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listado de poemas en audio por título letra t

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200 poemas con la letra "t"

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Alondras que mueren deslumbradas (I) Tu breve chispa... de Jorge Fernández Granados
Tu breve chispa de eternidad tiene apetito de sombras. Escala la fuerza un torbellino entre cálidas cinturas. Acorta el encuentro de epitafios insensatos. Remoja el jade limpio de tus ojos. Anochece las hechuras que el fuego labró en los decisivos escombros de tu boca. ...
Tu carne olía ricamente a otoño de Tomás Segovia
Tu carne olía ricamente a otoño, a húmedas hojas muertas, a resinas, a cítricos aceites y a glisinas y a la etérea fragancia del madroño. Hábil como una boca era tu coño. Siempre había, después de tus felinas agonías de gozo, en las divinas frondas de tu deseo, otro retoño. ...
Tu cuerpo está a mi lado... de Jaime Sabines
Tu cuerpo está a mi lado fácil, dulce, callado. Tu cabeza en mi pecho se arrepiente con los ojos cerrados y yo te miro y fumo y acaricio tu pelo, enamorado. Esta mortal ternura con que callo te está abrazando a ti mientras yo tengo inmóviles mis brazos...
tú debes ser el hombre de Blanca Mateos
tú debes ser el hombre arrebatado a la noche por quien el fuego de la aurora se enciende en el crepúsculo tú debes ser el hombre encadenado al día por quién la sombra de los pasos matiza cada pasión tú debes ser el hombre que da nombre al destino por quien vuelve el día cubierto ...
Hojas secas de Antonio Plaza
Tú despertaste el alma descreída del pobre que tranquilo y sin ventura, en el Gólgota horrible de la vida agotaba su cáliz de amargura. Indiferente a mi fatal castigo me acercaba a la puerta de la parca más infeliz que el último mendigo, más orgulloso que el primer monarca. Pero te amé; ...
Tú eres más que mis ojos de Carlos Pellicer
Tú eres más mis ojos porque ves lo que en mis ojos llevo de tu vida. Y así camino ciego de mí mismo iluminado por mis ojos que arden con el fuego de ti. Tú eres más que mi oído porque escuchas lo que en mi oído llevo de tu voz. Y así camino sordo de mí mismo lleno de las ternuras de tu acento. ...
Tú eres mi marido de Jaime Sabines
Tú eres mi marido y yo soy tu mujer. Tú eres mi hermana y yo soy tu hermano. Tú eres mi madre y yo soy tu hijo. Los dos somos nada más uno. Tú te abres y yo te penetro. Tú eres María y yo soy José. Tú me abrazas y yo te envuelvo. Tú eres mi sangre y yo soy tu piel...
Tu grupa blanca y ciega se mueve... de Tomás Segovia
Tu grupa blanca y ciega se remueve Bajo la seriedad de las caricias Tu inquieta grupa zalamera Entrevero de fiebres y de fríos Tu grupa de molicie inaplacada Nudo vivaz y obtuso de tu cuerpo En el coloquio a oscuras de las pieles Le prestamos al mundo nuestra carne Para que inscriba ...
Tercer poema de ausencia de Homero Aridjis
Tú has escondido la luz en alguna parte y me niegas el retorno, sé que esta oscuridad no es cierta porque antes de mis manos volaban las luciérnagas, y yo te buscaba y tú eras tú y éramos unos ojos en un mismo lecho y nadie de nosotros pensaba en el eclipse, pero nos hicimos fríos ...
Nacimiento de Nadia Contreras
Tu hermano nació a primera hora Del día más amargo Tú lo veías ya desde la sombra Una fiesta era tu casa Tu madre el descuido mayor La leche invade la boca los pulmones Lloras Claudio Y nadie puede expiar la culpa Del libro inédito: Valle de espejos ...
La mujer de nieve de Salvador Díaz Mirón
Tu largo ventisquero forma y trasunta blanca mujer tendida, como difunta, y muestra en vivas manchas crudo arrebol. ¡Y el cadáver ficticio me desconcierta porque se me figura la Patria muerta, que con pintas de sangre se pudre al sol! ¡Oh signo de los tiempos graves y espurios! ...
Arte mayor (III) de Patricia Medina
Tu lengua llega a casa los manzanos despiertan. Despacio te deslizas por hondos laberintos. Con el filo del ojo me partes en un parto de remolino y savia. Lechada está la ropa que le hurtamos al cuerpo. Sobre tus piernas duermeespiga triste el único testigo. ...
Otra vez, al lector de Juan Domingo Argüelles
Tú me pedías poesía como quien frutos desespera del olmo viejo del camino. Cada mañana amanecía y el árbol peras no arrojaba. Cuando vivir no es necesario escribe el cerdo, lee el puerco y se emocionan los marranos. Escucha bien: no hay moraleja: es otra voz la poesía.
Tú no querías venir... de Patricia Medina
Tú no querías venir rara especie de humano con divino porque sabías tus brazos indefensos tus pies atropellados de cautela tus muchas muchas vueltas zumbando entre las zarzas con un miedo de lobo. ¿Cuál bandera es tu luz? ¿cuál pedazo de arcilla deshaces con los dedos? ...
La paloma y el sueño de Efraín Huerta
Tú no veías el árbol, ni la nube ni el aire Ya tus ojos la tierra se los había bebido y en tu boca de seda sólo un poco de gracia fugitiva de rosas, y un lejano suspiro. No veías ni mi boca que se moría de pena ni tocabas mis manos huecas, deshabitadas. Espeso polvo en torno daba ...
Y tu amor se denuncia por el canto de un pájaro de Homero Aridjis
Tu nombre repetido por las calles Tu boca Tu paso que no es nocturno ni de aurora Tu voz Sólo tu ser creciendo en las esquinas Tu tiempo... tus alianzas Ahora sentada en espiral Después el humo. Selección: Guido Ferrer
Otra vez España de Thelma Nava
Tu nombre suena en mis oídos extraño y cercano como el murmullo del mar, ebrio de vida. ¿Cuál es la canción que todos cantan, cuál es la verdadera, la que viene de las minas y es tan grata a nuestro corazón como la tierra fértil, como los viejos libros de caballería...
Cómo será el mar de Guillermo Prieto
Tu nombre ¡o mar! en mi interior resuena; despierta mi cansada fantasía: conmueve, engrandece al alma mía, de entusiasmo férvido la llena. Nada de limitado me comprime, cuando imagino contemplar tu seno; aludo, melancólico y sereno, o frente augusta; tu mugir sublime. Serás ¡oh mar! ...
Ayer y hoy de Homero Aridjis
Tu paso, como una sombra, era difícil de seguir, y al perderte en una esquina sólo quedaba en mí, como en la calle, un vago sentimiento de vacío. Tu cimbreo, tu cintura me estremecían y el jardín parecía tener más rosas y el verano calor, pues en mis labios de niño aún no había la palabra ...
Piel de Griselda Álvarez Ponce de León
Tu piel madura, festival al tacto, como llovida en plenitud te envuelve, si a veces en follaje se resuelve, con la aridez en otras hace pacto. Camino de la seda tu contacto en bengalas de sol se desenvuelve porque magnética, termal, devuelve las corrientes oscuras de lo abstracto. ...
Venus suspensa de Rafael López
Tu presencia en mi sombra se divulga como el vuelo de un pájaro escarlata con el que un pardo atardecer comulga. Y tu alegría matinal desata un sonoro esplendor sobre mi vida; es una esquila de cristal y plata que, en silencio de muerte sacudida, me lleva del pavor del Viernes Santo ...
Trapecio de Carmen Alardín
Tú que estabas, estás y vas conmigo por la vuelta inconclusa de las horas cuéntame qué tan hondo vacío el de la cuerda ¡y en la red protectora qué silencio! Que silenciosa urdimbre de arañas cuidadosas que tejen con recuerdos de dolor, salvación. Y qué débil el hilo ...
No oyes ladrar a los perros de Juan Rulfo
Tú que vas allá arriba, Ignacio, dime si no oyes alguna señal de algo o si ves alguna luz en alguna parte. —No se ve nada. —Ya debemos estar cerca. —Sí, pero no se oye nada. —Mira bien. —No se ve nada. —Pobre de ti, Ignacio. La sombra...
Tú traes tu memoria... de Eduardo Langagne
Tú traes tu memoria, muchacha, tu historia; yo traigo la mía. Están en la almohada sin nada...
Consonancias de Salvador Díaz Mirón
Tu traición justifica mi falsía aunque lo niegues con tu voz de arrullo; mi amor era muy grande, pero había algo más grande que mi amor, mi orgullo. Calla, pues. Ocultemos nuestro duelo, la queja es infecunda y nada alcanza; agonicemos contemplando el cielo ya que el cielo es nuestra ...
Voz de Elsa Cross
Tu voz contra el atardecer. El viento empuja sobre el cristal las ramas de los altos encinos. Tu voz llena el espacio. Y no hay instrumentos para tu canto. Tu voz dibuja signos en el viento La noche va bordeando en silencio ese núcleo donde la luz se detiene todavía mientras tu voz, ...
Tu voz... de Mariana Bernárdez
Tu voz Vibración de espacio sellado no me ata a la luz de la noche Nada dice del viajepor los siete cielos ni sobre los círculos del mar Distante como erupción de diáspora batalla para unir las puntas de la hora Los pies no se han desprendido pero los ojos hace mucho pisaronlas arenas de Odiseo ...
Tú, yo mismo de Salvador Novo
Tú, yo mismo, seco como un viento derrotado que no pudo sino muy brevemente sostener en sus brazos una hoja que arrancó de los árboles ¿cómo será posible que nada te conmueva que no haya lluvia que te estruje ni sol que rinda tu fatiga? Ser una transparencia sin objeto ...
Tuércele el cuello al cisne. . . de Enrique González Martínez
Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje que da su nota blanca al azul de la fuente; él pasea su gracia no más, pero no siente el alma de las cosas ni la voz del paisaje. Huye de toda forma y de todo lenguaje que no vayan acordes con el ritmo latente de la vida profunda. . .y adora ...
Tus ojos serán de pronto los ojos del dios mismo... de Tomás Segovia
Tus ojos serán de pronto los ojos del dios mismo, inmensos, abiertos en plena llamarada, inapelables. Detrás de tu ternura tan contigua veré asomar su divino despotismo, tú estarás escuchándome en el tiempo pero él en tu otra orilla hará a un lado con airosa...
Tus ojos son azules como el cielo... de Fernando del Paso
Tus ojos son azules como el cielo, el cielo es una diáfana mentira, la mentira, una garza que suspira por besar a una estrella a medio vuelo. La estrella es un secreto de tu pelo, tu pelo es una llama que delira, y la llama un espejo en que se mira con la lengua de fuera, un toro en celo. El toro, ...
Tus ojos de Octavio Paz
Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima, silencio que habla, tempestades sin viento, mar sin olas, pájaros presos, doradas fieras adormecidas, topacios impíos como la verdad, otoño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son pájaros ...