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Inger pisando el pan

Pan marcado para la duración, lo partimos
cada día al celebrar el reino de la tierra,
nuestra estancia entre los vivos
se hace íntima al inclinarnos ante su corteza,
un fuerte abrazo supremo, el fuego que lo dora
es su conversación en vida pridigiosa.
Si lo desprecias la elocuencia te abandona
siguiendo su destino hacia el exilio,
pues su consistencia carnosa es moldeable,
capaz de ocultar el espíritu.
Si lo niegas, tratando de alejar el estigma del fango,
las salpicaduras del limo se adelantan a la muerte
hasta ennegrecer el horizonte que salta tu mirada,
un itinerario que intuyes con final incierto.
La necesidad de deglutir el pan
es un camino que desemboca en nada,
sólo perdura la ceniza de la combustión,
laberinto del miedo tentando el conocimiento.





De: Cabeza de ébano


RODOLFO HÄSLER




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