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listado de poemas en audio por título letra a

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323 poemas con la letra "a"

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Valium 10 de Rosario Castellanos
A veces (y no trates de restarle importancia diciendo que no ocurre con frecuencia) se te quiebra la vara con que mides, se te extravía la brújula y ya no entiendes nada. El día se convierte en una sucesión de hechos incoherentes, de funciones que vas desempeñando por inercia y por hábito. ...
La mesa de Fabio Morábito
A veces la madera de mi mesa tiene un crujido oscuro, un desgarrón difuso de tormenta. Una periódica migraña la tortura. Sus fibras ceden, se descruzan, buscan un acomodo más humano. Es la madera que recuerda viejos brazos. Y que recuerda que reverdecían. Selección: ...
La mesa de Fabio Morábito
A veces la madera de mi mesa tiene un crujido oscuro, un desgarrón difuso de tormenta. Una periódica migraña la tortura. Sus fibras ceden, se descruzan, buscan un acomodo más humano. Es la madera que recuerda...
Epifanía de Elsa Cross
A veces te muestras, y en el momento en que me vuelvo hacia tu imagen desapareces. ¿A dónde vas? ¿Dónde te escondes todo ese tiempo que tardas en volver? Vienes en sueños y cuando trata la memoria de apresarte me despierto. Sólo tus ojos...
El otoño recorre las islas de José Carlos Becerra
A veces tu ausencia forma parte de mi mirada, mis manos contienen la lejanía de las tuyas y el otoño es la única postura que mi frente puede tomar para pensar en ti. A veces te descubro en el rostro que no tuviste y en la aparición que no merecías, a veces es una calle ...
A veces uno toca el cuerpo de Homero Aridjis
A veces uno toca un cuerpo y lo despierta por él pasamos la noche que se abre la pulsación sensible de los brazos marinos y como al mar lo amamos como a un canto desnudo como al solo verano Le decimos luz como se dice ahora le decimos ayer y otras partes lo llenamos ...
A veces de Fayad Jamís
A veces, en el silencio del pasillo, algo salta, rompe alguien algún viejo nombre. La mosca enloquecida cruza zumbando, ardiendo lejos de la telaraña luminosa. Esto es así, tan solo; pero tan lleno de sorpresas. Caserón de fantasmas sin hijos, en l polvo hace nuevas ventanas, ...
Apenas de Alfonso Reyes
A veces, hecho de nada, sube un efluvio del suelo. De repente, a la callada, suspira de aroma el cedro. Como somos la delgada disolución de un secreto, a poce que cede el alma desborda la fuente un sueño. ¡Mísera cosa la vaga razón cuando, en el silencio, una como resolana me baja...
Pechos de Tomás Segovia
A veces, solo en la calma de la alcoba, me estremece la evocación. En la palma, como entonces, me parece sentir el trémulo peso de tus pechos, que en el beso me ofrecen, para que muerda, todo el bulto de la vida. ¿Ves tú? La memoria olvida, pero la carne se acuerda.
La siembra de Margarito Cuéllar
A Vicente Quirarte A diario riego el árbol de mis poemas. Corto su fruto dulce, amargo o con espinas. Le podo las licencias marchitas, lo libero de larvas y quistes. Los catadores reclaman lo mal que anda mi siembra. Definitivo: retiran mis versos del firmamento. Yo miro transitar ríos de saliva, ...
aaa de A Aqui No Va
aaa...
Celebración de la memoria (I) de Jorge Ruiz Dueñas
Ábrase camino al vientohuella erizada de sol a noche Paso al vientocincel de montaña cuando nubes arenosas sepultan todo rastro Ábrase camino al viento constructor de silos flujo mineral que no termina respiración astral dispersa ropa de mujer tenue bandera
Abre el libro... de María Enriqueta Camarillo
Abre el libro en la página que reza: Donde se ve que Amor sólo es tristeza , y con tu voz de oro que tiene sortilegios peregrinos, ¡ahuyenta, como pájaro canoro, la sombra de esa frase, con tus trinos!... Porque es tu voz tan dulce y lisonjera, que si dices que Amor tiene dolores, el dolor ...
La caída de Octavio Paz
Abre simas en todo lo creado, abre el tiempo la entraña de lo vivo, y en la hondura del pulso fugitivo se precipita el hombre desangrado. Vértigo del minuto consumado! En el abismo de mi ser nativo, en mi nada primera, me desvivo: yo mismo frente a mí, ya devorado. Pierde el alma ...
Una sirena eterna (I) de Isolda Dosamantes
Abre sus fauces en la noche que despliega una luz trémula, olor a gato invade las paredes, enrojecen sus ojos por la presencia del humo de cannãbis, que asalta ya su sangre. Nada ha cambiado. El mismo pantalón de hace diez años, el agua de colonia, la barba que desliza por mis muslos. ...
Ábrese el fuego... de Rubén Bonifaz Nuño
Ábrese el fuego, y salta la burbuja metálica de un pez; barre los ojos una flor instantánea; doble salto mortal, ensaya el corazón. Amigos, algo mejor gocemos que un lamento. Ya, para no caerme, estoy colgado de tu clavo, alegría; de tu absorto badajo, de tu azúcar infalible...
Abrí la verja de hierro de Fayad Jamís
Abrí la verja de hierro, Sentí como chirriaba, tropecé en algún tronco y miré una ventana encendida, pero la madrugada devoraba las hojas y tú no estabas allí diciéndome que el mundo está roto y oxidado. Entré, subí en silencio las escaleras, abrí otra puerta, me quité el saco, me senté, ...
Nocturno sueño de Xavier Villaurrutia
Abría las salas profundas el sueño y voces delgadas corrientes de aire entraban Del barco del cielo del papel pautado caía la escala por donde mi cuerpo bajaba El cielo en el suelo como en un espejo la calle azogada dobló mis palabras Me robó mi sombra la sombra cerrada ...
Abril es ella quien habla por tus labios... de Homero Aridjis
Abril es ella quien habla por tus labios como un joven sonido desnudo por el aire En la noche ha volado con tu vuelo más alto con risa de muchacha como el fuego nocturno de los frutos del viento donde vibran los pájaros Manzana del amor su voz bajo la lluvia es un pescado rojo ...
Monólogo del viudo de Alí Chumacero
Abro la puerta, vuelvo a la misericordia de mi casa donde el rumor defiende la penumbra y el hijo que no fue sabe a naufragio, a ola o fervoroso lienzo que en ácidos estíos el rostro desvanece. Arcaico reposar de dioses muertos llena las estancias, y bajo el aire aspira la conciencia ...
Sin sobre de Juan de Dios Peza
Abro tu carta y reconozco ufano Tu letra fácil, tu dicción hermosa; Tú la trazaste con tu propia mano Pues el papel trasciende a tuberosa. Al escribirla estabas intranquila Y ya estoy sospechando tus desvelos Los médicos me han dicho, que vacila El pulso con la fiebre de los celos. Veo tus líneas ...
Oración por el cuerpo de Nelly Keoseyán
Abusé de tí, malamada. Te maltraté como al peor de los esclavos. Te obligué a desnudarte ante los otros, a descender conmigo hasta los bajos fondos. Eras objeto de saciedad y de goce: Acudías como una perra obediente a mi llamado. Cuántos pasaron por encima de ti como caballos ...
Paisaje de Blanca Luz Pulido
Acariciando lenta su reposo, la mirada se abre en el paisaje creado por la suma de los tonos que se miran y no se reconocen. Recoge el espesor de cada nube y la frágil sombra levemente instalada por su paso. Serena y suspendida, la luz va convocando lo que toca. Las piedras ...
Jarcia de Jaime García Terrés
Acomodo mis penas como puedo, porque voy de prisa. Las pongo en mis bolsillos o las escondo tontamente debajo de la piel y adentro de los huesos; algunas, unas cuantas quedan desparramadas en la sangre, súbitas furias al garete, coloradas. Todo por no tener un sitio para cada...
Cumpleaños de Eduardo Langagne
Acuden hoy mis treinta y tres años para exigirme que los recuerde a todos. Cuánto me conocen: han sabido de mí toda la vida. Algunos me reclaman por haberlos gastado inútilmente. Otros piensan que exageré en aquellas cosas tristes. Los más habrían querido no escribir: ...
Gambito de caballo en Troya de Homero Aridjis
Ad aeternam un hombre y un perro semejante a un caballo de oro; dos guerreros como esculpidos por el polvo; un rey y un yelmo donde el sol reverbera; una reina blonda cautiva tras un muro que rodea afiladas fortalezas. Ad aeternam una imagen vagarosa, que no toma forma definida ...
Pequeña isla de Margarita Paz Paredes
Adán del universo: donde pones tu planta la tierra se conmueve de ocultos paraísos. (Te anuncia una legión de brazos incendiados.) Eva soy, inmemorial y eterna, ligada a ti por el suspiro de antigua soledad, y desterrada por el frutal capricho. En el exilio estoy. El alba de mis besos ...
Cabellera del canto (II) de Homero Aridjis
Adelante y atrás hay sombras de árboles la hora arde en el suelo el azul y el verde instauran un reino de aire elevado y claridad extendida instante tras instante hay un brillo en el agua colores del misterio en el esplendor se hunden y se alejan en ríos de color mudo la tiniebla...
Adentro de mi vaga superficie... de Guadalupe (Pita) Amor
Adentro de mi vaga superficie se revuelve un constante movimiento; es el polvo que todo lo renueva, destruyendo. Adentro de la piel que me protege y de la carne a la que estoy nutriendo, hay una voz interna que me nombra; Polvo tenso. Sé bien que no he escogido la materia de este cuerpo ...
Adiós de Manuel María Flores
Adiós para siempre, mitad de mi vida, un alma tan sólo teníamos los dos; mas hoy es preciso que esta alma divida la amarga palabra del último adiós. ¿Por qué nos separan? ¿No saben acaso que pasa la vida cual pasa la flor? cruzamos el mundo como aves de paso... mañana la tumba, ...
Frondas y glebas de Manuel José Othón
Adivino los fértiles parajes que baña el río, y la pomposa vega que con su linfa palpitante riega, desmenuzado en trémulos encajes; la basílica inmensa de follajes que empaña la calina veraniega y la furiosa inundación anega en túmidos e hirvientes...
Idilio de Jaime García Terrés
Adolezco de fútiles cariños unos con otros ayuntados. Bebo no sin ternura mi taza de café. Conservo retratos azarosos y animales domésticos. Me absorben los rumores de la calle, Los muros blancos al amanecer, la lluvia, los jardines públicos. Mapas antiguos, mapas nuevos, ...
Recóndita espiral de Aurora Reyes
Aérea faz de roca construida, suspendida en la noche de la infancia. Recuerdas idolátricos perfiles de inarmónica danza. ¿Eres diáfana sombra o luz caída, anticipada muerte rescatada, perímetro de ausencia o invadida forma de realidad acumulada? Entre muros de angustia ...
Una sirena eterna (XI) de Isolda Dosamantes
Afuera, un hombre rondará con su olfato por los cajones de la morgue, por la fosa común, por las tumbas de tierra fresca, por las olas del mar. Selección del poemario inédito UN GRITO EN EL ARCA de Isolda Dosamantes
Buzón de quejas de Jorge Ortega
Agosto es un mes cruel. Nos abomina con tórridos calores, con tifones saturados de polvo callejero que el frente tropical ha removido. La humedad cava túneles secretos bajo la confidencia de la blusa, disgrega su hormiguero de sudor en hilos presurosos. Padecemos la asfixia de la carne, ...
Nostalgia del puerto de Jaime Augusto Shelley
Agotado por la furia, estaba en mí cantar alegría, traer al papel un paseo después de los mariscos con cerveza y el café de la Parroquia, aspirar los olores del puerto cuando cae el sol, entre las risas y los gritos de los niños en el malecón; pero vinieron las lluvias, el norte. Y nos fuimos a México. ...
Al dejar un alma de Carlos Pellicer
Agua crepuscular, agua sedienta, se te van como sílabas los pájaros tardíos. Meciéndose en los álamos el viento te descuentan la dicha de tus ojos bebiéndose en los míos. Alié mi pensamiento a tus goces sombríos y gusté la dulzura de tus palabras lentas. Tú alargaste crepúsculos en mis manos ...
Agua dormida de Francisco González Léon
Agua dormida de aquel pilón: agua desierta; agua contagiada del conventual silencio de la huerta. Agua que no te evaporas, que no te viola la cántara, y que no cantas, y que no lloras. Tu oblongo cristal es como el vidrio de una cámara fotográfica que retrata un idéntico paisaje de silencio y de paz. ...
El proscrito de Alí Chumacero
Agua reverdecida, la palabra que fue apariencias turba nuevamente: catástrofe encima de la cal, ávida vid que apresurada cae de vuelo a onda a eterna superficie hendiendo el demorado ardor de la quietud. Donde el hastío los naufragios cubre, su exhalación levanta en vendaval...
Misterios gozosos de Rosario Castellanos
Ah, nunca, nunca más la conocida ternura, la palabra pequeña, familiar, que cabía en mi boca. Nunca ya mi cabeza segada dulcemente por la mano más próxima. Nunca la juventud como una casa espaciosa, asoleada de niños y de pájaros. Adiós para la tierra que en mi torno...
En el umbral de la plegaria (fragmento) de Marco Antonio Montes de Oca
Ahora estamos despiertos, ya no permitimos nada, no accedemos a nada, y si una flor desprendida del espino blanco nos cruza el rostro, acariciándolo con el leve tamborileo de una mariposa vespertina; nos echamos hacia atrás, ponemos en guardia repentinos enjambres, desenvainamos...
Fragmento de ventana (Fragmentos) de Gloria Gervitz
Ahora estoy en un paisaje de zenzontles Cada vez estoy más cerca Cuando posea esa inmensidad apenas tendré fuerza para despertar en la brevedad de la muerte La luz golpea el aire. Estamos donde los colores se abren Son días largos y apretados como la migraña Y todo se repite ...
Flor y canto de Poesía náhuatl
Ahora lo sabe mi corazón: Escucho un canto, contemplo una flor. ¡Ojalá jamás se marchite! In xochitl, in cuicatl Quin oc zan tlamatia noyolo: niccaqui in cuicatl, niquita yn xochitl, ¡Maca yn cuetlahuia!
Ahora puedo hacer llover... de Jaime Sabines
Ahora puedo hacer llover, enderezar las ramas torcidas, levantar a los muertos. Hágase la luz, digo, y toda la ciudad se ilumina. ¡Qué fácil es ser Dios!...
Ahora de Jaime Torres Bodet
Ahora que las últimas cohortes incendiaron las últimas praderas, en esta soledad de mármol roto, de lámparas extintas y de palabras yertas; sobre un polvo que fue tribuna o plinto, corona de palacio o tímpano de iglesia; mientras el odio se organiza para un asedio más, en la tormenta, ...
En la orilla del silencio de Alí Chumacero
Ahora que mis manos apenas logran palpar dúctilmente, como llegando al mar de lo ignorado, este suave misterio que me nace, túnica y aire, cálida agonía, en la arista más honda de la piel, junto a mí mismo, dentro, ahí donde no crece ni la noche, donde la voz no alcanza a pronunciar ...
Sólida roca de Tomás Segovia
Ahora sí que estoy solo al fin contigo Y sin ningún amor por ti Vieja memoria jubilada Solos en esta roca pacífica y difunta De donde todo parte siempre para siempre Roca sin desembarco Durable roca ciega a los destinos Roca tibia del no pertenecer A la distancia horriblemente vigilada ...
La palabra de Enriqueta Ochoa
Ahora, cuando se apaga el fuego que arrasó mis llanuras, con su gemido estéril, convalezco bajo un sol tibio con la fuerza enarcada. Sabiamente me alimenta la miel de una colmena inefable. Acaricio la exactitud de las celdillas e infatigable, se enardece mi espíritu, aletea, protege...
Ahora de Fabio Morábito
Ahora, después de casi veinte años lo voy sintiendo: como un músculo que se atrofia por falta de ejercicio o que ya tarda en responder, el italiano, en que nací, lloré, crecí dentro del mundo —pero en el que no he amado aún—, se evade de mis manos, ya no se adhiere a las paredes como...
Al alba busca su nombre… de Octavio Paz
Al alba busca su nombre lo naciente Sobre los troncos soñolientos centellea la luz Galopan las montañas a la orilla del mar El sol entra en las aguas con espuelas La piedra embiste y rompe claridades El mar se obstina y crece al pie del horizonte Tierra confusa inminencia...