☰ menú
 


listado de poemas en audio por primeros versos letra a

a-b-c-d-e-f-g-h-i-j-k-l-m-n-o-p-q-r-s-t-u-v-w-x-y-z

323 poemas con la letra "a"

. < 1 2 3 4 5 6 7 > .

Epifanía de Elsa Cross
A veces te muestras, y en el momento en que me vuelvo hacia tu imagen desapareces. ¿A dónde vas? ¿Dónde te escondes todo ese tiempo que tardas en volver? Vienes en sueños y cuando trata la memoria de apresarteme despierto. Sólo tus ojos quedan por un momento...
Formas de la duda de André Cruchaga
A veces todo es nocheAbismo Oscuros círculos Relojes desconcertantes Noches sin más límitesQue las ventanas Calles donde pasa la brisa Crujiendo entre los brazos A veces pasa el silencio Con su acústica de vidrio La oscuridad estáticaAbsolutaFinal El cuerpo muriendo Amontonando su cansancio...
Lluvia en la noche de Carlos Sahagún
A veces voy por un camino, y el aire huele a lluvia, y pasa un niño abandonado y llora, como si recordara los árboles en sombra, los pasillos en sombra, los juguetes que se perdieron en un pozo. Pero yo voy por el camino blanco, y el camino se alarga, como el miedo a estar vivo...
A veces, cuando en alta noche... de José Asunción Silva
A veces, cuando en alta noche tranquila, sobre las teclas vuela tu mano blanca, como una mariposa sobre una lila y al teclado sonoro notas arranca, cruzando del espacio la negra sombra filtran por la ventana rayos de luna, que trazan luces largas sobre la alfombra, y en alas de las notas a otros lugares...
A veces de Fayad Jamís
A veces, en el silencio del pasillo, algo salta, rompe alguien algún viejo nombre. La mosca enloquecida cruza zumbando, ardiendo lejos de la telaraña luminosa. Esto es así, tan solo; pero tan lleno de sorpresas. Caserón de fantasmas sin hijos, en l polvo hace nuevas ventanas, nuevos muebles y danzas...
A veces, un cuerpo puede modificar un nombre de Angel González
A veces, las palabras se posan sobre las cosas como una mariposa sobre una flor, y las recubren de colores nuevos. Sin embargo, cuando pienso en tu nombre, eres tú quien le da a la palabra color, aroma, vida. ¿Qué sería tu nombre sin ti? Igual que la palabra rosa sin la rosa...
A veces los caballos se reúnen... de Marosa Di Giorgio
A veces, los caballos se reúnen allá. Las lechuzas con sus sobretodos oscuros, sus lentes muy fuertes, sus campanillas extrañas convocan a los hongos blancos como hueso, como huevos. A veces tenemos hambre y no hay un animalillo que degollar...
La sirenilla cristiana de Rafael Alberti
Aaaa! ¡De los naranjos del mar! La sirenilla cristiana, gritando su pregonar de tarde, noche y mañana. ...aaaa! ¡De los naranjos del mar!...
Borges graba a Borges de Alvaro Castaño Castillo
Abierta la pupila a un mundo vano que sólo escoria de la luz concede, Borges recuerda a Borges, retrocede, toca antiguos olvidos con su mano. ¿Dónde estarán, en qué escondido plano, los versos de otro ayer, lo que antecede a La lluvia, a Ajedrez, lo que sucede en aquel canto a Ariosto, tan lejano...
Canción de Agustí Bartra
Abolida la estrella al final de la aurora de falda forestal, abro al viento mi mano con huella de crisálida y digo la palabra más dulce de mi tiempo, la gran Sílaba que prolonga el rumor del olivo solar y brilla en el coral de los ojos de la paloma. Paz de labios de leche para el hombre...
Ábrese el fuego... de Rubén Bonifaz Nuño
Abrese el fuego, y salta la burbuja metálica de un pez; barre los ojos una flor instantánea; doble salto mortal, ensaya el corazón. Amigos, algo mejor gocemos que un lamento.Ya, para no caerme, estoy colgado de tu clavo, alegría; de tu absorto badajo, de tu azúcar infalible de mujer conseguida...
Abrí la verja de hierro de Fayad Jamís
Abrí la verja de hierro, Sentí como chirriaba, tropecé en algún tronco y miré una ventana encendida, pero la madrugada devoraba las hojas y tú no estabas allí diciéndome que el mundo está roto y oxidado. Entré, subí en silencio las escaleras, abrí otra puerta...
Nocturno sueño de Xavier Villaurrutia
Abría las salas profundas el sueño y voces delgadas corrientes de aire entraban Del barco del cielo del papel pautado caía la escala por donde mi cuerpo bajaba El cielo en el suelo como en un espejo la calle azogada dobló mis palabras Me robó mi sombra la sombra cerrada...
Monólogo del viudo de Alí Chumacero
Abro la puerta, vuelvo a la misericordia de mi casa donde el rumor defiende la penumbra y el hijo que no fue sabe a naufragio, a ola o fervoroso lienzo que en ácidos estíos el rostro desvanece. Arcaico reposar de dioses muertos llena las estancias, y bajo el aire aspira la conciencia...
Acabo de cruzar la intemperie del vino... (Ánima) de José Kozer
Acabo de cruzar la intemperie del vino. Jamás vi mayor mi pobreza. Un calvero un rojo crucifijo carnosidad del alcornoque (descortezado). Una voz confundo tres veces: la greda con mi madre; mi padre con el orín que se desprende en un único golpe de címbalos...
Fugacidad universal de Poesía náhuatl
Acaso de verdad se vive en la tierra? No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí. Aunque sea jade se quiebra. aunque sea oro se rompe, aunque sea plumaje de quetzal se desgarra, no para siempre en la tierra: sólo un poco aquí;. An nochipa tlalticpac ¿Cuix oc nelli nemohua in tlalticpac Yhui ohuaye?...
Canción de la lluvia de José Angel Buesa
Acaso está lloviendo también en tu ventana; acaso esté lloviendo calladamente, así. Y mientras anochece de pronto la mañana, yo sé que, aunque no quieras, vas a pensar en mí. Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo, sintiendo que despierta su ternura de ayer...
Jarcia de Jaime García Terrés
Acomodo mis penas como puedo, porque voy de prisa. Las pongo en mis bolsillos o las escondo tontamente debajo de la piel y adentro de los huesos; algunas, unas cuantas quedan desparramadas en la sangre, súbitas furias al garete, coloradas. Todo por no tener un sitio para cada cosa...
acudir al episodio... de Héctor Rosales
acudir al episodio aliados a envolturas de infundios y a catálogos vencidos acudir como panales hurtados de miel aciagos casilleros de explosivos congénitos ranuras donde la confianza gastó sus monedas y acudir sin más persistiendo inclusive en la escarpada postura del presente no se declina la ida...
La alondra y los alacranes de Giovanni Quessep
Acuérdate muchacha Que estás en un lugar de Suramérica No estamos en Verona No sentirás en canto de la alondra Los inventos de Shakespeare No son para Mauricio Babilonia Cumple tu historia suramericana Espérame desnuda Entre los alacranes Y olvídate...
Gambito de caballo en Troya de Homero Aridjis
Ad aeternam un hombre y un perro semejante a un caballo de oro; dos guerreros como esculpidos por el polvo; un rey y un yelmo donde el sol reverbera; una reina blonda cautiva tras un muro que rodea afiladas fortalezas. Ad aeternam una imagen vagarosa, que no toma forma definida en la imaginación del hombre...
Cabellera del canto (II) de Homero Aridjis
Adelante y atrás hay sombras de árboles la hora arde en el suelo el azul y el verde instauran un reino de aire elevado y claridad extendida instante tras instante hay un brillo en el agua colores del misterio en el esplendor se hunden y se alejan en ríos de color mudo...
Adentro de mi vaga superficie... de Guadalupe (Pita) Amor
Adentro de mi vaga superficie se revuelve un constante movimiento; es el polvo que todo lo renueva, destruyendo. Adentro de la piel que me protege y de la carne a la que estoy nutriendo, hay una voz interna que me nombra; Polvo tenso. Sé bien que no he escogido la materia de este cuerpo tenaz...
Adiós de Carilda Oliver Labra
Adiós, locura de mis treinta años, besado en julio bajo luna llena al tiempo de la herida y la azucena. Adiós, mi venda de taparme daños. Adiós, mi excusa, mi desorden bello, mi alarma tierna, mi ignorante fruta estrella transitoria que se enluta, esperanza de todo por mi cuello...
Adiós, ríos (gallego) de Rosalía de Castro
Adiós, ríos; adiós.fontes, adiós, regatos pequeños; adiós, vista dos meus ollos; non sei cándo nos veremos. Miña terra, miña terra, terra donde me eu criéi, hortiña que quero tanto, figueiriñas que prantéi, prados, ríos, arboredas, pinares que move o vento, paxariños piadores...
Saber sin estudiar (Epigrama) de Nicolás Fernández de Moratín
Admiróse un portugués de ver que en su tierna infancia todos los niños en Francia supiesen hablar francés. Arte diabólica es , dijo, torciendo el mostacho, que para hablar en gabacho un fidalgo en Portugal llega a viejo y lo habla mal; y aquí lo parla un muchacho...
Idilio de Jaime García Terrés
Adolezco de fútiles cariños unos con otros ayuntados. Bebo no sin ternura mi taza de café. Conservo retratos azarosos y animales domésticos. Me absorben los rumores de la calle, Los muros blancos al amanecer, la lluvia, los jardines públicos. Mapas antiguos, mapas nuevos, llenan mi casa...
Mujer con alcuza (fragmento) de Dámaso Alonso
Adónde va esa mujer, arrastrándose por la acera, ahora que ya es casi de noche, con la alcuza en la mano? Acercaos: no nos ve. Yo no sé qué es más gris, si el acero frío de sus ojos, si el gris desvaído de ese chal con el que se envuelve el cuello y la cabeza, o si el paisaje desolado de su alma...
A la Asunción de Nuestra Señora de Gerardo Diego
Adónde va, cuando se va, la llama? ¿Adónde va, cuando se va, la rosa? ¿Adónde sube, se disuelve airosa, hélice, rosa y sueño de la rama? ¿Adónde va la llama, quién la llama? A la rosa en escorzo ¿quién la acosa? ¿Qué regazo, qué esfera deleitosa, qué amor de Padre la alza y la reclama?...
Berceuse blanca de Julio Herrera y Reissig
Adorad a la Virgen en su amable santuario, junto al lecho en que velan devociones azules: una forma imprecisa bate el sordo incensario, y es el humo de encajes, la cortina y los tules. ¡Cómo va y viene el rítmico plenamar de su seno! Es la luna que ondea en un lago que expira...
Oración de Albert Einstein de William Ospina
Advierto con profunda perplejidad que el hermoso guijarro que abandono en el aire se precipita recto hacia la tierra. Tal vez para una hormiga que fuera en el guijarro seria más bien la tierra lo que cae, verde planeta que se precipita. Para el soldado inmóvil...
Recóndita espiral de Aurora Reyes
Aérea faz de roca construida, suspendida en la noche de la infancia. Recuerdas idolátricos perfiles de inarmónica danza. ¿Eres diáfana sombra o luz caída, anticipada muerte rescatada, perímetro de ausencia o invadida forma de realidad acumulada? Entre muros de angustia vacilante...
El David de la Catedral de Salisbury de Marià Manent
Aeri, en la grisor de la pedra, en el vent, entre els crits de les gralles iròniques, t inclines, abstret damunt de l arpa, a la música ardent. Però una herba se t mou sobre les cordes fines. Ara és verda i menuda aquesta arpa, que duu al teu cos mineral una trèmula saba del juny assolellat i feliç,...
Agosto... de Federico García Lorca
Agosto. Contraponientes de melocotón y azúcar, y el sol dentro de la tarde, como el hueso en una fruta. La panocha guarda intacta su risa amarilla y dura. Agosto. Los niños comen pan moreno y rica luna...
Nostalgia del puerto de Jaime Augusto Shelley
Agotado por la furia, estaba en mí cantar alegría, traer al papel un paseo después de los mariscos con cerveza y el café de la Parroquia, aspirar los olores del puerto cuando cae el sol, entre las risas y los gritos de los niños en el malecón; pero vinieron las lluvias, el norte. Y nos fuimos a México...
Agradezco a los árboles sus sombras de Jesús López Pacheco
Agradezco a los árboles sus sombras, la protección delgada de sus troncos. Al banco la amistad de su respaldo y a los faroles su bombilla rota. Agradezco a las calles sus esquinas, sus rincones oscuros como nidos, sus portales sin nadie, resguardados de la lluvia y el viento y las miradas...
Agua dormida de Francisco González Léon
Agua dormida de aquel pilón: agua desierta; agua contagiada del conventual silencio de la huerta. Agua que no te evaporas, que no te viola la cántara, y que no cantas, y que no lloras. Tu oblongo cristal es como el vidrio de una cámara fotográfica que retrata un idéntico paisaje de silencio y de paz....
El proscrito de Alí Chumacero
Agua reverdecida, la palabra que fue apariencias turba nuevamente: catástrofe encima de la cal, ávida vid que apresurada cae de vuelo a onda a eterna superficie hendiendo el demorado ardor de la quietud. Donde el hastío los naufragios cubre, su exhalación levanta en vendaval...
Represéntase la brevedad de lo que se vive y cuán nada parece lo que se vivió de Francisco de Quevedo
Ah de la vida! ... ¿Nadie me responde? ¡Aquí de los antaños que he vivido! La Fortuna mis tiempos ha mordido; las Horas mi locura las esconde. ¡Que sin poder saber cómo ni adónde, la salud y la edad se hayan huído! Falta la vida, asiste lo vivido, y no hay calamidad que no me ronde...
Ah galanas, no os caséis... de Juan de Timoneda
Ah galanas, no os caséis por más que el galán os ame que el buey suelto, bien se lame. Mirad que os digo verdad, qué más el cuerno del toro, pues sabéis que libertad, no se paga con tesoro. No troquéis placer por lloro por más que el galán os ame que el buey suelto, bien se lame...
Malevitch en su ventana de Blanca Varela
ah mon maitre me has engañado como el sol a sus criaturas prometiéndome un día eterno todos los días de lo inexacto me alimento y toda el agua de los cielos es incapaz de lavar esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy polvo rebelde sí con los cabellos de polvo desordenado para siempre...
Píntame angelitos negros de Andrés Eloy Blanco
Ah mundo! La negra Juana, ¡la mano se le pasó! Se le murió su negrito, sí, señor. ¡Ay compadrito del alma!, tan sano que estaba el negro! Yo no el acataba el pliegue, yo no le miraba el hueso; como yo me enflaquecía, lo medía con mi cuerpo, se me iba poniendo flaco, como yo me iba poniendo...
Píntame angelitos negros de Andrés Eloy Blanco
Ah mundo! La negra Juana, ¡la mano se le pasó! Se le murió su negrito, sí, señor. ¡Ay compadrito del alma!, tan sano que estaba el negro! Yo no el acataba el pliegue, yo no le miraba el hueso; como yo me enflaquecía, lo medía con mi cuerpo, se me iba poniendo flaco, como yo me iba poniendo...
Misterios gozosos de Rosario Castellanos
Ah, nunca, nunca más la conocida ternura, la palabra pequeña, familiar, que cabía en mi boca. Nunca ya mi cabeza segada dulcemente por la mano más próxima. Nunca la juventud como una casa espaciosa, asoleada de niños y de pájaros. Adiós para la tierra que en mi torno bailaba...
Despecho de Juana de Ibarbourou
Ah, qué estoy cansada! Me he reído tanto, tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto; tanto, que este rictus que contrae mi boca es un rastro extraño de mi risa loca. Tanto, que esta intensa palidez que tengo (como en los retratos de viejo abolengo) es por la fatiga de la loca risa...
Lo difícil que es esperar el otoño sin moverse entre las higueras y la hoguera de Javier Heraud
Ah, si pudiera limpiar la higuera con mis manos, si pudiera, si pudiera limpiar la higuera con sólo mis manos, toda la higuera apagarla y prender la hoguera de los valles, de los hombres, qué fácil sería entonces sentarse en las bancas de los días y ver arder casas y templos, campos y ciudades...
Ahí va por el camino como un ciego... de Eduardo Milán
Ahí va por el camino como un ciego caracol sin cara la escritura, otrora una diáfana mirada al día, otrora un aura que el caminante amara. Amara, ¿qué es amara? La sostenida en la sutil brisa marina, la colgada por los cabellos a la realidad, reata, rea más buscada. Y la más mirada...
Ahora de Pedro Garfias
Ahora ahora sí que voy a llorar sobre esta gran roca sentado la cabeza en la bruma y los pies en el agua y el cigarrillo apagado entre los dedos... Ahora ahora sí que voy a vaciaros ojos míos, corazón mío, abrir vuestras espitas lentas y vaciaros sin peligro de inundaciones. Ahora voy a llorar...
Llanto sobre una isla de Pedro Garfias
Ahora Ahora sí que voy a llorar sobre esta gran roca sentado la cabeza en la bruma y los pies en el agua y el cigarrillo apagado entre los dedos... Ahora Ahora sí que voy a vaciaros ojos míos, corazón mío, abrir vuestras espitas y vaciaros sin peligro de inundaciones...
Ahora de pueblo en pueblo de León Felipe
Ahora de pueblo en pueblo errando por la vida, luego de mundo en mundo errando por el cielo lo mismo que esa estrella fugitiva... ¿Después?... Después... ya lo dirá esa estrella misma, esa estrella romera que es la mía, esa estrella que corre por el cielo sin albergue como yo por la vida...