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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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579 poemas con la letra "e"

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El día que me quieras de Amado Nervo
El día que me quieras tendrá más luz que junio; la noche que me quieras será de plenilunio, con notas de Beethoven vibrando en cada rayo sus inefables cosas, y habrá juntas más rosas que en todo el mes de mayo. Las fuentes cristalinas irán por las laderas saltando cristalinas el día que me quieras...
El día separado por sus sombras... de Homero Aridjis
El día separado por sus sombras por las cosas quietas en un orden extraño por el ruido que arranca la mirada del verde en que vivía avanza ligero en el misterio de un vuelo que se propaga entre más sube erigido por el ademán diverso como una torre de luz y de ceniza profundo hacia adentro de su propia blancura ...
El diablo en el cuerpo de Odette Alonso
El diablo se ha metido en mi cabeza viene con su correo de fantasmas que me llaman. Yo perforo mi frente hasta el delirio trato de no mirarlos de no encontrar su imagen en mi espejo y acabo disfrazándome detrás de los armarios. ...
El elegido de Dios de Odette Alonso
El dios levanta el dedo se incorpora y no hay voz que le llegue a la cintura. Él preside su gloria él elige su séquito de ciegos él dilata a su gusto la trompeta. Una escalera revuelve otros motivos las razones buscan sitio en la asamblea y él aplasta con su bota el desacuerdo...
El dios mira con ojos tenebrosos... de Tomás Segovia
El dios mira con ojos tenebrosos. Cuídate del discurso de los que quieren reflejar en sus palabras esa sombra. No abras tu corazón a los que se construyen con la mudez intocable del dios una sordera...
El dueño de la ciudad de Alejandro Aura
El dueño de la ciudad vendrá algún día con su claro rostro iluminado; el que la dejó para ir a conocer otros vistosos sitios; el que vestía con riqueza y llenaba de júbilo los corazones de quienes le oían...
Egloga I (fragmento) de Garcilaso de la Vega
El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de contar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, (de pacer olvidadas) escuchando...
El emperador de los cadáveres de José Emilio Pacheco
El emperador quiere huir de sus crímenes pero la sangre no lo deja solo. Pesan los muertos en el aire muerto y el trata siempre en vano de ahuyentarlos. Primero lograrían borrar con pintura la sombra que a media tarde proyecta el cuerpo del emperador sobre los muros del palacio...
El enemigo brutal... de José Martí
El enemigo brutal Nos pone fuego a la casa; El sable la calle arrasa, A la luna tropical.Pocos salieron ilesos Del sable del español; La calle, al salir el sol, Era un reguero de sesos...
El caballero de la yerbabuena de José Juan Tablada
El erudito habla del pasado y la chica loca-de-su-cuerpo..., del futuro. Un beluario de peces de colores ansía gozar del instante de azogue que le escurre entre las manos...
Escorpiones de José Emilio Pacheco
El escorpión atrae a su pareja y aferrados de las pinzas se observan durante un hosco día o una noche anterior a su extraña cópula y el término del encuentro nupcial: sucumbe el macho y es devorado por la hembra la cual (dijo el Predicador) es más amarga que la muerte...
El espejo de Eliseo Diego
El espejo de óvalo limpio contempla un solo movimiento que hace la rama del álamo, cuando a veces golpea en los cristales. Todo lo demás: el rojo de las cortinas, la mesa y el hombre, hace posible al espejo en su contemplación de la sombra levísima...
El flautista mágico de Roberto Obregón
El flautista del Parque de la Concordia supura a inmediaciones del país para que Guatemala no se olvide de sí misma. ¡Y de ajuste, que mero enfrente de la Policía!...
El fondo de las cosas no es la vida o la muerte... de Roberto Juarroz
El fondo de las cosas no es la vida o la muerte. Me lo prueban el aire que se descalza en los pájaros, un tejado de ausencias que acomoda el silencio y esta mirada mía que se da vuelta en el fondo, como todas las cosas se dan vuelta cuando acaban....
En el árbol dorado de Eliseo Diego
El fornido judío, pájaro de pico poderoso y negrísimo lustre. La espesura es de una sequedad espléndida, donde hasta la sombra es la justa, bajo los árboles de quemados nombres: cupey, almácigo, espino del aroma...
Nochebuena de Matilde Alba Swann
El fósforo, en la temblorosa manecita sucia, enciende la hoguera de un cohete travieso.Chispas... Chispas...Chispas... conmueven las latas, y agitan y avivan la carne yacida de un suelo de sombras...
La salvaja (fragmento) de Carmen Boullosa
El fuego, otra vez fuego, el fuego junto a la lumbre, en el piso, subiendo por los sillones, cruzando las ventanas, y tras él el fuego, solamente el fuego. El fuego otra vez, ¿No lo ven? ¡No lo ven! Es el fuego. Les parezco una mujer sentada....
Con un gesto de Eliseo Diego
El gato mira con sus ojos de oro, pero no dice nada. El perro, en cambio, aúlla incansable. La muerte acaricia al gato y le concede siete dones. Al perro lo enloquece con un gesto...
Gato en la noche de Alejandro Aura
El gato no se sube a la mesa, ni menos a las siete de la tarde cuando en julio comienza a oscurecer. Ronda por toda la casa, inquieto, buscando el paso entre el día y la noche, asuntos diferentes de tratar...
El general a veces nos decía de Eliseo Diego
El general a veces nos decía extendiendo sus manos transparentes: así fue que lo vimo aquel día en la tranquila lluvia indiferente sobre el negro caballo memorable . Suavizaba la sombra del alero su camisa de nieve irreprochable y el arco duro del perfil severo...
Yo soy el gran blasfemo de León Felipe
El grito suena bien en el vientre de la cueva, el salmo bajo el mediodía de los templos y la canción en el crepúsculo... El grito es el primero. Hay un turno de voces: yo grito, tú rezas, él canta...
Poema XXI de Dulce María Loynaz
El guijarro es el guijarro, y la estrella es la estrella. Pero cuando yo cojo el guijarro en mi mano y lo aprieto y lo arrojo y lo vuelvo a coger Cuando yo lo paso y repaso entre mis dedos , la estrella es la estrella, pero el guijarro es mío ¡Y lo amo!...
El azotador de Manuel Ponce
El gusano, gusano pequeño, pequeño acordeón de la flor y del tallo, de la rama y la hoja, dueño de su jardín, bajo el cielo cubierto de rosadas mejillas. Bajo el fino temblor de las estrellas, repercutía, hijo de la ignición y el viento, nada interrogaba...
El renacuajo paseador de Rafael Pombo
El hijo de Rana. Rinrín Renacuajo, Salió esta mañana muy tieso y muy majo Con pantalón corto, corbata a la moda, Sombrero encintado y chupa de boda. ¡Muchacho, no salgas! le grita mamá, Pero él le hace un gesto y orondo se va...
El hombre que despierta y ve su imagen... de Víctor Sandoval
El hombre que despierta y ve su imagen reflejada en el fondo del espejo, retorna de otro mundo; es un resucitado entre los muertos...
Respiración de Saúl Ibargoyen
El hombre respira con su pecho de alambre: arterias de cobre como fuego joven venas de fierro adelgazadas por el oxígeno negro de la asfixia tubos obturados por mantecas de sangre espinas huecas con su mensaje de ácidos gases ...
Hombre esperando de Saúl Ibargoyen
El hombre se acuesta con sus mudas palabras trepándole por la boca. Hay miedo en esas palabras miedo en esa lengua miedo en la espalda enterrándose entre las vaciedades de la sábana miedo en el cuerpo que no encuentra...
El hombre solo, el hombre en cuclillas... (El sueño de las escalinatas 9) de Jorge Zalamea
El hombre solo, el hombre en cuclillas sobre las escalinatas, el insensato que ha echado sobre sus hombros el censo de la miseria y el denuncio de sus promotores y usufructuarios, dicho todo esto y después de arder en la pira de la cólera, no puede esperar a que la audiencia dicte su fallo...
Llano de Octavio Paz
El hormiguero hace erupción. La herida abierta bortotea, espumea, se expande, se contrae. El sol a estas horas no deja nunca de bombear sangre, con las sienes hinchadas, la cara roja...
La casa de Doña Juana Nepomucena de Francisco González Léon
El huerto umbroso, y aquel rosal que se alcanzaba, desde la sala de la casita a divisar. La viejecita que allí vivía; la viejecita que me contaba mientras bordaba, mientras tejía, vidas de santos, raros portentos, y tantos cuentos de encantamientos y brujería...
El iba solo... de Pedro Garfias
Él iba solo tambaleándose... Borracho de amor, borracho de hambre, borracho de alcohol, quién sabe. Él iba solo tambaleándose...
Soledad del poeta de Enrique González Martínez
El iris de las alas bajo el manto; en la pálida sien, lauro y encina, rubor de rosa y de púrpura de espina... Rompió a cantar, y nadie oyó su canto. Vagó por los infiernos del espanto y ascendió por la escala diamantina; llevó hasta el mar la planta peregrina, se echó a llorar, y el mar bebió su llanto...
El lagarto está llorando de Federico García Lorca
El lagarto está llorando. La lagarta está llorando. El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos. Han perdido sin querer su anillo de desposados. ¡Ay, su anillito de plomo, ay, su anillito plomado! Un cielo grande y sin gente monta en su globo a los pájaros...
En esta sola, en esta única tarde de Eliseo Diego
El león ha comido, el tigre ha comido, el elefante inmenso como la paz ha comido.El camello ha bebido, la cebra se ha dormido, y el mono viejo tiene su sitio en el asombro...
El libro de la historia del Che de Leonel Rugama
El libro de la historia del Che hijo de Augusto hijo de Lautaro: Lautarolnche Lautaro apubim ta pu huican(Yo soy Lautaro que acabó con los españoles) casado con Guaconda y hermano a su vez de Caupolicán (el flechador del cielo) ...
Poema póstumo de Lauren Mendinueta
El libro que estoy escribiendo Es una tumba anticipada. Si hiciera una lista de aquello Que no me queda Sería esta: NO ME QUEDA UN CUERPO. Tal vez escribir un poema fue lo mejor Aunque la poesía no sirve de nada...
El mal que no he hecho... de Antonio Porchia
El mal que no he hecho, ¡cuánto mal ha hecho! ...
Como el mar que regresa (I y II) de Juan Domingo Argüelles
El mar siempre regresa; sus montañas saladas se alejan, pero vuelven; abren las cicatrices de la arena; rebosan de infinito los ojos que lo miran. El mar regresa siempre porque siempre está solo; vuelve a buscar las playas. Regresa...
La balada del agua del mar de Federico García Lorca
El mar sonríe a lo lejos. Dientes de espuma, labios de cielo. ¿Qué vendes, oh joven turbia con los senos al aire? Vendo, señor, el agua de los mares. ¿Qué llevas, oh negro joven, mezclado con tu sangre? Llevo, señor, el agua de los mares...
Meciendo de Gabriela Mistral
El mar sus millares de olas mece divino. Oyendo a los mares amantes, mezo a mi niño. El viento errabundo en la noche mece los trigos. Oyendo a los vientos amantes, mezo a mi niño. Dios Padre sus miles de mundos mece sin ruido...
Por ser contigo de Santiago Castelo
EL mar, el mar de tanto recordarte se ha aprendido tu nombre en cada ola; por él tengo la pena menos sola y la vaga esperanza de llamarte. El mar tiene esa gracia adolescente de evocar tu mirada y tu sonrisa...
Por ser contigo de Santiago Castelo
El mar, el mar de tanto recordarte se ha aprendido tu nombre en cada ola; por él tengo la pena menos sola y la vaga esperanza de llamarte. El mar tiene esa gracia adolescente de evocar tu mirada y tu sonrisa. ¡Si vieras cómo pinta en cada brisa el filo de tu labio!...
El mar. La mar... de Rafael Alberti
El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? En sueños, la marejada me tira del corazón. Se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá?...
Decires de Roque Dalton
El marxismo-leninismo es una piedra para romperle la cabeza al imperialismo y a la burguesía. No. El marxismo-leninismo es la goma elástica con que se arroja esa piedra. No, no. El marxismo-leninismo es la idea que mueve el brazo que a su vez acciona la goma elástica de la honda que arroja esa piedra. El marxismo-leninismo...
El mediodía parte el arroyo... de Homero Aridjis
El mediodía parte el arroyo en delgadas mitades de sonido saca del lomo de la bestia crepitación y humo todo lo que es húmedo la hora lo ha bebido todo lo que respira en mi interior descansa las casas y el árbol tienen la oscuridad abajo ojos de tierra roja beben en el azul abierto...
Inmemorial de José Emilio Pacheco
El misterioso día se acaba con las cosas que no devuelve Nunca nadie podrá reconstruir lo que pasó ni siquiera en este más cotidiano de los mansos días Minutoenigma irrepetible Quedará tal vez una sombrauna mancha en la pared vagos vestigios de ceniza en el aire...
Johnny Weissmuller de Eduardo Langagne
El molinero blanco cruzaba el lago Michigan en el helado invierno sólo con la fuerza de sus brazos y el poderío del cadencioso pataleo. Era un niño empapado en el agua aventurera de sus fantasías cuando en Holanda soñaba que había sido tragado por el mar...
Tendido en el lecho de Fernando Charry Lara
El mundo a tus sueños rendido. La noche, distante aurora de otra tierra. El mar y su salvaje Tristeza de animal insomne bajo la luna. Las olas que avanzan perseguidas Como el amor indomable Vagan en una vibración errante entre los aires. Tú sientes en el pecho esas secretas Reminiscencias puras de la vida...
El mundo es el segundo término... de Roberto Juarroz
El mundo es el segundo término de una metáfora incompleta, una comparación cuyo primer elemento se ha perdido. ¿Dónde está lo que era como el mundo? ¿Se fugó de la frase o lo borramos? ¿O acaso la metáfora estuvo siempre trunca?...
La torre de marfil de Lauren Mendinueta
El mundo es una torre de marfil, en vano busco una puerta en sus paredes curvas. Parezco una actriz representando a un borracho, camino tratando de hacer una línea recta, nunca eses. No soy una profesional de la actuación, ni siquiera me le parezco...