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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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579 poemas con la letra "e"

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Mayéutica de Lauren Mendinueta
El mundo sugiere. No espero la visita de la musa, voy por ella, la traigo de la mano. Los que me conocen dicen que la mía es una vida triste. Pretender pasar las horas con una desconocida discutiendo, discutiendo. No pueden imaginar cuánto prefiero su hiriente compañía...
El jilguero de Alberto Blanco
El natural cansancio del jilguero rinde sus frutos en el crepúsculo: se posa en un alero o en una rama y entra temblando levemente al sueño. Su cuerpo es tan sutil y delicado como la carne de los dioses pueriles o bien como las notas más sedosas que la viola es capaz de sostener...
El puro no de Oliverio Girondo
El No el no inóvulo el no nonato el noo el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noan y nooan y plurimono noan el morbo amorfo noo no démono no deo sin son sin sexo ni órbita el yerto inóseo noo en unisolo amódulo sin poros ya sin nódulo ni yo ni fosa ni hoyo...
Que dan el colirio merecido a un soberbio de Sor Juana Inés de la Cruz
El no ser de Padre honrado, fuera defecto, a mi ver, si como recibí el ser de él, se lo hubiera yo dado. Más piadosa fue tu Madre, que hizo que a muchos sucedas: para que, entre tantos, puedas tomar el que más te cuadre...
El ojo se retrajo... de Eduardo Milán
El ojo se retrajo con trabajo siglos vueltos a ver , surco, hendiduras, heridas, flor de la herida. A ver, a verse a sí mismo, a ver, a herirse de ver. Mientras la mirada miraba el mar retirado en la retina aguas adentro...
Muchacha en Banao de Fayad Jamís
El ómnibus se detuvo. Los viajeros bajaron uno a uno. Tú estabas entre la multitud de muchachas que trabajan esa tierra y el sol de mediodía. Los viajeros se asomaron a los surcos, a los rostros; interrogaron y sudaron, y luego volvían al ómnibus cuando tú te me acercaste y empezaste a hablarme...
Casa con olores de Saúl Ibargoyen
El opaco olor de la recámara cocinándose en polvos corporales: en calcetines desorbitados más allá del sótano caído debajo de las camas: en cobijas tronchadas a cuchillazo de insecto: en zapatillas deslenguándose: en faldas contaminadas por viejos almuerzos: en espejos olientes a carnes desgonzadas...
Filosofía del optimista de Fayad Jamís
El optimista se sentó a la mesa, miró a su alrededor y se sirvió un poco de lo poco que halló. Le dijeron que había demasiado nada (en realidad había pocomucho) pero él devoró su ración sin hacer comentarios, abrió el periódico, se fumó su café y acabó de cenar en paz. Pensó: tengo derecho a comer con alegría...
Santos Lugares de Luisa Futoransky
El país no existe. Después de quince años la calle natal había cambiado de nombre y las casas no sólo eran otras sino que ni siquiera conservaban sus números catastrales. Sólo la ajada fotografía de mamá con trenzas y el abuelo a su lado, existe. Mamá no peina trenzas y el abuelo murió hace cuarenta años...
Mi regular aparición de Fabio Morábito
El parque está más sucio que otros años, sucio de fiestas infantiles, de platos de cartón y servilletas. Cuando se han ido todos, vienen perros y revientan las bolsas de basura, que riegan por el pasto. La hierba tiene salsa catsup. De noche salen los novios a besarse, se oyen sus súplicas...
Balada de Gabriela Mistral
Él pasó con otra. ¡Yo le vi pasar! Siempre dulce el viento y el camino en paz. ¡Y estos ojos míseros le vieron pasar! Él va amando a otra por la tierra en flor. Ha abierto el espino, pasa una canción. Y él va amando a otra por la tierra en flor! Él besó a la otra a orillas del mar...
El pastor más triste de Baltasar del Alcázar
El pastor más triste, que en el valle y sierra pace su ganado la fragante yerba, con lágrimas dice, a la causa de ellas, sus ansias mortales, que mucho le aquejan: Morena bella tóquete de mi fuego una centella. Del alado dios un rayo te encienda, pues al de tus ojos no hallo defensas...
Valle de Ocosingo de Efraín Bartolomé
El peso del silencio El valle que se aleja de sí mismo a galope Hoy vine a ver esta distancia que se fuga escondida tras el oro del día Qué hermoso espejo el sol para el valle extendido Vaga el pensamiento al ras de los potreros Desciende el alma culebrita a la canción del valle Un sonido de grillos ecos pájaros rasga la piel ...
Al pie desde su niño de Pablo Neruda
El pie del niño aún no sabe que es pie, y quiere ser mariposa o manzana. Pero luego los vidrios y las piedras, las calles, las escaleras, y los caminos de la tierra dura van enseñando al pie que no puede volar, que no puede ser fruto redondo en una rama. El pie del niño entonces fue derrotado, cayó en la batalla...
El pie en la arena de Vicente Aleixandre
El pie desnudo. Sólo su huella; sólo el leve trasunto. Aquí el perfume estuvo. ¡Quién pudiera seguirte, aire que un día arrebataste la última sospecha de una carne! Huella desnuda, intacta. Plinto de mi deseo, donde hoy se yergue entera la irrenunciable estatua...
El pintor de Poesía náhuatl
El pintor: la tinta negra y roja, artista, creador de cosas con el agua negra. Diseña las cosas con el carbón, las dibuja, prepara el color negro, lo muele, lo aplica. El buen pintor: entendido, dios en su corazón, diviniza con su corazón a las cosas, dialoga con su propio corazón...
Lamento por la tórtola de Butch Butchanam de Juan Gelman
el pobre butch butchanam pasó sus años últimos cuidando a una tórtola ciega y sin querer ver a nadie en solidaridad con el pájaro al que amaba y cuidaba y a veces aleteaba en su hombro dejando caer un dulce sonido a naranjos azules girando por el cielo a demonios de pie sobre un ratón a monos de piedra sorprendidos en el acto de hacer...
Definición del fragmento de Washington Benavides
El poema no empieza donde empieza, ni acaba donde acaba. Sus comienzos, como esos ríos que son fuentes, regatos mínimos, coalición de aguas, están ahí: en una palabra, un hecho no identificado, que sirve de referente; una sombra que cierra la puerta, la cortinilla que se agita, levemente...
Testamento de otoño de Pablo Neruda
El poeta entra a contar su condición y predilecciones Entre morir y no morir me decidí por la guitarra y en esta intensa profesión mi corazón no tiene tregua, porque donde menos me esperan yo llegaré con mi equipaje a cosechar el primer vino en los sombreros del Otoño...
El pozo de Juan Ramón Jiménez
El pozo!... Platero, ¡qué palabra tan honda, tan verdinegra, tan fresca, tan sonora! Parece que la palabra la que taladra, girando, la tierra oscura, hasta llegar al agua fría. Mira: la higuera adorna y desbarata el brocal...
Viento entero de Octavio Paz
El presente es perpetuo Los montes son de hueso y son de nieve están aquí desde el principio El viento acaba de nacersin edad como la luz y como el polvoMolino de sonidos el bazar tornasoleatimbres motores radios el trote pétreo de los asnos opacos cantos y quejas enredados entre las barbas de los comerciantes...
Mateo, XXV, 30 de Jorge Luis Borges
El primer puente de Constitución y a mis pies Fragor de trenes que tejían laberintos de hierro. Humo y silbatos escalaban la noche, Que de golpe fue el juicio Universal. Desde el invisible horizonte Y desde el centro de mi ser, una voz infinita Dijo estas cosas (estas cosas, no estas...
La victoria de la playa Girón. Boceto para una cantata (fragmentos) de Fayad Jamís
EL PUEBLO ANUNCIA Donde cayó mi hermano se levanta la patria. Donde cayó mi hermano se levanta el futuro. Del puño de mi hermano saldrá un árbol y en ese árbol cantarán los días y junto a su tronco crecerán los niños, los invencibles héroes del futuro. Del pecho de mi hermano saldrá un río y en su humedad...
En alabanza de la rosa en competencia del jazmín de Juan de Salinas
El que eligió en el jardín el jazmín, no fue discreto, que no tiene olor perfeto si se marchita el jazmín. Mas la rosa hasta su fin, porque aun su morir se alabe, tiene olor más dulce y suave, fragancia más olorosa: luego mejor es la rosa y el jazmín menos süave...
Habiendo muerto un Toro el caballo a un Caballero toreador de Sor Juana Inés de la Cruz
El que Hipogrifo de mejor Rugero, Ave de Ganimedes más hermoso, Pegaso de Perseo más airoso, de más dulce Arión, Delfín ligero fue, ya sin vida yace el golpe fiero de transformado Jove, que celoso los rayos disimula, belicoso, sólo en un semicírculo de acero. Rindió el fogoso...
Nocturno amor de Xavier Villaurrutia
El que nada se oye en esta alberca de sombra no sé cómo mis brazos no se hieren en tu respiración sigo la angustia del crimen y caes en la red que tiende el sueño. Guardas el nombre de tu cómplice en los ojos pero encuentro tus párpados más duros que el silencio y antes que compartirlo matarías el goce de entregarte en el sueño...
Comentario al escultor de Rosario Castellanos
El que se lamentaba de hacer su propia estatua con arcilla que pruebe las materias que nosotros usamos. Nosotros, es decir, los marginales: memoria, ensueño, humo, sueño, esperanza. Nada...
Nostalgia de por la tarde de Eliseo Diego
El que tenía costumbre de poner las manos sobre la mesa blanca junto al pan y el agua, traje rugoso de fervor y alpaca, y aquella su esperanza filial en los domingos, ya no conmueve nunca el suave pensamiento de la fronda con el doblado consejo de su paso...
El rayo surca, sangriento... de José Martí
El rayo surca, sangriento, El lóbrego nubarrón: Echa el barco, ciento a ciento, Los negros por el portón. El viento, fiero, quebraba Los almácigos copudos; Andaba la hilera, andaba, De los esclavos desnudos. El temporal sacudía Los barracones henchidos; Una madre con su cría Pasaba...
El retrato del Niño... (Villancico VI) de Sor Juana Inés de la Cruz
El retrato del Niño mírenlo Uscedes, y verán cosas grandes en copia breve. De oro y plata en listones, un ramillete de encarnado es, y blanco, de azul y verde. No es retrato del arte, ni de pinceles, que es divino, aunque Humano sólo parece. Aunque parezca Humano, es tan Celeste...
Prisión de Don Alvaro de Luna. Pide ver al Rey, sin conseguirlo de Romancero Español
El rey se sale de misa de Santa María la Blanca; don Alvaro, el Condestable, con otros lo acompañaba. Díjole el rey en llegando, con enojo estas palabras: Partios de aquí, Condestable, que por vos me desacatan: por creer vuestros consejos mal me quieren en España; si por ende hacedes otro haríades en ello saña...
Baladilla de los tres ríos de Federico García Lorca
El río Guadalquivir va entre naranjos y olivos Los dos ríos de Granada bajan de la nieve al trigo. ¡Ay, amor, que se fue y no vino! El río Guadalquivir tiene las barbas granates. Los dos ríos de Granada uno llanto y otro sangre. ¡Ay, amor, que se fue por el aire! Para los barcos de vela, Sevilla tiene un camino; por el agua de Granada...
Hermanos de Eliseo Diego
El ron de mis mayores me protege contra el terror de ya no ser mañana. Timor mortis conturbat me. Me dice el frágil ido aquí a mi lado que él es mi hermano, y es verdad. Timor mortis conturbat me. Por nuestras venas corre el ron que un día sobre el cofre del muerto se durmió. Timor mortis conturbat me...
El sabio de Poesía náhuatl
El sabio: una luz, una tea, una gruesa tea que no ahuma. Un espejo horadado, un espejo agujereado por ambos lados. Suya es la tinta negra y roja, de él son los códices, de él son los libros de pinturas. El mismo es escritura y sabiduría. Es camino, guía veraz para otros. Conduce a las personas y a las cosas...
Loqueros... relojeros... de León Felipe
El sapo iscariote y ladrón en la silla del juez, repartiendo castigos y premios ¡en nombre de Cristo, con la efigie de Cristo prendida en el pecho!... Y el hombre aquí de pie, firme, erguido, sereno, con el pulso normal, con la lengua en silencio, los ojos en sus cuencas y en su lugar los huesos...
El sitio en que tan bien se está de Eliseo Diego
EL sitio donde gustamos las costumbres, las distracciones y demoras de la suerte, y el sabor breve por más que sea denso, difícil de cruzarlo como fragancia de madera, el nocturno café, bueno para decir esto es la vida, confúndanse la tarde y el gusto, no pase nada, todo sea lento y paladeable...
Telenovela de Rosario Castellanos
El sitio que dejó vacante Homero, el centro que ocupaba Scherezada (o antes de la invención del lenguaje, el lugar en que se congregaba la gente de la tribu para escuchar al fuego) ahora está ocupado por la Gran Caja Idiota. Los hermanos olvidan sus rencillas y fraternizan en el mismo sofá...
Miami flamingo de Enzia Verduchi
El sol que baña la costa Florida no es el mismo que engarza en el sueño del niño. Flamingo de yeso y plástico, flamígera Habana Chica. ¿Se puede ser hipócrita a los seis años? La ilusión va en portalápices, en la bolsa sin fondo de mi madre, en las cachuchas beisboleras de los viejos...
Afrodita en el polvo de Jaime Labastida
El sol, colérico de sales, contra el agua arremete. Hermano con hermana se acarician. Y un cielo azul está (cubriéndola), encima de la tierra: hijos nosotros de esa feroz contradicción, las bestias. Pero de líquenes, de aceites, el cielo en la tierra se vacía. Cargada queda así, a punto de parir lechuzas...
El Sur como una larga... de José Ángel Valente
El sur como una larga, lenta demolición. El naufragio solar de las cornisas bajo la putrefacta sombra del jazmín. Rigor oscuro de la luz. Se desmorona el aire desde el aire que disuelve la piedra en polvo al fin. Sombra de quién, preguntas, en las callejas húmedas de sal. No hay nadie...
Enero era la hierba de Juan Bañuelos
El sur está en mis lágrimas mientras la lluvia piensa en mis ausentes. Las alas del más pequeño pájaro se pierden en la boca del viento y tú, mi hora augural, desciendes tímida entre tantos recuerdos. Aquí están todos. Vienen reunidos por el tiempo, cojeando entra la niebla y entre quejidos lentos...
Oda por la muerte del Che Guevara de Marco Antonio Montes de Oca
El temporal termina cuando por cada gota de lluvia brota un pájaro sediento, Un navío de velas negras en que ventrudos fantasmas andan de puntillas Para no despertarte demasiado pronto, querido comandante Guevara. Tu muerte, distante y compartida, pasa por la garganta de los niños de Vietnam y de Harlem...
El tiempo de la poesía... de Homero Aridjis
El tiempo de la poesía da un fruto de luz que cae solo en la tierra y tiembla sobre su sombra
El tiempo de la poesía... de Homero Aridjis
El tiempo de la poesía da un fruto de luz que cae solo en la tierra y tiembla sobre su sombra. De: Los espacios...
El tigre en celo... de Eduardo Lizalde
El tigre en celo es como un pozo de semen, como un brazo de río: más de cincuenta veces en un día copula y se descarga largamente en la hembra, como un cielo encendido en éxtasis perpetuo, una tormenta de erecciones. Y la hembra que aúlla o vocaliza con su voz de contralto, cómica y...
La quincuagésima segunda de Alejandro Aura
el trapo empapa de su agua concentrada la trama entera de sus viejas historias a ver de dónde viene esa humedad de ardores densos con que pone la tela de mi ropa su envoltura acogedora a mojar mi piel ni modo que sea surtidor interno o medio o ejercicio...
Esto está escrito para leer bajo el agua de Selva Casal
El universo flota en el espacio sideral tú en el mar como cuando en el líquido amniótico el cielo palidece, la tierra tiembla tú la haces temblar y yo la criatura más pequeña bajo una lluvia de estrellas sin comprender nada todo silencio duele desde la asombrosa maldad del mundo...
El uno nones de Oliverio Girondo
El uno total menos plenicorrupto nones consentido apenas por el cero que al ido tiempo torna con sus catervas súcubos sexuales y su fauna de olvido El uno yo subánima aunque insepulto intacto bajo sus multicriptas con trasfondos de arcadas que auto nutre sus ecos de sumo experto en...
Vandalismo literario de Eduardo Zambrano
El vandalismo literario y la casa de las palabras: poca cosa para los que viven solos o a la intemperie, donde son presa fácil de la lluvia, pero nunca más de sus colegas. (De:...
Los motivos del lobo de Rubén Darío
El varón que tiene corazón de lis, alma de querube, lengua celestial, el mínimo y dulce Francisco de Asís, está con un rudo y torvo animal, bestia temerosa, de sangre y de robo, las fauces de furia, los ojos de mal: ¡el lobo de Gubbio, el terrible lobo! Rabioso, ha asolado los...