que tal vez te preguntan, lo mismo...
Sincopada o fuera de tiempo de Elena Tamargo
Todos los días se matan en La Habana dos millones de gatos y quinientos caballos. Quinientas yeguas solas sostienen el rencor de su dureza se abrazan en la pira arrogante del león babilónico. Trasgos de sangre suspenden el azul y el animal del trópico se agota. Diez millones ...
Asilo Santa Leopoldina de Ledo Ivo
Todos los días vuelvo a Maceió. Llego en navíos desaparecidos, en trenes sedientos. En aviones ciegos que sólo aterrizan al anochecer. En los estrados de las plazas blancas pasean cangrejos. Entre las piedras de las calles escurren ríos de azúcar fluyendo dulcemente...
San Telmo de Aída Elena Párraga
Todos los díasprendida de tu sombra como rayo de sol buscando abrigo,prendida por tu piel que me hace hoguera,prendida de tu olor y tu mirada. Como río buscando cause entre tus manos,prendida voy de tus deseos. Prendida como estrella reflejándote, ...
Ante el sabor inmóvil de Oliverio Girondo
Todos los intermedios pudresienes de espera de esqueleto de lluvia sin persona cuando no neutros lapsus micropulpos engendros del sotedio pueden antes que cóncavos ausentes en seminal yacencia ser otros flujos ácidos del diurno sueño insomne otros sorbos...
El retorno de César Calvo
Todos los rostros se desprenden De nuestros ojos caen como cáscaras los años Sin embargo debemos sonreír como ese espejo Donde un soplo borró la imagen más amada Y desteñidos paisajes se aniegan en lo oscuro Hasta que sentimos sobre nuestros ojos Las primeras paladas de tierra ...
El miedo de Pablo Neruda
Todos me piden que dé saltos, que tonifique y que futbole, que corra, que nade y que vuele. Muy bien. Todos me aconsejan reposo, todos me destinan doctores, mirándome de cierta manera. Qué pasa? Todos me aconsejan que viaje, que entre y que salga, que no viaje, ...
Tu cabeza en mi hombro de María Montero
Todos mis héroes han muerto o se han marchado. Salvo tu cabeza en mi hombro lo demás sólo busca un ojo de espanto...
El hábil muchacho de la camiseta roja de Santiago Azar
Todos querían ver a este muchacho del cual el balón se enamoró muchas veces y eran tardes enteras en la carretera del césped, volando como un huracán despierto en los cielos, derribando el liviano peso de los débiles, era la acrobacia de reír, reír, nunca olvidando...
Todos somos de Johanna Godoy
Todos somos claridad y sombra luna y sol sí y no Oscilamos entre el vacío y la tierra entre ser y ser otra vez lo que fuimos y no somos Como vida y muerte Como sol y vaho Vuelo y caída Rodamos como dados Una vez más
Oración del Todopoderoso de Francisco Morales Santos
Todos somos hijos de Dios (de la puerta del templo para adentro. Mientras oramos para que las cosas prosigan como están.) creemos en su santo nombre (pues nos protege siempre, junto con la herradura y el manojo de ajos, bendiciones todas para nuestros negocios); lo alabamos ...
Canción marinera de León Felipe
Todos somos marineros, marineros que saben bien navegar. Todos somos capitanes, capitanes de la mar. Todos somos capitanes y la diferencia está sólo en el barco en que vamos sobre las aguas del mar. Marinero, marinero; marinero... capitán que llevas un barco humilde sobre...
Eldridge Street de José María Fonollosa
Todos tienen derecho a usarla. Todos. La lluvia no mojó sólo una calle ni el sol nunca salió para uno solo. La mujer es para eso, paraíso, para uso de los hombres. Campo abierto. Es fácil de entender. Es bien común. Es la hembra de la especie. La de todos. Y ha de entregarse a aquel que la apetezca. ...
El pórtico de Jaime García Terrés
Todos vamos al centro de la pira, pero no con iguales andaduras: unos van más aprisa porque saben el atajo seguro y no lo dicen; muchos describen círculos helados antes de sospechar otro destino; tampoco faltan los enamorados entusiastas del sólido minuto, que niegan ...
Ser ante los ojos (A mediodía X) de Gerardo Guinea Diez
Toma de la mano al hombre, al niño, a sí mismo; el tiempo dicta su sentencia: todos serán obligados a la valentía a pesar de su miedo. Quizá después, muy después, vendrán los demás que salven a la historia. Pero ahora, el clamor es uno: empuñarán la espada del humo, ...
Ahasvero de Francisco A. de Icaza
Toma el bordó, peregrino; como ayer a la alborada, hoy con la noche mediada has de emprender el camino. Ya de las aves el trino no alegrará tu jornada; está la noche cerrada, negro y callado el camino. Si por la senda ignorada al azar de tu destino has de caminar sin tino, ...
Toma mi cuerpo, madre... de Julio Flórez
Toma mi cuerpo, madre, te lo entrego ensangrentado... como me lo diste; sólo que a ti va ahora mudo y ciego, menos lloroso... sí... pero más triste. Gracias, madre; fue hermoso, tuvo suerte, el mejor vino y el amor más loco gozó en la lucha pero poco a poco lo echó el Asco...
Toma también mis ojos... de Amalia Iglesias Serna
Toma también mis ojos, la decisión de fecha escurridiza y llévame a aprender tierra de nadie o inciertas geografías. Toma el camino túnel o imán de mi memoria. Enséñame a mirar senderos, nubes, nervaduras, metáforas. El espacio reiterado del deseo en su mapa de arterias ...
Mil novecientos setenta y seis (8 de febrero) de Amable Sánchez Torres
Toma tu cruz, Señor, te la devuelvo. Toma tu sacerdocio y tu prestigio. Haz sólo tus milagros. Yo seguiré a mi aire, como...
Tomad vuestro teléfono de Gonzalo Rojas
Tomad vuestro teléfono y preguntad por ella cuando estéis desolados, cuando estéis totalmente perdidos en la calle con vuestras venas reventadas, sed sinceros, decidle la verdad muy al oído. Llamadla al primer número que miréis en el aire escrito por la mano del sol que os transfigura. ...
La hora de Juana de Ibarbourou
Tómame ahora que aún es temprano y que llevo dalias nuevas en la mano. Tómame ahora que aún es sombría esta taciturna cabellera mía. Ahora , que tengo la carne olorosa, y los ojos limpios y la piel de rosa. Ahora que calza mi planta ligera la sandalia viva de la primavera ...
La hora de Juana de Ibarbourou
Tómame ahora que aun es temprano y que llevo dalias nuevas en la mano. Tómame ahora que aun es sombría esta taciturna cabellera mía. Ahora que tengo la carne olorosa y los ojos limpios y la piel de rosa. Ahora que calza mi planta ligra la sandalia viva de la primavera. Ahora que mis labios ...
Millonarios de Juana de Ibarbourou
Tómame de la mano. Vámonos a la lluvia descalzos y ligeros de ropa, sin paraguas, con el cabello al viento y el cuerpo a la caricia oblicua, refrescante y menuda, del agua. ¡Que rían los vecinos! Puesto que somos jóvenes y los dos nos amamos y nos gusta la lluvia, ...
Abdicación de Fernando Pessoa
Tómame, oh noche eterna, en tus brazos y llámame hijo. Yo soy un rey que voluntariamente abandoné mi trono de ensueños y cansancios. Mi espada, pesada en brazos flojos, a manos viriles y calmas entregué; y mi cetro y corona yo los dejé en la antecámara, hechos pedazos. ...
Las muchachas y el mar de Antonio Porpetta
Toman el sol, tumbadas en la arena, bajo una exacta claridad rasgada de vuelos y abandonos, en frutal ofertorio la gloria de sus cuerpos, los sueños navegando por hondas geografías. Confían en el mar: nunca recelan de su aliento cercano, de esa casta apariencia que transmite ...
Un balcón de Arturo Carrera
Tomás tiene dos años, vive en Buenos Aires en un exiguo Dpto. de la calle Defensa. Cuando llegó al campo dijo: ¡balcón, mamá, balcón! El campo como un balcón infinito, con sus terrones azules y sus pastos infinitos, con sus perfumes y sabores infinitos y los enormes perros, ...
Gobierno gaucho de Estanislao del Campo
Tomé en casa el otro día tan soberano peludo, que hasta hoy, caballeros, dudo si ando mamao todavía. Carculen cómo sería la mamada que agarré, Que, sin más, me afiguré Que yo era el mesmo Gobierno, Y más leyes que un infierno Con la tranca decreté. Gomitao y trompezando, ...
Nocturno de Igor Barreto
Tomo la miel y duermo y el pesado párpado en llamas no cesa de mirar el mundo. Qué decir de la ciudad, sus espacios baldíos. Las luces carburantes de los anuncios rozan las nubes, el sabor crispado de unas tardes de muladar, el círculo enrejillado de una plaza gris. Mientras duermo: ...
Sal de Otoniel Guevara
Tomo la sal entre mis dedos y siento enjambres de hombres remontar parajes asesinos atravesar oceános de infinitas incertidumbres La sal con toda su blancura no pronuncia la sangre vertida tras su aroma de mar nunca invoca la paz muy al contrario se devela mortaja sobre el cabello ...
Superser de María Eloy - García
tomó la última palabra la calentó con el aliento y la soltó redonda como un radiador sólo que dijo nunca sin la ternura de un electrodoméstico
Superser de María Eloy - García
tomó la última palabra la calentó con el aliento y la soltó redonda como un radiador sólo que dijo nunca sin la ternura de un electrodoméstico (De: Metafísica del trapo) (Fuente: Luzmaría Jiménez Faro)
Y qué de Idea Vilariño
Tomo tu amor y qué te doy mi amor y qué tendremos tardes noches embriagueces veranos todo el placer toda la dicha toda la ternura. Y qué. Siempre estará faltando la honda mentira...
Epitafio para la tumba de un poeta de José Hierro
Toqué la creación con mi frente. Sentí la creación en mi alma. Las olas me llamaron a lo hondo. Y luego se cerraron las aguas.
Redención de la noche de Marco Antonio Montes de Oca
Tórnase la noche imperdonable crimen Cuando a solas, de espaldas al estío, Osamos contemplarla. Es crimen y es imperdonable Aunque los pájaros de piedra Sean todavía pisapapeles Para que la fe y el vigor, En la quinta estación, Nunca se nos vuelen. No importa que en la devota...
Musgo de Carlos Guido y Spano
Torné a ver la vieja ermita, se halla todo en su lugar: la lámpara moribunda, la flor mustia en el altar. Doquier quedan las señales de la dulce, antigua fe: allí está la Dolorosa, allí el Cristo que adoré. ¡Cuántas veces, siendo niño, el santuario a media luz, me llevó mi tierna madre a besar juntos ...
Ewigkeit de Jorge Luis Borges
Torne en mi boca el verso castellano a decir lo que siempre está diciendo desde el latín de Séneca: el horrendo dictamen de lo que todo es el gusano. Torne a cantar la pálida ceniza, los fastos de la muerte y la victoria de esa reina retórica que pisa los estandartes de la vanagloria. No así. ...
Torno a la oscura posesión... de María José Flores
Torno a la oscura posesión al fuego al rapto de las ciervas al misterio de los frutos que caen lentos en la espesura de las sombras Mujeres de carne y verso. Antología poética femenina en lengua española del siglo XX. Edición de Manuel Francisco Reina.
Asalto al sol 27 de Heddy Navarro Harris
Torno el gesto y por los puntos estrellados saludo a tus ojos que se asombran de los astros yo que tengo uno atrapado al incendio de mis dedos te otorgo el resplandor que morderá tus células hembra helada de la tierra
Onix de José Juan Tablada
Torvo fraile del templo solitario que al fulgor nocturno lampadario o a la pálida luz de las auroras desgranas de tus culpas el rosario... ¡Yo quisiera llorar como tú lloras! Porque la fe en mi pecho solitario se extinguió, como el turbio lampadario entre la roja luz de las auroras, y mi vida es un fúnebre ...
Sangre en el paraíso de Manuel José Arce Leal
Total, no pasa nada: me desangro. Sé que mi hemoglobina derramada es como una escupida de borracho frente a la bomba atómica: total: no pasa nada. Y si yo estoy enfermo, también se han muerto de hambre muchos miles de cientos de millares más otros. Y si ahora batallo para adentro, ...
A buen juez, mejor testigo I de José Zorrilla
Tradición de Toledo I Entre pardos nubarrones pasando la blanca luna, con resplandor fugitivo, la baja tierra no alumbra. La brisa con frescas alas juguetona no murmura, y las veletas no giran entre la cruz y la cúpula. Tal vez un pálido rayo la opaca atmósfera cruza, y unas en otras las sombras ...
Un día lluvioso de Miguel Antonio Jiménez
Trae la guitarra el día lluvioso gimiendo hacia adentro en el alcohol enferma el tiempo su flor y su barro de sueño enuncia el aire en un decir de muerte espesos ríos persiguen sus orillas como una selva hollada cuando Dios estaba aún azul dentro del hombre ...
Hazlo por mí de Ana María Rodríguez
Tráeme rosas robadas de algún jardín, cualquiera, pero que sean robadas. Me gusta lo furtivo, lo oculto, lo callado. Dicen que hay en la luna un rostro que no vemos. Tráeme de allí las rosas, allí crecen sin miedo. Es suyo el infinito. (Fuente: Luzmaría Jiménez Faro)
Poema del fuego N°. 5 de Ibn Sara As-Santarini
Tráenos ese brasero que en el bosque tiene sus orígenes y la frente del sol muestra en sus rayos. Desde su seno saltan los carbúnculos con susurros que curan la melancolía; es para el solitario compañía, amanecer para los ojos que lo miran, vestido del que no lo tiene. ...