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listado de poemas en audio por título letra a

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323 poemas con la letra "a"

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Amiga a la que amo... de Rubén Bonifaz Nuño
Amiga a la que amo: no envejezcas. Que se detenga el tiempo sin tocarte; que no te quite el manto de la perfecta juventud. Inmóvil junto a tu cuerpo de muchacha dulce quede, al hallarte, el tiempo. Si tu hermosura ha sido la llave del amor, si tu hermosura con el amor ...
Amiga, mira al dios... de Tomás Segovia
Amiga, mira al dios inanimado sin nosotros. Eras tú, era yo quien revestidos de su forma la movíamos, el dios no tiene rostro. Iremos de la mano ante su faz de sombra y estaremos allí hablándole a una máscara. Sabremos que de nosotros dos nacía su violento...
Amo esta forma moviente... de Homero Aridjis
Amo esta forma moviente este universo este cuerpo del cuerpo por su corazón rojo santuario la intensidad no cesa el infinito quema en llama blanca el amor cierra sus ojos y los astros se encienden como ciervos que saben la dirección del viento amo esta corporeidad...
Amo esta forma moviente... de Homero Aridjis
Amo esta forma moviente este universo este cuerpo del cuerpo por su corazón rojo santuario la intensidad no cesa el infinito quema en llama blanca el amor cierra sus ojos y los astros se encienden como ciervos que saben la dirección del viento amo...
Las manos de Marco Antonio Montes de Oca
Amo estas manos. Destinadas por Dios para concluir mis muñecas, también son las privilegiadas que te acarician y tañen. Ante unos ojos las desperezo. Elevo el dedo meñique, tallo para la luna, espiga rematada en coraza de cal. Elevo otro dedo, el cordial y, ya con ambos...
Sueño de amor perfecto de Bernardo Ortiz de Montellano
Amor de sueño amante que otro cielo revive en su interior desdoblamiento, unión la de los ojos y el aliento que las manos aparta de su celo. Amor de cuerpo y sombra ceniciento de paisajes recónditos al hielo de color y de aroma y de desvelo puro como la muerte y como el viento. ...
Que consuela un celoso epilogando la serie de los amores de Sor Juana Inés de la Cruz
Amor empieza por desasosiego, solicitud, ardores y desvelos; crece con riesgos, lances y recelos; susténtase de llantos y de ruego. Doctrínanle tibiezas y despego, conserva el ser entre engañosos velos, hasta que con agravios o con celos apaga con sus lágrimas su fuego. Su principio, ...
Paisaje de Griselda Álvarez Ponce de León
Amor, amante, amado, yo te digo con letras rojas toda mi alegría, por ti la pena entera gozaría, sin ti la dicha fuérame castigo. Amor, amante, amado. Me enemigo, si el amor me retira compañía, porque sin ti la vida es ironía y lenta muerte que en afán persigo. Árbol de mi costumbre ...
El mismo amor de Elías Nandino
Amor, desnudo amor que haces regreso en otro cuerpo de distinto aroma, pero siempre el amor, amor eterno, adolescente amor, inmadurable. Reconozco en la luz de tus locuras los mismos astros, la ternura misma, el ave tierna de imbesados labios, y vuelvo a comenzar lo inacabado... ...
La palabra inmóvil de Aurora Reyes
Amor, fuera olvidarte como perder los ojos, cegar frente a los verdes más claros de la vida, caer en el invierno con un sueño encerrado sepultando los brotes de la flor del prodigio. Desconocer las formas que anidaron el tacto, ignorar la sonrisa que prepara la aurora en los húmedos labios terrenales; ...
Criaturas para la recién casada (Vía) de Jorge Esquinca
Andar al bosque como quien va a ninguna parte. Bajo un cielo limpio de nubes. El bosque puede estar dentro o fuera, en la mutable dinastía del viento Llegar como quien ya estaba, antes de la herida, como quien nunca ha salido y fluye con su sangre en el deseo, ...
El Tajín de Efraín Huerta
Andar así es andar a ciegas, andar inmóvil en el aire inmóvil, andar pasos de arena, ardiente césped. Dar pasos sobre agua, sobre nada el agua que no existe, la nada de una astilla , dar pasos sobre muertes, sobre un suelo de cráneos calcinados. Andar así no es andar sino quedarse sordo...
Sitios de Juan Bañuelos
Andenes agobiados por la carga y descarga de mercancías que suenan como cráneos. Techos de nubes como tifones aún dormidos. Uno descansa al horizonte como un vaso de aguardiente sobre una mesa lacónica y de cedro. Aquél devana una madeja de liendres instantáneas. El ojo...
Cosillas (24) de Carlos Pellicer
Ángeles en la tierra: nubes y rocas, música y danza. Árboles de alegría le dan al aire diamantes verdes y al agua antigua de la laguna su azul de niño. Pastor que arreas nubes de ovejas; joven labriego de tierras negras; los leñadores queman sus brazos con el futuro de la madera ...
Décimas de la angustia de Fernando Sánchez Mayans
Angustia de amor callada dentro del cuerpo presente que se sabe y que se siente como la sangre obstinada. Yo sé que estás apresada dentro de mí, cárcel viva. Prisionera ya cautiva que tenaz entre las venas me las vas dejando llenas de una ansiedad...
Maltiempo de Jaime Sabines
Animales simultáneos, los poetas, decentes o in, se reúnen gráficamente en las exposiciones del siglo. En el camino de las tentaciones siempre estará presente tu imagen, desamada mía. Yo soy sólo un investigador de la noche. Cuando te beso allí es que estoy...
Principio del señorío chichimeca de Poesía náhuatl
Año I-Pedernal (804 d. c). Cuando comenzó el Señorío de los chichimecas una mujer noble, llamada Itzpapálotl los llamó, les dijo: Tenéis que establecer como señor vuestro a aquél que se llama Huactli. Marchad hacia allá, a Nequameyocan. Estableced allí la casa de los cactus, ...
Soñando de Manuel María Flores
Anoche te soñaba, vida mía, estaba solo y triste en mi aposento, escribía... no sé qué; mas era algo de ternura, de amor, de sentimiento. Porque pensaba en ti. Quizás buscaba la palabra más fiel para decirte la infinita pasión con que te amaba. De pronto, silenciosa, una figura blanca y ...
Europa de Marisa Trejo Sirvent
Ante el asombro que provoca mi rostro moreno, símbolo de barbarie, no me queda más que sonreír ante el punk con cadenas, las plumas de los sombreros bávaros las botas americanas de los alemanes,. la cara congelada del guardia real sueco, las limpias calles suizas donde el subsuelo ...
Romance poblano de Manuel Ponce
Ante la urna que guarda los restos de Fray Sebastián de Aparicio. Aquí yace, de aquí sube en su calesa de vidrio, pues era de sal y nieve, Fray Sebastián de Aparicio. Alivio de caminantes y confesor de los lirios, príncipe de carreteros y emperador del silbido. Su cuerpo cristalizado se hace...
Aldaba de Oscar Oliva
Anteayer sin tino, hoy cantata de estrofa sanguínea; albardela de potros...
Parábola de la inconstante de Rosario Castellanos
Antes cuando me hablaba de mí misma, decía: Si yo soy lo que soy Y dejo que en mi cuerpo, que en mis años Suceda ese proceso Que la semilla le permite al árbol Y la piedra a la estatua, seré la plenitud. Y acaso era verdad. Una verdad. Pero, ay, amanecía dócil como la hiedra A asirme a una pared ...
Consejos de un amigo de Elisa Ramírez Castañeda
Antes de conocerte te adiviné Sedúcelo. Abrázalo apretado y cántale derecho. Relata una sensualidad exuberante y hazle creer que le incumbe su exacto desempeño. Dile que tus ojeras son memoria del harem no tu desvelo, tu edad (menos tu insomnio y sus delirios). Llévalo a una función de media ...
La libertad inútil de Carmen Alardín
Antes de morir, la vida se te vuelve fácil como cuando en un empleo aprendes la estrategia y a la hora siguiente te despiden. Algunas horas antes de morir te sientes libre. Perdiste ya los brazos entre máquinas. Impregnaste tus penas en los muros antiguos. Te quitaste la capa...
Una estación en Amorgós de Hugo Gutiérrez Vega
Antes de partir A la izquierda está el mar. La alta montaña con su ermita y su senda entre los pinos se recorta en lo azul y las gaviotas van hablando de viajes, llegadas o naufragios. Recuerdo los primeros días en la isla, el verano de fuego y, en la alta madrugada, el olor de la sal, ...
Antes de partir... de Julio Arturo Vargas
Antes de partir plazas y parques fueron una historia que no se pudo nombrar que sin decir las frases bajo un pórtico le nacieron noches tantos años para recordarnos tantos nombres para ser suicidas es entonces que despertamos con el presentimiento de saberse alguien con la ansiedad ...
Carpe diem de Manuel Ponce
Antes de que la vida se consuma sumando en islas de verdor los años, contad uno por uno sus escaños: porque el tiempo nomás es una suma. Antes de que la rosa infiel asuma descoloridos síntomas extraños, lo efímero gozad de sus engaños: porque la rosa es nada más...
Mar de fondo (XIV) de Francisco Hernández
Antes de que llegara el tiempo de la fiebre, un tacuazín devoró a la guacamaya que alegraba lo sórdido del patio. Mi padre, conmovido por mi desesperación, construyó una trampa grande y resistente, con tablones del aserradero. En su interior dispuso granos de maíz, ...
El árbol de los nombres de Myriam Moscona
Antes de ser nombrados, antes aún que el animal perdiera su extensión sobre nosotros, caías sobre mí. Selección: Eduardo Milán y Ernesto Lumbreras
Y ahora, qué de Jaime Augusto Shelley
Antes lo creí pero ya no. El amor no es asunto de dos ni de tres; esto nos concierne a todos. Si beso tus labios, si nos decimos, adiós, mi vida, habrá siempre una voz arremetida, a empeñones un grito como trueno, un lamento, que diga que no. Toma tiempo, lo sé; a distancia, respira como un ...
Poema de amorosa raíz de Alí Chumacero
Antes que el viento fuera mar volcado, que la noche se unciera su vestido de luto y que estrellas y luna fincaran sobre el cielo la albura de sus cuerpos. Antes que luz, que sombra y que montaña miraran levantarse las almas de sus cúspides; primero que algo fuera flotando ...
Siestas dogmáticas de Francisco González Léon
Apagado y rescoldo aroma del profuso jazmín del corredor; siesta cálida en que es pálida la emanación de la flor. Llave del agua que tintinea su gota pertinaz; grifo de cobre, donde a beber la gota de agua disfrazada de monjita se aproxima la torcaz. Siestas dogmáticas de canónigo en el coro; ...
Piedra de toque de Octavio Paz
Aparece Ayúdame a existir Ayúdate a existir Oh inexistente por la que existo Oh presentida que me presiente Soñada que me sueña Aparecida desvanecida Ven vuela adviene despierta Rompe diques avanza Maleza de blancuras Marea de armas blancas Mar sin brida galopando en la noche ...
Habitante amoroso de Juan Bañuelos
Apenas la noche ha cerrado su sombra completa. Lo que suena después no es el río Ni las hojas del aire ni el pez de la niebla. Es la hambrienta distancia que llega rompiendo las aguas y el monte que cede al recuerdo y te nombra. Lo que el tiempo nos niega, lo que arranca el deseo, lo que...
Paréntesis (2) de Jaime Sabines
Apenas mayordomo de mis penas, capitán de fantasmas, me extravío, me pido entre mis canas y mis venas, y me ahogo de mí, a pesar mío. En punto de la hora en que me suenas, tiempo de estar, estoy y me confío, y me llenas de arena y me rellenas de amor...
Apenas te conozco... de Carlos Pellicer
Apenas te conozco y ya me digo: ¿Nunca sabrá que su persona exalta todo lo que hay en mí de sangre y fuego? ¡Como si fuese mucho esperar unos días ¿muchos, pocos? porque toda esperanza parece mar del Sur, profunda, larga! Y porque siempre somos frutos de la impaciencia ...
Hierba de Eduardo Zambrano
Aprendí de los clásicos a no esperar nada de nadie y todo lo que en el misterio se madura... probarlo. Ya no soy jardín, pero aún hay algo de hierba después de los cuarenta años. Frutos salvajes porque ni el árbol de la vida ni el del conocimiento, volvieron a crecer. ...
Rasgos (II. Pinar) de Gilberto Owen
Apuntamos aquel cielo que se nos desplomaba, verdinegro. Los que pasaban a lo lejos eran sombras chinescas en la pantalla del crepúsculo nuestras sombras en otros mundos. El cielo verdadero estaba, afuera, preso, y se asomaba entre los troncos, viéndonos con su ojo de luna, huero. ...
Apariciones de José Carlos Becerra
Aquel árbol, al atardecer, el aleteo apresurado de un pájaro, el crujido de una rama, la luz sobre la yerba como una obsesión sagrada, la penumbra de un cuarto, la ventana entreabierta, sobre la mesa un rayo del poniente como la mano de una niña inmóvil, nuestras voces y nuestros rumores ...
Rasgos (I. Camino) de Gilberto Owen
Aquel camino, desde la montaña, con la hemorragia larga de su barro, baja, poquito a poco, hasta la botica aldeana. El camino, después ¿o el río? , ya detrás de las casas y ya envuelto en blancas vendas lúcidas. ...
Por una bufanda perdida de Fayad Jamís
Aquella bufanda color de oro viejo que me había acompañado a vivir durante tres años la miseria la gloria de la luz el amor la soledad de las calles estrechas como ataúdes y todos los instantes que el agua va grabando con líneas verdosas en la frente de las estatuas ...
Procesional de Francisco González Léon
Aquella Hermana de la Caridad: aquella Sor Asunción, que bajo la toca lleva una boca de forma de corazón. Corazón que es dilución de una escala cromática: (el color del labio superior es sonrosado, y rojo ultrasanguíneo el inferior). Aquella monja que se parece a una artista de cine, ...
Los flamencos de Alberto Blanco
Aquella larga noche mi sueño me llevó a la alberca de las luces profundas y los flamencos prendidos como rosas eléctricas en el interior de una aguamarina. Y en la soledad de aquel paraje comprendí9472;dentro del sueño 9472; que eran otros pájaros los que soñaban ...
Y el Buda de basalto sonreía de Amado Nervo
Aquella tarde, en la Alameda, loca de amor, la dulce idolatrada mía me ofreció la eglantina de su boca. Y el Buda de basalto sonreía... Otro vino después, y sus hechizos me robó… la di cita, y en la umbría nos trocamos epístolas y rizos. Y el Buda de basalto sonreía... Hoy hace...
Canto (VIII) de Mario Bojórquez
Aquellos tus amigos Extenderán sus manos Como quien tiende un recibo por cobrar Una minuta detallada de todas tus traiciones Pero nunca sabrán Que tú has pagado ya todas las deudas Que no hay nada que valgas Ni siquiera el resuello que te mantiene erguido ...
Ala que no vuela de Efraín Bartolomé
Aquí la selva Larga la soledad con que nos nutre Hora de lentos pies donde el puñal se hunde Raíz de luna helada sus venenos más fuertes Aquí el árbol anclado en el asombro: lagunas congregadas al silbo de serpientes El saraguato rasca su viejo cuerpo El quetzal...
De algún tiempo a esta parte de José Emilio Pacheco
Aquí está el sol con su único ojo, la boca escupe fuego que no se hastía de calcinar la eternidad. Aquí está como un rey derrotado que mira desde el trono la dispersión de sus vasallos. Algunas veces, el pobre sol, el heraldo del día que te afrenta y vulnera, se posaba...
En el deseo del sueño, 1.5 de Francisco Magaña
Aquí está todo: el humo a medianoche la mano rencorosa de la soledad y el olvido de agosto Aquí está todo: el transcurrir insomne de los vientos la oración que quién escucha y el sueño abandonado Aquí está todo: la común tinta del hastío que despliega sus dones ...
Olvidar de David Huerta
Aquí están los nervios que envuelven, como un papel fragante, las melodías obtusas del rencor. Y aquí la risa como un pájaro ebrio Escuchar. Olvidar. Dos neblinas. La espuma del sufrimiento cala en el encaje náufrago de mi silbido matinal. Aquí están los sonidos olvidadizos, ...
Al lector de Juan Domingo Argüelles
Aquí están los rencores. Los escribí pensando en ti. Creí por un momento que eran flores que amanecían en abril. Pero al poner la mano me han herido, ¡puta, si me han herido!, me han lastimado hasta sangrar, hasta aullar de dolor, hasta quejarme inmensamente en la noche del lobo ...