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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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579 poemas con la letra "e"

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Distancia del amigo de Rosario Castellanos
En una tierra antigua de olivos y cipreses ha fechado mi amigo su más reciente carta. Lo imagino escribiendo, sentado en una roca a la orilla del mar, tirando piedrecitas sobre el lomo verduzco de las olas. (Si estuviera en un parque tiraría migas a los gorriones, si en un estanque,...
Las Vírgenes terrestres de Enriqueta Ochoa
En vano envejecerás doblado en los archivos: no encontrarás mi nombre. En vano medirás los surcos sementados queriendo hallar mis propiedades. No tengo posesiones. En cambio, es mío el sueño de los valles arrobados y mío el subterráneo rumor de la semilla. Si...
Canto de la huida de Nezahualcóyotl
En vano he nacido, en vano he venido a salir de la casa del dios a la tierra, ¡yo soy menesteroso! Ojalá en verdad no hubiera salido, que de verdad no hubiera venido a la tierra. No lo digo, pero ¿qué es lo que haré?, ¡oh príncipes que aquí habéis venido!, ¿vivo frente al rostro de la gente? ¿qué podrá ser?...
Círculos de Hjalmar Flax
En verdad no han sido tantas si no cuento las que no pude amar porque no pude, o porque nunca bajo el sol y en la tierra coincidimos. Pero de las que han sido toda mi vida en cierto modo es de ellas. Por eso hoy toda mi vida es tuya, porque tú eres la última y en cierto modo la...
Alfa y omega de Marco Antonio Montes de Oca
Encadenado a mi sangre libre Con grilletes de campanas Entro a mi siglo Por la puerta palpitante de mí mismo Y camino descalzo Por un archipiélago de almohadas Hacia la radiante oscurana del origen. Atrasa la lluvia sus relojes Y la dínamo salvaje retatúa su eje la pura turbulencia...
Discurso del paralítico de Gilberto Owen
Encadenado al cielo, en paz y orden, mutilado de todo lo imperfecto, en esta soledad desmemoriada paisaje horizontal de arena o hielo nada se mueve y ya nada se muere en la pureza estéril de mi cuerpo. Solo la ausencia. Sólo las ausencias. A la luz que me ofusca, en el silencio del...
La muerte de Juan Ramón Jiménez
Encontré a Platero echado en su cama de paja, blandos los ojos y tristes. Fui a él, lo acaricié hablándole, y quise que se levantara. El pobre se removió todo bruscamente, y dejó una mano arrodillada... No podía.... Entonces le tendí su mano en el suelo, lo acaricié de nuevo con...
El ciprés de Silos de Gerardo Diego
Enhiesto surtidor de sombra y sueño que acongojas el cielo con tu lanza. Chorro que a las estrellas casi alcanza devanado a sí mismo en loco empeño. Mástil de soledad, prodigio isleño; flecha de fe, saeta de esperanza. Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza, peregrina al azar, mi alma sin dueño...
Entiendo de Eduardo Zambrano
Entiendo que este día nadie va a llamar. Ni los más caros deseos, ni esas fantasías que me han acompañado todo este tiempo. Sencillamente estaré solo y está bien. Entiendo que ya no tendrá sentido fingir...
Lluvia de Raúl González Tuñón
Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa. Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados. Otras veces cae con furia, y uno piensa en los maremotos que se han tragado tantas espléndidas islas de extraños nombres...
Donde nunca jamás se lo imaginan de Eliseo Diego
Entonces ya es seguro que estás muerto No volveremos otra vez a verte Jugar con el aliento de los hartos Al escribir como al desgano: Che, Sobre el dinero Entre leyendas Viniste brevemente a nuestro día Para después marcharte entre leyendas. Cruzabas en la sombra, rápido Filo sediento...
Entonces de Angel González
Entonces, en los atardeceres de verano, el viento traía desde el campo hasta mi calle un inestable olor a establo y a hierba susurrante como un río que entraba con su canto y con su aroma en las riberas pálidas del sueño. Ecos remotos, sones desprendidos de aquel rumor, hilos de una...
El Hacedor de José García Nieto
Entra en la playa de oro el mar y llena la cárcava que un hombre antes, tendido, hizo con su sosiego. El mar se ha ido y se ha quedado, niño, entre la arena. Así es este eslabón de tu cadena que como el mar me has dado. Y te has partido luego, Señor. Mi huella te ha servido para...
El movimiento y el sueño de Alejandro Romualdo
Entramos en la tierra al fin de la batalla, por la noche seguimos, tú te levantas mientras hubo luna, Che, y luego descansamos. Te hundes en la tierra, en la luna todo está muerto, tú te alzas en las montañas, en la tierra todo está vivo, tú estás vivo en la palanca de comando, estás vivo en el motor de propulsión...
El puente de Octavio Paz
Entre ahora y ahora entre yo soy y tú eres la palabra puente. Entras en ti misma al entrar en ella: como un anillo el mundo se cierra. De una orilla a otra siempre se tiende un cuerpo, un arcoiris. Yo cantaré por sus repechos, yo dormiré bajo sus arcos.
Lista de Saúl Ibargoyen
Entre burbujas agotadas: entre plumas de caballos muy tristes: entre láminas calcinándose y cayendo sobre un techo universal de sangre pobre: entre palomas que se ahogan en una atmósfera encadenada: entre figuraciones de ceniza y ropas nuevas...
Entre el discorde estruendo de la orgía... (Rima LV) de Gustavo Adolfo Bécquer
Entre el discorde estruendo de la orgía acarició mi oído, como nota de música lejana, el eco de un suspiro. El eco de un suspiro que conozco, formado de un aliento que he bebido, perfume de una flor que oculta crece en un claustro sombrío. Mi adorada de un día, cariñosa, ¿en qué...
Entre el estiércol y el relámpago... de Antonio Gamoneda
Entre el estiércol y el relámpago escucho el grito del pastor. Aún hay luz sobre las alas del gavilán y yo desciendo a las hogueras húmedas. He oído la campana de la nieve, he visto el hongo de la pureza, he creado el olvido. De: El libro del...
En el filo del gozo de Rosario Castellanos
Entre la muerte y yo he erigido tu cuerpo: que estrelle en ti sus olas funestas sin tocarme y resbale en espuma deshecha y humillada. Cuerpo de amor, de plenitud, de fiesta, palabras que los vientos dispensan como pétalos, campanas delirantes al crepúsculo...
Atención de Eduardo Langagne
Entre la multitud puedes reconocerme, amor: yo soy el que va cantando.
Entre la noche y el día de Alejandro Aura
Entre la noche y el día ¡qué misterio, carajo, qué misterio! Urna cerrada de la luz, ábreme las compuertas. Vengo del huracán, hollado por los escombros:partes de coche, conservas, esqueletos tranquilos, ramas, callejones oscuros para que dos se presenten al espacio...
Niña de Octavio Paz
Entre la tarde que se obstina y la noche que se acumula hay la mirada de una niña. Deja el cuaderno y la escritura todo su ser dos ojos fijos. En la pared la luz se anula. ¿Mira su fin o su principio? Ella dirá que no ve nada. Es transparente el infinito. Nunca sabrá que lo miraba...
La araña de Julio Flórez
Entre las hojas de laurel, marchitas, de la corona vieja, que en lo alto de mi lecho suspendida, un triunfo no alcanzado me recuerda, una araña ha formado su lóbrega vivienda con hilos tembladores más blancos que la seda, donde aguarda a las moscas...
Del árbol de Eduardo Langagne
Entre las ramas del árbol veo un pobre gorrión perdido que tiembla bajo la lluvia si arrecia el frío. Tiembla cuando el viento exige, porque no hay hembra y no hay nido. Tiemblan de viento sus alas, de mi ventana lo miro. No dejemos de cantar, pájaro amigo.
Usted tenía razón, Tallet: somos hombres de transición de Roberto Fernández Retamar
Entre los blancos a quienes, cuando son casi polares, se les ve circular la sangre por los ojos, debajo del pelo pajizo, Y los negros nocturnos, azules a veces, escogidos y purificados a través de pruebas horribles, de modo que sólo los mejores sobrevivieron y son la única raza...
Entre los tibios muslos te palpita... de Tomás Segovia
Entre los tibios muslos te palpita un negro corazón febril y hendido de remoto y sonámbulo latido que entre oscuras raíces se suscita; un corazón velludo que me invita, más que el otro cordial y estremecido, a entrar como en mi casa o en un nido hasta tocar el grito que te habita...
Entre los tibios muslos te palpita... de Tomás Segovia
Entre los tibios muslos te palpita un negro corazón febril y hendido de remoto y sonámbulo latido que entre oscuras raíces se suscita; un corazón velludo que me invita, más que el otro cordial y estremecido, a entrar como en mi casa o en un nido hasta tocar el grito que te habita...
El paso de la siguiriya de Federico García Lorca
Entre mariposas negras, va una muchacha morena junto a una blanca serpiente de niebla. Tierra de luz, cielo de tierra. Va encadenada al temblor de un ritmo que nunca llega; tiene el corazón de plata y un puñal en la diestra. ¿Adónde vas, siguiriya con un ritmo sin cabeza? ¿Qué luna...
Entre mis manos... de Alí Chumacero
Entre mis manos vives en confusión de nacimiento y corazón herido, como desvanecerse o contemplar un alto simulacro de ruinas; sobre mis dedos mueres, materia pensativa que se abate bajo el murmullo de mi tacto, y eres tristeza en mí, suave como la forma de la nieve, como cerrar la...
Pequeña crónica de Rosario Castellanos
Entre nosotros hubo lo que hay entre dos cuando se aman: sangre del himen roto. (¿Te das cuenta? Virgen a los treinta años ¡y poetisa! Lagarto.) La hemorragia mensual o sea en la que un niño dice que sí, dice que no a la vida. Y la vena mía o de otra ¿qué más da? en que el tajo...
Arte poética de Pablo Neruda
Entre sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas dotado de corazón singular y sueños funestos, precipitadamente pálido, marchito en la frente y con luto de viudo furioso por cada día de vida, ay, para cada agua invisible que bebo soñolientamente y de todo sonido que acojo...
Al Santísimo Sacramento (Fragmento) de Gerardo Diego
Entre tantas dudosas certidumbres que me mienten, halagan los sentidos, Tú, callado y sin nubes, tan desnudo, tan transparente de ternura y trigo ¿qué me quieres decir labios sellados desde tu oculto y cándido presidio? ¿Qué me destellas, ay, qué me insinúas, qué me quieres, Amor,...
El mar sigue adelante de José Emilio Pacheco
Entre tanto guijarro de la orilla no sabe el maren dónde deshacerse ¿Cuándo terminará su infernidad que lo ciñea la tierra enemiga como instrumento de tortura y no lo deja agonizarno le otorga un minuto de reposo? Tigre entre la olarasca de su absoluta impermanencia...
El mar sigue adelante de José Emilio Pacheco
Entre tanto guijarro de la orilla no sabe el mar en dónde deshacerse ¿Cuándo terminará su infernidad que lo ciñea la tierra enemiga como instrumento de tortura y no lo deja agonizar no le otorga un minuto de reposo? Tigre entre la olarasca de su absoluta impermanencia Las vueltas...
Arte poética de Juan Gelman
Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío, como un amo implacable me obliga a trabajar de día, de noche, con dolor, con amor, bajo la lluvia, en la catástrofe, cuando se abren los brazos de la ternura o del alma, cuando la enfermedad hunde las manos. A este oficio me obligan los...
Discurso por las flores de Carlos Pellicer
Entre todas las flores, señoras y señores, es el lirio morado la que mas me alucina. Andando una mañana solo por Palestina, algo de mi conciencia con morados colores tomó forma de flor y careció de espinas. El aire con un pétalo tocaba las colinas que inaugura la piedra de los alrededores...
Entre de Idea Vilariño
Entre tus brazos entre mis brazos entre las blandas sábanas entre la noche tiernos solos feroces entre la sombra entre las horas entre un antes y un después. De: Poemas de amor: Nocturnos
Los niños de Gonzalo Rojas
Entre una y otra sábana o, aún más rápido que eso en un mordisco, nos hicieron desnudos y saltamos al aire ya feamente viejos, sin alas, con la arruga de la...
Reposo de Blanca Wiethüchter
Entro en mi casa y me alojo en su centro esperando la temperatura que enmudece los ruidos inútiles. En un andar del silencio comienza el mundo en un olor a fuego en una hoja en un cambio de sábanas en una gana de hacer cosas no siempre precisas. Ya no soy la misma y mis pasos en la...
Epitafio sobre ninguna piedra... de Octavio Paz
Epitafio sobre ninguna piedra: Mixcoac fue mi pueblo: tres sílabas nocturnas, un antifaz de sombra sobre un rostro solar. Vino Nuestra Señora, la Tolvanera madre. Vino y se la comió. Yo andaba por el mundo. Mi casa fueron mis palabras, mi tumba el aire. De: Árbol...
Era apacible el día de Rosalía de Castro
Era apacible el día y templado el ambiente, y llovía, llovía callada y mansamente; Y mientras silenciosa lloraba y yo gemía, mi niño, tierna rosa durmiendo se moría. Al huir de este mundo, ¡qué sosiego en su frente! Al verle yo alejarse, ¡qué borrasca en la mía! Tierra sobre el cadáver insepulto antes que empiece a corromperse...
Era apacible el día de Rosalía de Castro
Era apacible el día y templado el ambiente, y llovía, llovía callada y mansamente; y mientras silenciosa lloraba yo y gemía, mi niño, tierna rosa, durmiendo se moría, Al huir de este mundo, ¡qué sosiego en su frente! Al verle yo alejarse, ¡qué borrasca en la mía! Tierra sobre el cadáver insepulto...
Lázaro de Luis Cernuda
Era de madrugada. Después de retirada la piedra con trabajo, Porque no la materia sino el tiempo Pesaba sobre ella, Oyeron una voz tranquila Llamándome, come un amigo llama Cuando atrás queda alguno Fatigado de la jornada y cae la sombra. Hubo un silencio largo. Así lo cuentan ellos...
La vida prenatal de Enrique Molina
Era el corazón de mi madre Aquel tam tam de las tinieblas Aquel temblor sobre mi cráneo En las membranas de la tierra (La lenta piragua materna Un ritmo de espumas en viaje Una seda de grandes aguas Donde un suave trópico late) Día y noche su ceremonia -No había día ni había noche-...
Cinquena elegia de Agustí Bartra
Era l autumne dels llops. A les secretes cruïlles la nit armava el sanglot sota mil flagells de vidre, i l esparracada boira, jaguda sobre l ampit d un pont d ombra tremolosa, com una vella florista llançava a les aigües somes ses violetes humides Era l autumne, a París. La mort duia esclops de plom i túnica de salines...
Barcinos años de Francisco Caro
Era la ciudad de jaime gil era el solsticio, su nocturna impaciencia quien extendía un incendio de hogueras prevenidas por la cima vegetal de las terrazas eran brasa san juan y nuestros cuerpos, era la tarde en que ardían felices multitudes, ríos de cobre, jóvenes de espuma...
Soneto. Era la Poesía como la luz del viento... de León de Greiff
Era la Poesía como la luz del viento cuando discurre sordo, cuando divaga ciega. Símbolo puro del infinito dentro del momento y de lo efímero que dura y perdura y que se vá y que nunca llega. Era la Poesía como campo reseco tras la siega como el océano después de la borrasca,...
Era mi corazón piedra de río... de Carlos Pellicer
Era mi corazón piedra de río que sin saber por qué daba remanso, era el niño del agua, era el descanso de hojas y nubes y brillante frío. Alguien algo movió, y se alzó el río. ¡Lástima de aquel hondo siempre manso! Y la piedra lavada y el remanso liáronse en sombras de esplendor sombrío...
Soneto III de Carlos Pellicer
Era mi corazón piedra de río que sin saber por qué daba remanso, era el niño del agua, era el descanso de hojas y nubes y brillante frío. Alguien algo movió, y se alzó el río. ¡Lástima de aquel hondo siempre manso! Y la piedra lavada y el remanso liáronse en sombras de esplendor...
Era mi dolor tan alto de Manuel Altolaguirre
Era mi dolor tan alto que la puerta de la casa de donde salí llorando me llegaba a la cintura. ¡Qué pequeños resultaban los hombres que iban conmigo! Crecí como una alta llama de tela blanca y cabellos. Si derribaran mi frente los toros bravos saldrían, luto en desorden, dementes, contra los cuerpos humanos...