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Nacimiento último

Para final esta actitud alerta.
Alerta, alerta, alerta.
Estoy despierto o hermoso. Soy el sol o la respuesta.
Soy esa tierra alegre que no regatea su reflejo.
Cuando nace el día se oyen pregones o júbilos.
Insensato el abismo ha insistido toda la noche.
Pero esta alegre compañía del aire,
esta iluminación de recuerdos que se ha iluminado como
    una atmósfera,
ha permitido respirar a los bichitos más miserables,
a las mismas moléculas convertidas en luz o en huellas de
    las pisadas.
A mi paso he cantado porque he dominado el horizonte;
porque por encima de él –más lejos, más, porque yo soy
    altísimo-
he visto el mar, la mar, los mares, los no-límites.
Soy alto como una juventud que no cesa.
¿Adónde va a llegar esa cabeza que ha roto ya tres mil
    vidrios,
esos techos innúmeros que olvidan que fueron carne para
    convertirse en sordera?
¿Hacia qué cielos o qué suelos van esos ojos no pisados
que tienen como yemas una fecundidad invisible?
¿Hacia qué lutos o desórdenes se hunden ciegas abajo
    esas manos abandonadas?
¿Qué nubes o qué palmas, qué besos o siemprevivas
buscan esa frente, esos ojos, ese sueño,
ese crecimiento que acabará como una muerte reciennacida?






De Espadas como labios
Biblioteca de Premios Nobel
Antología Poética
Alianza Editorial, S. A. Madrid 1977


VICENTE ALEIXANDRE




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